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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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"Somos acosadas por muchos y terribles enemigos en estos tiempos oscuros, pero caminamos bajo la luz del Emperador, y no dejaremos que ni un solo enemigo nos separe de nuestro deber. Somos las Hermanas de la gran Eclesiarquía, y lucharemos hasta el final."

Canonesa Palmiro, de la Orden del Cáliz del Ébano

La Orden del Cáliz de Ébano (Order of the Ebon Chalice en inglés) es la más antigua de las Órdenes Militantes del Adepta Sororitas, y tiene su base en el Convento Prioris de Terra.

Historia[]

Fundación[]

"Habéis cometido la mayor herejía. No solo habéis dado la espalda al Emperador y abandonado su luz, sino que además habéis profanado Su nombre y casi destruido todo aquello por lo que Él ha luchado. Habéis pervertido y retorcido la senda que había establecido para que siguiera la Humanidad. Como vuestros propios decretos han establecido, no puede haber gracia para tal crimen, no puede sentirse piedad por un criminal como este. Renuncio a vuestra autoridad; camináis en la oscuridad y no podéis seguir viviendo. Vuestra sentencia ha sido aplazada durante demasiado tiempo. Ha llegado el momento de que muráis."

Últimas palabras de Santa Alicia Dominica al Alto Señor Goge Vandire

Cuando Sebastian Thor ocupó la posición de Eclesiarca apenas tenía 4000 Hijas del Emperador a sus órdenes. Después de la fundación del Adepta Sororitas tras la proclamación del Decreto Pasivo en el 288.M36, estas guerreras fueron divididas entre el Convento Sanctorum de Ophelia VII y el Convento Prioris de Terra.

Cuando las reclutas volvieron a proceder de la Schola Progenium, las filas del Adepta Sororitas aumentaron hasta disponer de más de 10000 combatientes y las Órdenes Militantes fueron creciendo y extendiéndose como organizaciones grandes y poderosas, y el Eclesiarca que sucedió a Thor, Alexis XXII, dividió cada uno de los Conventos en dos Órdenes Militantes. El Convento Prioris se dividió en la Orden del Cáliz de Ébano, cuya primera líder fue Alicia Dominica, y la Orden del Sudario de Plata, dirigida por Silvana. El Convento Sanctorum se dividió en la Orden del Corazón Ardiente, encabezada por Katherine, y la Orden del Corazón Valeroso, bajo las órdenes de Lucia.

A finales del M36, las Hermanas de Batalla se habían convertido en sinónimo del poder temporal de la Eclesiarquía, hacían cumplir su dogma y llevaban a cabo sus guerras por toda la galaxia, además de apoyar al Ordo Hereticus en su función de Cámara Militante. Las Órdenes se extendieron y establecieron conventos subsidiarios en planetas clave de todo el Imperio.

Dominica, Katherine, Silvana y Lucia, que habían sido declaradas Santas en vida, llevaron a cabo hazañas que acabarían por hacerse legendarias incluso en una galaxia repleta de leyendas, y dirigieron a sus Órdenes en incontables victorias sangrientas. Alicia Dominica dirigió a sus Hermanas en muchas cruzadas, y supervisó los primeros siglos del Adepta Sororitas. No obstante, tales leyendas casi nunca tienen un final feliz, ya que primero Dominica y luego Silvana, Lucia y Katherine fueron martirizadas por hombres malignos y celosos de su fe y su pureza o bárbaros alienígenas.

El Cáliz[]

La Orden del Cáliz de Ébano fue la primera de las Órdenes Militantes en ser creada, con sus Hermanas provenientes del Convento Prioris en Terra. Su fundadora, líder y matriarca fue Alicia Dominica, asesina del tirano Vandire y elegida del Emperador. Bajo su guía, el Cáliz de Ébano se estableció rápidamente como el modelo con el que se medirían todas las demás Órdenes y la propia Dominica se desempeñó como jefa militar y espiritual del Adepta Sororitas.

Las Hermanas de la Orden demostraron una disciplina espiritual y marcial incomparable, con una fortaleza en la batalla sólo igualada por la profundidad de su fe. En su entrenamiento y en el campo de la guerra se apegaron infaliblemente a las doctrinas expuestas por las Hijas del Emperador, adaptando únicamente el uso de armamento y armaduras imperiales modernas. Un deseo de emular la perfección de Dominica ardía en el corazón de cada Hermana del Cáliz de Ébano. Dominica se mostró repetidamente a sí misma como la más grande y digna campeona del Dios Emperador, mostrando su fuerza, constancia y perspicacia táctica en innumerables zonas de guerra.

Mientras otras Órdenes luchaban contra los infieles en los confines del Imperio, las Hermanas del Cáliz de Ébano se dedicaron a salvaguardar la santidad de Terra y el Segmentum Solar. Planeta por planeta, sistema por sistema, la Orden expandió su parroquia, erradicando cultos enterrados profundamente en las entrañas de mundos colmena y erradicando cónclaves mutantes que estaban infestando lunas estériles y aislados puestos de avanzada. Los mundos santuario que habían caído mucho tiempo atrás ante las invasiones xenos fueron asediados por oleadas de guerreras que cantaban. Dondequiera que se encontraran los sirvientes del Caos, se erradicaban con juramentos condenatorios y llamas purificadoras. A medida que atrajeron más territorios bajo su cuidado, las Hermanas del Cáliz de Ébano pudieron detectar decenas de gobernadores planetarios y oficiales del Astra Militarum cuyas prácticas no se ajustan a la letra exacta del Credo Imperial. Se pidió a predicadores y confesores que dieran ejemplo a los injustos, y cuando tales esfuerzos por imponer la verdadera fe encontraron resistencia, las Hermanas del Cáliz de Ébano marcharon para purgar a los impuros. Ningún pecador estaba a salvo bajo la mirada exigente de la Orden de Dominica.

Durante estas primeras Guerras de Fe, Dominica llevó consigo el Grial de las Edades a la guerra: el cáliz de piedra negra que fue creado para ser la encarnación de la comunión de la Matriarca con el Emperador. Poco se sabe sobre el Grial y el poder que tenía. Existen pocos relatos de que la energía sagrada de esta reliquia se desatese en el campo de batalla, y los detalles que brindan varían entre lo milagroso y lo herético. Los asombrados escribas eclesiarcales escribieron que cuando Dominica derramó el contenido del recipiente, la voz del Dios Emperador retumbó y con una sola palabra destrozó ejércitos enteros. Los registros bien guardados del Astra Telepathica muestran casos en los que todos los psíquicos de un planeta estallaron espontáneamente en llamas cuando la Matriarca del Cáliz de Ébano llevó el Grial a la batalla.

Se cree que hay cuentos del Grial de las Edades en los tomos sobrenaturales de la Biblioteca Negra, y posiblemente incluso en las páginas retorcidas del Libro de Magnus. En cuanto a las Hermanas del Cáliz de Ébano, no hablan de sus poderes, pero siempre han profesado que la reliquia simboliza su deber sagrado y su carga eterna: que son las portadoras de los secretos aprendidos por Dominica ante el Trono Dorado, y son los vasos de la santa verdad del Dios Emperador. Esto explica de alguna manera por qué la Orden ha tratado de destruir algún texto relacionado con el Grial y ha inmolado a sus escribas como herejes.

Después de varios siglos de fiel servicio al Emperador y su orden, Alicia Dominica alcanzó el martirio cayendo en combate durante la Limpieza del Mundo de Frideswide. Desde el fallecimiento de Sebastian Thor no había sonado tan tristemente el campanario del Palacio Eclesiarcal.

Su martirio dejó un gran vacío en la organización de las Adepta Sororitas, ya que ninguno de los miembros se consideraba digno de seguir sus sagrados pasos. Finalmente, la hermana Palmiro, una hermana Dialogante de la Orden de la Santa Palabra, fue elegida por sus compañeros como la más adecuada para reemplazar a la Matriarca caída y convertirse en Abadesa del Adepta Sororitas. Palmiro aceptó, pero no sin antes expresar solemnemente que nunca podría esperar igualar la fe, visión o fortaleza de su predecesora. Fue esta humildad la que hizo de Palmiro la elección obvia, ya que servir a las Sororitas, a la Eclesiarquía y al Emperador en lugar de Dominica no se consideraba una señal de honor, sino el compromiso de una responsabilidad grave e ingrata.

Era Indomitus[]

Como toda la Humanidad, la Orden del Cáliz de Ébano se ha enfrentado a horrores incalculables desde que se abrió la Gran Fisura. Junto a sus antiguos aliados, los Adeptus Custodes, los Marines Espaciales y el Adeptus Mechanicus, las descendientes espirituales de Dominica luchan para evitar que las fuerzas desatadas del Caos abrumen al Segmentum Solar. Las Hermanas han erradicado varias partidas de Marines Espaciales del Caos, sobre todo las Espadas del Saqueador, una hueste de Khorne de la Legión Negra cuyo camino de matanza se dirigía directamente a Terra.

Sin embargo, el Cáliz de Ébano también ha sufrido grandes pérdidas. Aunque la Schola Progenium ofrece un flujo constante de nuevos reclutas, solo las más prometedoras son aceptadas en la Orden, y de ellas solo un pequeño porcentaje se prueba en los agotadores ritos de iniciación para convertirse en Hermanas de Batalla. Esto ha dejado a las Hermanas del Cáliz de Ébano luchando contra el peso de las incursiones heréticas, pero están lejos de romperse. Cada una es una experta en las antiguas formas de batalla establecidas por las Hijas del Emperador, una guerrera que ha dominado tanto su armamento como su fe. Aquellas que demuestran ser lo suficientemente dignas para ascender al rango de Celeste o Céfiro se encuentran entre las veteranas más hábiles de todo el Adepta Sororitas. A las más honradas de estas Hermanas se les confía incluso una parte de la verdad sagrada aprendida por su Matriarca en la cámara del Trono Dorado.

Acciones notables[]

  • Purga del Mundo de Frideswide (M36) - Última batalla de Santa Alicia Dominica. Se dice que sobrevivió literalmente a cientos de golpes durante toda la batalla, pero acabó siendo derribada por un único disparo de rifle láser que atravesó un punto débil de su armadura y alcanzó su corazón.
  • Guerra Civil de Magdellan Prime (143-151.M41) - Cuando los seguidores del Culto de Balthalamus hundieron el mundo de Magdellan Prime en la anarquía y el derramamiento de sangre, las Hermanas de Batalla de la Orden del Cáliz de Ébano soportaron la peor parte de la lucha. El Reclusium de la Preceptoría de la Orden fue atacado en repetidas ocasiones por hordas enloquecidas, pero resistió contra todo pronóstico hasta la llegada de refuerzos. Para cuando arribó una fuerza de rescate de Marines Espaciales de los Capítulos de los Ángeles de Fuego, los Hijos del Kraken y los Serafines Rojos, las Hermanas de Batalla ya habían iniciado un resuelto contraataque, y finalmente se obtuvo la victoria.
  • Caída de Belatis IV (143-151.M41) - Ante el peligro de una destrucción planetaria a manos de la nave Revientaplanetas de Abaddon el Saqueador, el Imperio se vio obligado a abandonar el planeta Belatis IV. Mientras las unidades y recursos clave eran evacuados, grupos de Cultistas del Caos ocultos entre la población se alzaron en armas contra los siervos del Emperador, desatando una amplia y desesperada guerra por la liberación. Las Hermanas de Batalla de la Orden del Cáliz de Ébano acuarteladas en una Preceptoría levantada dominando el estratégico Paso de Talissa y la ruta de peregrinaje que lo atravesaba, se comportaron con habilidad, coraje y honor, evacuando a varios oficiales importantes de la Eclesiarquía y recuperando varias reliquias irreemplazables antes de marcharse en el último transporte en zarpar de Belatis IV.
  • Martirio de Van Horne (876.M41) - El Caos llegó hasta la basílica de San Mariel en el mundo de Van Horne. Una estatua del Emperador cayó accidentalmente y resultó dañada durante los trabajos de renovación del sanctasanctórum, perturbando el olvidado relicario de estasis que había en su interior. Mientras esa antigua prisión virtual se hacía añicos hasta quedar reducida a polvo, el Devorador de Almas Ka'jagga'nath, Señor de la Marea de Sangre, quedó liberado. Respondiendo a su llamada, una oleada de sangre inundó las abovedadas salas de la basílica, corrompiendo todo lo que tocaba. Los guardianes y sacerdotes de San Mariel, que hasta hacía poco se contaban entre los más virtuosos servidores del Emperador, vagaron ahora por las calles buscando ciudadanos indefensos a los que capturar y sacrificar como una ofrenda de sangre ante el corrupto altar. Durante ocho días con sus noches continuaron las orgías de sangre, cada nueva muerte atrayendo a más y más Daemons al mundo mortal. Hora a hora, la Marea de Sangre se extendía todavía más por todo Van Horne: las estimaciones decían que la totalidad del planeta quedaría cubierta en cuestión de días. A la mañana del noveno día, las Hermanas de Batalla de la Orden del Cáliz de Ébano asaltaron la basílica. Algunas de ellas fueron corrompidas en cuanto entraron en contacto con la Marea de Sangre. Otras muchas resistieron, y se batieron valientemente en la lucha subsiguiente. Sin embargo, casi todas ellas fueron aniquiladas por los Desangradores de Khorne sobre los muros de la basílica. Solo cuando la 4ª Hermandad de los Caballeros Grises llegó a Van Horne se consiguió aplacar la Marea de Sangre. Los Caballeros Grises decidieron que les hacía falta un talismán de pureza para protegerse contra el poder corruptor de la Marea de Sangre. Por tanto, su primera acción fue volverse contra las Hermanas de Batalla supervivientes y eliminarlas. La sangre inocente así vertida fue entonces mezclada con diversos aceites bendecidos y utilizada para ungir las armas y armaduras de los Caballeros Grises. Gracias a dichas protecciones, los Caballeros Grises fueron capaces de abrirse paso por entre la riada de sangre hasta el corazón de la basílica sin peligro de sufrir corrupción alguna. Un trío de Bibliotecarios lideró el ataque, profiriendo los cánticos de purificación que repelían la Marea de Sangre allí por donde pisaban. Al final, el único modo de derrotar a Ka'jagga'nath fue mediante el generoso sacrificio de Ordan, Campeón de la Hermandad. Antes de que el espíritu de Ka'jagga'nath pudiera escapar de su arruinado cuerpo, los Caballeros Grises consiguieron desterrar la oscura presencia del Daemon de vuelta hacia la Disformidad, y la descarga de energía psíquica que se liberó debido a ello eliminó por completo tanto la Marea de Sangre como a los demás Daemons que habían cruzado tras ella. Tras la victoria, se restableció el contacto con el Imperio y se descubrió que todas las Hermanas de Batalla del planeta habían muerto. A continuación fueron oficialmente elevadas a las filas de las mártires de honor a los ojos de la Hermandad.
  • Batalla de los Penitentes (938.M41) - Las Órdenes del Corazón Valeroso y el Cáliz de Ébano sufrieron graves pérdidas combatiendo a los Orkos del Kaudillo Blackaxe y fueron rechazadas hasta los muros de la Catedral de San Dufaux. Los atacantes fueron mantenidos a raya solo gracias a la inflexible determinación y al sacrificio de centenares de Hermanas Arrepentidas. Sin embargo, su martirio dio tiempo suficiente a las demás Hermanas de Batalla para abrir las vastas puertas de la catedral. Los pieles verdes fueron masacrados poco después cuando dos docenas de Castigos del Penitente se lanzaron al campo de batalla, empapándolo de sangre Orka.
  • Guerra del Prometio (980.M41) - La Orden del Cáliz de Ébano fue enviada a reforzar a los Marines Espaciales del Capítulo de los Salamandras, que estaban en medio de una brutal guerra urbana contra los Marines Espaciales del Caos de la Legión Negra en el planeta Heletine. El enemigo fue carbonizado cuando docenas de Immolators y Land Raiders Redentor se abrieron paso arrojando llamas a través de varias ciudades arrasadas por la guerra. A pesar de sus esfuerzos combinados, su avance fue detenido cuando Lord Gralastyx, el Príncipe Daemon que lideraba a las fuerzas del Caos, desató a una legión de Poseídos. Mientras la frenética horda rompía las líneas imperiales, las Hermanas de Batalla y los Marines Espaciales lucharon hombro con hombro, disparando en desafío sus bólteres y lanzallamas, mientras cada guerrero se preparaba para vender cara su vida. Sin embargo, las fuerzas aliadas fueron salvadas con la aparición de Santa Celestine, que cayó sobre las fuerzas del Caos como un ángel vengador. La Santa en vida abrió un sangriento camino a través de la rugiente horda hasta Lord Gralastyx y hundió su ardiente espada en su corazón corrupto. Con la muerte de Gralastyx, las fuerzas del Caos fue expulsada de vuelta a la Disformidad, pero no se pudo encontrar a Celestine, pues se desvaneció tan misteriosamente como apareció.
  • Caída de Saafir (M41) - La Orden del Cáliz de Ébano y los Ultramarines fueron desplegados junto a la Guardia Imperial en el asalto destinado a recuperar la ciudad hereje de Saafir en el valioso mundo minero homónimo del borde occidental del Segmentum Pacificus. Los cultistas fueron masacrados con salvas de bólter hasta que repentinamente una marea de inmundicia emergió de debajo de las calles y trajo consigo Daemons de Nurgle. Los Marines Espaciales y las Hermanas de Batalla fueron obligadas a retroceder a pesar de sus denodados esfuerzos, ya que las fuerzas de Nurgle alcanzaron un tamaño y fuerza abrumadores. Entretanto, la escuadra de Hermanas Serafines de la Hermana Aescarion fue derribada en pleno vuelo por unos Portadores de Plaga y enormes nubes de moscardones morados, y ella tuvo que resistir con la única ayuda del Sargento Castus de la 2ª Compañía hasta que el suelo se derrumbó bajo sus pies y cayeron ante el Príncipe Daemon Parmenides. Este corrompió a Castus, convirtiéndole en un Campeón del Caos de Nurgle, y Aescarion trató de matarle, pero se vio obligada a escapar de las cavernas con su propulsor de salto. Durante los siguientes veinte años, la Inquisición mantuvo un bloqueo sobre la zona, y Parmenides y Castus continuaron expandiendo sus dominios por varios mundos muertos cercanos. Finalmente, sus fuerzas empezaron a atacar una docena de planetas más, lo que les habría proporcionado una considerable esfera de influencia y una base de operaciones en medio del territorio imperial, por lo que se decidió finalmente iniciar una operación de Exterminatus contra Saafir. Esta tuvo éxito gracias a la intervención de la Hermana Superiora Aescarion y al sacrificio redentor de Castus, que desterró al Príncipe Daemon de vuelta a la Disformidad al detonar una ojiva oculta en su propio cuerpo putrefacto.
  • Cruzada Indomitus (M42) - La Orden del Cáliz de Ébano aportó la mayor parte de las fuerzas iniciales del Adepta Sororitas asignadas a las diez flotas de la Cruzada declarada por el Primarca y Lord Comandante del Imperio Roboute Guilliman al inicio de la Era Indomitus. Sus Hermanas de Batalla encabezaron la Flota Secundus en su rumbo directo hacia el Ojo del Terror, con la intención de clavarse como un puño en las fauces del Segmentum Obscurus y no permitir que nada frenase su ímpetu. Esta peligrosa misión se ganó rápidamente el apodo del Camino de los Mártires, pero era el tipo de ofensiva atrevida y agresiva que la Humanidad necesitaba para ganar tiempo y estabilizar el Imperio al sur de la Gran Fisura. Se sabe asimismo que la Orden aportó una Preceptoría y cuatro Comendadorías adicionales, bajo el mando de la Canonesa Preceptora Persphone Sheng, al Grupo de Batalla Hephaestus de la Flota Tertius.

Reclutamiento[]

Su base se encuentra en el Convento Prioris, situado en la Sagrada Terra.

Doctrina de combate[]

"Un Gran Triunfo, lo llamaron. ¡Bah! ¿Sabes cuánto promethium desperdiciaron solo en los braseros? Un desperdicio de tiempo y material se acerca más a la verdad. Ejércitos desfilando cuando deberían haber estado marchando a la batalla, vitoreando cuando deberían haber gritado himnos de guerra, saludando a los civiles cuando deberían haber estado matando enemigos. La canonesa Invidia no participó en ello: subimos a bordo de nuestros transportes y partimos hacia el frente, donde residía nuestro verdadero deber."

Hermana Celeste Chariah Redemptus, Orden del Cáliz de Ébano

Sus doctrinas de combate, basadas en partes iguales en la devoción religiosa y en el entrenamiento, se basan directamente en los preceptos originales de las Hijas del Emperador y han permanecido prácticamente inmutables durante cuatro mil años.

Creencias[]

"Hace mucho que apruebo tu determinación y la pureza de tu odio hacia la Oscuridad que nos amenaza a todos. Pero si miras en tu interior, descubrirás que es la ira personal lo que te hace dar caza a Castus, y no el bien del Imperio ni mis órdenes. El deber de una Hermana es para con el Emperador y el Culto Imperial, para con el Adepta Sororitas, no para su propia sed de venganza. Tu rabia te aparta de esta Orden y eres demasiado valiosa para perderte. No formarás parte de ninguna operación militar que pueda llevarte a un enfrentamiento contra Castus. ¿Están claras mis órdenes?"

Canonesa Tasmander a la Hermana Superiora Aescarion

Las Hermanas del Cáliz de Ébano se han esforzado por encarnar la perfección de Dominica en todo lo que hacen. Si bien han librado guerras de fe en toda la galaxia, siguen siendo un baluarte de fe en el Segmentum Solar, combatiendo la herejía con llamas y espadas. Se ven a sí mismas como las primeras entre las Sororitas, la Orden que todas las demás deben esforzarse por emular. En esas raras y graves ocasiones en las que un grupo de Hermanas tiene un lapsus en su fe, es el Cáliz de Ébano el que debe llevar el juicio del Emperador, el Eclesiarca y Dominica sobre ellas.


Heráldica[]

La Orden del Cáliz de Ébano continúa portando los colores originales del Convento Prioris, inalterados desde hace 4000 años. Las Hermanas de Batalla de esta Orden visten servoarmaduras negras y capas blancas con el forro rojo, cuyos dobladillos están adornados con remaches de plata. Sus armas son de un color rojo intenso.

El símbolo de la Orden de Alicia Dominica es el Cáliz de Ébano lleno de cráneos y llamas, una representación del terrible conocimiento que le fue impartido cuando fue llevada ante el Trono Dorado. Pocos conocen el significado de este símbolo en el arte del Adepta Sororitas.

Elementos conocidos[]

Miembros[]

  • Santa Alicia Dominica - Santa Patrona de la Hermandad, Fundadora de la Orden del Cáliz de Ébano y Portadora del Grial de las Eras. Alicia Dominica es famosa en todo el Imperio por ser la Hermana que acabó con el Reinado de Sangre al decapitar al Alto Señor Vandire. Tras los conflictos galácticos desatados por la tiranía de Vandire, fundó formalmente la Hermandad siguiendo las instrucciones de Sebastian Thor, y estableció la Orden del Cáliz de Ébano como su propia Orden. Fue la primera heroína en ser declarada Santa en vida por la Eclesiarquía, dirigió a sus Hermanas en muchas cruzadas, y supervisó los primeros años del Adepta Sororitas durante varios siglos antes de caer en combate en la Purga del Mundo de Frideswide. Se dice que sobrevivió literalmente a cientos de golpes durante toda la batalla, pero acabó siendo derribada por un único disparo de rifle láser que atravesó un punto débil de su armadura y alcanzó su corazón. Su martirio a manos de los herejes dejó un gran vacío en la organización del Adepta Sororitas, que experimentó una crisis temporal al no haber ninguna líder que se considerase capaz de seguir adecuadamente los pasos de Dominica.
  • Tasmander - Canonesa. Antaño una guerrera de inusual habilidad y ferocidad, tan fuerte y brutal en el cumplimiento de su deber que se había ganado el respeto hasta de los burócratas del Administratum y los orgullosos Marines Espaciales, ahora era una anciana dedicada a atender las necesidades prácticas y espirituales de sus Hermanas. Trató de premiar a la Hermana Aescarion por sobrevivir en las profundidades de Saafir con una antigua espada de energía, pero Aescarion la rechazó por preferir su hacha de energía, un arma adecuadamente poco elegante para la matanza de herejes.
  • Persphone Sheng - Canonesa Preceptora al mando de las fuerzas de la Orden en el Grupo de Batalla Hephaestus de la Flota Tertius de la Cruzada Indomitus. Se desplegó al frente de cuatro Comendadorías en el Destacamento IV.
  • Rhiannon - Palatina. Fue enviada desde el Convento Prioris de Terra al sector Calixis para intervenir en las crecientes guerras religiosas de las Marcas de Drusus. Su Misión se instaló rápidamente en Iocanthos, y su llegada fue cuestionada e incluso considerada inicialmente una afrenta a la Canonesa General. Solo la influencia del Ordo Hereticus logró suavizar las cosas. Desde entonces, las cincuenta Hermanas de Batalla a sus órdenes apenas han combatido, pero las Hermanas Famulatas han adoptado un papel más agresivo en Iocanthos, y quizás estén preparando a la nobleza local para la consecución de algún objetivo de la Eclesiarquía.
  • Aescarion - Hermana Superiora Serafín que fue testigo de la caída al Caos del Sargento Castus de la 2ª Compañía de los Ultramarines al enfrentarse al Príncipe Daemon de Nurgle Parmenides en las profundidades del planeta Saafir. Tras no lograr ejecutarle y huir de las cavernas, dedicó buena parte de su vida a dar caza al Renegado, llegando a enfrentarse a él en el puente de su pecio espacial y obligándole a escapar de vuelta a su guarida subterránea. Su Canonesa le obligó a renunciar a esta persecución, pero pasado un tiempo la Inquisición intervino para pedirle que dirigiera una fuerza de asalto, derrotase a Castus y ejecutase un Exterminatus sobre Saafir. Al enfrentarse por tercera vez al ex-Sargento, logró herirle de muerte y convencerle de redimirse introduciendo una ojiva de calibre Exterminatus en su cuerpo y regresando junto a su amo Parmenides para detonarla a bocajarro y desterrarle de vuelta a la Disformidad.
  • Ismene - Joven Hermana Serafín de la escuadra dirigida por Aescarion. Murió decapitada por el Campeón del Caos Castus.
  • Johannes - Hermana Serafín de la escuadra dirigida por Aescarion. Su cara estaba destrozada por un antiguo ataque con espada sierra sufrido durante una lucha en una ciudad colmena. Sobrevivió a un golpe directo del Campeón del Caos Castus.

Vehículos[]

Conflicto de canon[]

En el Codex: Hermanas de Batalla de 2ª Edición se establece que las armas de esta Orden son pintadas de un rojo intenso, pero en la White Dwarf nº 383 de la edición inglesa, publicada en noviembre de 2011, aparecen pintadas de blanco.

Galería[]

Fuentes[]

  • Codex: Hermanas de Batalla (2ª Edición).
  • Codex: Cazadores de Brujas (3ª Edición).
  • Codex: Caballeros Grises (5ª Edición).
  • Codex: Adepta Sororitas (6ª y 8ª Edición).
  • Dark Heresy: Blood of Martyrs (Juego de Rol).
  • Imperial Armour Volumen II (2ª Edición).
  • Dark Imperium - Daemonblood, por Ben Counter.
  • White Dwarf nº 293 (Edición inglesa).
  • White Dwarf nº 383 (Edición inglesa).
  • White Dwarf Julio 2019.
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