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Avatar Eldar Khaine Guerrero Hierro Warhammer 40k Wikihammer

Los Avatares (Avatars en inglés) son encarnaciones del Dios Eldar de la Guerra, Khaela Mensha Khaine.

Descripción[]

Dos dioses de la antigüedad sobrevivieron a la Caída de los Eldars. Uno era Kaela Mensha Khaine, el Dios de la Mano Ensangrentada, la más poderosa de las deidades Eldars. Los Eldars afirman que Slaanesh y Khaine lucharon en una batalla titánica que tuvo lugar en la Disformidad. Slaanesh demostró ser el más fuerte, pero no era lo suficientemente poderoso para destruir completamente al dios Eldar. Kaela Mensha Khaine quedó disperso en muchos fragmentos que salieron despedidos de la Disformidad. Cada fragmento llegó, supuestamente, hasta uno de los Mundos Astronave para descansar en su núcleo de hueso espectral, donde echó raíces y creció hasta convertirse en un Avatar del Dios de la Mano Ensangrentada.

En lo más profundo de cada uno de los Mundos Astronave hay una cámara de hueso espectral que permanece sellada. En su interior hay un trono de lava humeante en el que se sienta una aterradora estatua de hierro inmóvil. La superficie del cuerpo del Avatar está mellada por el tiempo y tiene incrustada una fina capa de corrosión. Sus ojos entrecerrados revelan oscuridad vacía, como si todo su cuerpo fuera una forma metálica completamente hueca. La estructura ósea de su santuario se extiende por todo el Mundo Astronave, conectando cada parte con su forma inerte. Cuando el Mundo Astronave se prepara para la guerra, la cámara (cuya receptividad psíquica es formidable) vibra con el ansia de batalla de los Eldars. El corazón del Avatar se acelera y su carne de metal tiembla de vida mientras el hierro fundido recorre sus venas, por lo que crepita y silba como un horno. El Avatar se mueve en su trono, inquieto en respuesta a las necesidades de la guerra.

Avatar de khaine 2

Avatar de Khaine (por Mark Gibbons).

Cuando los Eldars notan los primeros movimientos del Avatar, los Exarcas más antiguos se visten con su armadura ceremonial y se reúnen en el exterior de su cámara para empezar el Ritual del Despertar. Un rugido psíquico se escucha en todo el Mundo Astronave desplazándose a través de las costillas de hueso espectral. Invocados por este grito de guerra, los Exarcas van reuniéndose ante las puertas de la sala del trono del Avatar. Traen con ellos al Joven Rey, un Guerrero de la Senda elegido por los Videntes para este destino, hasta la puerta de la cámara, donde espera desnudo y cubierto únicamente por una corona de espinas de hueso espectral. Empieza un largo cántico mientras del interior de la sala del dios llega el rabioso crepitar del metal ardiendo violentamente en un horno.

Mientras la ceremonia va cobrando intensidad, el Dios de la Mano Ensangrentada va cobrando vida. Su rabia incontrolable penetra en el núcleo de hueso espectral y va propagándose por toda la astronave. Todos los Eldars perciben en su mente el despertar inhumano y sediento de sangre del Avatar. Al final, las puertas de bronce de la sala del trono del Avatar se abren. El calor procedente del interior es insoportable. La luz es tan brillante que arde a través de los párpados y llega a la mente. El sonido de hierro partiéndose es ensordecedor. Por detrás del fuego puede verse una sombra oscura sentada en el trono. El Joven Rey avanza hacia su destrucción penetrando en la sala del trono, y las puertas de bronce se cierran a su espalda. Durante horas, en ocasiones incluso días, la cámara se retuerce y ruge, ahogando piadosamente los gritos del Joven Rey. Los Circuitos Infinitos se retuercen atormentados mientras energías inimaginables circulan por la sala del Dios de la Mano Ensangrentada. Por último se escucha un rugido inhumano y una onda psíquica revienta las puertas del santuario. Los Exarcas que aguardan en el exterior son derribados, y un huracán de energía pura atraviesa todo el Mundo Astronave. El Avatar abandona su sala del trono envuelto en un torrente de calor. Mezcladas con el olor cálido de carbón y azufre están las manchas de sangre. Del Joven Rey no vuelven a hablar nunca, ni siquiera los Videntes que lo eligieron. Quizá haya alcanzado la inmortalidad y su espíritu se haya hecho uno con el del gran Khaine. De una forma u otra, su cuerpo es incinerado, pues su espíritu ya ha servido de sacrificio al despiadado Dios de la Mano Ensangrentada.

Avatar khaine

Avatar de Khaine enfrentándose a un Guardián de los Secretos de Slaanesh.

El Avatar de Khaine es la encarnación del antiguo dios, una criatura de poderes sobrenaturales con los que solo pueden rivalizar las incalculables energías de los Demonios más poderosos, y su forma enorme es terrible de contemplar. Sus ojos brillan con tono rojizo mientras burbujas de icor estallan y se solidifican sobre su piel incandescente. Zarcillos de humo acre y cenizas le envuelven como una corona oscura y se derraman gruesas gotas de sangre desde los dedos de su mano izquierda. En su mano derecha porta la Condenación Aullante, el arma sagrada del Dios de la Mano Ensangrentada, que grita al contacto con la carne mortal. Las runas de su filo se estremecen como si intentaran escapar de su unión, como si el calor de la garra del Avatar las torturara.

El Avatar marcha al frente del ejército, invocado a la guerra mediante rituales arcanos, y los Eldars que marchan a su lado comparten su ansia de sangre. Sus miedos y dudas desaparecen en un instante, reemplazados por la impía alegría previa a la batalla, y una sed de sangre que debe ser saciada. En esos momentos preciosos, los Eldars alcanzan el cenit de su grandeza, transformándose de nuevo en conquistadores. Un grito de exaltación puro reverbera en el campo de batalla y, entonces, empieza la matanza.

Conflicto de canon[]

En 2ª Edición, el Joven Rey lleva un manto azul sujeto por un broche dorado, guirnaldas de hueso espectral, la Condenación Aullante y la Copa de Criel llena con su propia sangre al entrar a la cámara del Avatar, y tras despertar el Avatar viste un manto como el del Joven Rey pero adaptado a su talla, y tiene ambos brazos ensangrentados hasta los codos. Sin embargo, en las siguientes Ediciones del Codex: Eldars solo se hace mención a una corona de espinas de hueso espectral, y el Avatar no lleva manto y solo sangra por una mano.

Miniaturas[]

Fuentes[]

  • Codex: Eldars (Ediciones 2ª, 4ª, 6ª, 8ª y 9ª).
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