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El atestado mundo colmena de Desoleum y particularmente su capital planetaria, Desoleum Primus, es el hogar de las conocidas como Bandas de Desoleum, bandas de criminales que imponen su ley y gobierno en los niveles inferiores de la colmena. Sus temibles guerras y enfrentamientos dejan tras de sí un reguero de sangre y amargura que no hace más que abonar la siguiente confrontación. 

Las bandas[]

En la subcolmena, donde ni los sancionadores patrullan, no existe otra ley que el cañón de las pistolas. Allí las bandas mandan, innumerables bandas de mortíferos guerreros que se han labrado un territorio en las profundidades. Con fuerza bruta, astucia cruel y una voluntad implacable para hacer lo que sea necesario por sobrevivir, se han vuelto una fuerza ponderosa en la colmena, con oscuras leyendas que se extienden más allá del sistema Desoleum. Por lo general son pandilleros cualificados y la Guardia Imperial piensa en ellos al “reclutar” nuevos regimientos de Granaderos Juramentados. Si alguna vez se organizasen tras un único objetivo o líder, estas bandas podrían invadir la colmena en un solo día, y el planeta en una semana.

Aunque rigen las regiones inferiores, las bandas que quieren más poder buscan el patrocinio de una de las grandes casas del Consorcio, y durante siglos se ha forjado un acuerdo recíproco entre facciones que tienen pocas razones para coexistir de forma pacífica. Bandas y casas se entrelazan, y las guerras o tratos realizados entre ellas representan los enfrentamientos entre las grandes casas; un líder pandillero vencido nunca sabrá, por ejemplo, que su escaramuza le ha costado a su casa patrocinadora tal prestigio que su fortuna no se recuperará en varias generaciones.

En el Consorcio, las bandas consiguen financiación y apoyo de otro modo imposibles de obtener. En ocasiones se permiten pandilleros como siervos en la colmena principal, donde hallan aún más recursos, y mercado para artículos robados y tesoros de la Oscuridad, las profundidades bajo la colmena. En las bandas, las grandes casas del Consorcio encuentran sirvientes para realizar tareas que no pueden aprobar en público, desde asesinatos hasta contrabando.

No a todas las bandas las patrocinan miembros del Consorcio, algunas son simples pandillas unidas para sobrevivir o por interés común. Las sectas religiosas demasiado problemáticas para vivir arriba, como los necrosectarios, los adoradores heréticos, las tecnobandas que actúan bajo las órdenes de tecnosacerdotes locos y obsesionados, sancionadores expulsados que saben que en cualquier otro lugar simplemente los matarían, nobles disolutos y sus criados bregando por sobrevivir: todas estos y más luchan por la supervivencia en las profundidades de la subcolmena.

Aunque sujetas a una increible variedad, muchas de las bandas de Desoleum pertenecen a una de las afiliaciones dominantes. No existe una estructura formal en cada una de ella, pero tienden a compartir varias expresiones y actitudes culturales. En cada afiliación hay numerosas bandas, cada una con su propia vestimenta y nombre llamativos. Algunas son demasiado infames o bárbaras para verlas en la colmena principal, aunque la mayoría tienen al menos un par de bandas disidentes capaces de frenar su violencia lo suficiente para hacer frente al resto de la colmena. Las afiliaciones más conocidas son los Rebanacarnes, los Máscaras de Muerte, los Chicos de las Nubes, las Tecnobandas y los Caras Pintadas, pero existen muchas más, listas para dejar su sangrienta marca sobre la colmena y cualquiera que cruce su territorio.

Rebanacarnes[]

Imperio desoleum bandas rebanacarne

Miembro de las bandas de los Rebanacarne

Bandas destacadas:

  • Los Estirpes.
  • Los Reyes del Escalpelo.
  • Los Laceradores.
  • Los Leones Rojos.
  • Los Ángeles Afilados

Como su nombre indica, a estas bandas les encantan los cuchillos y usan casi exclusivamente armas de filo: cuchillos, espadas o cualquier otro arma con un tajo suficiente. Al abstenerse de usar armas de fuego, se recrean en el uso de cuchillos arrojadizos como arma a distancia principal. En combate los rebanacarnes son agresivos y rápidos, optando por la agilidad y la velocidad con las armas. Son hostigadores silenciosos que prefieren infiltrarse entre sus enemigos o emboscarles. Una vez comienza la batalla, sin embargo, son ruidosos y salvajes, profiriendo gritos con cada corte que hacen. Los rebanacarnes aprecian en gran medida el combate cara a cara, pero prefieren infligir heridas graves a matar, ya que asegura que sus enemigos siempre recuerden quien les venció. Muchas de las hojas que usan están muy dentadas con puntas gruesas y triangulares para mutilar al máximo. Algunos impregnan los filos con dolorosas toxinas o ácidos nerviosos para asegurar que los cortes sean especialmente memorables.

Muchos rebanacarnes realizan rituales de escarificación para mostrar su iniciación, combates memorables, acontecimientos relevantes, y similares. Las heridas de batalla, si se reciben en combate cuerpo a cuerpo, se suelen tratar con tintes para realzar las cicatrices y luego con cortes adicionales para que se vea mejor como fueron hechas. Como en las numerosas facciones de bandas de la colmena Desoleum, los nuevos reclutas deben someterse a una rigurosa iniciación, en este caso una que consiste en filos y sangre. En primer lugar se practica un largo, lento y doloroso corte a lo largo de un brazo, que debe ir al menos de la muñeca al codo. A continuación se introduce a la fuerza sangre y polvo de hueso de muertos en el corte, para formar una cicatriz impresionante. Las cicatrices largas y firmes indican que el iniciado realizó el ritual sin temblar, lo que infunde respeto dentro de la banda.

El mito afirma que los rebanacarnes fueron fundados por miembros de un grupo de guerreros forasteros que fueron al planeta para sofocar una rebelión en la colmena. En los relatos transmitidos de un Maestro del filo al siguiente, esta unidad fue acusada de saquear e iba a ser ejecutada, pero en lugar de eso escapó a las profundidades de Desoleum. Su habilidad con sus armas les convirtió una poderosa fuerza en las regiones inferiores y muchas otras bandas copiaron su estilo.

En algún momento tras su creación, el grupo se dividió en una facción aún más violenta, llamándose a sí misma Destrozacarnes, y pasando a utilizar armas sierra más extremas. Estos pandilleros son incluso más violentos y sanguinarios que sus progenitores y suelen emplear espadas y hachas sierra, muchas de ellas modificadas con púas y ganchos para causar laceraciones aún más terribles. También emplean cuchillos sierra más pequeños y enormes gujas sierra, y los más maníacos incluso llevan nudilleras sierra.

Las bandas de Rebanacarnes son ultraviolentas y suelen reunir reclutas expulsados de otras pandillas por ser demasiado crueles, beligerantes y sufrir una constante e irracional atracción por el combate. Algunas bandas, sin siquiera saberlo, caen poco a poco en el Caos a medida que su atracción por la sangre y el dolor se hace demasiado insoportable. Sus cicatrices cambian de forma sutil para asemejarse a las marcas de Khorne o Slaanesh en el momento que sus prácticas atraen las bendiciones de esos Poderes Ruinosos.

Máscaras de muerte[]

Bandas destacadas:

  • Los Rostros Falsos.
  • Los Desolladores.
  • Los Coleccionistas de Huesos.
  • Los Pieles Muertas.
  • Los Máscaras de Muerte.

Son necrosectarios que adoran la muerte en sus muchas y variadas formas. Cada pandillero elabora y lleva una máscara con la piel del rostro de su primera víctima, aunque algunos la sustituyen tras una muerte especialmente memorable. Las máscaras bien elaboradas, con pocas marcas o puntos de sutura, son señal de un elevado estatus, sobre todo si el rostro es reconocible. El resto de la grotesca vestimenta de un máscara de muerte consiste, en su mayor parte, en gruesas correas de cuero con incrustaciones de hueso y metal, y un taparrabos de piel rasurada. Llevan tótems de hueso tallado, mandíbulas y amuletos con dedos y orejas. Portan cráneos de muertes preciadas o familiares amados en cinturones o cadenas. A diferencia de la mayoría de bandas, no se internan en la colmena principal de Desoleum; muchos allí los consideran sólo oscuros cuentos pensados para asustar a los trabajadores que quieran dejar de lado sus juramentos.

La mayoría de máscaras de muerte son grandes y entrados en carnes. A diferencia de los moradores de la subcolmena, ellos comen bien, pues disponen de un montón de carne tras desollar a alguien. Recubren sus cuerpos de grasa hasta que gotea, lo que hace que su piel desprenda un olor rancio y asqueroso. No tienen mujeres, ya que sus códigos prohíben cualquier cosa que pueda producir vida entre sus miembros. En combate, los pandilleros máscaras de muerte prefieren usar martillos y porras de gran tamaño, lo que sirve mejor para apalear a sus enemigos hasta morir. Cuando emplean armas a distancia, suelen ser simples y brutales como rifles automáticos o ametralladoras pesadas. Sea cual sea su armamento, ningún máscara de muerte sale sin un cuchillo para desollar o algún otro arma corta y afilada.

Un rasgo peculiar de los máscaras de muerte es su costumbre de presenciar el momento exacto de la muerte de sus enemigos. Tras herir de muerte a un enemigo, quedan hechizados al contemplar al moribundo, con la mirada fija en sus ojos apagándose e ignorando todo lo demás. Fuera del combate, realizan elaborados rituales para celebrar la muerte de uno de los suyos. Hay quien afirma que estos rituales mortuorios les conceden mayor poder sobre los vivos, un asunto discutible, aunque preocupante dada su ya impresionante letalidad.

Chicos de las nubes[]

Imperio desoleum bandas chicos de las nubes

Miembros de las bandas de los Chicos de las Nubes

Bandas destacadas:

  • Los Dandis Patas Largas.
  • Los Rostros Angelicales.
  • Los Asesinos Estilosos.

Entre las depravadas bandas de Desoleum, los Chicos de las Nubes destacan no sólo por su letalidad, sino por su crueldad. Sus miembros son exclusivamente de las zonas altas; la mayoría jóvenes matones de familias nobles, que no se encuentran en la línea de sucesión y que son un motivo de vergüenza constante para sus casas. Algunos son desterrados a los niveles inferiores y otros se van por su cuenta, deseosos de escapar. A diferencia de casi el resto de la colmena, realmente no sólo han visto el cielo, sino que al mirar abajo han visto las nocivas nubes inferiores, del mismo modo que ven a casi todos los demás miembros de la colmena.

Ex‑nobles deshonrados, expulsados o exiliados de las zonas superiores lideran varias bandas, algunos tras escapar de una ejecución o servicio forzoso en los Granaderos Juramentados de Desoleum. Su actitud atrae con facilidad a nuevos miembros en las áreas inferiores de la colmena, ofreciendo protección y camaradería. Otros simplemente traen a sus séquitos de seguidores con ellos cuando son obligados a irse a la subcolmena, pero una vez acomodados, estas nuevas bandas delimitan rápidamente un territorio usando las poderosas armas que traen consigo.

Las bandas de Chicos de las Nubes son conocidas por su estilo y depravada ferocidad. Llevan el pelo en elaboradas cuñas y formas de gomina y espuma brillante. Algunas bandas llevan elaboradas máscaras, mientras que otras llevan sombras de obsidiana que brillan con patrones de colores fluidos, todo para preservar su identidad, o por simple pretensión. Su ropa es también colorida, pero letal, como chalecos acolchados con escamas de caparazón, capas de seda monofibra y tejido antifragmentación, y guantes cubiertos de placas de metal. Muchos llevan elaborados abrigos, botas de punta afilada, mallas estampadas y sombreros adornados, todos hechos de materiales inauditos en estas zonas inferiores. Los debates sobre qué atuendos son los más letales a menudo terminan en combates, que cubren todos los colores de rojo rápidamente.

Los chicos de las nubes se mofan de sus enemigos empleando modales excesivamente refinados, despreciando con su superior vocabulario a quienes les rodean antes de lanzar asaltos sangrientos. Puede parecer que no se toman sus acciones en serio, pero la mayoría están locos y ven a los demás como bestias inferiores para su diversión. Aunque su comportamiento puede parecer cortesano, son sádicos psicópatas que se cuentan entre los habitantes más peligrosos incluso en el entorno letal de la subcolmena.

Tecnobandas[]

Bandas destacadas:

  • Los Ferreteros.
  • Los Hojalatas.
  • Los Pertrechados.
  • Los Engranadores.

Fascinadas por la tecnología, estas bandas adoran a la máquina y muchos tienen fuertes vínculos con el Culto Mechanicus en los niveles más altos de la colmena. La mayoría de sus miembros tienen implantes y otros augméticos de mala calidad y mal instalados; sin esperar una herida que requiera reemplazos artificiales, realizan la cirugía una vez sus dispositivos hechos en la colmena se consideran aptos para implantar. Sus augméticos son simples pero potentes, y llevar tecnología que el propio pandillero se ha construido es un signo de honor. Las bandas con un tecnohereje o tecnosacerdote exiliado al frente se caracterizan por una biónica realmente imaginativa, objetos que escandalizarían a los seguidores del Mechanicum en la colmena superior.

Estos pandilleros adoran las armas (a menudo literalmente), especialmente las armas de energía de cualquier tipo; algunas se han enfrentado sólo para obtener una pistola de plasma. En combate, las tecnobandas suelen tener mayor potencia de fuego, pero no la habilidad para usarla correctamente. Muchos aspiran a algo mejor, reparando vehículos y otras máquinas de la subcolmena, volviéndose tan valiosos como para ser protegidos de sus enemigos. Algunas bandas incluyen servidores reales capturados en redadas de la colmena superior. Algunos crean los suyos a partir de miembros lobotomizados con augméticos experimentales implantados, y rara vez viven mucho tiempo.

Su atuendo es pesado e industrial, pero muestran orgullosos sus augméticos mecánicos. Muchos rapan su cabeza y pintan su piel en tonos metálicos o incluso se frotan metal fundido, todo para vincularse con la máquina. Aunque pocos tienen conjuradores de trabajo, intentan crear sus propias versiones, más para imitar el estilo mecánico que para indicar juramentos reales. Muchas tecnobandas tienen amplias redes entre los tecnobuscadores que rastrean los lagos del sumidero en busca de reliquias arcanotecnológicas y xenotecnología, y si hay nuevos descubrimientos, suelen ser los primeros en saberlo.

Caras pintadas[]

Imperio desoleum bandas caras pintadas

Pandillera de las bandas de los Caras Pintadas

Bandas destacadas:

  • Los Chicos de las Agujas.
  • Los Ángeles Pintados.
  • Los Sangre de Tinta.
  • Los Pieles Bonitas.

Una rama de los Rebanadores, los Caras Pintadas amaban la carne decorada más que las meras cicatrices. Mezclaban coloridas tintas con la carne cortada, que evolucionaron en elaborados tatuajes y finalmente una de sus bandas, los Ángeles Pintados, rompieron su cuchillo ceremonial y los abandonaron. Varias bandas siguieron su ejemplo y surgieron otras, hasta que los Caras Pintadas se convirtieron en una fuerza por derecho propio.

Los caras pintadas se ven a sí mismos como artistas y la piel como su lienzo. Demencialmente defensivos sobre su arte, desafiarían a cualquiera por el simple hecho de chocar con ellos, ya que podría dañar su último tatuaje. Muchos se hacen tatuajes con tinta luminosa que brilla en la oscuridad, o tinta metálica que refleja la luz en patrones gloriosos, para que todos lo admiren mejor. Para estos pandilleros, los tatuajes son más que una decoración: son la historia, un modo de conmemorar acontecimientos y personajes importantes para no olvidarlos. Los caras pintadas usan tatuajes tribales para conmemorar ocasiones especiales, hazañas y muertes impresionantes, los seres queridos fallecidos y otros eventos personales. Algunos de los miembros más antiguos son, literalmente, una historia andante, mostrando terremotos de la colmena, grandes peleas, y otros sucesos que la banda siempre recordará.

La iniciación implica una pintura elaborada, normalmente en el pecho o la espalda, glorificando el símbolo de la banda de un modo único. Esto se hace con agujas gruesas y pesadas para asegurar un resultado memorable y duradero. A los miembros caídos en desgracia les arrancan los tatuajes (junto con la piel), antes de ser expulsados en la Oscuridad, cayendo en los pozos sin fin hasta que sus gritos se desvanecen en el repiqueteo irregular de la maquinaria de apoyo de la colmena.

Estos pandilleros se deleitan usando proyectiles explosivos y granadas en combate, viendo la carne destrozada como el peor insulto posible; muchas de estas bandas preparan sus propios explosivos ácidos con agua de sumidero destilada. Rara vez llevan armadura, porque valoran más mostrar su piel que su protección, pero se vuelven frenéticos si un enemigo daña sus tatuajes. Su arte es su presentación principal; cuando envían un mensaje a sus rivales lo hacen mediante un enemigo capturado, que es marcado con su mensaje y luego enviado de regreso (o a trozos, si el mensaje requiere una larga correspondencia). Algunos enemigos son empleados simplemente como lienzos de práctica, y los resultados especialmente buenos son desollados y montados en intrincados marcos para que todos los admiren.

Estas bandas suelen vestir de forma simple, porque su verdadera ropa es su piel decorada. A medida que aumentan sus tatuajes, usan cada vez menos ropa, soportando cualquier malestar para mostrar mejor su arte. Algunos llevan plumas u otros objetos perforados a través de su piel como ornamentación, o como contrapunto a sus tatuajes. Los líderes de estas bandas muestran a menudo sofisticados electrotatuajes que cambian de diseño y patrón, tatuajes de sangre xenos que cambian lentamente con el tiempo, tintas de carne esotéricas que reaccionan de forma única a cada código genético diferente, marcas que incorporan gemas incrustadas y metales preciosos, y otros esfuerzos artísticos extraordinariamente raros.

Algunos han llegado a ser tan conocidos que los nobles han contratado cazarrecompensas para conseguir sus pieles y exhibirlas en su próxima bacanal de la Cúspide; tan grande es su orgullo por su arte que algunos líderes se han entregado voluntariamente a ese destino.

Fuentes[]

  • Dark Heresy: Reglamento (2ª edición)
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