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Bestia de Vórtice Mutalith Caos 8ª Edición ilustración

Bestia de Vórtice Mutalith.

La Bestia de Vórtice Mutalith (Mutalith Vortex Beast en inglés) es una monstruosidad del Caos que la Legión Traidora de los Mil Hijos emplea para proyectar la energía mutante de la Disformidad en el campo de batalla.

Descripción[]

Ninguna criatura encarna mejor la retorcida voluntad de Tzeentch que la Bestia de Vórtice Mutalith. Estas monstruosidades de pesadilla son tan grandes como deformes, elevándose por encima de la infantería e incluso de los tanques cuando cruzan a saltos el campo de batalla. Su estruendoso rugido reverbera en millas a la redonda, perforando la psique de todos los que pueden oírlo y llenando los ojos de sus mentes con visiones de paradójico horror. Sin embargo, este proyectado terror es superado por la realidad del choque de una Bestia de Vórtice Mutalith contra el ejército enemigo. Su ondulante musculatura crece, se divide y se regenera al mismo tiempo que la criatura se agita violentamente. Enormes garras afiladas como navajas destrozan el blindaje de los tanques, exponiendo a los que están dentro al aura de flujo devastador que rodea a la Bestia de Vórtice Mutalith. De sus fauces rodeadas de tentáculos salen zarcillos formados a partir de sus órganos internos podridos por la Disformidad para azotar vorazmente y despedazar a la infantería miembro a miembro, o estrangular a sus desventuradas víctimas antes de arrastrar sus cuerpos aplastados a las profundidades de su aplastante esófago.

De sus fauces salen zarcillos, formados por sus putrefactos órganos internos, violentamente hacia el exterior, desgarrando las extremidades de la infantería enemiga o constriñendo a las desafortunadas víctimas antes de arrastrar sus aplastados cuerpos dentro de la garganta del monstruo.

La formación de una Bestia de Vórtice Mutalith es un proceso totalmente antinatural, pero puede crearse una con las corrientes de energía disforme que fluyen sobre la superficie del Planeta de los Hechiceros. A menudo, esto ocurre cuando docenas de Engendros del Caos quedan atrapados en un remolino de poder empírico y se fusionan por el torbellino de magia en estado puro. Estas abominables conglomeraciones suelen perecer rápidamente, colapsándose bajo el peso de su propia forma incongruente en un tembloroso montículo de cieno empapado de Disformidad. Sin embargo, en ocasiones la voluntad de Tzeentch une la carne y el hueso hipermutados en un monstruoso compuesto mucho más mortífero que la suma de sus repugnantes partes.

A lo largo de los milenios, muchos Hechiceros han intentado crear su propia Bestia de Vórtice Mutalith con oscuros hechizos para provocar tan repugnante transformación. Incluso cuando esta invocación tiene éxito, la mayoría de las veces el Hechicero es consumido por su propia magia, y su carne es agregada a la retorcida materia de su creación. Otras están formadas por Hechiceros de tremendo poder que, en el momento en que creían que habían alcanzado la daemoncidad, fueron víctimas de los crueles caprichos de su veleidoso patrón.

El inmenso cuerpo de una Bestia de Vórtice Mutalith actúa como un depósito empírico, atrayendo y absorbiendo la energía del Caos. Esta energía satura la carne de la criatura, y desgarra y mantiene su imposible anatomía unida a la vez. La lucha constante entre la entropía y la coalescencia crea una arremolinada tempestad psíquica alrededor de la Bestia de Vórtice Mutalith, una tormenta de poder fluido que envuelve a todos los que se acercan, deformando constantemente su existencia. Los Hechiceros de los Mil Hijos se deleitan en este campo de cambio, observando con gran placer cómo el espacio real es atormentado por extrañas mutaciones. A medida que la carne de la Bestia de Vórtice es hecha pedazos por disparos de cañón o golpes de espada, torrentes de poder desatado se derraman por el campo de batalla, causando cada vez más fluctuaciones anárquicas en la realidad.

Antes de empujar a una Bestia de Vórtice Mutalith a la batalla, los Mil Hijos encadenan a la criatura con una gigantesca estrella puntiaguda hecha de fuego tomado de lo alto de la Torre del Cíclope. Encadenado dentro de este ardiente icono del Caos se encuentra un orbe, una pieza rota del gran ojo que corona la torre de Magnus, y a través de este ardiente portal se canalizan los furiosos vientos del Caos del Planeta de los Hechiceros, permitiendo que el poder en estado puro del mundo de los Mil Hijos pueda filtrarse libremente por el campo de batalla.

Miniatura[]

Fuentes[]

  • Codex: Mil Hijos (8ª Edición).