"¿Perdonarte? ¿Qué tendría que perdonarte, si serás mi mayor obra hasta la fecha?"
- —Krallyx, Hemónculo de Los Alterados
Los Atormentados (Wracks en inglés) son ejemplos de la más aberrante maestría quirúrgica, criaturas desmembradas y vueltas a componer como una suerte de máquinas de tortura andantes. Su única función es servir a su maestro, tanto en las salas mortuorias como en el campo de batalla. Sus extraños cuerpos mejorados mediante la cirugía ocultan una fuerza y resistencia sorprendentes, y hasta las heridas más terribles son apenas una pequeña molestia para ellos. En combate atacan con armas de filo, garras y ganchos, siempre buscando causar el mayor daño en el menor tiempo posible. Tal vez el aspecto más enfermizo de los Atormentados es que este terrible destino no les ha sido impuesto, sino que lo han elegido ellos. La mayoría lo hacen con la esperanza de trascender su existencia previa. Un Atormentado aguantará casi cualquier degradación imaginable con tal de llegar a convertirse un día en un Hemónculo de pleno derecho.
Descripción[]
Cada Atormentado es un aberrante ejemplo de las habilidades quirúrgicas de su maestro, una criatura que ha sido cortada, serrada, descuartizada y vuelta a montar como un instrumento andante de tortura. Modificados físicamente con la idea de instigar el miedo en los demás, los Atormentados actúan como las manos ejecutoras de los Hemónculos en el mundo exterior, y como guardaespaldas dispuestos a entregar la vida por sus amos en el campo de batalla.
Todo líder necesita sirvientes obedientes, y los Atormentados han sido literalmente diseñados para dicha tarea. Formalmente conocidos como Hemacólitos, su única función es la de servir a su maestro, ya sea en el laboratorio o en el campo de batalla. Para cumplir con sus sangrientas obligaciones son modificados quirúrgicamente, dotados de una fuerza descomunal (pues carecen de los límites físicos de las criaturas normales) e implantados con armas de filo similares a hoces, ganchos y látigos corrosivos.
Debido a la tendencia de los Hemónculos hacia la megalomanía o incluso los delirios de vanidad, suelen rodearse de suplicantes y sirvientes para hacer cumplir sus órdenes. De hecho, la mayoría de los Hemónculos prefieren no mancharse las manos con ningún tipo de esfuerzo físico, y se consideran poco menos que contaminados cuando tienen que hacerlo. En vez de eso, prefieren que los Atormentados les hagan el trabajo sucio. La mayoría de Atormentados esperan tener la ocasión de trascender por completo la vida que llevan como esclavos de un Hemónculo: un Atormentado soportará prácticamente cualquier humillación con la esperanza de poder algún día ascender en el escalafón social. Una escena típica en las mazmorras y laboratorios de los Hemónculos es la de una figura solitaria trabajando encorvada sobre el cuerpo diseccionado de una víctima, mientras los Atormentados se mueven a su alrededor para cumplir sus turbadoras órdenes.
A menudo los Atormentados tienen brazales metálicos en lugar de manos. Dichos brazales pueden inyectar o extraer fluidos de las víctimas con facilidad, o rellenarse con depósitos de mortíferos venenos cuando el Atormentado vaya a acompañar a su maestro en una incursión hacia el espacio real. Los injertos espinales y los hiperdesarrollos óseos son comunes en estas criaturas, a menudo modelados en barrocos despliegues, con multitud de depósitos y ganchos de los que cuelgan viales de suero y drogas listos para ser suministrados al Atormentado cuando su Hemónculo lo estime necesario.
Otras de las modificaciones del Atormentado van específicamente dirigidas a defender a su amo en batalla, o a capturar especímenes vivos con los que llevar a cabo nuevos experimentos.
Los dedos de las manos y los pies de un Atormentado han sido reemplazados por afiladas garras y espolones que rascan y resuenan con un desagradable sonido en los fríos suelos de piedra de sus guaridas subterráneas. Sus caras están cubiertas por inescrutables máscaras metálicas, pues la identidad es un concepto que no tiene sentido en la existencia de un Atormentado. Aparte de esto, visten solo las ropas más rudimentarias y funcionales, como delantales o batas de operación, y cinturones de los cuales cuelga una variada ristra de espantosas herramientas de tortura, que tintinean y lanzan mortecinos destellos metálicos.
Quizás el aspecto más enfermizo de los Atormentados no sea su horrible apariencia física ni su ardiente ansia de sangre, sino el hecho de que hayan escogido ese destino para sí mismos. Es un rasgo peculiar de la psique de los Drukhari que tras unos pocos siglos empiezan a sentir la necesidad de verse modificados para adquirir una forma diferente a aquella con la que nacieron, pues dicha cirugía voluntaria mantiene apartado el aburrimiento y les permite acceder a todo un nuevo abanico de experiencias que saborear y vicios que complacer. Por esa razón, un Drukhari que no tenga nada que perder se entregará al bisturí de los Hemónculos, emergiendo de dicha metamorfosis como una criatura absolutamente espeluznante.
Armamento[]
Las escuadras de Atormentados están formadas por entre 6 y 20 guerreros, de los cuales uno puede ser un Mártir. Generalmente, van equipados con su piel de costras y Filos de Atormentado.
De cada cinco Atormentados, uno puede equiparse con un rifle licuador o un osificador.
El Mártir puede cambiar sus filos de Atormentado por un agonizador; un brazal quirúrgico; unos brazales de trance; una espada venenosa; un látigo electrocorrosivo o una manotijera. Puede elegir equiparse con una pistola aguijón; un rifle licuador o un rifle maléfico.
Cada escuadra puede escoger desplazarse en un Incursor o un Ponzoña.
Miniaturas[]
Fuentes[]
- Codex: Eldars Oscuros (Ediciones 5ª y 7ª).
- Codex: Drukhari (9ª Edición pg 97.
- Suplemento: Drukhari (8ª Edición).