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La Batalla de Gathalamor fue uno de los conflictos entre las fuerzas del Imperio de la Humanidad y el Caos, tuvo lugar durante la Cruzada Indomitus.
Antecedentes[]
Al final del cuadragésimo primer milenio, Gathalamor fue escenario de una cruenta batalla que redujo el mundo prácticamente a ruinas.
El Regente Imperial Roboute Guilliman designo el mundo Cardenal como uno de los principales puertos desde los que extender la Cruzada Indomitus. A tal efecto, dirigió hacia Gathalamor a la Flota Primus, la mayor del contingente imperial.
El primarca de los Ultramarines adivinó que las fuerzas del Caos intentarían impedir que los imperiales fortificaran Gathalamor y envió una hueste defensiva compuesta, entre otros, por el 84 regimiento de la Guardia de Hierro Mordiana, el 40° regimiento de Tanquistas de Phyroxia, y cinco lanzas de la Casa Kamidar de la Questor Imperialis. A estas fuerzas se unieron varias preceptorías de la Orden del Sudario de Plata, con base en el propio planeta.
El alto mando de los defensores imperiales estuvo formado por el Coronel-Jefe Jurgen de Phyroxia, la Canonesa Imelda Veritas de la Orden del Sudario de Plata, la Princesa Jessivayne Y’Kamidar de la Casa de Caballeros Kamidar y, como comandante en jefe, el General Luthor Dvorgin, de la Guardia de Hierro de Mordia.
Inicio del Conflicto[]
Una semana después del despliegue de las fuerzas imperiales, Gathalamor fue invadido por las fuerzas del Caos. Una flota de Guerreros de Hierro, acompañados por 200 Portadores de la Palabra entró en el sistema derrotando a las fuerzas navales leales y obligándolas a retirarse fuera del sistema. Al mismo tiempo, innumerables civiles y las Fuerzas de Defensa Planetaria se alzaron contra los fieles al Emperador. El ataque fue un éxito rotundo para los siervos de los Poderes Ruinosos que tomaron las principales fortalezas casi sin oposición. Lord Tenebrus, la Mano de Abaddon, líder de los traidores al Trono, estableció su cuartel general en el Macro-Cathedrum de Asclomaedas el Constructor.
Rodeados, los imperiales se retiraron a la seguridad del puerto espacial y, protegidos por sus escudos de vacío, establecieron una defensa estoica en espera de la llegada de refuerzos de la Cruzada Indomitus. Las órdenes de Roboute Guilliman eran claras: el espacio puerto debía permanecer operativo y en manos imperiales.
El General Dvorgin, desconfiando de las artimañas de los seguidores del Caos, ordenó varias partidas de exploración detrás de las líneas enemigas. Sus sospechas demostraron estar fundamentadas, pues los exploradores descubrieron que los siervos de Lord Tenebrus estaban realizando excavaciones buscando los restos de Bucharis. Sin embargo, poco podían hacer al respecto. Con la caída en manos traidoras de Fuerte Bastabus, los leales al Trono se preparaban para una última defensa desesperada.
Mientras tanto, Kar-Gatharr, Apóstol Oscuro de los Portadores de la Palabra y su acólita Tharador Yheng, hallaron la tumba de Bucharis y, en su interior el anillo del hereje. Este anillo, símbolo de la falsa fe que corrompió a tantos, era un arma muy poderosa. El objetivo real de los siervos del caos era usar el anillo contra Roboute Guilliman matando así al último hijo leal del Emperador.
Refuerzos Imperiales[]
Las maquinaciones de la Mano de Abaddon no pasaron desapercibidas en la Flota Primus. Los psíquicos imperiales y el emisario Aeldari de Eldrad Ulthran, Illiyanne Natasé, advirtieron al primarca del riesgo inminente. Guilliman decidió enviar una fuerza de avanzadilla liderada por el Capitán Escudo del Adeptus Custodes Marcus Achallor. Esta fuerza de combate constaría de 5 Custodes y 30 Marines Espaciales Primaris de los Hijos Innumerables de la línea de Rogal Dorn. Al frente de los Astartes estaba el sargento Racej Lucerne. La misión acudió a Gathalamor en el Crucero Radiante bajo el mando de la Señora Naval Ebele Sangar.
Con la llegada de los refuerzos imperiales, los defensores cambiaron el rumbo de la campaña a su favor. Con la ayuda de los Custodes y con una serie de asaltos coordinados, los leales fueron capaces de retomar el Bastión Bendito. Una fortaleza supuestamente inexpugnable que había caído únicamente gracias a la traición de su guarnición. Con el Bastión bajo su control, los imperiales lograron restablecer las comunicaciones a nivel continental y coordinar una contraofensiva.
Sin embargo el asalto tuvo un alto coste en vidas. Previendo la ofensiva imperial, el Herrero de Guerra Torvann Lokk, lideró a los blindados de los Guerreros de Hierro en una emboscada. Sólo la temeridad del hijo de Perturabo y la intervención de la Radiante con un bombardeo orbital, evitaron la total aniquilación de los Astartes y las Hermanas de Batalla.
Ofensiva Final[]
Los Imperiales tenían ventaja ahora, pero para su desgracia, no podían detenerse a descansar y reaprovisionarse. Lord Tenebrus había completado El Regalo de Bucharis. Un gigantesco cañón de hueso y Noctilita capaz de disparar las almas de los muertos de Gathalamor en un haz de energía devastadora. Sabiendo que la vida del Primarca estaba en peligro, los defensores de Gathalamor se lanzaron a una ofensiva contra el Macro-Cathedrum de Asclomaedas.
La batalla resultó devastadora. El asalto coordinado logró quebrar las defensas de los traidores, pero el uso del Regalo de Bucharis generó una terrible destrucción. En el espacio, el Grupo de Batalla Orpheus, liderado por Lord Kseyvorn, fue prácticamente aniquilado por el arma del Caos. Pese a los esfuerzos leales, la superioridad numérica de los traidores habría resultado arrolladora. Sin embargo, la actuación de Achallor y un pequeño grupo de infiltración despejó el camino a la Flota Primus. Un contingente del Adeptus Custodes bajo el mando del mismísimo Maldovar Colquan, se teleportó sobre el planeta destrozando las líneas de los herejes y otorgó la victoria al Imperio.
Consecuencias[]
El asalto costó infinidad de vidas en ambos bandos entre las que destacan las de la Princesa Jessivayne Y'Kamidar y el Capitán-Escudo Marcus Achallor en el bando imperial y la de Kar-Gatharr entre los seguidores del Caos.
Gracias a la victoria en Gathalamor, el Imperio pudo asegurar la llamada Puerta de los Huesos como ruta para la Cruzada Indomitus. Esta ventaja estratégica fue fundamental para coordinar a las distintas flotas en sus avances simultáneos por Imperium Sanctus y proseguir así con la reconquista de los dominios imperiales perdidos durante la Noctis Aeterna.
Los Guerreros de Hierro y Lord Tenebrus se retiraron del planeta y, lo que es más importante, se llevaron con ellos el anillo del apóstata Bucharis para usarlo en planes futuros.
Gathalamor fue recuperado por los imperiales que lo convirtieron en un bastión para la expansión de la Cruzada Indomitus. Las Hermanas de Batalla de la Orden del Sudario de Plata se quedaron a cargo de destruir a todos los herejes que permanecieran en el planeta.
La Casa de Caballeros Kamidar regresó al Protectorado de Ironhold habiendo sufrido la pérdida de su princesa y numerosas bajas. Sin embargo, dada la importancia de sus dominios para la Cruzada Indomitus, ganaron gran relevancia política. Junto a ellos se retiró el 84° regimiento de la Guardia de Hierro de Mordia para ayudar en la pacificación y transformación del dominio en una fortaleza imperial.
Conflicto de Canon[]
En el Códex: Adeptus Custodes (8ª edición) se narra una versión alternativa de esta batalla. Ignorando la implicación de Lord Tenebrus y el Regalo de Bucharis e incluyendo a miembros de la Legión Negra entre las fuerzas traidoras. Asimismo las fuerzas leales que acuden a liberar Gathalamor incluyen una fuerza combinada de Adeptus Custodes y Caballeros Grises bajo la dirección del Capitán General Trajann Valoris y del Gran Maestre Voldus en lugar de los personajes descritos en la novela La Puerta de Huesos.
Fuentes[]
- La Puerta de los Huesos, por Andy Clark.
- Codex: Adeptus Custodes (8ª Edición).