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Aun'Va Etéreo Tau Warhammer 40k Wikihammer

Aun'o T'au Acaya'Va'Denta, el Maestro del Espíritu Eterno, más conocido como Aun'Va, es el más anciano y sabio de la venerada Casta Etérea.

Historia[]

Tras un largo mandato, el Etéreo Supremo, Aun'Wei, supo que había llegado el momento de su Último Viaje, la ceremonia en la que un miembro anciano de la Casta secreta desaparece para siempre en el interior de uno de sus misteriosos Domotemplos. Antes de partir, es costumbre que nombre a quien le sucederá como cabeza del Consejo de Etéreos.

Así se alzó Aun'Va como Gran Líder de su pueblo, tomando un título que se podría traducir como "Maestro del Espíritu Eterno" o "el que guía el Bien Supremo". Era una elección prevista desde hacía mucho, ya que desde sus comienzos, Aun'Va demostró habilidades que le hacían un maestro entre su Casta. Incluso sin ayuda tecnológica, era capaz de inspirar a quienes le rodeaban para lograr metas imposibles, o persuadirles para que siguieran sus designios. Cuando sus talentos naturales fueron potenciadas por medios artificiales, Aun'Va fue capaz de crear en los demás anclajes de autosugestión que durarían toda la vida y que les infundían una lealtad inquebrantable.

Hay quien murmura entre el Alto Consejo que cuando Aun'Va hace una pregunta, ya le ha dado a su interlocutor la respuesta. Su habilidad es tan natural y sus métodos tan efectivos, que quienes siguen sus consejos nunca están seguros de si alguna vez fue su propia idea hacerlo. En toda su larga existencia solo ha habido un T'au capaz de desafiar a Aun'Va, y todos saben que es mejor no pronunciar su nombre.

La mano de Aun'Va puede verse tras muchas de las grandes victorias de la historia T'au. Los Etéreos son más longevos que el resto de las Castas, pero el hecho de que su Gran Líder viva mucho más aún que los Etéreos más venerables no se cuestiona, sencillamente forma parte de la leyenda de Aun'Va. Como miembro de mayor rango del Alto Consejo, o Etéreo Supremo, la palabra de Aun'Va es ley, no solo en el planeta T'au, sino en todo el Imperio T'au. Todos los Etéreos reciben el mayor respeto, pero a Aun'Va se le venera mucho más que a ningún otro de los suyos, y bastan rumores de que este apreciado líder visitará una colonia T'au para que se doble la producción en las factorías de la Casta de la Tierra y se preparen ceremonias en todo el planeta.

A pesar de su avanzada edad y de su posición como líder espiritual de su raza, Aun'Va prefiere estar entre su pueblo, y siente que es más útil cuando puede liderarlos desde la vanguardia. Hay muchos ejemplos históricos de Aun'Va en medio de una conquista, instigando a la Casta del Fuego a realizar grandes hazañas o llegado a una zona de guerra para subir la moral de las tropas. Fue su presencia la que impelió a los T'au a librar el Sistema Si'coa de los odiosos Reek, y le dio a cada Cuerpo el afán de concluir esa sangrienta campaña. Aun'Va dictó sentencia sobre el destino de los Orkos del ¡Waaagh! Grognik en las laderas del Monte Scion y los Guerreros del Fuego la ejecutaron con furia justiciera.

Aunque le protege su Guardia de Honor y un escudo de fuerza envuelve su trono, Aun'Va no participa directamente en la batalla. En vez de eso, guía a los Guerreros del Fuego con su sabiduría y su capacidad de inspirar a sus seguidores para lograr cosas aparentemente increíbles. En su augusta presencia, los Guerreros del Fuego son capaces de disparar con más precisión sobre el enemigo que avanzaba hacia ellos, de ignorar heridas que podrían ser mortales y seguir peleando, y de mantener la posición hasta el amargo final haciendo caso omiso a los apabullantes asaltos del enemigo.

Inicio de la Tercera Esfera de Expansión[]

En su discurso más épico hasta la fecha, Aun'Va declaró el inicio de la Tercera Esfera de Expansión. Flanqueado por la guardia ceremonial en pleno, Aun'Va habló con pausa y deliberación, culminando con una ferviente llamada a las armas, una reivindicación para proliferar en las estrellas; una orden para tomar lo que debe ser conquistado. La luz del Bien Supremo debía alcanzar a los mundos atrapados en la oscuridad de la barbarie. A medida que se apagaba el eco de estas palabras, los miles de millones de T'au que presenciaban el discurso en el Domo del Consejo o que escuchaban la retransmisión por todo el Imperio se inclinaron como uno solo.

Aun'Va alabó el trabajo de su pueblo, y animó a cada T'au a alcanzar metas aún mayores. Se maravilló de las últimas invenciones de la Casta de la Tierra y aplaudió a la Casta del Agua, dirigiéndose a los diplomáticos alienígenas, ordenados impecablemente entre el auditorio. Dedicó un momento de reflexión a las contribuciones de la Casta del Aire, y cuando llegó el turno de la Casta del Fuego, el anciano Aun'Va se alzó de su trono flotante y les dedicó el saludo del Cazador, algo ante lo que ningún Guerrero del Fuego es capaz de permanecer impasible. Incluso ofreció consejo a sus hermanos de Casta, los Etéreos, haciéndoles ver que el mejor modo de liderar es desde el frente. Las razas bárbaras de la Galaxia estaban desesperadas por alcanzar la iluminación y solo las cinco Castas combinadas, trabajando en pos del Bien Supremo, podrían proporcionársela. Así, todas las Castas estaban más motivadas que nunca.

Aun'Va

Prosiguió su intervención declarando a O'Shovah renegado, y nombrar a la Comandante O'Shaserra nueva heroína y líder militar del Imperio T'au. Ella lideraría la Tercera Esfera de Expansión, pero el anciano Etéreo dijo que no lo haría sola, ya que él le prestaría consejo, e iría en persona al frente para ser su guía y el de los mayores ejércitos jamás reunidos por el Imperio. Después, antes de partir, Aun'Va habló por última vez, recordando a toda su audiencia que era necesario que cada T'au hiciera sacrificios personales por el Bien Supremo.

Fiel a su palabra, Aun'Va estuvo siempre en el frente durante las primeras fases de la Tercera Esfera de Expansión, con tal fervor que hacía caso omiso al peligro. Su presencia embraveció a los Guerreros del Fuego, y contribuyó a que mantuvieran el avance constante. El resto de Etéreos del Alto Consejo trataron de disuadir a Aun'Va para que no se arriesgase tanto; pero se dieron cuenta de que sus advertencias no servirían de nada cuando vieron los holovídeos transmitidos al Imperio T'au. Se exigió a cada T'au que viera ese material de vídeo, ya fueran obreros de un complejo industrial o ingenieros atmosféricos encargados de convertir el aire de una base lunar yerma para una futura colonia. Vieron imágenes de la primera línea de batalla, con Aun'Va cruzando en su trono flotante la brecha abierta en el muro de una fortaleza imperial; de Aun'Va dirigiendo los disparos de una línea de Guerreros del Fuego, y de Aun'Va junto a la nueva maravilla tecnológica, la XV104 Cataclismo, ante pilas de tanques enemigos recién destruidos. Todo el mundo quedó impresionado por los nobles intentos de Aun'Va para persuadir a los últimos soldados humanos de que depusieran las armas. Y, aunque finalmente los bárbaros se negaron y tuvieron que ser eliminados, fue una estampa que conmovió a todos los T'au, despertando en ellos un sentimiento de orgullo y determinación.

Aun'Va sabía que para alcanzar la victoria necesitaba la dedicación de los guerreros que formaban la punta de lanza, así como de todos los ciudadanos tras ellos. Con la Tercera Esfera de Expansión, el Imperio T'au se embarcaba en una guerra total; todo un reino dedicado a la conquista y el control de una Galaxia extremadamente hostil. El espíritu de unión del pueblo fue crucial, pues su creencia en el progreso y la fe inquebrantable en su superioridad les apoyaría en los años venideros.

Por todo el Imperio T'au la moral estaba alta, y todas las Castas admitían que con Aun'Va guiándoles, no podían fracasar en su empresa. Los T'au traerían la luz a la galaxia.

Tras ser reanimada del sueño criogénico, O'Shaserra fue puesta al día por Aun'Va en privado. Jamás se había contado tan artificiosamente el relato de la traición de O'Shovah, y la historia de su desprecio por el Bien Supremo hizo temblar de ira a la joven Comandante. Desde aquel día, Aun'Va no ha tenido más dudas sobre la lealtad de la Casta del Fuego y ha puesto sus miras por completo en la expansión del Imperio T'au.

Muerte[]

El Etéreo Supremo está actualmente muerto, asesinado a manos de un Asesino imperial en la culminación de la primera guerra por la bahía de Mu’gulath. Si este secreto fuese descubierto alguna vez, las rupturas a lo largo de la sociedad T’au serían monumentales, ya que Aun’Va es un icono de esperanza, estabilidad y longevidad, la voz tranquilizadora y constante que guía al sueño inmortal del T’au’va. Por lo tanto, la Casta Etérea utiliza la última tecnología de luz sólida y algoritmos de matriz de personalidad e IA para dar vida al Etéreo Supremo, aunque en forma completamente holográfica. Antes de su asesinato, el envejecido Aun’Va ya estaba en proceso de carga de sus recuerdos y pensamientos a una IA, y es esta consciencia, expandida y alterada por el Alto Consejo Etéreo, donde ahora sobrevive el Gran Líder.

La retórica conmovedora de Aun’Va continúa transmitiéndose en todo el Imperio T’au, y el viejo líder, o mejor dicho, la simulación de lo que queda de él, todavía hace giras regulares por los combates, inspirando a todos con su sabio consejo y su valentía desinteresada. Su guardia de honor jamás se va de su lado ni un momento, para evitar que se descubra el engaño.

Citas conocidas[]

"La luz de mis hijos brilla tan, tan tenuemente... ¡Pero es tan brillante cuando ilumina al Bien Supremo!"

Aun'Va

"La conquista es inevitable; nuestra ascensión, cuestión de tiempo. Ningún sabio negará nuestro destino."

Aun'Va

"Que nadie dude de que el Imperio T'au llevará unidad a todos. Que nadie dude de que es nuestra hora. Adelante, ¡por el Bien Supremo!"

Dirigiéndose a los Cuerpos de la Casta del Fuego desde las ruinas de la Colmena Agrellan

Miniatura[]

Fuentes[]

  • Codex: Imperio T'au (4.ª Edición).
  • Codex: Imperio T'au (6.ª Edición). Páginas 28-30 y 60.
  • Codex: Imperio T'au (7.ª Edición). Página 81.
  • Codex: Imperio T'au (8.ª Edición). Páginas 33-6.
  • Codex: Imperio T'au (9.ª Edición). Página 105.
  • War Zone Damocles: Mont'ka (7.ª Edición).
  • Arcas del Augurio 4: Visionario (9.ª Edición). Páginas 24-5.
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