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Russ Lobos Prospero

El Primarca Leman Russ dirige a sus Lobos Espaciales contra sus enemigos, los Mil Hijos durante la Batalla de Prospero

La Batalla de Prospero, también conocida por los nombres de la Caída de Prospero, la Desolación de Prospero, la Purificación de Prospero o la Quema de Prospero (el nombre más común por el que suele conocerse) fue el nombre, otorgado por los estudiosos imperiales de épocas posteriores al acontecimiento, de la represalia imperial armada, invasión a gran escala y devastación planetaria sufrida por el mundo de Prospero, hogar de la Legión de Marines Espaciales de los Mil Hijos, al inicio de la Herejía de Horus, a principios del 31º Milenio.

Dicha acción fue llevada a cabo, con permiso y orden del mismo Emperador, por parte de la Legión de los Lobos Espaciales, junto con elementos del Adeptus Custodes y las Hermanas del Silencio, como castigo por la flagrante violación, por parte de los Mil Hijos, de los edictos del Emperador de la Humanidad en contra del uso de la hechicería, promulgados en el Concilio de Nikaea.

Antecedentes[]

Los Hechiceros de Prospero[]

Magnus el Rojo

Magnus el Rojo

Magnus el Rojo, el Rey Carmesí, Primarca de la Legión de los Mil Hijos, era el psíquico más poderoso de entre los Primarcas, los hijos sobrehumanos del Emperador de la Humanidad, que habían sido creados mediante ingeniería genética para dirigir las Legiones de los Marines Espaciales. Tras ser secuestrados de los laboratorios genéticos del Emperador situados bajo la codillera del Himalaya, en Terra, y dispersados a través de la Disformidad por los Poderes Ruinosos, la cápsula de gestación de Magnus acabó atravesando la Galaxia hasta llegar al Mundo Civilizado de Prospero. Este inusual mundo humano aceptaba las mutaciones psíquicas que surgían en su población, en lugar de considerar a los psíquicos como peligrosos brujos y Renegados a los que había que exiliar o eliminar, práctica inculcada en la mayoría de los mundos humanos antes de que el Imperio los anexionara durante la Gran Cruzada. Los psíquicos nacidos en Prospero no eran considerados como parias por sus pares prosperinos, sino que se les consideraba y admitía como los líderes naturales del planeta debido precisamente a dichas habilidades. Cuando el Primarca recién nacido fue encontrado en su cápsula de gestación caída de los cielos se convirtió en el pupilo de los sabios y líderes psíquicos de Prospero, y pronto comenzó a mostrar los mismos poderes, aunque su potencial psíquico estaba fuera de toda escala que hubieran establecido los Hechiceros de Prospero. Pronto, las habilidades de Magnus sobrepasaron a las que tenía su tutor principal sobre las artes místicas y psíquicas, por lo que se le reconoció como el hechicero más importante del planeta y como el líder de la Comuna de Prospero en el poder. Convertido en el verdadero líder de Prospero, unificó a los Cultos de Hechiceros, que de vez en cuando aún se enfrentaban unos con otros, y convirtió Prospero en un centro del saber y las artes hechiceras conocido en toda la Galaxia.

Cuando el Emperador de la Humanidad se reunió finalmente con su hijo perdido, al alcanzar la Gran Cruzada Prospero e incorporarse al planeta y a sus habitantes al Imperio, advirtió a Magnus de los peligros inherentes a la práctica de la hechicería psíquica y de la naturaleza de la Disformidad. El Emperador sabía que Magnus era un psíquico de increíble poder y que tenía una insaciable sed de conocimientos. Creía que sería peligroso para su hijo permanecer ignorante de los secretos del Inmaterium y de las antiguas y oscuras inteligencias que allí habitaban, por lo que el Emperador mostró a Magnus las verdades de la Disformidad. Mostrando una falsa impresión de horror y shock por las revelaciones del Emperador, Magnus aceptó renunciar al estudio de la hechicería y apartar a su pueblo del estudio de lo oculto, pero en secreto hizo caso omiso a las advertencias de su padre, ya que Magnus había podido ver en todo su esplendor la Disformidad y se había obsesionado con sus potenciales promesas de poder psíquico.

La Hechicería de los Mil Hijos[]

Bibliotecario Uthizaar

Bibliotecario Hechicero Baleq Uthizaar, del Culto Athanaean

Tras la llegada del Emperador a Prospero, Magnus se reunió con su progenie genética entre los miembros de la XV Legión de Marines Espaciales, que había sido bautizada por el Emperador como los Mil Hijos. A esta Legión se le asignó su propia Flota Expedicionaria con la que colaborar en los esfuerzos de la Gran Cruzada desencadenada por el Emperador para reunificar a toda la Humanidad bajo la égida del Imperio de la Humanidad. Al igual que en el caso de su patriarca genético, los Mil Hijos habían heredado excepcionales talentos psíquicos, ya que los órganos componentes de su semilla genética incluían los poderosos genes de naturaleza psíquica de su Primarca. Sin embargo, la semilla genética de los Mil Hijos también era enormemente inestable, produciéndose en muchas ocasiones mutaciones no esperadas ni deseadas que recibieron el nombre de "Cambio de Carne" por los Legionarios. El Cambio era mucho más temido en las filas de los Mil Hijos, ya que la espiral de mutaciones degenerativas podía reducir a un antaño orgulloso Astartes de los Mil Hijos a poco más que una descerebrada y necia abominación mutante no muy diferente a un Engendro del Caos. La mayoría de los afectados por el Cambio dentro de los Mil Hijos fueron puestos en estasis con la esperanza de hallar en un futuro una cura para revertir los cambios provocados por las catastróficas mutaciones. El número de Astartes en activo dentro de la XV Legión comenzó a acercarse poco a poco de forma peligrosa, debido a las bajas provocadas por las constantes mutaciones, a un nivel tan bajo que amenazaba con extinguir al cuerpo de Astartes. Algunas voces dentro del Imperio abogaron al Emperador para que este declarara a la Legión como corrupta sin remisión, retirándola del orden activo de operaciones de la Gran Cruzada.

Para cuando los Mil Hijos se reunieron con su Primarca Magnus, quedaban apenas mil Astartes en activo - eran, literalmente, los "mil hijos" de Magnus. Empleando métodos desconocidos hasta el momento en el que se reunió con sus Astartes, Magnus consiguió descubrir la manera de curar la tendencia de su Legión hacia la mutación descontrolada, llegando incluso a restaurar a aquellos de sus hijos, en estasis y ya afectados por el Cambio, consiguiendo con ello que la XV Legión reuniera de nuevo sus filas y volviera a estar completa. La Legión adoptó rápidamente Prospero como su nuevo mundo madre, y muchos de los seguidores de Magnus pertenecientes a los Cultos Hechiceros del planeta fueron reclutados en las filas de los Mil Hijos. A pesar de las tempranas advertencias del Emperador, el Primarca continuó obsesionado con obtener conocimientos y saber prohibidos de la Disformidad, y no abandonó la práctica de la hechicería. Magnus adiestró secretamente a los Mil Hijos en las prácticas de los Hechiceros de Prospero, y a apreciar y valorar sus talentos psíquicos como bendiciones en lugar de padecerlos como maldiciones. En poco tiempo los Mil Hijos se convirtieron en una enorme cábala secreta de poderosos hechiceros Disformes.

A lo largo de la Gran Cruzada, los talentos psíquicos de los Mil Hijos fueron de gran utilidad en innumerables ocasiones permitiendo que la XV Legión pudiera luchar con valentía en múltiples campañas, no dejando dudas acerca de sus logros. Sin embargo, había unos cuantos Primarcas, como Leman Russ de los Lobos Espaciales, Mortarion de la Guardia de la Muerte y Corax de la Guardia del Cuervo, que no llegaron jamás a confiar totalmente en Magnus y en sus Mil Hijos debido a sus propias e intensas opiniones acerca del uso de la hechicería y los psíquicos. Leman Russ, que era producto de la salvaje y bárbara civilización del Mundo Letal de Fenris, en donde todos los psíquicos eran temidos como brujos daemónicos, consideraba a los Mil Hijos como hechiceros que empleaban artes impías. Mortarion acusó abiertamente a Magnus de implicarse con sortilegios y hechicería, y Corax rechazo en dos ocasiones en desplegar a su Legión junto a la de los Mil Hijos.

Los Bibliotecarios de los Marines Espaciales[]

Phosis T'kar

Phosis T'Kar, Bibliotecario Hechicero de los Mil Hijos

Al contrario que sus hermanos Primarcas, Magnus el Rojo veía el potencial ofrecido por la explotación de los poderes de los Astartes dotados psíquicamente, y fue de una importancia capital para el desarrollo del cuerpo especial de Bibliotecarios de los Marines Espaciales. En algunas de las Legiones Astartes las mutaciones psíquicas eran relativamente comunes, y algunos de los Primarcas pensaban que podría dejar que dichos individuos con talento continuaran empleando sus innatas capacidades psíquicas en beneficio de su respectiva Legión. Ello permitiría a dichos Hermanos de Batalla el resultar útiles para su Legión sin representar ninguna clase de amenaza para sus compañeros, ó para los ciudadanos del Imperio. Por ello, Magnus y algunos otros Primarcas crearon un programa de entrenamiento y desarrollo de Astartes psíquicos que reforzaba y complementaba el proceso tradicional de creación de nuevos Marines Espaciales. Se requirió al Emperador que aprobara el reclutamiento de dichos psíquicos en las filas de las Legiones que quisieran emplearlos, a lo que respondió permitiendo una primera serie de experimentos con vistas a controlar los estallidos espontáneos de mutaciones psíquicas dentro de las filas de las Legiones. Los Bibliotecarios pronto demostraron ser guerreros leales y efectivos, por lo que pronto tanto el Emperador como los Primarcas aceptaron su presencia en el campo de batalla. Pronto, los Bibliotecarios se convirtieron en un poderoso añadido a las filas de las Legiones de Marines Espaciales.

Sin embargo, siguió habiendo Primarcas que discutieron la sabiduría de la decisión, discutiendo entre sí y con el Emperador acerca de que no debería permitirse la existencia de los Bibliotecarios entre las filas de los Astartes. Aunque algunos deseaban expandir los Librarius de sus Legiones y admitir a todavía más Bibliotecarios entre sus filas, otros Primarcas se opusieron vehementemente a la misma noción que representaban los Bibliotecarios, purgando las filas de sus legiones de su presencia. Algunos Primarcas, como Leman Russ, seguían pensando que los Bibliotecarios no eran mucho mejores que los brujos contra los que a veces debían combatir. Corax y Rogal Dorn llegaron a rechazar el entrar en batalla junto a Legiones que empelaran Bibliotecarios. Y Mortarion, en particular, siguió acusando a Magnus de emplear los prohibidos poderes de la hechicería.

Además de estar afligido por las acusaciones presentadas contra Magnus y por las fricciones que el asunto estaba provocando entre los Primarcas, el Emperador también estaba preocupado por la presencia de los Bibliotecarios y por los peligros que representaban para la Gran Cruzada al no estar luchando directamente junto a sus Legiones de Marines Espaciales. Antes de partir para Terra para comenzar su proyecto secreto de la Telaraña Imperial dentro del entorno protegido de las catacumbas del Palacio Imperial, convocó a los Primarcas y a todos los restantes líderes imperiales principales a un Concilio de Guerra que se llevaría a cabo en el planeta Nikaea para tratar la crisis de los Bibliotecarios.

El Concilio de Nikaea[]

Para resolver el creciente conflicto acerca del uso de las habilidades psíquicas de una vez por todas, el Emperador convocó al Consejo de Guerra Imperial al recientemente terraformado Mundo Fronterizo de Nikaea para adoptar una decisión acerca del asunto del uso de los poderes psíquicos en el Imperio de la Humanidad, aparte de para que Magnus pudiera refutar ó rechazar los cargos de brujería que se le habían impuesto. Dicho gran cónclave, bautizado posteriormente por los eruditos imperiales como el Concilio de Nikaea, estuvo integrado por los Primarcas así como por oficiales imperiales procedentes de los diversos Adepta del Imperio. Desde el trono colocado en un alto pedestal, el Emperador presidió los procedimientos y deliberaciones tomadas en el antiguo anfiteatro de Nikaea, a medida que cada uno de los bandos e intereses implicados exponían sus alegatos. El Primarca Mortarion volvió a presentar sus acusaciones respecto al uso de la hechicería de Magnus, mientras que este defendía sus acciones recalcando las grandes hazañas llevadas a cabo por los Bibliotecarios y por los psíquicos de su propia Legión. También señaló, para dar peso a sus afirmaciones y fuerza a su causa, que el Imperio ya era totalmente dependiente del uso de psíquicos tanto para las comunicaciones y el transporte interestelar, como probaba el uso y presencia dentro del seno del Imperio de los Astrópatas y los Navegantes.

El Concilio de Nikaea también fue el juicio a Magnus el Rojo, quien tuvo que responder de las acusaciones, vertidas contra él, de hechicería y de haber fomentado la introducción de prácticas esotéricas en el seno de las Legiones de Marines Espaciales mediante la creación e institución del cuerpo de Bibliotecarios. Cuando salieron a la luz las pruebas que demostraban las prácticas esotéricas continuadas por Magnus, el Emperador apenas pudo contener su furia al dictar sentencia contra el Primarca de los Mil Hijos, ya que había confiado en que su hijo hubiera seguido su consejo y le hubiera obedecido en alejarse de dichas prácticas secretas debido a los peligros inherentes al cortejo con la Disformidad. Había mantenido ocultos los secretos más profundos de la Disformidad, habiéndoselos confiado tan solo a Magnus, pero ahora quedaba claro que su hijo había desobedecido sus órdenes y, como poco, había vuelto a sumergirse en el ocultismo y en las prohibidas artes negras de la hechicería psíquica.

La sentencia que el Emperador dictó personalmente en el Concilio de Nikaea resultó ser muy severa. A excepción de los Astrópatas y los Navegantes, quienes ya eran escogidos, entrenados y controlados en profundidad por el Imperio, y eran de una importancia vital para la existencia de éste, las Legiones de Marines Espaciales no volverían a tener psíquicos dentro de sus filas. El Emperador ordenó que los Primarcas clausuraran sus departamentos de Librarius para siempre, y que no volvieran a emplearse los indudables talentos psíquicos de aquellos Astartes que tuvieran dicho don. Se prohibió asimismo de forma tajante a todos los Bibliotecarios de los Marines Espaciales el uso de cualquiera de sus habilidades. Recalcó de forma especialmente amenazadora que cualquier signo de desobediencia haría que el responsable fuera considerado como un enemigo personal del Imperio y que fuera castigado de la forma más severa posible. Las órdenes del Consejo también dieron origen a un nuevo puesto dentro de las filas de las Legiones de los Marines Espaciales, la del Capellán Marine Espacial, que debería defender y aplicar la Verdad Imperial velando a la vez por la pureza de la dedicación de las Legiones de Marines Espaciales y su lealtad, fidelidad y obediencia a las órdenes del Emperador.

Aún más, se ordenó a Magnus, quien no solo poseía y abogaba por el uso de los poderes psíquicos, sino que además se sentía engañado y ultrajado por la forma en que el Emperador le había juzgado injustamente durante el Concilio, que regresara a Prospero para reorganizar su Legión, desmantelar por completo sus Librarius, y redistribuir el enorme número de integrantes del cuerpo de Bibliotecarios entre las Compañías de Batalla de la Legión. El Emperador vetó de forma definitiva su uso de psíquicos, e hizo que Magnus se retirara no sin antes pronunciar una última amenaza, el mismo destino que había recaído sobre los Primarcas Perdidos de las Legiones II y XI: "Si sigues implicándote con la Disformidad, Magnus, haré caer la destrucción sobre ti. Y el nombre de tu Legión será borrado para siempre de todos los registros del Imperio."

El Regreso a Prospero[]

Amargamente decepcionado por el resultado del Concilio de Nikaea, Magnus atizó en secreto su furia contra el Emperador y contra lo que consideraba unas órdenes injustas de su padre. El Emperador había dejado perfectamente claro a Magnus que cejara en su empeño de perseguir y utilizar toda clase de hechicería ó poderes psíquicos bajo pena de muerte. El Emperador había censurado en público a Magnus por dicha razón y le había advertido en términos más que claros que sería destruido si desobedecía los Edictos de Nikaea. Aún así, Magnus no tenía intención de abandonar el poder y el conocimiento de la Disformidad que ansiaba, por lo que continuó estudiando el Inmaterium y sus secretos. Se reunió con sus Bibliotecarios más veteranos y les persuadió para continuar en secreto junto a él los estudios de lo oculto y la hechicería.

Tras el Concilio de Nikaea se transmitió astropáticamente a las profundidades del espacio una orden de llamada a todas las Flotas Expedicionarias de la Legión, haciendo que, en obediencia de los Edictos de Nikaea, la mayoría de los Mil Hijos abandonara de forma efectiva la Gran Cruzada y se reuniera en su mundo natal de Prospero, con lo que el grueso de la Legión se encontraba en el planeta ó cerca de él justo antes de la Caída de Prospero. Sin embargo, algunos de los Astartes de los Mil Hijos no habían llegado aún al planeta cuando este resultó atacado. Entre las fuerzas ausentes de los Mil Hijos se encontraban el Capitán Menes Kalliston y su 4ª Compañía. El destino de dichos Astartes de los Mil Hijos no mancillados por la caída de la Legión en el Caos no consta en ningún registro Imperial, aunque tampoco hay nada que asegure que dichos registros no fueran borrados.

Una Visión de Traición[]

Palacio Imperial Wikihammer

El Palacio Imperial, en Terra

Durante el Concilio de Nikaea, y mientras se encontraba meditando, Magnus recibió una visión profética referente a que su hermano, el Señor de la Guerra Horus, el hijo favorito del Emperador, se rebelaría contra las órdenes de su padre y que haría arder el Imperio en una guerra civil galáctica. Magnus, seguro de su propio poder psíquico, creyó que podría evitar que se produjera tal acontecimiento mediante su conocimiento y su poder, y poco después de regresar a Prospero se preparó para ello, permaneciendo vigilante.

Por aquel entonces, el Señor de la Guerra Horus estaba siendo tratado de las heridas mortales recibidas durante la lucha llevada a cabo, junto con su Legión de los Lobos Lunares, contra el Gobernador Planetario renegado Eugen Temba en el Mundo Salvaje de Davin, dentro del Templo de la Logia de la Serpiente. Sin que nadie de su Legión lo supiera, la curación del Señor de la Guerra había sido planeada de antemano por el Primer Capellán Erebus de los Portadores de la Palabra, de forma que los Cultistas del Caos de la Logia de la Serpiente pudieran transportar el alma de Horus a la Disformidad, en donde sería tentado por los Poderes Ruinosos.

Magnus, que se encontraba meditando en Prospero, observó dentro de la Disformidad con su ojo sano y, a pesar de que intentó escudar psíquicamente a su hermano contra las malignas influencias, presenció el pacto con el Caos que el Señor de la Guerra había hecho para salvar su vida. También consiguió atisbar los épicos eventos que se desencadenarían en la Galaxia y que podrían a prueba de forma severa la supervivencia del mismo Imperio—la traición de Horus, la muerte de algunos de sus hermanos Primarcas y las acciones de aquellos que traicionarían sus juramentos hacia el Emperador. El único destino que la visión no le reveló fue el del propio Magnus.

Cargado con el terrible conocimiento proporcionado por la visión presciente y con el conocimiento de su fracaso en proteger a su hermano Primarca, Magnus reunió a su alrededor a la cábala secreta de Hechiceros Bibliotecarios de su Legión para discutir e interpretar el significado e implicaciones de dichos terribles presagios. Tras muchas deliberaciones decidieron violar los preceptos de los Edictos de Nikaea. Para ello, Magnus, en lugar de emplear los poco fiables aunque legales medios de la astrotelepatía, usó el poder de los más poderosos hechiceros de su Legión para contactar psíquicamente mediante un conjuro con el Emperador, en Terra, con la idea de prevenirle de la inminente traición de Horus y de de la inminente guerra civil galáctica.

La Advertencia de Magnus[]

Magnus Trono Dorado Terra Herejía

la proyección psíquica de Magnus irrumpe en el Palacio Imperial para dar aviso de la traición de Horus

Preocupado por las revelaciones acerca de la traición de Horus y la inminente guerra galáctica, Magnus se arriesgó a enfurecer aún más a su padre empleando un hechizo daemónico para advertir al Emperador. El por qué Magnus escogió advertir a su padre empleando dicho método no está claro, ya que era casi seguro que el Emperador reconocería la marca del Caos en dicho hechizo prohibido. Una teoría sostiene que para un coloso de poder psíquico y de vanidad personal de la talla de Magnus, el emplear una serie de intermediarios como mensajeros (el método habitual de comunicación intergaláctica vía astrotelepatía) era un método demasiado lento y poco convincente de la importancia del mensaje; Magnus debía contarle al Emperador, después de todo, que su hijo predilecto y guerrero de confianza se estaba preparando para deponerle. Por ello, para Magnus, la acción más obvia en dicha situación fue el emplear sus habilidades para aparecer directamente ante el Emperador, no solo para que la verdad esencial de su advertencia fuera oída, sino también para mostrarle a su padre lo versado que estaba en las artes psíquicas y lo adecuado que era el uso de las complejas técnicas psíquicas que, en opinión de Magnus, las mentes poco preparadas englobaban dentro del horrible nombre de hechicería.

Sin importar el por qué, la cábala de Hechiceros de los Mil Hijos se unió a su Primarca para colaborar en el peligroso ritual, que proyectó al poderoso hechizo a través del tiempo y el espacio hasta llegar a Terra, transportando a Magnus en un gran viaje psíquico que llevó su esencia astral a través de la Disformidad, penetrando a través de un conducto de la Telaraña Eldar (arrastrando involuntariamente a varios daemons en su estela). El conjuro de Magnus rasgó las protecciones místicas y los escudos que rodeaban el Palacio Imperial, penetrando hasta los niveles subterráneos de las catacumbas bajo el Palacio, en las entrañas del planeta, en donde forzó su entrada a través del portal de la recién creada Telaraña Imperial, tras lo que apareció en forma astral ante su padre. El hechizo atravesó directamente el cerebro del Emperador, llenando su mente de forma instantánea con las oscuras visiones precognitivas de Magnus y con los detalles de la corrupción de Horus por parte de los Dioses Oscuros.

Dicha acción, que Magnus creía que le redimiría ante los ojos del Emperador, de hecho le condenó, ya que, al emplear las técnicas psíquicas necesarias para transmitir su advertencia, Magnus había traicionado los deseos del Emperador, y por sus mismas acciones había destrozado los planes del Emperador. Aún peor, el hechizo también había alterado las protecciones que rodeaban el proyecto secreto del Emperador, la construcción de una nueva prolongación de la Telaraña desde Terra, lo que provocó el daño más allá de toda reparación de las tecnologías de la Telaraña y la Puerta Imperial, así como la muerte en accidentes relacionados y estallidos psíquicos de cientos de Tecnosacerdotes y Servidores del Adeptus Mechanicus, que quedaron expuestos de forma repentina a los peligros de la Disformidad. Y para complicar más las cosas, el propio Palacio Imperial quedó expuesto a la intrusión Disforme. Con todo ello, Magnus había dado por tierra con los planes del Emperador de entronizar al Primarca en el Trono Dorado, desde donde actuaría como guardián y guía de la Humanidad una vez la Telaraña estuviera completa y el Imperio comenzara a usarla. Cuando el Emperador devolvió una triste mirada a Magnus, el Primarca de los Mil Hijos comprendió horrorizado que había hecho caer sobre sí mismo y sobre los suyos la Maldición, y se retiró con rapidez.

Consecuencias Inesperadas[]

La hecatombe provocada por la llegada del Rey Carmesí y la rotura de los poderososo sellos que rodeaban el portal dorado situado en las profundidades del palacio se extendió por todas las montañas como la onda expansiva de una explosión termonuclear. Una imparable avalancha de energía psíquica surgió rugiente de las entrañas del palacio, convertida en un torrente iracundo que llegó a tocar todas y cada una de las mentes de la superficie del planeta.

Las torres doradas del palacio se estremecieron bajo aquella fuerza, y multitud de estatuas milenarias, irreemplazables y de valor incalculable se desplomaron desde sus pedestales cuando la onda de choque sacudió incluso las bases rocosas de las montañas. La locura, el miedo y el pánico que flotaban sobre el palacio resurgieron rugientes como la oleada de una plaga oculta hasta ese momento.

Hordas de lunáticos armados con garrotes y trozos de ladrillo asediaron los palacios de grandes columnas o se enfrentaron a otras turbas sin ninguna razón, y sin que nadie pudiera dar una explicación lógica a todo aquel caos. La sangre fluyó a raudales por el mármol que pavimentaba las avenidas y paseos dorados. La locura recorrió, acechante, las galerías iluminadas y la demencia reinó a lo largo y ancho del techo del mundo.

Sin embargo, con la misma rapidez con que que comenzó, la locura de sus actos resultó evidente a los miembros de las turbas, quienes se apresuraron a retirarse y desaparecer con expresión culpable, bien para curarse las heridas, bien para aislarse frente a posibles represalias. Poco después de producirse el inicio de la hecatombe psíquica, ésta ya había pasado por encima de las cimas del palacio para extenderse por toda Terra, igual que el avance imparable de una peste.

Los que se encontraban en el lado nocturno del planeta sufrieron pesadillas como no se habían tenido desde los peores tiempos de la Vieja Noche. Las memorias genéticas de aquellos horripilantes tiempos de locura resurgieron en la mente de todos aquellos que estaban durmiendo a lo largo y ancho del planeta, provocando sueños en los que aparecían ciudades encharcadas de sangre, exterminios a escala planetaria y la esclavitud de la propia especie humana.

Hubo ciudades de Terra que se despertaron al unísono chillando, y millones de personas se quitaron la vida con sus propias manos cuando sus mentes saltaron en pedazos por la fuerza de aquel ataque psíquico. Algunos se despertaron con alteraciones mentales tan profundas que, esencialmente, se habían convertido en personas totalmente nuevas. Padres, esposas e hijos se olvidaron de quienes eran los unos para los otros al borrarse las pautas neurológicas o reorientarse en formas que abocaron a familias enteras a la extinción instantánea.

Las manifestaciones físicas de esas pesadillas fluyeron en aquellos lugares en los que la barrera que separaba el plano material de la Disformidad era más tenue. Lobos de pelaje negro con luces ardientes en vez de ojos descendieron de las montañas para arrasar comunidades enteras, y no se encontró arma alguna que fuera capaz de matarlos. Absolutamente toda la población de algunas ciudades y pueblos desapareció por completo cuando los catastróficos derramamientos de energía disforme los envolvieron, no dejando a su paso nada más que un conjunto inquietante de edificios intactos, pero desprovistos de toda vida.

La población entera de Terra padeció debido al orgullo desmedido de Magnus, pero en ninguna parte se padeció más la onda de choque psíquica causada por su irrupción en el Palacio Imperial que en la Ciudad de la Visión. Los Astrópatas más poderosos se vieron forzados a cerrar sus mentes y alzar todas las defensas psíquicas que pudieron cuando una cantidad colosal de energía psíquica en bruto y sin control alguno inundó las estancias como ocurriría con un reactor de plasma próximo al momento de su sobrecarga. La oleada rugiente de poder psíquico saltó por encima de las montañas procedente del horrible e inmenso flujo de energía de la Disformidad surgida del corazón del palacio, y descargó en la Ciudad de la Visión como si de un pararrayos se tratara.

La descarga recorrió y abrasó sensitivos canales psíquicos, contenida hasta que encontró una forma de emerger de nuevo a través de las mentes de los Astrópatas del Coro Primus. Quinientos de ellos murieron de forma inmediata cuando sus cerebros quedaron carbonizados por la colosal ola de energía mental, y los demás chillaron al unísono cuando todos y cada uno de ellos sufrió la agonía de una muerte psíquica lenta y abrasadora, mientras sentían cómo sus cerebros ardían dentro de sus cráneos, y aullaron como animales heridos a medida que sus funciones mentales superiores quedaban abrasadas, hasta que sus funciones autónomas enloquecieron y les hicieron entrar en un paroxismo de ataques espasmódicos que rompieron sus piernas, partieron sus columnas vertebrales y les reventaron la cabeza. Hasta las defensas más poderosas resultaron inútiles para defenderse de aquel ataque de procedencia desconocida.

Los últimos supervivientes del coro chillaron cuando de sus cráneos surgieron erupciones de luz, de las que se materializaron unas monstruosas aberraciones aullantes de pesadilla que abrasaron el aire al abrirse paso hasta el universo material a través de dichos huéspedes. La mayoría de tales engendros informes se agostaron al aparecer en el hostil entorno del mundo material, pero otros devoraron los restos chisporroteantes de sus hermanos moribundos y ganaron poder y coherencia.

Las sirenas de alarma comenzaron a atronar por toda la Ciudad de la Visión, tras lo que comenzaron los disparos en las cercanías, ya que aquella sala no era el único lugar de la Torre de los Susurros en estar bajo ataque. La presencia de las criaturas de la Disformidad alertó a los Centinelas Negros que vigilaban la instalación. Para cuando lograron entrar en la sala del Coro Primus, los Astrópatas yacían rígidos en la postura en la que cada uno habia encontrado la muerte, con los ojos iluminados por un fuego sobrenatural que surgía de sus cuencas oculares vacías como un humo fosforescente. Tenían las bocas abiertas en sonrisas de calavera, y la misma luz mortecina ardía entre sus labios quemados, surgiendo de éstos en un aullido de luz.

De regreso en Prospero, Magnus se dio cuenta de lo fácil y completamente que había sido manipulado por uno de los grandes poderes de la Disformidad para poner en marcha los acontecimientos. Devastado por su estupidez y orgullo, y por la manera en que tanto él como su Legión habían sido utilizados y condenados, decidió que la única cosa que hacer, la única forma de poder conservar una mínima medida de honor y posiblemente de perdón, era esperar pasivamente el castigo enviado por su padre. Dicho castigo no tardó demasiado en llegar.

La Ira del Emperador[]

Retrato Emperador

El Emperador, furioso por la intrusión de Magnus el Rojo

"Están gravemente equivocados si piensan que la Disformidad tiene el poder de oponerse a mi Voluntad. Mi venganza les perseguirá hasta el fin de los tiempos y jamás conocerán la paz y el descanso. Han ganado para sí mismos solo la condenación eterna."

La Promesa del Emperador

La daemónica conjuración de Magnus, de incalculable poder, había fracturado las defensas psíquicas del Palacio Imperial de Terra. Magnus pensaba que aquel iba a ser su momento de triunfo y victoria, ya que solo a través de los poderes de la hechicería había podido ser revelada la traición de Horus. Creía que su padre, al fin, aceptaría y valoraría su uso de las mismas. Pero en lugar de perdón, lo único que Magnus recibió fue ira. El Emperador no estaba nada contento con las advertencias de su hijo ó con la destrucción de su valioso proyecto de la Telaraña Imperial, y se enfureció de forma terrible al presenciar como Magnus se atrevía a desobedecer de forma abierta y flagrante sus órdenes de renunciar a la hechicería y al uso de los poderes psíquicos. Se enfureció aún más al darse cuenta de que la supuesta intención de Magnus de abandonar el estudio y uso de los poderes psíquicos no había sido nada más que un engaño obvio, algo que para el Emperador era prueba clara de la ruptura más flagrante del más sagrado de sus juramentos. Ignorando completamente las serias advertencias de Magnus acerca de la rebelión de Horus, que consideró nada más que una invención de los Poderes Ruinosos, el Emperador mandó llamar al Primarca Leman Russ de la Legión de los Lobos Espaciales, y le ordenó que fuera al planeta Prospero y persiguiera y capturara al Primarca rebelde y a su Legión. Por colaborar con los poderes de la Disformidad en contradicción directa de los edictos imperiales, Magnus y los suyos no recibirían ninguna clase de piedad.

El Rey Lobo llevó a la Legión VI al completo para la misión de sanción a Prospero—una Legión Astartes completa para castigar a otra Legión completa. Los componentes de la flota se reunieron sobre el planeta Thardia, desde donde saltaron a través de la Disformidad a otros tres puntos de asamblea adicionales, reuniendo a sus fuerzas a medida que avanzaban. Junto a las fuerzas de los Lobos Espaciales viajaba un contingente de la Legio Custodes, cedida por el Emperador en persona como muestra de fuerza de la causa. Junto a Russ también había una flota de Naves Negras, con órdenes de trasladar hasta Terra a cualquier psíquico ó hechicero que quedara en el planeta tras haber acabado con los Mil Hijos.

Los Lobos Espaciales también recibieron la ayuda de la Hermandad Silenciosa, Intocables psíquicas inmunes a los poderes psíquicos, que llevaban dentro de sí el Gen Paria, y cuya sola presencia sería anatema para los Hechiceros de Prospero. Los Lobos Espaciales y los Custodios tenían la misión de derrotar a la Legión de Magnus en el campo de batalla, y de arrestar al Primarca en rebeldía. Las Hermanas del Silencio fueron enviadas para capturar y detener a todos y cada uno de los psíquicos supervivientes para su traslado, a bordo de las Naves Negras que acompañaban a la flota, hasta Terra, en donde serían juzgados y sentenciados.

La idea de obedecer el decreto del Emperador era difícil, ya que los Lobos Espaciales entendían que, incluso sin sus poderes de hechicería, los Mil Hijos seguían siendo Astartes. Este solo hecho los situaba en una categoría diferente a la de muchos otros oponentes. Aún más, Prospero era el mundo natal de dicha Legión, y como tal, sería el lugar en el que más fuerte serían, al estar allí su base de operaciones. Pero las órdenes eran las órdenes, y la sanción a los Mil Hijos debía ser ejecutada, a pesar del coste.

Antes de implicar a sus fuerzas en el combate, Leman Russ, comandante de la flota imperial invasora, intentó comunicarse con su hermano, Magnus. No queriendo emplear métodos tradicionales de comunicaciones, intentó sacar partido de la supuesta posición de Kasper Ansbach Hawser como uno de los Ocultos de los Mil Hijos para enviar de forma segura y secreta un mensaje a Magnus. Dicho mensaje incluía las razones para la llegada de la flota imperial, una petición para que los civiles fueran evacuados y la orden para que los Mil Hijos se reunieran para tratar los términos de rendición. Dado que Hawser no era de hecho uno de los Ocultos, sino que en realidad era un peón del Caos creado para parecer uno de ellos, el mensaje jamás fue recibido. Debido a ello, Leman Russ ordenó el ataque.

La Vergüenza de Magnus[]

Magnus había comprendido finalmente, tras su entrada psíquica forzada dentro del Salón del Trono Dorado y de su comunicación mental directa con el Emperador, que había sido manipulado por Tzeentch, con el cual había estado colaborando de forma aparentemente involuntaria desde el momento en el que estuvo buscando desesperadamente una forma de detener la aparición de las mutaciones genéticas que habían amenazado con destruir su Legión. Buscando que su Legión recibiera el castigo merecido por su transgresión sin que se viese tentada a contraatacar y arruinar con ello su última posibilidad de redención, Magnus se esforzó hasta el límite para evitar que adquirieran cualquier información ó pista que les diera seguridad de la existencia de un ataque imperial dirigido contra ellos, reduciendo las posibilidades de respuesta.

En un acto de arrepentimiento y sacrificio, y queriendo mostrar a su padre que tanto él como su Legión le eran leales hasta el fin, no advirtió a los defensores del planeta ó a su Legión del inminente ataque imperial. Al contrario, impuso un velo psíquico sobre todo el planeta, no solo bloqueando las comunicaciones astropáticas, sino también evitando que los precognitivos de la Corvidae pudieran preveer el futuro, impidiendo con ello que los Mil Hijos descubrieran a las fuerzas atacantes hasta que ya fue demasiado tarde como para reaccionar de forma eficaz. Asimismo, ordenó la dispersión de la flota de la Legión de los Mil Hijos, fragmentándola en cuatro grupos de batalla, y la alejó de Prospero enviándola a diversas partes remotas de la Galaxia, portando órdenes selladas. Sabía que Tzeentch deseaba que los Lobos Espaciales y los Mil Hijos se aniquilaran unos a otros, y se impuso la tarea de detener dichos planes, a pesar incluso de tener que sacrificar su mundo natal y a su Legión. Por tanto, el ataque de los Lobos Espaciales contra el mundo natal de los Mil Hijos, Prospero, cogería completamente por sorpresa tanto a sus habitantes como a la Legión de Astartes que les protegía.

Poco después de estas acciones, llegó la flota imperial, compuesta de cientos de naves grises, doradas y negras de los Lobos Espaciales, los Adeptus Custodes y las Hermanas del Silencio.

La Purificación de Prospero[]

El Trueno desde Fenris[]

Cuando la flota de castigo imperial emergió de la Disformidad y aceleró hacia Prospero se hizo evidente que el planeta, por algún motivo desconocido, no había activado sus defensas planetarias. Las redes defensivas de Prospero estaban desconectadas en todos sus distintos niveles, desde las plataformas de defensa de órbita lejana a los cañones de defensa planetaria de corto alcance de la superficie. Algunas ciudades aisladas todavía estaban protegidas por algunas medidas defensivas activas, pero dicha acción no era sino un procedimiento operacional estándar del Imperio, y no una respuesta a una amenaza en aproximación. También había señales que sugerían que un gran número de naves civiles estaban huyendo ó habían huido ya del planeta y del sistema estelar. La mayoría de dichas naves civiles en fuga fueron capturadas y abordadas por las naves de intercepción de la flota imperial, y sus tripulaciones y pasajeros fueron encerrados en los calabozos para ser interrogados posteriormente por los Sacerdotes Rúnicos de los Lobos Espaciales, de forma que hasta la última migaja de información útil sobre el objetivo pudiera ser aprovechada. Entre las naves capturadas se encontraba la Cypria Selene, a bordo de la cual se encontraba Mahavastu Kallimakus, el Escriba de Magnus, una captura de gran valor.

Al no recibir respuesta de la superficie, la flota imperial se colocó en una órbita alta de estacionamiento sobre Prospero y adoptó una pauta geoestacionaria de asalto. Miles de armas fueron apuntadas para ser empleadas contra el planeta: armas energéticas, aceleradores de masas y cañones cinéticos de bombardeo. Las naves navegaron calmadamente como enormes veleros en una regata entre las estrellas, tomando posiciones para el bombardeo. La nave insignia de Leman Russ, la Barcaza de Batalla Hrafnkel, inició el asalto orbital, con sus masivos sistemas de armamento trazando líneas de fría luz sobre la superficie de Prospero. Segundos después, el resto de la flota imperial abrió fuego.

Al no haber ninguna flota en órbita, Prospero dependía de sus baterías orbitales como primera línea de defensa. Sin embargo, las plataformas de defensa orbital de Prospero fueron tomadas completamente por sorpresa. Un minuto antes sus Augures habían estado vacíos y en silencio. En el siguiente una enorme flota de naves había aparecido de la nada y una andanada masiva de torpedos se dirigía ya hacia las baterías y plataformas de misiles orbitales. Muchas de las defensas fueron destruidas sin que pudieran lanzar un solo misil ó activar una sola arma. Las pocas afortunadas en recibir solo un disparo de refilón fueron machacadas y desintegradas segundos después mediante disparos a larga distancia a medida que las flotas iban cerrando el cerco en torno al planeta.

La Quema de Prospero[]

Adoptando una órbita propia, las naves de los Lobos Espaciales comenzaron una serie de bombardeos orbitales de saturación sobre toda la superficie del planeta, cuyos primeros disparos de lanzas orbitales, como aguijoneantes dedos de pura luz, alcanzaron Prospero justo antes del amanecer, a apenas un kilómetro al noreste de Tizca. Bombas Magma, armas de energía dirigida, aceleradores de masas e incluso cañones balísticos fueron desencadenados contra la superficie de Prospero en un asalto que literalmente cambiaría la superficie del mundo para siempre. Las montañas fueron aplanadas, los valles acabaron anegados de escombros, los mares hirvieron y se evaporaron de forma casi instantánea, y la misma roca madre de Prospero fue batida y calentada hasta forjarse en nuevas formas, como una barra de metal sobre el yunque. Hirvientes vientos recorrieron la superficie del planeta, transportando con ellos los olores de metal recalentado y aceites quemados.

Chapiteles de Plata por Jen Page Pirámides Prospero

Las pirámides de plata de Tizca, la Ciudad de la Luz, en Prospero.

La primera advertencia que los habitantes de Tizca tuvieron del asalto imperial fue un viento cálido que parecía venir directamente del cielo, presionando sobre la ciudad como el viento antes de la tormenta, un viento que apestaba a muerte y destrucción a escala planetaria. La estática saltaba desde las cúspides de las pirámides de Tizca, chisporroteando de torre plateada en torre plateada. El grisáceo cielo previo al alba se inundó de luz al ser iluminadas las nubes bajas por unos resplandores internos. Todo ello fue seguido por el tremendo impacto de las descargas atmosféricas, similares a truenos sin relámpagos. Múltiples estampidos sónicos procedentes de proyectiles hipersónicos en camino desgarraron el silencio de la ciudad durmiente, y aquellos ciudadanos de Tizca que aún estaban sumidos en su sueño saltaron de sus camas por los estampidos mientras que las ondas expansivas recorrían el paisaje urbano.

La total saturación de fuego sobre el área objetivo aseguraba que la capital y todas las ciudades de Prospero habían sido completamente engullidas por un ataque capaz de allanar un continente lleno de metrópolis. Pero Tizca resistió. No obstante, a pesar de ello, el bombardeo tuvo casi el éxito esperado, ya que había sido tan repentino y poderoso que solo segundos después de su comienzo sólo Tizca sobrevivía como el único centro de población en todo Prospero. Al haber sido desde tiempo inmemorial el centro de la cultura de Prospero, y el cuartel general de los Mil Hijos, y a pesar de que Magnus había elegido mantener a su Legión ciega a la aproximación de la venganza del Emperador en lo que esperaba que fuera una demostración de su propio arrepentimiento por sus acciones, una unidad en guardia de los Mil Hijos, compuesta por Hechiceros telekinéticos del Culto Raptora de la Legión, erigió y mantuvo de forma constante un "Escudo Kinético" psíquico en torno a la capital, un escudo que ni siquiera Magnus el Rojo podía anular sin que alguien se diera cuenta y se preguntara las razones para tal acción. El escudo telekinético del Culto Raptora de los Mil Hijos fue la defensa más fuerte que jamás ciudad alguna del Imperio llegara a emplear, siendo a la vez los más resistente que cualquiera de aquellos que colaboró en su creación pudo concebir mentalmente. Más duro que el más grueso adamantio y más inamovible que múltiples capas de Escudos de Vacío gravíticos estándar, la invisible cúpula de protección telekinética absorbió incólume la violencia del bombardeo, aunque a un terrorífico coste para los Astartes que lo mantenían.

Magnus el Rojo contempló como la tormenta de luz abrasaba y ardía sobre su bella ciudad. El cielo estaba manchado por un sangriento tono anaranjado debido a los proyectiles incendiarios de explosión a gran altitud que abrasaban las nubes, y una lágrima cayó de su único ojo cuando contempló como los bellos parajes que rodeaban Tizca morían. Los bosques quedaron convertidos en cenizas y las sabanas ardieron con los incendios secundarios, reduciendo las campiñas impolutas a un páramo arrasado en cuestión de minutos. La Desolación de Prospero estaba completa. Ahora el Primarca sabía con seguridad como se sentía su padre acerca de su intrusión psíquica en el Palacio Imperial y acerca de su continuado uso de la hechicería. Aceptó su justo castigo por su arrogancia al desobedecer de forma flagrante los sabios edictos del Emperador.

Los Lobos Espaciales continuaron con el bombardeo de Tizca durante algún tiempo, quizá esperando sobrecargar el misterioso escudo que les impedía aplastar y aniquilar la última ciudad del planeta. El tiempo ganado con dicha táctica permitió a los comandantes de los Mil Hijos el reunirse y el conocer la verdad de labios del propio Magnus el Rojo. Magnus imploró a su Legión que abandonara toda idea de resistencia y que aceptara sus muertes con honor.

Percibiendo la verdad en todo el asunto, es decir, que Magnus había cometido una severa transgresión a ojos del Emperador de forma que las fuerzas imperiales consideraban a los Mil Hijos al completo como traidores, el Bibliotecario Jefe Ahzek Ahriman se dio cuenta de que la Legión estaba condenada tanto si actuaban como si no. Por lo tanto, ignoró deliberadamente las órdenes de Magnus (en un reflejo menor de la propia actitud de Magnus hacia las órdenes del Emperador) y tomó el mando de los Mil Hijos en una intentona para defender Tizca y salvar las vidas de todos los que allí se encontraban. Los Capitanes más veteranos de la Legión aceptaron sus órdenes; los Mil Hijos no perecerían sin plantear batalla.

Los Lobos, desencadenados: El asalto terrestre[]

Escuadra Majolnir Guardia del Lobo

La Escuadra Mjolnir de la Guardia del Lobo asalta Tizca, la capital de Prospero

Poco después del inicio del bombardeo orbital, las fuerzas invasoras imperiales se abalanzaron por millares sobre el planeta—oleada tras oleada de naves de descenso, lanchones de asalto y cañoneras se lanzaron a toda velocidad contra la superficie del planeta. Tras ellas viajaban los masivos transportes de carga que transportaban vehículos blindados y piezas de artillería. Escuadrones de cañoneras Stormbird, dirigiendo el ataque, volaban bajo acercándose a toda velocidad hacia el puerto de Tizca. Cientos de naves imperiales volaban sobre los hirvientes mares dejando espumosas estelas tras de sí.

Leman Russ, el Primarca de los Lobos Espaciales, que desde hacía largo tiempo había desconfiado de los Mil Hijos, dirigía asimismo a su Legión en el descenso, molesto por los Escudos Kinéticos del Culto Raptora que rodeaban la capital. Envió los lanchones de asalto que contenían sus tropas a la zona este de Tizca, en cantidades tan masivas que al principio los testigos en tierra confundieron las naves con escombros y cenizas transportados por el viento. No fue hasta que las fuerzas imperiales estuvieron más cerca que la terrible verdad fue desvelada; los Lobos Espaciales y sus aliados se estaban acercando en tal número que Tizca estaba condenada a la aniquilación total. Y fue en este punto cuando Leman Russ descubrió que sus enemigos habían cometido un error monumental.

Los Mil Hijos, en un arranque de arrogancia y orgullo, habían asumido que Tizca jamás debería enfrentarse a un ataque aéreo a corto alcance, por lo que habían desdeñado la idea de instalar ó desplegar ninguna clase de cañón ó defensa antiaérea para tratar de derribar a los transportes y a las Stormbirds de los invasores que machacaban a las defensas de superficie. Asimismo, al haber cesado asimismo el bombardeo orbital, retiraron los escudos que protegían la capital y que tanto preocupaban al Primarca de los Lobos Espaciales, ya que consideraron que dichas defensas resultaban inútiles para defenderse de un ataque aéreo ó por tierra. Por puro orgullo, habían dejado abierta la ruta hacia Tizca

Russ Quema de Prospero

El Primarca Leman Russ encabeza a sus Lobos en el asalto

La primera cañonera en aterrizar, una enorme Stormbird de flancos gris metálico con la enseña de los lobos gemelos en su chata proa, descendió de forma brusca en el barrio de la Vieja Tizca, situado al este de la capital, abriéndose camino con salvas de misiles y descargas de cañón. Desplegando los patines de aterrizaje en el último segundo, la nave se dejó caer en medio de los escombros. Apenas se hubo asentado y las rampas de descenso se hubieron desplegado, Leman Russ en persona puso pie en Prospero, el primer invasor que jamás lo hiciera. Rugiendo a los cielos, quedó satisfecho con la devastación causada por su flota. Dos enormes Lobos Fenrisianos aullaron a su lado, y centenares de sus más poderosos Astartes se abrieron camino hacia el puerto y comenzaron la sistemática destrucción de la línea costera de Tizca.

Mientras los Lobos Espaciales reclamaban la primera sangre del conflicto, la milicia de Prospero respondió al asalto. Las milicias ciudadanas de Tizca se levantaron en armas en defensa de su ciudad, reuniendo cuantas armas les resultó posible y adoptando posiciones de disparo en los tejados y ventanas de los edificios. Ninguno de los integrantes de dichas milicias era tan estúpido como para creer que iban a ser algo más que una sencilla molestia que irritaría aún más a los Lobos Espaciales, pero la idea de dejar que los invasores entraran en Tizca caminando y sin luchar les parecía tan aberrante como impensable.

Lobos Rhino Prospero

La Legión de los Lobos Espaciales inicia el asalto terrestre a Prospero

Continuando con el ataque, las cañoneras Thunderhawk despejaban las áreas de aterrizaje al este de la ciudad, permitiendo el descenso de cientos de unidades de asalto de los Lobos Espaciales en el mismo corazón de la milicia ciudadana de defensa. Aunque algunas de las Thunderhawks fueron borradas del cielo por disparos precisos de los defensores, la aplastante mayoría de los Lobos Espaciales aterrizó sin problemas, uniéndose al combate casi antes de haber puesto los dos pies en el suelo. A medida que dichas oleadas de infantería iban confluyendo, dejando tras de sí áreas devastadas y quemadas, se dio luz verde al descenso de las unidades blindadas aerotransportadas. Se desplegaron cientos de Predators, Land Raiders, Vindicators y Whirlwinds, asignándose a los tres primeros tipos de vehículos la misión de convertir metódicamente los edificios en escombros y abatir a todo ciudadano que pudieran poner en sus puntos de mira. Las baterías de artillería Whirlwind recibieron la orden de atacar y destruir objetivos de importancia simbólica, como por ejemplo la estatua de Magnus que se encontraba sobre la Acrópolis Magna, antes de que se les permitiera implicarse en tareas de fuego indiscriminado en las zonas de la ciudad que no hubieran resultado atacadas aún. Empleando su munición incendiaria, se aseguraron de que la Ciudad de la Luz brillara con el resplandor de las llamas. La devastación general fue continuada con el uso de Land Speeders, que se deslizaban a toda velocidad por la ciudad matando sin piedad a los civiles desprotegidos.

En respuesta directa al asalto de los Land Speeders de los Lobos Espaciales, las fuerzas militares de Prospero respondieron. El Mando Aéreo de la Guardia del Cielo de Prospero movilizó a todos y cada uno de sus propios deslizadores, naves biplaza antigravitatorias con forma de disco armadas con Lanzas Termales y Módulos de Misiles, desde sus hangares al sur. Pronto, el cielo sobre la ciudad se convirtió en un frenético caos de disparos, misiles en explosión y cruentas persecuciones y luchas a baja altura mientras ambas fuerzas luchaban ferozmente por la supremacía aérea. Envalentonados por este visible signo de resistencia, la milicia y ciudadanía de Tizca se alzó como uno solo para enfrentarse y atacar a los invasores con todo lo que estuviera a su alcance.

Escuadra Colmillos Largos Ansgar

La Escuadra de Colmillos Largos Ansgar aniquila a las Fuerzas de Defensa Planetaria de Prospero

Entre dichos grupos heterogéneos de resistencia, los Regimientos del Ejército Imperial pertenecientes a la Guardia de las Torres de Prospero se sumaron a la batalla. La Guardia de las Torres, que ya estaba en alerta máxima desde el inicio del bombardeo orbital, se movilizó en masa bajo las órdenes del Culto Corvidae de los Mil Hijos. Con órdenes de defender Tizca no desfallecieron en intentar cumplir con las órdenes dadas, a pesar de las aplastantes posibilidades en contra. Intentando que el grueso de la fuerza del asalto de los Astartes se centrara sobre ellos, se enfrentaron en el campo de batalla, valerosa pero fútilmente, a los bárbaros guerreros de los Lobos Espaciales.

El 15º Regimiento de Infantería de Asalto de Prospero, bajo el mando de su comandante, el Capitán Sokhem Vithara, tomó como cuartel general la Galería de Kretis, el más antiguo museo y galería de arte y escultura de Prospero, ocupó las estribaciones superiores de la Vieja Tizca y estableció una línea defensiva entre la Pirámide del Culto Pyrae envuelta en llamas, el Tholus de Skelmis, que se encontraba a un kilómetro de su posición y la pirámide del Culto Corvidae.

En el cuadrante suroeste de la ciudad, los Pioneros de Asalto de Prospero reunieron a cuantos soldados les quedaban tras el derribo de tres de sus cuatro barracones causado por las avalanchas desencadenadas por las descargas de fuego orbital y se prepararon para vender caras sus vidas.

En el norte, la Guardia Palatina se reunió en los límites del puerto en llamas, que constituía la zona de despliegue principal de los Lobos Espaciales. El comandante de la Guardia, Katon Aphea, heredero de una de las familias de más rancio abolengo de Prospero y un joven y dotado oficial con un gran potencial, desplegó con gran brillantez táctica a sus fuerzas haciéndolas ocupar posiciones defensivas y parapetos en el Tholus de Caphiera que permitían controlar desde las alturas las bibliotecas y galerías de arte del Distrito de Nephrate, una hábil maniobra táctica que hubiera sido aplaudida y premiada en cualquier oficial de las Scholam del Ejército Imperial.

A pesar de ello, Leman Russ y sus Lobos Espaciales, tras lidiar con algunas dificultades menores, se abalanzaron sobre las líneas defendidas por Alphea y las aplastaron en menos de dos minutos. Tizca ardía mientras las primeras luces del alba iban iluminando el horizonte. Sin embargo, y aunque los Lobos Espaciales habían infligido un demoledor golpe, aún debían enfrentarse a los verdaderos defensores de la ciudad. Los Mil Hijos comenzaron su despliegue, y repentinamente la lucha tomó otro cariz.

Fuego en las Calles[]

La Vieja Tizca había dejado de existir. El pacífico laberinto de estrechas y antiguas calles se había convertido en cenizas y escombros ardientes. Los guerreros buscaban cuidadosamente caminos despejados entre las humeantes ruinas, disparando desde la cadera ó luchando con Hachas Sierra y Espadas Sierra. La línea de costa no era visible, estando oculta tras bancos de niebla y humo levantados por el fuego de artillería. Lo que en una ocasión fuera un brillante faro para todos aquellos que buscaban la iluminación se había convertido en un caos por las batallas. La punta norte de la ciudad era una gigantesca mancha negra en el horizonte, cuyas estructuras habían quedado demolidas tras el avance de los Lobos Espaciales. Fue en dicho punto en donde los Marines Espaciales de los Mil Hijos dieron a conocer su presencia, actuando en acuerdo con los planes de defensa rápidamente ideados por sus capitanes.


Miembros del Escarabajo Oculto

Hermanos de Batalla del Escarabajo Oculto, los guardaespañdas personales de Magnus el Rojo, resisten ante el asalto de los Lobos Espaciales

Aunque la mayoría de la Guardia de las Torres había sido barrida por completo en los primeros minutos de la batalla, los Mil Hijos consiguieron reunir a las fuerzas restantes de forma magistral evitando que la batalla se convirtiera en una derrota total. Ahriman dirigió a las fuerzas del Escarabajo Oculto para reforzar al 15º Regimiento de Infantería de Asalto. Aunque la unidad de la Guardia de las Torres había conseguido algunos éxitos al aprovechar las estrechas calles de Tizca en su propio beneficio, no eran más que soldados mortales. Los Escarabajos Ocultos llegaron justo después de que los Lobos hubieran logrado atravesar las líneas de los defensores. Mientras que Ahriman reunía a sus tiradores frente a los Lobos en avance, apuntó con su bólter y halló el hilo precognitivo que guiaría a su disparo hasta impactar contra el yelmo de uno de los Lobos Espaciales. El peso y significado de aquel momento le hizo dudar, lo que provocó que los Lobos Espaciales pudieran disparar primero, acabando así con muchos de los Sekhmet. Dicha acción acabó con las dudas de Ahriman, quien apretó el gatillo y acabó con su primer Lobo Espacial momentos antes de que su compañía de élite abriera fuego, haciendo retroceder momentáneamente a los Lobos Espaciales. Los aturdidos Lobos resultaron afectados después por los diversos ataques psíquicos empleados por los miembros de la 1º Hermandad no pertenecientes a los Corvidae, siendo los supervivientes aplastados hasta morir ó quedando abrasados por medios telekinéticos. Ni un solo Lobo Espacial consiguió sobrevivir a este ataque, y varios enfrentamientos similares comenzaron a producirse repetidamente en todo lugar en el que los Lobos Espaciales se encontraban con los Mil Hijos, de forma que estos pudieron comenzar a formar una primera línea defensiva efectiva. Una fina línea de Astartes vestidos con servoarmaduras escarlatas enlazaban las seis pirámides de Tizca, estableciendo un perímetro circular en torno al Distrito Occullum. La Pirámide de Photep, que se encontraba más al sur, estaba rodeada de agua en la que flotaban, entre destellos y reflejos, las páginas empapadas de sabiduría perdida para siempre en nombre del miedo.


Exterminadores Guardia del Lobo

Armaduras de Exterminador

A pesar de dichas pequeñas victorias, los Mil Hijos estaban muriendo. Grupos enteros fueron aniquilados en los primeros minutos del ataque del Rey Lobo, debido a su imparable furia y a su poder inconmensurable. Ataviado en una de las mejores Armadura Artesanal y armado con una Cuchilla Glacial que partía guerreros en dos con solo un golpe, su furia era la de un cazador de manada que sabe que sus hermanos están a su lado. Sus guardaespaldas huscarls eran sombríos y eficientes asesinos, y sus Armaduras de Exterminador resistían a todo lo que no fueran los disparos ó ataques cuerpo a cuerpo más afortunados.

Aunque los Bibliotecarios Hechiceros de los Mil Hijos seguían sin poder ver a las Hermanas del Silencio, estas ya se encontraban enfrascadas en la batalla, ya que los poderes psíquicos de los Bibliotecarios se iban debilitando poco a poco. Los guerreros de la Legio Custodes también batallaban, repartiendo precisos golpes mortales a diestro y siniestro con sus Lanzas Guardianas, que sajaban por igual la Ceramita y la carne. La carnicería continuó a medida que los Lobos Espaciales iban erosionando lentamente las asediadas filas de los Mil Hijos. El momento final de la Legión de Magnus parecía próximo, pues apenas 1500 Legionarios seguían con vida por aquel entonces. Al tener que enfrentarse a casi tres veces más enemigos, a la par que a la furia de un Primarca como Leman Russ, la batalla parecía solo poder tener un resultado definitivo.

Próspero Quema Arde Mil Hijos Herejía Tizca

Incapaces de enfrentarse a la brutalidad de los Lobos Espaciales, finalmente los Mil Hijos transigieron y desencadenaron su maleficarum, su magia negra, sobre los enemigos que les asaltaban. Sin embargo, al llevar a cabo dicha acción, justificaron de forma involuntaria el castigo imperial puesto sobre ellos - después de aquello no serían mejores que las brujas y hechiceros renegados. Usando sus viles encantamientos, los Mil Hijos comenzaron a rechazar los ataques de los Lobos Espaciales, acabando con un gran número de los enloquecidos guerreros de Fenris.

Pronto quedó clara la estrategia de contraataque de los Mil Hijos. Durmiente desde hacía largo tiempo, el Titán Canis Vertex, situado frente a la Pirámide de Pyrae como una grandiosa estatua, volvió a la vida. Entronizado en la cristalina sala de proyección de la cúspide de la Pirámide de Pyrae, el Capitán Khalophis, Magister Templi del Culto Pyrae y Señor del Fuego Infernal, empleó sus poderes para poseer al Titán, tomando control de su cuerpo. Bajando de un paso de su pedestal, el Canis Vertex comenzó a caminar una vez más. Con los Athanaean y los Corvidae siendo capaces de interceptar y descubrir los planes de batalla de los Lobos Espaciales, Khalophis descubrió que los Lobos Espaciales estaban extendiendo en excesos sus líneas. Dirigió al Canis Vertex a través de la Vieja Ciudad en Tizca, con sus poderes telekinéticos incrementados gracias a su Tutelares, quienes mantenían abierta una conexión directa con la Disformidad. Como resultado, mientras las armas del Titán siguieron funcionando, Khalophis pudo causar un mayor daño entre los Lobos Espaciales al bombardearlos con bolas de puro fuego disforme del tamaño de los puños del Titán. Los Lobos respondieron mediante ataques aéreos directos, realizados por cañoneras y deslizadores contra el Titán, pero Khalophis también consiguió erigir y mantener un escudo ígneo alimentado de forma etérica en torno al Titán que hacía arder todos los proyectiles que intentaban atravesarlo, disipando a la vez las descargas de las armas de energía e incinerando a los pilotos de las naves de ataque que se atrevían a acercarse demasiado. Canis Vertex parecía totalmente imparable, y la línea defensiva resistía. Todo parecía indicar que las tornas de la batalla habían cambiado y que los Mil Hijos podrían salvar el día. Pero pronto un nuevo enemigo apareció para enfrentarse a los Hechiceros de Prospero.

Cambia la Marea[]

Preherejia batalla de prospero 02

Los Lobos Espaciales y las Hermanas del Silencio se enfrentan a los Mil Hijos

Fue entonces, repentinamente, cuando comenzaron a aparecer a diestro y siniestro a lo largo de las filas de los Mil Hijos de improviso informes acerca de la presencia de otros atacantes no pertenecientes a los Lobos Espaciales dentro las fuerzas imperiales. Los primeros en ser avistados fueron los Adeptus Custodes que llevaban a cabo fulgurantes asaltos de ataque y huida sobre las grupas de sus Motocicletas a reacción. A pesar de que resultaba inquietante su presencia en el campo de batalla, los miembros de los Mil Hijos descubrieron rápidamente que, a pesar de su formidable reputación, los Custodes morían tan fácilmente como cualquier otra persona, especialmente cuando se les enfrentaba a energías psíquicas. Los oficiales de la legión se establecieron en los perímetros defensivos, con Ahriman controlando la zona Este, Phosis T'Kar y Hathor Maat la Oeste, Phael Toron se encargaría de la defensa del puerto y los Athanaean mantendrían el control en la zona central. Después de tomar dichas decisiones, los Mil Hijos se concentraron en reunir y transportar a los miembros supervivientes de la Guardia de las Torres y a los civiles que huían al lugar más seguro de todo Prospero: la Pirámide de Photep, la pirámide principal situada más al Sur.

El breve y silencioso respiro en las líneas de batalla se vio seguido poco después por un silencio más literal y sepulcral por parte de los Mil Hijos, al hacerse patente la presencia de un nuevo enemigo. Siguiendo los talones de los Adeptus Custodes, derramándose como aceite en un recipiente poco profundo desde los ennegrecidos montículos de escombros ardientes por la batalla, aparecieron deslizándose, tanto en pequeños grupos como de forma individual, las Hermanas del Silencio. Aún sin corear un grito de guerra ó desafío, su extraña naturaleza pronto interfirió y anuló las capacidades psíquicas de los defensores a medida que su falta de presencia en la Disformidad barría las líneas de los Mil Hijos.

Escuadra Prosecutora Tigres Blancos

La Escuadra Prosecutora Tigre Blanco, de las Hermanas del Silencio ayuda a cambiar las tornas en la Batalla de Prospero

Las densas nubes de maleficarum desaparecieron en una llamarada, ó se abrieron como niebla en la noche dejando paso a las miembros de la Hermandad Silenciosa. Los Mil Hijos se atragantaron con las palabras de sus conjuros, boqueando en busca de aire mientras susurraban sus hechizos y se retiraban a trompicones, golpeando los precintos que sellaban sus cascos mientras que chorros de sangre surgían a borbotones de sus rendijas de visión. Los gestos arcanos cesaron mientras las manos que los trazaban se convertían en garras artríticas.

Segundos después de que hubieran aturdido y dejado totalmente faltos de poder a los Hechiceros de los Mil Hijos gracias a su insidioso silencio, las Hermanas atacaron, atravesando a la carrera las líneas comprometidas de los Lobos Espaciales y arrasando las primeras líneas de los Mil Hijos con diestros mandobles y estocadas de sus Espadas de Energía.

Aunque, de nuevo, algunos miembros de la Legión de los Mil Hijos consiguieron sobreponerse y superar a las supuestas tropas de élite imperiales en combate cuerpo a cuerpo, los efectos disruptivos de las Hermanas fueron considerables, en especial cuando Leman Russ ordenó a su propia legión que avanzara junto a las Hermanas para tomar ventaja de la situación. Los Mil Hijos flaquearon, viéndose obligados a retroceder una cierta distancia y perdiendo la cohesión de sus unidades... hasta que consiguieron reunirse de nuevo y, mediante la táctica de concentrar su fuego en las Hermanas, provocaron la muerte a las suficientes Doncellas del Vacío como para que los Mil Hijos consiguieran recuperar el acceso a sus poderes psíquicos. Phosis T'Kar, Hathor Maat y el Capitán Auramagma reunieron una fuerza de contraataque y consiguieron clavar una cuña de guerreros en las filas de los Lobos Espaciales, mientras que el resto de las fuerzas de la Legión recuperaban el resuello. Dicha cuña consiguió mantenerse de forma exitosa durante solo un breve periodo de tiempo, ya que, de repente, un terrorífico aullido se alzó sobre el campo de batalla: Leman Russ había llegado hasta el lugar en el que la batalla rugía con su mayor intensidad. A pesar de su varias veces demostrada superioridad sobre los Lobos Espaciales, los Mil Hijos no pudieron hacer nada contra el Russ y su séquito, muriendo a puñados frente al brutal asalto.

El Poder de la Disformidad[]

Mil Hijos Prospero

Los Mil Hijos se preparan para defender su mundo natal, Prospero

En dicha confusa y blindada olla a presión, llena de muerte por la espada y en la que hasta los pensamientos podían matar, algunos Capitanes Veteranos de los Mil Hijos, que se encontraban en el centro de la acción, intentaron reformar sus líneas y lanzar un contraataque contra las formidables líneas de los Lobos Espaciales. Usando sus capacidades psíquicas, los Mil Hijos consiguieron penetrar las líneas de sus enemigos y restablecer su defensa con firmeza. No obstante, esta pequeña victoria no duró demasiado una vez llegó el Rey Lobo juntos con su cuerpo personal de Exterminadores. Dándose cuenta de que se enfrentaban a su propia extinción, los comandantes de los Mil Hijos intentaron acabar con el Primarca Leman Russ de una vez por todas, ya que en caso contrario estaban perdidos.

El Capitán Auramagma, del Culto Pyrae, fue el primero en intentar acabar con la vida del Rey Lobo, envolviéndose en un escudo de puro fuego disforme y atacando al Russ a media distancia con lanzas concentradas de energía etérica. Dicho ataque hizo que Leman Russ se tambaleara por un momento, y los Hijos que contemplaban la batalla prorrumpieron en vítores cuando el Primarca de los Lobos Espaciales desapareció en una explosión de luz... pero pronto volvieron a caer en el silencio cuando la descarga de energía pareció reflejarse en el Rey Lobo, quien pareció conseguir anular el ataque etérico, haciéndolo rebotar y regresar con toda su potencia hacia su fuente de origen. Al haber quedado anulados sus poderes por algún motivo, Auramagma sufrió el horror de perder su inmunidad natural al fuego disforme, y su alma quedó incinerada por aquel fuego inapagable. Gritando y aullando de dolor, un Astartes en llamas huyó del conflicto a la carrera mientras los guerreros allí presentes se separaban para dejar paso al condenado.

Hathor Maat Prospero

Hathor Maat

Mientras el contraataque de los Mil Hijos perdía empuje ante Russ y aquella horrible escena, Phosis T'Kar ordenó a Hathor Maat que retrocediera y volviera a establecer y reforzar la sección de la línea defensiva que le correspondía controlar. Mientras Maat obedecía dicha orden, T'Kar prefirió quedarse atrás, reuniendo toda la energía disforme que podía, y dirigiendo a sus Tutelares para que se alimentaran con ella. Con sus poderes incrementados de forma fenomenal, T'Kar se abrió paso a la fuerza a través de las líneas de los Lobos Espaciales como alguna clase de misil telekinético, lanzando a un lado ó aplastando bajo él todo lo que se encontró en su camino. A punto de superar la guardia posterior de Russ, el ataque de T'Kar se encontró con un último obstáculo: el guardaespaldas personal del Emperador, Constantin Valdor, quien se interpuso entre el miembro de los Mil Hijos y el Primarca, alzando calmadamente su arma y declarando a su adversario como una Aberración. Ante semejante acusación, Phosis T'Kar se dio cuenta que al abusar de sus poderes y de su conexión con la Disformidad habían desencadenado en él un Cambio de Carne; ahora era una asquerosa y mutada bestia en lugar de un orgulloso erudito guerrero. Desalentado, bajó sus defensas y permitió que Valdor acabara con él.

Los Mil Hijos también tuvieron que enfrentarse a la furia de los bestiales Wulfen, los Astartes mutantes de los Lobos Espaciales aquejados de la maldición genética de la Canis Helix contenida en su semilla genética. Sus colmillos y garras, afilados como cuchillas, hicieron pedazos las líneas de los machacados Mil Hijos. Solo los disparos más precisos ó afortunados fueron capaces de derribarlos, ya que eran capaces de ignorar heridas que hubieran acabado hasta con un Astartes. Sus zarpas rasgaban con brutal facilidad la ceramita, y sus crueles fauces eran tan peligrosas como cualquier arma energética de combate cuerpo a cuerpo. El salvajismo obcecado de los Wulfen no se parecía a nada a los Mil Hijos se hubieran enfrentado anteriormente, lo que forzó a estos a retroceder ante aquellos terrores recién desencadenados, horrorizados por que los Lobos Espaciales fueran capaces de emplear a tan abominables y degenerados mutantes.

Los Wulfen abrieron un sangriento rasgón en las filas de los Mil Hijos, que fueron desgarrando más y más a cada segundo, mientras docenas de Astartes caían bajo las afiladas cuchillas de sus garras. Aullidos de triunfo inundaban el aire mientras las aperturas causadas por los Wulfen se iban ocupando con Lobos Espaciales y guerreros Custodes. Grupos de Mil Hijos se vieron rodeados y triturados por hachas de gélidos filos y por los destellantes campos energéticos de las Lanzas Guardianas.

La lucha por el puerto de Tizca estaba resultando, a su vez, tan sangrienta y despiadada como la que rodeaba a Leman Russ. En dicho lugar la 7ª Hermandad de Phael Toron luchaba por resistir y rechazar una y otra vez los continuos asaltos de los Lobos Espaciales. A pesar de la increíble puntería y precisión de sus disparos, que causaron auténticos estragos y una verdadera avalancha de bajas en el bando de los Lobos a causa de disparos a la cabeza contra aquellos hijos de Fenris que luchaban sin casco, Toron (un conservador ideológicamente hablando) permitió finalmente que su Hermandad empleara todo lo que tenía, incluidos sus poderes psíquicos, contra el asalto concentrado de casi 600 Lobos Espaciales.

Dreadnought Aesir

El Hermano Aesir, uno de los Dreadnought clase Contemptor de los Lobos Espaciales, ataca a los Marines Espaciales de la Legión de los Mil Hijos

Las fuerzas de Toron pronto causaron impresión con su abierta demostración de poder psíquico, pero dicha impresión quedó pronto diluida y anulada por un asalto de precisión llevado a cabo por varios Dreadnought. Toron, que pronto se encontró superado y mirando a lo largo de los cañones de las armas de los Dreadnought respondió uniéndose de forma frenética al poder en bruto de la Disformidad, inundándose con dicho poder, y adquiriendo, de algún modo, toda clase de poderes psíquicos, incluso algunos ajenos a las disciplinas de su Culto. Levitando sobre el campo de batalla y contraatacando con relámpagos bio-eléctricos, el Capitán de la 7ª Hermandad desguazó al primer Dreadnought, antes de sobrecargar y poseer las mentes de dos más, a los que volvió uno contra otro, obligándoles a abrir fuego y destruirse con sólo un pensamiento. Mientras que la 7ª se desplegaba tras él, Toron se abrió paso hasta las líneas de los Lobos Espaciales, riendo de forma histérica a causa de su supuesta invencibilidad debida al súbito aumento de poder. Los proyectiles disparados por los tanques Predator rebotaban inofensivamente contra su escudo defensivo, y él les devolvió el favor aplastando a esos mismos tanques con un pensamiento casual. Sin embargo, en un momento de claridad, descubrió para su sorpresa y horror que sus poderes estaban fuera de control, y que no podía interrumpir su conexión con la Disformidad. Sus Tutelares rehusaron obedecer sus órdenes, y en lugar de frenarlo, le inundaron alegremente con todavía más y más poder, hasta llegar al punto crítico de ruptura en el que dicha energía estaba, sencillamente, fuera de todo control. Con la súbita comprensión de que los Tutelares nunca habían sido ni mascotas leales ni asistentes, sino algo mucho más malicioso y peligroso, Toron se sobrecargó de energía disforme y estalló.

Dicha explosión, que lanzó una columna vertical de fuego disforme directamente hacia los cielos, lo que la hacía visible desde todo Tizca, sacudió la ciudad como la explosión de un núcleo disforme. Todo y todos aquellos que rodeaban a Phael Toron quedaron completamente incinerados, y se produjeron muchas muertes por reacción simpática entre los Mil Hijos debido a que la explosión liberó olas de poder de tal intensidad que, al unirse con los poderes ya sobrecargados de muchos de los miembros de la Legión de Magnus, fueron la gota que colmaría el vaso de su resistencia. Muchos otros sufrieron Cambios de Carne instantáneos y descontrolados cuando los poderes de los pobres desgraciados crecieron hasta más allá de su control, lo que obligó a sus horrorizados compañeros a abatirlos, ó a dirigirlos contra los Lobos Espaciales en cargas suicidas.

Mientras caminaba mayestáticamente a través de las líneas de los Lobos Espaciales, el Canis Vertex resultó alcanzado por la onda expansiva del sol en miniatura que señaló la muerte de Toron. Estando físicamente enlazado al Titán, el Capitán Khalophis luchó por liberarse y desconectarse antes de perecer por la explosión o por la retroalimentación resultante. Fue allí cuando el también descubrió que los Tutelares no eran entidades benévolas, ya que el suyo intentó arrancarle el control del Titán. Por desgracia no pudo evitar que el Vertex resultara alcanzado por las energía liberadas por la muerte de Toron, que soldaron en un único segundo las junturas y articulaciones del Titán y lo hicieron desplomarse. En la Pirámide de Pyrae, Khalophis descubrió que su tutelar no estaba interesado en salvarle ni en protegerle de ningún modo, por lo que el grito de la muerte del Titán llegó hasta él a través del enlace, inmolándolo instantáneamente.

La muerte de Khalophis desencadenó otra explosión de fuego disforme, que engulló la mayoría del Templo de los Pyrae, mientras que el Canis Vertex se desplomó sobre la Pirámide de Corvidae. La triple explosión acabó con los miembros de los Mil Hijos en el área, arrancando de un solo golpe el corazón de sus líneas defensivas así como acabando con la voluntad de lucha de los restantes Legionarios y destruyendo la que parecía ser su única posibilidad de victoria.

La Última Batalla de los Mil Hijos[]

Rhino Lu-Amun

Un Rhino de los Mil Hijos presta su potencia de fuego para defender la Pirámide de Photep

Las líneas de los Mil Hijos no podían resistir contra el salvajismo desatado de Leman Russ, y pronto tuvieron que establecer la que sería su desesperada defensa final. El Primer Capitán de los Mil Hijos, Ahzek Ahriman, resignado, dio orden a todos los demás defensores de Prospero que retrocedieran, reduciendo y reforzando a la vez las líneas de defensa restantes. Entretanto Ahriman retrocedería hacia la Pirámide de Photep a lo largo del gran pasaje elevado de basalto que, superando las aguas que rodeaban la pirámide y en la que flotaban esquirlas de vidrio cristalino, llevaba hasta el último refugio seguro de Tizca y residencia del mismísimo Magnus el Rojo. El populacho superviviente de Tizca, que había escapado inicialmente de la furia de los invasores, se refugió allí por órdenes del Primer Capitán.

Una auténtica avalancha de gente comenzó a llenar la Pirámide de Photep, principalmente civiles aterrorizados y fatigados soldados de la Guardia de las Torres. Los Mil Hijos también se agolparon en el interior del edificio, con sus armaduras ennegrecidas y tiznadas por el aterrador diluvio de cenizas que ahogaba todo el planeta.

Mientras las fuerzas se concentraban en el Distrito Ocullum, Ahzek Ahriman quedó aturdido y sin palabras debido a la horripilante escala del daño infligido y del sangriento coste que la batalla había tenido para su Legión, cuyos efectivos se habían visto drásticamente reducidos. Siendo conservador con las cifras, apenas un millar de Astartes habían logrado escapar del asalto de los Wulfen. También resultó evidente que una gran cantidad de sus compañeros de los Mil Hijos habían sucumbido al Cambio de Carne en el cénit de la batalla, incluyendo al Guardián del Conocimiento del Culto Corvidae. Docenas de Hermanos de Batalla de los Mil Hijos tuvieron que ser abatidos debido al repentino retorno de sus rampantes mutaciones. Haciendo recuento total, solo 1242 Astartes de los Mil Hijos, apenas una décima parte de la Legión, habían logrado sobrevivir a la devastación de Prospero y al brutal asalto de los Lobos Espaciales.

Escuadra de Mando Apophis

La Escuadra de Mando Apophis de los Mil Hijos establece la que será la última defensa de Tizca, la capital de Prospero

Sin embargo, mientras daba las órdenes para establecer la nueva líneas de defensa, pronto se consoló al descubrir que entre los supervivientes del asalto de los Lobos se encontraban prácticamente todos los marines de mayor experiencia y edad, lo que incluía a Amon, Sobek y Hathor Maat. Los mejores y más valerosos miembros de la Legión, junto con todos aquellos que habían sobrevivido para poder ofrecer sus vidas en presencia de su Primarca, acompañaron a Ahriman hasta las puertas de bronce que franqueaban el paso al interior del edificio y establecieron la que sería su última línea de defensa. Dicha línea rodeaba el parque que circundaba la Gran Biblioteca (destruida ya para entonces por los ataques aéreos y de artillería), e iba desde el Templo de los Athanaean hasta el de los Pavoni, que se habían desplazado en masa para proteger la Pirámide de Photep.

Lucha Lobos Mil Hijos

Enfrentamiento final entre los Lobos Espaciales y los Mil Hijos

Los Lobos Espaciales consiguieron aprovechar la presión directa infligida por su Primarca, así como la de los equipos de intervención de superficie combinados Lobos/Custodes/Hermanas del Silencio que operaban tras las líneas de los Mil Hijos. Uno de dichos equipos, dirigido por el Sacerdote Rúnico Othere Wyrdmake, penetró en la Pirámide de Corvidae y comenzó una quema sistemática de todos y cada uno de los códices y textos allí contenidos. Al interrogar al mortalmente herido Bibliotecario Ankhu Anen, Wyrdmake descubrió donde y cuando podría encontrar y enfrentarse a su enemigo, Ahzek Ahriman, quien en aquel preciso instante se esforzaba una y otra vez en intentar convencer a Magnus para que acudiera en ayuda de su Legión, acción a la que Magnus se negaba repetidamente.

Estableciendo una línea de tiradores compuesta por los supervivientes del Escarabajo Oculto, Ahriman esperaba ser capaz de poder rechazar varios ataques de los Lobos Espaciales antes de tener que retroceder de nuevo. Dicha esperanza resultó rápidamente aplastada cuando se vio a Leman Russ en persona capitaneando a más de 6000 Astartes y Custodes en un asalto directo contra la posición, inferior en hombres y armas, de los Mil Hijos. Ahriman se dio cuenta de que solo le quedaba una cosa que podía hacer, así que, tras ordenar a Maat y Sobek que resistieran, liberó su forma astral y se dispuso a enfrentarse a su propio némesis, Othere Wyrdmake. Ambos psíquicos lucharon en el plano etéreo mientras la batalla del mundo material rugía bajo ellos. Tras un conjunto de ataques y contraataques, Ahriman consiguió vencer. Enlazándose telepáticamente con Wyrdmake, Ahriman volcó en la mente del Sacerdote Rúnico todo lo que sabía acerca de las trágicas razones que habían desencadenado la batalla, en un esfuerzo de hacerle comprender que todo el enfrentamiento había sido fruto de errores, malentendidos y manipulación. Preparado para dejar libre a Wyrdmake, de forma que el Sacerdote Rúnico pudiera dar dicha información a sus superiores y, quizá, detener la masacre, Ahriman se detuvo por un momento a observar el campo de batalla... y vio a Leman Russ y a los Lobos Espaciales aniquilando a su Legión y aplastando todo aquello que los rodeaba. Advirtiendo al fin que no importaba lo que hiciera, ya que su destino y el de sus compañeros parecía haber sido ya sellado, Ahriman descartó su plan original y, lleno de odio y rencor, arrojó al alma capturada de Wyrdmake a los depredadores del vacío que vivían en la Disformidad, y que estaban al acecho, antes de retornar a su cuerpo y prepararse para vivir con las consecuencias de sus actos y morir luchando.

Hijos de Prospero

Los Mil Hijos de Prospero

Ahriman hizo que sus fuerzas retrocedieran aún más, hasta la línea final situada frente a las mismas puertas de la Pirámide de Photep. Habiendo conseguido brevemente valorar las fuerzas que le quedaban, el Bibliotecario Jefe descubrió que apenas quedaban 1200 miembros de los Mil Hijos, y que la Pirámide estaba completamente abarrotada con los ciudadanos supervivientes, últimos supervivientes de un linaje de sabios y eruditos que se remontaban hasta la Vieja Noche. Teniendo un perímetro más estrecho que cubrir, y disponiendo de una protección más densa, los Mil Hijos restantes fueron capaces de retener momentáneamente a los Lobos Espaciales, antes de que estos dejaran libres a sus tropas de terror, unas figuras que al principio los Mil Hijos confundieron con lobos gigantescos, hasta que se dieron cuenta de que eran marines parcialmente blindados. Los Wulfen segaron las últimas líneas de los Mil Hijos, provocando estragos y un número incalculable de muertes.

El aullido de los Wulfen creció en volumen, uniéndose al del propio Leman Russ que se acercaba, hasta convertirse en un ensordecedor crescendo que resonó en los oídos de Ahriman y los demás como un canto fúnebre que presagiaba sus muertes. Pero, desde las alturas, aquellos aullidos recibieron al fin respuesta.

Duelo de Reyes: El Rey Carmesí contra el Rey Lobo[]

La Última Orden de Magnus[]

A pesar de que todo señalaba que el hacha del verdugo iba a abatirse finalmente sobre el cuello de los Mil Hijos, se produjo una moratoria inesperada. Magnus el Rojo, que había estado observándolo todo desde el principio, finalmente respondió a los ruegos de sus hijos agonizantes e hizo patente su presencia, dispuesto a entrar en batalla y luchar por su mundo.

Preherejia batalla de prospero

Magnus se decide por fin a luchar contra los Lobos Espaciales

Incapaz de seguir presenciando la carnicería que estaba acabando con todos aquellos a los que había cuidado y la destrucción que amenazaba con acabar con todo aquello por lo que había luchado, descendió desde la cúspide de la Pirámide de Photep envuelto en relámpagos, lluvia y fuego, una gloriosa imagen envuelta en una dorada armadura artesanal con su salvaje melena rojiza ardiendo de energía psíquica. Su carne ardía por el roce de poderosas e inmensas energías, mayores que nada que hubiera contenido jamás en su interior. Invocando sus fuerzas, acabó con los Wulfen entre explosiones e hizo retroceder a los Lobos Espaciales con la fuerza de una avalancha, apuñalándolos con esquirlas de cristal impulsadas telekinéticamente. Magnus barrió con su único ojo las filas aterrorizadas de los Lobos Espaciales, y aquellos que cruzaron su mirada con la del Primarca murieron de forma instantánea, llevados a la locura por las estigias profundidades del Caos infinito que se hallaban en el abismo de la terrorífica mirada de su ojo. El Rey Carmesí destrozó e hizo explotar los vehículos blindados de los Lobos en atronadoras explosiones causadas por los cegadores relámpagos y los dardos de energía que lanzaba desde las cuchillas de su báculo. A su alrededor, mientras descendía, los mismos cielos se rasgaron, haciendo fluir la misma esencia de la Disformidad en el espacio real y dejando ver centenares de ojos que enloquecieron a todos aquellos que cruzaron sus miradas con la fractura en el espacio/tiempo.

Mientras los Lobos Espaciales retrocedían ante el aplastante despliegue de poder de Magnus, solo Leman Russ y los dos Lobos Fenrisianos que le acompañaban (supuestamente Freki y Geri) se mantuvieron inmóviles, totalmente indiferentes al poder místico de Magnus, con un leve brillo de anticipación en los ojos del Rey Lobo, quien parecía disfrutar con la idea del inminente enfrentamiento con su hermano.

Mientras Magnus se dirigía a enfrentarse al Rey Lobo en el paso elevado frente a la pirámide, redujo lo suficiente el paso del tiempo, empleando su poderosa hechicería, para dictar sus últimas órdenes a Ahzek Ahriman, su hijo más favorecido, su más dotado estudiante, Capitán veterano y Bibliotecario Jefe. Magnus había conseguir predecir que Ahriman conseguiría sobrevivir, aunque él mismo estuviera destinado a caer en la batalla. Le ordenó, por tanto, que volviera dentro de la Pirámide de Photep, que se presentara ante Amon, su Senescal, y que dirigiera a los restantes Astartes de los Mil Hijos en la Pirámide y más allá.

El Primarca tocó el escarabajo de jade situado en el centro de la placa pectoral de Ahriman. El cristal brilló con un pálido resplandor, y Ahriman sintió el inmenso poder que contenía. Magnus le explicó que el cristal había sido extraído de las Cuevas Resplandecientes de Prospero, y que cada Astartes de los Mil Hijos tenía uno en su servoarmadura. Cuando el momento llegara, Ahriman sabría lo que debía hacer, y debería concentrar todo su poder psíquico en su cristal y en el de sus Hermanos de Batalla. Sin entender del todo las crípticas palabras de su Primarca y tragándose su dolor, Ahriman obedeció y, regresando a la Pirámide seguido por los restantes miembros de los Mil Hijos, buscó a Amon, quien le estaba esperando sosteniendo un cofre, que contenía el don de valor incalculable que debía ser sacado de Prospero y que ofreció a Ahriman para que lo abriera. Cuando Ahriman tocó el cerrojo, este se abrió repentinamente. Al abrir la tapa se quedó sin aliento al ver dentro un libro, de tapas escarlatas cuarteadas por el tiempo, ni más ni menos que el legendario Libro de Magnus, la suma completa y detallada del conocimiento, tanto místico como de la Disformidad, del Primarca. Ahriman era ahora el protector y guardián de tal saber, y comprendió con repentina claridad que Magnus no esperaba sobrevivir a su duelo con Leman Russ.

Tras asegurar el futuro de su Legión, el Rey Carmesí restauró el flujo normal del tiempo y se enfrentó a Leman Russ en combate individual.

Choque de Titanes[]

El Rey Carmesí y el Rey Lobo se trabaron en combate, con el destino de Prospero dependiendo del resultado del enfrentamiento, luchando como los antiguos dioses de las pretéritas leyendas de Terra. Magnus generó una jaula hecha de fracturadas descargas de electricidad que surgían del suelo en torno a ambos guerreros, aislándolos de forma que ningún aliado, especialmente los grupos de Custodes y Lobos Espaciales, podía molestarlos ó intervenir en su favor, a la par que aprovechaba esa energía para golpear a su hermano. Aparentando ser inmune a dicha forma de ataque, Russ se acercó al Cíclope Carmesí e hizo llover golpe tras golpe sobre Magnus, destrozando su ornada placa pectoral. Mientras retrocedía, en respuesta, Magnus atacó a su hermano con una abrasadora descarga de frío fuego fatuo que agrietó su armadura y prendió fuego a su pelo trenzado. Separados tan solo por la distancia que cubrían sus armas, la Cuchilla Glacial del Rey Lobo golpeó a Magnus, pero la dorada Hacha de Energía de éste desvió el golpe mientras ambos luchadores giraban y se entrelazaban en una épica batalla rodeada por la pesadilla desquiciante de la ardiente tormenta de cortinas de relámpagos y ensordecedores estampidos de trueno. Era una batalla en todos y cada uno de los niveles posibles: físico, metal y espiritual. Cada Primarca estaba empleando hasta el último gramo de su casi ilimitado poder y voluntad para doblegar y destruir a su oponente. Para todos aquellos que presenciaban, los dos Reyes iluminados por los relámpagos, empapados por la sangrienta lluvia y provocando impactos que retumbaban como truenos, parecían crecer en volumen, tamaño y poder, semejantes a gigantes entre hormigas.

Entretanto, en los cercanas ruinas de los salones de una de las pirámides de los cultos, el Skjald de los Lobos Espaciales Kasper Ansbach Hawser tuvo que enfrentarse a su propio daemon personal, un agente de la entidad que había moldeado su vida con el objetivo de dar origen precisamente a los acontecimientos que le rodeaban. Tras un tenso enfrentamiento, el daemon intentó matar a Hawser, pero no pudo a causa de la intervención de varios miembros de los Lobos Espaciales (Los Hermanos de Batalla Godsmote, Bjorn y Aun Helwintr), así como de un destacamento de Hermanas del Silencio.

Escuadra Tactica Ballatoron

Una Escuadra Táctica de los Adeptus Custodes se prepara para atacar a los supervivientes de los Mil Hijos durante la Quema de Prospero

De vuelta en la batalla principal, las fuerzas reunidas de los Adeptus Custodes y los Lobos Espaciales reunidos intentaron dar fin al duelo y penetrar en la Pirámide. Magnus lo vio y, con un amplio gesto, convirtió el foso en una burbujeante masa de ácido que mató ó hirió a todos los que estaban cruzándolo. Todos aquellos que consiguieron volver a tierra firme, o que aún se encontraban en las riberas del foso, fueron atacados por sombrías manos, surgidas desde los charcos de agua del suelo, que arrastraron a los heridos a la oscuridad. Mientras la tormenta disforme de los cielos seguía rugiendo con toda su intensidad, la tierra temblaba y se quebraba, como si Prospero y todos los que en el planeta estaban hubieran sido condenados.

En el centro de todo ello, Magnus y Russ continuaban con su pelea. Magnus empleó sus poderosas artes místicas, ametrallando al Rey Lobo con puños de poder telekinético envueltos en relámpagos y fuego. Sin embargo, Russ era un Primarca, y tales poderes no tenían más efecto sobre él que hacerle alcanzar mayores cotas de rabia. Uno de los poderosos puños de Magnus atravesó la gélida coraza pectoral de Russ, justo sobre su corazón. El presunto golpe asesino reventó la placa de coraza y clavó afilados fragmentos de ceramita en las entrañas de Russ, apuñalando el corazón del Rey Lobo. En un movimiento reflejo, Russ agarró el brazo ofensor de Magnus y lo quebró, partiéndolo como una ramita y reduciéndolo a miles de pedazos. Magnus movíó entonces su otro brazo, y una hoja afilada de puro pensamiento se desenvainó desde aquel, apuñalando inmisericordemente la dañada armadura del torso del Rey Lobo.

La espada psíquica atravesó a Russ y surgió por su espalda, haciendo que el Rey Lobo doblara la rodilla con un ensordecedor rugido de dolor. Los aullidos de sus Lobos de Fenris se sumaron, haciendo coro, a los de su señor. Mientras Magnus mantenía inmovilizado a su hermano y se preparaba para lanzar el golpe fatal que acabaría con Russ, los dos gigantescos monstruos lupinos que acompañaban al Rey Lobo se abalanzaron sobre las piernas del Rey Carmesí, inmovilizándolas y hundiendo sus colmillos en la carne de Magnus. Dando un traspiés, Magnus disipó la cuchilla mental y golpeó con sus puños la cabeza del lobo de crines negras, lo que reventó el cráneo de este y lo hizo caer al suelo con un gemido estrangulado. Rugiendo y aullando por el dolor, la frustración y la furia, Magnus agarró al lobo blanco que aún retenía sus piernas, arrancándolo con un pensamiento junto con parte de su carne, y lo arrojó sobre las cabezas de los Lobos Espaciales que contemplaban el enfrentamiento, tras lo que se volvió para encarar a su hermano.

Escuadra de Mando Odin

La Escuadra de Mando Odin, de los Lobos Espaciales

Los dos Primarcas heridos volvieron a su enfrentamiento y se trabaron en combate a cierta altura sobre el paso elevado que llevaba a la pirámide, levitando de alguna forma mientras el furioso horror de su enfrentamiento se veía oscurecido por el fuego etéreo y por las descargas de rayos. Distraído como estaba por el combate, Magnus no pudo evitar que una segunda oleada de Wulfen atravesaran a la carrera el foso, apoyados por Lobos Espaciales que emplearon los fragmentos de la pirámide y las culatas de sus propios bólters como improvisadas canoas y remos. Mientras Ahriman intentaba concentrarse lo suficiente como para poder enviar una fuerza que pudiera enfrentarse a las amenazas que se aproximaban, un rugido de agonía venido de lo alto, al que pronto siguió otro distinto y más ruidoso hicieron que la atención de todo el mundo se dirigiera hacia los cielos. Magnus había conseguido impactar a Russ con un ataque psíquico especialmente potente y concentrado, y mientras la descarga de negruzca luz estallaba y se expandía había herido nuevamente al Rey Lobo, que había gritado en agonía. La espada de Russ había golpeado ciegamente al azar e respuesta al ataque, y la punta de esta había cortado a través del rostro de Magnus hasta asestar un golpe definitivo contra el arma más mortífera del arsenal de Magnus: su ojo.

En el momento en el que Magnus retrocedió aturdido por el golpe, todos los extraordinarios efectos pirotécnicos que habían rodeado a los titánicos duelistas se disiparon de forma instantánea, lo que acabó con la ilusión de que era un enfrentamiento entre titanes de la antigüedad... Todo lo que quedó fueron los dos hermanos, arrasados por el dolor y manteniéndose en pie a duras penas sobre una simple pasarela.

Leman Russ derrota a Magnus el Rojo Prospero

Leman Russ le parte la espalda a su hermano Magnus.

Magnus, que había sido herido de mayor gravedad, se apartó del Rey Lobo con una mano tapándole el ojo y con su quebrado brazo chisporroteando por las curativas energías con las que el Rey Carmesí intentaba sanar tanto su extremidad como su ojo. A pesar de estar gravemente herido, agotado y al filo de la muerte, Russ, como buen luchador que era, vio la oportunidad que se le brindaba y la aprovechó, agarrándose a ella literalmente con ambas manos. Rodeó a Magnus y lo agarró por el torso como si fuera un pugilista de lucha libre, rugiendo mientras alzaba a su hermano muy por encima de su cabeza. Todas las miradas se volvieron hacia Russ cuando este, con un rugido preñado de furia y sangrienta alegría, precipitó el cuerpo del Rey Carmesí contra su rodilla. El terrorífico crujido de la columna vertebral de Magnus al quebrarse como cristal resonó como un disparo de cañón, que destrozó el corazón de todos y cada uno de los Astartes de los Mil Hijos que presenciaban la batalla.

El Rey Lobo aulló en signo de victoria a los ennegrecidos cielos, dejando caer después el cuerpo inmóvil de Magnus al lodazal en el que se había convertido el suelo y desenvainando su Cuchilla Glacial, Mjalnar, lista para decapitar a su hermano derrotado. Con sus últimas fuerzas, mientras los cielos lloraban oleosas lágrimas por su derrota, Magnus giró la cabeza, y su arrasado ojo encontró a su hijo pródigo, Ahriman, con el que se enlazó telepáticamente, revelándole al fin su último regalo.

La espada de Russ describió un letal arco descendente dirigido hacia el cuello de Magnus, pero justo antes de que su mortífero filo impactara, Magnus susurró místicas palabras de poder y empleó a Ahriman como conducto a través del cual finalizar los últimos pasos de un gran hechizo maestro que había estado preparando. El cuerpo del Primarca sufrió una dilución instantánea, reduciéndose a la nada en un suspiro, y Ahriman jadeó y boqueó en busca de aire cuando inagotables y vastas reservas de poder en bruto saturaron su cuerpo. Mientras la descarga lo atravesaba, el hechicero supo lo que tenía que hacer. Ahriman unió sus manos sobre el escarabajo de jade colocado en su placa pectoral. Tras la explicación de Magnus, sabía todo lo que debía acerca de dicho artefacto, y visualizó los artefactos gemelos que cada uno de los Astartes de los Mil Hijos portaban sobre su pecho. Mientras visualizaba los objetos, el poder que le invadía se extendió a toda la Legión cuando Magnus empleó el resto de las fuerzas que le quedaban en salvar a sus hijos y a su amada e infame Ciudad de Luz, Tizca. Todos ellos se desvanecieron de la superficie de Prospero en un segundo, teleportándose a través de la Disformidad hasta el Ojo del Terror, para rematerializarse finalmente sobre el Mundo Daemónico que sería conocido en eras futuras como el Planeta de los Hechiceros. Aquel nuevo mundo preservaría su valioso saber, ocultándolo en las bibliotecas que los Mil Hijos había recopilado por toda la Galaxia durante la Gran Cruzada, y los Mil Hijos estarían a salvo de sus enemigos—al coste de sus almas.

Mjalnar golpeó el suelo, inútil. Los Lobos Espaciales habían ganado... pero los Mil Hijos habían escapado de su ejecución.

Resultado Final[]

  • Los Mil Hijos aparecieron en el Planeta de los Hechiceros, y Magnus sacrificó voluntariamente el cuerpo físico que había contenido su esencia, transformándose en un ser etéreo y ascendiendo a la forma más evolucionada de un Príncipe Daemon libre de las fronteras de la mortalidad y de los límites de la realidad. Apareció ante sus hijos supervivientes como una gigantesca forma humanoide envuelta por la luz de las estrellas y el poder de las posibilidades infinitas, con brillantes alas de resplandeciente fuego de Disformidad. Magnus el Rojo se convirtió en el primero de los Primarcas Daemónicos, ascendiendo posteriormente todavía más al convertirse en un Señor de la Transformación, un Gran Daemon de Tzeentch.
  • Los Mil Hijos sucumbieron al "regalo" de su nuevo señor y auténtico salvador de la Caída de Próspero, el Dios del Caos Tzeentch: el completo retorno de sus aberrantes mutaciones genéticas, que amenazó convertir al resto de los supervivientes de los Mil Hijos en descerebrados y babeantes Engendros del Caos. Asustado por el regreso del temido Cambio de la Carne, Ahriman dirigió a una cábala de los más poderosos Bibliotecarios Hechiceros de los Mil Hijos supervivientes de la Caída de Prospero y los dirigió en la invocación del poderoso hechizo daemónico conocido posteriormente como la Rúbrica de Ahriman. El hechizo tuvo éxito, aunque este tuvo un alto precio: Los Hermanos de Batalla de la Legión que carecían de poderes psíquicos se convirtieron en autómatas vivientes. Sus cuerpos quedaron reducidos a polvo, y sus almas quedaron por siempre selladas dentro de sus servoarmaduras—cada una de las juntas quedó sellada de forma mágica, dejando atrapadas las almas para siempre en una pesadilla de existencia de muerte viviente. Aquellos pocos de entre los Astartes de los Mil Hijos que poseían capacidades psíquicas, y que por tanto no sucumbieron a la Rúbrica vieron incrementados sus poderes psíquicos en una escala abrumadora debido al poder del hechizo. El hechizo consiguió su objetivo al detener las temidas mutaciones, tanto en los hechiceros supervivientes como en su hermandad no muerta.
  • Magnus se enfureció por el audaz hechizo de Ahriman y lo acaecido a sus hijos, aunque en secreto estaba más que satisfecho con el nivel de conocimiento místico que la Legión había obtenido tras su metamorfosis. Enfrentándose a la cábala que había desarrollado la Rúbrica, un Magnus enfurecido casi acabó por completo con Ahriman, pero la intercesión personal de Tzeentch hizo que le perdonara la vida, al considerarlo como un útil peón. Magnus exilió a Ahriman y a sus restantes colaboradores del Planeta de los Hechiceros, y les ordenó que vagaran para siempre por la galaxia en busca de comprensión y conocimiento acerca del verdadero significado del Caos, una misión que hoy día sigue adelante.
  • Se desconoce el destino de los supervivientes de la Guardia de las Torres y de los ciudadanos de Prospero. Sin embargo, dado que los Lobos Espaciales habían recibido la orden de acabar con todos los habitantes de Prospero y reducir a cenizas el planeta, el destino de aquellos que permanecieron en la Pirámide de Photep tras la desaparición de los Mil Hijos no parece ser muy halagüeño.

Orden de Batalla durante la Batalla de Prospero[]

Fuerzas Implicadas - Prospero[]

Legión Astartes de los Mil Hijos[]

Aunque no se citan cifras, se cree que la mayoría de los miembros de la Legión se encontraba en Prospero en la época de la batalla. Una orden de reunión había sido transmitida con anterioridad a toda la legión, y aunque no todos los miembros de la legión consiguieron llegar a tiempo para verse involucrados, muchos si lo hicieron. Aparte de todo ello hay que tener en cuenta a todos los marines y personal auxiliar que fueron enviados lejos junto con la flota de los Mil Hijos. Varios grupos de legionarios pueden ser incluidos dentro de esta última división. Aunque no existe un orden de batalla que pueda darse por seguro, el examen de la lista de oficiales veteranos puede arrojar algo de luz sobre el asunto, ya que si el Capitán de una de las Hermandades estaba en el planeta lo más seguro es que el resto de la Hermandad se viera envuelta en los acontecimientos del combate. Como ejemplo, el Capitán Baleq Uthizaar de la 5ª murió en Prospero antes de la propia batalla, mientras que el Capitán Menes Kalliston de la 4ª se encontraba entre las unidades enviadas junto con la flota y ausentes del enfrentamiento principal.

Comandantes[]

  • Magnus el Rojo, Primarca de la Legión de los Mil Hijos.
  • Lucretia Elunnirai, Senescal Prime de la Guardia Prosperina y comandante de la milicia de Próspero
  • Katon Aphea, Comandante de la Guardia Palatina del Norte
  • Sokhem Vithara, Capitán del 15º de Infantería de Asalto
  • Magus Prime Tacitus Proctor, Domine del enclave prosperino de Zhao-Arkhad y de la Orden Eminarii
  • Calvar Ibranum, Guardián-Princeps de la Vigilia de Próspero de la Legio Xestobiax

Otros personajes importantes[]

  • Baleq Uthizaar - Capitán de la 5ª Hermandad y Magister Templi del Culto Athanaean (Fallecido).
  • Sul Contep - Oficial de línea de la 5ª Hermandad.
  • Khalophis - Capitán de la 6ª Hermandad y miembro del Culto Pyrae (Fallecido).
  • Phael Toron - Capitán de la 7ª Hermandad, miembro del Culto Raptora (Fallecido).
  • Amon - Capitán de la 9ª Hermandad y Senescal de Magnus el Rojo, fundador del Culto Corvidae y comandante de los Exploradores Auxiliares de los Ocultos de los Mil Hijos.
  • Ankhu Anen - Guardián de la Gran Biblioteca, miembro del Culto Corvidae (Fallecido).

Contingente principal[]

  • Los Mil Hijos - Aunque se estima que la Legión de los Mil Hijos eran unos 80 000 – 90 000 astartes, aproximadamente 62 000 estaban presentes en Próspero, principalmente en Tizca. Unos 3 000 de ellos desaparecieron del campo de batalla junto con la pirámide de Photep. Remanentes de la 5a Hermandad consiguen escapar del planeta en dos arcas de transporte del Ejército Imperial.
    • Primera Hermandad – 9 000 marines espaciales, la mayoría de las escuadras de exterminadores de la Legión. Recientemente reforzada a plena capacidad.
    • Segunda Hermandad – 7 800 marines espaciales. Como la mayoría de las Hermandades, estaba compuesta por una mezcla de tipos de unidades divididas entre las líneas de los Cultos y las Órdenes.
    • Tercera Hermandad – 8 200 marines espaciales, reforzados de recientes campañas casi a plena capacidad.
    • Cuarta Hermandad – 200 marines espaciales. Solamente una pequeña guardia de honor de la Cuarta Hermandad estaba presente en Próspero en este momento.
    • Quinta Hermandad – 6 200 marines espaciales, fuerza reducida a causa de campañas recientes y con algunas compañías en campaña operativa. Alrededor de 3 000 consiguen escapar del planeta.
    • Sexta Hermandad – 4 000 marines espaciales. Se cree que la mitad de las fuerzas de la Sexta estaban desplegadas en los sectores alrededor de Zhao-Arkhad en el Sur galáctico.
    • Séptima Hermandad – 7 200 marines espaciales, fuerza reducida a causa de campañas recientes y con algunas compañías en campaña operativa.
    • Octava Hermandad – 8 400 marines espaciales, reforzados de recientes campañas casi a plena capacidad.
    • Novena Hermandad – 7 900 marines espaciales, fuerza reducida a causa de campañas recientes y con algunas compañías aun activas más allá del rango de contacto.
    • La Órden de Ruina – 1 900 marines espaciales y 800 autómatas de Batalla. Se cree que aproximadamente la mitad de la Orden de Ruina estaba adjunta a destacamentos de los Mil Hijos operando en campaña a lo largo de la galaxia o enviada a las posesiones de la flota.
    • La Órden de la Ceguera (también Órden del Ciego) – 888 marines espaciales. Se cree que la Orden al completo acudió a la llamada de Magnus, llegando a Próspero por medios misteriosos, antes que la mayoría del resto de unidades.
    • La Órden del Chacal – 604 marines espaciales, divididos en destacamentos asignados a cada Hermandad y contingente en la Cruzada.
  • Guardia Prosperina – Compuesto por tres cuerpos distintos: la Guardia de las Torres, la Guardia del Cielo y los regimientos Expedicionarios. Los regimientos de la Guardia Prosperina estaban equipados a distintos niveles, pero en todos casos se consideraban bien armados y entrenados. Se estiman unos 85 000 soldados en los distintos cuarteles y campos de entrenamiento de Tizca y en los puestos menores dispersos a lo largo de Prospero en el momento de la invasión. Unos 3 000 Guardias desaparecieron sin dejar rastro junto con la Pirámide de Photep, siendo el resto eliminados.
    • Guardia de las Torres de Próspero - El regimiento principal de la Guardia Prosperina. Algunos de los Supervivientes de la Guardia de las Torres estuvieron presentes en la Pirámide de Photep al final del enfrentamiento.
      • Guardia Palatina del Norte - Desplegados en el Distrito de Nephra-te de la Vieja Tizca. Aplastados por Leman Russ y sus Lobos Espaciales en menos de dos minutos.
      • Guardia Palatina del Oeste - Desplegados en los Puertos de Transferencia de Tizca, al Oeste de la ciudad. Derrotados en el asalto de la Legio Custodes.
      • Guardia Palatina del Sur - Participaron en la defensa del Bastión Vulperino y el Gran Canal Sesotriano.
      • Templarios Prosperinos - Regimiento de élite. Desplegados junto a la Guardia Palatina del Oeste. Parte de ellos participaron en la defensa de la Gran Biblioteca y la Pirámide de Photep.
      • Derviches Prosperinos - Regimiento de élite. Participaron en la defensa de la Gran Biblioteca y la Pirámide de Photep.
      • 15º Regimiento de Infantería de Asalto de Próspero - Desplegados en el distrito Este de la Vieja Tizca.
      • Pioneros de Asalto de Próspero - La mayoría del regimiento fue eliminado durante las salvas iniciales del bombardeo orbital, al ser destruidos tres de los cuatro barracones que tenían asignados. Los supervivientes se posicionaron en el Suroeste de Tizca.
    • Guardia del Cielo - La fuerza aérea principal de Próspero. Envió a todos y cada uno de sus escuadrones de deslizadores antigravitatorios biplaza desde sus hangares al sur de Tizca. Armados con Lanzas Termales y Módulos de Misiles, sus vehículos con forma de disco se enfrentaron a las fuerzas Leales en los cielos de Tizca. Fueron totalmente aniquilados.
  • Tagmata de Zhao-Arkhad – Las fuerzas de defensa del colectivo autónomo de Zhao-Arkhad estaban presentes en su propio enclave, en las tierras salvajes de Próspero, como parte del tratado de suministros a la Legión. Consistente principalmente en varios autómatas de combate y otras unidades mecanizadas, siendo en torno a unos 8 000 guerreros y autómatas. Casi ninguno de ellos estuvieron presentes en Tizca, permaneciendo en los templos subterráneos protegidos por campos Geller.
  • Legio Xestobiax – Una Vigilia completa de la Legio Xestobiax estaba estacionada en el enclave de Zhao-Arkhad, compuesta por unos doce Titanes de diferentes tipos. Al igual que sus gobernantes de Zhao-Arkhad, la Vigilia de Próspero de la Legio Xestobiax estaba estacionada fuera de la ciudad de Tizca, acomodada en la vasta red de búnkeres subterráneos de su enclave.
  • Canis Vertex - Titán de Línea Warlord.
  • Regimientos de milicia ciudadana – En teoría, un gran porcentaje de la población adulta de Tizca podía ser enrollada y armada usando las armerías de reserva dispersas a lo largo de la ciudad, creando una fuerza miliciana de millones. No obstante en la práctica tal fuerza era de un valor estratégico negligible dada su falta de entrenamiento y de liderazgo efectivo.
  • 1ª Legión Helikon y FreeKorps de Magdan – Ambos regimientos del Ejército Imperial habían sido redirigidos unos meses antes del ataque a Próspero para reabastecerse y descansar en Tizca, esperando ser recogidos y redesplegados tras la finalización de la Pacificación de Tigarth. Los regimientos de otros planetas eran estacionados en barracones generales en el extrarradio de la ciudad, designados para fuerzas en tránsito, quedando acantonadas sin acceso a la ciudad. Estos dos regimientos, uno de infantería mecanizada de asalto y el otro de escaramuceadores ligeramente equipados, tenían poco en común salvo que ambos provenían de nuevos mundos en obediencia cuyos gobernadores apenas guardaban lealtad al nuevo Señor de la Guerra. En ambos casos, las órdenes que les enviaron transferidos a Próspero con tan poco tiempo provenían de oficiales asignados por el Señor de la Guerra. Los Freekorps se desplegaron en torno a la desembocadura del río Lehmsa para retirarse después hacia las Mansiones Palatinas, donde fueron aniquilados.

Fuerzas Implicadas - Imperiales[]

Legión Astartes de los Lobos Espaciales[]

La Legión de los Lobos Espaciales al completo estuvo presente en Prospero, y se dice que superaba numéricamente en gran medida a la de los Mil Hijos.

Personajes Importantes[]
  • Leman Russ - Primarca de la Legión de los Lobos Espaciales.
  • Aun Helwintr - Sacerdote Rúnico de la 3ª Compañía.
  • Jormungndr - Astartes, 3ª Compañía.
  • Bjorn - Astartes, 3ª Compañía.

No Astartes[]

  • Kasper Ansbach Hawser - Skjald de la 3ª Compañía de la Legión de los Lobos Espaciales, y agente secreto infiltrado de los Ocultos (Exploradores Auxiliares) de la Legión de los Mil Hijos.

Adeptus Custodes[]

  • Amon Tauromachian.

Hermanas del Silencio[]

  • Hermana-Comandante Jenetia Krole - Jenetia Krole era la oficial al mando de la Guardia Raptor de la Hermandad Silenciosa y una de las confidentes de combate personales del Emperador, así como la Hermana del Silencio de más alta graduación durante las primeras fases de la Herejía de Horus.

Podcast[]

Fuentes[]

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK y Lexicanum Inglés.

  • La Herejía de Horus: Visiones Colectivas.
  • The Horus Heresy: Burning of Prospero. Games Workshop.
  • Horus Heresy vol. 7, Inferno