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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Libro 1: El Renacer del Fénix[]

"Esta es la hora de nuestro declive.

La hora en que las pesadillas cobrarán vida y los daemons se saciarán con las almas de los perdidos.

La hora en que se nos pondrá realmente a prueba, mucho más que cuando tuvo lugar la Caída y nuestra raza se encontraba atrapada en una espiral de obsesión tan profunda que apenas pudimos hallar en ella más que vil oscuridad. Y al hacerlo, desatamos la apoteosis de una deidad oscura.

La Diosa insaciable. La perdición de los Aeldari.

La Sedienta.

Pero esto no fue lo que empujó a nuestro imperio al olvido.

Solo ahora, cuando los poderes ruinosos se hallan al filo de la victoria, somos capaces de reconocer la verdad.

Los acontecimientos que desgarraron el corazón de nuestro imperio nos causaron una herida mortal, una de la que aún no hemos sido capaces de recuperarnos. Pero solo es ahora, mientras los cielos arden y la Dathedian derrama locura sobre el firmamento, cuando contemplamos el abismo de nuestro ocaso definitivo. Nuestra ceguera no nos había permitido ver la verdadera amenaza. Hasta ahora.

Hay entre los nuestros quienes dicen que mediante la muerte podemos alcanzar la salvación. Son aquellos quienes sostienen que no desean más que la unión de las fuerzas dispersas de los Aeldari: reunir a los hijos de Asuryan, a Cegorah e incluso a la musa viviente en una misma alianza y bajo el mismo estandarte negro. Pero sus principios son tan volátiles y su manifestación tan terrible que han traído la misma paz que enfrentamientos.

Sin embargo, aunque en sus palabras hallemos inspiración y oscura esperanza, la verdad que se esconde tras ella es un único diamante envuelto en sedas de azabache.

Creen que mediante el exterminio se halla la resurrección.

Tan solo una pregunta aguarda: ¿Y si están en lo cierto?"

-Ylocu Shaie, Visionaria de Alaitoc.

La Dathedian[]

PHOENIX-RISING (1)

El Renacer del Fénix

Hacia el final del 41º Milenio la galaxia estaba dividida por la Gran Fisura, también conocida como la Dathedian para los Aeldari. Dado que esta raza era la que contaba con unos mayores poderes psíquicos, fue la que más sufrió la llegada de la Fisura y los fenómenos que acarreó.

La Cicatrix Maledictum, esa gran brecha que quebró la superficie del tiempo y del espacio, dividió aún más a la raza de los Aeldari, ya fraccionada por aquel entonces. Tras la llegada de este cataclismo celeste, los mundos astronave de los Aeldari enviaron comunicados a través del vacío para intentar contactar los unos con los otros. Dos de esas naves no llegaron a responder y sus trazas espirituales fueron menguando con el paso de las horas. Algunos de entre los Guardianes de las Almas Asuryani creían que sus almas le habían otorgado poder a Ynnead y que los habitantes de los mundos astronave no regresarían jamás.

Para una autoridad de la escala del Imperio, estas pérdidas habrían sido fáciles de aceptar, pues el reino mortal cuenta con miles de millones de mundos. Pero para los Asuryani, el precio a pagar había sido tan alto que les había destrozado el corazón. Existía la posibilidad de que un día esos mundos astronave volviesen a aparecer, del mismo modo que Altansar emergió de la garganta de la Disformidad tras la odisea del Señor Fénix Maugan Ra. Pero por ahora estos mundos había desaparecido.

Esta pérdida, lejos de unir a los supervivientes contra las mareas del Caos, sólo aumentó la discordia y las fracturas entre las facciones Aeldari. La simple distribución geográfica también contribuyó a ello, pues los mundos astronaves estaban disperos por toda la galaxia a enormes distancias los unos de los otros, y eso complicaba la tarea de unirlos.

Incluso las sendas Aeldari de la Telaraña ahora estaban rasgadas y maltrechas por la furia atroz del empíreo. Aunque los Arlequines seguían caminando a sus anchas por ese extraño reino artificial y hacían todo lo posible por reunir a los Asuryani y a los Drukhari de Commorragh, el aislamiento y el rencor que había fracturado a los Aeldari no hizo más que incrementarse.

En los núcleos culturales de los Aeldari, la herida de la Dathedian se infectó en silencio. Ninguna civilización quedó ilesa tras mirar al cielo mutilado por la materia deforme del Caos. Los Aeldari, al ser una raza muy sensible a las fuerzas psíquicas, sentían esta cicatriz como un dolor sordo en la mente, que a su vez les recordaba todo lo que habían perdido.

Quizás la fisura jamás hubiera existido si no hubiese sido por el Ojo del Terror, nacido del aberrante cataclismo que trajo el nacimiento de Slaanesh. Por toda la galaxia surgieron pesadillas de culpa, duda y violencia que comenzaron a atormentar las noches de los Aeldari y los Drukhari, y estos se batieron contra las fuerzas de los seguidores del Caos con la esperanza de poder aplacar esos sentimientos negativos.

La agitación inicial pronto se transformó en ataques implacables contra enemigos ancestrales, y así dio comienzo a una nueva era repleta de guerra, que atrajo tanto a antiguos enemigos como a aliados. La culpa de estos desastrosos eventos no tardó en recaer sobre el movimiento Ynnari (que crecía rápidamente) y, por extensión, sobre Biel-Tan. La población de aquel lugar estaba ahora divididas en dos: los fervientes seguidores de Yvraine, el líder de los Ynnari; y aquellos que le repudiaron tras su visita, pues esta coincidió con la posterior invasión del mundo astronave de una horda voraz de Slaanesh y la fractura de su Circuito Infinito.

En medio de esta catástrofe desoladora emergió un nuevo resquicio de esperanza, uno que algunos creyeron que podía hacer que los Aeldari recuperasen su antigua gloria. El ser que Yvraine invocó de entre los restos del esqueleto espectral de Biel-Tan era un avatar, una encarnación cuya existencia era prueba de que Ynnead se había removido en su letargo. Quizás el Dios Susurrante pudiese salvar sus almas de las garras de La Sedienta.

"La psique de los Aeldari es un arma muy poderosa. Con tan sólo un pensamiento pueden acabar con cualquier enemigo a distancia. Pero, como cualquier otro arma, requiere de cierta habilidad. Desde la llegada de la Dathedian, la psique de los Aeldari se ha vuelto cada vez más aguda y difícil de manejar. Un simple descuido puede hacer que tanto su usuario como la realidad que lo rodea acabe deshecha en cruentos pedazos."

- Eldrad Ulthran.

Psique Inflamada[]

Con la excepción de sus oscuros allegados de Commorragh (cuyos poderes se han atrofiado), todos los Aeldari tienen algún tipo de poder psíquico. Desde que la Gran Fisura dividió la galaxia, estos dones han florecido de diversas formas.

Los Videntes de los mundos astronaves afirman que estos dones son consecuencia directa de la Dathedian, pues esta introdujo una vasta corriente de energía etérea en la galaxia. De entre los Aeldari, quienes viven en los mundos astronaves están más adaptados a las fuerzas psíquicas, y si no hubiese sido por su sistema de sendas ( ese proceso cultural mediante el que un Asuryani centra su mente en un único propósito para así resistir la tentación del resto), la actividad psíquica de la Dathedian les habría llevado a la locura.

Psychic Awakening - Phoenix Rising-6

Precisamente, la Disciplina de la Senda se creó a fin de transformar la mente de los Aeldari en una fortaleza que sobreviviese al ataque de estas fuerzas ilimitadas. Se podría decir que, de todas las civilizaciones de la galaxia, los Asuryani son quienes han sobrellevado mejor esta inflamación de las fuerzas psíquicas, pues ya estaban preparados. Toda su cultura se basaba en la disciplina y el sacrificio, un entrenamiento dedicado a prevenir que sus más temibles deseos se manifestaran y los condenaran.

Los Aeldari que habían escogido la Senda de la Bruja contemplaron cómo lo que antes eran meros atisbos proféticos ahora se convertían en auténticas visiones, lo que a su vez aumentó su capacidad de estudiar la madeja del destino y reaccionar de forma acorde. Sus runas de protección ardían en los mundos astronaves a una velocidad alarmante, mucho más rápido de lo que tardarían en rebrotar la materia psico-reactiva. Pero al menos así podían evitar sucumbir a la amenaza psíquica que emergía de su némesis daemónica.

Fue de este flujo de energía psíquica de donde nacieron las nuevas habilidades de los Aeldari. Incluso aquellos con alma de guerrero, que anteponían las habilidades físicas a las mentales vieron cómo ambas florecían hasta alcanzar un perfecto equilibro. Los guerreros de la senda canalizaron los ecos del dios de la guerra Khaine y dirigieron la energía resultante hacia sus exarcas. Los Espectros Aullantes cargaban en masa con el viento bramando a su alrededor. 

Los Escorpiones Asesinos se escondían en los recovecos del campo de batalla, volviéndose invisibles hasta el momento de abalanzarse sobre su enemigo. Los Aeldari siempre habían poseído estos poderes, pero nunca antes los habían manifestado de un modo tan intenso y letal. Entre sus filas, el potencial de los Aeldari se convirtió en talento, el talento en maestría y la maestría en proezas sobrenaturales. Era el escenario perfecto para que el fénix sagrado de los Aeldari volviese a renacer.

Lo arcaico y lo nuevo[]

Entre los Aeldari hay quienes creen que el despertar de Ynnead, dios de la muerte, puede salvarles de las garras del olvido. Aprovechándose de las extrañas fuerzas mágicas surgidas del paulatino despertar de Ynnead, estos Aeldari se embarcan en cruzadas con una fuerza y violencia excepcionales.

Se dice que el panteón Aeldari pereció hace mucho, destruido por la arrogancia de sus seguidores mortales y el terror galáctico que generó Slaanesh. Su orgullo, sin embargo, está en cierto modo justificado, pues los Aeldari una vez reinaron gran parte de la galaxia y tenían la certeza de que al morir volverían a reencarnase. Pero su maestría sobre el reino material les abocó al tedio y a una peligrosa complacencia.

En su busca de experiencias cada vez más esotéricas descubrieron sensaciones tan sumamente profundas y un libertinaje tan oscuro que la sociedad comenzó a perder el control sobre sí misma. Pero lo que esta antigua raza no sabía era que este cúmulo de emociones y depravación alimentaron la Disformidad, y así tomaron la forma de un nuevo dios: Slaanesh, el Príncipe Oscuro del exceso, conocido por los Aeldari como La Sedienta.

El nacimiento de Slaanesh produjo un cataclismo de una magnitud galáctica. En tan sólo un instante, la onda psíquica que produjo la llegada del Príncipe Oscuro destruyó gran parte del imperio Aeldari e inició una permanente tormenta disforme de proporciones inigualables. Esa tempestad aún pervive en el norte, entre el espacio real y la Disformidad, conformando la región conocida por el hombre como el Ojo del Terror. Es en aquel reino dantesco donde descansan los mundos ancestrales, antiguas joyas del Imperio Aeldari ahora transformadas en planetas malditos.

Pero la verdadera condena de los Aeldari llegó de un modo más pernicioso. En palabras de los Aeldari, su ciclo metafísico de reencarnación se desgarró por la violencia del nacimiento de Slaanesh, y los dioses que una vez reinaron sobre ellos se consumieron. Tras un duelo titánico contra Slaanesh, Khaela Mensha Khaine, el dios Aeldari de la guerra, acabó deshecho en mil pedazos.

Los otros miembros del panteón, con la excepción de Cegorach, el dios que ríe, fueron devorados por Slaanesh. A partir de ese momento, cuando un Aeldari muriera, su alma serviría de alimento a La Sedienta, abocándoles a un destino mucho peor que la destrucción.

Desde entonces, las diversas facciones Aeldari han buscado formas de escapar a su destino, o al menos retrasarlo. Los Asuryani, por ejemplo, llevan joyas espirituales psicocristalinas que les hace las veces de refugio, absorbiendo sus almas cuando mueren. Más adelante, estas joyas espirituales se integran en el circuito infitino del mundo astronave, permitiendo que las almas se transfieran a un sistema relativamente seguro y pasen el resto de su existencia en un limbo tranquilo pero ceniciento y sin vida.

Los Drukhari, por su parte, hacen que otros sufran en su lugar mediante un pacto con el diablo que tan sólo pospone su inevitable final en garras de Slaanesh. No es de extrañar que muchos Aeldari de ambas facciones quisieran creer que existía otra posiblidad para evadir a su némesis y, con suerte, acabar con ella para siempre. De esta posibilidad nación Ynnead.

En la actualidad, la sociedad Aeldari ha rescatado una antigua y controvertida corriente de pensamientos sobre su propia mortalidad que se remonta a las profecías de Kysaduras el Anacoreta. Estas profecías vaticinan que cuando la raza Aeldari se haya extinguido y todas sus almas hayan pasado a los circuitos infinitos de los mundos astronave, sus espíritus formarán una consciencia que despertará y dará forma a una deidad de la muerte que acabará tanto con Slaanesh como con su nefasta maldición.

Psychic Awakening - Phoenix Rising-8

En cambio, hay quienes creen que aunque el fin de la raza se acerque, no todos los Aeldari han de morir para escapar de las garras de Slaanesh, pues existe otra vía, un camino oculto en la oscuridad. De entre ellos destaca Eldrad Ulthran, Alto Vidente del mundo astronave de Ulthwé.

Sobre las arenas cristalinas de la luna de Coheria, Eldrad empezó a tejer un plan que cambiaría el curso del destino de su raza. A través de visitas encubiertas, la mascarada del Pesar de Medianoche, actuando bajo las órdenes de Eldrad, substrayeron los cuerpos cristalizados de difuntos Videntes de las Cúpulas de Cristal de cada mundo astronave. Más tarde llevaron esos cuerpos hasta Coheria, ya que Eldrad había descubierto que esa luna tenía un poder psíquico inigualable.

Aprovechando las puras arenas cristalinas de Coheria y usando sus granos como una joya espiritual, Eldrad buscaba llevar a cabo un inmenso ritual que invocara a todas las almas de los difuntos Aeldari, de cada rincón de los mundos astronave. Los restos robados de los Videntes ofrecerían los vínculos hiperespaciales necesarios, si bien en el proceso le arrebatarían temporalmente el poder y la luz a los mundos astronave. Con todo, Eldrad consideraba que dicho sacrificio era un mal necesario. Con tal concentración de almas difuntas, el Alto Vidente buscaba despertar a Ynnead de forma prematura y así enfrentarle a la némesis de su raza.

Es posible que Eldrad hubiese salido victorioso si hubiera podido llevar a cabo sus ambiciosos planes. Pero hacía años que una élite de xenocazadores de los Vigías de la Muerte habían estado observando  a los habitantes de Ulthwé de cerca. Encabezados por el Hermano-Capitán Artemis, este grupo lanzó un inesperado ataque contra Eldrad y sus aliados justo cuando estaban realizando su gran ritual. Una abrasadora explosión de plasma hizo que el Alto Vidente tuviese que parar a defenderse y con ello perdió la concentración.

Más allá, en la agitada marea de la Disformidad, las aguas que acunaban a Ynnead se removieron pero no llegaron a despertarlo. De esta apoteosis emergió un fragmento de una conscienca superior, un odio que no tardó en poseer a una guerrera bailarina conocida como Yvraine, quien más tarde se convirtió en alta sacerdotisa de una nueva religión. Desde entonces, Yvraine ha encabezado a legiones de seguidores de toda la galaxia, uniendo a Asuryani y Drukhari a su paso.

Al haberle sido otorgados los poderes de Ynnead, Yvraine era capaz de atraer las almas de los recién fallecidos e incorporarlas a su cuerpo, donde vivirían a partir de ese momento de buena gana, no como renacidos fantasmales sino como aliados. Quienes no conocieran a Yvraine ni a su credo podrían pensar que hablaba consigo misma, que escuchaba voces imaginarias o que cambiaba de personalidad en un abrir y cerrar de ojos; en definitiva, que estaba loca. Pero los Ynnari sabían la verdad: que el cuerpo de Yvrainne no sólo albergaba su alma, sino las de muchos más.

Los renacidos que siguen los pasos de Yvraine comparten su insólito poder. Tales son, por ejemplo, el fervoroso guerrero conocido como el Visarca o los temibles Yncarne, que atraen hacia ellos las joyas espirituales de los difuntos y utilizan su energía y sabiduría. Ahora que el fin de los Aeldari cada vez está más próximo, la necesidad de recurrir a esta energía letal se vuelve inminente.

" Al igual que Dariachna destruyó en un ataque de locura las obras que había tejido, el tapiz de nuestro destino está ahora roto y desgarrado. Solo resta hacernos una pregunta: ¿podemos encontrar nuevos hilos de esperanza en estos tiempos convulsos?"

- El Visarca

La Madeja de Estrellas[]

  1. Psychic Awakening - Phoenix Rising-10
    En las profundidades de las Estrellas del Halo, el mundo astronave Yme-Loc carga con las Máquinas de Vaul contra las fábricas de ingenios daemónicos del Herrero de Disformidad Ur-Shellax.
  2. La matriarca de Ybraesil envía a un grupo de ataque de diez santuarios de Espectros Aullantes al Ojo del Terror con la misión de localizar a Jain Zar y recordarle que su verdadera responsabilidad es seguir las Disciplinas Asuryani, y no las del culto emergente de los Ynnari. Ninguno de los enviados regresa intacto tras la misión.
  3. En el mundo astronave de Il-Kaithe, mientras sus Aedas Óseos se enfrentan en masa al ¡Waaagh! Zagblasta, sus gentes empiezan a sufrir una extraña enfermadad. La luz de la estrella corrompida por el Caos empieza a desvirtuar el hueso espectral del mundo astronave, haciendo que en él crezca unos brotes parecidos al coral. Al no haber apenas Aedas Óseos, el mundo astronave no tarda en enfermar. Sus habitantes sufren ataques de locura que les empujan a llevar a cabo actos que rozan lo suicida.
  4. Los Autarcas de Lugga-nath, acosados por los ataques oportunistas de las redadas Drukhari que emergen en el despertar de las Masacres de Piscina, inician un ataque vengativo contra sus antiguos aliados imperiales. Esto propicia una intensa guerra entre los habitantes del mundo astronave y los de Commorragh, incluso cuando en el segundo plano los ejércitos del Caos regresan para asestar su golpe final.
  5. Un grupo de Jinetes del Viento de Saim-Hann, enviados para prevenir que un culto del Caos se haga con el mundo de Vigilus, sufre un ataque por parte de las fuerzas Imperiales ignorantes de su verdadero cometido. La venganza de los Asuryani es rápida y sangrienta, pero los líderes imperiales sacrifican a su consejo de gobierno para evitar que estalle una guerra entre ellos.
  6. El mundo astronave Altansar lucha junto a las fuerzas Imperiales para defender Sangua Terra, enviando a su flota a una batalla contra la armada Aniquila Planetas mientras emerge de la Gran Fisura.

Aún cuando la oscuridad amenaza con conquistar el firmamento, los restos del antiguo imperio Aeldari luchan por sobrevivir. Remotos son sus campos de batalla y desesperadas sus guerras. Pero esa desesperación es lo que aviva las llamas de la fe hacia Ynnead, haciendo que cada día más Aeldari abracen su religión y dediquen el fervor de sus psiques a esta vaga esperanza de victoria.

El cazador desatado[]

Las ondas de casualidad, confusión y esperanza desesperada que se extendieron por toda la sociedad Aeldari causaron olas de sentimientos que acabaron por reflejarse en el reino del Caos. Slaanesh, al estar perfectamente sintonizado con el alma de los Aeldari, observó el destino cambiante de esta antigua raza mientras planeaba sus siguientes pasos.

Aunque los Aeldari odiaban y temían a Slaanesh a partes iguales, el dios al que conocían como La Sedienta tenía una conexión espiritual con ellos y ansiaba por encima de todo engullir sus almas cuando muriesen. Tal era su conexión que la llegada de los Ynnari no pasó desapercibida para él. Tanto el dios de la muerte a quien veneraban como su carencia absoluta de vitalidad eran una maldición para Slaanesh. Frente a él se encontraba ahora un dios nuevo y mórbido que amenazaba con arrebatarle para siempre las deliciosas almas de los Aeldari.

Yncarne Yvraine Visarca Ynnari 7ª Edición ilustración

El Visarca, el Yncarne e Yvraine, los máximos líderes de los Renacidos.

Esta posibilidad no dejó lugar a dudas en Biel-Tan, lugar donde una invasión daemónica y una posterior destrucción del Circuito Infinito no le otorgó a Slaanesh el festín que este había esperado, sino un vacío seco y polvoriento. Las abundantes almas de los Aeldari caídos habían tomado forma de Yncarne, avatar del dios de los susurros, en vez de fortalecer al Príncipe Oscuro. En el mundo central de Belial IV, esa misma entidad mórbida empleó una espada ancestral para acabar con un aquelarre de Guardián de Secretos.

Incluso la alta sacerdotisa de este dios durmiente había cometido robo de almas, un crimen que ninguna deidad verdadera podía soportar. Yvraine se había convertido en un mausoleo andante que albergaba cientos de esos espíritus que Slaanesh tanto ansiaba. El Príncipe Oscuro deseaba devorarla a ella y a los Yncarne por encima de todas las cosas.

Sin embargo, las retorcidas mareas del destino también le ofrecieron oportunidades a Slaanesh. Muchos Asuryani (e incluso Drukhari interesados) habían abrazado la fe de Ynnead. Y al hacerlo se habían desecho de los escudos de sacrificio que tanto les habían servido con anterioridad. Cierto era que si todos los Aeldari se entregaban a Ynnead, el dios de los susurros podría despertar y acabar con el poder de Slaanesh.

Pero si Yvraine y los Yncarne perecían, la frágil existencia de Ynnead no se convertiría en más que una alegoría. Los Aeldari que se habían alejado de sus preciadas sendas no alcanzarían el más allá de Ynnead al morir; tan sólo se derrumbarían y quedarían a mercer de las fauces de Slaanesh, siempre expectante.

En el bando de Slaanesh había una criatura especializada en acabar con la vida de semidioses y avatares. Era Shalaxi Hellbane, el monarca de la caza, a quien los cazadores de daemons de los Caballeros Grises habían exiliado de la historia 600 años atrás, y había languidecido durante siglos en el inmenso Palacio de los Castigos. Ahora que su condena por los errores cometidos llegaba a su fin, el Gran Daemon resurgiría de nuevo, se adentraría en el espacio real y aniquilaría a los profetas de Ynnead. Y al hacerlo, Hellbane volvería a ganarse el favor del Príncipe Oscuro.

Tras reunir a algunos de sus antiguos aliados (entre los cuales se encontraba un círculo de heraldos de Slaanesh y el simbionte Syll'Esske, sediento de venganza), Hellbane se adentró en la Telaraña con tres docenas de diablos enchidos de un delirante alborozo siguiendo al grupo de guerra. La caza había comenzado. Gracias a la habilidad sintética de Shalaxi para combinar un abanico de sentidos sobrenaturales, no tardaron en dar con el rastro que había dejado el alma de Yvraine a su paso.

Caos diablillas slaanesh montura

Montura de Slaanesh portando dos Diablillas

Las zancadas de Shalaxi pronto se convirtieron en una precipitada marcha sin descanso que no disminuyó con el pasar de las horas, pues los Daemons no se fatigan cuando la voluntad de su amo sigue latente. Así, sueños oscuros comenzaron a atormentar las noches de Yvraine.

El primer ataque brutal que Hellbane asestó sobre la profetisa de los Aeldari tuvo lugar en Threccia, un mundo sin vida. En la hora del ataque, Yvraine viajaba con el audaz ejército de Biel-Tan, adentrándose en una sucesión de puertas de la Telaraña que conectaban unos con otros los distintos planetas muertos del Alcance de Cursoai.

La emboscada de Hellbane cayó sobre Yvraine con una feroz velocidad, justo en el momento en que el ejército Aeldari escapaba por un portal de hueso espectral que conducía a un valle rocoso y sin vida repleto de tierra y estatuas erosionadas por el viento.

Dos avanzadillas de daemons de Slaanesh se precipitaron desde lo alto del valle y, mientras una de ellas rodeaba al ejército de Biel-Tan por la retaguardia, la otra atacó a las filas de sus extremos. Carros de la demencia embistieron a los Asuryani con tal velocidad que ni los ágiles habitantes de los mundos ancestrales pudieron eludir el asalto. Sangre y miembros descuartizados volaron por los aires mientras las elegantes máquinas de guerra se adentraban más aún entre las filas de Biel-Tan.

Las angostas rutas de la Telaraña que habían seguido los Asuryani les impedían desplegar sus transportes gravitatorios. Esto les obligaba, por tanto, a tener que deshacerse de la emboscada a pie. Para los fieles Ynnari, proteger la vida de Yvraine era fundamental. Mientras Hellbane se abría un sendero de muerte hacia la profetisa, el Vidente de la hueste dividía sus fuerzas.

Una punta de lanza de Espectros Aullantes bramaron su canto funesto al unirse a Yvraine en una danza de cuchillas que azotó a sus enemigos y abrió un hueco entre sus filas daemónicas. Esto les permitió escapar hacia lo alto del valle y adentrarse en el siguiente portal de la Telaraña.

Mientras tanto, las principales fuerzas del ejército de Biel-Tan se lanzaron sobre los daemons de Slaanesh. Se trataba sin duda de un ataque suicida y Hellbane no tardó en abrirse paso entre las filas de los Aeldari a un ritmo feroz. Pero aún así, esas muertes fortalecieron a Yvraine y demostraron la devoción que los Ynnari sentían por su causa. El flujo de almas adentrándose en su cuerpo mortal le otorgó una velocidad pavorosa que le ayudó a sobrepasar a los daemons de Slaanesh y huir hacia la Telaraña, dejando atrás a Hellbane, que bramaba de ira. Aunque fuese por muy poco, la profetisa de Ynnead había logrado escapar de su cazador, al menos por el momento. No obstante, sabía que no podría eludir a Hellbane para siempre.

Relato Oficial: La Leyenda de las cinco espadas[]

Una leyenda Aeldari narra la historia de cinco espadas arcaicas que al unirse encarnarían un terrible y macabro poder superior a la propia muerte. Son muchos los que conocen el mito de las hijas de Morai-Heg, que persiguieron a gritos a Khaine, dios de la guerra, hasta que este aceptó cortarle la mano a su madre, permitiendo que la anciana pudiera probar su propia sangre y absorber el conocimiento que portaba.

Sin embargo, pocos conocen el capítulo que sigue a esta historia: la leyenda de las cinco espadas mortales que nacieron de cada una de las garras de Morai-Heg y se esparcieron por el imperio de los Aeldari, en un intento de protegerles del ocaso final de su raza. Aunque estas armas se creyeron perdidas la realidad es muy diferente.

Por ello, cuando Yvraine inició su viaje, su primera esperanza fue la de encontrar las cinco espadas e intentar despertar a Ynnead sin tener que empujar su raza a la extinción. Pero Shalaxi Hellbane aniquiló esta esperanza, atormentando a la fugitiva Yvraine con visiones del último mundo ancestral. La espada que ahí moraba había acabado en manos de Hellbane, quien la había escondido en las profundidades del oscuro palacio de Slaanesh.

Fue entonces cuando Yvraine tuvo la certeza de que esa visión no era un engaño y que la puerta que le conducía a las espadas se había cerrado para siempre. La única forma de conseguirlas ahora era derrotando a La Sedienta.

El destino de los Mundos Astronave[]

Eldar iyanden principe Yriel

Príncipe Yriel de Iyanden

Los mundos astronave de los Asuryani se vieron atrapados en las fauces de la tempestad que conmocionaba al cosmos. Algunos de ellos viajaban a través de la tormenta e intentaban guiar a sus habitantes hacia lugares donde estuviesen relativamente seguros. Otros se enfrentaban a oscuros destinos o se veían obligados a adaptarse a la casi constante guerra que había anunciado la Dathedian.

Después de que el desesperado intento de Ynnari de resucitar al príncipe Yriel lograse vencer el ataque daemónico en Iyanden, estos se dirigieron con premura a Macragge para reforzar el escudo de la Humanidad contra el azote del Caos. Desde ahí se encargaron de defender a un conjunto de mundos contra las fuerzas de los Dioses Oscuros, siempre buscando a más Aeldari dispuestos a unirse a su causa.

En el mundo altivo de Saim-Hann, Yvraine encontró a un gran número de conversos. El mundo astronave había sufrido ataques desde la llegada de la Gran Fisura. En la época de la Cruzada de Sangre, Saim-Hann envió un total de cinco clanes para que contuviesen a la demente marea roja, siempre sedienta de sangre, que había atacado Upsilon.

Al final, las fuerzas del mundo astronave alcanzaron una tensa victoria antes de desvanecerse y dejar a los supervivientes del planeta tan agitados como confusos. En aquella época, la flota del mundo astronave también luchó batallas en el vacío contra las naves de la Armada Imperial, así como miembros del ejército de Abaddon.

Al principio se creyó que la llamada a las armas de Yvraine era lo último que los caciques y videntes del mundo astronave necesitaban. Esto podía conllevar un cisma entre sus clanes, pues los habitantes de Saim-Hann siempre habían sido muy temperamentales. Al final tuvo lugar un consejo en la Sala de Diálogo, un centro tribal localizado en medio de las tierras vírgenes del mundo astronave. Bajo las resplandecientes bóvedas del biodomo conversaron sobre sus ancestros, espíritus y futuros por llegar. Durante un tiempo lograron que el acuerdo prevaleciera sobre los incesantes fuegos de aquel lugar.

Fue entonces cuando el cielo brilló sobre ellos y de él emergió una fuerza de ataque Drukhari, que había traspasado un portal de la Telaraña que se creía olvidado. Su misión era acabar con Yvraine, arrebatándole su cabeza. Sin embargo, las espadas de los Drukhari no lograron su cometido, pues el mismo Señor Fénix Jain Zar apareció para hacerles frente en el combate. Las negociaciones de paz no tardaron en convertirse en una fiera batalla y los Ynnari se vieron obligados a huir.

Mientras tanto, el mundo astronave de Alaitoc estaba absorto en sus propias misiones y prioridades. Incluso cuando el cielo se teñía de sangre del cosmos y los vástagos del Caos aparecían de noche en cada visión y profecía, los líderes puritanos de este mundo astronave abrazaban la misma convicción de siempre, los Necrones eran quienes suponían la verdadera amenaza para la galaxia. 

Illic Lanzanocturna Explorador Eldar Alaitoc Vagabundo Warhammer 40k Wikihammer

Illic Lanzanocturna

Habían presagiado los enmarañados hilos del futuro a su manera y encontrado un vacío geométrico que amenazaba con engullirlo absolutamente todo. La mayor visionaria de Alaitoc, Ylocu Shaie, había escrito la Profecía de la Condenación Final medio insconciente en un sueño febril, paralizada por la intensidad de la visión. Aunque le había costado toda una vida contener el poder que le había llevado a tener la peor de las pesadillas, al final esta le había alcanzado igualmente y su fuerza la había conmocionado.

Shaie había llevado sus recientes descubrimientos ante el Consejo de Videntes de Alaitoc, donde había entonado un cántico sobre el Mar de los Astros Difuntos en el punto más álgido del encuentro. El Consejo, conmovido por la visión que Ylocu Shaie había pintado ante ellos, se apresuraron por retomar sus planes de acabar con la amenaza de los Necrones antes de que sus enemigos despertaran del todo; pero al hacerlo debilitaron drásticamente las defensas de su mundo astronave.

Fue así como la dinastía Hyrekh el mismo día de su coronación, aniquilaron a los Necrones de forma sistemática mientras estos intentaban abrirse paso más allá de la estasis de su letargo. Con el vagabundo Illic Lanzanocturna como embajador, el ejército de Alaitoc pactó con los Arlequines de las Estrellas Gélidas, cuyos planes coincidían con los suyos. Pero al hacerlo descubrieron que no habían hecho más que arañar la superficie de una amenaza mucho mayor.

Incluso mientras luchaba contra los Necrones en docenas de nuevos frentes, el ejército de Alaitoc sufrió una emboscada por parte de las terroríficas legiones de Sli'tha, el Gran Daemon de Slaanesh. Este monarca infernal pretendía atacar Alaitoc mientras fuese vulnerable, pero al final descubrió que la red de información de los grupos de guardas del mundo astronave convertían dicha tarea en casi imposible.

Cada vez que Sli'tha enviaba sus Daemons en misiones de reconocimiento, estas acababan siendo víctimas de francotiradores y desaparecían antes de poder informas a sus amos. Con los exploradores de Alaitoc librando docenas de guerras a través del Imperium Sanctus (región situada en la zona terrana de la Gran Fisura, aún iluminada por la Luz del Astronomicón), el grueso del mundo astronave de Alaitoc quedó libre para combatir a los Necrones del flanco este.

El destino del mundo astronave de Biel-Tan estaba ligado estrechamente a la precaria llegada de los Ynnari. Desde la ruptura del endoesqueleto de hueso espectral que componía el circuito infinito, este mundo astronave tan grande como una luna se había empezado a fragmentar. Ahora, Biel-Tan era una flota más que una única nave y su fuerza había menguado tras la crisis que empezaba a corromper el mundo paradisíaco de Ursulia. La situación derivó en una guerra civil, debida sobre todo a esa fragmentación y a la división que Yvraine había traído sobre sus habitantes, pues muchos de ellos decidían convertirse en Ynnari y esto empeoraba la conmoción que sentía el mundo astronave.

Lo único que les salvaba era la confianza que tenían en sí mismos, una de las cualidades que los Asuryani aún atesoraban como una de sus grandes virtudes. Sus gentes, grandes optimistas, tenían la certeza de que el imperio Aeldari volvería a resurgir como un fénix emerge de sus cenizas y escaparía de su extinción. Biel-Tan no tardó en tener que mostrar su fortaleza y transformar en virtud su habilidad de extender su poder más allá de lo imaginable.

Psychic Awakening - Phoenix Rising-14

Durante la invasión del Caos que diezmó los tres mundos exoditas llamados Tres Hermanas, tres de los legendarios Señores Fénix guiaron a Biel-Tan a la guerra: Baharroth,Fuegan y Karandras. Tanto Baharroth como Fuegan fueron recibidos con alegría, pues si la llegada de un discípulo Asuryani les llenaba de regocijo, la presencia de dos era aún mejor. Sin embargo, en medio de la batalla en Khazhar, Karandras se abrió un sangriento camino a través de la caballería daemónica y el júbilo de los Asuryani por su llegada no tardó en transformarse en malestar.

Las profecías hablaban de que, en la era de Rhana Dandra (la última y apoteósica batalla contra el Caos, que acabaría con todo y con todos), los seis Señores Fénix unirían sus fuerzas y lucharían codo con codo. ¿Significaba esto que los tres guerreros pronto se convertirían en seis y con ello llegaría el fin de los tiempos?

Ahora que los tres Señores Fénix habían unido sus fuerzas, Biel-Tan dirigió a la Espada en el Viento con tal ferocidad y sed de venganza que aniquilaron a todas las huestes daemónicas. Durante las semanas que siguieron a este suceso, los cultistas humanos de las proximidades de Khazhar (cuyos líderes ritualistas eran los culpables de haber invocado a Daemons por primera vez en el espacio real) fueron asesinados.

El resto de la población del planeta fue víctima de una tempestad psíquica iniciada por un cónclave de videntes y brujos que pretendían acabar con todo resquicio de vida. Esta era una muestra del auténtico poder que volvía a avivar la llama de la guerra en el corazón roto de Biel-Tan.

Los líderes de Biel-Tan aprendieron mucho de los reyes exoditas de Tres Hermanas. A su vez, muchos de los intrépidos guerreros de los mundos vírgenes comenzaron a idolatrar a los Señores Fénix. Gracias a ellos, muchos jóvenes exoditas acabaron por convencerse de que su ayuda era de vital importancia, pues la hora final estaba cada vez más próxima y la raza Aeldari tenía que reunir a su lado a tantas espadas como les fuera posible.

Sin embargo, los líderes bramaban con ira ante la traición de estos jóvenes exoditas que cabalgaban a la guerra junto a la Espada en el Viento. Justo como los habitantes de Biel-Tan habían trabajado sin descanso para defender a los mundos vírgenes de su antiguo imperio, ahora los exoditas habrían de pagar la deuda de su gente.

"Hemos malgastado la oportunidad de crecer y prosperar por habernos escondido tanto tiempo en las tinieblas. Pero nunca más hermanos. Nunca más."

- Maegrah Cantamundos.

La misericordia de Ulthwé[]

Vidente Idranel Ulthwé hechizo

Vidente Eldar concentrando su poder.

Los Asuryani del mundo astronave Ulthwé también eran conocidos como los Condenados, pues habían luchado demasiado tiempo contra el Caos. Sus métodos no siempre eran directos, como el Imperio descubrió pagando por ello un alto precio.

Los adivinos de Ulthwé eran unos avezados videntes que habían leído el desastre en las estrellas mucho antes de la llegada de la Gran Fisura; y aunque no eran capaces de eliminar la condena que les amenazaba, sí que sabían cómo mitigar su terrible potencial.

Los Aeldari de Ulthwé inclinaron la balanza del conflicto siempre que pudieron, ayudando a las razas menores a combatir a las hordas del Caos en cientos de campos de batalla a lo largo y ancho del Segmentum Obscurus. Fue su Alto Vidente Eldrad quien reunió a los Videntes de Cristal y dio lugar a los sucesos de Coheria que hicieron que Ynnead se removiera de su letargo.

Durante milenios, el Consejo de los Videntes de Ulthwé había intervenido en la vigilancia del Ojo del Terror y la defensa de sus planetas circundantes, logrando retener a la marea del Caos hasta que la alianza con Abaddon la destruyó por completo. Sin embargo, su mayor éxito fue asegurar que Yvraine alcanzara el Santuario de Hera en Macragge, primero mediante un gran ritual que la transportó a través del tiempo y del espacio, y más tarde mediante las armas, cuando la Legión Negra intentó detenerles.

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Roboute Guilliman, Primarca de los Ultramarines.

Fue así como hicieron posible que Yvraine salvase a Roboute Guilliman de las garras de la muerte. En Macragge, la Hija de las Sombras usó el poder de Ynnead para combinar el conocimiento Aeldari con el artificio del Adeptus Mechanicus, y así otorgar al Primarca una nueva vida que se prolongase indefinidamente.

Este suceso redefinió el Imperio de la Humanidad. Ahora que el Primarca había obtenido la ayuda suficiente para alcanzar el Palacio del Emperador en Terra y que el gobierno estaba en manos del único ser con suficiente fuerza mental y capacidad logística para controlarla, la Humanidad tenía los recursos suficientes para frenar la marea del Caos, al menos durante cierto tiempo.

Los videntes de Ulthwé habían creado un escudo tan mayúsculo y firme contra el azote del Caos que había soportado el peso de cientos de invasiones sin quebrarse. Sin embargo, hasta el baluarte más exquisito puede sucumbir a una incesante marea; y Ulthwé no era del todo infalible.

Los videntes de Ulthwé cribaban las visiones que interrumpían en sus mentes y seleccionaban aquellas que mostraban fisuras, puntos donde un ataque organizado podía atentar contra sus planes. Algunos de los planetas imperiales que observaban estaban corruptos y sus gobernantes solo se preocupaban por sus propios intereses mientras las ciudades ardían.

En uno de estos planetas, los habitantes de Ulthwé recurrieron a la intervención directa, su plan de acción más desesperado. Todos los gobernantes y consejeros planetarios que, o bien eran corruptos o bien eran demasiados ineptos, fueron atacados por ejércitos de Guardianes Eldars y sigilosos Guerreros de la Senda que los aniquilaron.

Tras ello, sin embargo, el mundo astronave se aseguró de reemplazar a sus víctimas, casi siempre con individuos mucho más competentes y proactivos inspirados por la impactante caída de sus predecesores. Los mundos atacados por Ulthwé volvieron a tener un gobierno capaz de defenderlos, y el vínculo de cada planeta con el resto creó una cadena capaz de retener a la marea del Caos durante algo más de tiempo.

Relato Oficial: La Misericordia de Ulthwé[]

+++ Transmisión ordovoxiana +++

Día del emperador, 12 Post OCM

Una fuerza de ataque Aeldari con armaduras negras ha emergido de la Zona Perditas justo cuando habíamos entrado en contacto con las fuerzas de la Serpiente Aullante. Los xenos utilizaron nuestro ataque como distracción para acosar las líneas del enemigo, mientras nosotros cargábamos contra las letales ondas sónicas de los herejes que defendían el centro. La xenotecnología maldita de los Aeldari resultó ser bastante efectiva contra los soldados rasos de la Gran Cacofonía.

Incluso sus discos siseantes lograron atravesar las armaduras de ceramita de la hueste traidora, cuando antes el fuego de armas láser nos había fallado. Al menos durante un tiempo, nos permitimos el lujo de creer que Nodum Psykana todavía podía salvarse.

Pero entonces llegó la Serpiente Aullante, inmensamente grande, con sus alas ocultando el cielo. Sus tres espadas cortaban a hombres por la mitad con cada ataque. Presencié con horror cómo, con un simple movimiento, el látigo de su mano se agitaba contra las Tropas de Choque que osaban enfrentarse a ella y los hacía caer, primero de rodillas y luego directamente de cara sobre el barro.

Desconozco qué era esa maldita cosa, pero admito que aún hoy su recuerdo me atormenta. Mi intución me dice que lo que presencié era...

+++ SUPRIMIDO +++

La masacre del Palacio de Adonis[]

Caza Espectral Hemlock Eldars Ulthwé 6ª Edición ilustración

Caza Hemlock

El plan de sacrificar a incompetentes imperiales no estaba exento de sacrificios Aeldari. Las tácticas de Ulthwé eran sin duda despiadadas, pues anteponían la premura y la eficacia a la lenta y a veces inútil diplomacia. Esto fue precisamente lo que ocurrió en el planeta Cadmas Tertius, donde tuvo lugar la masacre del Palacio de Adonis.

Lo primero que los Adonitas supieron del ataque Asuryani fue la repentina aparición de un escuadrón de Cazas Espectrales Hemlock, escoltado por Cazadores Carmesíes del Santuario del Viento Chirriante. Tras descender de una resplandeciente nube psíquica, los negros Hemlock se abrieron paso a través de una tempestad de fuego antiaéreo

Hubo tramos en los que perdieron a valiosos pilotos psíquicos, pero los restantes bombardearon las torres más altas de las principales ciudades con oleadas de desesperación tan abrumadoras que causaron suicidios en masa. El ataque frustró un ritual que estaban celebrando los narcisistas gobernantes que regían el planeta para invocar a daemons de Slaanesh.

Al impedirlo evitaron una ruptura en el espacio real que habría infestado a Cadmas Tertius de engendros de la Disformidad y por lo tanto lo habría condenado al Exterminatus por decreto de la Inquisición del Emperador.

Aunque Ulthwé había logrado revertir el fatídico destino del planeta justo a tiempo, los emisarios Aeldari enviados para informar a los nuevos gobernantes fueron expulsados a punta de pistola. En vez de ser recibidos como salvadores, el planeta los tachó de asesinos y los acusó de regicidio. Tras un enfrentamiento en el que se intercambiaron palabras muy duras, los Aeldari abandonaron el lugar.

Pero el asunto no acabaría ahí. Si bien los sustitutos de los Adonitas no se encontraban bajo el influjo de las fuerzas del Caos, estaban igualmente obcecados en su venganza contra los Aeldari. Esto llevó a que las flotas de Adonis se acercaran a los Asuryani que aún seguían monitorizando sus movimientos en el sistema, con la falsa pretensión de parlamentar.

Superadas en número, muchas naves de Ulthwé fueron bombardeadas y el resto escapó a la oscuridad del vacío, mientras maldecían la cortedad de miras de los humanos por los que habían arriesgado tantas vidas.

La Ira de Commorragh[]

Dark Eldar Lord

Asdrúbal Vect

La aparición del Dathedian y el desasosiego que Yvraine había creado en Commorragh hicieron temblar los mismísimos cimientos de este reino oculto. Asdrúbal Vect quería venganza.

El Señor Supremo de Commorragh se encontraba en una encrucijada. El ascenso de Yvraine (su transformación en la alta sacerdotisa de Ynnead en la arena de Crucibael) provocó una invasión metafísica que permitió que legiones de Daemons tomasen las calles de su pintoresca ciudad.

Vect consiguió aislar y poner en cuarentena esa invasión con eficacia, pero a un gran precio; incluso ahora, ese portal a la Disformidad y sus engendros infernales carcomían los subreinos creados para contenerlos. Todo esto supuso una gran pérdida imposible de ignorar, y un insulto imposible de justificar.

Sin embargo, Vect no podía atacar directamente a los Ynnari; hacerlo sería reconocer que los consideraba una amenaza. Por lo que se valió de títeres y rumores, creando intrigas y habladurías hasta que kábalas, cónclaves y cultos de brujas se alzaron contra los Ynnari, sin darse cuenta que lo hacían a instancias de Vect.

Algunos intentaron atacar directamente a los Ynnari que habitaban en el fracturado reino de Commorragh para debilitar o poner en duda la causa de Yvraine. Este era el objetivo de Marquis Vulkhere, lider de la Kábala de los Señores de la Espina de Hierro. Mediante sutiles rumores y misivas sombrías, llegó a oídos del Arconte que sus odiados rivales, la kábala de las Esperanzas Envenenadas, se habían convertido a la causa Ynnari y estaban reuniendo nuevos reclutas en su fortaleza de la Torre de los Aullidos.

Vulkhere vio la oportunidad de eliminar a sus enemigos, pero manteniendo la apariencia de que únicamente luchaba contra los Ynnari sin gastar tiempo y recursos en perseguir a Yvraine directamente. Así, desplegó a sus escuadrones de la muerte en un asalto repentino y devastador sobre la Torre de los Aullidos.

La avanzadilla de naves gravitatorias se deslizó a través de la penumbra verdosa que rodeaba la torre, con sus velas cortando la niebla como si fueran aletas de depredadores oceánicos cortando el agua.

En el último momento, una especie de alarma sobrenatural advirtió a los Ynnari de la amenaza que se aproximaba. Las armas de defensa de la Torre de los Aullidos vomitaron luz oscura y una lluvia de esquirlas. Los propulsores gravitatorios respondieron con un gran estruendo y los Señores de la Espina de Hierro salieron de entre la bruma para atacar.

Disparos de lanzas volaron en ambas direcciones mientras los incursores esquivaban y zigzagueaban, y sus artilleros golpeaban las defensas de la Torre de los Aullidos. Los Drukhari eran atomizados por rayos de energía que habrían atravesado tanques. Otros caían desde los flancos de la torre, con sus cuerpos plagados de agujas tóxicas o atrapados en redes de metal espinoso.

El fuego de respuesta hizo explotar en el aire a más de una nave de combate o transporte, arrojando por los aires a sus tripulantes. Sin embargo, con un golpe rápido e inesperado, la Espina de Hierro acabó con los defensores de las galerías inferiores de la torre y desembarcó en ella una partida de asalto masiva.

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Fueron recibidos por un feroz contraataque. La desgarrada alianza de kábalas y brujas, que ahora enarbolaba la bandera de los Ynnari, contraatacó con la determinación propia de los verdaderos fanáticos. Los Señores de la Espina de Hierro vacilaron al ver a sus oponentes luchar sin reservas, presos de una locura tan letal que ni siquiera sus reacciones intensificadas por el dolor eran capaces de seguir el ritmo.

Hubo momentos en los que la batalla se mantuvo igualada, un borroso amasijo de violencia que envolvía todos los rincones de la torre. Hasta que llegó el mismísimo Marquis Vulkhere. Mientras sus enemigos se centraban en la amenaza que avanzaba desde las galerías inferiores, él y el guardaespaldas que había escogido cuidadosamente se abrieron paso hasta las cámaras superiores de la torre.

Allí, acabaron con el Arconte Leshh de la Esperanza Envenenada, y arremetieron contra los Ynnari desde su propia retaguardia. Atrapados entre dos frentes, golpeados desde el exterior por el fuego de las naves de combate, los Ynnari de la Torre de los Aullidos fueron aniquilados.

Este fue solo un ejemplo de la guerra interna que estalló de nuevo y los indignados Drukhari se volvieron en contra de los perversos miembros del culto de la muerte que había en sus filas. Sin embargo, aunque los devotos de Ynnead estaban siendo atacados, no tenían nada de indefensos.

El conflicto y la rivalidad son la norma en Commorragh, y este nuevo cisma no era más que otro motivo para que los Drukhari se desgarraran entre ellos. Esta fue la razón por la que varios subreinos se proclamaron a favor de los Ynnari, se fortificaron contra asaltos y se convirtieron en enclaves separatistas por derecho propio. Pese a los esfuerzos de Vect, el mensaje de Ynnead se extendió lentamente por Commorragh.

Por supuesto, este no era el único plan de Vect. A través de terceros, ofreció recompensas muy cuantiosas por la cabeza de Yvraine, y así incitó a decenas de grupos de caza y mercenarios a seguir el rastro a la profetisa. Quizás la partida de caza más letal fue la liderada por Drazhar, el Maestro Destripador.

Al seguir a Yvraine hasta las sagradas salas de debate del mundo astronave de Saim-Hann y atacar desde un portal oculto de la Telaraña, Drazhar consiguió llevar su espada a escasos centímetros del cuello de la alta sacerdotisa, pero Jain Zar detuvo el golpe mortal en el último momento.

Asuryani, Ynnari y Drukhari protagonizaron desde ese momento una serie de enfrentamientos que los llevaron hasta las antiguas ruinas del imperio Aeldari y más allá. A pesar de su gran habilidad, Jain Zar no pudo vencer a Drazhar en combate, ya que mientras tenía que dedicarse a ser líder y guerrera, Drazhar se había consagrado a practicar el manejo de la espada.

Pero Jain Zar había prometido su poder a los Ynnari, y con la gracia de Ynnead de su lado, luchó con una velocidad y habilidad insólitas para defender a Yvraine. Daba la sensación de que incluso un genio como Vect, aliado con un guerrero casi mítico como Drazhar, no podía acabar con la vida de Yvraine. El Dios Susurrante todavía tenía planes para su alta sacerdotisa, y nadie podría arrebatárselos.

La Falacia de Ghodri[]

Un gran número de los Hemónculos que habitaban en las regiones más bajas de Commorragh eran viejos aliados de Vect. Estaban tan inmersos en la historia de la Ciudad Siniestra, eran tan importantes en el control de la falsa inmortalidad de los Drukhari, que trataron de mantener el status quo del que se habían beneficiado durante tantos siglos.

Los Profetas de la Carne, aquellos que habían estudiado con el demente escultor de la carne Urien Rakarth, idearon un nuevo castigo: capturar a un transgresor y remodelarlo, moldeando su arcilla mortal hasta que pareciera, caminara e incluso oliera como un ser humano. A todos los Drukhari les pareció algo horripilante, ya que para ellos, una forma humana era torpe y parecida a un simio, una burla cruel de un bípedo en comparación con la piel flexible y alabastra de los Aeldari.

Era un castigo atroz para un pueblo tan vanidoso y altanero como el Drukhari, y los que fueron sometidos al tratamiento gritaron que harían cualquier cosa para revertirlo. En estos "falsos humanos", Vect vio una oportunidad, una tan retorcida y sádica que Urien Rakarth aceptó orquestarla en su nombre.

En las cumbres montañosas del planeta Ghodri Sekmet, Yvraine predicó el credo Ynnari a una reunión oculta de Rastreadores de Alaitoc. Los Aeldari no esperaban que ninguno de los humanos que infestaban el planeta descubriera la ubicación de sus estructuras colgantes, y además tal era la pasión y el fervor con el que hablaba Yvraine que todos los ojos estaban fijos en ella.

Por lo tanto, cuando la milicia Imperial anunció su presencia con un organizado ataque del Astra Militarum en formación de pinza, la única vía de escape de los Aeldari quedó inutilizable por el fuego de la artillería. Los Ynnari y Alaitoc intentaron retirarse por el portal de la Telaraña por el que habían llegado a Ghodri Sekmet, pero un grupo de ataque de las élites mercenarios Drukhari y el yunque del Astra Militarum (en cuyas filas se encontraban los falsos humanos de Vect, el verdadero artífice del ataque) los Ynnari fueron diezmados.

Solo la aparición de Yncarne, invocada a la batalla por el gran derramamiento de sangre Ynnari, permitió que la estructura de mando Ynnari rompiera el cerco y escapara a la Telaraña.

Iyanden Renace[]

Caos demonio principe de slaanesh Vs eldars espectros aullantes

Un Guardián de los Secretos se enfrenta a los eldars

El asediado mundo de Iyanden estaba cerca de ver como se apagaba su llama por completo. Con la gran amenaza del Caos, su situación se volvió aún más precaria. El mundo astronave vió en los Ynnari una última oportunidad para darle la vuelta a su suerte.

El mundo astronave de Iyanden se estaba quedando sin tiempo. Durante los últimos tiempos había resistido los despiadados ataques de las flotas del Caos, había soportado los asaltos de los Kaudillos Orkos y había rechazado la incursión de un importante destacamento de la Flota Enjambre Kraken. Luego llegó N'kisha.

A pesar de que la oscuridad de la Noctis Aeterna desgarraba la galaxia, este voraz Guardián de Secretos empleó sus poderes sobre la realidad para abrirse paso hasta una de las preciadas biocúpulas de Iyanden. Los Asuryani retrocedieron horrorizados, cuando un resplandor de más de treinta metros de altura rasgó el tejido mismo de la realidad en medio de los bellos claros de la cúpula, y derramó, desde su interior, la locura sin límite de la Disformidad.

Aplastadores de Khorne y manadas de Mastines de Khorne salieron a cazar Aeldari aterrorizados de entre los árboles como si un juego se tratase. Grandes daemons de Nurgle avanzaban pesadamente a través de los bosques que habían sido cultivados con tanto cariño, riendo alegremente mientras su podredumbre se extendía en todas direcciones. Tras ellos, oleadas de Portadores de Plaga llevaban a cabo su interminable cuenta a través del mantillo resultante.

Cantarines daemons de Slaanesh bailaban y giraban, mientras se enfrentaban a Guardianes Eldar, Guerreros Especialistas y Guardias Espectrales y arrebataban joyas espirituales como si de dulces se tratasen. A su vez, Discos y Aulladores de Tzeentch azotaban por encima de sus cabezas y, mientras hacían llegar la destrucción a aliados y enemigos por igual, sus jinetes soltaban carcajadas dementes.

Primero cayó una biocúpula, luego otra, y antes de que pudieran evitarlo, los Daemons anegaban el laberíntico interior del mundo astronave, arrasando a su voluntad. Los Autarcas y los Videntes de Iyanden lideraron la defensa con desesperación, empuñando falanges de Guardias Espectrales como cuchillas para atravesar los matorrales de la locura que brotaban rápidamente sepultando su mundo astronave.

Sin embargo, sabían que era una batalla perdida; sus enemigos eran un océano y las mermadas filas Aeldari no eran suficientes para contener la marea. Fue la ayuda de sus primos lo que sacó a Iyanden de ese aprieto. Cuando todo parecía perdido, una coalición de Arlequines y huestes militares de media docena de otros mundos astronaves se unieron a la batalla.

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Habían desafiado los horrores de la Noctis Aeterna (no sin pagar un gran precio) y acudieron en ayuda de Iyanden en el último momento. Unidas, las fuerzas Aeldari lograron detener la plaga Daemon, para luego erradicarla de toda cámara, sala y pasillo. Un cónclave de Videntes logró cerrar la grieta de Disformidad y, sin su fuente de poder, los Daemons se desvanecieron.

Sin embargo, había poco que celebrar; Iyanden se había visto obligado a confiar en los demás para asegurar su supervivencia una vez más. Las fuerzas aliadas Aeldari partieron con rencor y animadversión mutua.

Cuando Yvraine llevó el credo de Ynnari a Iyanden, al principio la rechazaron. Sin embargo, cuando un asalto naval de Nurgle llegó tras ella, fueron sus antiguos aliados Corsarios Eldars los que mitigaron la invasión del Caos. El Príncipe Yriel aprovechó la oportunidad para liderar un abordaje contra el Engendro de Oghanothir, el buque insignia del Príncipe Daemon Gara'gugul'gor, y acometió el asalto con una confianza tan letal que penetró hasta el mismo barco.

Clavando su Lanza del Crepúsculo en el motor de la nave, destruyó el buque insignia desde el interior. A cambio, recibió un golpe mortal de manos de Gara'gugul'gor. Este lo aplastó con una pesada viga, acabando con su vida de un solo golpe. Consiguieron recuperar el cuerpo de Yriel y lo llevaron de vuelta a Iyanden. Afortunadamente, el Angel de Iyanden, Iyanna Arienal, vio virtud en el credo de Yvraine y la dejó entrar al mausoleo de Yriel.

Allí, la sacerdotisa aniquiló la plaga usando las energías de la muerte y resucitó a Yriel con el poder del renacimiento. Una vez más, Iyanden se había visto obligado a confiar en otros para sobrevivir, pero esa vez los salvadores habían llegado con la promesa y la prueba de que podía haber otra manera de actuar.

"Con la bendición de Ynnead, les dimos a los humanos su semidiós. Un rey renacido, con una espada letal, tal como lo predijo la profecía de los Anchorite. ¿Nos dará el tiempo que necesitamos para derrotar a nuestro verdadero enemigo? Eso es algo que ni siquiera Morai Heg podría prever."

- Príncipe Yriel de Iyanden, tras la resurreción de Roboute Guilliman.

Las acciones de Yvraine crearon un debate que se extendió entre los Guardianes de las Almas del mundo astronave. Muchos argumentaron que si los Ynnari tenían el poder de renacer y contaban con Drukhari y Asuryani, entonces, con su dominio tanto del cuerpo como del alma, podría ser suficiente para cruzar el río de la muerte sin ser hostigado, evitando a Slaanesh en el proceso, y emerger a una nueva vida en el otro lado.

Un plan terriblemente ambicioso tomó forma entre el consejo de ancianos del mundo astronave, aunque los otros lo calificaron de locura. La hipótesis de Arienal dependía del hecho de que los Asuryani ya contaban con un refugio seguro en su circuito infinito. Suponiendo que movilizaran suficientes Guardianes Espectrales para protegerlo, ¿podrían cruzar el umbral de la muerte toda la población del mundo astronave?

Y si ese fuera el caso en un mundo astronave, ¿podrían los demás hacer lo propio al mismo tiempo? Iyanna Arienal sostuvo que los Drukhari tenían métodos de regenerar formas físicas a partir de restos de carne muerta, por lo que una vez que el peligro hubiera pasado, las almas Aeldari podrían regresar a sus cuerpos. Así, engañarían a Slaanesh y darían poder a Ynnead. Podrían reconstruir su sociedad de nuevo, desprovista esta vez de la maldición espiritual que los había perseguido durante diez milenios.

Era una teoría sólida, pero si se probaba errónea, podía acabar con la vida en los mundos astronave. Si los Ynnari no estuvieran ahí para absorber sus esencias espirituales, le darían a Slaanesh un festín de almas como no se recordaba desde los días de la Caída.

Durante mucho tiempo, en la Cúpula de los Videntes de Cristal resonó el vocerío de una apasionada discusión, sin que ninguna facción fuese capaz de influir en la otra. Mucho más allá de la biocúpula, un círculo esmeralda brillante se hacía cada vez más grande. Se estaban acercando al planeta de Iathglas, escenario en el que confluía el destino de muchos. Allí, Iyanden lucharía como el campeón de la mismísima muerte.

" Es una verdad simple. Solo los muertos pueden salvar a los vivos."

- Iyanna Arienal, Angel de Iyanden.

Carcajadas en la cara de la muerte[]

Muchos Arlequines consideraron la propuesta de los Ynnari como un arma de doble filo, ya que, aunque creían estar a salvo, la posiblidad de derrotar a Slaanesh para siempre era realmente tentadora.

Los Arlequines tenían una labor que desempeñar en el destino de los Aeldari. Durante mucho tiempo se habían opuesto a Slaanesh, y algunos ya se habían unido a los Ynnari. Un sector relacionaba el surgimiento de los Ynnari como la profecía del tomo de cristal de Cegorach, desencadenada desde la catastrófica desaparición del planera Dûriel.

Eldar arlequines Hijos de Cegorach

Arlequines luchando contra Marines Espaciales del Caos.

Las últimas páginas de ese libro sobrenatural no solo insinuaban que Slaanesh podía ser derrotado, sino que se podía volver su fuerza en su propia contra. Algunos Arlequines pensaron que poner sus esperanzas, o más bien sus almas, en manos de un dios que aún no se había manifestado, era como cruzar un abismo sobre una cuerda floja, o bucear sin aliento al fondo de un océano con la esperanza de encontrar una perla concreta. Sin embargo, incluso en la adversidad más extrema, la fe puede prosperar.

Al igual que en los mundos astronaves de los Asuryani, las grandes troupes de Arlequines tenían sus propios objetivos e ideales, y no siempre estaban de acuerdo. En lugar de perder el tiempo debatiendo, simplemente actuaban con iniciativa propia. La Mascarada de la Sombra Soñadora unió fuerzas con el mundo astronave de Alaitoc, viajando al sur galáctico para frustar la creciente amenaza Necron. Consideraban que era un peligro más inmediato que la impacable sed de Slaanesh.

La Mascarada del Pesar de Medianoche estuvo de acuerdo con Yvraine, al igual que la hermandad de los Bufones de Muerte. Todas las troupes colaboraron para mantener vivo el plan de Ynnead, pues creían que lograr que un dios de los muertos aumentase en importancia, y a su vez destruir a su ancestral némesis haciendo desaparecer lo que lo había creado, sería la mejor broma jamás gastada.

Los elegidos de Cegorach nunca habían llevado colgadas del cuello las joyas espirituales de los Asuryani. Creían que a cambio de una devoción absoluta, el Dios que Ríe se los llevaría con él tras su muerte. En eso coincidían con la teología de los Ynnari. Ellos también tenían la fe suficiente para enfrentarse a los peligros de la galaxia sin salvaguardas, ni joyas espirituales que los protegiesen.

De hecho, había algunos, conocidos como Solitarios, seguían voluntariamente la Senda de la Perdición. Estos interpretaban el papel de Slaanesh en las obras de teatro ancestrales de los Arlequines y dedicaban sus vidas a derrotar ese poder impío. De entre todos sus aliados Arlequines, Yvraine buscó especialmente el apoyo de los Solitarios, ya que había sido testigo de un duelo entre uno de ellos y un Guardián de Secretos en Belial IV, y su habilidad le había impresionado profundamente. Incluso así, sospechaba que conseguir la ayuda de un Solitario no sería suficiente.

El cazador daemon que había atacado a Yvraine en Threccia, y al que seguía viendo en sus sueños, había demostrado ser implacable, tanto en la realidad, como en cada una de sus premoniciones oníricas. En los sueños de Yvraine, el daemon hacía pedazos al Visarca y luego a Yncarne. Todos aquellos Ynnari en quienes había llegado a confiar acababan despedazados, empalados o apuñalados. Yvraine era la última, la daemon acabaría haciendo trizas el cuerpo de Yvraine y La Sedienta devoraría su alma.

Parecía un destino ineludible, pero Yvraine aún albergaba una pequeña esperanza. En la última de sus pesadillas, tenía la mente lo bastante lúcida como para invocar a los mejores guerreros Ynnari, Asuryani, Arlequín y Drukhari.

En aquella contienda espectral de sus sueños demostraron ser capaces de derrotar al poderoso daemon. El mensaje estaba claro. Juntos, personificarían  los aspectos más poderosos de la psique Aeldari, y demostrarían, a pequeña escala, que los Aeldari podían derrotar a su acérrimo enemigo en este mundo y en el siguiente.

Psychic Awakening - Phoenix Rising-22

Yvraine comezó a reunir a sus campeones, esos guerreros que sobresalían de entre las distintas subculturas de la raza Aeldari. El Visarca ya estaba a su lado y la defendería con su vida, como siempre. Yncarne respondería a su llamada si suficientes muertes saturaban el campo de batalla. En cuanto a los Asuryani, ya contaba con un protector incondicional entre sus filas, alguien que ya había demostrado estar dispuesto y ser capaz de defenderla, Jain Zar.

Lelith Hesperax también se había aliado con los Ynnari a cambio de una promesa de poder eterno. Y con su propia inmortalidad en riesgo, también podía convencer a los Súcubos para que lucharan junto a la Hija de las Sombras por su propio interés. Pero todavía tenía un problema que se interponía entre Yvraine y su plan. Los Solitarios, que pasaban la mayor parte de sus vidas disfrazados de civiles Aeldari, eran maestros en el arte del disfraz. Conseguir la ayuda de uno de los elegidos de Cegorach sería casi imposible.

En sus sueños dió con la respuesta. Un par de almas que Yvraine había percibido en sus visiones, ardiendo a través de los hilos del destino como un par de estrellas binarias. Una era un alma Aeldari, la otra una psíquica humana con un poder increíble, y ambos se estaban acercando con cada día que pasaba.

Cuando Yvraine se encontraba meditando sobre el mundo reliquia de Iachi, el Visarca se acercó a ella. Inclinando la cabeza y apoyando su frente en el pomo de su Espada de los Gritos Silenciosos, habló de dos individuos excepcionales que querían tener una audencia con ella. Uno era un apuesto Aeldari con dos filos largos a la espalda, y la otra era una mujer humana con una armadura negra y cuyo cabello era un mechón de color blanco. Esta última poseía un aura psíquica tan poderosa que resutlaba molesta.

El visitante Aeldari, exiliado por Cegorach, le dijo a Yvraine que un nuevo cataclismo estaba por llegar. La mujer humana habló de un enemigo oculto y de una fuerza que oscurecería las estrellas y las almas. Yvraine parecía prestar atención, pues había llegado a conocer el lenguaje de la profecía a la perfección, pero en realidad, estaba centrada únicamente en el destino de los Ynnari.

Aceptó prestar la ayuda que el misterioro Aeldari le pedía, aunque no dijo cuándo. A cambio, le pidió al exiliado que buscara a los Arlequines de Cegorach, asegurándose así de dar con un Solitario antes de que fuera demasiado tarde. Llegaron a un acuerdo, y la extraña pareja conjuró un portal resplandeciente, entrando en el crepúsculo entre los mundos una vez más.

Relato Oficial: Carcajadas en la cara de la muerte[]

+++ Auto-relicario recuperado +++ 

+++ Transcripción Adjunta+++

Los engendros de la Disformidad se extendieron por el edificio como gusanos en las entrañas de un cadáver. Eran de un blanco enfermizo y se retorcían los unos sobre los otros, gritando como presas de un éxtasis ciego. Entre ellos había un dios, o una diosa, todavía no estoy seguro de qué era; sostenía una lanza tan alta como un bastón, y horriblemente... hermoso de ver.

Profirió un extraño grito, como una llamada de caza. No podíamos concentrarnos. Nos quedamos allí, parados, sin fuerzas, soltando nuestras armas. Luego hubo un estallido de luz y el hechizo se rompió. Aparecieron estas imágenes parpadeantes de Aeldari, parecidas a hologramas, y lucharon con fiereza.

Nos recuperamos y les ayudamos lo mejor que pudimos. Algunos de esos xenos llevaban máscaras de hueso y túnicas de color rojo oscuro, más ataviados para un velatorio que para una batalla. Por dondequiera que pasaban, los cadáveres de los xenos muertos temblaban y gemían a su alrededor. Al final huimos, no me avergüenzo de admitirlo. No he podido pegar ojo desde entonces.

+++ Final del Fragmento +++

+++ Ejército considerado irrecuperable +++

Esperanza y Desesperación[]

Por medios psíquicos y mundanos, Yvraine había sembrado cuidadosamente las semillas de su plan a través de las subculturas de la raza Aeldari. Todos sus esfuerzos se habían centrado en llevar la batalla a uno de sus viejos lugares favoritos. Allí, en Iathglas, se encontraría de nuevo con la depredadora que quería cortarle la cabeza.

El viaje a Iathglas estuvo lleno de tormentas de Disformidad. Aquellos que se desplazaron a través de la Telaraña escucharon aullidos lejanos resonando en los extraños túneles traslúcidos. Mientras, en el espacio, se ponía a prueba la habilidad de los veteranos timoneles. Los Aeldari vieron en estos hechos una señal de que estaban en el camino correcto, y algunos incluso afirmaron que Slaanesh se encontraba detrás de las tormentas, tratando de detener su avance. Por supuesto, en algunos lugares las naves se perdieron, se quedaron inmóviles o se lanzaron a por Astartes Herejes, pero los intrépidos supervivientes supieron superar todos los obstáculos que se encontraron por el camino.

Vasto, centelleante y rodeado por una tríada de lunas oscuras, Iathglas era un mundo paradisíaco que orbitaba alrededor de la estrella rojiza de Miaghu. Yvraine recordaba perfectamente el planeta de su época como reina corsaria. Lo había usado como refugio cuando se escondía de sus muchos enemigos en el Segmentum Pacificus.

Iathglas era hermoso a simple vista, pero cuando se utilizaba la visión bruja, su importancia espiritual era evidente. Un santuario central formaba el corazón del sistema nervioso psíquico del planeta. Yvraine se apresuró a llegar al más grande, sabiendo que allí encontraría a los Exoditas que buscaba, siempre protegiendo ferozmente su santuario.

Allí, las almas de todos los Exoditas difuntos descansaban en una unidad psíquica absoluta, un vago equivalente geomántico de un circuito infinito. Yvraine pretendía usar este depósito de energía espiritual como escudo ante lo inevitable, el momento en el que Slaanesh desatara su cacería.

Con gran formalidad saludó a los líderes Exoditas, de los que se había hecho amiga en su vida anterior como la Corsaria Amharoc. Finalmente, los jefes dijeron que no apoyarían el plan de Yvraine, pero tampoco se interpondrían en su camino.

Psychic Awakening - Phoenix Rising-24

Durante los últimos meses, los emisarios que Yvraine había enviado al cosmos habían alcanzado los objetivos previstos y, desafiando los peligros de la galaxia, aquellos a quienes habían convocado habían respondido a su llamada. Más Aeldari llegaron a Iathglas por voluntad propia, con sus Videntes leyendo las madejas del destino y enviando delegaciones en su lugar o viajando ellos mismos al frente de sus ejércitos.

Algunas de las delegaciones aterrizaron en el santuario central del planeta, y sin perder tiempo, comenzaron a debatir sobre el destino de su raza. Autarcas, Hemónculos, Videntes de las Sombras y muchos otros líderes Aeldari pronunciaron apasionados discursos o discutieron a gritos, aunque no estuvieron cerca de alcanzar un acuerdo.

Otros grupos, como la Kábala de la Rosa de Obsidiana o la Mascarada de las Estrellas Gélidas decidieron no acudir al gran concilio, manteniendo su propio consejo mientras vagaban por los bosques de Iathglas u orbitaban alrededor de la atmósfera del planeta. Todos habían viajado para responder a la llamada del destino y participar en las confluencias que se estaban desarrollando en Iathglas, aunque pocos compartían objetivos en ese extraño cónclave.

Yvraine había esperado tal división, al igual que había esperado que aquellos que habían elegido la senda de Ynnead acudirían  a su llamada. Jain Zar y Lelith Hesperax, una Troupe de la Mascarada del Pesar de Medianoche que incluía a su maldito pero mortal Solitario y una flota de Corsarios que esperaban en órbita, silenciosos. Todos respondieron a la convocatoria de Yvraine y la atendieron en persona cuando organizó su propia asamblea cerca del santuario central.

La destrucción era inminente, Yvraine lo sabía, pero si podía cambiar su destino con la ayuda de una alianza de facciones Aeldari, tal vez le daría a su raza, siempre sumida en interminables discusiones, un ejemplo más convincente que cualquier palabra. Nerviosa, pero preparada, dejó que el tiempo siguiera su curso.

A la sexta hora del sexto día de la sexta semana desde la llegada de Yvraine, se corrió la voz sobre una incursión daemónica. Un jinete exodita, montado sobre una veloz bestia sauriana, cabalgó, gravemente herido, hasta el claro donde se había reunido el ejército de Yvraine. Informó, presa del pánico, sobre una gran masacre cerca de la línea ecuatorial.

Un imponente Daemon lideró la fuerza invasora, y la unión de Exoditas, Asuryani y Drukhari no pudo detenerla. Incluso cuando el mensajero Exodita sucumbió a sus heridas, el cielo se oscureció. El viento, que aullaba a través de los árboles, se transformó en un chillido escalofriante. De repente, una lluvia de líquido empalagoso empezó a caer, restando visibilidad mientras la tormenta azotaba el bosque.

Entonces, entre los árboles, un destello de luz púrpura se extendió, y el daemon conocido como Shalaxi Hellbane se abalanzó desde la verdosa espesura.

Hellbane avanzó solo, merodeando como un gran depredador hacia su presa. Sin embargo, las visiones que habían atormentado a Yvraine durante tanto tiempo valieron, finalmente, la pena. Había presenciado este momento muchas veces, sabía lo que sucedería a continuación de memoria, y había dado órdenes para una respuesta coordinada.

Los guerreros Asuryani y los tanques aéreos se lanzaron hacia el borde sur del claro, con las brujas Drukhari y Arlequines hacia el norte. Se encontraron de golpe contra las sorprendidas manadas de daemons de Slaanesh que habían estado a punto de llevar a cabo una emboscada. La flota Corsaria en órbita baja disparó láseres rubí para abrir agujeros en el dosel arbóreo y aniquilar más invasores.

Sin embargo, la cantidad de daemons atacantes era enorme, y se deleitaban tanto en la agonía y el riesgo como se emocionaban por el derramamiento de sangre y la victoria. Sin inmutarse lo más mínimo, el inmenso grupo de caza de Hellbane se defendió. Violentos tiroteos, escaramuzas y duelos a una velocidad vertiginosa estallaron a lo largo del borde del claro.

Mientras tanto, cinco campeones corrieron para enfrentarse al daemon, cinco almas ardiendo juntas en una fragua viviente de energía oscura. Lelith Hesperax se lanzó hacia Hellbane con una velocidad asombrosa, con sus cuchillos al descubierto y sus dientes brillando en una sonrisa cruel. Yvraine y el Visarca la siguieron de cerca. Detrás de Hellbane, el Solitario dio un salto mortal desde la copa de los árboles transformándose en un borrón de brillantes diamantes. A su vez, Jain Zar cargaba por el centro profiriendo un poderoso grito de guerra.

La lucha que comenzó en ese momento fue legendaria. Aislaron a Hellbane de la horda principal gracias a los frentes de batalla Aeldari, que lograron desafiar la aniquilación, para lanzar una respuesta táctica tras otra, en medio de la lluvia de fuego Corsaria. Ninguna otra raza se hubiera atrevido con un estilo de combate tan preciso y, a su vez, tan potencialmente desastroso.

Aunando fuerzas en la batalla y con una sincronización perfecta, Asuryani, Drukhari y Arlequines protagonizaron una danza letal entre columnas de energía abrasadoras que caían de los cielos y aniquilaban cada asalto daemónico antes de que pudieran romper las líneas Aeldari. El resultado del conflicto se decidiría en el duelo entre Hellbane y los campeones de Yvraine.

Relato Oficial: Esperanza y Desesperación[]

En el mundo de Iathglass, en el centro del ensangrentado claro próximo al resplandeciente mundo santuario, un cazador daemónico se encargó de la Hija de las Sombras y sus campeones escogidos. La guerra rugía a su alrededor. Por doquier luchaban los Aeldari como uno solo contra los Daemons de Slaanesh y el duelo que tenía lugar en el claro parecía ser el centro de una tempestad.

Luchaban a la roja luz de Miaghu, reflejada en las garras del daemon y en los tentáculos lacerantes trabados a la vez con los cinco campeones. Lelith dirigía sus mortíferos cuchillos a la cara del enemigo, que los bloqueaba con su reluciente escudo. Yvraine cercenó uno de los tentáculos con su espada ancestral, pero otro le asió la muñeca.

El Solitario hundió el beso de Arlequín en las costillas de Hellbane, silbando la hoja monomolecular del arma. Hellbane se limitó a estremecerse como presa del éxtasis, antes de partir en dos al combatiente cegorachiano. La empuñadura de la larga lanza del daemon alcanzó a Jain Zar en plena cabriola.

El golpe debió de fracturarle la columna, pero la Señora Fénix canalizó la energía de los moribundos Aeldari a sus pies tal como Yvraine le había enseñado. Jain Zar lanzó un grito de guerra y se lanzó a fondo con la lanza para infligir una herida en la frente del daemon, cegándolo con su propio icor. Hellbane dio unos pasos hacia atrás, alzando tentáculos y su escudo, furibundo:

- "¡Esa alma no os pertenece!", protestó el daemon.

Tarde comprendió Yvraine que la debilidad era fingida, y que la ira de aquellas palabras no era más que mera distracción. El Visarca hizo un barrido con el mandoble dispuesto a asestar un golpe letal. Hellbane levantó la lanza para bloquear el golpe, y después atrapó la hoja del Visarca entre índice y pulgar, de modo que tiró de quien la esgrimía hasta atravesarlo como un espetón desde la clavícula, al tiempo que atacó con una garra a Yvraine.

Sintió un dolor lacerante en el cuello al perder media garganta. Sangre. Se le enturbió la visión tras desplomarse. Las sílabas pronunciadas por Hellbane se le agolparon en la mente. Había empezado a arrancarle la energía de Ynnead por obra de un hechizo de la Disformidad. Cerca merodeaba la muerte verdadera. Un lugar del que no había vuelta atrás.

Cuando la espalda de Yvraine tocó el suelo, sintió cómo la inundaba una oleada de energía. El espíritu del mundo Iathglas aún la necesitaba. La Hija de las Sombras recuperó el sentido al tiempo que una fuerza sobrecogedora fluía a través suyo, sólo para ver cómo el cadáver del Visarca caía desmadejado sobre un montón de hojas secas.

El Yncarne surgió del suelo en ese mismo lugar. Gritó triunfal como si hubiese bebido la letal energía de los cadáveres que alfombraban el claro, para arrojarse a continuación sobre Hellbane. Los imponentes daemons se batían como dioses, relampagueando los filos en el rojo crepúsculo. La espada ancestral del Yncarne alcanzó su objetivo, pero Hellbane respondió al golpe, y hundió la lanza en el pecho del Yncarne, cuyo rictus facial apenas se acentuó. Aferró el asta de la lanza como si fuese el obsequio de un ser amado.

Yvraine dio un salto, alcanzando al daemon justo cuando la reluciente arma de asta de Jain Zar le asomaba del pecho. Instantes después, las cuchillas de Lelith se hundieron en los ojos de la criatura. Con un grito estremecedor, el daemon sufrió una sacudida, vaciló y empezó a disiparse.

- "¡Hemos desterrado al daemon!", exclamó Yvraine, de rodillas junto al Visarca, canalizando la energía del renacimiento para tejer de nuevo el cuerpo roto. La victoria de sus campeones la enardeció.

Su pueblo no olvidaría aquella victoria combinada sobre La Sedienta. Del borde del claro llegaron gritos triunfales cuando los Aeldari supervivientes comprobaron que sus enemigos desaparecían, desterrada la partida de caza junto a su líder. Lamentarían las bajas, pensó Yvraine, pero quienes obrasen la voluntad de Ynnead debían comprender que...

Una risa cruel interrumpió el flujo de sus pensamientos. A Yvraine se le congeló la sangre en las venas al reconocer la voz de Hellbane. Levantó la vista y vio a sus campeones ensangrentados dando vueltas, armas en alto cuando el daemon recuperó cierta consistencia, pero mantuvo la solidez de la niebla al alba. Jain Zar hundió en él su arma, pero lo atravesó como si no hubiese nada.

- "Por que no estás aquí, ¿verdad?" preguntó Yvraine, teñido el tono de voz por el cansancio y la frustación

Hellbane esbozó , burlón, una sonrisa cruel. La de un depredador.

- "No soy más que un espejismo, presa mía", dijo con voz queda. "Dotado de la solidez necesaria para dar juego, para poner a prueba tus fuerzas. Un mero eco de mi esencia verdadera".

- "¿Por qué?", preguntó Yvraine, consciente de los murmullos de decepción procedentes de los Aeldari. Se preguntaban qué habían combatido, si acaso habían sido manipulados por La Sedienta. Yvraine imaginó las fisuras que surcaban la frágil alianza que esperaba forjar, y cerró los ojos ante la frustración que amenazaba con superarla.

- "He ahí tu respuesta, presa mía ", susurró Hellbane, cuya voz se apagaba cada vez más. "No habéis ganado hoy excepto tiempo para huir, aterrados e indefensos. Atormentada, un alma siempre es más apetitosa..."

Cuando Yvraine abrió los ojos, el daemon había desaparecido y los Aeldari a su alrededor se enzarzaban en discusiones recriminatorias cuando no lloraban las pérdidas. Tenía una sensación amarga. No se forjaría la unidad ese día, y en algún lugar aquel ser seguía dándole caza.

El Visarca le puso la mano en el hombro, y ella levantó la vista hacia la inexpresiva máscara.

- "Vamos", dijo él, con la voz débil, ronca tras la reciente resurrección. "El Dios que Susura aún nos necesita."

Yvraine cabeceó en sentido afirmativo, y juntos se dispusieron a abandonar el claro para restañar cuantas heridas pudiesen tras tan aciaga jornada. Los Ynnari aún no estaban vencidos, pensó Yvraine, y las almas que poseía se mostraron de acuerdo. Ynnead se mantendría en guardia, y Slaanesh caería. Tal fue su juramento.

No le importaba la naturaleza del precio a pagar.

Libro 2: Fe y Coraje[]

" Nada dura para siempre.

Ni siquiera el Imperium de la Humanidad, el mayor Imperio que la galaxia ha conocido, es inmune a los estragos del destino. Incluso con el regreso del hijo vengador solo retrasa lo inevitale.

Es una herejía dar voz a estas palabras, pero es tarde y la amenaza de tormento y ejecución ya no me llenan de terror como antaño lo hacían. Y así habló la verdad sin vacilación: nada dura para siempre. Es por ello que digo la verdad sin ambages: nada dura para siempre.

Las estrellas hierven y el vacío grita. Los seres sin nombre del inmaterium se extienden desde la Cicatrix Maledictum en números indecibles, alimentándose del miedo y el tormento de las almas mortales. La humanidad lucha su última y desesperada batalla. Pronto será consumida en su totalidad.

No digo estas palabras con tristeza. El nacimiento de una nueva vida siempre va acompañado de temblores de agonía. Siempre debe perecer el viejo orden para dar paso al nuevo.

Lo que llamamos humanidad pasará a la historia, como debe ser. Y algo mucho más grande surgirá para llenar su lugar. Incluso ahora, lo siento. Trillones de voces se unen en comunión, unidas incluso a través de la vasta extensión del Imperium. Débiles al principio, pero más fuertes a cada hora que pasa. Algunos los llamarán salvadores, otros los condenarán como brujos corruptos. 

No son ni una cosa ni otra.

Son los heraldos de una nueva era."

- Extracto de los escritos de Thaneus el Sabio, ejecutado por herejía y sedición.

Fe sin límites[]

Psychic Awakening 2 - Faith and Fury-5

La época de la Gran Fisura encontró al Imperium tambaleándose, asaltado en un millón de frentes por las fuerzas emergentes del Caos. Únicamente el regreso del Primarca Roboute Guilliman y la furia de los Marines Espaciales Primaris detuvo la marea. En esta hora oscura, el poder de la fe ofrecería a la Humanidad un rayo débil de esperanza.

La Cruzada Indomitus se extendió desde Terra con un propósito furioso, impulsando las fuerzas del Caos ante ellos y llevando la esperanza a cientos de mundos asediados. Solo el Primarca de los Ultramarines podía supervisar un contraataque tan decisivo. Para aquellos a quienes dirigió, parecía que Roboute Guilliman no descansaba un momento.

Tan pronto como lograba una victoria, comenzaba a sentar las bases de la siguiente. El impulso de la cruzada no podría disminuir, ya que eso permitiría a las fuerzas heréticas la oportunidad de reagruparse.

Así fue como la cruzada se aventuró más y más profundamente en territorio ocupado, a regiones devastadas por hordas daemónicas y flotas de xenos migrantes, los territorios a su paso fueron dejados atrás para que se gestionasen lo mejor que pudieran. Las amenazas a las que se enfrentaron fueron muchas. Tras la Gran Fisura, toda la galaxia se vio afectada por fenómenos de pesadilla, disrupciones temporales y terribles tormentas de Disformidad.

Fue el Imperium Nihilus, la región que se extendía más allá de la línea de la Gran Fisura, la que sufrió la peor parte, aunque ningún lugar del Imperium de la Humanidad quedó a salvo. El horror golpeó incluso en los relucientes mundos santuario del Segmentum Solar. Tormentas de disformidad aisladas sacudieron sistemas indefensos, tragándose flotas de guerra y derramando entidades daemónicas en la superficie de los mundos.

Tal fue la perturbación anárquica de la realidad que las armadas del Caos, las flotas incursoras Orkas y otras fuerzas recorrieron vastas distancias a través de las mareas de la Disformidad y fueron vomitadas de vuelta al espacio real  en el extremo opuesto de la galaxia.

Elegidos del Caos Portadores de la palabra

Elegidos Portadores de la Palabra.

Peor aún, las depredaciones del Gran Enemigo se intensificaron. Igual que lobos asesinos, los Marines Espaciales del Caos y sus aliados golpearon la parte inferior del Imperium, surgiendo de las agitadas estrellas para atacar y saquear a través del Segmentum Solar.

Muchas de estas incursiones fueron desorientadas y salvajes, poco más que servidores del Caos que satisfacían sus deseos básicos de sangre y masacre. Sin embargo, los ataques ocultaban un plan mayor, supervisado por quienes servían a la voluntad de los Dioses Oscuros con una agenda mucho más insidiosa.

Los Portadores de la Palabra buscaban difundir su fé herética en el corazón mismo del dominio de la Humanidad. Los hijos de Lorgar habían previsto una lucha no solo por el territorio del Imperium, sino también por su espíritu. Las almas de los mortales eran la moneda por la que se libraría esta guerra de fe.

Al aliarse con otras Legiones Traidoras, como los reaparecidos piratas de los Amos de la Noche, los Portadores de la Palabra buscaban difundir el miedo y la desesperanza a su paso. Mediante rituales oscuros, sacrificios en todo el sistema y tácticas de terror, intensificaron el poder del Caos, esperando romper la voluntad de la población mortal del Imperium. Quienes aceptaron la primacía de los Dioses Oscuros se salvaron, pues su condena colectiva permitió la propagación de la corrupción.

Ciegos a los sutiles patrones hexagramáticos de los rituales de los Portadores de la Palabra, las fuerzas Imperiales no reconocieron ni el desastre que se desarrollaba detrás de sus líneas ni la propagación desenfrenada del pánico y la herejía. La sombra del Caos se extendió planeta a planeta.

Sólo las Hermanas de Batalla, las fervorosas guerreras campeonas del Credo Imperial, previeron esta peligrosa amenaza. Muchas Canonesas del Adepta Sororita compartieron las mismas visiones apocalípticas: unas fauces de completa negrura que se extendían para devorar la luz de los fieles, el aquila de dos cabezas desgarrada por sombras hambrientas y estrellas ahogadas en la sangre de inocentes.

Portada Codex Adepta Sororitas 6ª Edición

Hermanas de Batalla en combate.

Las órdenes sagradas de la Hermandad no podían difundir el horror que habían descubierto, ya que a través de la galaxia, las comunicaciones astropáticas fueron ahogadas por gritos de la Disformidad y el aullido estático de las entidades daemónicas. La noticia tendría que ser entregada en persona. Las Órdenes Militantes del Adepta Sororitas enviaron sus flotas de combate en mayor número que nunca, guiadas por las visiones otorgadas por su amado Dios Emperador.

A pesar de que las Hermanas de Batalla llevaron esperanza y feroz desafío a decenas de mundos asolados por la guerra, parecía seguro que los planes de los Portadores de la Palabra llegarían a buen término. Sin embargo, los hijos de Lorgar no habían contado con el fenómeno nuevo y dramático que comenzó a manifestarse en esos planetas en disputa.

La inmensa erupción de energía psíquica desencadenada por la Cicatrix Maledictum no solo originó pesadillas generadas por la Disformidad, sino también actos de fe y milagros maravillosos a una escala inaudita. Los humildes y mortales adoradores del Dios Emperador dieron testimonio de manifestaciones del Emperador Angélico, con bandadas de águilas doradas y columnas de llamas centelleantes quemando carne daemónica y herética por igual.

Estos milagros galvanizaron a quienes los atestiguaron, reafirmando su resolución y llenando sus corazones con desafío incluso ante los horrores desatados contra ellos. Así comenzó una gran guerra de fe que enfrentó a los profetas oscuros de los heréticos astartes contra los actos de esperanza y creencia inspirados por las Hermanas de Batalla y sus aliados.

Talledus[]

El eclesiarca

Eclesiarca

Durante diez mil años, el sistema santificado de Talledus brilló como un faro del poder de la Humanidad. Un reino de relucientes mundos santuario poblado por miles de millones de siervos piadosos del Dios Emperador. Su gloria parecía eterna e inacabable. El Sistema Talledus se encuentra en el centro del subsector  Veritus, una región del espacio repleta de mundos Imperiales y rutas de la Disformidad navegables. Fue un baluarte de la Eclesiarquía, un símbolo vibrante de la influencia y el poder en la galaxia del Credo Imperial. Su mundo capital, Bendición, estaba completamente cubierto por una teocrópolis dorada de escala asombrosa, con toda la superficie del planeta remodelada y esculpida en forma de templo mausoleo para albergar los cadáveres de miles de santos.

Muchos fieles peregrinos del Dios Emperador habrían dado su vida con gusto solo para ver las montañas aguja de Lux Eternis, para caminar entre las estatuas de sacerdotes y hierofantes muertos hace mucho tiempo, para escuchar el sonido de los salmos resonando a través de los valles artificiales y las torres de vidrieras del Gran Honorificum.

Este ambicioso proyecto fue iniciado nada menos que por el legendario Eclesiarca Sebastian Thor. Durante el 36º milenio, Thor dirigió una gran revuelta contra las depravaciones del su predecesor, el Eclesiarca y Alto Señor Goge Vandire. Completamente enloquecido, Vandire se había convencido de que él era el divino instrumento y sucesor del Dios Emperador. 

Todo el que cuestionaba sus decisiones cada vez más desquiciadas era sometido a una tortura espantosa, y luego a una ejecución sumaria a manos de las Hijas del Emperador, una secta de guerreras piadosas al servicio de Vandire.

" Diez mil santos benditos descansan eternamente en medio de los silenciosos salones de Bendición. Es un mundo impregnado de la sangre de los fieles."

- Canonesa Arkasia Furia de la Orden del Cáliz de Ébano.

El sistema Talleus sufrió terriblemente durante esos días oscuros. Su gobernador, Hectus Carmine, fue uno de los primeros en denunciar pública y abiertamente las atrocidades cometidas por Goge Vandire. Al hacerlo, se ganó la furia del Eclesiarca perturbado. El mundo natal de Carmine, Talledus, fue invadido por fuerzas leales a Vandire, que se enfrentaron a los firmes regimientos del Astra Militarum del gobernador y a los miles de fieles del Dios Emperador que se negaron a reconocer el gobierno de Vandire.

Después de un conflicto feroz que duró muchos meses, Carmine y cientos de sus conspiradores finalmente fueron capturados y procesados. El gobernador depuesto fue maltratado públicamente durante más de un mes y finalmente quemado vivo en los escalones de su residencia palaciega, mientras su población era obligada a presenciarlo.

No contento con este precio en sangre, Vandire ordenó una gran purga de herejes en todo el subsector. En mundos como Boras Minor, Ghreddask y Satropol, las medidas tomadas por el Eclesiarca enanejado vivían en la infamia. Talledus, antaño un sistema próspero famoso por su esplendor, quedó reducido a una sombra de su glora anterior.

Sebastian Thor era el líder la Confederación de la Luz, una alianza de almas fieles decididas a poner fin a los días de Vandire como Eclesiarca, conocido como el Reino de la Sangre. Thor reunió a sus fuerzas, que incluían a varios Señores de Capítulo de los Marines Espaciales, en la Sagrada Terra,

Eclesiarca Vandire

El Alto Señor Vandire

donde derrocaron al tirano y a sus servidores leales. En el proceso, Thor reveló la profundiad de la herejía de Vandire a las Hijas del Emperador, que repararon las mentiras de su señor con el filo de una espada de energía.

Cuando la cabeza cortada de Vandire golpeó el piso de su cámara, el terror que había envuelto al Imperium finalmente terminó. Tras este sangriento golpe de estado, Thor convenció a los Altos Señores de Terra de la rectitud de sus acciones, así que fue elegido para convertise en el nuevo Eclesiarca.

Thor fue un reformador audaz y decidido. Decretó que las Hijas del Emperador, habiendo demostrado su verdadera lealtad, se convertirían en la Cámara Militante de la Eclesiarquía, y fueron rebautizadas como las Hermanas de Batalla, que servirían fielmente la voluntad del Dios Emperador.

Habiendo tomado medidas para garantizar que un evento tan desastroso como el Reinado de Sangre de Vandire no volviese a ocurrir, Thor abandonó Terra y comenzó un gran viaje por los lugares sagrados del Imperium. Uno de los primeros subsectores que visitó el nuevo Eclesiarca fue Veritus, y su capital destrozada Talledus, fue su primer puerto de escala.

Aunque habían sufrido mucho a manos de la iglesia, los supervivientes de las purgas de Vandire saludaron a su nuevo Eclesiarca con reverencia cuando visitó las ruinas de Talledus. Movido por su fe, Thor ordenó la construcción de un gran monumento a Hectus Carmine y a todos los que habían perdido la vida durante el Reinado de Sangre.

Los cofres ilimitados de la Eclesiarquía se abrieron, y sobre las cenizas del pasado se construyeron templos inmensos y ciudades mausoleo de oro. Thor decretó que Talledus se llamara a partir de entonces Bendición en honor de los caídos.

Durante los siglos siguientes, el poder e influencia del subsector Veritus creció sin control. La inmensa riqueza generada por los diezmos sagrados, los peajes de peregrinación y las ofrendas generosas de los fieles del Dios Emperador volvieron a las bóvedas de la Eclesiarquía.

Para proteger este valioso e imponente símbolo de su poder, los sucesores de Thor se aseguraron de que varios santuarios-fortaleza de las Hermanas de Batalla se construyeran sobre Descanso de los Mártires y sus mundos vecinos. Regimientos enteros del Astra Militarum se

Psychic Awakening 2 - Faith and Fury-8

Portadores de la Palabra.

desviaron para proteger sus fronteras y los recolectores de diezmos de la Eclesiarquía vagaron por las rutas espaciales del subsector Veritus, asegurando que se pagara la totalidad de la deuda del Dios Emperador.

Los muelles de Satrapol eran de los más grandes del Imperium. Miles y miles de naves se ubicaban en garras del amarre, mantenidas estacionarias durante meses y, en ocasiones, incluso años, mientras los agentes de la Eclesiarquía se aseguraban metódicamente que se recogiera cada diezmo. Los que no pagaron lo que debían, o de alguna manera despertaron la ira de la iglesia, fueron tratados por los Iluminadores de Ghreddask.

Estos regimientos del Asta Militarum no respondían técnicamente ante el Adeptus Ministorum, ya que el Decreto Pasivo, aprobado tras el Reinado de Sangre, impidió que la iglesia mantuviera al cuerpo militar. Sin embargo, tal fue la ferocidad de su fe, que los Iluminadores mantuvieron vínculos sospechosamente cercanos con los miembros del sacerdocio de Talledor.

Así prosperó Talledus durante miles de años. Incluso cuando la Gran Fisura se abrió y Terra fue saqueada por las hordas daemónicas de los Dioses Oscuros, el subsecotr Veritus permaneció intacto. Los profetas de Bendición afirmaron que los fieles de Talledus vivían bajo la protección eterna del Dios Emperador, una recompensa por todo lo que habían sufrido.

Tales predicciones demostrarían ser absolutamente falsas. Los Dioses Oscuros habían puesto sus ojos en esta joya reluciente en la corona de la Humanidad, y sus mayores campeones mortales planeaban verla arder en los fuegos del Caos.

Campo de Batalla de Fe[]

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Campo de Batalla de Fe

El pequeño pero increíblemente influyente subsector Veritus se encuentra cerca del centro del Segmentum Solar. Durante siglos, ha sido un bastión próspero de la fe Imperial pero, desde la apertura de la Cicatrix Maledictum y el resurgimiento posterior de las fuerzas del Caos, se ha convertido en el lugar de un combate amargo y sangriento por las almas de sus habitantes mortales.

La batalla por el sistema Talledus fue moldeada por tres enfrentamientos principales: la amarga lucha por Bendición, la guerra por las máquinas de Ghreddask y la caza de sombras que se desarrolló en las Lágrimas del Emperador.

IMPERIUM

  • Defensores del Gran Honorificum
  1. Orden de Nuestra Señora Mártir ... 3 Preceptorías
  2. Blindados de Ghreddask... 13 Regimientos.
  3. Artillería de Ghreddask... 9 Regimientos
  4. Infantería de Ghreddask... 26 Regimientos
  5. Auxiliares de Cadia... 14 Regimientos
  6. Sentae Honorífica... 50.000 Almas (aprox.)
  7. Peregrinos del Río... (número desconocido)
  8. Trevortian Gladii... 177 Compañías Básicas
  9. Huestes Censoras... 36 Formaciones


  • Fuerza de Rescate Talledus - Flota de Batalla Pharas
  1. Salamandras... 1 Semicompañía
  2. Templarios Negros... Fuerza de Asalto Gladius
  3. Cicatrices Blancas... 3 Fuerzas de Asalto Vanguardia
  4. 17º Infantería de Cadia... (Los Reguladores)
  5.  567º Blindados de Cadia... (Los Sabuesos de Acero)
  6. 991º Blindados de Cadia... (La 991º Sangrienta)


++ DATOS PRESENTADOS SEGÚN RECUPERACIÓN EN 113.155//14. INCOMPLETOS Y SUJETOS A ALTERACIÓN.

Fuerzas adicionales enviadas al sistema Talledus sujetas a Orden de prioridad Sygna//X32.

CAOS

  • Fuerza de Invasión de Bendición
  1. Portadores de la Palabra... 1 Compañía
  2. Hermandad del Filo... (número desconocido)
  3. Culto de Perdición... (número desconocido)
  4. Sabuesos Sangrientos... 13 Partidas de Guerra
  5. Legión Sangrienta de Khoros... 1 Hueste


  • Asedio de Ghreddask
  1. Guerreros de Hierro... 1 Compañía
  2. Casa Khomentis... Fuerzas de la Casa
  3. Casa Vrachul... Fuerzas de la Casa
  4. Artillería Traidora Martillo Oxidado... 3 Regimientos
  5. Dragones Vrachul... 2 Regimientos
  6. Servidores de Combate Wyreblood... 45 Grupos.


  • Incursores del Caos
  1. Amos de la Noche... 3 Bandas (prox.)
  2. Flota Sirena... (número desconocido)
  3. Hijos de Venganza... (reportados avistamientos)


El análisis completo de las fuerzas heréticas no está disponible debido a la disrupción empírica extrema. El registo anterior se ha recopilado de vocotransmisiones y mensajes astropáticos interceptados.

Semillas de Corrupción[]

Kor Phaeron

Kor Phaeron, Cardenal Oscuro y Primer Capitán de los Portadores de la Palabra.

El sacerdocio gobernante del subsector Veritus pensó que su dominio era un bastión incorruptible del Credo Imperial, pero en verdad las semillas de la herejía habían estado al acecho inadvertidas dentro de sus fronteras durante muchos años.

Fue el infame Kor Phaeron, Protector de la Fe y confidente del Primarca Daemon Lorgar, quien tramó la ruina del sistema Talledus. Nadie sentía más odio y desprecio por los servidores mortales del Dios Emperador que Phaeron, que había desempeñado un papel fundamental en los acontecimientos devastadores de la Herejía de Horus

Veritus era símbolo de todo lo que él despreciaba: ignorancia, debilidad y avaricia mortal. Además, creía que si el gran mundo santuario Bendición caía, se propagaría el terror puro a través del Segmentum Solar, un temor que podía explotarse y aprovecharse para fortalecer aún más a los Dioses Oscuros. Caería un mundo, luego otro y otro más.

Incluso antes de la pesadilla de la Gran Fisura, habían surgido cultos heréticos en los sistemas de Talledus, Leonus y Clavefuego, sembrados por los Apóstoles Oscuros de los Portadores de la Palabra. Estos profetas y demagogos aún no fomentaban la adoración abierta del Caos, porque sabían que tales demostraciones abiertas de herejía atraían la ira de la Eclesiarquía y las Santas Ordos.

En su lugar, cultivaron ciertos subcultos y sectas escindidas de la fe imperial que apenas habían sido toleradas, o en algunos casos habían sido activamente perseguidas por el Adeptus Ministorum, como los Testigos de Boras Minor, que creían que sólo mediante el dolor y las pérdidas constantes podían acercarse al Dios Emperador. Otro culto captado fue el de los ascetas de la Hermandad Pherene, que vieron a la divinidad con humildad y votos de silencio, y el Culto del Cometa Purificador, situado en el campo de asteroides letal al borde de Talledus llamado las Lágrimas del Emperador, buscando comulgar con su deidad sagrada.

Todas estas sectas habían sufrido enormemente a manos del Cardenal Morst Bolifax, regente del subsector Veritus y un tradicionalista acérrimo. Sospechando las desviaciones de fe desarrolladas bajo su dominio, Bolifax inició una serie de purgas para eliminar a las figuras subversivas que se atrevían a apartarse de la verdad inequívoca del Credo Imperial.

Envió a sus misioneros más fervientes para limpiar estas impurezas. Quemaron santuarios y barrios marginales, se apoderaron de libros y escrituras, y más de diez mil apóstatas fueron crucificados o apedreados hasta la muerte por sus prácticas paganas. Una docena de subcultos del Credo Imperial fueron condenados como heréticos por decreto del cardenal. Todo el que era descubierto practicando sus creencias o rituales era sometido a tortura y ejecución inmediata.

" Talledus es un gran engaño, un símbolo de la debilidad e ignorancia que corrompe la sangre del Imperium. Descargaré sobre él la verdad del Panteón Oscuro. "

- Kor Phaeron, Protector de la Fe.

Apóstol Oscuro Caos Portadores Palabra 6 Edición Warhammer 40k Wikihammer

Apóstol Oscuro de los Portadores de la Palabra.

Lo que quedó de estas sectas fueron oradores carismáticos e iconoclastas fervientes de los Dioses Oscuros infiltrados, y estaban dirigidas por los líderes de los Portadores de la Palabra. Al principio, estos jefes predicaban la supremacía del Dios Emperador. Lucharon contra el dominio tiránico de los Sacerdotes del Ministorum y las purgas y ejecuciones que habían infligido a almas inocentes, por una simpe divergencia de creencias.

Suscitando enojo y resentimiento cocidos a fuego lento contra el cruel Bolifax, compararon sus excesos con los del infame Goge Vandire. La brutalidad de la represión de Bolifax fue el regalo perfecto para los demagogos cultistas de Veritus. Jugando con el clima de miedo y odio, fue casi demasiado fácil para ellos adoctrinar a nuevos seguidores en la adoración del Panteón del Caos, y cada vez más peregrinos desencantados se vieron empujados a sus garras.

Pacientemente, sembraron las semillas de la verdadera herejía, ocultando la naturaleza de sus viles creencias detrás de la metáfora y la retórica. Alma por alma cultivaron a grupos de condenados y establecieron células en mundos distantes, incluso en la reluciente capital de Bendición. Los Apóstoles Oscuros  de los Portadores de la Palabra continuaron dirigiendo esta guerra de sombras desde lejos, mientras se preparaban para su eventual asalto a Talledus.

Apelando a deudas y juramentos de hace miles de años, Kor Phaeron, el Cardenal Oscuro, reunió a un conglomerado de aliados de varias Legiones Traidoras y Capítulos Renegados. Los piratas de los Amos de la Noche  que instigaron la guerra en Yharas Kine, se dejaron llevar por las promesas de almas piadosas a las que atormentar y los mejores botines de un sistema rico en recursos.

Los Guerreros de Hierro aceptaron unirse a la destrucción, aunque tenían poco interés en la gran guerra de fe expuesta por Kor Phaeron, y buscaban solo un campo de pruebas para sus máquinas de guerra daemónicas. Las casas infernales de Vrachul y Khomentis sumaron sus Caballeros del Caos a la causa impía, y millones de cultistas y regimientos de guardias traidores se prepararon marcándose con sellos de condena y cicatrices rituales.

La gran obra aceleró a medida que la galaxia se oscurecía. Se establecieron patrones hexagramáticos ruinosos, se erigieron monumentos de poder oscuros y se prepararon sacrificios en masa.

Caos guerreros de hierro pistola espada sierra

Los cultos industriales en el mundo minero de Coras Veltis utilizaron inmensos láseres de excavación para grabar estrellas de ocho puntas en la base del planeta.

Los Testigos de Boras Minor, que ahora se hacían llamar el Culto de la Pérdida, se colaron en las rutas espaciales de Satropol, infiltrándose en sus apretados brazos de acoplamiento y ocultando armas y explosivos improvisados mientras esperaban el momento de su levantamiento.

Los cultos del Caos ganaron fuerza y su número aumentaba diariamente. Y luego, con un grito de nacimiento que arrastró a miles de millones de horrores mal formados a la realidad, la Gran Fisura se abrió paso a través de la galaxia. La orgullosa Cadia cayó, la última barrera entre el Ojo del Terror y el Segmentum Solar.

Entidades daemónicas se manifestaron en la Sagrada Terra y el Dios de la Sangre Khorne, cerró su puño alrededor del corazón de la humanidad. Para furia de Kor Phaeron, hubo rumores de que el Primarca Roboute Guilliman había regresado, aquel que una vez había clavado una garra de combate en el corazón del Cardenal Oscuro. Solo después de recibir una visión otorgada por la Disformidad del Primarca resucitado saliendo de Terra al frente de una enorme cruzada, Kor Phaeron desató a los sabuesos de guerra.

Al menos trece gigantescos acorazados constuyeron en el sistema Talleus pintadas de color rojo sangre y embadurnados con la iconografía de la corrupta XVII Legión. Ocho de estos gigantes destruyeplanetas pusieron rumbo a Bendición, mientras que el resto se dirigió a otros mundos prominentes del sistema.

Acompañando a esta fuerza de invasión había una armada de naves menores, naves de caza negra, de cascos oxidados y naves de carga. A medida que la flota invasora de los Portadores de la Palabra se precipitaba sobre la Flota Sentanis (superada en número y armas), responsable de la defensa de Bendición, también vomitó una lluvia de afiladas Cápsula de Desembarco Dreadclaw.

Los habitantes del glorioso mundo santuario miraron hacia el cielo y vieron una lluvia de fuego. Cuando los Portadores de la Palabra iniciaron su asalto, los cultos que tan pacientemente habían sembrado por todo el sistema se alzaron en una rebelión armada, y los coros astropáticos de Boras Minor y Ghreddask se silenciaron. Talledus estaba solo, y el enemigo se hallaba en su umbral.​​​​​

La Oscuridad Desciende[]

Cuando las hordas del Caos descendieron sobre el sistema Talledus, toda esperanza parecía perdida. Sin embargo, mientras las llamas envolvían a la capital santuario de Bendición y las monstruosidades daemónicas se vertían sobre la superficie de múltiples mundos, la fe del rebaño del Dios Emperador se manifestó de formas nuevas y aterradoras.

El Ataque del Caos

Khor Phaeron sabía que el éxito de la invasión del Caos a Talledus dependía de reclamar su capital, Bendición. El Cardenal Oscuro estaba obsesionado con la simbología y el ritual, y sabía que esta brillante encarnación del Credo Imperial debía arder. Sólo cuando las torres más altas del Gran Honorificum estuvieran garabateadas con los símbolos de los Dioses Oscuros y llenas de cuerpos empalados de los servidores del Emperador Cadáver, la voluntad de los súbditos de Talledus se desmoronaría.

Marine Traidor Amos de la Noche Wikihammer 40K

Sus propios Portadores de la Palabra encabezaron el asalto a este objetivo vital, matando a sus defensores y a los mortales lo bastante insensatos como para negar la primacía del Panteón. Sin embargo, el Cardenal Oscuro de los Portadores de la Palabra era consciente de que si los Imperiales podían aislar la batalla en Bendición, podrían traer tropas suficientes para hacer frente a la fuerza de invasión del Caos.

Aquí era donde la distacción de los aliados de Phaeron demostraría su valía.

Incluso antes de que los Portadores de la Palabra hicieran sus primeros disparos sobre la superficie de Bendición, Yharas Kine y su banda de los Amos de la Noche habían provocado las primeras bajas del conflicto de Talledus. Un comando de los Amos de la Noche había descendido sobre el coro astrópatico en Satrapol, matando a sus ocupantes antes de activar una carga ciclónica en el corazón del complejo.

Al mismo tiempo, el acorazado Pesadilla de Celyx surgió de la Disformidad en el extremo más alejado del sistema Talledus. Esta nave maldita contenía miles y miles de astrópatas capturados, atados a motores de tormento y vigilados por guerreros siniestros de los Amos de la Noche.

Los hijos de Curze habían realizado las más horribles torturas en estos infelices, llevándolos a un estado de frenesí de constante dolor. Su grito psíquico combinado resonó a través de las estrellas, interfiriendo las voco-comunicaciones de largo alcance y perturbando las mentes de los Navegantes a bordo.

Herrero de la Disformidad de los Guerreros de Hierro

Herrero de la disformidad de los Guerreros de Hierro.

Los refuerzos Imperiales fueron arrastrados fuera de la Disformidad hacia los campos de exterminio de las Lágrimas del Emperador, el campo de asteroides llameantes al borde del sistema Talledus. Allí, la flota de los Amos de la Noche esperó, anticipando un festín de terror y saqueo. Entre tanto, los Guerreros de Hierro al mando del Herrero de la Disformidad Etrogar, tenían la misión de contener a las fuerzas en Ghreddask, el mundo bastión del sistema defendido formidablemente.

El Herrero de la Disformidad vio los planetas exteriores del sistema Talledus como el lugar de pruebas perfecto para las monstruosidades recién perfeccionadas: los recolectores de almas. Estas creaciones horribles eran fábricas de fortalezas espaciales que consistían en una forja daemónica central, rodeada de tentáculos serpenteantes de metal infernal.

Estos motores parasitarios se incrustaban en la corteza de un planeta y sus tentáculos de abordaje arrojaban a los Guerreros de Hierro en los puntos débiles de las defensas de sus enemigos. Mientras, el horno rugiente en el corazón de la estructura se alimentaba de la carne, el metal y las almas de los muertos para arrojar nuevos refuerzos de ingenios daemónicos.

En lo que respecta a Kor Phaeron, estos asaltos eran una mera distracción para su gran ataque a Bendición. Dividirían los refuerzos imperiales, asegurándose el tiempo que necesitaba para supervisar la destrucción de Bendición y su renacimiento como un santuario de adoración al Panteón del Caos.

El Imperium se moviliza

El asalto a Talledus se produjo sin previo aviso, y la importante presencia del Astra Militarum en el sistema quedó tambaleante ante el ataque del Caos. En la superficie de Bendición, una coalición improvisada de regimientos de la Guardia Imperial destrozados se retiró al Gran Honorificum, y allí se unió bajo el mando de la Canonesa Serita de la Orden de Nuestra Señora Mártir.

Canonesa

Canonesa.

Las flotas que orbitaban el mundo bastión de Ghreddask antes del ataque, sufrieron pérdidas terribles al intentar realizar saltos de la Disformidad de corto alcance hacia la capital asediada. La interferencia de la Disformidad se cobró la vida de decenas de Navegantes, con sus cráneos reventando en una lluvia de huesos y sangre, incapaces de contener la magnitud de la señal corrompida de los Amos de la Noche. Otros se sintieron inexorablemente atraídos hacia el grito psíquico de desesperación.

En todos los frentes, las fuerzas del Caos avanzaron y su impulso fue aterrador. Sobre la superficie de Bendición, los Portadores de la Palabra bajo el mando de Kor Phaeron, cometieron atrocidades terribles y ejecuciones en masa, debilitando la membrana frágil entre la realidad y la Disformidad.

Marines tecnomarine salamandras apoo fuego pesado thunderfire

Dentro del Sanctum Solaris, en el corazón del Gran Honorificum, más de diez mil sacerdotes, acólitos y Sororitas no militantes se reunieron en una oración comunitaria, sin moverse, comer o beber agua durante días, incluso cuando las armas de los Portadores de la Palabra tronaban implacablemente. Rezaron por la salvación al Dios Emperador, y la luz de su fe era un faro furioso, visible desde lejos a través de la fría oscuridad del espacio.

Justo cuando la hora parecía más oscura, el dispositivo prognosticador de largo alcance del Honorificum detectó un aumento de  actividad en el borde central del sistema Talledus. Al principio se temía que esta nueva presencia no fuera más que otra flota de naves de guerra del Caos, pero una vocotransmisión macrocodificada del crucero de asalto Martillo Fulminante trajo las primeras señales de esperanza a los asediados defensores de Bendición.

El capitán Mir'san de los Salamandras había escuchado las súplicas de los fieles y dirigía una punta de lanza de guerreros del Adeptus Astartes a la defensa de Talledus.

En su lugar ritual a orillas del río Carmín, dentro de una estrella de ocho puntas hecha con los cadáveres ensangrentados de santos guerreros, Kor Phaeron vio la llegada de la flota imperial. Por supuesto, se esperaba tal respuesta y se había hecho los preparativos apropiados. Según Phaeron, era mucho mejor que los perros falderos del Emperador Cadáver estuvieran allí para presenciar la brutal caída de Bendición.

Relato Oficial: La Oscuridad Desciente[]

Comunicatis Benedictus.

<< Neo Pluris Ultra >>

Fieles del Dios Emperador, escuchad ahora el milagro de Nolth Prime y la venida de los humildes santos.

Eran gente sencilla, agricultores y siervos del matadero, sembradores de semillas y granjeros de grox. Sin embargo, cuando la oscuridad llegó a su mundo, cuando la bruja y el hereje caminaron abiertamente sobre la bendita tierra de Nolth Prime, se llenaron de luz sagrada. El fuego purificador envolvió sus cuerpos y chisporroteó de sus dedos erosionados.

Allí donde tocó, tanto los impuros como los condenados fueron quemados hasta quedar convertidos en cenizas. ¡Tal es el poder inmortal de vuestro Dios Emperador! ¡Así se manifiesta su voluntad! Escuchad esto, hijos míos, a través del trabajo honesto encontrarán la iluminación. Mediante el diezmo y el beneficio ofrecidos, obtendréis la bendición divina.

¡Entregaos desisteresadamente, en cuerpo, espíritu y riqueza! ¡El Emperador Protege!

Discurso del Cardenal Astra Vabian durante la Marcha de Siegfreda.

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN ++

Llamas de Herejía[]

Los Portadores de la Palabra convergieron en el mundo capital de Bendición con toda la furia de sus huestes blasfemas, desatando hordas de voraces Daemons y frenéticos cultistas en el desprevenido mundo santuario. Sin embargo, Bendición contaba con sus propios campeones formidables.

Ofensiva Oscura

La furia del asalto de los Portadores de la Palabra trajo el terror a la superficie de Bendición. Las Dreadclaws perforaron los techos de cristal de mausoleos y pasillos devocionales y de las escotillas de acceso cerradas de golpe, emergieron guerreros con servoarmaduras color rojo sangre.

Portadores de la palabra marines del caos

Los corrompidos Portadores de la Palabra sacrifican un planeta.

Trozos de pergamino garabateados con runas profanas colgaban de sus placas de batalla y sus ojos ardían con convicción. Los asesinos marcharon bajo los estandartes de los Dioses Oscuros, gritando catecismos de odio mientras sus disparos desataban una lluvia de devastación en la abrumada guarnición de la Guardia Imperial del mundo.

Los regimientos 37º Blindado y 101º de Infantería de Ghreddask, cuyo impresioante récord de batalla les había otrogado el honor de mantener una guardia permanente en el Honorificum, fueron tomados por sorpresa por la velocidad y brutalidad del asalto.

Peor aún, emergieron escondidos cultos del Caos para lanzarse sobre los defensores, y millones de cultistas salieron desde sus escondrijos subterráneos del planeta para unirse a sus maestros en batalla sagrada. En poco más de medio día, las tierras que rodeaban el Honorificum estaban en manos del Caos.

En medio de esqueletos destrozados y de catedrums y santuarios, los rituales de sacrificios en masa y matanza se realizaban a escala industrial mientras los Portadores de la Palabra buscaban atraer refuerzos daemónicos. Kor Phaeron supervisó en persona estas ceremonias ocultas, incluso cuando las baterías de artillería corrupta lanzaron un bombardeo incesante de proyectiles de Disformidad hacia el campo de fuerza de psicotecnología que rodeaba el Honorificum.

La semicompañía de Salamandras del Capitán Mir'san se vió superada en número por la hueste de los Portadores de la Palabra. No obstante, los hijos de Vulkan hicieron su trabajo con eficiencia estoica, abriendo una cabeza de playa en medio de los complejos del mausoleo de los terrenos exteriores del Honorificum con Escuadras de AgresoresEscuadras Devastadoras Centurión.

El Capitán Mir'san deseaba dictar y limitar el flujo de la batalla asediando la concentración principal del enemigo, atrayéndolos para que desviasen sus fuerzas y enfrentarse a los Salamandras. De este modo, podrían reducirse las bajas civiles y los Marines Espaciales podrían soportar la peor parte del asalto. 

Sin embargo, los intentos de reforzar el flanco oriental de los defensores leales fueron rechazados por los comandos de guerreros Poseídos y una nueva oleada de cultistas. Kor Phaeron no cayó en la trampa del Capitán Mir'san; el Gran Honorificum siguió siendo su objetivo, ya que con su caída, el Cardenal Oscuro asestaría un golpe mortal a la fe imperial. Aunque muy presionadas, las guerreras de la Orden de Nuestra Señora Mártir defendieron con determinación los cuatro grandes puentes que conducían al corazón del Honorificum.

Agresor Salamandras Primaris 8ª Edición ilustración

Agresor de los Salamandras

Las guerreras con servoarmaduras de obsidiana cantaban himnos a los santos de Bendición y a su amado Dios Emperador mientras disparaban contra la horda blasfema. Los tanques Exorcista zumbaron, desatando volutas en espiral de cohetes sagrados que pulverizaron formaciones enteras de invasores herejes.

El rugido de lanzallamas pesados y el rugido de los bólteres modelo Godwyn Dyath formaron una percusión ensordecedora para acompañar los salmos de los fieles. Fue una defensa valiente y enérgica, pero no podía durar. La sangre de miles de sacerdotes desollados se derramó en las aguas cristalinas del río Carmín cuando los rituales de Kor Phaeron llegaron a un espantoso crescendo.

Cuando el río se volvió rojo, comenzó a burbujear y hervir. Unas figuras horribles se arrastraban desde las aguas corrompidas, empuñando espadas de bronce y aullando de salvaje placer.

El propio río Carmín separó sus orillas y avanzó hacia el escudo psíquico del Gran Honorificum. Una marea de sangre sobrecalentada se tragó a cientos de Hermanas de Batalla y soldados, y convirtió los tanques de batalla y emplazamientos de artillería en lodo de hierro. En el momento en que golpeó el reluciente escudo del Honorificum, las defensas del gran Catedrum se apagaron y murieron.

El camino hacia el corazón de Bendición estaba abierto, y Kor Phaeron guió a sus guerreros con alabanzas a los Dioses Oscuros, sorprendidos por la potencia de la Disformidad. Se desgarraron brechas en la realidad debido al ritual y el conjuro siguió creciendo, atrayendo no solo a hordas de entidades menores, sino a las figuras coriáceas de los Grandes Daemons.

Los rayos de energía de Disformidad invocada estallaron en bolas de fuego chispeantes, y en plena batalla varios Portadores de la Palabra cayeron, convulsionándose mientras unas bocas hambrientas y otras extrañas mutaciones estallaban a través de la piel y la ceramita. Invadieron distritos enteros de Bendición y los daemons se desbordaron en los pasillos del Gran Honorificum, donde las Hermanas de Batalla organizaron una resistencia desesperada, habitación por habitación.

El milagro del Muro del Santo

Con el colapso del último bastión entre los Portadores de la Palabra y el corazón de Bendición, la batalla por el mundo capital parecía decidida. Sin embargo, la Canonesa Serita y sus guerreras se negaron a rendirse a la desesperación. Lucharon con dedicación y furia desinteresadas, golpeando con culatas de armas, cuchillas y espadas sierra cuando se les acabó la munición.

Hermanas de Batalla herida

Las Hermanas de Batalla venden caras sus vidas.

Los que observaron su resistencia valerosa se infundieron de un fuego sagrado. Tanto civiles como sacerdotes tomaron las armas contra las fuerzas del Caos. Al principio, los Portadores de la Palabra y sus aliados daemónicos se rieron ante un desafío tan lamentable.

Pero, a medida que se derramaba la sangre de los fieles, lanzas de luz dorada irrumpían a través de las vidrieras de armavidrio del Honorificum. Mientras las oraciones de los siervos del Dios-Emperador resonaban sobre los gritos y disparos, para asombro de los espectadores, las almas muertas de Bendición surgieron para proteger a los vivos. Espíritus dorados con rostro de calavera surgidos de antiguas tumbas y relicarios se elevaron hacia el cielo para rodear el Gran Honorificum.

Estas manifestaciones formaron un escudo de luz infranqueable, un halo radiante que infundió a los fieles que lo vieron con esperanza renovada. Los daemons y herejes que trataron de abrirse paso a través de esta égida de fe fueron quemados hasta convertirse en cenizas. Ni siquiera la artillería de los Portadores de la Palabra pudo abrir una brecha en el escudo. Donde brillaba la luz dorada del Muro del Santo, la barrera entre realidad y el reino de pesadilla se rehacía.

Kor Phaeron, enfurecido, sólo podía ver cómo grandes franjas del ejército daemónico que había invocado se desintegraba en la nada y aulló con rabia impotente mientras su conexión con el reino material se cortaba. Inspirados por el extraño fenómeno que habían presenciado, los Salamandras de Mir'san lanzaron nuevos asaltos a las formaciones avanzadas de los Portadores de la Palabra, atravesando el puente sobre el río Carmín y dividiendo a la fuerza herética en dos.

La batalla por Bendición no estaba ni mucho menos decidida, pero el impulso del asalto de los Portadores de la Palabra había sido repelido, y el Gran Honorificum permanecía en manos leales. Aún así, el Cardenal Oscuro no tenía intención de retirarse, no con Bendición tan cerca de su alcance. Se filtraron susurros a través de las mareas de la Disformidad, comunicados oscuros invocando refuerzos del Caos al teatro de guerra de Talledus.

Ira de Hierro[]

Chaos Knight Desecrator Rampager 40k

Dos Caballeros del Caos causando estragos.

Mientras el combate por Bendición alcanzaba nuevas cotas de salvajismo, los Guerreros de Hierro arrastraron a los refuerzos imperiales a una guerra de desgaste en el mundo de Ghreddask. El Herrero de Disformidad Etrogar no tenía interés en los grandes planes de Kor Phaeron para el sistema Talledus. Como un alma despiadadamente práctica, Etrogar vio la perturbación psíquica desenfrenada desatada por la Gran Fisura no como un despertar espiritual, sino como una fuente infinita de poder para ser aprovechada.

El Herrero de Disformidad entró en Talledus al mando del cosechador de almas Scarax Krond. Más factoría espacial que nave espacial, este monstruo de metal cefalopódico iba impulsado por una inmensa Forja Daemónica. Un producto de los experimentos más oscuros de los Guerreros de Hierro en metalomorfosis e ingeniería disforme y que  sería la primera creación de este tipo en ser probada en batalla.

Con sus vastas cordilleras y sus fortalezas del tamaño de ciudades, el mundo bastión de Ghreddask era el planeta más fuertemente defendido del sistema Talledus, aparte de Bendición. Sus siete grandes ciudades colmena  proporcionaban miles de millones de almas para el Astra Militarum, y sus profundas reservas de promethium y minerales súper densos solo contribuyeron al valor crítico de Ghreddask para el Imperium, convirtiéndolo en un objetivo irresistible para Etrogar.

El Skarax Krond se adhirió a la superficie de Ghreddask como un inmenso parásito, empujando pseudópodos del tamaño de bloques de habitáculos en las profundidades de la tierra. Estos tentáculos serpenteantes pulverizaron su camino a través de rocas y piedras con taladros de asedio y cañones de fusión pesado, antes de estallar desde la tierra dentro de las murallas de las fortificaciones de la ciudadela de Ghreddask.

Guardia imperial tanque leman russ desnivel

Los Marines Espaciales del Caos marcharon adelante, desatando ráfagas de bólter contra sus desprevenidos enemigos. Al mismo tiempo, los Caballeros del Caos de la Casa Khomentis salieron pesadamente desde las entrañas del Scarax Krond, gritando juramentos de destrucción mientras se lanzaban sobre las formaciones blindadas del Astra Militarum.

Un tanque tras otro quedaron convertido en escoria fundida, y arcos de fuego de bólter pesado destruyeron formaciones enteras de infantería Ghreddask. Mientras tanto, la Forja Daemónica del Scarax Krond se desbordó sobre el aura de muerte y destrucción.

Cadáveres destrozados y restos retorcidos de máquinas de guerra hechas añicos se metieron en sus hornos, mientras Etrogar y sus compañeros Herreros de Disformidad avivaban los fuegos infernales con las almas de los muertos.

El Scarax Krond vomitó una marea de Ingenios Daemónicos: desde Ponzoñas Reptantes que se escabullían como arañas, hasta los enormes Diablos Despedazadores que galopaban a la batalla, ansiosos por mutilar y destruir. Pronto los leales se batieron en retirada, dirigiéndose a la ciudadela polar de Fortaleza de Resolución, donde se prepararon para hacer su última defensa.

Esperanza Vana

Mientras los cruceros de los Guerreros de Hierro preparaban el bombardeo orbital que destruiría los últimos vestigios de resistencia en Ghreddask, la flota del Caos detectó una alteración en la Disformidad. Dos naves acorazadas enemigas abandonaban la órbita: naves negras, con la cruz blanca del Capítulo de los Templarios Negros.

Marines templarios negros Art wikihammer

El Castellano Dramos lideró una fuerza de asalto separada de la Cruzada Rutheriana, con todas las tropas disponibles ya que había otras campañas de los Templarios en otros lugares del Segmentum Solar.

Por suerte, Dramos tambíen pudo llamar a un grupo de Caballeros Imperiales de la Casa Mortan, comandados por el severo pero feroz Sir Dirkwald. Dramos exploró las últimas transmisiones tácticas transmitidas desde la Fortaleza de Resolución.

La situación era difícil. Los Guerreros de Hierro estaban asediando la ciudadela polar, vertiendo sus fuerzas daemónicas contra sus muros de escudo mientras sus tanques de asedio mantenían un incansable bombardeo.

Sin embargo, la verdadera amenaza, intuyó Dramos, era el Scarax Krond. Mientras la Forja Daemónica estuviera operativa, los traidores podrían reponer sus fuerzas indefinidamente. La fuerza de asalto Martillo del Amanecer se desplegaría en un ataque decisivo contra el cosechador de almas.

Los guerreros de la Casa Mortan aterrizaron en la superficie de Ghreddask en sus lanzaderas fortificadas, naves fuertemente blindadas a las que no afectaba el fuego antiaéreo. Sir Dirkwald lideró un asalto frontal sobre el Scarax Krond.

Desde los parapetos del cosechador de almas, los Guerreros de Hierro lanzaron una cortina de fuego sobre los leales que avanzaban. Mientras los Caballeros llamaban la atención de los defensores del Caos, las Escuadras de Precursores descendían sobre el cosechador de almas como cometas vivos, atravesando la atmósfera superior y marcando las coordenadas sobre el casco pulsante del Sacrax Krond.

Incluso mientras se defendían de bandadas de dragones infernales que escupían fuego, dieron en el blanco con una fuerza demoledora, abriendo agujeros en el caparazón de metal orgánico con cargas de demolición. El Castellano Dramos dirigió el asalto al corazón del Scarax Krond, luchando a través de las entrañas del monstruo de hierro, junto a una comitiva de veteranos Cruzados.

Este equipo de asalto sufrió graves pérdidas cuando los Guerreros de Hierro los asaltaron a cada paso, pero en un acto de autosacrificio que marcaría sus nombres en los pergaminos de su orden, Dramos y su escuadra de mando lograron detonar una carga ciclónica en el corazón de la estructura.

La explosión de disformidad resultante atravesó el cosechador de almas, inmolando a leales y herejes por igual y arrasando sus salas de reunión y factorías tumba. El Scarax Krond convulsionó y sacudió sus zarcillos de metal como un animal herido, pero sus hornos daemónicos no se apagarían tan fácilmente.

El sacrificio de Dramos había servido para ganar un tiempo valioso a los defensores de Ghreddask, pero el destino del planeta todavía estaba en juego.

Juramentos Antiguos

El conflicto que se desató en Ghreddask estaba dominado por la presencia de máquinas de guerra super pesadas y enormes batallones de blindados. Atravesando la descarga de proyectiles y barrera de cohetes, llegaron las formas imponentes de los Caballeros Imperiales, así como su espejo oscuro, los temidos Caballeros del Caos.

Heráldica Casa Mortan

Emblema de la Casa Mortan.

Ambos enemigos respetaron los antiguos juramentos de sus señores con una seguridad inquebrantable. En el caso de las casas corruptas, su negativa a romper los lazos de honor los había encontrado luchando en el lado equivocado de la Herejía de Horus, apoyando a las fuerzas traidoras del Señor de la Guerra Horus mientras combatían al Imperio de la Humanidad.

La Casa Mortan proporcionó la mayoría de máquinas de guerra leales en Ghreddask, con hasta seis Caballeros provenientes del oscuro mundo de Kimdaria. Cazadores de bestias veteranos, los Caballeros de Mortan procedían de un mundo envuelto en oscuridad perpetua y asolados por depredadores gigantes, un lugar difícil que forjaba almas duras como el hierro.

Demostraron un gran valor en la batalla contra los Ingenios Daemónicos del Scarax Krond, acorralanado a las abominaciones retorcidas con la flota Armígero antes de destrozarlos con espadas sierra y guanteletes atronador. El Herrero de Disformidad Etrogar había forjado pactos con las Casas Komentis y Vrachul, ya que ambas juraron servir al Mechanicum Oscuro, el equivalente profano del Adeptus Mechanicus.

Las máquinas de guerra de Vrachul extrajeron vapores ácidos de los respiraderos y los puertos de escape; un manto de humo químico los envolvió en batalla, disolviendo la carne y armadura de todo lo que se acercara a ellos.

Los guerreros de Khomentis mantuvieron a los espíritus daemónicos como siervos cazadores y se deleitaron cruelmente persiguiendo y brutalizando a los Caballeros Imperiales heridos y dañados.

Ambas Casas favorecían el ataque y el choque del combate cuerpo a cuerpo, un deseo que los nobles de la Casa Mortan estaban deseosos de complacer. Ghreddask se estremeció por el impacto de las armas matatitanes mientras los dos antiguos enemigos se enfrentaban en duelo, listos para luchar hasta el amargo final.

Relato Oficial: Ira de Hierro[]

<< Vocotransmisión recibida - Prioridad Viridian Maxis >>

Aquí el Interrogador Harkin, emitiendo [ ininteligible ] casa segura de Prima Gladian. Esto es una llamada de socorro, prioridad Viridian Maxis, en frecuencia oh-siete-ocho, alfa-nexus-carmín. ¡Oh, Santo Trono! [Intercambio de disparos, firma de sonido no identificada.]

[ ininteligible] rompió el cordón. Yhascon y los demás están muertos, o algo peor. Solo quedo yo. Solo quedo yo. No tengo mucho tiempo. [ Ininteligible ] nunca fue un arma, como pensábamos. Era una puerta, y +++ REDACTADO +++. 

El Sistema Oddreon está muerto. No vengáis aquí. Quieren que vengáis a por nosotros, pero, ¡ Por el Dios Emperador, manteneos alejados !

[ Explosión estática, posible detonación ]

¡ El Emperador protege ! ¡ El Emperador protege ! ¡ El Em- [ disparos, seguidos de gritos prolongados ]

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN++

Gritos en el Vacío[]

Kheron Ophion Amos de la Noche Batalla de Kalleth Garras Cenicientas FW ilustración

Yharas Kine y su banda de Amos de la Noche encontraron ricos objetivos en medio del campo de asteroides conocido como las Lágrimas del Emperador. Transmitiendo una terrible señal psíquica, atrajeron a sus presas a la oscuridad antes de cazarlas y atormentarlas con deleite sádico. Su última presa, no resultaría un rival fácil.

El Pesadilla de Celyx quedó a la deriva en las Lágrimas del Emperador, transmitiendo su señal terrible a través de las estrellas. Siguiendo de cerca a la nave sirena iban los sombríos cascos de las naves de los Amos de la Noche.

Cuando los cruceros imperiales y las naves escolta fueron arrastrados fuera de su rumbo hacia el cinturón, las naves guadaña reaparecieron con fuerza y rapidez, disparando ganchos de abordaje y lanzando partidas de caza de los Astartes Herejes sobre su presa herida.

Tal fue el horror desatado por los Amos de la Noche que las Lágrimas del Emperador ardieron de rojo sangre. El campo de asteroides era visible desde la superficie de los mundos devastados por la guerra de Talledus, una herida irregular en el cuelo que prometía un final sangriento y  terrible.

A medida que la batalla por el sistema Talledus se desataba, desaparecían cada vez más los refuerzos necesarios. Enloquecidos por la fuerza de la transmisión psíquica, los navegantes se vieron arrastrados infaliblemente a la trampa de los Amos de la Noche. Los generales del Astra Militarum y los oficiales de la Armada se desesperaron, ya que cada nave perdida suponía un duro golpe para las esperanzas del Imperium de contener el conflcto de Talledus.

Marines cicatrices blancas espada combate

Cicatriz blanca en combate

La salvación vino de un lugar inesperado. Una fuerza de asalto de Vanguardia de Marines Espaciales del Capítulo de los Cicatrices Blancas al mando de Jodagha Khan, había estado siguiendo los movimientos de los Amos de la Noche de Yharas Kine durante varios meses, siguiendo el rastro psíquico de las víctimas torturadas de los Astartes Herejes.

Los Cicatrices Blancas habían presenciado de primera mano el rastro de horror que los Astartes Herejes dejaban a su paso, y su repugnancia por la depravación de sus hermanos caídos fue absoluta. Los cruceros sigilosos del Khan siguieron al Pesadilla de Celyx directamente hasta Talledus y hasta las Lágrimas del Emperador.

Allí, el Khan y sus hermanos de batalla encontraron un cementerio de naves rotas y retorcidas, orbitadas por cadáveres desollados y congelados al vacío que aún mostraban expresiones de agonía.

No había ni rasto de la nave sirena, pero el repentino grito de los sensores de proximidad reveló una hueste de naves entrantes: cruceros de asalto de los Amos de la Noche con forma de daga los enfilaban a toda velocidad.

La batalla en el vacío fue rápida y brutal. La fuerza más pequeña de los Amos de la Noche se había acercado al amparo de asteroides a la deriva, y estaba sobre los Cicatrices Blancas antes de que los Marines Espaciales pudieran usar sus baterías de lanzas.

El crucero Tormenta de Piedras fue abordado por Rapaxes, que provocaron una terrible carnicería entre la tripulación y sabotearon varios sistemas motrices de los Cicatrices Blancas. Tan pronto como la marea de la batalla cambió, las naves de los Amos de la Noche se deslizaron hacia la cubierta impenetrable del campo de asteroides.

Caza Mortal

Psychic Awakening 2 - Faith and Fury-20

Los Amos de la Noche habían convertido las Lágrimas del Emperador en su patio de juegos infernal, dominando el campo de batalla letal y cambiante y volviéndolo contra sus enemigos. Los Cicatrices Blancas fueron atacados no solo por los herejes sino también por las trampas y señuelos que los Amos de la Noche habían colocado en todo el campo de asteroides: planetoides atados con cargas ciclónicas y señales astropáticas que condujeron a los Cicatrices Blancas a las zonas de muerte peparadas de antemano.

Únicamente los dispositivos de precognición multiespectro de los cruceros sigilosos de los Cicatrices Blancas podían navegar a través de esta oscuridad. Así comenzó una guerra en la sombra de creciente butalidad, mientras los guerreros de Chogoris intentaban rastrear a sus odiados enemigos a través de la vorágine de rocas ardientes y naves espaciales en ruinas.

Los Amos de la Noche habían salvado la vida de los Navegantes de estas naves destripadas, aunque los supervivientes se encontraban sujetos a un destino peor que la muerte. Desollados y agonizantes, eran mantenidos vivos y conscientes por la magia de la Disformidad, para que aullaran su tormento por el vacío.

Los perturbadores gritos psíquicos oscurecieron la señal de sirena emitida por el Pesadilla de Celyx, haciendo casi imposible discernir la ubicación exacta de la nave. Cada uno de estos señuelos era un lugar de emboscada protegido por grupos de combate de Rapaxes de los Amos de la Noche, Marines Espaciales del Caos e Ingenios daemónicos.

Tanto si estaban ubicados en asteroides a la deriva o en esqueletos de naves muertas, cada centímetro de tierra se había preparado con trampas de red láser, minas dispersas y cadáveres con trampas explosivas.

Las Escuadras de Saboteadores pagaron un alto precio por limpiar cada emboscada, utilizando su áuspex clase Adivinador para realizar un análisis de espectro completo del campo de batalla y dispersar estos datos de información vital de combate a sus hermanos de batalla. Las Escuadras de Infiltradores irrumpieron en los pasillos sin luz de las naves muertas, lanzaron granadas de humo y dispararon ráfagas disciplinadas de sus carabinas bólter de tirador de alcance augur.

Cicatriz blanca campeon de la compañía

Los principios de velocidad y movimiento constante, fundamentales en el arte de la guerra practicado por los guerreros de Chogoris, fueron bloqueados por los trucos arteros de los Amos de la Noche. Yharas Kine y su contingente de maestros del arte del sigilo y el subterfugio, estaban encantados con el desafío que les brindaba la Vanguardia de Marines Espaciales.

Grupos de Exterminadores del Caos lanzaron ataques de teletransportación de corto alcance al corazón de las formaciones de Cicatrices Blancas, matando y destripando con garras relámpago y hachas de energía.

Los Dragones Infernales se lanzaron sobre las naves de desembarco de los Cicatrices Blancas en el vacío del espacio, y los daemons de pesadilla conocidos como Espolones de la Disformidad rompieron los cascos de los cruceros de los Marines Espaciales.

A pesar de todo el cruel ingenio de los ataques de los Amos de la Noche, los Cicatrices Blancas, bajo el mando del Khan, se adaptaron con notable rapidez. Fingieron retiradas desesperadas, atrayendo a las fuerzas traidoras a sus zonas de combate.

Las naves dañadas fueron sacrificadas para atraer a los Amos de la Noche, borrachos por la emoción del asesinato y la tortura. Los emboscadores de repente se convirtieron en emboscados cuando los guerreros de los Cicatrices Blancas aparecieron en medio de ellos con gritos de guerra y envolvieron a los Astartes Herejes en brutales batallas a corta distancia.

Sin embargo, a pesar de que el impulso de la batalla cambiaba de hora en hora, la Pesadilla de Celyx permaneció invisible, aún emitiendo su canción enloquecida. Hasta que los Cicatrices Blancas lograron eliminar todas las señales falsas, continuó la lucha desesperada dentro de las Lágrimas del Emperador.

Ecos del Despertar[]

La galaxia está atrapada en las garras de una vorágine empírica causada por el nacimiento de la Gran Fisura. Las ondas de este desastre se sienten en millones de mundos, dando lugar a manifestaciones de poder psíquico tanto maravillosas como horrorosas. Los informes se filtran gradualmente en Terra, y la humanidad empieza a captar la magnitud de los eventos.

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Comisario segundo HR. Lei

Ofensiva Sub-tachia MISSID

00:68TA - GZ Oeste

Fuerzas comprometidas de Dominur Rhesk en la colina 942. Contingentes enemigos apróx. mil: significativa presencia de Hereticus Extremis. Graves pérdidas, procedemos a despliegue de clase Epsilon.

Éxito inicial. Alcanzando objetivo Callus, pero la clase Epsilon mostró signos crecientes de corrupción potencial.  El comisario Koln inició la terminación pre-judicial, pero no pudo contener el incidente disforme EXTREMO. Colina 942 destruida. Repito, totalmente destruida. Batallón perdido, C.G. eliminado. Solicito órdenes.

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Misiva prioritaria // 56D

Categoría: Xenos Agressus

Los Orkos se están reuniendo en gran número en el Corredor Glaaxiano. Nada se interpone entre ellos y la capital del sector. Contacto perdido con las Flotas Rho y Pheilades. Perturbación de la Disformidad significativa y sin precedentes en todo el sistema. Nalmora y Puerto Gardia permanecen en silencio. Las estrellas son verdes.

Todo lo que podemos escuchar en el voco es el trueno de los tambores de guerra. Seiscientos ochenta y seis astrópatas han caído muertos por roturas craneales o han sufrido convulsiones y posteriormente se les ha otorgado la Misericordia del Emperador. Por las estrellas de Sol, los tambores se hacen más fuertes a cada momento que pasa. Ruego al Dios Emperador que reciba esta misiva.

++ Comunicado recibido 14.74.613 Terra sideral.

Media compañía de los Lanzas del Emperador enviada a investigar el subsector Glaaxian. ++

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La galaxia no perecerá en llamas y furia. No habrá batalla final gloriosa, ni combate y entrechocar de espadas.

He soñado con la muerte de la humanidad y después enmudeceremos.

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[ Voco Interceptado: Sistema Yhedaris, Subsector Marcha de Siegfreda ]

" ¡Oid esto, bobos perros falderos ! Sois unas criaturas serviles y aburridas. ¡ El Iluminador se acerca ! Yhedaris no es más que la primera pincelada sobre un gran lienzo. ¡ Viene, y con él llega un carnaval infinito de sensaciones !"

Apéndice: la vocotransmisión procede del Catedrum del Corazón Ceniciento en Ortus Prime. No hay respuesta de los canales prioritarios. Varias naves de guerra herejes avistadas atravesando la Nebulosa Cascar, en dirección al Manto Negro. La iconografía coincide con la de los Hijos del Emperador.

Excolugado Traitoris.

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¡ Alegraos ! ¡ El Durmiente despierta, y canta la canción que acaba con el mundo !

A través de las estrellas, sus hijos se agitan y se levantan para reclamar el derecho de nacimiento de su mente. Así comienza y así termina.

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La caída de la casa Tyr

El Lord- Gobernador Tyr fue asesinado en las primeras horas del 0.13.774 sideral. Simultáneamente, Rhynius Tir y Lucea Ranolph-Tyr perecieron en una aparente explosión mientras participaban en la Regata Solar micraxiana. Los únicos miembros supervivientes del personal de la Casa Tyr hablan de xenos altos, de extremidades largas y armaduras negras, que invocaron chorros de fuego brujo para inmolar al Lord -Gobernador.

Los exámenes forenses de los bienes de Tyr han descubierto existencias de textos xenotécnicos y heréticos ilícitos, así como la evidencia de rituales depravados. La Guardia micraxiana está reuniendo sus fuerzas para un ataque de represalia a partir del 0.14.13. Mantendré informada a la Orden a medida que la situación evolucione.

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Prognosticatum Ultima: Próspero Exactis.

Gran Maestro Voldus, el desequilibrio empírico a lo largo de la Falla de Próspero es mucho peor de lo que se temía al principio. Las incursiones daemónicas se reportan en múltiples vectores, y algo mucho peor se está gestando en la superficie de Sortiarius. Allí hay una vorágine , una concentración de poder psíquico superior a todo lo que hemos presenciado desde la apertura de la Cicatrix Maledictum.

Sin duda, el Rey Carmesí planea una nueva atrocidad, aunque nuestros Pronosticadores no pudieron perforar el velo arcano dibujado sobre el Planeta del Hechicero. Tan dispersas como están nuestras tropas, creo que debemos iniciar una investigación. Espero su sabiduría, Gran Maestro.

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Ecovox:

Última localización registrada de la Nave Negra de la Flota Thersius: Nebulosa Obrizar.

Leyendo marcas catastróficas de la Disformidad en toda la flota. Protecciones antiempíricas fallando en todos los vectores. Las cuchillas estelares han roto las naves por la mitad, descargando la carga del diezmo al espacio. Tenemos informes de disparos en la bodega de carga. Ninguna comunicación recibida de la hermana superiora Dhaera desde que dirigió la escuadra de pacificación a la cubierta 600 a las 00.646 horas.

El Capitán Sentulla ha promulgado la Doctrina Extremis Bermellón-Alfa. Realizada una subida de energía crítica a los motores de disformidad. Detonación inminente. Esta es la última transmisión de la Nave Negra Tortantia. Que el Dios Emperador nos conceda misericordia.

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Hoja de datos interceptada 144/1525/CV - Marcada para censura.

Es un milagro, amigo mío. No tengo otra palabra para eso. Los tiránidos habían atravesado la Línea del Bastión y estaban sobre nosotros, apunto de alcanzarnos mientras huíamos presos del pánico. Sin embargo, mientras corríamos, vi al Sargento Maklinnan cojeando hacia el enjambre. Le faltaba un brazo y la mitad de su cara la tenía quemada por el vómito ácido de los xenos, pero tenía la mirada más serena que he visto en un ojo sano.

Levantó una mano y todo se volvió cegadoramente blanco. Escuché los gritos de la basura alienígena y, cuando abrí los ojos, el suelo estaba lleno de cadáveres humeantes. Las pocas bestias con garras que quedaron vivas retrocedieron y aullaron como si estuvieran envueltas en llamas invisibles. Todos a una, el 145º se volvió y levantó las bayonetas hacia ellos.

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Libro 3: Sangre de Baal[]

" Puedo sentirlos acercándose.

Han pasado meses desde que mi Subductor Majoris se burlara con esa risa chiflada en mi cara. No tenía sentido, lo admito libremente. Todo lo que yo tenía eran premoniciones vagas: el sonido de un goteo lento, la sensación de movimiento ondulante, una luz dorada demasiado distante para ofrecer consuelo. ¿Cómo se comunica un temor sin nombre?

Que el Emperador me perdone, pero estoy asustada.

Incluso ahora, después de tantas noches llenas de estímulos, mi cuerpo se desmorona por la falta de sueño y siento que se acerca más. Quizás, si mi escolta de seguridad me permitiera dormir para recuperarme, podría darle sentido. Pero entonces podría soñar. No puedo soportar tener otro sueño como el último.

"Una pesadilla más filtrándose de la Cicatrix Maledictum," dijo desdeñosa la Subductor Majoris. Ahora me pregunto por qué no lo ha visto ella misma. Puede que sí y tuviera miedo. Debería tenerlo, todos deberíamos tenerlo. He sentido arañazos en mi cabeza, sentí la caricia de algo resbaladizo en mi mente. Probando. Cuestionando.

La oscuridad que se extiende ante mí ahora, incluso sin dormir. Construye un trueno de sombra. Se acumula en océanos de tinta negra. Veo las velas del mundo iluminadas por las mentes de mis hermanos y hermanas, primero debilitadas y después apagadas. Es curioso, muchas de las llamas se hinchan, su luz es demasiado brillante para que la sombra las alcance.

Encerrada aquí en mis aposentos protegidos y santificados espero la censura. No puedo decir si lo que veo es un eco del futuro, o algún presagio de terror abominable. Rezo para que mis carceleros se cansen pronto de mi existencia".

 - Diario personal de Keisha Ananguru, Subductor Astropática Minoris , estación de transmisión Thyraen.

Un festín rojo[]

Leviatán tiránido

Cuando el Gran Devorador extendió su hambre por la galaxia a los sistemas estelares imperiales dispersos a lo largo de la Cicatriz Roja, los Ángeles Sangrientos se interpusieron en su camino. Los hijos de Sanguinius resistieron a los xenos incansablemente, luchando no solo para salvaguardar el espacio imperial, sino para defender su mundo natal Baal, ya que la supervivencia del Capítulo estaba en juego. Al dar un nombre a la miríada de incursiones tiránidas, el Ordo Xenos creyó que los entendería.

La flota enjambre, cuyo nombre en código era Leviathan, fue registrada destruyendo sectores del sur galáctico, pero invasiones de criaturas que exhibían coloraciones y tendencias similares afectaron a sectores aislados en toda la galaxia. En realidad, los tentáculos de Leviathan atacaron desde debajo del plano galáctico, a diferencia de otras flotas enjambre conocidas por la Humanidad.

Las regiones no disponían de un aviso anticipado de ataque al monitorear el curso en esprial de esta flota enjambre. La búsqueda de bancos de bionaves hambrientas parecía aparentemente aleatoria desde el vacío helado más allá de la galaxia.

De esta manera, muchos mundos biofértiles de la Cicatriz Roja fueron arrasados antes de que el Imperium pudiera organizar la defensa. La Cicatriz Roja brilla como una marca furiosa en las cartas holográficas del Ordo Astra. Sus miles de estrellas brillan con un tono carmesí, tiñendo los mundos y las nubes de gas de la región con el color de la sangre derramada.

Cada sistema está maldito con una radiación feroz emitida por estos soles escarlata, y la vida allí es muy dura. Pero el Imperium nunca elude las condiciones severas cuando hay recursos valiosos que adquirir. Aunque miles de millones murieron para construir asentamientos permanentes, cientos de sistemas de la Cicatriz Roja finalmente resonaron con el ruido de la industria humana bajo las estrellas rojizas.

El tentáculo de la Flota Enjambre Leviathan que abrió su senda de destrucción por toda la Cicatriz Roja y sus alrededores era una sola probóscide del organismo gestáltico que emergió del vació intergaláctico. No obstante, consistía en el mayor número de naves enjambre que el Imperium había registrado. Un espolón curvo de la presencia de Leviathan en la Cicatriz Roja que más tarde se llamaría Tentáculo cripttoide, porque en su camino estaban los mundos escudo de Cryptus.

Este sistema binario populoso fue uno de los innumerables territorios amenazados por los Tiránidos, que el Imperium tomó medidas decisivas para defender.

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-6

Planeta del Escudo de Cryptus.

Vital por su promethium refinado y sus dispositivos de energía solar, Cryptus recibió refuerzos de varios regimientos del Astra Militarum y otras fuerzas imperiales. Guardias Imperiales, tanques e incluso una misión de Hermanas de Batalla fueron sacrificados para defender Cryptus, pero, uno a uno, los mundos del sistema fueron superados. Cuando la señal de Cryptus llegó a Baal, la lucha de los mundos escudo ya era conocida por el Comandante Dante, Señor del Capítulo de los Ángeles Sangrientos.

Tanto si el sistema resistía como si caía, los tiránidos avanzarían inexorablemente hacia el mundo natal del Capítulo en Baal, pero, si los xenos eran diezmados lo suficiente en Cryptus, tal vez Baal tuviera una oportunidad.

Los Ángeles Sangrientos repelieron a los xenos en Cryptus con furiosos asaltos, pero las oleadas interminables de Tiránidos que se vertían en cada zona de batalla amenazaban con machacar a los hijos de Sanguinius. Fue entonces cuando la guerra sobre los mundos escudo despertó a sus antiguos habitantes, los Necrones, cuya tumba había orbitado las estrellas binarias durante eones, algo que desconocía el Imperium.

Solamente un pacto cauteloso hecho con estos alienígenas metálicos vio a los mundos de Cryptus finalmente limpios de Tiránidos, aunque a un gran coste.

" Resistimos en Phodia durante un tiempo, pero, frente a esa voracidad sin sentido, nunca podríamos prevalecer. Sin embargo, cuando miro a los Ángeles de Baal, veo la esperanza que pensé que habíamos perdido".

- General Dhrost, 185º de Cadia.

Los Ángeles Sangrientos supervivientes se dirigieron a Baal. Sabiendo que su planeta natal estaba en peligro, Dante pidió ayuda a todos los Capítulos sucesores de los Ángeles Sangrientos que pudo alcanzar. Compañías de casi todos ellos respondieron a la llamada. A medida que la flota enjambre se acercaba, el planeta se fortificó como no lo había hecho en milenios. Incluso los habitantes de sus tribus se armaron en todo el sistema, muchos dentro del monasterio fortaleza en Baal. Dante esperaba que esto bastara, ya que cuando los Tiránidos de la Flota Enjambre Leviathan descendieron sobre Baal, sus bionaves ocultaron la macha rubí de la Cicatriz Roja con sus números. Los enjambres voraces cayeron sobre Baal como un diluvio.

Marine dreadnought compañía muerte angeles sangrientos vs carnifex

Un torrente de dientes y quitina se dirigió hacia los Marines Espaciales, mientras el aire se convertía en un puré tóxico de esporas alienígenas y lluvia cáustica. Una tras otra, las defensas cuidadosamente desplegadas de los Ángeles Sangrientos fueron superadas tras semanas de combate salvaje. En medio del tumulto incensante, la invasión tiránida se adaptó rápidamente a sus tácticas, sin prestar atención a las miles de bestias que perdían a cada momento. Cuando las defensas cayeron ante los organismos infiltrados, nuevos enjambres brotaron para encontrarse con las armas de fuego de los Ángeles Sangrientos.

Fue entonces cuando la propia galaxia gritó. Desde el Ojo del Terror a la Franja Este, la Gran Fisura desgarró la galaxia y el reino de la Humanidad quedó dividido. Tormentas de disformidad devastaron a muchos de los supervivientes traumatizados del Imperium, y el Sistema Baal no se salvó, quedando atrapado en una tormenta de energía. Agrupados en órbita como depredadores alrededor de un animal moribundo, las naves enjambre Tiránidas habían sido azotadas sin piedad.

Cuando los Ángeles Sangrientos pudieron enfocar sus augures hacia el cielo, las naves xenos se había desvanecido. En Baal, los enjambres de monstruosidades que se extendían por el continente y las bestias armas que se arrastraban resistieron, volviendo a sus instintos más bestiales. Los Ángeles Sangrientos no entendieron lo que había ocurrido en órbita, pero sintieron la oportunidad de recuperar la iniciativa ahora que las hordas de Tiránidos en Baal se habían separado de la inteligencia que los dirigía desde las estrellas.

Sin embargo, los xenos no retrocedieron ante los contraataques de los Ángeles Sangrientos, sino que se lanzaron hacia delante con mayor hambre y ferocidad. Los Ángeles Sangrientos se tambalearon al borde de la extinción.

Aunque las naves enjambre habían desaparecido, los mundos del sistema Baal aún estaban llenos de xenos. Era sólo un sistema entre miles en la zona de guerra de Baal, que abarcaba la Cicatriz Roja y sus márgenes. Dentro de cada uno, los tiránidos se arremolinaban y devoraban.

Zona de Guerra Baal[]

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-8

Zona de Guerra Baal.

Abarcando toda la Cicatriz Roja y muchos sistemas en los márgenes de la región, la zona de guerra Baal ha sufrido la mayor invasión de la Flota Enjambre Leviathan  que el Imperium haya registrado. Los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos sucesores se encuentran en el camino de los xenos.

Dante está obligando a los Tiránidos a replegarse de las instalaciones clave, empleando su gran conocimiento militar como Regente del Imperium Nihilus con habilidad consumada. Cada tentáculo xenos al que se le niega un mundo al que devorar, o que es desviado y eliminado, supone otro paso para reclamar la Cicatriz Roja. Pero las bioflotas de Leviathan son enormes y los mundos defendidos de su voracidad de ninguna manera quedan a salvo.

  • Canal Ryban: La voz mental del hijo de seis años del Gobernador Prendas es escuchada por astrópatas de nivel alto en mundos alrededor del Canal Ryban.
  • Pozo de Asteroides Grollah: Entre las masas letales de roca interestelar, los escuadrones de Cazadores escoltan a los transportes y sus interceptores Furia se enfrentan a lanzaesporas ciclópeos.
  • Ashallon: En el sistema Kranos, el planeta industrial de Ashallon desaparece de la vista del Imperium. Los astrópatas sólo ven un pozo de la más negra oscuridad.
  • Sistema Gamma IV: Más de una veintena de estaciones espaciales y plataformas orbitales resplandecen alrededor de los mundos del Sistema Gamma IV. El sistema de comunicación astropática queda totalmente aislado de la luz de la Sagrada Terra y pide ayuda a las estaciones hermanas.
  • Bhelik Alphus: El mundo fortaleza de Bhelik Alphus sufre tormentas disformes y oleadas de asaltos xenos, confiando en resistir gracias a sus fortificaciones firmemente construidas y su lealtad inquebrantable al Imperium.
  • Sistema Gracinth Pontus: Gracinth Pontus está lleno de refugiados que huyen de la Cicatriz Roja, antes de que un tentáculo de la Flota Enjambre Leviathan aparezca desde el plano galáctico para atacar el sistema. Los xenos encuentran sus mundos llenos de biomasa que devorar.
  • Cizalla Archanis: La red escarlata de nubes de polvo que constituyen la Cizalla Archanis se enfrenta a dos tentáculos invasores de la Flota Enjambre Leviathan. Sus siete sistemas, una vez inexplicablemente vinculados en una red de apoyo, están todos aislados por la insidiosa Sombra de la Disformidad.
  • Gavendor: Tres brigadas segadoras de 51º de Aerosanos Párticos son enviadas a reforzar Gavendor en medio de informes de insurrección de sus habitantes.

Exigencia del deber[]

BA vs

Los Ángeles Sangrientos que lucharon contra los Tiránidos en Baal se enfrentaron con la posibilidad de una destrucción total. Sin embargo, la apertura de la Gran Fisura trajo la salvación inesperada. Mientras los Tiránidos seguían luchando con instintos salvajes, una figura de otro tiempo surgió de la Disformidad con refuerzos y noticias dolorosas.

Los Ángeles Sangrientos y sus sucesores lucharon por el mundo de Baal con espadas afiladas y fuego de bólter. Cuando la munición se acabó o los cuchilos de combate se despuntaron, lo hicieron con patadas y puñetazos. La musculatura mejorada y la ceramita endurecida se enfrentó a las fauces y las garras.

La supervivencia de todo el sistema estaba en juego. Los ciudadanos mortales de Baal también lucharon, porque sabían que no se podía esperar piedad de los Tiránidos. Todos creyeron que podía ser la hora final de Baal, y lucharon con la furia de los que no tenían nada que perder.

" Nuestra luz no se desvanecerá bajo este manto de oscuridad. Estas inmundicias xenos no prevalecerán. Os prometo a todos los que compartís la sangre noble del Ángel que acabaremos con estas bestias, hundiremos sus huestes, ¡porque ha llegado su fin!"

- Comandante Dante, Señor de la Hueste Angelical.

Más allá de los cielos ahogados por las esporas, las bionaves tiránidas en órbita habían sido brutalmente arrrastradas al olvido por las tormentas de disformidad desatadas a raíz de la Gran Fisura. En su lugar, el vacío turbulento arrojó milagrosamente una nueva flota. Al acercarse a Baal, las naves entrantes transmitieron identificadores imperiales a los Ángeles Sangrientos, revelando que procedían de Terra, pero los cronoidentificadores estaban tan corrompidos que los logísticos de Baal no pudieron establecer un tiempo de origen fijo.

Eran naves de la Cruzada Indomitus, la inmensa fuerza que se extendía desde Terra para reclamar y defender el dominio de la Humanidad. Descubrieron que las posiciones de los Ángeles Sangrientos estaban contrayendo constantemente ante los enjambres Tiránidos que los rodeaban. Las naves descargaron enormes barreras de macro-cañones sobre los xenos para detener su avance, antes de liberar las alas de naves de ataque e innumerables naves de desembarco.

Los guerreros que transportaban eran Marines Espaciales Primaris que debían su génesis a la perspicacia táctica de gran alcance de Roboute Guilliman, y no era otro que el propio Hijo Vengador quien coordinaba el ataque imperial.

Marines desgarradores de carne wikihammer

Desgarradores de Carne en combate

Ataviados con los colores de lo Ángeles Sangrientos, Desgarradores de Carne y otros Capítulos del linaje de Sanguinius, las oleadas de guerreros del Adeptus Astartes inspiraron a los defensores agotados de emprender actos resurgentes de salvajismo. Se perdieron muchas vidas imperiales cuando los defensores y los cruzados expulsaron a los Tiránidos de sus líneas.

Tras días de batalla, los ejércitos imperiales combinados calmaron el ímpetu de los xenos en la mitad del planeta, dando a los Ángeles Sangrientos espacio para consolidarse. Reunidos por primera vez desde que empezó la batalla por Baal, Dante y el resto de Señores del Capítulo aceptaron formalmente los refuerzos Primaris y la tecnología arcana necesaria para crear más.

Sólo Gabriel Seth de los Desgarradores de Carne albergó reservas sobre las implicaciones del regalo, pero sus guerreros estaban impresionados con los Marines Espaciales Primaris que lucharon con su librea.

Guilliman compartió con los Señores de la Guerra la noticia terrible de la Gran Fisura y sus consecuencias para la Humanidad, a pesar de que muchos de estos líderes lo miraban fijamente, impactados por la presencia de alguien procedente de un tiempo de leyenda. Guilliman concluyó nombrando al Comandante Dante como Regente del Imperio Nihilus, una responsabilidad de gran honor e inconmensurablemente pesada en su magnitud.

Con los enjambres restantes en su mundo natal y sus planetas hermanos, el futuro de Baal no era en absoluto seguro. Sin embargo, la flota de Guilliman hizo preparativos para seguir adelante, ya que había regiones en mayor peligro. Los hijos de Sanguinius trazaron planes para una contraofensiva con la que limpiar el resto del sistema.

Dante Angeles Sangrientos color Blood Angels 40k

Cervan Dante, Señor del Capítulo de los Ángeles Sangrientos.

Revitalizados por los refuerzos y nuevos propósitos, Dante y los comandantes de los Capítulos sucesores atacaron desde posiciones que casi habían sido el lugar de su perdición. Las fuerzas de ataque reunidas por los aliados supervivientes avanzaron para librar a Baal de las hordas Tiránidas. Los Ángeles Sangrientos estaban decididos a capitalizar el vínculo cortado de las criaturas con la Mente Enjambre, sin saber a qué velocidad podría recuperarse.

Tras semanas de más derramamiento de sangre, los desiertos desgarrados por la batalla de Baal se cubrieron de lodo a medida que se empapaban de sangre e icor. Los muertos Tiránidos se amontonaron para formar un paisaje de sangre apestoso e interminable.

El poder de los Marines Espaciales Primaris se vio sin lugar a dudas en estas batallas, y los Ángeles Sangrientos no tardaron en comenzar a reunir nuevas oleadas de esta nueva raza de guerreros. Muchos de los jóvenes miembros de la tribu que habían defendido valientemente Baal fueron reconvertidos en Marines Espaciales Primaris, habiendo demostrado su valía diez veces durante la horrible invasión.

No fueron los únicos en sufrir una transformación, ya que Mephiston, el siniestro Bibliotecario Jefe de los Ángeles Sangrientos, emprendió el cruce peligro del Rubicón Primaris.

Juntos, los ejércitos imperiales finalmente aplastaron al último enjambre Tiránido. Sin embargo, ni por un momento los Ángeles Sangrientos creyeron que Baal estaba totalmente limpio de la presencia xenos; probablemente había criaturas heridas o aisladas escondidas en cuevas del desierto o enterradas bajo las dunas de arena y cadáveres.

¿Y quién sabía cuánto tiempo permanecerían inactivas las innumerables esporas que habían llovido en el planeta antes de dar sus horribles frutos? La tarea de cazar los restos xenos recayó en los miembros de las tribus y en  losMarines Espaciales Neófitos supervivientes, aunque encontrar organismos solitarios eran poca cosa frente a los deberes que ahora se imponían a Dante, deberes que el cese en las hostilidades ahora le permitió apreciar más plenamente.

Exterminador Estandarte Primera Compañía Ángeles Sangrientos

Exterminador y Estandarte de la Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos.

Los Ángeles Sangrientos y sus sucesores habían sido diezmados. A pesar del flujo imprescindible de Marines Espaciales Primaris, ningún Capítulo en Baal tenía su número total. Los que seguían siendo estratégicamente funcionales habían perdido una fuerza táctica inconmensurable, incluidos veteranos de siglos, equipo antiguo e irremplazable y muchos Señores de Capítulo.

Frente a ellos había infestaciones depredadoras en otros mundos del Sistema Baal, y muchos otros se extendieron por la Cicatriz Roja y sus regiones limítrofes. El destino de las bionaves Tiránidas que habían desaparecido de la órbita de Baal seguía siendo desconocido, pero los Astrópatas de Dante decían que no había ocurrido desapariciones similares en otro lugar.

Era probable que los Tiránidos no notaran la pérdida; sus números eran legión y su hambre ilimitada.

Los informes de Lord Guilliman de la agitación galáctica conmocionaron a Dante. A lo largo del Imperium Nihilus, innumerables mundos aterrorizados estaban siendo asediados por horrores. ¿Quién sabía cuántos sistemas habían atacado los enemigos de la Humanidad sintiendo su debilidad? Al ejercer la autoridad de Terra, los Ángeles Sangrientos iban a ser la mano del Emperador más allá de la Gran Fisura. Dante decidió hacer de esto un guantelete que gotease la sangre de los enemigos de la Humanidad.

El Señor de la Hueste Angelical reunió a sus consejeros principales y a otros Señores del Capítulo. Juntos, decidieron que reclamar el resto del Sistema Baal debía ser su prioridad principal. Con el sistema natal asegurado, Dante pondría en marcha el Halo del Ángel, un ambicioso plan de reconquista que atacaría a tres sistemas cercanos para establecerlos como escalas de una mayor expansión.

Para apoyar a estos tres teatros elegidos, Dante y el resto de Señores de Capítulo enviaron sus fuerzas a combatir acciones de resistencia y operaciones de recuperación en toda la región, interceptando o retrasando los refuerzos Tiránidos. Dante no dudó en recurrir a su recién conferida autoridad como Regente del Imperium Nihilus. Si la Cicatriz Roja iba a sobrevivir, el Halo del Ángel no podía fallar.

La expansión de la Sombra[]

Imperio psiquico poder disformidad

Psíquico imperial

La zona de guerra Baal se tambaleó por el ataque de los Tiránidos con miles de sus sistemas retorciéndose a medida que eran consumidos. Cada mundo presa quedó aislado por la sofocante voz psíquica de la Mente Enjambre y los psíquicos de esos planetas fueron torturados hasta el punto de la locura.

Los Tiránidos se extendieron a través de los sistemas florecientes de la Cicatriz Roja, incluso a los más lejanos. Una miasma psíquico invisible acompañó su avance; un fenómeno que el Imperium conocía como la Sombra en la Disformidad. Envolvió sistemas enteros, cortando gritos de ayuda y paralizando la capacidad de los defensores para huir.

Cuando los Tiránidos infestaron toda la región, no había ningún lugar donde no se notase. Los astrópatas  enloquecieron tratando de enviar las visiones más simples. Cuando la Gran Fisura dividió la realidad en medio de este terror, muchos psíquicos en la Cicatriz Roja pensaron que la galaxia estaba respondiendo a la mancha psíquica antinatural de los Tiránidos.

El Imperium se denfendió brutalmente de los Tiránidos en todos los sistemas de la Cicatriz Roja. Los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos sucesores formaron el filo de la espada en estas acciones sangrientas, pero los Marines Espaciales eran pocos. Muchas zonas de batalla sólo contaban con un pequeño número de escuadras de los hijos de Sanguinius, con el apoyo del Astra Militarum, o fuerzas de mundos forja o santuarios sagrados.

Los Ángeles Sangrientos encontraron pánico y terror entre las poblaciones supervivientes. Se produjeron disturbios, la gente gritaba incontrolablemente y luchaba entre sí. La agitación era comprensible ante las hordas invasoras, pero en algunos casos la violencia tenía que eliminarse sin piedad.

En el subsector Di´aden, los Bibliotecarios de los Ángeles Sangrientos vieron cómo este terror engendraba violencia incluso entre sus aliados. Guardias imperiales enloquecidos se lanzaban de cabeza contra muros de ferrocemento, y los guerreros Skitarii quedaron atrapados en bucles lógicos febriles, derramando sangre aceitosa de sus emisores.

Cuando el velo psíquico asfixiante de los Tiránidos caía sobre un mundo, hasta las mentes fuertes de los Bibliotecarios luchaban por soportarlo.

Bibliotecario Angeles sangrientos

Bibliotecario de los Ángeles sangrientos

El Imperium había sabido durante tiempo que los no psíquicos sentían la presencia psíquica Tiránida como un velo de miedo antinatural, pero nunca habían visto sus efectos a esta escala. A pesar de estar tan dispersos en la zona de guerra Baal, los Ángeles Sangrientos y sus sucesores no podían permitirse tales aflicciones en las filas de sus aliados

Si bien la fuente exacta de estos fenómenos perturbadores aún no se podía entender, un problema adicional afectó a las poblaciones de la zona de guerra. Desde la apertura de la Gran Fisura, las Naves Negras que normalmente recogían los diezmos de los psíquicos de los mundos imperiales no se habían visto en la Cicatriz Roja.

Se rumoreaba que estas embarcaciones clandestinas empleaban determinadas Casas de Navegantes y operaban en instalaciones extensas en toda la galaxia. Si no podían alcanzar la Cicatriz Roja para eliminar a los posibles psíquicos, las consecuencias para la región serían catastróficas. Más y más psíquicos aparecieron en los campos de refugiados a los que se había enviado a muchos civiles.

Cada mente psíquica representaba una amenaza para la seguridad del Imperium, y los Bibliotecarios y los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos sucesores veían claramente su responsabilidad. Si las Naves Negras no cumplían con su deber, los psíquicos de los Marines Espaciales tendrían que actuar.

Un gran colectivo de Bibliotecarios se encargó de vigilar a los psíquicos refugiados, aunque los apartó de sus deberes en las líneas del frente. Los Bibliotecarios probaron las mentes de tantos humanos aberrantes como pudieron, buscando cualquier debilidad psíquica.

Fue positivo que los Bibliotecarios emprendieran esta tarea, pero su escala era monumental. Los niveles de potencial psíquico que encontraron entre los refugiados humanos iban más allá de algo que pudiera explicarse por las ausencias de las Naves Negras. Los Bibliotecarios descubrieron a muchos psíquicos incipientes que luchaban por comprender o controlar sus nuevos poderes.

Una vez identificados , fueron aislados y sometidos a interrogatorios psíquicos invasivos para determinar el tipo de amenaza que representaban. Sin embargo, por cada psíquico examinado, muchos otros perdían el control antes de que los encontraran. Unos se horrorizaron por los actos cometidos y otros se deleitaron con su poder desenfrenado.

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-11

Los Tiránidos percibieron esta inesperada nueva debilidad entre sus presas humanas. La Mente Enjambre observó a través de los sentidos de su progenie casi ilimitada y respondió como siempre lo hacía. Con una velocidad antinatural, la invasión atacó la inmensa amplitud  de la Cicatriz Roja.

Las fuerzas de asalto de los Ángeles Sangrientos se encontraron poco después con progenies de bestias psíquicas en cada campo de batalla. Los veteranos de las guerras Tiránidas habían visto a los alienígenas adaptarse de esta forma, pero solía ser como respuesta al poder psíquico puro de los guerreros místicos del Adeptus Astartes.

Supieron de cepas xenos envueltas en coronas de biohechicería en los campos de batalla donde no había Bibliotecarios. Para los Ángeles Sangrientos en las líneas del frente, estaba claro que los xenos habían percibido la ausencia de psíquicos Marines Espaciales y habían tratado de aprovecharse perfecionando su  propio poder psíquico.

En algunos mundos, el Imperium fue capaz de contraatacar con potencia para imponerse a los Tiránidos. Sin embargo, tales victorias fueron escasas, ya que a menudo el uso concentrado de las bestias psíquicas por parte de la Mente Enjambre aplastó la cordura de los defensores de la Humanidad. Bajo la mirada funesta de tales criaturas, escuadras enteras de Guardias Imperiales se retorcían en un tormento psíquico antes de caer como uno solo. Incluso los hijos de Sanguinius cayeron, ya que penetraban sus armaduras con lanzas psíquicas de fuego brujo. Las zonas de guerra de Baal parecían saturadas de poder, terror y la imprevisibilidad de la Disformidad.

Relato Oficial: La expansión de la sombra[]

Addentum post.

Publicación - z./+bI1. << Ex Tenebris Dal >>

Como deja claro el informe, mi señora, nuestros esfuerzos por obtener nuevos especímenes de los sistemas de la Cicatriz Roja han sufrido mucho. Incluso mis contactos entre los traficantes y distribuidores de xenos en bio-esotérica han sido extrañamente incapaces de proporcionarme muestras viables, a pesar de la persuasión.

Sus vías habituales de obtención se han evaporado. Es como si los xenos de la Cicatriz Roja evitaran activamente incluso el contacto más tangencial con la Humanidad. Nuestros compañeros puritanos se alegrarían, sin duda, pero como cazador, necesito saber qué es lo que repentinamente nos ha marcado para ser evitados por mi presa.

He servido al Sagrado Ordo durante más de un siglo, pero nunca me he sentido más aislada. Nunca he sentido tanto la inmensa distancia del vacío interestelar. Donde una vez la mirada de mis augméticos vio una multitud de presas, mi febril imaginación ahora nos presenta como el bocado expuesto y vulnerable.

Rhova Targ,

Reclamadora Alfa, Ordo Xenos.

++ Origen de la Transmisión: Purgatus++

Estrellas Rojas de Sangre[]

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-13

Marine Espacial Primaris de los Ángeles Sangrientos.

El planeta natal de los Ángeles Sangrientos se había salvado, pero el coste había sido terrible y la guerra distaba mucho de haber acabado. Enfrentados a la enormidad de las flotas Tiránidas y a los numerosos biohorrores que transportaban, los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos sucesores lucharon noblemente, lanzando la ofensiva Halo del Ángel para llevar la guerra a las estrellas.

No todos los Capítulos sucesores de los Ángeles Sangrientos habían sobrevivido a la Batalla por Baal continuaron luchando en la región. Muchos Señores del Capítulo tomaron a sus Marines Espaciales Primaris recién inducidos y se fueron, otros planearon regresar y fortalecer sus propias posiciones.

Algunos se redistribuyeron a petición de Dante en sistemas estratégicamente importantes fuera de la Cicatriz Roja, preparando el camino para la liberación del Imperium Nihilus. Los capítulos que se quedaron, se comprometieron a continuar ayudando a Dante y los Ángeles Sangrientos. Algunos, como los Desgarradores de Carne, lucharon en nombre de su linaje compartido. Otros lo hicieron por respeto al título de Regente del Imperium Nihilus de Dante, ya que sus comandantes habían presenciado a Roboute Guilliman  otorgar ese honor al Portador de la Luz de Sanguinius.

El redespliegue y refuerzos de los Ángeles Sangrientos y sus sucesores no fue una tarea rápida. Mientras nuevos hermanos de batalla eran entrenados, cicatrizaban las heridas y se efectuaban reparaciones, pocas fuerzas se atrevían a desafíar la Disformidad para reconocer los sistemas más próximos.

Cuando su Capítulo volvió a la fuerza de combate, Dante coordinó la recuperación del Sistema Baal, llevando un escuadrón de naves al mundo exterior de Kheru: una luna de un gigante de gas utlizada por los Ángeles Sangrientos como estación de control. Los Tiránidos habían sido atraídos originalmente al planetoide por las inmensas reservas de gases complejos encerrados en su corteza. 

Sin embargo, las naves enjambre habían desaparecido, dispersadas por la furia de las tormentas de la Disformidad, pero hordas de armas bestias aún arrasaban las pequeñas ciudades sensoria de la luna. Si Dante conseguía recuperar esta parte infestada del sistema natal de su Capítulo, formaría un centro fuerte desde el cual el Halo del Ángel podría expandirse. Los Ángeles Sangrientos lanzaron sus aterrizajes iniciales y la batalla comenzó en serio.

Gabriel Seth Señor del Capítulo Desgarradores de Carne Trial by Blood

Gabriel Seth.

Mientras Dante luchaba para segurar el dominio del sistema Baal, Gabriel Seth llevó a los Desgarradores de Carne al vacío. La estrategia Halo del Ángel exigía la captura de tres objetivos iniciales, que Dante había denominado los Puntos de Gracia, para capturarse cuando las fuerzas del Imperium se extendiese hacia afuera en una oleada en expansión desde el sistema Baal.

Estos puntos eran focos estratégicos vitales para la purga más amplia de la Cicatriz Roja, en virtud de su posición o sus activos. Cada  uno de los tres Puntos de Gracia podría alcanzarse con una serie de saltos disformes muy cortos trazados alrededor de transmisiones y subestaciones astropáticas disperas. Sin embargo, incluso intentarlo causó la pérdida de vidas y daños severos a las naves más grandes.

Seth se ofreció como voluntario para que los Desgarradores de Carne tomasen el primer Punto de Gracia: el planeta Ashallon en el sistema Kranos. Este mundo industrial era un proveedor clave para muchos sistemas, pero Dante lo había elegido por otra razón.

Los navegantes y astrópatas de la flota de los Ángeles Sangrientos habían informado que el sistema estaba completamente oculto de su vista arcana. Muchos sistemas en la Cicatriz Roja estaban ensombrecidos, pero la oscuridad que rodeaba a Ashallon era más densa que la mayoría. Más inquietante , esta sombra estaba creciendo; algo acechaba allí, extendiendo su influencia. Pocos ejércitos imperiales podrían estar de acuerdo con lo que podría ser, pero Seth sabía en su corazón que no se podía permitir que continuara.

Entretanto, los Ángeles Sangrientos y los Ángeles Descarnados enviaron fuerzas de vanguardia al segunto Punto de Gracia ( las estaciones especiales y enlazadas y las plataformas orbitales del Sistema Gamma IV ). Estas instalaciones contenían un importante transmisor astropático que conviritó al sistema, por lo demás deshabitado, en una estación regular para naves que realizan viajes peligrosamente largos. No se había recibido ninguna noticia de los hombres armados empleados por el Adeptus Astronomica para proteger el sitio, y los guerreros de la vanguardia tenían la tarea de garantizar su seguridad o conocer su destino.

Habiendo jurado recuperar el planeta identificado como el tercer Punto de Gracia, el Capitán Sendini de la 5º Compañía de los Ángeles Sangrientos asaltó el mundo fortaleza de Bhelik Alphus. Con reservas de la 9º Compañía y un número significativo de los activos restantes de la armería, Sendini no creía en ser demasiado cauteloso.

Pensó que la potencia de fuego bajo su mando permitiría a los Ángeles Sangrientos destruir cualquier cosa que los Tiránidos hubieran dejado tras superar las formidables defensas de Bhelik Alphus. Una vez seguro, el planeta proporcionaría a los hijos de Sanguinius un fuerte punto de anclaje desde el que podrían lanzar asaltos a otros sistemas.

Lo que desconocían los Ángeles Sangrientos y sus aliados era que las flotas Leviathan arremolinadas en la Cicatriz Roja eran más conscientes de los eventos en el Sistema Baal. Los imperativos sinápticos pasaban de un organismo a otro, entre flotas separadas por muchos años luz. La experiencia de la Leviathan  en muchas zonas de la galaxia le había dado la oportunidad de aprender.

Tiránidos frontera

Ataque Tiránido

Estaba familiarizada con los ejércitos de la Humanidad, con la forma en que se movían a través del vacío y cómo defendían los mundos presa. Mediante un estímulo y una respuesta a gran escala, la flota enjambre se aseguró de que los organismos que rodeaban el Sistema Baal se pusieran en marcha: adaptándose, modificándose y devorando. Dante también envió misiones más pequeñas en apoyo de la estrategia del Halo del Ángel. Las naves que llevaban no más de unas pocas escuadras emprendieron saltos cortos de disformidad para liberar a convoyes asediados de material o refugiados. 

Probaron las fuerzas Tiránidas en busca de debilidad y realizaron inserciones verticales a la velocidad del rayo para llevar a cabo asesinatos y extracciones. Mientras tanto, los augures de las naves se esforzaban por aumentar el conocimiendo de Dante tanto de la disposición de los Tiránidos como del estado de las tormentas de Disformidad en la Cicatriz Roja. Los informes fragmentarios que estas fuerzas pudieron enviar fueron una lectura sombría.

Las crecientes tormentas de la Disformidad nacidas tras la Gran Fisura no mostraban signos de calma. La Sombra en la Disformidad quedó en evidencia en toda la Cicatriz Roja. Flotas enjambre Tiránidas se abrieron paso a través de muchos sistemas imperiales, y dondequiera que alcanzaba su toque maligno, la locura florecía. El enfoque de las flotas enjambre Tiránidas coincidía con las afirmaciones de fenómenos psíquicos horribles. La esperanza escaseaba, pero aún no se había extenguido.

Los ataques de Dante desde Baal habían preparado el camino para nuevas incursiones, y con el número creciente de Marines Espaciales Primaris que estaban creando, existía la posiblidad de prevalecer.

La Democracia de la Muerte[]

Archimagos Belisarius Cawl Gathering Storm Fall of Cadia ilustración

Archimagos Belisarius Cawl.

Con la biotecnología arcana para crear a los Marines Espaciales Primaris y muestras genéticas de una pureza sin precedentes revelada por el Archimago Cawl, recuperaron las esperanzas. Existía la posibilidad de detener la creciente maldición de la Rabia Negra. En los pechos de los Sacerdotes Sanguinarios, latía la creencia desesperada de las garantías de los Tecnosacerdotes. El linaje genético sería puro. Los vástagos de Sanguinius serían limpiados.

Hubo escépticos y detractores. Unos postularon que cuanto más cerca de la pureza del Ángel estuvieran las muestras genéticas, más cerca de su sacrificio estarían sus guerreros, intensificando así las visiones de la muerte provocadas durante la víspera de la batalla. Otros cuestionaron la sabiduría de eliminar la maldición, afirmando que, seguramente, estaban dispuestos a superarla y suprimir la locura, manteniendo la fuerza y nobleza de su primogenitor.

Los hermanos de batalla recién incorporados a los Ángeles Sangrientos y sus sucesores tras la salvación de Baal demostraron ser dignos de sus Capítulos. Tanto si eran supervivientes de los guerreros originales traídos de Baal por la flota de Guilliman o maduraron con la tecnología impartida por Cawl, eran fuertes y puros de corazón. Pero la esperanza en estos tiempos es traicionera.

Los Ángeles Descarnados fueron los primeros en revelar a Dante la inducción de los Marines Espaciales en su Compañía de la Muerte. Desde entonces, los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos sucesores han visto cómo sus Compañías de la Muerte se llenan de portadores de la servoarmadura Mk X pintada color ébano.

Mientras algunos comandantes lamentaban que sus hermanos de batalla Primaris no anunciaran un nuevo comienzo, todos los Señores de Capítulo reconocieron lo que realmente significaba; los Marines Espaciales Primaris eran los verdaderos herederos del legado de Sanguinius.

Al Borde de la Ejecución[]

Mephiston Primaris

Bibliotecario Jefe Mephistón como Marine Espacial Primaris

Los Ángeles Sangrientos se dirigieron hacia la última infestación importante del Sistema Baal, decididos a erradicar a los Tiránidos. A pesar de la pérdida de sus naves enjambre, los xenos no habían debilitado ni sus instintos ni sus colmillos.

La fuerza de vanguardia de los Ángeles Sangrientos encabezó el asalto contra los Tiránidos en el mundo semidesértico de Kheru. Desde órbita, era evidente que los xenos estaban agrupados alrededor de las fortificaciones erigidas por la menguante guarnición de los Ángeles Sangrientos del lugar.

Toda la presencia imperial en el árido mundo centinela se concentró en cuatro ciudades sensorium fortificadas en el hemisferio sur. Los Tiránidos habían rodeado estos sitios y los estaban atacando en oleadas. Aunque alejados de la influencia de la Mente Enjambre, los enjambres estaban lejos de la dirección que Dante había esperado; estaba claro que aún se ejercía algún tipo de control sobre ellos.

El Teniente Perdaelus lideró la fuerza que avanzó sobre Sensorem Primus, la instalación más grande del planeta y su capital. Cuando los Tiránidos invadieron Kheru, su guarnición humana sucumbió tan rápidamente a la locura como a las bioarmas de los alienígenas. Sin embargo, los Ángeles Sangrientos destinados al planeta cuando Baal fue fortificado lo habían defendido con gran determinación, manteniendo sus posiciones durante varios meses. Con los Tiránidos vertieron su fuerza principal hacia Baal, las ciudades sensorium de Kheru habían reunido sus reservas de municiones, pero estaban a punto de agotarse cuando llegaron las naves de Dante.

Perdaelus y sus Escuadras de Saqueadores efectuaron una inserción gravítica, desplegándose a unos tres kilómetros de Sensorem Primus. Llegando al anochecer, la luz rojo sangre de la estrella del Sistema Baal enmascaró su descenso. Escuadras encubiertas de Saqueadores que se habían abierto camino desde zonas de aterrizaje separadas ahora se pusieron en contacto.

En las sombras acechaba también Mephiston, Bibliotecario Jefe de los Ángeles Sangrientos. Perdaelus no había sido informado de la presencia del Señor de la Muerte, y dio la bienvenida al siniestro psíquico de batalla con cautela. Las Escuadras de Saqueadores habían acumulado una gran cantidad de información sobre la situación táctica en Sensorem Primus.

La ciudad sensorium estaba al pie de un acantilado que protegía sus delicados transmisores de los vocoespectros corruptos emitidos desde el sur, pero eso significaba que sus defensores no podían retirarse en esa dirección.

Tiranidos hormagantes color

Oleadas de Tiránidos atacaron las barricadas de la ciudad con progenies de bestias artilleras que luchaban con garras o disparaban chorros de ácido. En medio acechaban bioformas más grandes: bestias líderes con garras duras como diamantes y armas simbiontes que escupían proyectiles vivos. Entretanto, las armas automáticas de la ciudad y los restantes defensores de los Ángeles Sangrientos lucharon para mantener a las bestias a raya. La fuerza de vanguardia golpeó cuando la estrella de Baal se hundió en el horizonte.

Granadas de humo cayeron entre los Tiránidos, y el aire se llenó con el sonido de la quitina rompiéndose y el estallido de icor alienígena. Las Escuadras de Saqueadores avanzaron de una cobertura en otra a lo largo de un antiguo lecho de río, disparando incesantemente.

Atacando a varias progenies a la vez, los Ángeles Sangrientos se dispersaron desde su línea de avance inicial, con cada escuadra trabajando en sincronía con sus hermanos de batalla.

Los Tiránidos reaccionaron rápido, volviéndose para hacer frente a la mayor amenaza en su retaguardia. Los Hormagantes saltaron sobre sus muertos a través de la densa niebla de humo apestando a su paso. Los proyectiles bólter dieron en el blanco de forma consistente, pero cuando uno de los xenos caía, tres más se abrían paso  hacia adelante. El enjambre estaba ahora en las gargantas de los Ángeles Sangrientos, con sus garras apuntando instintivamente a las articulaciones de las armaduras y las lentes de los ojos.

Las Escuadras de Saqueadores habían esperado el momento óptimo para atacar. Al unísono, las siluetas que parecían formar parte de la maleza se convirtieron en un movimiento borroso. Las granadas aturdidoras explotaron, y los rugidos amplificados de los Saqueadores sonaron como un gruñido de rabia depredadora cuando sus cuchillos de combate se llenaron de sangre. Mephiston se lanzó a través del humo cambiante que envolvía al enjambre a una velocidad asombrosa, con su figura brumosa delineada por sangre pulverizada.

El aire a su alrededor se llenó de chillidos de muerte mientras destellos de poder psíquico se elevaban entre el humo. La fuerza de vanguardia abandonó el combate de repente. Los Saqueadores se retiraron bajo el fuego feroz de cobertura y Mephiston levantó barreras brillantes que desafiaron la munición viva del enemigo. Sobre los altos bancos del polvoriento lecho del río, los Eliminadores, antes inmóviles en los charcos de sombras, dispararon sus silenciosos rifles de francotirador a blancos valiosos de los Tiránidos.

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-16

Los xenos se precipitaron sobre la vanguardia en una oleada animal. Pero Dante tenía razón al sentir un control persistente sobre los xenos. Mientras el enjambre principal perseguía instintivamente a los Ángeles Sangrientos, las bestias líderes habían dado órdenes, y los Lictors y Genestealers ahora brotaban de la maleza en los flancos y retaguardia de los Marines Espaciales.

Las cuchillas relámpago y las garras atravesaron la armadura Mk X, abriendo un camino sangriento a través de las filas de los Ángeles Sangrientos. Muchas bestias asesinas cayeron por disparos bólter y barridos de cuchillas pesadas, pero la lucha fue desesperada. Al caer la noche, una lluvia de esporas descendió del cielo cuando los impulsos psíquicos de las bestias líderes obligaron a sus fuerzas a rodear a las tropas de Vanguardia.

Fue entonces cuando las propias fuerzas de Dante entraron en combate. Lenguas de fuego surgieron del cielo nocturno, iluminando a guerreros rojos y dorados. Tal como estaba previsto, Mephiston y su vanguardia habían alejado a los Tiránidos de la ciudad sensorium, extendiendo el alcance de los alienígenas y obligándolos a luchar en dos frentes.

Actuando con la información de la fuerza de vanguardia, los ángeles descendentes de la Guardia Sanguinaria y los Supresores de Dante atacaron primero a las bestias líderes, cortando la cabeza de la serpiente con ráfagas de fuego pesado y golpes de espadas descarnadas crepitantes. Mephiston y Perdaelus llevaron a la fuerza de vanguardia a atacar a las progenies restantes y, tras mucho derramamiento de sangre, los últimos vestigios del enjambre finalmente fueron eliminados.

Relato Oficial: Al borde de la ejecución[]

Sec chanl Angelis.

<< Astr. Senioris Haq, cr. Espada Escarlata >>

¡No puedo soportarlo más, el dolor es demasiado intenso! Está a mi alrededor. Una multiud de voces disonantes. ¡Voces Humanas! Inane, un balbuceo sin palabras: no hay ninguna forma para ellos, no cumplen con la práctica aprobada para este o cualquier otro sector.

¿De mi clase? Quienesquiera que sean, capitán, no son de "mi clase". He viajado por los dieciséis sectores desde que entregué mis ojos Su Majestad Imperial. Soy fluido en las formas astropáticas de estos y una docena más. Puedo desentrañar los pensamientos de "mi clase" que han pasado demasiados años con comerciantes independientes, pero estos son los cerebros de niños sin mente. No están dirigidos, la mezcla de emociones es demasiado abrumadora para poder enfocarla. No sé quiénes son...

Espere, ¿qué viene... a la cámara del coro astropático? No es necesario, nosotros... No puedo. No, entiendo muy bien mi posición, capitán.

Sí, mi señor, intentaremos alcanzar Bhelik Alphus.

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN ++

Una Presencia Oscura[]

Rabia Negra

Marine Espacial sucumbido a la Rabia Negra

Mientras Dante atacaba a los enjambres en el Sistema Baal, los Desgarradores de Carne se lanzaron a la tortuosa Disformidad para alcanzar el mundo industrial clave de Ashallon. Una creciente oscuridad psíquica se extendía desde el planeta. Ajenos a su causa o implicaciones, los Desgarradores de Carne pretendían encontrar y desarmas la fuente de la plaga.

Ashallon estaba escondido de los sentidos arcanos de los Astrópatas y Navegantes de los Desgarradores de Carne, con su visión de la Disformidad ciega a su condición. Algunos informaron que se había acumulado una espantosa masa de acreción psíquica alrededor del sistema, mientras que otros sufrieron ataques violentos al intentar concentrar su visión de disformidad en él.

Los navegantes sólo podían llevar a la flota al borde exterior del sistema, describiendo visiones de deslizarse por una garganta negra apestosa. Al acercarse a Ashallon, el Bibliotecario Jarrod identificó la fuente del aura en crecimiento, una refinería del tamaño de una ciudad en la región del polo norte del planeta. Sólo era accesible por un puente megalítico, la Vía Celestos, que se extendía por un infierno tóxico de casi un kilómetro por debajo de ella.

Las naves de los Desgarradores de Carne sobrevolaron las plataformas orbitales de Ashallon, destrozadas y oscuras sobre el planeta. Las estructuras masivas tenían agujeros enormes donde las naves Tiránidas habían introducido sus tentáculos de alimentación para atiborrarse de las tripulaciones.

Luego, los Desgarradores de Carne se enfrentaron a los Tiránidos, con sus bionaves aún agrupadas en órbita, sembrando el planeta con esporas alienígenas.

Las andanadas de lanzas ardían desde las naves imperiales, rompiendo cartílagos de metros de espesor, mientras les contraatacaban con bioplasma y piroácido. La violencia del ataque de Seth permitió que las naves de desembarco descendieran atravesando la atmósfera de Ashallon. Dentro de sus bodegas, el ánimo era sombrío. 

Tiranidos harpia

Harpía Tiránida

Muchos hermanos de batalla habían sucumbido a la Rabia Negra, y cada Desgarrador de Carne sintió la ira cociendo a fuego lento que amenazaba con estallar en violencia.

Las regiones polares de Ashallon sufrían intensas energías disruptivas capaces de arrancar naves de ataque del cielo. Esto obligó a Seth a aterrizar los activos blindados al sur, negándoles la inserción orbital directa que habría permitido que sus guerreros descargaran su rabia en seguida.

Los tanques de batalla y demás transportes retumbaron en el punto de desembarco y alcanzaron la Vía Celestos; el puente se elevaba sobre la tierra contaminada que nubes enfermizas oscurecían hasta sus cimientos. En los transportes, escuadras de Desgarradores de Carne contenían su creciente ira, vigilados de cerca por los Capellanes.

Ninguna progenie había invadido aún la ciudad, y el Señor del Capítulo sintió la atracción. Su sospecha fue profética cuando el cielo se oscureció sobre la refinería ante ellos.

La nube oscura se convirtió rápido en docenas de criaturas aladas que se abalanzaron sobre los Desgarradores de Carne. Descendiendo de sus transportes, los guerreros de ébano de la Compañía de la Muerte cargaron a todo lo que alcanzaron, mientras las Escuadras de Intercesores formaron una base de fuego. 

A pesar de la biomunición corrosiva, los sellos de las armaduras fundidos y enterrados en la carne, la potencia de fuego de los Desgarradores de Carne mantuvo a raya a los terrores alados.

Mientras continuaban las oleadas de ataques aéreos, las fuerzas de Seth captaron avisos de áuspex de enemigos acercándose por detrás y las señales eran cada vez más grandes y fuertes. Horrores semejantes a dragones míticos se precipitaron desde el cielo, escupiendo racimos cristalinos que atravesaron las placas de armadura.

Las torretas giraban. Las orugas se extendían. A medida que la columna de Desgarradores de Carne respondía a las amenazas de todos los lados, la ira creciente invadió a algunos hermanos de batalla. Con gritos de rabia, los Intercesores rompieron filas poco a poco, corriendo hacia lo que pensaban que eran Tiránidos. Fuera de la niebla de abajo, más xenos se levantaron en espiral alrededor de los contrafuertes góticos del puente.

Estancados y desintegrándose, los Desgarradores de Carne estaban siendo diseccionados. Confirmando su destino, una nueva nube de formas oscuras apareció al este. Sin embargo, desde el centro surgieron cohetes y rayos de energía cegadores que aplastaron a los Tiránidos chillando desde el aire.

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-18

Las cañoneras Valquiria y Vendetta habían llegado. Sólo cuando hicieron una pasada en alto se pudo establecer una comunicación. Los restos de la Aeronautica Imperialis del sistema habían sobrevivido fuera de la vista en las oscuras plataformas orbitales de Ashallon. Detectando la fuerza de asalto de los Desgarradores de Carne, lucharon contra los enjambres Tiránidos para alcanzar la posición de los Marines Espaciales.

Los Desgarradores de Carne supervivientes aprovecharon la oportunidad creada por el asalto aéreo imperial para salir de la trampa y avanzar hacia la ciudad de la refinería. El Bibliotecario Jarrod llevó a Seth y sus guerreros hambrientos de sangre a la fuente del miasma enfermizo, la torre astropática en ruinas de la ciudad. Allí la eliminarían.

Bajo una brecha abierta en el techo de la torre, los Desgarradores de Carne encontraron una bioforma hinchada en los restos de un saco de esporas. Venas de energía la vinculaban a las cáscaras de los astrópatas de mandíbulas flojas. Era una especie de bestia psíquica, supuso Seth, llena de poder y no se parecía a nada que hubiera visto.

Con un grito, Jarrod partió al Astrópata más cercano en dos, antes de que una orden chillona inundara el aire. De repente, xenos monstruosos atravesaron las paredes y destrozaron al Bibliotecario aplastándolo con sus garras. Seth sintió que lo entendía: esta cosa usaba a los Astrópatas, drenándolos para proyectar su voluntad negra en el vacío.

Su espada sierra Robasangre rasgó el aire, cortando garras inmensas por la mitad, y con cada golpe de la espada decapitaba a un Astrópata. Los Desgarradores de Carne desataron su ira, dirigiendo sus armas una y otra vez hacia los xenos con un fervor espeluznante. La torre en ruinas estaba llena de sangre cuando Seth finalmente hundió su hoja batida a través del cerebro de la bestia psíquica, liberando al sistema de su creciente corrupción.

Depredador y Presa[]

El mundo fortaleza de Bhelik Alphus era el escudo de su subsector. Su guarnición había resistido valientemente tras las fuertes defensas del planeta, pero la resolución de las tropas vacilaba ante fenómenos inexplicables. Desconocían que los refuerzos de los Ángeles Sangrientos se acercaban, pero otros ojos no eran ajenos a la proximidad de los Adeptus Astartes.

La fuerza de asalto de los Ángeles Sangrientos llegó a Bhelik Alphus en perfecta coordinación. Las naves se habían retrasado y dispersado por su ruta sinuosa a través de la Disformidad, pero el desplazamiento final fue impecable, y volvieron a entrar en el espacio real con una tormenta de potencia de fuego. Algunas bionaves se retiraron al vacío tras ser golpeadas por los macro cañones, arrastrando gotas congeladas de icor, mientras que otras atacaron agresivamente.

Psychic Awakening 3 - Blood of Baal-19

A pesar de la batalla orbital que se desató, los Ángeles Sangrientos bajo el mando del Capitán Sendini de la 5º Compañía invadieron el planeta. Mientras las cañoneras de los Ángeles Sangrientos descendían, algunos escuadrones despegaron. Llevaban a los contingentes de Vanguardia de los Marines Espaciales con armaduras Phobos, encargados de obtener escondites de armas y tecnología. Se rumoreaba que Bhelik Alphus albergaba enormes reservas de ácido mutagénico que fundía la carne usado en la producción de proyectiles fuego infernal. Asegurar esa sustancia para las otras fuerzas de Dante mejoraría sus posibilidades contra los Tiránidos en otras zonas de la Cicatriz Roja.

El blanco principal de los Ángeles Sangrientos fue el complejo portuario fortificado de Rhikan. Su puerta asediada resistía, pero la ciudad que la rodeaba le dio a los enjambres toda la cobertura que necesitaban. Las incursiones xenos habían sido rechazadas hasta ahora, pero no había forma de que la guarnición del Astra Militarum atacase y destruyera a la horda con una potencia de fuego masiva.

De acuerdo con las estrictas doctrinas estratégicas, la guarnición había enviado a todos los soldados del puerto para defender la puerta de entrada, pero Sendini no tenía interés en una teoría del asedio estrecha de miras; él aseguraría Rhikan en sus propios términos. En un momento, la adaptabilidad fluida del Adeptus Astartes identificó los medios para aplastar al enjambre.

Las cañoneras de los Ángeles Sangrientos aterrizó en el mismo puerto abandonado, y Sendini dio instrucciones al comandante de la guarnición para que evacuara la fortaleza y se uniera a los Marines Espaciales. Fue despiadado, pero sabía que la ventaja superaba el coste; los Tiránidos serían conducidos donde él los quería.

La respuesta del comandante casi se perdió en medio del ruido de los cañones antiaéreos que barrían los cielos del puerto, pero se escuchaban palabras confusas describiendo horribles incidentes relacionados con sus hombres. A Sendini le preocupaban los informes de disturbios sísmicos graves que azotaron Bhelik Alphus durante meses.

El puerto se había mantenido estable últimamente, pero las descargas de datos de los cogitadores de la guarnición revelaron que tres puestos avanzados y sus defensores habían desaparecido en abismos repentinos. Siguiendo las instrucciones de Sendini, la guarnición abandonó el complejo del búnker que formaba la puerta de entrada de Rhikan. Al no estar retenidos por sus armas de defensa, los Tiránidos se precipitaron sobre ella. Un trío de Carnifex cargó, con sus extremidades estriadas y plateadas atravesando el portal reforzado, sin prestar atención al daño que sufrían. En su estela, cientos de bestias más pequeñas chillaron y silbaron persiguiendo a la guarnición en dirección al puerto.

Tiranidos Carnifex 2

Tras el complejo de la entrada había un área de carga surcada por pistas de servogrúas, y más allá, el puerto. El Puerto de Rhikan se había construido en una depresión natural y torres de control y basilicums rodeaban sus zonas de aterrizaje como un anfiteatro. Cuando la guarnición se retiró, las Escuadras de Supresores dispararon a los Tiránidos que se acercaban, siguiendo a los soldados imperiales hasta llegar a la cubierta de los edificios del puerto. Fue entonces cuando Sendini hizo su movimiento.

Desde cada barbacana fortificada y cada balcón blindado volaron las escuadras de fuego de apoyo de la fuerza de asalto. El sonido ensordecedor reverberaba alrededor de la depresión, desde explosiones superpuestas hasta chillidos de propelente. El Puerto Rhikan se convirtió en un campo de exterminio cuando las armas pesadas de la 5º Compañía de Sendini y las reservas de la 9º Compañía destruyeron decenas de xenos en segundos.

La primera oleada de Tiránidos desapareció en detonaciones de sangre y llamas, pero se acercaban más. A la orden de sus oficiales, los soldados de la guarnición volcaron su potencia de fuego sobre los xenos. Hubo tentativas con adanadas de fuego irregular de rifle láser de hombres y mujeres aterrorizados, pero su disciplina estaba fallando.

De repente, un estruendo como un terremoto sacudió a Rhikan, pasando desapercibido por el ruido de las armas, aunque notándose. Los soldados de la guarnición se tambalearon. Llovieron trozos de ferrocemento, golpeando a humanos, alienígenas y Astartes por igual, y las fisuras se deslizaron por el puerto. Pronto comprobaron que no era un terremoto natural.

Fuentes de roca y tierra estallaron en la zona de aterrizaje, muchas incluso explotando dentro de edificios. De ellos se arrastraban sinuosos monstruos de extremidades como garfios. En el centro de la zona de aterrizaje, la plataforma de ferrocemente se derrumbó, revelando los cimientos devastados que yacían debajo. Un panal de aberturas de túneles quedó a la vista, y de cada una de ellos se arrastraban más y más Tiránidos. Mirando hacia abajo, Sendini vio que los xenos habían perforado a través del ferrocemento sólido. No fue un logro rápido; toda la zona había sido bien preparada.

Bulbosas criaturas flotantes avanzaban entre los Tiránidos que seguían apareciendo por la puerta de entrada. Sus espinas estriadas crujieron con poder, descargando rayos de energía que incineraron soldados y fundieron servoarmaduras. Una enorme bestia líder también vadeaba las bioformas menores, y sus movimientos deliberados mostraban un intelecto oscuro. Tras la llegada de las bestias psíquicas, un extraño malestar pareció apoderarse de la guarnición. Los soldados gritaban y se aferraban a sus cabezas. Algunos se arrancaron los ojos o atacaron súbitamente a sus compañeros de escuadra. Lo peor estaba por venir.

Los Ángeles Sangrientos en el suelo se vieron obligados a participar en combates de escuadras individuales, su cohesión y potencia de fuego se vieron reducidos por la necesidad de defenderse contra los xenos que ahora estaban en medio de ellos. Se retiraron a las segundas líneas de defensa mientras los horrores serpenteantes se deslizaban hacia ellos a velocidad antinatural.

Marines angeles sangrientos vs genestealers pecio

En los balcones superiores, sus hermanos de batalla mataban aún a Tiránidos. De repente, garras y espolones les atacaron por detrás cuando las progenies de Genestealers emergieron desde los edificios. El Capitán Sendini, luchando con sus guerreros en bolsas cada vez más pequeñas, pidió apoyo aéreo. Cuando llegó, era sólo una fracción de lo que había preparado. Desde órbita, el capitán de la nave reveló que estaban luchando por sus vidas, y muchas de las cañoneras de Sendini ya se defendían de las acciones de abordaje.

Las bionaves que huyeron inicialmente, regresaron con más de las suyas: naves vivas que debían haber permanecido inmóviles en las oscuras zonas del sistema. Sendini dominó su frustración y su perspicacia estratégica le incitó a la acción mientras arremetía contra los xenos. Fue entonces cuando las tropas de la guarnición estallaron con poder etérico. Los soldados vomitaron llamas negras o expulsaron cintas de energía al agitar los brazos, consumiendo a sus compañeros soldados y xenos por igual. Las bestias psíquicas y la inminente bioforma del líder avanzaron sobre ellos mientras se manifestaban fenómenos cada vez más horribles.

Claramente, estas eran las acciones de las progenies brujas de Tiránidos, pero Sendini no sabía si algún Ángel Sangriento sobreviviría para informar de este nuevo horror. Sus guerreros morían, Bhelik Alphus estaba cayendo y la esperanza se desvanecía rápidamente.

Ecos del Despertar[]

La Cicatrix Maledictum se extiende a lo largo de la galaxia, y las tormentas de la Disformidad cubren sectores enteros arrasando regiones antes estables. Desde sus profundidades se vierte la propia esencia de la Disformidad, alimentando manifestaciones de poder psíquico tanto milagrosas como aterradoras.

Innumerables informes llegan a las autoridades imperiales, desde los aparentemente mundanos hasta los más desquiciados e ininteligibles. Todos hablan de un evento trascendental que toma impulso.

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Transmisión de vox multifrecuencia en enmascaramiento cripto-octárico. Órbita polar Baal Prime S.

Este es el rastreador Amanecer Rojo, contratado por el Explorador Archis Vherran. ¡Solicitud de ayuda inmediata!

¡Se están matando entre ellos! Los seguidores del Dios Máquina están [Transmisión fragmentada] mis hombres. Los Servidores, tripulaciones de las naves de desembarco. ¡Locura!

El Magos Vherran está... estaba investigando los restos octacionales xenos en Baal Prime. Nuestro Astrópata está muerto, gritos [ rota comunicación]. Sólo hemos recibido comunicaciones inconexas de la superficie desde entonces, amenazas bináricas de protocolos de desangrado, pero enmascardas con capas de voco-espectros distorsionantes. Mi vocooficial jura que son rugidos. No pueden ser los Magos...

Aquí el rastreador [Comunicación de datos interrumpida].

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¡Prepárate, Gavendor! Tu espera casi ha terminado, ¡el día de los días está cerca! Los mensajes de los ángeles de las estrellas pueden escucharlos incluso los infieles.

¡Acéptalos y regocíjate!

- Graffiti en el bastión del Arbites de Gavendor. Individuos penales desviados para erradicar a los infractores.

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[Comunicatus Prioritis - Transgresión Ultima ]

Protocolo de seguridad 6.3.11vx

" Inquisidor, he recopilado los informes solicitados y estos son agregados. Los Orkos de la Nebulosa Rachen, hasta poco al borde del colapso, parecen haber sido absorbidos por las fuerzas migratorias conocidas como Bakrash. Su impulso combinado es paralelo al de las tribus que emergen del subsector Kebban. Recomiendo con urgencia el despliegue de toda la fortaleza de vigilancia de Bhorean Aegis. La inusual uniformidad de los movimientos Orkos será irrelevante una vez que ya no existan".

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Servo-grabación recuperada de la instalación Alphis orb. Gamma IV

Mi Señor Dante, le confío una noticia grave a este servocráneo con la esperanza de que llegue. Ya no puedo garantizar la entrega en persona. El moripatris ve cada vez más hermanos perdidos. Hasta ahora, hemos podido limpiar las cámaras inferiores de la instalación, buscando la sustancia mientras defendemos el perímetro contra los Tiránidos.

El Sargento Exterminador Daenello había estado cantando los ritos después de que nuestro capellán cayera en la madición, pero el mismo Daenello ahora se ha unido a la Compañía de la Muerte. Cada día su número aumenta, más de lo que nunca he visto. No sé qué sucederá cuando ya no podamos enviarlos para enfretarse a los xenos.

<< Mi Señor, no hemos encontrado supervivientes en esta instalación. Nuestros hermanos del interior han sido destrozados, aunque los protocolos de seguridad estaban en su lugar. Sigue mi informe sobre las otras instalaciones en Gamma IV. >>

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Interrogatorio de Gregan Chorle, Astrópata clase Tharsis - esperando excoriación. Día 27.

Me molestó más de lo que puedo decir con el mensaje. Las noticias psíquicas que los míos reciben a menudo llevan muchas capas sutiles: el envío original forma un núcleo, y alrededor hay huellas tejidas de cada Astrópata a través del cuál ha pasado. No lo entenderá, pero para nosotros, cada una de estas capas agrega matices de significado, lo que nos permite rastrear el trayecto que ha viajado un mensaje.

Lo que recibí del sur del Segmentum Ultima estaba envuelto en confusión. Quité las capas una por una, volviéndose cada vez más terribles. En su centro no había...nada. Como abrir un sarcófago y encontrar los restos negros y putrefactos de vida. Un mensaje vacío y en blanco. ¿De qué? ¿Para quién? No puedo expresar lo horrible que fue.

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¡El Rey! ¡El Rey en su trono! Lo he visto agitarse, le he oído hablar. Frío y dorado y viejo y audaz, ¡Cantad en vuestras cenas, sacerdotes gritones!

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<< Inv. Am221-8v tripulación despellejada, trad. estación Rotaris 309. >>

La vi en las Cuatro Campanas, reflejadas en mi vaso de amasec. Digo "la vi" pero eso puede ser la fantasía de un anciano. Allí no hay nadie. Sólo esos comerciantes delgados que silban esa maldita melodía. Palidez enfermiza, nacidos en el vacío sin duda. El cantinero estimó que habían estado allí una semana.

La melodía realmente se le había pegado a la gente, dijo. Tenía razón: cuando me fui, todos la tarareaban tratando de pensar en palabras para ello. No podías ir a ningún lado sin escucharla. Sin embargo, a mi no se me pegó, no sé por qué. Aqui, ¿alguna vez encontraste a mis dos oficiales de cubierta? Nunca volvieron a bordo, escoria perezosa.

- Evidencia 34t-12281: entrevista con el Capitán del Vacío del transporte Platos.

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<< Experimento Fi-Ton-Beta >>

"Magos, ¿Está recibiendo mi transmisón de datos? No puedo evaluar lo que está sucediendo. Los servidores han dejado de funcionar y no están respondiendo. No sé si han sufrido un daño masivo... Atención, están operativos nuevamente.

No aceptan imperativos noosféricos. Esto es intolerable. Puede que tengamos que reubicar el artefacto.

"Se están moviendo ahora, alabemos al Omnissiah...

 ¡No, vayan para el otro lado! Sus lentes... ¡No, vuelven!

Magos, solicitamos reasignación inmediata. Magos Theraton, por favor responda. ¡MAGOS!

++ Experimento abandonado.

Recursos no recuperables.

Conclusión: se requieren más datos.

Experimento Fi-Ton-II / debe ampliarse.++

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[Grabación de vocoladrón registrada 8b\4-dvii - vigilancia de factorum]

"Recogí otro eco del mensaje de hoy. Ya sabe, el mismo, igual que los otros, la misma "invitación". Los he ignorado antes, pero ¿y si es real? ¿Qué pasa si realmente hay un lugar con personas como yo, que escuchan cosas? Y tú, con tu... ¿Y si este Mentor Carmesí realmente puede liberarnos y enseñarnos? No puedo esconderme para siempre, Josep. Yo no.

Sujeto e interlocutor detenido por las fuerzas locales, a la espera de la llegada de la Nave Negra Yelantis.

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Libro 4: Ritual de los Condenados[]

" Ha llegado nuestra hora".

Esa frase ha salido de los labios de señores, reyes y emperadores desde los primeros días de la humanidad.

Y todos estaban equivocados. Hasta el día de hoy, cada feudo, reino e imperio ha sido derruído, sin importar cuán optimistas y poderosos fueran sus habitantes. La civilización más grande de toda la historia de la humanidad está aferrada al borde del precipicio, pendiendo sobre el olvido oscuro. Cada día que pasa se debilita más su agarre. Mi tarea, mi propósito, no es más que pisotear sus dedos y hacerla caer.

"Ha llegado nuestra hora".

Quienes usaron estas palabras no tenían idea de lo que realmente significaban, de lo que significaba el paso del tiempo. Su arrogancia e ignorancia no tenían límites , y por eso fueron castigados con la muerte y la destrucción. Pero nosotros sí conocemos el tiempo. Conocemos la Disformidad, sus corrientes, sus flujos, sus afluentes. Nuestro poder es casi ilimitado, nuestro conocimiento, casi total.

He aquí las señales. La galaxia está partida en dos. Sortiarius es una luz brillante en la oscuridad del espacio real. Prospero, nuestro antiguo hogar, ha sido recuperado y se está reconstruyendo. Estamos ganando predominancia, hijos míos. Nunca hemos sido más fuertes y nunca ha sido tan débil nuestro enemigo.

Aquellos humanos que han despertado, aquellos que son el futuro de su civilización, reclaman salvadores, libertadores, señores a los que poder seguir sin preguntas ni dudas. Les daremos eso y, a su vez, ellos harán lo que necesitamos. Puedo sentir cómo a cada instante aumenta su número, sus ansias por romper las cadenas y su ira ante sus falsos señores. Los llamaré y vendrán. Cuando nuestro esfuerzo haya dado su fruto, la galaxia temblará ante lo que habremos creado.

Una vez que nos desatemos, nada nos detendrá. El falso Emperador caerá y la humanidad se levantará.

Esta, hijos míos, es nuestra hora, y siempre lo será."

- Magnus el Rojo.

El Destino de los Condenados[]

Si bien la aparición de la Gran Fisura causó una miseria indecible al Imperium, para muchos enemigos del Emperador supuso una bendición acogida con alegría. Magnus el Rojo y sus Mil Hijos no fueron la excepción, y el Rey Carmesí se puso sin perder un instante a diseñar nuevos planes y estrategias con los que lograr sus malvados fines.

Los Mil Hijos

A raíz de la apertura de la Gran Fisura, los servidores del Caos disfrutaron de una libertad que hasta entonces había sido imposible incluso para los más ambiciosos, fanáticos y retorcidos. Los Daemons recorrían desenfrenados los mundos imperiales, y sistemas enteros se veían aislados del resto de la galaxia, tan vulnerables como una criatura marina varada en una playa. Los vientos empíreos nunca habían soplado con más fuerza, y los seguidores del dios del Caos Tzeentch, los absorbieron ansiosamente.

Ante la perspectiva, Magnus el Rojo sonrió, con su mente concentrada en cada una de las emocionantes posibilidades que traía la nueva realidad. Centenares de hechiceros cumplieron su voluntad llevados por un nuevo nivel de vigor, lo supieran o no. Organizaron grandes ejércitos y se hicieron con tesoros más antiguos que el propio Imperium.

Buscaban conocimientos prohibidos, ocultos y suprimidos, que en su mayor parte habían quedado sin protección en medio del caos y el desorden que acosaban a gran parte de la galaxia.

Magnus en Fenris Mil Hijos Caos 7ª Edición ilustración

Magnus invade Fenris durante el Asedio del sistema Fenris.

Tras diez mil años de ausencia, Magnus regresó a Prospero, el mundo en el que se había criado. Aunque el planeta era una ruina total después de la devastación sufrida hace diez milenios, Magnus inició el proceso de restaurarlo hasta una magnificencia más allá de cualquier cosa que pudieran haber soñado los maestros que lo guiaron en su juventud.

Comenzó con sus grandes bibliotecas, reuniendo conocimientos y sabiduría tanto antigua como nueva, en torres de colores brillantes y siempre cambiantes. Redescubrió reliquias que habían escapado incluso a los más hábiles cazatesoros que rastrearon Prospero, con las que planeaba aumentar la fuerza de los Mil Hijos hasta niveles imposibles de superar por cualquier enemigo.

Mientras este gran trabajo de reconstrucción continuaba a buen ritmo, Magnus dirigió su mirada ciclópea a toda la amplitud de la galaxia, descubriendo un fenómeno que había ansiado ver durante mucho tiempo. La Cicatrix Maledictum anunciaba un crecimiento imprevisto en el potencial psíquico humano, algo que Magnus deseaba que fuese explorado sin restricciones por la Humanidad desde la Gran Cruzada.

Con el Imperio doblegado, Magnus supo que ese era su momento. Nada lo detendría.

Las botas acorazadas de Tolbek crujieron sobre las rocas y la mampostería desmenuzada. Las áreas planas y alisadas entre los escombros revelaban el lugar donde la piedra y el vidrio se habían derretido y fusionado a temperatura abrasadora. No había estado allí en diez mil años.

Recordó los grandes artificios de sabiduría y aprendizaje, la esperanza y la maravilla de esos tiempos, y a un pueblo feliz y próspero. Recordó, también, la venida del lobo. Energías malignas crepitaron alrededor de sus guanteletes con el mero pensamiento.

"Lo reconstruiremos, y sabrán lo que hemos sufrido".

- Tolbek.

Los Caballeros Grises

Pocos en el Imperium eran tan conscientes de las nuevas amenazas que asaltaban a la humanidad como los Marines Espaciales del Capítulo de los Caballeros Grises. Ninguna fuerza erigida por la humanidad se había enfrentado a la amenaza de los Daemons como lo hicieron los Caballeros Grises, que en sus milenios de existencia habían salvado numerosos mundos de incontables invasiones cataclísmicas y explosiones de irrealidad, arrojando a una cantidad incalculable de Daemons de vuelta al infierno de donde habían venido.

Caballeros grises exterminador

Nunca, en ningún momento de la larga y noble historia del Capítulo, su mundo natal, Titán, había estado tan desguarnecido. Prácticamente todo su poder militar se encontraba empeñado en una campaña, en un valiente intento por restaurar y mantener el orden en todo el Imperium, saltando de un mundo a otro sin pensar en recuperar fuerzas o rearmarse, además de lo que podría lograrse en movimiento.

Las cavernosas salas y los largos pasillos del monasterio fortaleza del Capítulo se hallaban tan silenciosos como una tumba. Las armas de entrenamiento acumulaban polvo en los estantes, sin haber sido tocadas durante meses o incluso años. Las cámaras de mantenimiento, normalmente llenas de actividad, estaban casi totalmente inactivas.

Sólo una parte de la Ciudadela de Titán parecía no estar totalmente abandonada. En la Cámara de las Pruebas, el lugar de reclutamiento y entrenamiento del Capítulo, más neófitos que nunca se sometieron a los procesos increíblemente arduos para convertirse en un Caballero Gris. A medida que la cantidad de personas con habilidades psíquicas emergentes crecía en el reino galáctico de la Humanidad, también se expandía el grupo de reclutamiento de los Caballeros Grises. Fue un fenómeno que aprovecharon al máximo.

Nunca antes los nuevos reclutas habían sido tan necesarios, ya que el Capítulo luchaba en muchas zonas de guerra y sus bajas se acumulaban en docenas de campos de batalla. Aunque la amenaza era grande, los Caballeros Grises estaban decididos a hacerle frente.

Los Ángeles Oscuros

Cuando la Gran Fisura atravesó la galaxia, los Ángeles Oscuros que estaban en la Roca, el gran monasterio fortaleza asteroidal del Capítulo, quedaron atrapados en la región del espacio llamada Imperium Nihilus. Allí libraron guerra tras guerra, luchando por su propia existencia contra el Archienemigo.

Ezekiel Ángeles Oscuros

Ezekiel, Gran Maestro Bibliotecario de los Ángeles Oscuros, Guardián de las Llaves.

La propia Roca estaba mancillada por la presencia de hordas de Daemons, que mutilaban y mataban indiscriminadamente. Cientos de Ángeles Oscuros y guerreros de sus Capítulos sucesores fueron asesinados por fuerzas traidoras en la Masacre de Darkmor. Con los terribles combates en el Sistema Fenris grabados a fuego en sus mentes, los hijos de Caliban hicieron frente a las fuerzas diabólicas del Cambiante y los Mil Hijos en el sector Stygius.

Durante ese tiempo sus Bibliotecarios sufrieron visiones súbitas. Algunos caían de rodillas de repente, en plena sesión de entrenamiento, de meditación o en la reunión previa a una batalla, agarrándose la cabeza mientras gritaban de agonía. Otros eran víctimas de pesadillas terribles de las que no despertaban durante días.

Cada informe dado a Ezekiel, el Gran Maestro Bibliotecario, hablaba de lloviznas que se transformaban en vastos diluvios y ahogaban planetas enteros, o de chispas convertidas en tormentas de fuego que arrasaban continentes. Parecía que, a pesar del poder recién descubierto, la Humanidad era más vulnerable que nunca a las depredaciones de la Disformidad y sus habitantes malvados.

Todas esas visiones predecían un futuro ominoso, en el que el Imperium desaparecería entre miles de cataclismos psíquicos.

El Plan de los Hechiceros[]

Demonios aulladores de tzeentch

Aulladores de Tzeentch

El Planeta de los Hechiceros ha sido la base de operaciones de los Mil Hijos durante diez mil años. Después de un ritual alimentado por la muerte de un billón de almas, fue arrancado de su lugar en la Disformidad y llevado al espacio real.

La mera vista del Planeta de los Hechiceros, un mundo de pesadilla también conocido como Sortiarius, puede enloquecer a un mortal. Es un lugar deforme poblado por lo daemónico, lo abominable y lo maligno. Aunque actualmente orbita alrededor de una estrella, el tono de su cielo cambia al azar, sin seguir un patrón estacional.

Planos de vidrio sin rasgos, retorcidos laberintos de espejos en constante cambio y pantanos de carne mutante adornan su paisaje. Su tierra se ve sacudida por tormentas eléctricas surgidas de la nada, y los vientos que azotan su superficie rugen con los gritos de almas torturadas.

A pesar del paisaje inferal de Sortiarius, que lo vuelve hostil a la vida normal, las criaturas nacidas de la loca imaginación de Tzeentch prosperan allí.Grupos de Tzaangors que cazan entre riscos afilados y junglas llenas de formas retorcidas de devotos fallidos. Ingenios Daemónicos recorren las llanuras de cristal asoladas por la tormenta, atacándose entre sí en su propio ecosistema.

Horrores, Aulladores e Incineradores de Tzeentch surgen al azar o aparecen a través de la apertura espontánea de portales, matando o mutando todo lo que encuentran antes de evaporarse tan rápido como llegaron; y, entre todos estos seres, habitan los Engendros del Caos, bestian aterradoras que generan tanta compasión como repulsa a quienes tienen alguna comprensión de su génesis.

Caos demonios tzeentch incineradores 8 edicion

Incineradores de Tzeentch.

Las mareas de energía disforme que empapan el Planeta de los Hechiceros hacen de él un arma en manos de Magnus y los Hechiceros de los Mil Hijos.

Para ellos, su superficie es maleable, y para los rivales e invasores, cada paso sobre ella puede ser más peligroso que caminar por un campo minado. Enjambres de Daemons farfullantes son invocados a voluntad por los señores del planeta. Sus características topográficas crecen o mueren en instantes, negando a los enemigos valiosos coberturas o atrapándolos mientras sectas enteras de guerreros de los Mil Hijos se teletransportan hasta las posiciones de ataque más ventajosas.

Sin embargo, un enemigo que quiera poner un pie en el Planeta de los Hechiceros debe ser extremadamente poderoso o tener el permiso de los Mil Hijos para aterrizar, aunque esto suele conllevar un destino horrible. Conjuros invisibles rodean el planeta, succionando hacia la Disformidad las municiones disparadas en él y disipando los haces láser o convirtiéndolos en rayos de luz inofensivos. 

Maleficios ilusorios hacen creer a los guerreros que sus armas han alcanzado su objetivo cuando, de hecho, ni siquiera han disparado. Portales de Disformidad absorben los bombardeos dirigidos a una ciudad y los devuelven contra los atacantes.

Otros hechizos y encantamientos hacen que las armas a bordo de las naves atacantes detonen de manera espontánea, o ponen en marcha sus motores de disformidad lanzándola al empíreo sin los escudos activados. Magnus ya ha visto antes un mundo destruido por invasores, y no permitirá que vuelva a suceder.

" Que nuestro mundo sea un faro de esperanza. Que sea un refugio para el exiliado cansado. Que sea la salvación para los falsamente condenados. Que sea el hogar de los perdidos. Que sea aquí donde cada alma olvidada pueda cumplir su verdadero propósito".

- Magnus el Rojo.

Planes en Marcha

Con Prospero y Sortiarius finalmente alrededor de su estrella natal, Magnus comenzó la siguiente etapa de sus planes. Asaltó el sector Stygius con una hueste colosal, apoderándose de una multitud de mundos a través de varios sistemas. Con ellos ya acumulaba los recursos de un segundo imperio, al otro lado de la Cicatrix Maledictum hacia Prospero y Sortiarius.

Magnus exigió que sus hijos dispersos, muchos de los cuáles habían luchado por la galaxia de forma independiente durante milenios, se reunieran. Los Rehahti, los más poderosos de los Mil Hijos, se encargaron de esa tarea y, aunque muchos no respondieron a la convocatoria, casi una docena de sectas sí que se reunieron ritualmente con la Legión y el Primarca.

Magnus Principe Demonio de Tzeentch

Magus el Rojo, Primarca Daemon de los Mil Hijos.

Los hechiceros que dirigían cada secta fueron recibidos con los brazos abiertos de ser ejecutados por sorpresa.

Magnus no tenía interés alguno en sufrir sus potenciales rebeliones, y quería castigarlos por no haberle servido lealmente durante los diez mil años anteriores. Magnus también sabía que, a fin de reconstruir su Legión, necesitaba seguidores mortales. Reflexionando sobre las condiciones dentro del Imperium, sabiendo que sus compañeros psíquicos, los hombres y mujeres que creía que representaban el futuro de la raza humana, estaban siendo perseguidos, explotados o asesinados en todas partes.

Magnus imaginó que su reino podría ser un refugio para ellos, un santuario para aquellos a quienes el Imperium ataca, aliena y destruye, y un lugar desde el cuál los "superiores" iniciarían una guerra para derrocar a los "inferiores". Por tanto, envió a la Disformidad un canto de sirena.

Para aquellos con capacidad psíquica, era una llamada que les prometía seguridad, aprendizaje y aceptación si acudían junto al Rey Carmesí. Estos nuevos seguidores no sólo harían a los Mil Hijos aún más poderosos; también formarían una sociedad como Magnus siempre había imaginado para la humanidad.

Magnus sabía que tendrían que pagar un alto precio para ello. No todos tendrían el intelecto y la solidez mental necesarios para manejar el nivel de poder disponible para ellos. Para algunos, su propósito sería el honor de convertirse en un sacrificio ritual, la forma de servicio definitiva a la Legión y a Tzeentch.

Otros se convertirían en las huestes privilegiadas de Daemons vinculados. Estas personas nunca llegarían a disfrutar de la belleza que Magnus crease, pero era un coste que merecía la pena. Estos fueron tan solo pasos menores comparados con lo que Magnus imaginaba para la galaxia en general. A pesar de que más y más humanos nacían con poderes psíquicos, y que quienes ya los poseían veían aumentar sus capacidades, a Magnus no le bastaba.

La historia de la Humanidad estaba llena de personas que lideraron los suyos hacia el futuro. Magnus planeaba ser el que llevase a los humanos a su máximo potencial, el liberador final de la especie, que la llevaría hasta su destino. Enterrándose en textos y conocimientos que le habían sido indescifrables diez milenios antes, encontró un nuevo significado a esos símbolos extraños e idiomas olvidados; después de todos sus aprendizajes en el Ojo del Terror , ahora podía leerlos como si fueran su lengua nativa.

De ese modo aprendió un ritual que aceleraría cien veces la capacidad psíquica de la Humanidad en un sector entero. Sin dudarlo, ordenó a cada uno de los Rehahti que suministrara un grupo de hechiceros para invocar los conjuros necesarios, y que reuniese cuanto antes a los novecientos noventa y nueve mortales voluntarios para el sacrificio requerido.

La guerra de la falla de Prospero[]

Psychic Awakening 4 - Ritual of the Damned-10

La falla de Prospero es un grupo de sistemas que se encuentra cerca de los límites del Segmentum Solar. Desde que Magnus llevase el Planeta de los Hechiceros al Sistema Forzare para unirse a su mundo natal de Prospero, el Rey Carmesí ha estado formando un imperio dentro del espacio imperial, utilizando estos mundos como el baluarte desde el que influenciar y controlar los sistemas y subsectores vecinos.

Una parte clave de esta estrategia consiste en un gran ritual, que los Ángeles Oscuros y los Caballeros Grises buscan interrumpir.

Fuerzas de la falla de Prospero

La falla de Prospero está azotada por la guerra. A través de múltiples sistemas, las fuerzas leales a Magnus el Rojo y Tzeentch luchan para expandir el refugio psíquico de Magnus. Las poblaciones se levantan contra sus señores imperiales y los asediados soldados el Imperium luchan desesperadamente.


IMPERIUM

  • Asalto a Sortiarius
  1. Ángeles Oscuros... 1 Compañía reforzada.
  2. Caballeros Grises... 1 Compañía reforzada.


  • Relevo de Criptaharle Tertius
  1. Cazadores de Muerte ... 4 Compañías.
  2. Pacto del Cuervo ... 5 semicompañías.
  3. Víboras Penitentes ... 3 Fuerzas de Asalto de Vanguardia.
  4. Orden del Velo Plateado ... 7 Preceptorías.
  5. Orden de la Rosa Sagrada... 9 Preceptorías.
  6. Incursores Wahiikianos ... 23 reg. de infantería.
  7. Guardia de Vastadt ... 27 reg. de infantería.
  8. Puños de Hierro Tekarn ... 46 reg. blindados.
  9. Casa Derthos ... 3 lanzas.
  10. Casa Dunstan... 5 lanzas.


  • La supresión de Chancyll
  1. Lanzasdragón ... 8 Compañías.
  2. Caballeros del Sino ... 3 Cruzadas.
  3. Raptores Carmesí ... 4 semicompañías.
  4. Orden de la Rosa Ensangrentada... 11 Preceptorías.
  5. Orden del Mártir Bendito ... 8 Preceptorías.
  6. Cañoneros chancyllianos ... 35 reg. de artillería.
  7. Mosquetes chancyllianos ... 65 reg. de infantería.
  8. Tropas ligeras chancyllianas ... 25 compañías de infantería.
  9. Húsares pretorianos ... 18 reg. blindados.
  10. Casa Brahmica ... 2 lanzas.
  11. Casa Hawkwood... 6 lanzas.


++ Addentum: listas ampliadas y detalladas en archivo 284ΩII.AZ3. Incompleta y sujeta a  alteración. Datos parcialmente presentados como recuperados en 046.243//18. ++


CAOS

  • Deformación de Rhammasys
  1. Hueste del Saber de Apoketh ... 4 bandas de esclavos.
  2. Señores de la Serpiente de cristal ... 6 bandas de esclavos.
  3. Casa Mutica ... 1 Casa Inconoclasta.
  4. Fuegos del Cambio ... 9 Legiones centelleantes.
  5. Locura Infernal ... 9 Legiones centelleantes.
  6. Clado del cambio ... Culto de guerra.
  7. Moradores de Sloptube 13 ... (nº de mutantes desconocido).
  8. Liberadores rhammasysianos ... (nº indefinido).


  • Asedio de Vactinium Prime
  1. Los Azotados... 3 bandas.
  2. Invocadores ... 5 bandas.
  3. Casa Gurgeon ... 12 Lanzas infernales.
  4. Cañoneros del infierno ... 47 reg. de artillería.
  5. Cronosátiros ... 54 Manadas de Tzaangor.
  6. Bulwarks Prismatica ... 9 fortalezas.


  • La ruptura de Upsilon-Kapha
  1. Creyentes verdaderos de Zhao ... 1.200 macroclados.
  2. Obrservadores del cogcambio ... 1.800 macroclados.
  3. Legión Incurvos ... 1 Legión Titán.
  4. Legión Inardescus ... 1 Legión Titán.
  5. Discípulos de la Llama Eterna ... (nº desconocido).
  6. Magisters de la Amatista ardiente ... 18 bandas.
  7. Garras del cambio ... 9 Legiones centelleantes.
  8. Duplicidad infalible ... División subersiva.


++ El análisis completo de las fuerzas herejes es imposible debido a la extrema alteración empírica e informes contradictorios. El registro anterior se ha recopilado a partir de diversas vocotransmisiones y transmisiones astropáticas interceptadas. Listados adicionales en archivo 567.ΩII.AZ4. Tratar con extrema precaución. ++

Hijos de Titán[]

Caos abaddon el saqueador

Abaddon el Saqueador, impulsor de las Cruzadas Negras

Los Caballeros Grises han protegido al Imperium de los peligros del Caos durante diez mil años. Los integrantes de esta hermandad de élite se cuentan entre los guerreros más misteriosos del Emperador. Pocos conocen su existencia, y aún quienes la conocen apenas saben la verdad.

El Speculum Infernus, un dispositivo arcaico de procedencia misteriosa mantenido en Titán, había permanecido en silencio durante años. Esto complacía a los Prognosticadores, los Caballeros Grises responsables de rastrear las incursiones daemónicas, ya que la última vez que dicho dispositivo se había puesto a girar, había presagiado el regreso a la galaxia de Magnus el Rojo, la devastación del sistema Fenris y la pérdida de un gran número de Caballeros Grises luchando contra las hordas del Rey Carmesí.

Si bien esos días fueron oscuros, la suerte del Imperium habría de empeorar aún más desde entonces. La 13ª Cruzada Negra de Abaddon el Saqueador había sido más efectiva que cualquiera de sus campañas anteriores. Cadia, durante mucho tiempo el guardián de la puerta que retenía al Señor de la Guerra, había sido destruida, lo que condujo a la aparición cataclísmica de la Gran Fisura.

Cientos de mundos habían caído; unos ahogados en el diluvio de horrores de la Disformidad que masacró todo lo que encontró a su paso, y muchos otros alzados en una rebelión infiel o derrumbados bajo el peso de los ataques de los traidores. Por doquier, los seguidores del Caos sacrificaron y esclavizaron a un número inimaginable de víctimas. El astronomicón se había extinguido temporalmente e, incluso después de que su luz se reinstaurase en la región designada como Imperium Sanctus, miles de mundos imperiales permanecieron aislados en la oscuridad más allá de la Fisura.

Las líneas de las tropas de Caballeros Grises se habían estirado al máximo, enfrentadas a amenazas a lo largo de toda la Cicatrix Maledictum. Los planetas que habían quedado demasiado contaminados como para salvarlos fueron purgados en su totalidad, asesinando a sus billones de habitantes para evitar la propagación del Caos.

Las hordas de daemons fueron erradicadas y sus diabólicos maestros desterrados de nuevo a la Disformidad. Muchos mundos y sus gentes se salvaron gracias a la valentía e iniciativa de los Caballeros Grises, aunque muy pocos ciudadanos llegarían a saber quienes eran sus misteriosos salvadores.

Magnus lucha en Fenris contra los Caballeros Grises

Magnus en su lucha en el Sistema Fenris contra los Caballeros Grises.

Durante todo ese tiempo, los hijos de Titán vigilaron constantemente el sistema Forzare, hogar de Prospero, el planeta natal de los Mil Hijos. No habían logrado evitar la manifestación de Sortiarius en esa región prohibida y estaban decididos a no volver a fallar. Ardían en deseos de ver aniquilada esa presencia blasfema.

Todos los Caballeros Grises sabían que, cuanto más tiempo mantuviese Magnus su monstruoso control sobre la región, más poderoso se haría. Más de un millón de planes diabólicos debían de estar pasando por su mente, y la consecución de cualquiera de ellos sería una ruina terrible para el Imperium.

Los Caballeros Grises conocían, mejor que nadie, la verdad sobre la fragilidad del Imperium. De continuar Magnus con sus esfuerzos sin ser molestado, el dominio del Emperador nunca se recuperaría. Que el Primarca Daemon intentase reconstruir su Legión era algo inevitable, pero los Grandes Maestres coincidían en que el Rey Carmesí era capaz de algo mucho peor.

El mensaje que Magnus había enviado por las corrientes de la Disformidad, llamando a aquellos con dones psíquicos, no había pasado desapercibido a los Caballeros Grises. Cada uno de sus hermanos lo había oído a su manera, pero la propaganda seductora de Magnus no convenció a un solo hijo de Titán.

Si los portentos del mensaje no hubieran sido tan sutilmente atractivos para los no entrenados y los mortales vulnerables a los que iba destinado, algunos Caballeros Grises ni siquiera lo habrían considerado digno de su atención.

" Veo a un guerrero argenteo, una lucha eterna, una esperanza que nunca se desvanece. Perdido en las mareas empíricas, un vagabundo nunca olvidado, pero rara vez visto. Se erige ante un rey ciclópeo, desafiante pero con temor en el alma".

- Lushian Adantor, Prognosticador.

La acumulación de seguidores de Magnus solo confirmó las sopechas de los Caballeros Grises, y fue con fría inevitabilidad que el Speculum Infernus despertó de nuevo a la vida. Los Prognosticadores dieron su interpretación de los augurios revelados y pocos Caballeros Grises se sorprendieron de lo que escucharon.

Aldrik Voldus Caballeros Grises 7ª Edición ilustración

Gran Maestre Voldus.

Con el equilibrio empírico arrojado en un tumulto a través de una vasta franja del espacio alrededor del sistema Forzare, las incursiones daemónicas azotaron múltiples sistemas. Peor aún, el Speculum Infernus detectó un creciente poder oscuro en Sortiarius, el Planeta de los Hechiceros. No obstante, los crímenes que el Rey Carmesí estaba planeando y cometiendo eran imposibles de determinar, tal era la fuerza del velo arcano que cubría gran parte de la Falla de Prospero. Los Prognosticadores aconsejaron al Gran Maestre Voldus que investigase esta amenaza y Voldus estuvo de acuerdo.

El Gran Maestre seleccionó al Hermano Capitán Stern y a la Tercera Hermandad como punto focal de las fuerzas especiales que llevarían la guerra a Magnus y al Planeta de los Hechiceros. Stern y sus guerreros ya habían luchado antes contra el Rey Carmesí y su hueste de traidores, mutantes y daemons. Ansiaban exorcizar por fin su presencia funesta y redimirse por no haberle impedido alcanzar sus objetivos en el sistema Fenris.

Varios paladines y purificadores se unieron bajo las órdenes de Stern, cuyas habilidades y experiencia únicas se consideraban esenciales para un ataque al corazón del reino de Magnus. Pero incluso con estos refuerzos, tanto Voldus como Stern sabían que el asombroso poder de una hermandad de Caballeros Grises no bastaba para derrotar a Magnus en su propio mundo natal. Necesitaban ayuda. Tras muchas horas de discusión y reflexión, se acordó que Stern contactaría con los Ángeles Oscuros.

Caballeros grises luchando contra el caos

Caballeros Grises luchando contra Daemons.

Pocos saben de la existencia de los Caballeros Grises, y menos aún tienen la fuerza para ayudarles en su lucha. Stern había luchado junto a los Ángeles Oscuros en Fenris y había sido testigo de primera mano de su implacable resolución y furia en batalla. Sabía que ellos también tenían muchos motivos para buscar venganza contra los Mil Hijos y su Primarca, recordando que las dos facciones se habían enfrentado entre sí en el horrendo conflicto del sector Stygius.

Los Ángeles Oscuros estaban enojados y determinados. El Gran Maestro Voldus había advertido inicialmente contra tal alianza, citando la naturaleza poco fiable de los Ángeles Oscuros. Stern también tenía dudas, pero argumentó que pelear junto a los hijos inescrutables de Caliban daría a los Caballeros Grises una mejor visión de su forma de hacer la guerra.

Una vez tomada la decisión, se reunió a un coro de docenas de los astrópatas más poderosos de Titán para enviar la misiva de los Caballeros Grises a La Roca.

Hijos de Caliban[]

Sombríos y adustos, los Ángeles Oscuros son una hermandad reservada. Un primer capítulo fundador, que ha defendido al Imperium desde los tiempos legendarios de la Gran Cruzada, pero su historia no es del todo noble. Se consideran a sí mismos y a sus sucesores como los "No Perdonados", y luchan incansablemente por la redención.

La comunicación desde el Imperium Sanctus al Imperium Nihilus es terriblemente difícil. Si bien persisten los rumores de rutas temporales o parciales en varias localizaciones, pocas se han identificado como seguras, y el viaje a través  de estas regiones del espacio sigue siendo arduo. La única alternativa real es el uso de coros astropáticos.

Marines angeles oscuros portada codex

Estos cuerpos de psíquicos autorizados se comunican con sus homólogos de toda la galaxia aunque no es una tarea sencilla, ni siquiera antes de que la Gran Fisura la desgarrara. Enviar cada mensaje puede ser una tarea sumamente dificil para los Astrópatas, que son vulnerables a las fuerzas malignas que habitan en la Disformidad pues anhelan insaciablemente las almas mortales.

Los Astrópatas reunidos por los Caballeros Grises para que contactase con los Ángeles Oscuros tenían siglos de servicio, pero el mensaje tenía que ser forzado a atravesar la Disformidad para perforar la Gran Fisura, y todos sabían que la tarea podría matarlos. También sabían lo que podría suceder si fallaban, y todos ocuparon su lugar en la cámara de transmisión sin dudarlo.

Ubicada en la parte superior de una de las muchas torres de la Ciudadela de Titán, la cámara de transmisión era un pequeño espacio adornado con densas capas de protección en forma de hexagrama, las más potentes conocidas por la humanidad. Los censores agitaban incienso aromático que bañaba a los que estaban dentro de humos benditos.

Cuando Stern dio la orden, el coro empezó su trabajo. Durante muchas horas, los astrópatas sufrieron terribles dolores. La sangre brotaba de sus narices y orejas. Muchos sucumbieron a los ataques y espasmos, sus extremidades se rompían y adoptaban posiciones antinaturales. Varios murieron de hemorragia craneal. Todos fueron asesinados. Incluso la propia torre se combó con las presiones de otro mundo y las energías empíricas que fluctuaban violentamente, colapsándose sobre sí misma.

Stern observó todo esto desde otra torre sin pestañear. Aquel sacrificio fue el mejor momento de los Astrópatas. No lloró por ellos, porque habían cumplido con su deber.

El Capítulo de los Ángeles Oscuros que recibió el mensaje de los Caballeros Grises estaba convulsionado. Los informes hablaban de un número de Caídos que antes se creía imposible. La Roca, que una vez se creyó inviolable, no había sido atacada por una, sino por dos invasiones daemónicas, y el hecho de que consiguieran resistir a la primera de ellas con la ayuda de los Lobos Espaciales y Caballeros Grises avergonzaba a los Ángeles Oscuros.

Cuando Roboute Guilliman regresó, el Gran Maestre Azrael temió lo peor: que el secreto de los No Perdonados habían guardado durante diez mil años finalmente sería su perdición. Se equivocó, ya que el Primarca Renacido se había visto envuelto en una guerra de tal magnitud que no tenía tiempo para investigar su historia.

En su lugar, un nuevo problema había surgido. Los refuerzos de Marines Espaciales Primaris enviados por Guilliman, aunque tenían la semilla genética de Lion y los colores de los Ángeles Oscuros, no habían pasado por el rito de iniciación del Capítulo y se pensaba que representaban un riesgo de seguridad extremo.

Las palabras "los colores no hacen a un Ángel Oscuro" se escuchaban a menudo entre los hermanos de batalla de mayor rango y experiencia en la Roca. No obstante, los Marines Espaciales Primaris cumplieron excepcionalmente bien en batalla, y Azrael se enfrentó a la molestia cuestión de cuándo se iniciaría a uno de ellos en el Círculo interior. El destino tomó parte en la decisión de una forma que no había esperado.

Angeles oscuros la roca

La Roca.

El Maestro Lazarus, de la 5º Compañía y miembro del Ala de Muerte, había sido herido de muerte en el sector Stygius. En respuesta, los Apotecarios y Bibliotecarios con acceso a la tecnología del Archimagos Cawl lo habían llevado a través del Rubicón Primaris, considerándolo la única forma de salvar su vida (ni siquiera un chasis de Dreadnought hubiera sido suficiente). Lazarus y los restos maltratados de su compañía habían luchado en el sector Stygius durante muchos meses contra las huestes del Cambio de Tzeentch que amenazaban con invadir esa vasta región del espacio, hasta que finalmente regresaron a la Roca para su rearme, reaparición y refuerzo.

Pocos días después del regreso de la 5º Compañía, uno de los coros astropáticos de la Roca recibió un mensaje. Durante horas convulsionaron y se retorcieron mientras sus cuerpos se inundaban en agonía. Solo una retuvo algún tipo de conciencia, y varios enloquecieron antes de recibir la misericordia del Emperador. La Astrópata que todavía estaba en pie fue empujada ante Azrael, Ezequiel y Lazarus, los únicos oficiales superiores de los Ángeles Oscuros presentes en la Roca.

Ella temblaba, demasiado débil para sostener su bastón que cayó contra el suelo de mármol, mientras ella se postraba de rodillas. Azrael le preguntó qué veía, y su respuesta les llegó entre murmullos, tartamudeos y desaríos. Ella habló de un monarca alado, un mundo devastado renacido, el sexto planeta, rocas hechas de ojos, obeliscos de cristal, monstruos, daemons, pesadillas, un escudo de marfil y carmesí, gólems de azul, rojo y oro, el Ouroboros, un retorcido tomo perforado con una espada de plata, una sensación aterradora de fatalidad, un odio ardiente y una anticipación siniestra y ansiosa.

A los oficiales les llevó horas acordar una interpretación de lo que vio la Astrópata. Aunque no estaban seguro, parcía que los Caballeros Grises habían descubierto algo sobre Magnus, los Mil Hijos y el Planeta de los Hechiceros. Lazarus había visto los horrores que esos traidores habían infligido al Sistema Fenris, y los odiaba por ello. Habían transformado partes del sector Stygius en auténticas pesadillas, matando a decenas de sus guerreros. Declaró que prestaría atención a la llamada de los Caballeros Grises, Magnus sangraría.

Angel oscuro 33

Azrael y Ezekiel tenían sus dudas. ¿Por qué los habían convocado los Caballeros Grises, especialmente después de los eventos de Fenris? ¿Qué habían averiguado los hijos de Titán tras su estancia en la Roca? ¿Qué detectaron sus intuiciones psíquicas de la oscura historia del monasterio fortaleza mientras luchaban en su interior? ¿Qué misterios podrían desear explorar y resolver en su incesante misión contra el Archienemigo?

Sin embargo, Azrael no era inmune al deseo de venganza. Sólo él sabía cuán profundamente las fuerzas del caos habían golpeado la Roca, y lo que había hecho el Cambiante. Tampoco podía olvidar las acciones de los Caballeros Grises para asegurar el monasterio fortaleza de su Capítulo. Ni él ni Ezekiel estaban sorprendidos por lo que escucharon.

Los No Perdonados habían estado compartiendo información con sus hermanos sobre los eventos de la galaxia y las guerras que habían librado. Últimamente , tenían noticias de muchos eventos anómalos y patrones de actividad psíquica inusual. Si los No Perdonados lo habían identificado, era imposible que una criatura con la inmensa inteligencia y el poder psíquico de Magnus no lo hubiera observado.

Nadie se atrevió a adivinar qué actos repugnantes podría cometer el Rey Carmesí con tales fenómenos en la galaxia. Lo que era seguro era que había que evitar que esos actos fructificaran.

Azrael sabía que no podía dejar el mensaje sin responder, pero tampoco podía ignorar los peligros que conllevaba trabajar estrechamente con los Caballeros Grises. Así que decidió que Lazarus y su 5º Compañía responderían, pero no irían solos. Un contingente del Ala de Muerte y del Ala de Cuervo se unirían a la fuerza de ataque, y sus órdenes serían, en parte, valorar si los hijos de Titán sabían algo de los secretos de Caliban.

Relato Oficial: Hijos de Caliban[]

Anexo 04:9/D

<< Registro de voz interceptado - Prioridad Erythaeana Máxima >>

¡Hoy es el día en el que soy libre! ¡Hoy escapo de mi miseria, de mi tormento! ¡Alabemos este glorioso día! Ahora veo el final de mi tiempo de dolor, y será pronto.

Una vez me creí maldito, ahora sé que estoy bendecido. El Monarca Rojo, con las alas de un ángel, armadura de oro y la fuerza de un león me llama. El me valora. Quiere que yo sea libre. Para estar seguro. Para usar mis dones al máximo de su potencial.

Sólo me pide que vaya con él, y así lo haré. Le daré mi fuerza. Mi coraje. Mi todo. Nadie me detendrá, ningún hombre de armas, ningún capitán de nave espacial, ni autoridades, ni reglas. Nada que exista solo para reprimir y sofocar lo que significa ser yo.

Mi viaje comienza, maestro. Comienza hoy, para encontrar todo lo que has prometido. Sólo pido una cosa. Por favor, espérame. ¡Mi alma es tuya, pero por un día en tu glorioso paraíso!

++ FIN DE LA GRABACIÓN ++

El desalojo de Tizca[]

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Los Ángeles Oscuros se apresuraron a alcanzar Sortiarius. No sabían lo que encontrarían al llegar. ¿Estarían los Caballeros Grises ya en órbita, esperándolos? ¿Encontrarían a los hijos de Titán destruidos por las magias oscuras de Magnus y sus hechiceros? En cualquier caso, no se irían sin conseguir la victoria.

Cada día que pasaba, el viaje de los Ángeles Oscuros a través de la Disformidad se hizo más duro. El Navegante del Buscador de Redención estaba agotado hasta el punto de casi morir. Lazarus ordenó al Buscador salir de la Disformidad. Fue durante este período de descanso forzado cuando el crucero de asalto de los Caballeros Grises, Espada Purgadora, se trasladó desde el espacio disforme  y avanzó junto a la nave de los Ángeles Oscuros.

La forma en que los guerreros de Titán los habían localizado en los vastos abismos del espacio seguía siendo un misterio para los Ángeles Oscuros, pero después de un tenso intercambio teñido de sospecha y amenaza de violencia, los Caballeros Grises fueron acogidos cautelosamente como aliados.

Tanto Lazarus como Stern estuvieron de acuerdo en que su ataque debía ser rápido y decisivo, y que las habilidades de los Caballeros Grises eran especialmente adecuadas para detener el ritual. Seguro que había una resistencia feroz, y no se podría lograr una victoria militar directa. Tenían que concentrarse en acabar con el ritual a toda costa.

Deseando acabar con los Mil Hijos, pero plenamente consciente de la situación estratégica, Lazarus vio una oportunidad. Los Caballeros Grises habían identificado un complejo de templos que era una fuente de energía que impedía el bombardeo orbital del planeta. Las fuerzas de Lazarus iniciarían un asalto en un esfuerzo por atraer a los defensores de Tizca, la antigua ciudad de Prospero transportada a Sortiarius hace milenios.

Si lo lograban, les daría a los Caballeros Grises la oportunidad que necesitaban para acabar con el ritual. Destruir el complejo del templo sería una victoria, pero debilitar las defensas de Tizca era el verdadero objetivo. Tan pronto como las naves del Adeptus Astartes entraron en el espacio real en el sistema Prospero, iniciaron sus rondas de ataque. Sus motores se encendieron brillantemente mientras se apresuraban hacia el Planeta de los Hechiceros a velocidad máxima. Los guerreros de los Caballeros Grises y los Ángeles Oscuros iban montados en los arneses de sujeción de cañoneras o estaban listos en los teleportariums.

No se desperdició ni un segundo. Decenas de cañoneras salieron de las bahías del hangar del Buscador y se dirigieron hacia el planeta de debajo en formación libre. Aunque se vieron envueltas en maniobras evasivas y desesperadas, ninguna cañonera escapó ilesa del fuego defensivo del mundo. El Ala de Cuervo y el Ala de Muerte formaron una reserva, lista para dar el golpe mortal en el momento en que Lazarus lo ordenase.

Una vez que llegaron a la superficie, los Ángeles Oscuros saltaron de las cañoneras en movimiento antes de que los voladores se levantaran hacia los cielos para proporcionar fuego de apoyo defensivo. Los Marines Espaciales se encontraban entre rocas grises irregulares en las afueras de un enorme espacio ritual, con el terreno salpicado de barrancos y riscos. Tentáculos retorcidos de color azul, granate y fucsia se retorcían en los huecos de las rocas, y unos ojos mágicos color negro azabache se movían entre los bultos y cristales multicolores tan afilados como armas de energía.

La 5º Compañía  rápidamente cortó los tentáculos sensibles y reventó los bultos oculares con proyectiles bólter. Su objetivo se encontraba a corta distancia, una pirámide de cristal teñido de esmeralda rodeada por un anillo de nueve obeliscos grabados con runas de piedra carmesí. Mirando hacia el este, los Ángeles Oscuros distinguieron las vastas estructuras metamórficas de Tizca, con sus cumbres elevándose por encima de los enormes muros de la ciudad.

Caos mil hijos hechicero exaltado marines rubrica

Hechicero Exaltado al frente de sus Marines Rúbrica

Fue solo cuando la 5º Compañía se dispuso en formación de asalto que los Mil Hijos y sus aliados atacaron, habiendo salido en gran número de Tizca. Multitud de daemons bloquearon el sol del planeta, moviéndose al unísono a través de los cielos mientras Dragones Infernales se lanzaban entre ellos. Grupos de Ingenios Daemónicos barrocos se lanzaron en avalancha hacia delante  y hordas caóticas de Tzaangor se abrían paso luchando. En el núcleo mismo de la hueste se encontraban las bandas de esclavos de los cultos de los Mil Hijos, con armaduras Rubricae ornamentadas de las que emanaba una luz impía. Los Ángeles Oscuros respondieron. Los tanques antiaéreos inundaron de disparos los torturados cielos. Las escuadras de línea de batalla tomaron posiciones avanzadas hacia su objetivo. Las escuadras de apoyo de fuego se concentraron en los objetivos más fuertemente blindados antes de desatar explosiones de plasma supercaliente y rayos de energía devastadora.

Aún así, pocos planes sobreviven al contacto con el enemigo, y aún menos contra un enemigo tan engañoso como los Mil Hijos. Las escuadras que disparaban al Rubricae atacante vieron a sus enemigos desaparecer, solo para ser teletransportados detrás de ellos por sus Señores Hechiceros. Con sus propulsores de salto rugiendo, los Ángeles Oscuros saltaron para enfrentarse a las unidades de Tzaangor, pero se vieron abrumados por la aparición espontánea de llamas vivas que mordían y sesgaban con colmillos y garras.

Incluso el planeta mismo se volvió contra ellos, con tentáculos que se pensaban neutralizados volvieron a crecer a gran velocidad y aplastaron a los Marines Espaciales desprevenidos como cajas de munición vacías. Ante todos estos desafíos, los Ángeles Oscuros lucharon con su resolución característica. Los cañones láser de los Devastadores y los retumbantes tanques de batalla destruían un Ingenio Daemónico tras otro mientras los Marines Espaciales Primaris Agresores aniquilaban a cientos de desquiciados Cultistas con furiosas andanadas de fuego.

Aunque sin duda habían atraído a muchos enemigos de Tizca, Lazarus veía la lentitud dolorosa del avance de sus guerreros. Tendrían que moverse más rápido para derribar el templo. Cuando el sacófago del hermano Estrael fue desgarrado por dos Helbrutes desquiciados y sus restos mortales arrancados y quemados por Horrores de Tzeentch, Lazarus ordenó que el Ala de Cuervo y el Ala de Muerte se unieran a la batalla. Los Exterminadores del Ala de Muerte se teletransportaron a la acción casi instantáneamente , desatando una tormenta de potencia de fuego tan pronto como se materializaron.

Limpiaron franjas de daemons y Cultistas y dieron un nuevo impulso a los Ángeles Oscuros. Las Cañoneras Thunderhawks irrumpieron a través de nubes de Aulladores de Tzeentch, con sus bólters pesados brillando por la combustión mientras lanzaban torrentes de rondas sobre las bandadas daemónicas.

Espolones Ala de Cuervo Ángeles Oscuros 6ª Edición

Espolón Ala de Cuervo.

Los luchadores del Ala de Cuervo se enfrentaron en feroces duelos acrobáticos con motores daemónicos alados que escupían chorros de fuego disforme. Abajo, los motoristas rugían desde las rampas bajadas de las Thunderhawls, disparando sus bólteres antes de golpear el suelo. Pero este contraataque no fue invulnerable a la hechicería de los Mil Hijos.

Una escuadra del Ala de Muerte se materializó sobre un abismo sin fondo creado por arte de magia, y los veteranos se precipitaron sobre él en una muerte sin gloria. Los motoristas del Ala de Cuervo que perseguían a los Tzaangors que huían se encontraron ante los despiadados Exterminadores Sekhmet, ya que su enemigo había aparecido. Incluso con la llegada de refuerzos, Lazarus vio que estaban perdiendo. La pirámide del templo no parecía estar más cerca, pero un trío de Espolones del Ala de Cuervo se separó de sus perseguidores y corrió hacia ella. Uno fue derribado mientras su cañón de fisura se cargaba, derribándolo contra el suelo. 

Los dos restantes abrieron fuego contra la cúspide cristalina de la pirámide, y los rayos devastadores de sus armas quemaron sus energías. El daño que esto causó fue imposible de determinar, pero estaba claro que se logró el objetivo principal de los Ángeles Oscuros. Grandes huestes habían dejado Tizca para enfrentarse a los guerreros de Lazarus, y habían sido sangradas profundamente. Todo lo que se podían hacer los Ángeles Oscuros era esperar hasta que recibieran la noticia de los Caballeros Grises de que habían logrado la victoria. Lazarus ordenó una retirada de combate para ganar más tiempo y atraer más enemigos de Tizca.

Por fin llegó la transmisión. Los Ángeles Oscuros, bastante vapuleados y con poca munición, finalmente comenzaron su extracción. Fue solo después de una lucha extenuante a través de las defensas de Tizca, una vez que la mayoría de sus cañoneras estaban a bordo del Buscador, que se enteraron con horror de que los Caballeros Grises pedían ayuda urgentemente. Los Ángeles Oscuros habían sido engañados.

El hundimiento de la Espada[]

Caballeros grises Expiador2

Expiador

Con los Ángeles Oscuros lanzando su ataque para alejar a las fuerzas de Magnus, los Caballeros Grises se prepararon para teletransportarse al corazón de Tizca. Cada hermano endureció su alma contra la locura a la que se enfrentarían y los horrores que tendrían que vencer. Si fallaban, el mal desatado consumiría todo un sector.

El aterrizaje de los Caballeros Grises no encontró oposición. Las escuadras se materializaron, las armas némesis se encendieron y las armas se prepararon, pero todo estaba en silencio. Estaban en una plaza redonda que bifurcaba en nueve grandes avenidas. El Hermano Capitán Stern escupió al ver la ornamentada decoración del lugar.

Aunque el odio lo corría por sus venas ya que la blasfemia estaba por todas partes, este sitio serviría como su hogar de retirada si fuera necesario, siendo su espacio abierto adecuado para el aterrizaje de cañoneras. El inmenso mal que había en la plaza presionó las mentes de los Caballeros Grises, sobre todo de los Bibliotecarios.

El camino hacia el ritual era obvio para ellos, aunque mirar en su dirección era invitar a un increíble dolor psíquico, pero todos eran Caballeros Grises, y nunca permitirían que una pequeña preocupación como el dolor les impediera confrontar al Archienemigo y cumplir su misión.

No pasó mucho tiempo antes de que su enemigo atacara. Multitud de Daemons multicolor con tentáculos y extremidades agitándose sonaban y soltaban risitas mientras lanzaban hechizos de energía Disforme a los Caballeros Grises. Criaturas que desafiaban la comprensión mortal saltaban por el suelo marmóreo a una velocidad espantosa, lanzando llamas de fuego de todos los colores  y de ninguno.

Los Caballeros Grises corrieron a su encuentro disparando torrentes de munición bendita de armas consagradas. Pero tal fue la furia del ataque de los Daemons que ningún esfuerzo aseguró la plaza como zona de aterrizaje. Al darse cuenta de esto, Stern ordenó a sus guerreros que se dirigieran al lugar del ritual.

Los Caballeros Grises avanzaron por las estrechas calles de Tizca, pasando por santuarios piramidales y estatuas de bronce llenas de ofrendas podridas, obeliscos de zafiro y rubí cuya superficie parecían océanos ondulados y esfinges cuyos ojos penetrantes parecían seguir a un guerrero dondequiera que se movía.

Los guerreros con armadura de Exterminador abrieron el camino, ya que su gruesa armadura soportaba mejor los castigos daemónicos. Las Escuadras de Expiación los seguían de cerca, con sus armas pesadas disparando a los nudos más densos de Daemons y creaban espacio para que la hermandad avanzara.

Lord Kaldor Draigo

Kaldor Draigo.

Pero a pesar de la determinación de los Caballeros Grises, el equipo incomparable y la resolución insaciable, sus enemigos lucharon duro. Los hermanos fueron mutados  más allá del reconocimiento por las llamas de la Disformidad, o fueron arrastrados por los Horrores que mordían y desgarraban los diminutos puntos débiles de las armaduras de los Marines Espaciales.

Los Caballeros Grises se abrieron un camino sangriento a través de las calles laberínticas, pero a pesar de su ferocidad, se encontraron llegando repetidamente a la misma plaza en la que habían empezado, sin importar qué ruta tomaran. Sólo el poder de Magnus podía engañar a los Caballeros Grises de tal manera.

El tiempo vital se había perdido. Sabiendo que este truco tenía que deshacerse, Stern se unió a sus Bibliotecarios. Advirtieron que el poder requerido para romper el hechizo era muy peligroso y sólo atraería a más enemigos, pero Stern sabía que no tenían otra opción. Cuando los Bibliotecarios formaron un círculo e iniciaron el ritual, sintieron que las mareas de la Disformidad cambiaban de formas extrañas e inesperadas.

La realidad en el centro del círculo se rompió y apareció un portal resplandeciente, cuya luz casi los cegó. Kaldor Draigo salió de él, levantando la Espada de Titán en alto. Sus labios se movieron rápidamente pronunciando palabras imposibles de escuchar con los sonidos de la batalla, pero su efecto se hizo patente.

Todos los hechizos de Magnus a los Caballeros Grises se levantaron, y se reveló la verdadera naturaleza de la plaza. Las gloriosas columnas eran pilas de escombros rotos. Los pristinos mosaicos estaban destrozados o contaminados, los impresionantes frescos adornados con símbolos profanos e imágenes blasfemas.

Llamamiento a los Ángeles

Con el hechizo levantado, los Caballeros Grises no perdieron más tiempo en atacar por calles aún más sinuosas hacia el sitio del ritual, sino que concentraron sus esfuerzos con una ofensiva aún más furiosa por parte de los Mil Hijos de Magnus y sus seguidores mortales. Los Caballeros Grises atravesaron hileras de viejos bloques de habitáculos para flanquear a los Rubricae y los Tzaangors.

Servoterror Némesis Caballeros Grises 5ª Edición ilustración coloreada

Servoterror Némesis.

Eliminaron a los líderes de escuadras y a los especialistas en armas pesadas para diseminar el desorden y reducir cualquier ventaja del enemigo. Los Caballeros Grises seguían moviéndose, librando batallas y duelos psíquicos a cada paso. A pesar de los esfuerzos de los Caballeros Grises, el número de enemigos seguía siendo inmenso.

Más de un hermano Caballero Gris murmuró acerca de la falta de fiabilidad de sus llamados aliados, convencidos de que los Ángeles Oscuros no estaban cumpliendo su misión. Otros cuestionaban si los hijos de Caliban seguían vivos. Stern se dió cuenta de que, con todas sus fuerzas, los Caballeros Grises no podían triunfar solos. Necesitaban combinarlas con los Ángeles Oscuros. Para un hijo de Titán, era una amarga verdad reconocerlo, pero tenían pocas opciones.

Los Caballeros Grises hicieron una vocollamada tras otra. Con cada fallo, maldecían furiosos viendo como las líneas plateadas de sus guerreros se hacían más delgadas bajo el ataque constante. Los Caballeros Grises sabían que la comunicación psíquica sería casi imposible en un mundo como este, donde las mareas de la Disformidad menguaban y fluían con tanta fuerza.

A medida que la batalla se embravecía, Stern buscó desesperadamente cualquier medio para contactar a los Ángeles Oscuros mientras sus fuerzas continuaban empujando hacia el sitio ritual. Cuando una de sus Escuadras Interceptoras identificó un amplificador empírico que podría aumentar su señal psíquica, Stern aprovechó la oportunidad y redirigió a su hermandad.

Los Servoterror Némesis lucharon contra los grandes daemons aviares, mientras que los Caballeros Grises con teletransportadores personales superaban las columnas de Rubricae. Los Purificadores incineraron a los cultistas enloquecidos mientras las cañoneras hacían atrevidas pasadas contra los Ingenios Daemónicos.

Un Hechicero de los Mil Hijos con un grupo de Exterminadores de Sekhmet mantuvo el amplificador, un gran diamante de nueve lados flotaba en el centro de una plataforma elevada. Liderando una escuadra de Paladines, Stern entró en combate. Se produjo un choque de mentes y de espadas cuando los Caballeros Grises fueron atacados con ilusiones y maleficios.

Demonio Tzeentch I

Muchos Paladines cayeron, con la armadura perforada por las espadas Khopesh o por su carne contorsionada más allá de la razón por los poderes malignos del Hechicero. En cualquier caso, siguieron luchando, derribando a sus enemigos uno a uno. Cuando Stern finalmente decapitó al Hechicero, ganaron la batalla.

Con el amplificador asegurado, el resto de Bibliotecarios de los Caballeros Grises aprovechó sus potentes energías en un intento de alcanzar a los Bibliotecarios de los Ángeles Oscuros con sus mentes buscando a sus presas como las manos de un ciego que ha perdido su bastón. Otros psíquicos se habrían visto afectados por tales esfuerzos, no así los Bibliotecarios de los Caballeros Grises.

Finalmente, contactaron con el Bibliotecario Baraqiel de los Ángeles Oscuros, un maestro de la disciplina Oscurecimiento, y se enteraron de que los hijos de Caliban creían que ya habían ganado, afirmando que habían escuchado lo mismo del Hermano Capitán Stern. Mientras Baraqiel hablaba, la retirada de los Ángeles Oscuros era casi completa.

Stern estaba indignado. El engaño de su enemigo no tenía límites. Los Caballeros Grises necesitaban a los Ángeles Oscuros ahora. Los Bibliotecarios conectados sugirieron el uso de un corredor temporal a través de la Disformidad para unir a las dos fuerzas, lo bastante grande para sus vehículos blindados.

Tal esfuerzo casi seguramente mataría a los Bibliotecarios, pero permitiría que gran parte de las fuerzas de los Ángeles Oscuros restantes se unieran a los Caballeros Grises para un ataque final contra el ritual de Magnus. Stern estuvo de acuerdo. Ningún sacrificio era demasiado grande.

Caballeros y Ángeles[]

El heroico sacrificio de los Bibliotecarios hizo posible que las fuerzas de Lazarus dejaran de retirarse y se unieran a los Caballeros Grises del Hermano Capitán Stern. A toda  prisa, la hueste combinada de Marines Espaciales lanzó un ataque final y desesperado para romper el ritual de los Mil Hijos. Pocos pensaban en la supervivencia, pero aun así siguieron luchando.

Land raiders angeles oscuros

La fuerza combinada de Ángeles Oscuros y Caballeros Grises hizo un progreso significativo. Las escuadras de Vanguardia de los Ángeles Oscuros trazaron una ruta a través de los infernales vientos de los templos de fragua. Escoltaron tanques de batalla que recorrieron el camino de innumerables cultistas, Tzaangors y horrores daemónicos, dejando a su paso un rastro de sangre espumosa, cadáveres destrozados e ícor humeante.

Durante los brutales combates a corta distancia se abrieron paso a través de los extensos complejos de barracas de la antigua milicia de Tizca. Con cada paso más cerca del ritual, los psíquicos Marines Espaciales sentían cada vez más presión en sus mentes, sufriendo un dolor profundo y palpitante en sus cráneos.

Incluso aquellos sin poder psíquico comenzaron a sentir la tensión de las energías oscuras que emanaban del sitio ritual como agujas pinchando sus cerebros. El Adeptus Astartes estaba asediado por todo tipo de ilusiones, maleficios y hechizos. A pesar de que los encantamientos de los Caballeros Grises detuvieron a muchos de estos antes de que pudieran tener su terrible efecto, por su gran número, muchos se abrieron paso. El fuego rosado y azul azotó a los Marines Espaciales con descargas mortales de energía. El Rubricae se hizo invisible a simple vista, imposible de elegirlo como blanco.

Stern y Lazarus lucharon espalda contra espalda, derribando a un enemigo tras otro.

Cuando llegaron al sitio del ritual, el Adeptus Astartes vio su verdadera escala por primera vez. El propio Magnus dirigía la ceremonia, de pie sobre una tribuna colosar, con un séquito de hechiceros rodeándolo. En una plaza de tamaño descomunal, innumerables de miles de seguidores de Magnus aplaudían en adoración mientras cientos de víctimas eran sacrificadas a cuchillo.

Exterminador Escarabajo Oculto Rubricae Mil Hijos 7ª Edición ilustración

Exterminador Escarabajo Oculto y Marines Rúbrica.

Sus cadáveres llenaban un gran pozo, y el calor que emanaba de ellos empañaba el aire. Había tantos muertos que cada sacerdote tenía un montón de cuchillos de sacrificio desechados que habían quedado clavados en las tráqueas de los muertos.

Lazarus sabía que, simplemente, luchar para abrirse camino hasta los que dirigían el ritual sería imposible. En cambio, ordenó a sus Ángeles Oscuros que abrieran fuego contra Magnus; matar al Primarca Daemon seguramente sería la mayor victoria de todas y acabaría con el ritual. Pero Magnus se encogió de hombros con desdén, y cualquier fuego dirigido contra el ritual o los Hechiceros falló de la misma manera.

Entretando, los Ángeles Oscuros y los Caballeros Grises lucharon juntos, con los guerreros de las dos órdenes matando y sangrando hombro contra hombro frente a las mareas de seguidores de Magnus, que ahora estaban alertados de la presencia del Adeptus Astartes. Las últimas naves de combate y combatientes de los dos Capítulos llevaron sus motores al límite en feroces combates aéreos para despejar los cielos de Daemons de alas afiladas y motores daemónicos quirópteros. Algunos fueron destruidos, y sus resstos en llamas chocaron contra las hordas de Tzeentch en un acto final de heroismo desafiante.

Un hermano caía tras otro, y Stern sabía que poco más podían hacer. El Rey Carmesí y sus ejércitos eran demasiado poderosos y, llegado ese punto, sólo un bombardeo orbital acabaría con el ritual. Ordenó que las naves del Adeptus Astartes se retiraran  de los cielos con la esperanza de que algunas de sus tripulaciones sobreviviera a la batalla.

Stern y sus guerreros restantes se combinaron con la inmensa presencia psíquica de Kaldor Draigo para actuar como un faro para las baterías de lanzas y los macro cañones del Espada Purgadora. En medio de todo el ruido psíquico blanco y las lecturas contradictorias que atormentaban a todos los psico-augures y áuspex a bordo de la nave de los Caballeros Grises, la luz blanca resplandeciente del Aegis de los Caballeros Grises brillaba.

Sólo Draigo tenía la fuerza psíquica para llegar a las mentes de los oficiales de artillería a bordo para ordenarles que dispararan. Si tal acción les costaba las vidas a todos los Caballeros Grises, valdría la pena detener el ritual.

El Espada Purgadora desató sus salvas. Magnus apenas tuvo tiempo de conjurar una barrera psíquica para su protección personal antes de que los rayos de lanza y los disparos de los macro-cañones impactaran. Las explosiones aniquilaron instantáneamente a decenas de miles en todas direcciones. 

Bombardeo Orbital II

No se salvó ni una sola de las víctimas de los sacrificios, ni tampoco ningún hechicero de los Mil Hijos. Innumerables seguidores mortales de Magnus quedaron reducidos a poco más que polvo. Las ondas de choque fueron tan potente que decenas de Marines Espaciales fueron derribados, muchos sufrieron una hemorragia interna tan severa que acabaron muertos. Los tanques de batalla salieron volando por los aires y se estrellaron contra el suelo y sus tripulaciones golpeadas o muertas.

Las cañoneras de los Marines Espaciales se apresuraron a buscar supervivientes, sabiendo que sino evacuaban el campo de batalla ahora, todo se perdería una vez que las fuerzas de Magnus recuperaran algún tipo de orden. Sin embargo, muchos supervivientes no pudieron subir a bordo. Algunos habían sido arrojados muy lejos por la explosión y otros habían caído en medio de un mar de enemigos o quedaron atrapados dentro de sus vehículos.

Un pequeño número se mantuvo firme para cubrir a los guerreros en retirada y a las naves de combate, vendiendo sus vidas para comprarles tiempo a sus hermanos. Las cañoneras no tuvieron más remedio que dejarlos atrás y regresar a las naves en órbita. La mera idea del destino que esperaba a los Marines Espaciales que quedaban atrás inundó de pavor a los que lograron huir, incluidos Stern, Lazarus y Draigo.

Relato Oficial: Caballeros y Ángeles[]

Communicatus Admonitus

<< Neo Gravis Ultra >>

Aumento repentino y significativo de la actividad empírica en la Falla de Prospero. Más en grabaciones anteriores. Múltiples subsectores afectados. Cuarenta y siete llamadas y aumentos realizados por mundos imperiales locales solicitando refuerzos nivel bermellón-gravis...

Múltiples mundos en varios subsectores alrededor de la Falla de Prospero reportan aumentos significativos y repentinos de mutantes. Docenas de esos mundos informan de levantamientos localizados y a gran escala, con particular empeño por parte de traidores y rebeldes en apoderarse de espaciopuertos y naves capaces de viajar por la Disformidad.

Lo que antaño fueron murmullos apenas rastreables de un "Salvador Carmesí" o de un "Campeón Ciclópeo" se han convertido en declaraciones abiertas de lealtad a dicho individuo. Más siniestros aún son los gritos pidiendo auxilio desde los lugares que están bajo ataque. Los asaltos daemónicos se han vuelto comunes, y se han identificado naves con la marca de Magnus y su Legión en una multitud de planetas, lunas y estaciones orbitales, que proclaman la liberación y la salvación mientras destruyen sistemáticamente la jerarquía local.

Que quede claro: Magnus quiere un imperio, y más que eso. Esto es sólo el comienzo.

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN ++

Ecos del Despertar[]

En estos tiempos oscuros y malévolos, la galaxia se resquebraja en dos. Los fenómenos de la disformidad están siempre presentes, envenenando las estrellas con sus energías malignas. Mirarlos es invitar a la locura; viajar cerca de ellos es cortejar a la muerte. Tal es su poder, que por toda la galaxia afectan las almas de los mortales, manifestándose en oleadas de energía empírica. Cuando los informes llegan a los niveles más altos del Imperium, se forma una imagen siniestra.

[Vocointercepción: subsector Endolla, Cuenca de Gabeon]

"La piedra negra... hay mucha de ella aquí. Hay más pilones de lo que los registros dicen que tenía Cadia. Ha cientos. Miles. Lo que es extraño, sin embargo, es que sólo parecen haber estado en este lugar desde hace unas décadas. ¿De dónde vienen? ¿Quién los puso aquí?"

Anexo: cero comunicados astropáticos detectados procedentes de la Cuenca de Gabeon durante algunos años. No se ha identificado ninguna actividad disforme, circunstancias sospechosas. Datos enviados a [CENSURADO] y las fuerzas de respuesta rápida imperiales más cercanas: Templarios Negros, Adeptus Astartes y las Adepta Sororitas locales.

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Maj. Z.B. Epra

Evacuación Unides-eta

Missid: 67:13PW - GZ Este

Compañía Gamma en el sector Alfa-Tres-Siete emboscada por una gran fuerza Aeldari. Números enemigos formados principalmente por la casta de guerreros "Escorpiones Asesinos". El ataque tuvo lugar en una zona de monte bajo.

Los supervivientes informan de que el enemigo atacó "apareciendo de la nada". Los oficiales supervivientes han sido fusilados por incompetencia y cobardía. Los reclutas supervivientes han sido incluidos en la lista de discapacitados psíquicas por ineptitud y fallo deliberado para cumplir los protocolos de vigilancia apropiados.

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Vocoinforme:

Nave espía interbidion del Ordo Hereticus

Localización: [CENSURADO]

Llevamos varios meses rastreando a una flota de Astartes Herejes de la Legión traidora de los Hijos del Emperador. A sus patrones de movimientos, aunque inusuales, no se consideran erráticos. Lo más perturbador es que ha ignorado los mundos vulnerables a su paso. Ninguno de nosotros, en toda nuestra experiencia, hemos presenciado jamás una fuerza así que ignore a los blancos indefensos.

Sólo se ha detenido brevemente para hostigar a Corsarios Aeldari en [CENSURADO]. A pesar de su superioridad numérica no han logrado destruirlos. Tenemos razones para creer que este fracaso es intencional. La pregunta es, ¿por qué?

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Misiva Prioridad Alfa  . 98. Ω

Categoría: Aggressus Anomalus

Se han recibido varios informes de múltiples subsectores de Phidian con respecto a visiones astropáticas histéricas. Decenas de coros astropáticos han sufrido graves pérdidas. Los que permanecen lúcidos hablan de imágenes terroríficas de fuego blanco devorando un mundo entero.

Escuchan los horribles gritos de muerte de billones de almas inocentes, seguidas de carcajadas de júbilo sin remordimientos. La fuente es desconocida, pero se cree que está en el subsector Cenitus. Se recomienda una investigación.

++ Comunicado recibido 21.51.004 Terra Sideral. Estado de prioridad eliminado. Asignado al archivo de memorandos KZ / 71Σ.984 para una revisión posterior. ++

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¡Arroja tus grilletes! ¡Levanta los brazos en alto! El Bien Supremo se acerca y abarca a todos y cada uno de nosotros: ¡Deshazte de tus opresores y da la bienvenida a tus liberadores!

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La tortura de Dysephamine

Se ha recibido una petición de ayuda. Aparentemente fuerzas de los traidores han descendido al sistema Dysephamine, y han desfilado haciendo una especie de burla barata del Adeptus Astartes y las Casas nobles de caballeros. Han conquistado Dyseph IX y parecen estar ejecutando a ciudadanos seleccionados, acusándoles de ser "brujas", "adivinos", "conjuradores"  y otros muchos cargos similares.

Los informes tienen poco sentido. Los Adeptus Astartes muestran claramente que no sufren hechicería oculta. En mi opninión, los ignorantes insensatos de Dyseph IX no saben reconocer la herejía que han permitido que se desarrollara bajo sus pies. Mi recomendación es que purguemos a los impuros.

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La galaxia pende de un hilo. Nuestro legado está al borde del precipicio. Los protocolos están promulgados y nuestro exilio ha terminado. La gran obra puede comenzar, y con ella nuestro ascenso.

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Circummspicium Magna: Obscurus Approximatus

Es indiscutible, señor. La Araña opera en los confines del sur del Segmentum Obscurus, aunque en qué mundo aún no se ha determinado. Los descubrimientos de creaciones horriblemente mutadas, poblaciones desaparecidas y supervivientes torturados se correlacionan perfectamente con su perfil.

Desconocemos las maquinaciones viles que lo han traído al imperio del Lord Comandante, pero, sean cuáles sean, debemos intervenir. Hay que aprovechar esta oportunidad y acabar con él de una vez por todas.

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Vocoeco:

Flota de la Armada Imperial Tadios

Última ubicación grabada: Enclave Faleriano.

Lecturas anómalas de áuspex empírico a babor y estribor. Centenares de contactos. Guardar eso - miles. Los datos de Identificus augur sugieren naves orkoides, repito, ¡naves orkoides! Múltiples naves de desplazamiento de capital detectados, artillería enemiga en ruta. Lanzamos todas las alas a través de la flota. Mantenemos la formación de patrón gamma Horrata. Cualquier capitán que incumpla la orden puede enfrentarse a ejecución sumaria. Mantenerse firmes.

¡Más anomalías detectadas! ¡Por encima y por debajo del plano actual! La flota está rodeada.

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Gobernador K.X.I. Oforos Estación Gaol Desmotterius - GZ S/E

Estábamos poniendo a los extraños en confinamiento solitario. Solo los alimentábamos cada tres días, ni siquiera los guardias más fuertes podían soportar aercarse a ellos.

Luego llegaron los Marines Espaciales de armadura amarilla y corazones sangrantes decorando sus hombros. Se los llevaron a todos, a los otros internos también. No discutimos.

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Misiva Criticus Maxima. \\ . 13. Σ

Categoría: Obscurus Silendum Priva

La seguridad y salvaguardia de varios puntos de extracción de noctilita ha sido comprometida. Las unidades de reconocimiento que establecieron puntos adicionales en [CENSURADO] fueron identificadas y atacadas por las fuerzas de los Astartes Herejes. Sus configuraciones de armadura, sus patrones y su iconografiía guardan un 97.231% de coincidencia con los registros referentes a los "Mil Hijos".

Se informa de que se han hecho con muestras de piedra negra. Dado el reciente aumento en la actividad de los Mil Hijos (cf. Fenris // Falla de Prospero), se espera que regresen...

Libro 5: El Bien Supremo[]

" A nuestros jóvenes les sorprende que las demás razas de la galaxia no siempre se unan a nosotros. Los Shas'saal señalan nuestras grandes victorias, armamento sin par y estrategias invencibles. Nuestros futuros pilotos elogian nuestras flotas, que atraviesan las estrellas y extienden nuestro conocimiento, sabiduría y paz.

Los jóvenes hablan en tono hipnótico sobre el éxito innegable que experimentan todos nuestros socios, desde Kroots a los Véspides, de los Greets a los Nicassars. Los aprendices de la Tierra miran las maravillosas creaciones de nuestra raza en los campos de arquitectura, matemáticas, ciencia, lógica e ingeniería. ¿Cómo, preguntan, podría alguien negarse a nosotros?

Nos ha costado caro aprender que nuestros enemigos no consideran estos hechos. Sus mentes se hallan nubladas por ideologías falsas que llevan siéndoles inútiles más tiempo que nuestra raza haya existido, o se guían únicamente por hambres y pasiones inferiores.

No ven que el T'au'Va nos eleva sobre tales nimiedades. Tampoco es que a muchos, por desgracia, les importe.

El Etéreo Aun'Lan, en su inefable sabiduría, comprendió que ningún don es tan valioso como el de conocer el lugar de uno en el universo, y que vivir y morir por la iluminación y la razón son los propósitos más importantes.

Todo esto nos proporciona libertades inmensas. Nosotros los T'au reconocemos instintivamente que el ignorante ha de ser guiado mediante la iluminación y que el progreso no puede detenerse para beneficio de los cerrados de mente. Existe un Bien Supremo.

El Bien Supremo es superior a cualquiera de nuestras demás causas. Es por lo que vivimos, luchamos y morimos. Es el destino de la Galaxia, aunque admito con pesar que no todos lo aceptan. Es nuestro humilde deber convertirlo en realidad para todos, sepan que lo necesitan o no. Ningún acto en la proliferación del T'au'Va es indigno. Ningún sacrificio en su difusión es en vano.

Derribaremos las ideologías falsas, haremos guerra por la paz, dejaremos que la tristeza se convierta en alegría y convertiremos la ignorancia en comprensión.

Por el Bien Supremo."

- Shas'O Shaserra, Comandante Sol Oscuro.

La Quinta Esfera de Expansión[]

Cuando una sonda de reconocimiento probó que algunos de los T'au de la Cuarta Esfera aún vivían, se fundó la Quinta Esfera de Expansión para reunir a los supervivientes con el Imperio. Más allá de la Corriente Estelar Nexo se enfrentaron a extraños hallazgos y rivales asquerosos.

Apenas un cuarto de la flota de la Cuarta Esfera había escapado del subreino de pesadilla en el que el fallo de masa de los módulos AL-38

Tau flota de combate

La Kor'vattra, la flota de combate del Imperio Tau

Estela de sus naves los había enviado. Incontables colonos fueron asesinados por criaturas sádicas y homicidas que moraban allá donde el entendimiento T'au del universo no alcanzaba. Dado el horror que soportaron, la mayoría de supervivientes apenas podía hablar de cómo escaparon.

Sorprendió a muchos de la Quinta Esfera T'au que lo que provocara desazón a sus parientes perdidos más que ninguna otra cosa fuera la presencia de especies no T'au en la flota de la Quinta Esfera. Los propios auxiliares de la Cuarta Esfera no pudieron ser encontrados, y circulaban teorías oscuras sobre el porqué.

Pese a que aún flotaban en el aire muchas preguntas ominosas, O'Shaserra no perdió un momento en progresar la Quinta Esfera de Expansión. El Atolón Nem'yar era salvaje y se encontraba disputado por una miríada de razas. Flotas piratas de Orkos aterrorizaban la Nébula Ful'na al este, y zarcillos Tiránidos desperdigados vagaban hambrientos.

Varios mundos imperiales fueron barridos con rapidez por las fuerzas de O'Shaserra tras haber quedado vulnerables y aislados por el Devorador de Esperanza, que los humanos conocen como la Gran Fisura . La Cuarta Esfera T'au disfrutaba de la guerra contra esos humanos, y llevaron a cabo atrocidades como la Masacre de Sal'kyo, la Matanza de la Estación Fi'liol y muchas otras que atormentaban a O'Shaserra y al Alto Consejo Etéreo .

Dichas salvajadas fueron tales que muchos comandantes de la Cuarta Esfera fueron sometidos al castigo ritual del Malk'la. Pese a estos obstáculos, se establecieron multitud de colonias.

Sólo unos meses tras la milagrosa reunificación con los supervivientes de la Cuarta Esfera, el Atolón Nem'yar fue atacado. Sin previo aviso una inmensa armada que parecía imperial, pero horriblemente retorcida, irrumpió en el espacio real ante la Corriente Estelar Nexo vomitando torrentes de artillería y torpedos de abordaje. 

Caos guardia de la muerte sudarios de la muerte postherejia

Sudarios de Muerte corruptos por Nurgle

Las plataformas de defensa del Nexo fueron golpeadas por proyectiles que corroían sus cascos blindados nuevos en un suspiro. Los defensores abordados se encontraron bajo el ataque de enemigos similares a Marines Espaciales, cuyos cuerpos habían degenerado grotescamente por repugnantes plagas. Muchos empuñaban enormes guadañas capaces de partir Armaduras Crisis , o llevaban armas que escupían chorros de baba tóxica. Pese a sus repugnantes deformidades, eran aterradoramente resistentes, e ignoraban el fuego devastador con impunidad.

Pese a lo sorpresivo del ataque, las fuerzas T'au eran muy disciplinadas y las flotas de defensa respondieron con una velocidad loable. Una gran cantidad de naves invasoras fueron destruidas por andanadas de fuego pesado, pero eran tan resistentes como las abominaciones corpulentas que las tripulaban, así que sobrevivieron muchas más.

Vomitaron miles de guerreros y descendieron sobre las fortificaciones estelares y naves con increíble ferocidad. Los informes entrecortados hablaban de que los propios T'au eran infectados por las enfermedades de los invasores. Nadie podía explicar cómo las enfermedades gue'la podían afectar a los T'au, pero lo hacían. 

Algunas estaciones orbitales quedaron tan devastadas que el último acto de sus capitanes antes de sucumbir a la enfermedad fue activar la autodestrucción de sus estaciones para evitar que lo que padecían se extendiera entre los demás.

Cuando O'Shaserra supo del asalto, respondió sin dudar. Relacionando datos de batallas en Kellik y Calendhula, O'Shaserra identificó a los atacantes como la Guardia de la Muerte . El Nexo no podía caer ante estos monstruos. No podían permitir que la Guardia de la Muerte lo atravesara y atacase el Imperio T'au principal.

A su llegada al Nexo, la flota de O'Shaserra se dividió en pequeños grupos de batalla, cada uno con blancos dedicados y responsabilidades propias. Algunos socorrieron estaciones de defensa asediadas, mientras que otros se enfrentaron directamente a la flota de la Guardia de la Muerte. Cada acción formaba parte de planes detallados y solapados para presentar tantos objetivos a la Guardia de la Muerte que su flota se fracturaría.

Los grupos de batalla provocaban, se retiraban y atacaban otra vez. La lucha siguió, pero las bajas aumentaban a un ritmo tremendo. Aunque el número de pechos pútridos de la Guardia de la Muerte comenzó a aumentar, no fue suficiente para detenerlos. Veintenas de naves consiguieron entrar en el Nexo.

En un infrecuente momento de duda, O'Shaserra consideró que quizá no fuera posible ganar y ordenó que se advirtiera al imperio. Con un destello de luz, un avanzado prototipo de dron mensajero salió de la nave de mando de O'Shaserra, dejó atrás la flota de la Guardia de la Muerte y cruzó la Corriente Estelar Nexo.

Escuadra de Guerreros de Fuegos defendiendo una torre de comunicaciones

Mientras algunas naves de la Guardia de la Muerte se internaban en el Nexo, las que quedaban atrás se destrabaron sorpresivamente del combate, y sus cascos absorbieron un castigo tremendo mientras se dirigían al punto de salto disforme. Los T'au destruyeron algunos, pero muchos más escaparon, separándose de los campos de ruinas fétidas como una tirita de una herida aún rezumante.

Al otro lado de la Zona de Silencio, la flota de defensa Corriente Estelar esperaron con el corazón en vilo. Se habían llamado refuerzos de todo el imperio tras la advertencia del dron.

Pero no ocurrió nada. Ninguna nave de plaga emergió del Nexo. Durante meses, los T'au se mantuvieron en alerta máxima, pero no pasó nada. La espera casi fue peor que la batalla, así de tensos estaban. En cualquier momento podían aparecer fuerzas espantosas y sumir la Zona de Silencio en un lodo virulento. Abundaban las teorías sobre con qué fin se había emprendido el ataque de la Guardia de la Muerte.

Los estrategas T'au no tenían forma de saber si habían conseguido su finalidad, pero todos estaban de acuerdo en que la amenaza continuaba. Se incrementaron las defensas permanentes del Nexo y se analizaron los datos de batalla en busca de respuestas.

"Sólo con nuestra diversidad y nuestras fuerzas combinadas al servicio de la meta global, la tarea superior, superaremos las adversidades que nos aguardan. Somos los afortunados elegidos en esta nueva frontera por nuestra alianza. No desperdiciemos esta oportunidad."

- Comandante O'Shaserra.

La Extensión Chalnath[]

Los conflictos plagaban la Extensión Chalnath, hogar del Atolón Nem'yar. Las flotas T'au descubrieron mundos imperiales al borde de la guerra civil y de levantamientos civiles. Atraer a estos sistemas hacia el Bien Supremo requería una inmensa determinación y disciplina. O'Shaserra confiaba en que sus guerreros fueran capaces.

Psychic Awakening 5 - The Greater Good (1)-8

Los humanos de la Extensión Chalnath habían sido asediados por un desastre tras otro. Primero, la emergencia de la Gran Fisura acompañada de proposiciones e invasiones T'au, y después los levantamientos de Cultos Genestealers . Aumentaron las instancias de mutación y brujería sediciosa, y los Gobernadores y consejos de gobierno discutieron sobre cuáles de estas desgracias eran causas y cuales era síntomas mientras luchaban por mantener el control.

Ningún sistema evadió el conflicto. La propia O'Shaserra atacó Astorgius en el Sistema Thaxaril. Aunque los sistemas Ctesiphus y Arrajian no recibieron el asalto directo de las fuerzas T'au, sí sufrieron  levantamientos de Cultos Genestealers tan exitosos que más de la mitad de sus mundos clave cayeron en cuestión de meses.

Los pocos aún leales aguantaban por los pelos, y lo único que les daba fuerzas era su duradera fe en el Emperador. Los defensores de Haephos estaban enredados en una intensa guerra de guerrillas contra cultistas xenos, lo que se complicó por los infiltradores T'au y sus engañosos diplomáticos. El Sistema Riatov se convirtió en una mantanza entre los T'au, el Astra Militarum y los Cultos Genestealers.

Los habitantes de Vorotheion, en el Sistema Barolyr, se consideraron afortunados durante un tiempo antes de maldecir su suerte cuando las primeras incursiones T'au provocaron un levantamiento masivo en partes de la subcolmena de su capital hacía tiempo olvidadas.

La estrategia principal de los T'au siguió igual que con cualquier esfera de expansión. Las poblaciones humanas desfavorecidas fueron seducidas con cuentos sobre las maravillas del Bien Supremo. Las células de insurrección se cultivaron y se apoyaron a líderes ambiciosos. Aun así, los T'au nunca esperaron competir con los Cultos Genestealers. 

Cuando se acumularon datos de batalla y se llevaron a cabo autopsias sobre los cadáveres de humanos extrañamente mutados, se reveló la horrible verdad. Descubrieron monstruosos híbridos con genes humanos y Tiránidos . Entre la casta de la Tierra se inició un debate sobre cómo podía ocurrir aquello, pero todos estuvieron de acuerdo en que estas criaturas debían ser destruidas con prejuicio extremo.

Los T'au se dieron prisa en aprovechar el panDaemon de las guerras que ya tenían lugar entre las fuerzas imperiales y los Cultos Genestealers, pero no sólo la presencia de los híbridos Humanos-Tiránidos los sorprendió. Los auxiliares Gue'vesa hablaban de "milagros" que ocurrían en torno a la casta sacerdotal humana, algo que desafiaba el conocimiento científico. Los informes hablaban de extrañas anomalías en el comportamiento humano; a veces hasta ocurrían estallidos de locura violenta entre los propios Gue'vesa.

Tiranidos genestealers garras

Mientras, los Genestealers observaban extraños portentos. Muchos esperaban la llegada de los Hijos de la Estrellas, que vendría anunciada por un gran velo de sombra y silencio de acuerdo a las escrituras y leyendas funcionales. Cuando sus líderes observaron un incremento en el potencial psíquico de sus mundos, y el aumento en el número de Magus nacidos, se preocuparon.

Pues muchos de estos presagios significaban una cosa: los Hijos de las Estrellas los juzgaban indignos, y tendrían que luchar con más ahínco para obtener la atención y bendición de sus deidades.

Mientras los imperiales se aferraban aún más a su fe opresiva, y el falso credo del Bien Supremo de los invasores T'au capturaba las mentes de incontables humanos, muchos Cultos Genestealer se alzaron en nombre de los Hijos de las Estrellas que adoraban y reverenciaban.

Harían valer la fuerza de sus deidades y, al hacerlo, probarían su propio valor. Algunos hasta vieron el incremento de Magus como una señal positiva, un arma que los Hijos de las Estrellas les otorgaban para destruir a sus enemigos.

A ojos del Imperium, los xenos amenazaban las almas de su gente. La gran cátedra del Ministorum envió a sus sacerdotes a todas partes, creyendo que sólo la fe inquebrantable podría ayudar a la humanidad en la prueba más dura. El conocimiento de que el Emperador protege reafirmó a todos, desde el obrero de fábrica más bajo al señor planetario.

El Emperador los había mantenido a salvo durante miles de años a través de grandes pruebas y tiempos turbulentos, y se aseguraría de que estuvieran a salvo a través de esta... o eso decían los vocoaltavoces en todo bloque de viviendas, manufactorum y basílica.

La devastación de Astorgius[]

Todo el sector celebraba el mundo cardinal imperial de Astorgius por su magnífica arquitectura, increíble riqueza y reliquias invaluables. Cuando la inquebrantable devoción por el Emperador del planeta hizo que sus líderes rechazaran las proposiciones T'au sin dudar, la Comandante O'Shaserra en persona lideró el asalto resultante. 

Tau casta agua diplomatico

Diplomático de la Casta del Agua

Las cabezas cortadas de la delegación T'au enviada a reunirse con la directiva de Astorgius fueron presentadas ante O'Shaserra en cinco cofres grandes bañados en oro y revestidos de terciopelo rojo, uno por cada casta. Los humanos demostraban que conocían la diferencia entre castas, que habían escuchado a los delegados T'au y que los habían rechazado y asesinado de todas formas. En particular, fue la muerte del Etéreo lo que hizo hervir la sangre de O'Shaserra. Determinó que debían dar un ejemplo con esos Gue'la. Algo así conseguiría someter a los demás al T'au'va pacíficamente, sin duda.

O'Shaserra se consoló pensando en los incontables esfuerzos "diplomáticos" que se llevaban a cabo por todo Kesh'val, el nombre T'au para Astorgius. Cientos de agentes de la Casta del Agua se encontraron en secreto con legos de rango medio por todo el planeta. Descubrieron que el frente unido que había presentado el cuerpo de gobierno de Astorgius era en realidad una tenue fachada que ocultaba la fraccionada política del mundo.

Cada familia tenía aspiraciones, miedos, rivales y enemigos, y los T'au podían aprovecharse de todo. En algunos lugares, los T'au llegaron a acuerdos, prometiendo posiciones de influencia tras la caída del planeta a cambio de una alianza. En otros, tropas T'au entrenadas en la guerra clandestina emprendieron asaltos contra objetivos para hacer que parecieran ataques de facciones rivales.

Se animaron y armaron los insurrectos. Se reunió información, alimentando la imagen del futuro paisaje de batalla que O'Shaserra tenía en mente.

Algunos informes fueron más perturbadores e inesperados. En lo profundo de las criptas, túneles y otras zonas ocultas, los agentes de reconocimiento T'au descubrieron extrañas pintadas que representaban gusanos o serpientes. Algunos hasta registraron encuentros con criaturas de múltiples extremidades que se escabullían en la oscuridad. En esta fase, nadie podía decir con certeza qué eran aquellos seres, aunque los T'au estaban al tanto de que las debilidades en los genes humanos en ocasiones conducían a feas mutaciones y nacimientos de monstruos.

De acuerdo a su dominio del Kauyon , el arte del cazador paciente, O'Shaserra pasó meses sin emprender su asalto sobre Astorgius. Sabía que, cuanto más mimado y fracturado estuviera la directiva del planeta, más rápida sería su campaña. Para cuando las naves de desembarco T'au salieron por millares, Astorgius estaba al borde de la guerra civil.

Las tretas de O'Shaserra eran tales que ni una conquista alienígena fue suficiente amenaza para unir a las facciones en conflicto de Astorgius. Sin embargo, quienes pretendían resistir se prepararon. Por todo Astorgius, las enomres ciudades-cathedrum que componían la mayor parte de las zonas habitadas revelaron sus capacidades.

Cúpulas doradas se abrieron como flores para revelar filas de cañones antiaéreos. Ventanas de vidrio de colores de cientos de metros de longitud se deslizaron en sus marcos para desvelar hangares llenos de naves de combate. Procesiones de monjes vestidos con túnicas se adueñaron de calles y barracones, fustigando a las multitudes y filas de soldados hasta un frenesí de odio hacia lo alienígena.

Psychic Awakening 5 - The Greater Good (1)-9

Los T'au no emprendieron asaltos directos contra estas formidables defensas al ver que sería una pérdida de vida y recursos. En su lugar, los guerreros se fueron desplegando en los distritos urbanos que parecían amistosos de acuerdo a las campañas de la Casta del Agua, o en amplios espacios abiertos que se mantenían como jardines de placer, parques de juegos o simplemente salvajes.

Sin embargo, los contingentes T'au marchaban a la batalla con rapidez, determinados a terminar pronto la lucha por Kesh'val. Cuerpos de intervención blindado retaron a Compañías blindadas del Astra Militarum en los Campos Sajitaryan, donde los Cabeza martillo destrozaban tanques de batalla Leman Russ con sus devastadores aceleradores lineales.

Tribus itinerantes de Kroot acecharon en la extensión urbana de Belenok, trabajando junto a Cuerpos Rompedores con el objetivo de sacar a la infantería humana atrincherada que había creado una fortaleza de alambre de espino, pozos de tirador y búnkeres. Las Escuadras Carnívoras Kroot usaron sus afinados sentidos de cazador para descubrir soldados Gue'la bien ocultos, mientras que Equipos Rompedores emplearon su avanzado adiestramiento a corta distancia para destruir posiciones humanas con sus blásteres de inducción.

Las batallas se desarrollaron por todo el mundo mientras los T'au mantuvieron un flujo constante  de ataques relámpago. O'Shaserra deseaba demostrar la superioridad militar T'au derrotando a tantos enemigos fanáticos como pudiera, para forzar la rendición sin darle al Imperium nada parecido a su propia victoria sólida.

Pero la rendición no llegó nunca. La resistencia humana era obstinada, y su creencia en el Emperador, era especialmente fuerte. A O'Shaserra le preocupaba en particular los relatos de "milagros", como los prisioneros humanos y Gue'vesa los describían. Algunos hablaban de una luz cegadora que ocultaba las cargas de cientos de tropas humanas antes de impactar contra las líneas de Guerreros del Fuego.

Otros eran cuentos apenas creíbles de sacerdotes voladores con viles espadas sierra que cortaban Armaduras en vuelo. Sin importar los informes, ninguno se plegaba a las leyes físicas tal y como los T'au las entendían, pero las grabaciones de combate grabadas por drones mostraban cómo sucedían tales eventos. Tan persuasivos eran algunos de estos eventos que algunos de los Gue'vesa se volvieron contra sus aliados T'au, gritando su arrepentimiento mientras abrían fuego contra quienes habían llamado camaradas hacía unos minutos.

<< EMISIÓN DE EMERGENCIA: AMENAZA XENOS EXTREMA >>

¡Alabado sea el Emperador! Pues hoy nos envía una verdadera prueba de nuestra fe, nuestro coraje y nuestra voluntad.

Hijos míos, sabed que los más fieles son puestos a prueba más duramente. Nos enfrentamos a una invasión xenos. En su cobardía , estas abominaciones intentan seducirnos con mentiras. Así hacen los xenos, y su vil asalto sobre nuestro mundo, este lugar sagrado del Emperador, es blasfemia de las más repugnantes.

Su arrogancia no conoce límites. Pero conocerán el arrepentimiento. Nuestra humildad aplastará su audacia. Nuestra fe aplastará sus ideas herejes. Nuestra piedad aplastará sus pecaminosas acciones.

Sabed que, cuando tomáIs las armas, el Emperador está de vuestro lado. Sabed que Él no os desea otra cosa que la mayor de las victorias. Sólo tenéis que hacer dos cosas: luchar y tener fe. Con ello derramaréis la sangre xenos en Su nombre, y conoceréis la gloria eterna.

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN ++

Entre las filas  T'au ocurrían frecuentes estallidos de locura, del mismo tipo que habían encontrado antes de que emergiera el Devorador de Esperanza. Como entonces, se limitaban a humanos y otras especies no T'au, y la jerarquía los ocultó rápidamente. Cualquier T'au al que se descubriera hablando de extraños alienígenas saliendo de cadáveres destrozados de humanos locos era puesto en cuarentena y enviado a hospitales especiales para que se recuperara.

Cuando un destacamento de la Cuarta Esfera T'au fue descubierto por sus aliados de la Quinta Esfera asesinando prisioneros, incluyendo humanos que ya habían abrazado el Bien Supremo, su comandante afirmó que un día el resto del imperio les daría las gracias.

XV104 Cataclismo Tau Armadura Warhammer 40k Wikihammer

XV104 Cataclismo con Reactor Nova

Mientras la lucha continuaba en Astorgius. O'Shaserra buscó con ahínco una debilidad crucial que pudiera aprovechar para acabar con la sangrienta guerra. La moral humana era fuerte, más fuerte de la que hubiera visto jamás. Mantenían sus creencias con un vigor que casi desafiaba la imaginación. Su fe era su vida. Era su mayor fuerza. ¿Podría ser por ello su mayor debilidad?

La información reunida indicaba que los humanos luchaban con especial denuedo por ubicaciones y artefactos de significado religioso, y que cuando estos caían o eran capturados se disparaban los actos de rendición individual. Cuando la propaganda humana presumió de que ni una sola ciudad-cátedra hubiera caído, O'Shaserra supo cuál sería su siguiente jugada.

Derribaría la mayor ciudad-cátedra del planeta, Iglesor Magna. La captura de ese lugar sin duda debilitaría la determinación de los mas férreos defensores humanos. Sabrían que el Emperador no estaba con ellos cuando las emisiones llenas de declaraciones de victoria y ofertas de paz a los humanos que aún resistieran empezaran de verdad.

Las fuerzas de O'Shaserra rodearon Iglesor Magna. Las fuerzas de auxilio humanas potenciales fueron sometidas a un asalto implacable cuando las armaduras XV104 Cataclismo y XV95 Fantasma emboscaron las columnas blindadas y se desplegaron innumerables enjambres de drones para hostigar las fuerzas de infantería.

Los contingentes T'au que rodeaban la ciudad-cátedra tenían órdenes estrictas de O'Shaserra de dejar una vía clara de salida desde el interior: no podía permitir que los defensores creyeran que no tenían m'as opción que luchar hasta la muerte. El escape debía verse como una posibilidad real, aunque las fuerzas de O'Shaserra estaban colocadas secretamente para matar o capturar a cualquiera que intentase de veras escapar.

Los T'au interceptaron todas las comunicaciones humanas y emitieron exigencias de rendición. Quienes se entregaran, declararon, recibirían comida, agua y seguridad. Ningún gue'la capituló.

Cuerpos de infiltración avanzada hicieron sus primeras incursiones en Iglesor Magna atacando desde todas direcciones. Esperaban resistencia fiera desde el principio, y su única misión era identificar ubicaciones defensivas y señalarlas para su destrucción. Sin embargo, pudieron avanzar kilómetros dentro de la ciudad, pasando cañones defensivos y búnkeres abandonados.

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Comandante O'Shaserra.

No sabían porqué los gue'la habían entregado esas posiciones, y O'Shaserra ordenó, cautelosa, que los contingentes siguientes los aseguraran para que los humanos no pudieran volver a ocuparlos. Cientos de equipos de Guerreros de Fuego avanzaron de columna dorada a columna dorada, a través de capillas, viviendas para sirvientes y basílicas tan grandes como para albergar docenas de vehículos blindados.

O'Shaserra creía que la ausencia de defensores sólo podía significar una trampa, así que los cuerpos de avanzadilla recibieron órdenes de ser especialmente cautelosos. Pese a ello, O'Shaserra estaba deseando que los humanos atacasen a sus bien entrenados guerreros para verlos fracasar.

Pero subestimaba a su oposición. Cientos de Guerreros de Fuego desprevenidos fueron asesinados cuando partes de los frescos del techo se retiraron para revelar agujeros por los que los defensores dejaban caer explosivos y granadas. Trampillas tan grandes como para tragarse armaduras KV128 Ciclón se abrieron bajo las fuerzas T'au. Aquellos tan desgraciados como para caer eran masacrados por fanáticos o destruidos por los cañones automáticos y cañones láser de los equipos de armas pesadas a la espera.

Así dieron comienzo los meses de guerra de guerrilla y acciones de contrainsurgencia. Se llevaron a cabo estrategias Kauyon y Mont'ka a nivel de escuadra. Los humanos conocían cada pasadizo secreto de su ciudad cátedra, y lo usaban a su favor para acabar con incontables vidas T'au. Los T'au condujeron a los defensores a emboscadas propias, usando la red de pasadizos secretos cuando la descubrían, o amenazando deliberadamente ciertos artefactos o santuarios para atraer a los defensores de Iglesor Magna.

Al aumentar las bajas, O'Shaserra se negó a arriesgar sus fuerzas en un asalto total. Hacerlo sería desperdiciar vidas, y a medida que las fuerzas T'au apretaban la soga en torno a los defensores, la rendición parecía inevitable. Pero no hubo ninguna.

Psychic Awakening 5 - The Greater Good (1)-12

O'Shaserra también tuvo que retirar sus fuerzas gue'vesa, cuya brutalidad hacia los defensores había alcanzado cotas que no pensaba tolerar. La tortura de prisioneros y mutilación de los muertos era común. Algunos gue'vesa exhibían abiertamente joyas elaboradas a partir de los dientes de los astorgianos muertos. Con frecuencia desobedecían órdenes de mantener la posición y perseguían a los enemigos en retirada, exponiéndose a sí mismos y a otros. Anomalías extrañas y estallidos de locura se volvieron frecuentes allá donde los humanos luchaban contra otros humanos.

Pese a todo eso, los T'au ganaban. Cada día se aseguraba más territorio a medida que el número de los defensores menguaba y sus provisiones escaseaban. La desesperación de los enemigos de O'Shaserra se reveló cuando miles de ellos emprendieron un ataque abrumador para salir. Casi tuvieron éxito, tal fue la sorpresa que consiguieron.

Estruendosas compañías de tanques de batalla y decenas de miles de tropas fervorosas estuvieron peligrosamente cerca de sobrepasar los distritos occidentales de la ciudad. El ataque fue detenido  sólo gracias a la disciplina T'au y al despliegue cuidadoso de Cuerpos en respuesta rápida llenos de Armaduras XV8 Crisis y Guerreros Fuego montados en Aerodeslizadores TX4 Piraña.

El fracaso de este asalto rompió el respaldo de los defensores debido al coste de iniciarlo, y al final grupos de humanos demacrados y aterrados comenzaron a rendirse.

El ritmo del avance T'au no tardó en acelerar  y la soga se cerró por completo. La propia O'Shaserra salió al campo en las batallas finales del conflicto, cuando los últimos humanos muertos de hambre de Iglesor Magna se rendían o eran derribados, con sus blásteres de fusión dobles incinerando incontables defensores o fundiendo veintenas de búnkeres.

La victoria de O'Shaserra en Iglesor Magna se proyectó por todo Kesh'val, mostrando la glora del T'au'va para que todos los vieran. Los Etéreos de la Quinta Esfera de Expansión sonrieron, sabiendo que sin duda esto implicaba el fin de la resistencia humana en el planeta. Los asistentes de la Casta del Agua prepararon discursos de victoria, pero se habían adelantado.

Ver las poderosas torres de Iglesor Magna derribadas y estallar en millones de pedazos no había hecho otra cosa que endurecer la determinación de quienes aún luchaban. Con tristeza, O'Shaserra supo que no tenía otra opción que aceptar que iba a derramarse mucha sangre, aunque la voluntad suicida de luchar humana sin importar las bajas la hiciera estremecer.

Tras la conclusión de la batalla, la Comandante O'shaserra atravesó las alas de la Nave Hospital 227. Se habían construido tantas naves de esas desde la Cruzada Damocles que los T'au habían dejado de bautizarlas. O'Shaserra había llegado sin anunciarse, vestida con una túnica sencilla. 

Halló una cama tras otra de T'au heridos y moribundos. Muchos habían perdido extremidades, mientras que otros estaban retenidos por apretadas ataduras, pues el horror les había desprovisto del juicio. Ordenanzas de la Casta de la Tierra se apresuraban llevando medicinas y equipo quirúrgico, tan atareados que ni se dieron cuenta de que O'Shaserra en persona caminaba entre ellos.

Cada nave hospital tenía capacidad para unos cinco mil heridos. Cada uno de las docenas  que orbitaban Astorgius operaba muy por encima de esos límites. O'Shaserra vio cientos de muertos arrojados desde escotillas. Por lo general los habrían incinerado en honorables funerales, pero eran tan numerosos y la demanda de espacio tan alta que no había tiempo para observar la tradición.

La comandante supo que ninguno de los caídos resentiria esta necesidad: ninguno importaba siempre que se cumpliera el Bien Supremo. La batalla continuaba en Astorgius, y O'Shaserra no dejaría que su sacrificio fuera en vano.

La contención de Haephos[]

<< Diario de campaña de la Quinta Esfera de expansión, rotaa 257 >>

No podemos fallar. Representamos la esperanza de nuestra gente, la esperanza del Bien Supremo. Somos la punta de la lanza, los pioneros. Hemos ido a donde ningún T'au creía posible.

Estábamos al borde de un punto muerto. por todas partes se nos enfrentaban enemigos implacables, ignorantes y depredadores, pero creíamos en nuestra causa. Con la tenacidad y audacia que caracteriza a nuestra especie, perseveramos.

Los de la Cuarta Esfera fueron los más valientes. Lo que debieron soportar... los riesgos que tomaron... para después salir solos a la galaxia salvaje...

Mantener el orden, construir lo que sería nuestro primer paso hacia el Atolón Nem'yar, pese a no saber si volveríamos a saber de nuestros parientes, precisó de coraje y convicción inconmensurables. Todos deberían envidiarlo.

Pero han cambiado. La extensión de su sacrificio y lo que les ha hecho es difícil de contemplar, pero no puedo justificar sus acciones.

++ FIN DE LA GRABACIÓN ++

Haephos se encontraba en rebelión. La Gran Fisura había traído pánico y miedo: su presencia en los cielos había destrozado la sensación de seguridad de sus habitantes. El contacto con el resto del Imperium se había perdido, aunque la gobernadora del planeta, Zula Hatiar, no tenía motivos para creer que no debía seguir aportando su diezmo.

Caos mutante mujer cortesana

Mutante humana

El densamente poblado Haephos era un mundo minero en el Sistema Pekun. Un planeta clave en la región, había producido enormes cantidades de prometio y metales para su uso en municiones durante miles de años. Como muchos mundos Imperiales, su población había sufrido terriblemente desde la emergencia de la Gran Fisura.

En su temor, muchos de los habitantes de Haephos se habían vuelto hacia alborotadores y demagogos, cuyo poderoso mensaje de supervivencia mediante cambio parecía ofrecer la seguridad que el Imperium no podía.

Los regimientos de defensa planetaria de la gobernadora Hatiar se enfrentaron a un rápido aumento de brotes de mutación, y a multitud de cultos devotos a lo que llamaban "El Señor de un Ojo". Uno de esos cultos, los Seguidores del Monarca Rojo, fueron responsables de docenas de atrocidades, la más conocida el Derrumbe del Túnel Eusebya, que provocó la pérdida de treinta mil vidas.

Mientras, los Ciclópeos, un culto cuyos miembros eran famosos por sacarse un ojo de forma ritual para honrar a su deidad, lanzó un ataque contra el espaciopuerto de Calixtos, retrasando la exportación de prometio varias semanas.

Abundaron los eventos perturbadores descritos por testigos como hechicería y brujería. La Masacre de la Mina Lascari, el Infierno de la Refinería Muliga y la Locura del Bloque de viviendas 27Λ no fueron sino ejemplos de una lista creciente de eventos maléficos. Cuando las Naves Negras del Adeptus Astra Telepathica no pudieron llegar según sus planes, miles de psíquicos peligrosos quedaron en la superficie de Haephos.

La gobernadora, cada vez más desesperada, lo vio como una oportunidad. contra lo advertido por sus consejeros, Zula Hatiar ofreció la libertad a algunos de los psíquicos a cambio de ayuda para encontrar a los mutantes y brujos rebeldes. Quienes no obedecieron, voluntaria o involuntariamente, fueron sacrificados.

El éxito inicial de esta campaña sorprendió hasta a la gobernadora Hatiar. Con la ayuda de los psíquicos, los seguidores del Monarca Rojo fueron localizados y destruidos por cuatro regimientos de Phalanxari Haephosiaos en los bloques de viviendas del distrito suroeste de la ciudad de Zonora.

Los mutantes del pozo de Titanio de 67 fueron abrasados por la 99º de Catachán "Tiburones Terrestres", y la 343º "Cazadiablos" se apostó temporalmente en el planeta para proporcionar entrenamientos de guerra en jungla a los regimientos haephosianos. Las minas submarinas de la Sima Anthemion fueron escerano del enfrentamiento entre el Culto de Chalkonides y más de treinta compañías de los Tritones Haephosianos. Renombrados combatientes acuáticos, los Tritones pemitieron la operatividad de las minas en semanas sin dejar rastro de herejes.

Guardia Imperial sentinels wikihammer

Bípode Sentinel abriendo fuego

Tras los éxitos de su campaña hasta ese punto, cuando una colonia mutante migrante de cientos de miles se detectó en los vastos complejos de túneles bajo el subcontinente de Latinion, Hatiar estaba convencida de que la victoria era inevitable. Se envió infantería de veinte regimientos phalanxari haephosianos, junto a siete regimientos de Klibanarii haephosiano repletos de escuadrones de estruendosos tanques de batalla Leman Russ, Hellhounds y rápidos Sentinels . Una docena de regimientos aliados de otros mundos también se prepararon para lo que se esperaba fuera una batalla gloriosa.

Los mugientes mutantes encontrados por las fuerzas combinadas imperiales fueron aplastados con rapidez, pulverizados bajo orugas blindadas o derribados por oleadas de fuego láser y bólter pesado. Nidos de refugios fueron purgados con llamaradas de prometio o virulentas toxinas licuadoras de carne.

Sin embargo, el gran número de los mutantes comenzó a notarse, y respondieron. Los sonidos de la batalla llenaron túneles de todo tipo, desde aquellos tan estrechos que los guardias sólo podían atravesarlos en fila india hasta aquellos tan anchos que una compañía de tanques Leman Russ podía pasar por ellos de una sola vez.

Las vocolíneas estaban inundadas con los gritos de los guardias a los que estas criaturas despedazaban, o con las súplicas de auxilio de los tripulantes de tanques empantanados por lluvias de vómito repugnante. Los choques alcanzaron su máxima intensidad en los cruces entre varios túneles, en las estaciones y puestos de control abandonados.

Aquí fue también  donde la naturaleza de la guerra en Haephos cambió por completo, y la gobernadora Hatiar descubrió por qué los mutantes combatían con un salvajismo tan desaforado.

Estaban huyendo de otra cosa. Algo peor que las fuerzas del Astra Militarum que habían venido a destruirlos. Otros moraban en el submundo de pesadilla de Latinion, y también buscaban la destrucción de los mutantes para poder hacerse con el planeta. Estos otros cultos habían esperado el momento oportuno, aumentando sus fuerzas con paciencia y diligencia sin par entre los mutantes que las fuerzas haephosianas habían combatido hasta entonces.

Watangrientos Genestealers

Las primeras tropas imperiales que encontraron esta nueva amenaza identificaron vehículos mineros armados y Cruzadunas Aquiles avanzando a toda velocidad mientras arrollaban a aquellos demasiado lentos para escapar.

Este enemigo inesperado atacó a las fuerzas imperiales de inmediato, tomándolos completamente por sorpresa. Esperando una victoria rápida contra un enemigo indisciplinado, las tropas de Haephos se encontraron a la defensiva contra una fuerza altamente organizada y bien equipada. Pelotones de infantería se encontraron rodeados por enemigos montados en Atalan Jakals  antes de ser embestidos por horrores de garras y varias extremidades envueltos en equipo de minería desgastado.

Escuadrones Sentinels fueron asediados por monstruosidades musculosas que abrían las cabinas y despedazaban a los pilotos. Informes en conflicto afirmaban que este nuevo rival estaba compuesto por traidores, xenos o nuevas cepas mutantes.

Algunos oficiales imperiales se encontraban en posición de reunir a sus tropas a tiempo y tener cierta iniciativa. La compañía Leman Russ Demolisher "Rompebastiones" cargó directamente contra una acometida de camiones Goliath Triturarrocas. Tal coraje se cobró las vidas de la tripulación de todos los tanques, pero retrasó un asalto que podría haber destruido la mayor parte de las 5º y 6º Compañías de la 12º de los Granaderos Riatov.

La 81º de Klibanarii haephosianos y 1º Compaía Hellhound salieron a toda prisa para auxiliar a la Guardia Pekuni atrapada, golpeando con tal furia que no sólo rescataron a sus aliados, sino que incineraron a cientos de sectarios con prometio ardiente. Algunos de estos sectarios fueron capturados con éxito, aunque quienes lograron esta hazaña increíble fueron ejecutados por contacto ilegal con enemigos del Imperium una vez

Genestealer1

los cautivos fueron trasladados.

En cuestión de horas la batalla había terminado: el nuevo enemigo se había escabullido y retirado pese a su significativa ventaja en batalla. La colonia mutante había sido destruida, pero miles de tropas imperiales habían sido asesinadas y sus cuerpos rotos salpicaban múltiples campos de batalla.

Cientos de restos de tanques ardían, envenenando con humo el débil aire subterráneo. La gobernadora Haitar, privada de su victoria rápida y magnífica, estaba aturdida. Contra los consejos militares, retiró a las tropas supervivientes en vez de ordenar una persecución, esperando no volver a encontrar nunca a este nuevo enemigo. Sus regimientos los habían asustado; sin duda, no volverían.

Pero volvieron. Estallaron rebeliones simultáneas por todo Haephos, cada una con atributos similares: vehículos civiles reconvertidos cargados de armamento, monstruos de varias extremidades con garras y hojas viles y guerreros humanoides ataviados con ropa de minero que empuñaban armas toscas.

Había otro hilo en común, y es que todas concentraban su atención en los espaciopuertos del planeta, en especial Eletyrio, el mayor de Haephos. Hatiar no tenía idea de qué tipo de inteligencia movía a estas criaturas, pero hasta un tonto podía ver que sus acciones no eran coincidencia. Trataban de escapar.

Hatiar estaba determinada a que esto no ocurriera, y envió a sus generales a que se aseguraran de que se controlaban los espaciopuertos. No podía arriesgarse a que el resto del Imperium supiera los horrores que albergaba su planeta y que ella había dejado que infectara sus entrañas. Eletyrio tenía el tamaño de una ciudad.

Sus abarrotados muelles soportaban miles de naves comerciales y militares y en ellos abundaban los servidores , tripulaciones que se ocupaban de asustos vitales en tierra y misteriosos agentes del Adeptus Mechanicus. Vastas plataformas de aterrizaje se encontraban entre almacenes llenos de provisiones listas para ser enviadas fuera del mundo. Closales tanques de combustible mantenían el motor del comercio imperial en marcha. Había bloques de viviendas para obreros por todas partes, entre talleres donde la maquinaria rugía, resonaba y golpeaba incesante.

Pero el ruido de la industria se convirtió en ruido de batalla. Cánticos y chillidos alienígenas que se mezclaban con juramentos de batalla de los sacerdotes y soldados imperiales, y que el aire lleno con el chisporroteo de rifles láser, el rugido de los cañones y el traqueteo de las armas de repetición.

Un lugar de comercio y civismo se había convertido en uno de guerra. Donde una vez los mercaderes habían discutido largamente los últimos detalles de sus acuerdos de comercio, ahora los soldados imperiales patrullaban, intentando sacar a la luz a su elusivo enemigo. Los Cultos Genestealer se escondieron, atrincheraron e hicieron cubiles. Todos los días estallaban tiroteos salvajes, y el olor de la industria fue reemplazado por el hedor de la carne putrefacta.

Tiranidos genestealers flota kraken

Genestealers puros de la Flota Enjambre Kraken

Las insidiosas criaturas plagaron los muchos pasillos con trampas y usaron toda táctica de guerrilla conocida. Se emboscaron y destruyeron patrullas, guardias imperiales fueron destrozados por garras bestiales y columnas blindadas cayeron en trampas bien escondidas llenas de minas anticarro.

Pelotones de infantería informaron de asaltos por todos los flancos al tiempo, muchos de ellos eran atrapados en medio de un letal fuego cruzado mientras monstruos de piel púrpura se les echaban encima para arrancarles los miembros. Otros sufrieron asaltos durante un breve momento antes de que sus atacantes huyeran sin dejar ni rastro. Se asesinaba a un oficial tras otro, y sus cuerpos presentaban horribles heridas de armas blancas o disparos de pistola en la cabeza.

Las minas y otros dispositivos explosivos se hicieron tan abundantes como las moscas chupasangre de los Pantanos Leont, y millares de soldados perdieron extremidades por ello. Se limpiaban zonas de explosivos y pocos días después se encontraban de nuevo plagadas, y sin la oratoria y el fervor de los sacerdotes militares y Comisarios, muchos de los oficiales veteranos de Haephos esperaban que la moral de sus soldados decayera sin remedio.

Pero las fuerzas de la gobernadora tenían recursos propios. Con el respaldo de la riqueza del planeta, fueron capaces de reunir números y potencia de fuego formidables. Los generales de Hatiar trataron de aprovechar esto y atraer al enemigo a campo abierto, presentándoles fuerzas débiles que actuaban como cebo.

Cuando atacaban a compañías de infantería colocadas de forma deliberada como cebo, ciclos genéticos enteros fueron eliminados por escuadrones de rugientes Hellhounds y letales cañoneras Valquirias .

Los Haephosianos movilizaron fuerzas lo suficientemente vastas para barrer franjas enteras de Eletyrio en movimientos de pinza gigantes. Regimientos de infantería e implacables compañías de blindados se cernieron sobre ciertas áreas del espaciopuerto como un cepo, cortándole la vía de escape a sus enemigos.

Culto Genestealer por David Gallagher

Aunque estas batallas se tradujeron en pérdidas enormes para las fuerzas de Hatiar puesto que los cultistas lucharon por su supervivencia como animales enjaulados, la efectividad general de la estrategia era dificil de negar. Una vez fue implementada por completo, fue cuestión de tiempo que Eletyrio cayera.

La lucha continuó siendo ardua. Cultistas xenos de extremidades filosas infligieron un daño abrumador, destrozando a la infantería imperial con una facilidad aterradora antes de ser abatidos. Moles imponentes empuñaban picos y martillos inmensos ignoraban el fuego de las armas menos pesadas mientras convertían a sus enemigos en pulpa.

Un regimiento de la Guardia Thaxarillian llegó a caer presa de la mancha xenos, volvíendose contra sus aliados en un terrible ataque sorpresa. Les llevó meses de lucha agotadora destrozarlos al fin, y en ese tiempo se tuvo que purgar a otras unidades. De alguna forma, la misma corrupción se había extendido de los sectarios a miles de tropas imperiales. Sin embargo, no fueron más que obstaculos menores. Los cultistas ya no tenían a dónde escapar.

Con el tiempo, Eletyrio se consideró segura, aunque continuó la lucha esporádica durante meses después de la delcaración de la victoria oficial. El propio puerto no era ahora más que una ruina destrozada, y muchas de las naves atracadas habían quedado reducidas a escoria apenas aprovechable como chatarra. 

Aunque ninguno de sus otros puertos estuviera bajo ataque, era dudoso que Haephos pudiera cumplir sus requerimientos de diezmo durante años. Pero Hatiar era optimista. Si habían ganado aquí, podrían ganar en cualquier otro lado. Habían estado incomunicados con el Imperium durante años y la gobernadora creía que, si las cosas seguían así, podría reconstruir y producir suficientes recursos para cumplir cualquier requerimiento una vez se reestableciera el contacto.

Justo cuando la primera sonrisa desde hacía meses aparecía en los labios de Hatiar, recibió noticias. Se acercaba una flota xenos. Eran los T'au.

Una Fe redescubierta[]

Los T'au llegaron a Haephos en el clímax de la lucha contra las rebeliones de Cultos Genestealers. Haciendo incursiones diplomáticas a la gobernadora Hatiar, explicaron que pertenecían a la casta del Agua, una de las cinco castas que componían su raza. Identificaron la nueva amenaza de Haephos como los Cultos Genestealers y explicaron con detalle cómo los T'au se habían enfrentado a ellos en otros mundos y cómo deseaban formar una asociación con los gobernadores imperiales para derrotar esta amenaza.

En ese momento, Hatiar estaba desesperada: todo lo que había conocido alguna vez se había derrumbado a su alrededor, y sus ejércitos estaban casi mermados por una miriada de enemigos. Las estrellas de los cielos nocturnos habían cambiado hasta ser irreconocibles. El Imperium estaba fuera de su alcance. La propuesta xenos era tentadora. Hablaban persuasivamente, ofreciendo la victoria, la paz y la prosperidad que tanto deseaba Hatiar. Se preguntó qué había hecho el Imperium por ella y qué hacía ahora. Estaba preparada para acceder a su oferta cuando le llegaron nuevas de un sacerdote imperial que había sobrevivido  de milagro a una batalla tremenda. 

El sacerdote hablaba de un rival xenos que luchaba con armamento avanzado envuelto en enormes armaduras de guerra. Habían matado a las tropas imperiales y a los cultistas Genestealer con igual impunidad. Al oír esto, Hatiar rechazó la oferta de lealtad de los T'au, afirmando con énfasis que nada superaba su lealtad al Emperador y que era una mujer sin precio. Afeó la duplicidad de los alienígenas y juró que todos serian eliminados de la superficie de Haephos. Hatiar vio la supervivencia y el mensaje del sacerdote como una señal del propio Emperador. Recuperó la fe y se entregó a dirigir una campaña por Haephos con vigor renovado.

El alzamiento de Vorotheion[]

En las entrañas de las colmenas Vorotheion, los Cultos Genestealer de los Príncipes Mendigo se agitaron. No se enfrentaban a una sola amenaza, si no a dos. Los intrusos alienígenas engañaban a la élite humana, con la esperanza de apoderarse del planeta. No podían permitirlo. Vorotheion pertenecía a los Hijos de las Estrellas.

Psychic Awakening 5 - The Greater Good (1)-17

Los Príncipes Mendigo no estaban preparados para alzarse, pero no tenían otra opción. Eran tiempos peligrosos y confusos. Los poderes de los Dioses Oscuros eran palpables. Oponiéndose a ellos se alzaba la élite gobernante de Vorotheion, los Opresores, cuyos engañados sacerdotes predicaban con fuerza, y castigaban aún más fuerte. Su presencia amenazaba con alterar el equilibrio de poder y destruir las jerarquías del Opresor en las que los Príncipes Mendigo se habían infiltrado devotamente durante generaciones.

Los auténticos creyentes sabían que los Hijos de las Estrellas recompensarían a los Príncipes Mendigo por su esfuerzo, y que la recompensa valdría cualquier sacrificio.

Los tentáculos de las sectas genéticas de los Príncipes Mendigo se extendían por todo Vorotheion, desde los sumideros hasta lo alto de las torres de las colmenas. Pero la suya no era la única influencia que socavaba la lealtad de los Opresores imperiales. Un nuevo culto había emergido y se extendía con rapidez, dedicado a lo que llamaban el Bien Supremo.

Hablaban de unidad, de la liberación que llegaría de las estrellas. Ese culto también había reclutado miembros entre los poderosos. Para demasiados de los Primus de los Príncipes Mendigo representaban una amenaza. La política interna de Vorotheion se complicó con intensos conflictos mientras agentes del Bien Supremo y de los Hijos de las Estrellas competían por la supremacía en los debates sobre si Vorotheion debía dar la bienvenido a los T'au o no.

Aprovechando la presa que ya tenían, los Príncipes Mendigo ganaron la tensa batalla diplomática. Milagorsamente, los Hijos de las Estrellas los habían bendecido con más Magus que nunca, como si supieran que sus adoradores necesitarían su ayuda. Estos individuos se habían infiltrado en los estratos superiores de la élite de Vorotheion, penetrando en consejos y reuniones oficiales.

Ahora, utilizaban sus poderes psíquicos y su dominio de la oratoria para persuadir a sus colegas de que una alianza con el Imperio T'au no era lo mejor para el planeta. A raíz de la aparición de la Gran Fisura, los poderes de los Magus se habían vuelto aún más fuertes, y explotaron estas bendiciones de los Hijos de las Estrellas al máximo. Se apoderaron de las mentes de muchos funcionarios, emitieron votos vitales o hicieron discursos entusiastas. Cuando fue necesario, los Magus enviaron los Sanctus a aquellos que no podían ser convencidos.

Sanctus Cultos Genestealer Warhammer 40k

Mientras tanto, desde los sumideros y las cloacas, desde los manufactorum hasta los bloques de habitáculos, los Príncipes Mendigo se prepararon para la guerra. Los Biófagos implantaron más y más población con semilla genética Genestealer, sabiendo que se necesitarían miles de Aberrantes en las guerras por venir. Las historias de grandes héroes enmascarados y libertadores con puntería legendaria se extendieron por todas las colmenas, agitando a las masas oprimidas contra sus señores.

Los Sanctus hicieron su sangriento trabajo día tras día: los acólitos encontraban a los sacerdotes del Credo Imperial con la garganta cortada, los oficiales del Astra Militarum caían muertos a mitad de una sesión informativa después de ser golpeados por silenciosas agujas tóxicas y muchos líderes y burócratas simplemente desaparecieron. En todas partes donde trabajaban los agentes de los Príncipes Mendigo se veían rastros de los intrusos, desde tratados baratos sobre un imperio de la unidad hasta un dispositivo hipertecnológico escondidos en joyas.

A medida que los Príncipes Mendigo aprendían más del llamado "Bien Supremo",no podían dejar de notar las similitudes con su propio credo. Sin embargo, las diferencias revelaban su falsedad, y los Príncipes Mendigo mostraron el camino a muchos de aquellos engañados por sus enseñanzas. Al convender a sus rivales de que el "Tow-vaah" de múltiples miembros que seguían representaba a los Hijos de las Estrellas, los Príncipes Mendigos atrajeron muchos a su propia causa.

Los Clamavus leyeron las escrituras y prometieron fraternidad, contando historias de profecías cumplidas y alzamientos legendarios. Algunos no persuadidos por la predicación apasionada de los Clamavus fueron llevados al redil por la claridad del Beso Genestealer. Los T'au no se mostraban, sin darse cuenta de cómo algunos humanos habían interpretado el Tau'va.

Cuando la oferta de amistad T'au fue rechazada, los extraterrestres iniciaron la acción militar. Coordinandose ampliamente con los seguidores del Bien Supremo de Vorotheion, atacaron mayoritariamente la colmena principal del planeta, Zemirus. Muchas de las unidades de ataque esperaban ser bien recibidas por sus aliados en tierra, lo que permitiría una inserción rápida.

Tau guerreros casta fuego combate

Estaban equivocados. Las baterías de armas defensivas, consideradas leales, de hecho se habían unido a los Hijos de las Estrellas. Sus salvas mortales impactaron en numerosas cañoneras y transportes T'au en el aire, enviando restos en llamas sobre los bloques de habitáculos densamente agrupados en Vorotheion. Muchos T'au que se desplegaron con éxito fueron emboscados cuando desembarcaron de sus transportes, los Guerreros de Fuego y las Armaduras Crisis se separaron cuando oleadas de hibridos y aberrantes descendieron sobre ellos en un frenesí depredador.

Sin embargo, no todos los T'au fueron superados tan fácilmente. Aquellos que formaron parte de la Expansión de la Cuarta Esfera no esperaron una bienvenida humana, llevando a cabo aterrizajes de asalto. Realizando maniobras precisas, estas unidades T'au despedazaron a cientos de sectarios apresurados con fuego de pulso de precisión hasta asegurar una cabeza de playa.

Las unidades de la Quinta Esfera con comandantes particularmente agresivos también tomaron tierra con éxito, aunque todos estaban presionados por el enemigo. El velo de secreto que los Príncipes Mendigo habían luchado por mantener se alzó en ese momento; dándose a conocer a T'au y Opresor por igual, y su levantamiento total era imposible de detener.

A lo largo de todo Zemirus docenas de regimientos defensivos mostraron sus auténticos colores. Miles de tropas abrieron un camino sangriento entre los barracones y las fortificaciones, limpiándolo de todo el personal que no hubiera sido tocado por la bendición de los Hijos de las Estrellas. Brutales combates cuerpo a cuerpo empezaron entre soldados que sólo horas antes habían sido amigos, con antiguos aliados apuñalándose con bayonetas o estrangulando a sus camaradas en el suelo ensangrentado.

En la mortífera subcolmena, siempre un lugar de violencia sin sentido, se inicio una verdadera guerra. Surgieron sectarios con sus iconos alzados de los sumideros tóxicos y las manufacturas bajo la guía de sus Primus y Nexus, con su habilidad táctica y su liderazgo excendiendo en mucho al de las bandas y matones a los que se enfrentaban.

"Niños de los Hijos de las Estrellas, os pido que os alcéis.

Los Usurpadores vienen a robar este planeta a nuestros opresores. Nosotros les detendremos.

Vorotheion es nuestro derecho. No está en su mano tomarlo.

Su estúpido, débil y fraudulento credo ya se extiende entre los débiles de este lugar. Nosotros iluminaremos a aquellos fáciles de confundir.

Nosotros conocemos la voluntad de los Hijos de las Estrellas. Nos preparamos para su ascensión. Como querrían nuestros señores que lo hiciéramos. Recordad: Benditos son los oprimidos. Beatificados son los perseguidos. Alzados son los que luchan."

Mallik Valka, Clamavus.

En cada nivel de la colmena Zemirus estallaba el conflicto. Los Fusileros de Vorotheion se enfrentaban a los Hermanos de la Hélice Sangrienta y a los Discípulos de la Bobina en las galerías de Paikon, la enorme exposición del impagable arte y artefactos fue testigo de actos de terrible brutalidad cuando criaturas con garras utilizaron poderosas herramientas de minería como armas.

Cultos Genestealer Goliath Muelerrocas 2

Era tal la cantidad de sectarios que los fusileros se vieron forzados a utilizar lanzallamas contra ellos, quemando reliquias de miles de años de antigüedad al hacerlo. El aire se espesaba con los vapores del Promethium ardiendo y los cuerpos de los cultistas, pero los Hermanos y Discípulos eran tenaces. Atacaron una y otra vez, masacrando a miles hasta que las huecas galerías fueron finalmente reclamadas por los Hijos de las Estrellas.

El gran jardín de Siphax, un enorme paisaje verde preservado en mitad del polucionado planeta por una antigua tecnología incognoscible, se convirtió en un cenagal infernal cuando los Muelerrocas Goliath y otros vehículos de los Cometierras de hierro chocaron contra las compañías blindadas de Honor de Siphax. Las cuchillas de los Goliath hicieron pedazos los Sentinels antes de aplastarlos bajo los poderosos neumáticos de los vehículos mineros.

Pero los vehículos de los Cultos Genestealers también sufrieron grandes bajas. Incontables hibridos fueron erradicados mientras los cañones convertían sus vehículos en poco más que metal fundido. El campo de batalla en sí era un enemigo para ambos bandos, la lucha había destrozado enormes cañerías que desviaban los deshechos industriales del Gran Jardín. Cientos de vehículos cayeron víctimas del espeso lodo revuelto, con sus tripulaciones ahogándose cuando eran absorbidas por sus apestosas profundidades.

Las fuerzas T'au siguieron atacando en la caótica guerra que consumía cada nivel de Zemirus. Pese a que no habían logrado establecer una auténtica posición en el planeta, eran un problema para los Príncipes Mendigo. Sus fuerzas eran rápidas, adaptables, estaban motivadas y sus armas de inducción destruían enjambres de neófitos genestealer, mientras que la terrible tecnología de fusión eliminaba a los Aberrantes de la existencia. Los T'au estaban preparados para luchar codo con codo con la guarnición Imperial, aunque pocos esperaban que esa alianza sobreviviera a la eliminación de los Príncipes Mendigo.

Todas estas batallas eran secundarias. Los Patriarcas de los Príncipes Mendigo tenían un objetivo claro: Debían controlar el Generatorium principal de Zemirus. Mientras permaneciera en manos del Opresor, podría ser utilizado para apagar sectores completos de la colmena, incluyendo los que estaban bajo control de los Príncipes Mendigo. Los Primus no podían permitir semejante vulnerabilidad, pues en caso de ser usada podría eliminar a millones de los suyos y hacer fracasar su alzamiento. Cientos de miles de sectarios atacaron, liderados por un Patriarca y una serie de Magus.

<<Grabación de voz interceptada - Prioridad Nihil: Rumor Malignas >>

Hijos del octavo Ciclo de progenie. Hermanos y hermanas al servicio del gran Padre. Nuestro amado señor os encarga una tarea de vital importancia en nuestro camino para alcanzar nuestro derecho y derrocar a aquellos que nos querrían ver aplastados bajo sus talones de acero.

Hace tiempo que las botas de los miembros del 9º Salvavidas de Vorotheion nos oprimen. Hace mucho que asesinan a nuestras familias y explotan nuestro trabajo. Se acabo. Vosotros y muchos más seréis su destrucción. Saboreareis su miedo, arrancareis sus sonrisas crueles de sus rostros amargos y los desangrareis. No dejéis ninguno vivo.

Nuestro señor os ha elegido. Sois sus elegidos. Los llamados para esta misión. Los Grandes Hijos de las Estrellas os recompensarán por vuestros esfuerzos, para aquellos que llevan a cabo su sagrada voluntad, su generosidad no conoce limites.

En el nombre del Sagrado padre. Atacad.

++ FIN DE GRABACIÓN ++

El generatorium era un complejo enorme de hornos, reactores y potentes turbinas. Los Opresores eran conscientes de su importancia vital, y los regimientos que lo defendían eran de los mejores del planeta. Sus trabajadores, que vivían en superpoblados bloques de habitáculos en el mismo generatorium eran gente dura, de la que los Opresores reclutaron una milicia dura e intransigente.

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Los primeros pasos de los Príncipes Mendigo fueron aislar el generatorium. Se lanzaron ataques de distracción por todo Zemirus, para dividir al enemigo. Estas acciones de distracción tenían como objetivo que cuando lanzaran el ataque, fuera imposible para las tropas de refuerzo Imperiales llegar. Los Príncipes Mendigo atacaron desde todas partes, estimulando a los cultistas para que atacaran con un frenesí desenfrenado.

Escuadrones de Leman Russ capturados se lanzaron directos contra puertas y paredes con sus cañones rugiendo. Estas acciones distrajeron a los defensores mientras los Purasangre Genestealer se escabullían desde las alcantarillas y los túneles de servicio abandonados para aislar a sus enemigos en grupos, usando su inmensa destreza para escalar defensas y edificios. Ningún humano estaba lejos de su alcance.

Era de suprema importancia para los Primus que el generatorium fuera capturado tan intacto como fuera posible. No sólo para salvaguardar sus propios baluartes, también les permitiría controlar los niveles de energía en las zonas de la colmena que seguían bajo control imperial.

Los Nexus, formidables tácticos de fiera inteligencia, temían que los Imperiales utilizaran la función de autodestrucción del generatorium para privarles de su objetivo. Antes del alzamiento, algunos trabajadores del generatorium habían sido iniciados en el culto, y lograron infiltrarse en la jerarquía del lugar. Cuando llegó el momento, estos agentes ocultos derribaron a sus enemigos con armas ocultas, o abrieron caminos cruciales para permitir acceso a los Sanctus y a los Kelermorfos a puntos seguros.

Cultos Genestealer Kelemorfo Híbrido

Allá donde iban los Magus, las tropas Imperiales se atacaban entre ellas, sus mentes eran controladas y obligadas a llevar a cabo horribles actos de traición. Otros muchos se quedaban atontados, llevados a un estado de trance que les convertía en presa fácil para las tropas sectarios que los atravesaban con garras y zarpas o los ejecutaban a sagre fría.

Con su recién descubierto poder, los Magus imbuían a sus seguidores con una fuerza increíble. Los cultistas superaban a los defensores en cada encuentro. Con incluso los Neófitos capaces de arrancar extremidades y golpear a través de los blindajes.

El generatorium de Zemirus cayó. Cada uno de los muchos brazos de los Príncipes Mendigo había jugado un papel clave en su caída, demostrando claramente el poder de los Hijos de las Estrellas y las bendiciones que otorgaban a su progenie. Tras lograr la victoria, los Príncipes Mendigo aumentaron rápidamente la ferocidad de su guerra para controlar Zemirus, y los últimos defensores cayeron unos meses después.

Pese a este importante hito, quedan muchas colmenas por todo Vorotheion, algunas en manos de Imperio T'au, otros bajo control imperial tras eliminar a los sublevados. Algunas de estas cayeron en cuestión de días, tal era la prevalencia de los Príncipes Mendigo. Otras siguen luchando, vendiendo caras sus vidas.

Los agentes del Culto Genestealer de todo tipo se han visto galvanizados por el reto, llevando a cabo la tarea de sus dioses con un profundo fervor. Pese a todo, los Príncipes Mendigo tienen mucho trabajo por delante para traer la llegada de los Hijos de las Estrellas.

Ecos del despertar[]

Los desastrosos efectos de la gran fisura, la herida psíquica que se extiende a lo largo de la galaxia aun se están calculando. Eventos direrentes a miles de años luz de distancia tienen características comunes que los agentes imperiales que investigan segmentos de vococharlas, señales astropáticas y otros datos, sólo están empezando a comprender.

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Maj. Z.B. Epra

Unidades-eta Evacuación MISSID 52:15PW - GZ Norte

Compañía Épsilon en el sector omega-dos-cinco reporta la eliminación con éxito de elementos de reconocimiento ligero Aeldari. Guardia Imperial Ortug elogiado por su "milagrosa" identificación del enemigo esperando en un punto de emboscada.

De acuerdo con la nueva directiva 616∆, el Guardia Imperial Ortug ha sido reportado al Batallón del Comisariado por "comportamiento considerado altamente sospechoso" a la luz de recientes eventos anómalos y heréticos.

El 4º Batallón de la Compañía Chi ha sido destruido tras el descubrimiento de una antigua armadura reliquia Aeldari. Armadura aparentemente recuperada por el enemigo antes de poder proceder a la incineración. Los escasos restos humanos sugieren atacantes de la casta guerrera. Comandante de la compañía Chi ejecutado sumariamente por falta de previsión y fallo al disponer la guardia adecuada.

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Prioritas Ultima \\001A

Categoría: Sacris Theftus

Gran Maestro Voldus, el ritual ha cesado. Los planes de los Cíclopes se deshacen. Pero un puñado de nosotros ha sobrevivido. El mismísimo Gran Maestro Supremo nos ayudó. Sin él, sólo conoceríamos el fracaso y la muerte.

Traigo graves noticias. No se ha recuperado el cuerpo de ninguno de los hermanos caídos. Su semilla genética está completamente perdida. Pensar que ninguna ha caído en las garras del Rey Carmesí sería cuanto menos una temeridad. No puedo más que suplicar perdón por mi fracaso. No me atrevo a pensar en lo que ese monstruo hará con el legado de nuestros hermanos. La venganza es necesaria.

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¡El Emperador de cuatro brazos es el Bien Supremo! Observa las similitudes. Escucha lo que ambos desean para su pueblo. Paz, unidad, una nueva era, un tiempo de felicidad y prosperidad libres de la opresión, donde todo tenga su lugar y su propósito.

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Voco-e Interceptado: Cruor, Subsector Straziar]

¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!

Adenda: La vocotransmisión ha sido continua desde hace aproximadamente cuatro meses solares. QR y SM enviados por separado para investigar. Todo el contacto perdido con ambos. PN y UF-3 a investigar.

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¡Los dioses mecánicos andan! ¡Con cada paso poderoso aplastan a aquellos que alguna vez nos pisotearon! Únete a ellos en su glorioso esfuerzo; ¡que la venganza sea nuestra y que nuestros opresores sean derrocados!

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Intelligentus Xenos Incursio:

Agrax Approximatus

Las misiones de extracción de piedra negra en la vecindad del sistema Agrax del Archimagos Cawl han fallado en repotrar sus últimos cuarenta y tres informes previstos. Un solo mensaje fragmentario ha llegado. Su calidad profundamente insatisfactoria. Zyto-Neumann-2918 un Skitarius de bajo rango mantiene que el sitio de la excavación fue atacado no sólo por fuerzas Necrones, tenidas en cuenta en las expediciones de recuperación de piedra negra como mi señor sabe, sino por xenos clasificados como Drukhari. Estos intrusos xenos, mantiene el Skitarius, acabaron con gran cantidad de piedra negra. El motivo por el que lo hicieron está sujeto a conjeturas en este momento.

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Eventos en la Fisura Properan:

Nuestra misión ha sido un éxito, Gran Maestro Azrael. El ritual de Magnus fue detenido antes de que pudiera concluirlo, pero la Fisura Properan está plagado de guerras. La influencia de Magnus ahí es profunda.

Por suerte, los Caballeros Grises no se entrometieron en nuestros asuntos, ni se nos dio ninguna razón para creer que saben más de lo que deberían. Nuestro futuro a este respecto sigue siendo seguro.

Pese a todo, la 5ª Compañía está muy dañada. Muchos muertos quedaron atrás, y con gran vergüenza he de reportar que muchos de nuestros hermanos no pudieron ser evacuados. Mucha semilla genética se ha perdido.

Me someto a vuestro juicio.

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Vocoeco:

Nave desconocida de los Desgarradores

Localización: Cicatriz Roja Proximatuss

Nuestros... nuevos hermanos. El regalo... del Primarca retornado. Son tan vulnerables al legado de los ángeles como cualquiera de nosotros. Pensar que algunos lo anunciaron como una gran esperanza. Es repugnante. Es vergonzoso. Esperemos que la expiación que ganan en la muerte valga más que su ignominia en la vida.

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Ráfaga de comunicación interceptada 73∂π/29∑∆ - Priorizar.

Prioritas Primus.

Estamos bajo ataque. Enemigos clase Astartes heréticos. Los uniformes y la heráldica indentificados con un 78.6% aproximadamente de los enemigos indica que pertenecen a los Guerreros de Hierro. Se han presentado decenas de informes anómalos sobre innumerables "bestias- máquina". (Una catalogación completa de las once o más variedades aún debe llevarse a cabo. Todas son desconocidas para el Adeptus Mechanicus).

Las bestias-máquina están en posesión de armas y munición de categoría empírea. Numerosos macroclados han sido destruidos, siete templos forja están bajo asalto directo, veintitrés bajo amenaza inminente. Debemos reunir todos los macroclados. Se solicita ayuda. Repito, se solicita ayuda.

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Libro 6: La Saga de la Bestia[]

"Si hay una verdad que aprender sobre Ghazghkull Mag Uruk Thraka es ésta: No es un orko ordinario.

Esta abominación destaca entre las especies de xenos implacables y salvajes que la humanidad ha subestimado en un campo de batalla tras otro. Las profundidades de su brutalidad y astucia infernal superan la de cualquier otro piel verde al que se hayan encontrado en milenios. La matanza brutal infligida por sus hordas interminables atrae a billones de orkos irresistiblemente hacia él.

Es un virus que crece exponencialmente, atiborrándose de violencia, caos y sufirimiento. Lo peor de todo es que él conoce su potencial y se esfuerza por cumplirlo. Si tiene éxito, Ghazghkull ahogará la galaxia en un océano de muerte verde mientras él ruge sus plegarias a sus deidades falsas y blasfemas.

Ghazghkull debe ser destruido. Esta suciedad debe ser purgada. Su asquerosa presencia no puede y no será tolerada en el reino del Emperador. Todos debemos empuñar la espada para acabar con su vida de una vez por todas. Si queremos que el Imperium sobreviva, no tenemos otra opción. Declaro ahora, sin hipérbole, que si Thraka no es detenido, la extinción de la humnaidad es inminente.

A la bestia de Armageddon no podemos darle cuartel. Dondequiera que se aventure, lo seguiré, con todas las fuerzas que el Emperador se digne a darme para esta tarea tan importante. Y cuando la misión esté acabada, cuando la cabeza del llamado profeta de Gorko y Morko sea cercenada de su cuerpo, la sostendré en la plama de mi garra y la aplastaré para siempre".

- Comisario Sebastian Yarrick.

Extracto sobre el Verdadero y Absoluto peligro de Ghazghkull Mag Uruk Thraka.


Devastación[]

Oleadas de brutos musculosos, equipados con armamento devastador y destartalado y vehículos que derriban todo lo que se les interpone. La anarquía causada por la Gran Fisura hace que el ataque de los pieles verdes sea más peligroso que nunca. Los Lobos Espaciales conocen la gravedad de la situación.

Los Orkos[]

Mientras innumerables Orkos luchaban contra las hordas de Daemons y los renegados que escupía la Sonrisa de Gorko, los pieles verdes más inteligentes concluyeron que si las fuerzas del Caos dejaban la gran fisura de la disformidad abierta, los Orkos ciertamente podían entrar. Sonriendo salvajemente ante la perspectiva de ser lanzados a todo tipo de grandes batallas, innumerables pieles verdes sumergieron sus enormes flotas en las turbulentas tormentas de la Gran Fisura. A muchos no se les volvió a ver jamás, tragados por las fauces de Gorko. Otros fueron lanzados a combates a una escala inimaginable. Esos pocos Orkos lo bastante astutos como para contemplar cualquier cosa además del gran potencial de violencia gozosa sintieron que Gorko les sonreía y redoblaron la lucha. Los ataques Orkos en el Imperium aumentaron en frecuencia e intensidad. Enormes pecios espaciales arrojaron millones de brutales pieles verdes a mundos vulnerables que apenas habían evitado los horrores de la invasión del Caos. Las flotas imperiales que luchaban por navegar por las turbulentas energías empíricas fueron tomadas por sorpresa y destruidas. Las orgullosas naves imperiales vieron sus flancos blindados embadurnados con crudos glifos orkoides y colores tribales. Muchos fueron transformados por sus nuevos dueños; algunos tenían grandes losas de metal soldadas en sus inmensos paneles blindados, mientras que otros tenían grandes dispositivos de cañones instalados en cada espacio disponible. Los Eztrambótikoz deambulaban entre las tribus orkas en mayor número que nunca, con los ojos brillantes color verde y sus manos crepitando con energía pura mientras sus visiones inspiraban desvaríos incesantes. Donde los Orkos se reunían, su energía ¡Waaagh! aumentó a niveles casi imposibles. Más Kabezadizformez aparecieron entre los Orkos, adictos a las oleadas constantes de energía ¡Waaagh! energía y enajenados por las extrañas imágenes que parpadeaban en sus mentes. En batalla, vomitaron chorros de ectoplasma verde que podían destruir columnas blindadas enteras o romper brechas en poderosos muros de bastiones. En algunos campos de batalla, ejercitos Orkos enteros fueron teletransportados por sus Eztrambótikoz, hordas enormes desaparecieron en una tormenta de energía ¡Waaagh! sólo para materializarse en otra parte.

Creyéndose el recipiente elegido de Gorko y Morko, Ghazghkull continuó el avance con su gran ¡Waaagh! Un señor de la guerra tras otro se sometió a su poder o fue aplastado. Tal poder irradiaba de la creciente carnicería provocada por Ghazghkull, que pieles verdes a cientos de años luz de distancia se vieron atraídos, ya fuera conscientemente o no. Otras tribus y bandas viajaron incluso desde más lejos, obligados por los desvaríos locos y las diatribas apasionadas de sus Eztrambótikoz.

Los Lobos Espaciales[]

La rabia de Logan

La incesante agitación de la galaxia ejerció una presión incalculable sobre los Sacerdotes Rúnicos de los Lobos Espaciales. Sus mentes fueron devastadas por visiones de dolor y muerte a una escala inimaginable. Unas eran pesadillas atroces, otras profecías tangibles de amenazas terribles, corroboradas por el lanzamiento de runas y la inteligencia del campo de batalla. Las Granes Compañías saltaron de guerra en guerra basándose en estas visiones, sofocando levantamientos, matando herejes y monstruos. Muchas sagas gloriosas nacieron y se expandieron, y otras tuvieron un final heroico. Los guerreros afilaron sus hachas y espadas pensando en las glorias venideras, dignas de una canción: hubo Lobos Espaciales que esperaban que fuera la Era del Lobo, y que Leman Russ se reuniria pronto con sus hijos.

Muchas de las visiones que preocupaban a los Sacerdotes Rúnicos involucraban una gran pira verde en las estrellas. Chispas y motas giraban a su alrededor, pero en vez de alejarse de las llamas, se acercaba a ellos. Los Sacerdotes Rúnicos comentaron el significado de estas visiones, y muchos llegaron a la misma conclusión: los Orkos se estaban uniendo más. Coincidieron en que era una noticia terrible para un Imperium al límite de su capacidad para resistir las amenazas que lo asaltaban. Los Lobos Espaciales se acercaron a los contactos dentro de los Vigías de la Muerte y la Inquisición. Cuando supieron del sendero de guerra de Ghazghkull Thraka, la realidad de la situación se hizo patente. De algún modo había surgido un señor de la guerra lo bastante poderoso para unir a la raza.

Los hijos de Russ empezaron a reunir aliados de inmediato, desde los que ya luchaban contra los Orkos hasta aquellos cuya resolución estaba fuera de toda duda. Los primeros en ser abordados fueron los sobrecargados Vigías de la Muerte de Fortaleza Extremis, Furor Shield y la Patrulla Ónyx. Sin embargo, los Lobos Espaciales que regresaron del servicio con otras estaciones de vigilancia trajeron graves noticias, contando las múltiples guerras que lucharon los Vigías de la Muerte. Estaba claro que ni todas las estaciones de vigilancia combinadas tenían los recursos para desafiar la implacable amenaza Orka, y que los guerreros prometidos por otros Capítulos de Marines Espaciales deberían ser bienvenidos. Entre estos, destacaban los Lanzas del Dragón, que mantenían viejos juramentos de hermandad hacia los Lobos Espaciales, y los Rapaces Nocturnos, cuyo odio hacia los Orkos era incesante y profundo.

Logan Grimnar reunió a los Señores Lobo del Capítulo para discutir la creciente amenaza. Los Lobos Espaciales hicieron cartas estelares con las localizaciones y movimientos de las hordas pieles verdes. Sabían que, a menos que Ghazghkull Thraka fuera asesinado, el Gran ¡Waaagh! no se detendría, pero su ubicación era desconocida y no se pudo confirmar. Era más probables que los guerreros de Fenris frenasen los movimientos de los pieles verdes. Hacerlo evitaría que más Orkos llegasen a Ghazghkull, y así proteger mundos esenciales para el esfuerzo de guerra imperial mientras los Lobos Espaciales perseguían al Gran Señor de la guerra.

Grimnar encargó a cada Señor Lobo que proporcionara guerreros para la lucha, enviando a las Grandes Compañías a lugares afectados por los Orkos. Todos asintieron con sus rostros sombríos, y se pusieron inmediatamente en marcha.

"Unas fauces bestiales envueltas en remolinos de energía viridiana.

Un rugido gutural más fuerte que mil leones helados.

Consumió toda la galaxia, hambrienta de más"

- Testimonio del Sacerdote Rúnico Laars Wyrdmake.

La Amenaza Piel Verde[]

"Mi Señor Grimnar, es evidente que la amenaza Orka es más importante de lo que la hemos considerado. Este holograma estelar ha sido compilado a partir de múltiples fuentes cuidadosamente analizadas, según sus órdenes, aunque debe afirmarse que los tumultuosos eventos galácticos hacen dudar en extremo a nuestra inteligencia adquirida. Se han resaltado lugares y eventos galácticos clave. Por separado, tanto los cuatro Tiranos de Jagga, como la expansión del Señor de la Guerra Nazdreg y la amenaza al Sistema Vigilus deben tenerse en cuenta."

<( Consultar cf: // Alloucious Dunt SPTC para datos adicionales.)>

  1. Gran parte del Subsector Skarskell ha quedado en silencio, especialmente el mundo de Krongar.
  2. Las anomalías de la Disformidad sugieren una presencia considerable de Orkos en Leckides. Esperamos que sea el próximo sitio de salto para una peña de los Zol Malvado que arrasa el Imperium Nihilus.
  3. La riqueza de recursos del Sistema Voria debe mantenerse a toda costa.
  4. Los astilleros del sistema Evraad son extremadamente vulnerables. Se espera que el subsector local caiga en cuestión de un año solar si Evraad cae.
  5. La poderosa fortaleza Gottgaard se alza frente a las hordas verdes.
  6. Brakhutos está aslado y es vulnerable. Bien puede servir como escala y punto de reabastecimiento.

Viddak Oranosk

Cartógrafo galáctico de los Lobos Espaciales

Siervo de Primera Clase Incisus

La Venganza por Ceibhal[]

Orkos klan goff ataque

Los Sacerdotes Rúnicos fueron unánimes; el subsector Skarskell era un lugar de múltiples migraciones Orkas y sus estrellas reverberaban con una energía verde en sus visiones. Los Hijos de Morkai y los Melenanegra se apresuraron, decididos a erradicar la amenaza piel verde de la región.

La Gran Compañía de Erik Morkai y una fuerza de asalto de Melenasnegras llegaron al montañoso mundo jungla de Ceibhal después de un largo camino a través de la Disformidad. El planeta albergaba al Capítulo de los Jaguares Obsidiana, guerreros nobles y fuertes de corazón y de brazo. Morkai había luchado junto a ellos antes, y sabía que serían aliados valiosos. Pero Ceibhal había caído ante los Orkos del Klan Goff, y los Lobos Espaciales encontraron su órbita llena de restos de naves del Adeptus Astartes del negro azabache de la librea de los Jaguares Obsidianas.

Morkai deseaba venganza. Sabía que los Lobos Espaciales no retomarían el mundo con pocos guerreros, pero resolvió atacar con fuerza, razonando que las reservaas de semilla genética de los Jaguares Obsidianas podrían estar intactas. Los Melenanegra y la mayor parte de las cañoneras y armaduras de Morkai distraerían a los Okos, alejando a los brutos de Pico de Penumbra, la fortaleza monasterio de los Jaguares Obsidianas. Al mismo tiempo, los Hijos de Morkai se infiltrarían en el bastión, extraerían las semillas genéticas restantes y destruirían su generatorum. La detonación negaría la estructura al enemigo y arrojaría escombros en todas direcciones, aniquilando a los Orkos que no fueran fulminados por la explosión inicial.

Las cápsulas de desembarco de los Melenasnegras se estrellaron contra la superficie de Ceibhal, a pocos kilómetros del gran edificio de ébano de Pico de Penumbra. Se apoderaron del terreno elevado sobre las selvas humeantes mientras las Thunderhawks descargaban los tanques de batalla de los Hijos de Morkai. Las cañoneras zumbaron sobre sus cabezas, atacando los campamentos Orkos con torrentes de fuego castigador y obligando a los salvajes pieles verdes a dirigirse hacia los Melenasnegras que esperaban. Pero los Orkos eran muchos y los Melenasnegras se vieron hostigados por miles de ellos y conducidos hasta las laderas rocosas. Entretanto, los Petatankez del Klan Goff dispararon andanadas de kohetez al aire, explotando en el cielo muchas cañoneras de los Lobos Espaciales.

Mientras se libraba la batalla, Erik Morkai y varios grupos de Exploradores Lobo, Incursores e infiltradores se deslizaron dentro de Pico de Penumbra por los túneles de deshechos.

Redujeron a los xenos con los que se toparon con disparos de bólter bien dirigidos y cuchilladas, ocultando los cuerpos para asegurarse de que la misión no acabara prematuramente.

Morkai y sus guerreros se dirigieron rápido a sus objetivos, un destacamentos fue asignado al generador, y otro a las bóvedas de semillas genéticas. Los Orkos habían profanado las salas y pasillos sagrados de Pico de Penumbra. Toscos grafitis embadurnaban las paredes. Montones de desperdicios y baratijas llenaban cada rincón. Artefactos de piedra, turquesa y oro que databan de la historia de los Jaguares Obsidianas yacían aplastados en el suelo. Aunque el tiempo estaba en su contra, los Lobos Espaciales descolgaron cuidadosamente los cuerpos de los Marines Espaciales clavados en las paredes y acuchillados hasta la muerte. El deseo de venganza de Morkai ardió mas fuerte. Los Orkos pagarían por sus crímenes.

A pesar de los esfuerzos de los Lobos Espaciales, las batallas libradas con las peñas de Orkos que iban a luchar contra los Melenasnegras les puso al descubierto. Las armas montadas en la pared temblaron cuando los pies Orkos golpearon el suelo de piedra. Aparecieron los pieles verdes y los Lobos Espaciales dispararon contra ellos a quemarropa, explotando cerebros xenos a través de las paredes de piedra caliza. Llegaron más Orkos a luchar contra los hijos de Russ en el suelo, golpeándolos hasta la muerte con porras o cortándoles la cabeza a hachazos. Los Lobos Espaciales se vieron obligados a separarse, tomando rutas alternativas para dividir los ataques Orkos y aumentar las posibilidades de que un grupo sobreviviera para completar el objetivo. El destacamento de Morkai preparó emboscadas a sus perseguidores, eliminando a peñas de Chikoz mientras los pieles verdes corrían tras ellos. Los Infiltradores desplegaron nubes de humo, ocultando a sus hermanos de la vista, mientras los Incursores despachaban a los Orkos. Avanzaron por armerías, barracas de siervos, cámaras tácticas y canchas de entrenamiento. Muchos guerreros ganaron gran renombre.

"Helgar Anselgn, con la pierna levantada por un corpulento Noble Orko, resistió a innumerables brutos con implacable fuego de bólter.

Los pieles verdes finalmente cayeron sobre él y fue aniquilado, pero murió como un Guerreo del Cielo debería hacerlo"

- Así termina su saga.

Finalmente, los Lobos Espaciales llegaron al generatorum, un laberinto de pórticos, reactores y tuberías. Los Mekánikos Orkos martilleaban con herramientas toscas, golpeando y soldando en una bruma llena de chispas. Los hijos de Russ corrieron al combate. Uno a uno, aniquilaron a los Mekánikos aunque sus cuchillas y garras derribaron a muchos héroes de los Lobos Espaciales.

"Torrvald Melenagrís atravesó la piel del Orko con su espada a pesar que de lo tenía agarrado.

Estaba tan decidido a matar a la bestia que se arrojó a las llamas, arrastrándola consigo.

- Así termina esta saga.

Mientras eliminaban a los últimos Mekánikos, los Lobos Espaciales colocaron bombas de fusión en los santuarios del intercambiador de refrigerante, los cogitadores y los paneles de inyección de combustible. Colocada la última bomba de fusión, listos los guerreros de Morkai para retirarse, se recibieron noticias del resto de sus fuerzas. Los Adeptos Helix informaron a Morkai que la mayoría de la semilla genética de los Jaguares estaba arruinada, Morkai maldijo y ordenó la retirada de sus fuerzas; no quedaba nada que hacer.

Los Hijos de Morkai vieron la explosión desde órbita. Enormes trozos de ferrocemento negro fueron arrojados sobre la superficie de Ceibhal. Murieron millones de Orkos, pero aquello no supo a victoria.

Parrash Mahantar

Capitán del Crucero de asalto Huracán de Morkai.

Registro nº 174X/ / 9AZ

La primera vez que vi Ceibhal fue como carne de cañón hace cien años. Contemplé con asombro sus selvas cubiertas de vapor y los picos nevados que cubrían su superficie como escamas y espinas de una gran serpiente de trueno. Abordo de la nave vimos las nuebes de polvo levantadas por manadas de bovinos mientras cruzaban enormes llanuras en busca de sustento. Observamos aterrorizados cómo los tifones y los tornados barrían sus continentes y caían rayos en un millón de lugares. Era un mundo cuya belleza sólo era equiparable a su furia. Pero nada conmovía más el alma como el Pico de Penumbra y sus paredes de ébano. Nunca he visto almenas así, aparte de las del Colmillo. Cada cuerno, astrágalo y glacis era una obra de arte majestuoso.

Ver un lugar así en manos de estos monstruos me enfurece tanto como el propio Ceibhal

++ FIN DEL REGISTRO++

La Tormenta de Leckides[]

Orkos buggie reventador ezpezial

Las energías alienígenas se arremolinaban sobre los páramos devastados por la tormenta de Leckides. Un rayo verde se bifurcó a través de las nubes. Los vientos atravesaron la superficie, agitando rocas y cristales afilados de guerras apocalípticas largo tiempo olvidadas. En este entorno, los Lobos Espaciales atacaron a los Orkos del Klan Zol Malvado.

Los Lobos de Hierro, Lobos Marinos y Lobos de Muerte descendieron sobre la superficie cargada de radiación de Leckides sin incidentes. Decenas de tanques de batalla y veloces motoristas Garra Veloz levantaron columnas de polvo chamuscado mientras retumbaban en formación de cuña. Entre ellos, grupos de Caballería Lobo de Trueno, los jinetes detuvieron a sus feroces monturas mientras percibían el hedor de la sudorosa carne de Orko y el humo que bombeaban los harapientos vehículos blindados de los pieles verdes. Los Lobos Espaciales podían ver una enorme nube de polvo que se movía rápidamente en la distancia cercana, iluminada por destellos esporádicos de luz verde siniestra.

La inteligencia del Ordo Xenos había llevado a los Lobos Espaciales a Leckides. Una docena de mundos ya habían sido devastados por la inmensa peña de la velozidad del Zol Malvado que corría por su superficie. La furia de los Orkos era tan palpable que la energía del ¡Waaagh! que generaban les permitía teletransportar a toda su fuerza a través de grandes distancias. Al principio, la Inquisición pensó que estos movimientos eran aleatorios. Sólo después de que varios mundos hubieran sido devastados vieron que existía un patrón; con cada teletransporte, los pieles verdes se acercaban a una de las ubicaciones estimas de Ghazghkull Thraka. No se les podía permitir alcanzarlo.

Mientras los fragmentos de granizo arañaban sus armaduras, los Lobos Espaciales en Leckides corrieron para dividir a la peña de la velozidad de los Zol Malvado en dos. Los perforarían como un arpón que golpea la piel de una ballena, como un hacha gélida que cercena la cabeza de un cuerpo.

La peña de la velozidad era inmensa. Miles de brillantes vehículos rojos se extendían más allá del horizonte, todos con la imagen de un sol rojo con fauces con colmillos. La risa cruel y bestial de los Orkos era audible incluso por encima del rugido ensordecedor de los motores. Muchas armas disparadas al aire con alegría. Los escuadrones de Motoriztaz se entrelazaban entre los pesados Kamiones, haciendo gestos groseros a los que pasaban rápidamente. Tales travesuras eran comunes, y los objetivos de sus insultos respondían con disparos casuales, o desviándose violentamente y aplastando a un Motorizta. El avance de la colosal fuerza se veía interrumpido por explosiones cuando las líneas de combustible o los Karros eran aplastados debajo de las huellas de hierro de las apizonadoras de muerte y todo ello era jaleado entre risas por los Orkos.

La peña de la velozidad rodeaba una fortaleza de batalla gigante, mayor que un Baneblade y adornada con armamento que crepitaba con rayos. Alrededor de esta abominación, las mareas de energía fluctuaban, y los instintos de los Lobos Espaciales les dijeron que tenía que ser destruido. Sin embargo, les superaban en número; los Lobos Espaciales sabían que la velocidad sería esencial para atacar antes de que los Orkos pudieran responder adecuadamente.

Los Land Raiders y Repulsors formaban el borde exterior del ataque de los Lobos Espaciales. Los primeros en disparar lo hicieron tan pronto como llegaron al alcance del flanco de la peña de la velozidad. Rayos láser abrasadores impactaron contra los vehículos Orkos más exteriores, haciéndolos explotar en grandes bolas de fuego cuando detonaron sus tanques de combustible. Chocando contra los escombros, muchos buggies destartalados y kamiones saltaron por los aires antes de estrellarse contra el suelo. El ataque de los Lobos Espaciales no perdió ritmo. Más y más vehículos abrieron fuego a medida que los flancos de la cuña se acercaban. Ráfagas de bólter pesado se unieron al bombardeo, destrozando a los conductores y jinetes Orkos y rociando de sangre las cabinas y sillas de montar.

Tras la pantalla protectora de Land Raiders y Repulsors iban vehículos más ligeros, motos y Jinetes Lobo de Trueno. Cuando la cuña blindada atravesó la columna Orka y se dirigió hacia su corazón, los Señores Lobo desataron a estas unidades más rápidas. Haciendo pleno uso de su maniobrabilidad, sembraron el caos y la confusión, rompiendo cualquier cosa que pareciera una resistencia organizada.

El escuadrón Predator de los Lobos de Hierro, los Colmillos de Freki, atravesaron un kamión tras otro con estallidos de fuego de cañón automático. Entretanto, los Garras Veloces de Fenskar Longblade gritaron y aullaron, los jóvenes guerreros de los Lobos Marinos sortearon los restos ardientes y con sus lanzallamas disparaban chorros de prometio sobre los buggies. El olor a carne Orka quemada hizo que los Jinetes Lobo Trueno de la manada de Aethlgrum Melenarrubia se pusieran frenéticos, y las bestias de los Lobos de Muerte saltaron de una moto a otra, atacando a los Orkos con mordiscos que colapsaban cráneos y arrancaban extremidades musculosas.

El ataque golpeó a la peña de la velozidad como una piedra arrojada a un río furioso. Tras la interrupción inicial, los pieles verdes se recuperaron con una velocidad aterradora y volvieron a enfrascarse con los Lobos Espaciales. Los Zol Malvado eran atrevidos y letales, y en una guerra frenética podían defenderse.

Los Lobos Espaciales aceleraron hacia la masa cambiante de vehículos piel verde, evitando los cascos puntiagudos que se abalanzaron sobre ellos. Para los Orkos, esto sólo se sumó a la gloriosa anarquía. Los Repulsors de los Lobos de Hierro Daemon de hielo y Colmillobajo fueron derribados por un furioso Kamión cuya enorme bola de demolición impactó en sus flancos. Los artilugios con cuchillas rotoras derribaron un escuadrón completo de Land Speeders con una andanada de kohetes explosivos. Todos los conductores Lobos Espaciales fueron puestos a prueba mientras luchaban en una guerra de alta velocidad en un campo de batalla lleno de restos en llamas y algunos enemigos se enfrentaban a ellos por la espalda, mientras que otros se lanzaban hacia ellos de frente.

El impulso de asalto de los Lobos Espaciales todavía se hizo en la fortaleza de batalla que irradiaba energía rodeada por la peña de la velozidad. La tempestad de energía que emanaba de ella se hacía mayor. Varios Sacerdotes Rúnicos montaron en los principales Land Raiders y Repulsors, y cada paso de lobo que ganaban en la fortaleza de batalla les causaba más dolor, y sus cabezas golpeaban como si los falsos dioses de los Orkos los estuvieran golpeando con un martillo.

Equipada con tantas armas como podía llevar, la fortaleza de batalla era horrible a la vista, con sus placas de blindaje soldadas al azar coloreadas de un brillante tono carmesí. El chasis de la máquina podría haber pertenecido a un Baneblade, aunque tenía piezas de todo tipo de vehículos. Una docena de psíquicos Orkos estaban encadenados a la fortaleza de batalla, con sus bocas espumosas escupiendo mientras gritaban, deliraban y luchaban contra sus pesadas cadenas de hierro. Las chisas salían de sus ojos y una luz brillaba alrededor de sus cabezas. La fuerza de los Orkos cobraba mayor fuerza a cada minuto transcurrido, y las consecuencias para los Lobos Espaciales eran graves. Rayos viridianos golpearon sus tanque de batalla. Destrozado por la energía, el Depredaor Oso polas de los Lobos Marinos explotó, la metralla destrozó varios Garras Veloces. El campo gravitacional del Repulsor Piedraférrea falló, su impulso lo hizo volcar sobre su parte posterior. A los Sacerdotes Rúnicos embarcados les fue peor, gritando de agonía antes de que sus cabezas explotaran por el poder psíquico, rociando el interior de sus vehículos con materia cerebral.

Cuando los tanque de batalla de los Lobos Espaciales alcanzaron su objetivo y prepararon sus armas, la oleada de energía Orka alcanzó su punto máximo. En un destello de luz verde, los Orkos desaparecieron, dejando a los maltratados Lobos Espaciales en un desierto de restos en llamas y arenas tóxicas, y toda señal apuntaba a que su enemigo había desaparecido. Los hijos de Russ habían fracasado.

La Purga de Gaivos[]

Krom ojodragon Ilustracion

Las refinerías de prometio de Gaivos sufrían el ataque de Orkos del Klan Hacha Zangrienta, mercenarios xenos que tras ser contratados por los señores del sistema se habían vuelto contra sus patrones.

Cuando los Hachaz Zangrientaz contemplaron las riquezas del Sistema Voria, decidieron tomarlas para sí tras deshacerse de la competencia. Después de conquistar rápidamente la mayoría de los mundos del sistema, lanzaron un asalto al planeta capital, Glaivos.

Los Mata Dracos, los Lobos de Muerte y los Aulladores de Fuego se dirigieron a Gaivos al ingresar al Sistema Voria, después de escuchar las desesperadas peticiones de ayuda del planeta. El esfuerzo de guerra imperial en el subsector dependía en gran medida de los recursos de Voria, y la misión de los Lobos Espaciales era recuerar la refinería de prometio más grande de Gaivos. Una vez que hubieran asegurado sus suministros vitales, podrían socorrer al resto del planeta.

La refinería tenía el tamaño de una ciudad, con kilómetros de gruesas tuberías, torres de escape colosales y grandes depósitos de almacenamiento. Una lluvia ácida y abrasadora azotó a los Marines Espaciales a medida que se acercaban, erosionando la pálida pintura gris de su armadura. Una vez dentro, los Lobos Espaciales atravesaron el complejo, limpiando habitaciones en pos de sus presas. Encontraron cuerpos rotos y a medio comer de trabajadores humanos de las refinerías, pero tras asegurar la mayor parte del sitio los guerreros de la Gran Compañía de Aulladores de Fuego avistaron a los Orkos. Vestidos con lo que parecía camuflaje y con símbolos de hachas rojas emparejadas, los pieles verdes se retiraban a los densos bosques contaminados que bordeaban el complejo.

Los Aulladores de Fuego no perdieron el tiempo. Decididos a atacar antes de que los pieles verdes pudiera reagruparse, cargaron contra los árboles. Sin embargo, su cohesión se rompió, ya que cada escuadrón navegó por la espinosa maleza y los ácidos pantanos. Esto era exactamente lo que los Hachaz Zangrientaz habían previsto. Lejos de retirarse caóticamente, se habían ido de la refinería para atraer a los Lobos Espaciales hacia la vegetación. Desde posiciones bien ocultas, multitud de Chikoz se lanzaron contra escuadras aisladas de Aulladores de Fuego, con las rebanadores en alto y listos para matar.

Arnkel Redhowl fue derribado, atravesado por un filo Orko.

Su nombre vive en la gloria, porque sus logros en vida fueron valientes y muchos.

Ningún hijo de Russ merece tal deshonra. Que el Capítulo lo vengue.

- Así termina su saga.

Los Aulladores de Fuego rugieron de frustración, incapaces de lidiar con un enemigo que se negaba a librar combates honorables.

Los Mata Dracos y los Lobos de Muerte avanzaron tras los Aulladores de Fuego, siguiendo el rastro de árboles astillados, sangre derramada y cuerpos de Orkos y Lobos Espaciales. Krom Ojodragón había aprendido valiosas lecciones al subestimar a los Orkos en el pasado; aunque ansioso por correr y destripar la escoria xenos, en lugar de eso siguió detrás de los lobos Fenrisianos que olfateaban al enemigo. Los Lobos Espaciales descubrieron muchos puntos de emboscada ocultos, y los Garrras Sangrientas e Intercesores se unieron para acabar con los Orkos ocultos con fuego de rifle bólter y barridos mortales de sus espadas sierra.

En siete ocasiones, Dolf Thunderhowl arriesgó la vida y la integridad física de sus hermanos,

atrayendo al enemigo xenos oculto a la interperie para que lo mataran.

Muchas bajas agregó al número ya obtenido.

- Larga vida a su saga.

No pasó mucho antes de que los Lobos de Muerte y los Mata Dracos escucharan el entrechocar de cuchillas, las armas elevadas, los rugidos guturales de los Orkos y los feroces juramentos de guerra fenrisianos.

Los Aulladores de Fuego estaban rodeados, eran un punto gris en medio de un mar negro y verde. Lucharon espalda con espalda, mostrando los colmillos llenos de odio cuando miles de Orkos se abalanzaron sobre ellos. LaGuardia del Lobo y los Noblez Orkos intercambiaron golpes furiosos.

Los Lobos de Muerte y los Mata Dracos se desplegaron para atrapar a los Orkos entre las dos fuerzas de los Lobos Espaciales. Alzaron sus armas y abrieron fuego. Torrentes de proyectiles reactivos a la masa se clavaron en los Orkos de retaguardia, arrancando cabezas y destrozando espinas dorsales. Cientos murieron tras las primera descarga, pero los pieles verdes se apresuraron a atacar a los emboscadores y cargar. Los Lobos Espaciales les hicieron frente; las fuerzas chocaron con un terrible crujido de armaduras y músculos. La sangre fluyó cuando las espadas se clavaron. Los huesos se rompieron con golpes salvajes, patadas y cabezazos. Los lobos Fenrisianos atacaron a los Orkos con sus garras y les desgarraron la garganta con mordiscos salvajes. Los Aulladores de Fuego se manifestaron a la vista de sus hermanos y redoblaron sus esfuerzos en combate. Los Intercesores disparaban contra los Orkos a quemarropa, presionando para alcanzar la posición de sus hermanos. La Guardia del Lobo con escudos tormenta formó un muro implacable que los Hachaz Zangrientaz no pudieron penetrar, y obligó a retroceder a los Orkos.

Poseídos con la furia de Fenris, los Lobos Espaciales aplastaron a los Orkos restantes, que no capitalizaron su superioridad numérica en la vegetación. Los lobos fenrisianos persiguieron a los supervivientes, con sus fauces goteando sangre. Docenas de Lobos Espaciales yacían muertos. Cuando los Señores Lobo extrajeron la semilla genética de los caídos, consideraron sus próximos pasos y decidieron ir a la refinería para embarcar en sus cañoneras. Se desplegarían al siguiente objetivo; gran parte de Gaivos aún tenía que ser purgado.

Myrgun Tejetormentas Drakeslayers

Entrada 973

Fecha: Desconocida

Las pesadillas empeoran.

Cuando cierro los ojos, veo colmillos, músculos verdes y armas toscas. Escucho los rugidos bestiales de criaturas inconscientes y sedientas de guerra y matanza.

Es un enemigo que no conoce la moderación. Gracias a Russ, peleará consigo mismo mientras se nos enfrenta.

Pero esos tiempos cambian.

La masa verde en el ojo de mi mente se vuelve más fuerte. Se asoman con hambre. Se asoman con alegría salvaje y alegría maníaca.

Afilemos hachas y engrasemos bólters. Agudicemos también la mente. La mera duda nos costará todo. Dudar en lo más mínimo ante esta amenaza nos arrojará a la anarquía. Sobre todo no podemos, no debemos, subestimarlos.

++ FIN DE ENTRADA++

El Asedio de Gottgaard[]

Piztolero Orko Ilustracion

El mundo fortaleza de Gottgaard era el custodio de una venitena de mundos agrícolas conocidos como los Acres de la Abundancia. Asegurando el único paso seguro entre las tormentas de la disformidad que rodeaban a los Acres, parecía un bastión casi inexpugnable. Esto hizo que conquistarlo fuera aún más atractivo para los Orkos del Klan Luna Malvada.

Cuando los Luna Malvada atacaron Gottgaard, el Imperium respondió usando la fuerza, sabiendo que incontables mundos morirían de hambre si caía el planeta. Cientos de regimientos del Astra Militarum, decenas de preceptorías de la Adepta Sororitas y más de una docena de capítulos de los Marines Espaciales fueron desplegados, entre ellos los Lobos Espaciales. En la mente de Logan Grimnar, esta no era una simple misión defensiva, sino una oportunidad de convertir Gottgaard en un yunque contra el que el martillo del Imperium aniquilase un ¡Waaagh! Orko al completo, evitando que se pudiese unir a otros y finalmente a Ghazghkull.

Los Campeones de Fenris llevaban semanas luchando en Gottgaard y defendían los baluartes exteriores del Bastión de Laanesgart. Habían derrotado oleadas de Orkos y tenían la moral alta, intercambiando chanzas mientras blandían sus martillos y hachas perfectamente equilibradas. Pero aquello no iba a durar.

Hengrir Escudocre era un bastión en sí mismo. Inmóvil detrás de su escudo contra tormentas,

destripó a Orkos con innumerables empujes de su espada,

enviando sus despojos a las almenas en grandes flujos carmesí.

- Que su saga crezca mucho.

Cuando Logan Grimnar supo que la barbacana de San Hermesinda casi había caído, ordenó a los Campeones de Fenris que se desplegasen. Otros ocuparían el lugar de los Lobos Espaciales en el Bastión de Laanesgart.

Lanzándose al combate desde sus cañoneras, los Campeones de Fenris se trabaron en una brutal lucha a cara de perro, más letal que la del bastión. Noblez en megaarmaduras amarillas les hicieron frente con sus gigantescas garras de kombate, akribilladores de gran calibre y chirriantes sierras mecánicas. Aplastaron miembros, cortaron cabezas y partieron a guerreros en dos. Junto a los Meganoblez, avanzaban enormes contenedores de metal sobre patas movidas por pistones. Los andadores disparaban salvas de kohetes sobre los Lobos Espaciales y los proyectiles detonaban con terribles resultados. Los Colmillos Largos y los Eliminadores se vieron atrapados en duelos a distancia con Orkos cuyas armas montadas al hombre disparaban una tormenta de balas, kohetes y descargas de energía; un letal intercambio que desintegraba por igual a Lobos Espaciales y Lunas Malvadas.

El suelo se estremecía bajo los pies de Logan Grimnar y los gritos de "¡Waagh!" resonaban por el campo de batalla, el Gran Lobo comprendió que sus guerreros no ganarían con la fuerza bruta. No contra esas máquinas de guerra bípedas que marchaban cada vez más cerca, resonando más fuerte a cada paso. Las tácticas de manada y astucia lupina serían el único camino a la victoria.

Los Lobos Espaciales y los Orkos lucharon, sangraron y murieron frente a la barbacana de San Hermesinda, en campo abierto y en las ruinas de almenas y fortificaciones. Grimnar ordenó a sus guerreros que usaran como cobertura las construcciones rotas. Los Lobos Espaciales atrajeron a los Zakeadorez hacia confines cercanos y los emboscaron, despedazando a los Orkos con cuchillas relámpago, destripándolos con espadas sierra y acribillándolos con ráfagas de fuego de rifle bólter que reventaron pechos y volaron cabezas.

Con gran astucia, habilidad y tenacidad, Gunnar Lobofantasmal guió al Puñorroca a través de los restos de piedra destruidos.

Con sabiduría y bravuro usó los dones del visor y el áuspex, y por sus hazañas, el Puñorroca destruyó incontables enemigos.

- Que su saga sea un ejemplo para todos.

Los Pizoteadores Orkos estaban erizados de artillería y gigantescos cañones gatling. A medida que se aproximaban al combate, cada arma rugió mientras volvía a la vida. Los proyectiles detonaron entre las ruinas mientras la inundación de balas reducía las ruinas a mero polvo. Tanto los Orkos como los Lobos Espaciales se pusieron a cubierto, luchando furiosamente por escapar de la salva indiscriminada. Tal fue la carnicería que algunos de los guerreros de Grimnar se vieron reducidos a poco más que una neblina roja. Los Campeones de Fenris estaban atrapados.

Actuando con rapidez, Logan Grimnar ordenó avanzar a sus vehículos. Incluso a gran velocidad, les costó mucho evitar el castigo de la potencia de fuego enemiga. Unos cuantos Land Speeders explotaron en bolas de fuego y sus restos rodaron por la tierra. Algunos Predators que se desplazaban a toda velocidad fueron aniquilados, engullidos por el espeso fuego automático. Los que sobrevivieron a la salva usaron su velocidad, atrayendo la atención de los Pizoteadores con fuego concentrado y exponiendo los flancos de los gigantescos caminantes con ágiles maniobras. Las tripulaciones de los Land Raiders y Repulsor Ejecutor mantuvieron la calma, incluso cuando los proyectiles de artillería explotaban entre ellos destruyendo a algunos de sus hermanos, y abrieron fuego con su armamento láser pesado. Uno tras otro, los caminantes explotaron cuando sus cascos metálicos fueron penetrados por rayos láser. Docenas de Orkos perecían entre ellos y sus restos salían despedidos como metralla en todas direcciones, atravesando a los confiados pieles verdes.

Cuando el polvo se asentó, los Orkos se batían en retirada. El campo de batalla estaba cubierto de cuerpos mutilados de Lobos Espaciales y restos de vehículos. Fue una lucha implacable, en la que los mejores pieles verdes lucharon contra los más hábiles imperiales. Logan Grimnar dio las gracias a Russ y al Padre Supremo por la victoria. Habían conservado la barbacana y asestado un duro golpe al enemigo.

Cuando Los Campeones de Fenris se reagruparon, el Gran Lobo supo que los Luna Malvada habían atravesado el Glacis de Acero, demolido el Bastión Heckatris, asaltando la crucial línea defensiva de Ioche y desbordado al 11ª Regimiento de Gottgaard Holdfasts. Convocó a los transportes y preparó a sus guerreros para desplegarse en los próximos frentes de batalla. La guerra estaba en su apogeo.

Servocráneo unidad 37Σ.

Gottgaard speculor.

Vocorrobo completado.

" ¡Me hablan a mí! ¡Me hablan a mí! ¡Gorko y Morko y Morko y Gorko! ¡Zuz piñoz zon máz grandes ke el karro del jefe! ¡Máz duroz ke nada ke haya vizto antez!

¡Me hablan a mí! ¡Buzka al Orko de la kabeza de metal, el ke eztuvo machakando Armygeddum! ¡Él zabe la manera de machakar a todoz loz humanoz y demáz para que la galakzia zea nueztra!

¡Me hablan a mí! ¡Gorko y Morko dizen ke todo puede zer como en Armygeddum! ¡Laz mejorez peleaz y la mejor chatarra, con todoz loz piñoz y el botín!

Tenemoz ke enkontrar a eze Orko. ¡Tendrá loz mejorez akribilladorez y la garra máz kortante ke jamáz haz vizto! Gorko y Morko me dizen ke kuando lo enkontremoz no konoceremoz jefe komo él. Gorko y Morko lo dizen. Gorko y Morko lo dizen. Elloz lo dizen. Brutal pero aztuto y aztuto pero brutal, me dizen kién ez kién, ¡y dizen ke buzkemoz al de la kabeza de metal!"

++ FIN DE LA GRABACIÓN ++

La Limpieza de Brakhutos[]

Marine Lobo espacial Ilustracion

El Cúmulo Mareasombría está bañado en una noche perpetua. Sus planetas están unidos a estrellas débiles, cubiertas de densas nubes de polvo. Atraídos a estos mundos vulnerables por la promesa de carne, hordas de Orkos del Klan Mordizko de Víbora descendieron sobre ellos, conduciendo a sus gentes a mataderos y mancillando sus ciudades y recursos.

Los Lobos Espaciales de las Grandes Compañías de los Lunas Rojas y Sangre Macabra estaban en camino a Gottgaard para unirse a los Campeones de Fenris cuando se detuvieron para reabastecerse en el mundo de Brakhutos, perteneciente al Cúmulo Mareasombría. Hallaron el planeta devorado por la guerra, con pieles verdes ávidos de carne campando por toda su superficie. Los Señores Lobo Bran Faucesrojas y Gunnar Luna Roja acordaron que no abandonarían Brakhutos a este terrible destino.

Los Lobos Espaciales supieron por los líderes planetarios que su ciudad principal estaba en peligro. Los Orkos de los Morkizko de Víbora habían capturado una de sus principales hidrofactorums y habían cortado el suministro de la preciada agua. Resueltos a recuperarlo, los hijos de Russ se desplegaron en la superficie en ágiles naves de asalto. Una vez completada la inserción, las naves grises se enzarzaron en combate con la flota Orka, atacando como una manada que cazase un mastodonte de escarcha. Aunque las naves de los Mordizko De Víbora eran destartaladas incluso para los estándares de los pieles verdes, no las hacía menos peligrosas.

El hidrofactorum era un lugar oscuro y ominoso, y los Lobos Espaciales se vieron asaltados por su húmedo olor, mezclado con el penetrante aroma de los Orkos mientras avanzaban. El moho y el óxido cubrían cada centímetro de los muros y las tuberías, y hongos de color brillante brotaban de las esquinas y los techos. Aún más extraño era el resplandor bioluminiscente que procedía de los brillantes Garrapatos clavados en las paredes de hierro a intervalos irregulares. Sus bocas abiertas bañaban el complejo con una mortecina luz roja. Había restos de huesos humanos desperdigados por todas partes, con marcas de haber sido cortados con cuchillos y muescas de grandes dientes. Los Mordizko de Víbora se habían dado un festín.

A los Orkos no les llevó mucho sentir la presencia de los Lobos Espaciales y acercarse a su posición. Sus instintos naturales y sus Garrapatos olfateadores les convertían en unos cazadores muy hábilas, capaces de detectar el olor de los Wulfen que avanzaban a zancadas, el palpitante zumbido de las servoarmaduras y el chapoteo producido por los Marines Espaciales al vadear los pasillos medio inundados.

Los Lobos Espaciales no tardaron mucho en ser atacados. Peñas de veteranos Orkos con garras y colmillos colgando alrededor de sus gruesos cuellos soltaron a Garrapatos de dientes chirriantes en su dirección. Estas criaturas tenían hileras de dientes afilados como cuchillas y muy mal temperamento, como demostraron cuando se lanzaron contra los Adeptus Astartes. Algunas arrancaron miembros de cuajo a los Lobos Espaciales con sus grandes mandíbulas, mientras los Mordizko de Víbora placaban a los Adeptus Astartes contra el suelo y les golpeaban hasta matarlos.

Los hijos de Russ contraatacaron, ansiosos por matar a todo piel verde que encontrasen mientras restablecían el suministro de agua. Se lanzaron a la lucha con aullidos de guerra fenrisianos en los labios, intentando alcanzar el centro de control y mando del hidrofactorum. Las manadas de Agresores purificaron tres secciones de túneles con sus guanteletes tormenta de llamas, cauterizándolos de pieles verdes y Garrapatos. Las criaturas aullaron de agonía mientras ardían hasta morir. Los Incursores de los Sangre Macabra relevaron a los Agresores, acumulando datos del campo de batalla para determinar los siguientes objetivos de los Lobos Espaciales.

Ottar el Bersérker derribó a un caminante Orko enloquecido. Clavó su gran garra en el oxidado torso de la máquina, descargó su poderosa hacha en su techo de metal y partió el artilugio en dos.

- Que su saga siempre recuerde historias de su ferocidad.

Los Sangre Macabra y Lunas Rojas estaba decididos a llevar la lucha hasta los Orkos y evitar quedar inmovilizados, pero sus esfuerzos se veían dificultados por las zonas inundadas y las pasarelas derruidas.

Nadie envidia a Bragnar Puñotormenta, que encontró su destino cuando una pasarela cedió a su paso. Incluso cayendo, descargó su bólter con furia sobre el odiado enemigo Orko.

-Que su saga honre las gestas de su vida, no la ignominia de su muerte.

La manada de Cazadores Grises Faucesacero y otras unidades forcejeaban con docenas de Orkos estando hasta el cuello de agua sucia y salobre.

Había otros peligros que eran cosa de los Orkos, como los botes de arcilla lenos de Garrapatos enfadados y nerviosos escondidos por todo el hidrofactorum. Aunque los Lobos Espaciales detectaron muchos de ellos y los destruyeron con ardiente prometio, algunos se abrieron para liberar a feroces criaturas que se abrían paso a dentelladas a través de los huecos en las dañadas armaduras de los Lobos Espaciales, hasta la carne que había debajo.

Al mismo tiempo, los Kaporales dirigían peñas de Gretchin hacia los hijos de Russ, forzando a los Marines Espaciales abrirse paso a tajos a través de hordas de maliciosas y diminutas criaturas a fin de lograr algún avance. Pero los Lunas Rojas y los Sangre Macabra eran tenaces.

El inusual tamaño de muchos de los Orkos no había pasado desapercibido para los Lobos Espaciales. Pero no supieron la causa hasta que los dos Señores Lobo y sus manadas no alcanzaron el centro de control y mando. Operada por varios cientos de servidores cuando estaba plenamente operativa, la instalación de mando había sido destripada y reconstruida por los Orkos. En su interior, los Matazanoz y Kaporales mezclaban extraños fluidos, extractos de hongos y productos químicos, cocinando algún tipo de repugnante brebaje en enormes cubas. El suelo estaba alfombrado de gruesos cables que palpitaban al bombear los viles líquidos en las tuberias del hidrofactorum. Los Matazanoz y Kaporales estaban protegidos por peñas de los Orkos más grandes que los Sangre Macabra y Lunas Rojas habían visto jamás. Sus ojos brillaban en un tono rojo amenazante y el vil brebaje chorreaba en hilillos de sus fauces de colmillos gigantescos. La conexión entre el trabajo de los Ekzéntrikoz y los monstruos sobredimensionados que los defendían era evidente.

Svern Yelmopétreo disparó tres veces a la bestia antes de clavar su hambrienta espada sierra en su musculoso cuello.

- Que su saga registre muchas muertes.

Las hachas pesadas de los Orkos chocaron con las estilizadas hojas fenrisianas mientras ambas fuerzas se asestaban golpes entre sí. A los feroces gritos de los Orkos les respondían salvajes aullidos de lobos.

Ambos bandos resbalaban en los restos mientras combatían, tropezando con cadáveres y con los gruesos tubos que serpenteaban por el suelo metálico. Muchas de las tuberías explotaron bajo las pisadas de los combatientes, desparramando escapes del apestoso brebaje.

A medida que sus gigantescos guardaespaldas cayeron, los Matazanoz y los Kaporales se unieron al combate. Cortaron a los Lobos Espaciales con escalpelos y desgarraron sus armaduras con sierras quirúrgicas, les pincharon con bastones electrificados o los atraparon por el cuello con atrapakuelloz. Pero no bastó. Los Wulfen, Garras Sangrientas y la Guardia del Lobo supervivientes acabaron con los Orkos en un frenesí final.

A los Sacerdotes de Hierro y a sus ayudantes les llevó varios días conseguir que el hidrofactorum funcionase mínimamente. Se tardarían semanas en limpiarlo de la profanación xenos, pero los Lobos Espaciales dejaron esta tarea a otros. La guerra por Brakhutos continuaba, y necesitaban a las Grandes Compañías con urgencia.

Ecos del Despertar[]

El tumulto que siguió a la Gran Fisura ha dejado pocos lugares de la galaxia intactos. El Imperium se ve asediado por alienigenas, mutantes, brujas y herejes. Mundos y sistemas resisten solos, aislados del resto de la humanidad por turbulentas tormentas de la disformidad y flotas incursoras enemigas. Catalogar tales eventos llevaria mil vidas y aunque la mayoria quedan sin registrar, algunas historias inquientantes surgen de la oscuridad.

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Llegaron en naves cubiertas de cuchillas que silbaban al surcar el cielo. Reían mientras corrian descontrolados, con sus brillantes cuchillos y sus chasqueantes látigos. Reían mientras Admete gritaba de agonía, mientras las entrañas de Anaxo salían de su vientre. Pero se detuvieron cuando Nunus los vio. Con una sola mirada, sus naves estallaron en llamas y los restos cayeron al suelo junto a los pilotos calcinados. Con un gesto, los volvió del revés, convirtiendo a las ágiles criaturas en montones de desperdicios sanguinolentos. Los mató a todos, pero ya no podia parar. Entonces se volvió hacia nosotros.

Prueba 670.1/2: Extracto de entrevista con el único superviviente del incidente de Lepatis. El sujeto fue posteriormente eliminado por su exposición a la bruja y los alienigenas.

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Las obras del Emperador son desde luego un milagro. Sin embargo, sus fallos son fáciles de ver en el infierno interminable en el que se ha convertido nuestra galaxia. Al ser deficientes a tantos niveles, requieren mejoras. Requieren perfección. Con los recursos adecuados... no hay límites en cuanto a lo que se podria lograr. Y en esto nadie se me opondrá.

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(Grabación de vocorrobo 2f/0/-lkq/ Los Víboras Sangrientas atacan al crucero Lanzasangrienta)

"Los T´au estaban derrotados y se retiraban para lamerse las heridas. Dábamos la batalla por ganada, pero no era así. Los sectarios xenos salieron del interior de la fortaleza, liderados por una hechicera vestida con una larga túnica. Su brujería era tan poderosa que mató al Epistolario Yannis. Sus ojos explotaron en sus cuencas y sus fluidos resbalaron por su cara mientras gritaba. Su capucha psíquica quedó retorcida y destruida y el chirrido del metal al doblarse quemaba los tímpanos. Nos retiramos. Sólo diez de los nuestros sobrevivimos."

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Vocorresonador : Grupo de flota Grikari, última posición conocida, el Velo de Lariah

Una sombra se ha cernido sobre nosotros. Nuestros astrópatas se estremecen y murmuran acerca de fauces, garras y un hambre infinita. Los navegantes se estremecen y vomitan por lo que han visto. No podemos movernos, varados en un espacio que no ha sido cartografiado en ocho siglos. Realizamos simulacros y ejercicios para mantener a las tripulaciones alerta, pero empiezan a manifestarse signos de laxitud y debilidad. Espero que los astrópatas estuviesen en lo cierto cuando hablaban de fauces y garras. Si no tenemos que enfrentarnos al monstruo exterior, se alzará el que llevamos dentro.

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Las desagradables y asoladas montañas de Barbarus, las amargas enseñanzas de un hijo ingrato y los malévolos enredos del Ojo han convertido a estos Guardias de la Muerte en bestias. ¡Tales cosas subvierten la visión del Emperador! Estas abominaciones insultan su nombre y amenazan su reino. Que respiren ya es un crimen suficiente como para merecer la pena de muerte. Yo se la proporcionaré. Mi lanza se manchará con su sangre.

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(Comumunicatus Prioritis - Transgresión Ultima)

Protocolo de seguridad 8.2.98vx

"Inquisidor, los Vigías de la Muerte han fracasado. Los Orkos que seguían a aquel conocido como Bakrash están ahora en guerra declarada con aquellos del sub-sector Kebban. Sólo es cuestión de tiempo que aparezca un señor de la guerra lo bastante poderoso como para unirlos. En su nombre, he convocado a tres compañías de los Cobras de la Grieta, a cuatro de los Templarios del Cónclave y a dos de los Sabuesos de Hierro. Ellos atraparan a los pieles verdes mientras son vulnerables y los aplastarán.

H´.

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Maj. Z.B. Epra

Evacuación Unides-eta

MISSID 93:22PW- CZ Suroeste

La compañía Beta fue asignada al cuarto batallón para un barrido de limpieza del sector Kappa-ocho. La fuerza se vio sometida a un ataque sostenido, informando de bajas de un setenta y tres por ciento a lo largo de un periodo de una semana. Los testimonios de los supervivientes indican una presencia significativa de la casta guerrera de los Lanzas Brillantes de los Aeldari. Las tropas informan de xenos " rápidos como el rayo " que " brillaban con luz deslumbrante. "

Los que han informado de tales tonterias han sido azotados en castigo a su histeria, impropia de un guardia imperial en el desempeño de su deber, y esperan su ejecución. Los oficiales responsables han sido reasignados a la arcoflagelación.

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Lo veo cuando duermo. Lo veo al despertarme. Me mira desprovisto de juicio y con cariño. Su mirada es cómplice, amorosa y benevolente. Como si quisiese que me uniese. Me promete la liberación de mis tareas, de aquellos que restallan el látigo y del agujero embrutecido al que llamo hogar. Me promete aceptación, esperanza y un propósito auténtico. ¡Y yo creo en ello!

Señores y señoras, lo anterior se ha copiado de un diario hallado en el cuerpo de un rebelde muerto, en el fallido ataque al espaciopuerto de Tyrosh Larkston. Esto no es más que un ejemplo de entre varios cientos recuperados en el lugar del incidente. Su mensaje está fuertemente correlacionado con los grafitis encontrados en las torres de habitáculos de Nelenkar y en las minas de sal de Gessul. Es con gran tristeza que recomiendo redoblar las purgas en esas zonas a fin de evitar mas insurreciones.

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(Communicatus Prioritas Beta - Transgressio Seditio)

Ritus Securitas 87. μ. ♦ .11 zb

" Mi más honorable hermana, miembros de la Reliquia Choralynth han montado en cólera, a pesar de que no encontramos nada significativo inicialmente. El populacho está siendo azuzado para la insurrección por seres de lo más siniestro. Hemos acabado con uno, pero deben quedar muchos más. Continuaremos con nuestras investigaciones para desvelar los orígenes del malestar, pero carecemos del número de efectivos necesario para intervenir de manera significativa en lo que inevitablemente derivará en una guerra civil y una rebelión. Recomiendo notificarlo a los Adeptus Astartes de los Templarios Negros, Grifos del Arrepentimiento y Cruzados Astrales que están en las cercanías. "

Proloquor Selah Astor

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(Intercepción de astrópata 9/ / △ / / - 8cΣ / Nave clase Retribución)

" El hedor de Ghazghkull Thraka apesta la galaxia. Sin embargo, cada vez que lo persigo, no puedo encontrarlo. Ni en Sigyrdm ni en los Abismos de Rathiron, ni en el Cúmulo de Ikogellon. Sigue evadiéndome, pero no podrá hacerlo para siempre. Rezo al Emperador y le pido paciencia, y me regocijo pensando en el momento en que finalmente esté a mi alcance. También le pido al Emperador que me lo traiga rápido, porque he visto la devastación que ha sembrado. He visto los billones de muertos, los campos de escombros tan densos que nublan las estrellas. Los sistemas reducidos a ruinas. Ha de ser detenido. No importa a qué precio, ha de ser derrotado. "

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Libro 7: Guerra del Motor[]

"¿Sabes qué es lo que fue, idólatra? ¿Sabes qué fue lo que provocó que los fuertes vástagos de mi casa se apartaran del Imperium?

No fue nada.

No, no estabas allí. Yo tampoco, pero nuestros recuerdos son claros; tanto los míos como los de Khorifex. Conozco los hechos que mis antepasados llevaron a cabo en nombre de la avaricia de Terra, porque nunca dejan de contármelos. No quedaba nada de nuestro Imperium de lo que renegar. Mentiras, debilidad y los escribas lamebotas de Terra. Ya se había podrido por completo desde dentro. La fidelidad lo es todo, y los tuyos entienden esto casi tan bien como Khorifex y yo. Terra rompió su vínculo el día que abandonó a los fuertes, por lo que se convirtió en nada. Fue de eso de lo que nos alejamos.

Cuando la Casa Lucaris se postró ante las tormentas de Morda Prime, fue por conquista, ¿me oyes? Khorifex lo recuerda, y en los momentos interminables entre cada muerte, los susurros en el Trono me lo dicen. Esos susurros que dudaban, ecos de nobles disidentes de Khorifex, ya no existen. Los que quedan me dicen que fueron frágiles, indignos de nosotros, de aquello en lo que nos transformaremos.

Han sido cada vez más fuertes desde que la Gran Fisura desgarró su glorioso camino a través de las estrellas. Me han hablado de poder, me han gritado acerca de este momento, chillaron hasta que sangré comprendiéndolo. Hasta que me di cuenta de que no se nos pedía cambiar.

Conquistamos ahora como siempre lo hemos hecho, y como siempre lo haremos. Es un juramento hacia nosotros mismos, ininterrumpido desde los días en que Terra estaba llena con un millar de monarcas gimoteantes.

Esos días han vuelto. Dejad que los insensatos se precipiten contra mis muros, dejad que los débiles sangren y balbuceen bajo mi mirada. ¡Esta vez, la galaxia se arrodillará ante nosotros!"

- Lord Waersk, Magnate de la Casa Lucaris y piloto del Caballero Saqueador Khorifex.

La Marea de Poder[]

Mechanicum cohorte de Skitarii

Cuando la Gran Fisura dividió por primera vez la galaxia y fracturó el Imperium, pocos podían prever que más allá de la devastación inicial fluiría una inundación de poder psíquico. La influencia corruptora del immaterium se filtró de cada tormenta de disformidad, corrompiéndolo todo con malignidad y desafiando la supremacía de la lógica.

En Marte, el Adeptus Mechanicus sintió que su influencia disminuía. Temía la pérdida de recursos valiosos y tecnologías sagradas. Pero sobre todo, temía el riesgo de secesión, de puestos avanzados cuya lealtad al Planeta Rojo ya era débil usaran el aislamiento como pretexto para declarar la independencia. A fin de evitar tal herejía, Marte reasignó muchas de sus expediciones de exploración como Flotas de Recuperación. Volverían a contactar con los mundos del Adeptus Mechanicus, recordándoles, por la fuerza si fuera necesario, su deber con Marte. Muchos mundos forja enviaron flotas propias, pero ninguno pudo igualar a Marte en tamaño o alcance.

El Magos Xu Kroll partió de Marte al mando de una de sus tres flotas de recuperación, rumbo al Segmentum Tempestus. La flota avanzó lentamente, azotada por tormentas disformes de un mundo forja al siguiente, con cada nave sufriendo pérdidas en su coro astropático y navegantes vinculados. Marte mantenía contratos transgeneracionales con las mejores Casas Navegantes del Imperium, pero aquí estaban sus vástagos ( mientras los consejeros más cercanos de Kroll despotricaban de los otros Magos que los rodeaban ), sin poder guiar a los sirvientes del Omnissiah de uno a otro nodo divino de su reino.

La flota de Kroll contactó con muchos mundos que debían lealtad directa a Marte o declararon su afiliación al Planeta Rojo. En todos los sectores y sistemas, en las estaciones de comunicación y en templos forja hundidos, el tecnosacerdote Dominus y los magi de su flota contemplaron la continua corrupción psíquica de la Gran Fisura. En el mundo minero de Goborra, los Daemons de datos infectaron los clados de servidores y los convirtieron en abominaciones que destrozaron a sus amos. En el Archisanctorum, los conservadores fueron consumidos por una entidad de código de deshecho, sus mecadendritas poseídas sobrecargaron el núcleo del reactor de la capilla automática, destruyendo las reliquias tecnológicas. En Darios, sensibles úlceras de la disformidad florecieron dentro de la frágil y fiel carne y la divina biónica del Omnissiah uniéndose entre sí como si fueran cera.

Muchos de los magos de la flota no pudieron procesar lo que presenciaron. Cegados por la pérdida de artefactos irreemplazables, algunos descartaron mentalmente los acontecimientos psíquicos ilógicos, proclamando su imposibilidad aunque se desplegaban ante sus ópticas. Los tecnosacerdotes enloquecieron tratando de categorizar el poder antinatural que habían visto manifestado en una escoria que se autodeclaraba "tocada por la máquina". O bien en psíquicos previamente autorizados que ahora vomitaban fuego negro, o en daemons polimórficos que se arrastraban desde lágrimas de la disformidad.

Los intereses del Adeptus Mechanicus (los intereses de Marte) estaban sufriendo, y el dogma exigía una reacción. Alentados por la retórica antipsíquica que adoptaron Dominus Kroll y sus asesores, las Flotas de recuperación agotaron los recursos de sistemas enteros mientras buscaban preservar el poder del Adeptus Mechanicus. Se desplegaron tecnologías antiguas y se ampliaron las pruebas de campo de armas inestables. Las mentes más grandes de Marte intentaron hacer retroceder el torrente de aberración psíquica utilizando cada fuerza esotérica y cada aliado a su disposición.

El futuro de los mundos forja era tan vital que pocas Flotas de recuperación se embarcaban en una búsqueda en solitario. Muchas iban acompañadas por transportes de tropas del Astra Militarum, naves de asalto orbital del Adepta Sororitas y barcazas de guerra de casas de Caballeros. Al igual que las flotas de Marte, muchas grandes casas de Caballeros Imperiales se esforzaron por extinguir la corrupción que fluía de la Gran Fisura. De ellas, pocas lo hicieron con mayor fervor que los Caballeros de la Marcha Padah, que se unieron a la Flota de recuperación Kroll cuando entró en el Segmerntum Tempestus.

La Marcha Padah fue una alianza heráldica de Nobles de muchos sistemas. A la cabeza estaba la baronesa Sordhen de la Casa Terryn, que aborrecía la hechicería y la brujería, pero a su vez se rodeaba de una camarilla de adivinos, hierofantes y lectores del Tarot del Emperador. Muchos de los nobles que seguían a Sordhen tenían cicatrices causadas por psíquicos no autorizados y cultos piroclásticos. Sus sacristanes monásticos habían restaurado escudos fundidos y armaduras retorcidas, pero muchos Desarraigados también llevaban memoriales recientes, como recordatorios oscuros de lanzas enteras de sus camaradas que habían sido aniquilados por el poder maléfico.

Dondequiera que iban, las Flotas de recuperación se encontraban con una matanza nihilista y con la corrupción blasfema de la divinidad manifiesta del Dios Máquina. En ningún caso esto fue más repugnante que en las formas contaminadas de los Caballeros del Caos. De las fauces de las tormentas de la disformidad surgieron lanzas temibles de estas reliquias no santificadas, conquistando y esclavizando en mayor número que nunca. Los sistemas cuyas comunicaciones habían quedado maltrechas por la Gran Fisura fueron atacados por ingenios crueles y monstruosos, mientras manifestaciones empíricas envolvían sus defensas.

Con las tormentas de la disformidad minando sus esfuerzos, la Flota de recuperación Kroll descubrió capturas de imágenes en el devastado mundo industrial de Sturmveil. Dichas imágenes mostraban ciudades-continente llenas de muerte. Se podía ver a los Caballeros del Caos rompiendo las fortificaciones que guardaban el diezmo psíquico del planeta. Mientras el mundo ardía a su alrededor, las máquinas de guerra condujeron a sus transportadores de masas a multitudes de brujas, demagogos de culto y hacedores de milagros. Muchos Caballeros del Caos llevaban la insignia sinuosa de la Casa Lucaris, pero había otras casas presentes, rompejuramentos tanto reconocidos como desconocidos.

De repente, las tormentas de la disformidad se intensificaron. Cuando Kroll y sus asesores se apartaron de las capturas de imágenes, toda la flota desapareció tragada en una tormenta de energía. Unas naves se separaron, mientras que otras simplemente desaparecieron. Al borde de la aniquilación, captaron una señal débil y Kroll, desesperador, la siguió.

"Hemos perdido el Angulum, Dominus Kroll. Su señal simplemente ha cesado, no puedo"...

"Dominus Kroll, es una petición de la baronesa Sordhen, ella"...-

"¡Ha cesado! Coro de tercer nivel interceptando señal extrínseca, firma coriforme imperial".

"No podemos estar seguros de su procedencia, Dominus; la señal lleva un pentámetro Morus inusual".

"No servimos a Marte si somos inoperables. Alertad al resto de la flota enseguida. Instruid al navegante Prose; la fuente de la señal es nuestro destino".

Mundus Malefica[]

Caballero del caos ilustracion portada codex

Rodeado por una espiral de fuerza empírica, el planeta Ordex-Thaag ha permanecido oculto a Marte desde su caída hace siglos. Este mundo forja, antaño leal, ahora sirve a una manada infernal de Caballeros del Caos, mientras en el fondo del planeta tecnología diabólica destruye el vacío.

Ordex-Thaag, un pequeño mundo forja del subsector Soelich, fue finalmente abandonado en 633.M41 cuando los pieles verdes resultaron imparables en su búsqueda de recursos y esclavos. Los Orkos acabaron pasando de largo, pero los sirvientes del Dios Máquina no pudieron mantener los activos necesarios para restablecer su presencia en el planeta, ya que los ataques de otros xenos y del Gran Enemigo se habían intensificado en otras zonas a lo largo de las décadas.

Hasta donde los tecnosacerdotes sabían, el Sistema Ordex estaba en ruinas, su fragua fría y sus templos sin vigilancia. Marte escuchó rumores ocasionales de los mecánicos de vacío de Soelich sobre un número cada vez mayor de mundos arrasados en el sector, pero estos cesaron cuando la Gran Fisura se abrió camino a través de la galaxia y la inmensa anomalía de la disformidad de la Tormenta de la Sirena e irrumpió a la existencia. Si el Adeptus Mechanicus hubiera sabido lo que realmente sucedía en Ordex-Thaag y hubiera entendido la naturaleza de la Tormenta de la Sirena, nada habría frenado la ira del Dios Máquina.

En verdad, el Sistema Ordex había caído bajo el dominio de los Caballeros del Caos y de una cábala de fusionadores Daemon del Mechanicus Oscuro, tecnosacerdotes traidores que eran un reflejo siniestro del Adeptus Mechanicus. Impulsados por su deseo de hacerse con la arqueotecnología que guardaba celosamente el Adeptus Mechanicus, los fusionadores Daemon se acercaron al Magnate Waersk, un Noble Caído de la Casa Lucaris que odiaba a Terra y estaba obsesionado por ver a su familia elevada a su lugar de poder legítimo. Si las promesas que le hicieron a Waersk eran ciertas, tales artefactos pronto estarían a su alcance. Waersk no sabía si se podía confiar en los tecnosacerdotes caídos, y estableció planes de contingencia por si acaso. Sin embargo, sólo con que la mitad de sus afirmaciones se manifestasen, la Casa Lucaris tendría un inmenso poder en sus manos. El miedo crecería y maduraría en el Imperium, y los Caballeros de la Casa Lucaris manejaban el miedo mejor que nadie.

En Ordex-Thaag, los tecnoherejes utilizaron motores disformes Daemoniacos para perforar directamente a través del núcleo del planeta. Allí instalaron máquinas corruptas, uniendo esencias daemónicas con cadenas rúnicas agonizantes y alimentando su tortura con los sacrificios de cientos de psíquicos por los Caballeros del Caos. A lo largo de miles de millas de canales blindados inscritos de runas corruptas, el odio y el dolor de los Daemons se retorcía y vibraba.

El poder sobrenatural generado actuó como un gancho en el velo que separaba la Disformidad con el reino material. Mientras Ordex-Thaag giraba y orbitaba alrededor de su estrella madre, el eje de material del alma se extendió y compactó. Sus efectos llegaron al immaterium, arrastrando la Tormenta de la Sirena y obligando a la brecha a romperse más y más. Había planetas a su paso: mundos fortalezas, mundos silo de municiones e instalaciones de acoplamiento orbital; billones de vidas y algunas de las mayores defensas del sur del Imperium. Todos ellos fueron simples daños colaterales comparados con el verdadero objetivo. Los tecnohechiceros de corazón negro afirmaron que podían torcer la fisura de la disformidad en torno al Sistema Ordex antes de enviarla inexorablemente hacia Terra y el Trono Dorado.

Ordex-Thaag se había convertido en un mundo industrial contaminado y un horror feudal. Bajo los templos forja en ruinas del Adeptus Mechanicus había enterrados manufactorums oscuros y lugares de rituales blasfemos, como púas venenosas en la corteza del planeta. Fisuras de kilómetros de largo marcaban el paisaje en ruinas, y macroventilaciones del tamaño de ciudades a lo largo de sus perímetros eructaban una niebla tóxica llena de efluvios psíquicos. Fragmentos de conciencia depredadora, nubes de vapor corrosivo y piscinas de fuego brujo tóxico ensuciaban la superficie del planeta.

Por encima del dominio de las máquinas de montaje Daemon, los imponentes torreones y fortificaciones de Waersk y los Nobles Caídos de su corte se enorgullecían ante semejante desolación. Waersk había atraído a su estandarte no solo a los Caballeros Lucaris, sino también a los Descastados, guerreros amargados por carecer incluso del honor de un hogar. Con mucho, la mayor de las ciudadelas era Qysberg, una serie de fortificaciones en forma de anillo de docenas de millas de diámetro. Construida mediante el artificio de los Idólatras de Waersk y el trabajo agotador de los guerreros esclavizados, sus formas laberínticas ocultaban todo tipo de trampas mecanizadas.

La torre central de Qysberg custodiaba un extremo de la perforación titánica que atravesaba el planeta, con sus almenas repletas de emplazamientos de armas e iconos profanos. Al otro lado del mundo, las máquinas de montaje Daemon habían alzado una gran aguja de resonancia piramidal que magnificaba los iracundos aullidos psíquicos de los Daemons atrapados. La tecnología imperial robada, monolítica en tamaño y fechada milenios atrás, había sido subvertida e injertada en un cenagal de antenas cubiertas de sangre, emisores y protuberancias carnosas, a través de las cuales palpitaban una diversidad de consciencias.

Eran las fugas de emociones de esta aguja resonadora, entrelazadas con antiguas formas de señales imperiales, lo que la Flota de recuperación Dominus Kroll había interceptado. Cuatro de sus astrópatas de tercer nivel murieron en agonía al tocarla, pero su sacrificio eliminó la mancha daemónica. Lo que quedaba era de origen imperial, pero saturado de matices y sensaciones antiguas e inquietantes.

Los otros tecnosacerdotes que abarrotaban el puente de la nave insignia habían expresado su preocupación por la señal, pero solo Kroll recibió el análisis completo de los Astrópatas. El tecnosacerdote Dominus sabía exactamente lo que representaba dicha señal, y reveló este conocimiento a sus asesores de confianza que compartían sus ambiciones, más amplias. Fuera lo que fuera lo que había en Ordex-Thaag, sin duda estaba saturado de energía psíquica.

Al pensarlo, surgió de nuevo un ciclo recurrente de odio en las subrutinas de Kroll; insoluble, ilógico, cambiante... vil. Habría bajas. Muchas bajas. El plan seguramente pondría en peligro los antiguos y santos trajes de Caballeros. Pero el Omnissiah estaba con él, se dijo a sí mismo. El Omnissiah y el Dispositivo Varliano.

Celda de datos experimental ZV3. Se mantiene un registro pasivo continuo. Psysonorum appl. eco-captura >> / Ubicación: Forja Senioris, Ordex-Thaag...

Este es el undécimo envío de estas brujas que les hemos entregado; y, ¿qué progreso hay? Ten mucho cuidado, sacerdote. Recuerda que tú y tu cábala contaminada estáis aquí por mi sufrimiento. Vuestro acceso a las pilas de datos y santuarios del mundo forja es mi regalo, al igual que vuestras vidas.

No os engañéis pensando que soy ciego. Los idólatras de mi hogar me mantienen al tanto de cada movimiento realizado por ti y tus...creaciones.

Tienes una promesa que cumplir. Desgarra este segmentum y se te concederá lo que quieras. Mientras los siervos de Terra sean testigos de cuán grande es nuestro alcance, no me importa si mil mundos arden.

¡El Imperium se inclinará ante la Casa Lucaris y todos temerán el nombre del Magnate Waersk!

+++ FIN DE TRATAMIENTO DE DATOS +++

Tecnis Obligatus[]

El tecnosacerdote Dominus Kroll finalmente había logrado que sus planes fructificaran, y estaba listo para desatar una tecnología terrible sobre la deformación de la disformidad Qysberg.

Cuando la Flota de recuperación Kroll se acercó a la funete de la señal psíquica, el tecnosacerdote Dominus reveló sus planes a sus Magos. Les dijo que Ordex-Thaag estaba contaminado por los profanadores de las obras del Dios Máquina. El Planeta Rojo tenía que defender la primacía de la tecnología frente a la corrupción.

Mientras la galaxia era azotada por tormentas disformes, el Adeptus Mechanicus se fracturó en su núcleo. Los subcultos secretos se dividieron del Sacerdocio de Marte, cada uno con su propia interpretación de las secuelas de la Gran Fisura. Kroll y sus asesores pertenecían a la secta oculta Dientes del Engranaje, que aborrecía toda forma de poder psíquico como una amenaza grave para el Adeptus Mechanicus. Desde los astrópatas y navegantes a los psíquicos de batalla del Adeptus Astartes, todos sentían repulsión por el culto. Mantuvieron este absolutismo en secreto; muchos en Marte guardaban celosamente los contratos de fabricación exótica con las instituciones psíquicas del Imperium.

Kroll eligió sus palabras con cuidado. A través de medios que no divulgó a los Magos, los Dientes del Engranaje habían adquirido el Dispositivo varliano, un detonador complejo destinado a suprimir los efectos psíquicos con un potente pulso nulo. El dispositivo se usaría contra los traidores, explicó, y su concepto era inequívoco. Su despliegue sería un triunfo de la lógica pura sobre la brujería efímera. Después de lo que habían presenciado en el viaje desde Marte, el destacamento de Magos fue anulado, reemplazado por golpes bináricos para la guerra.

Incluso las almenas más bajas del muro exterior negro de Qysberg tenían el doble de altura que un traje de Caballero. Ahora, la supersticiosa baronesa Sordhen guiaba a muchos de sus compañeros a la superficie para atacar la puerta sur de la ciudadela. Los bastiones angulares sobresalían, con sus almenas llenas de matrices de armas que se aferraban a ellas como nidos de grandes depredadores aviares. Kroll autorizó ataques de distracción en los muros norte y sur mientras dirigía el asalto mayor en el oeste.

Las cohortes marcianas atacaron en oleadas cuidadosamente calculadas; Un algoritmo de guerra que predijo un margen de victoria aceptable. Las filas de Skitarii marcharon hacia el muro exterior de Qysberg, mientras las líneas de Trepadunas Skorpius flotaban en patrones tradicionales tras ellos. Múltiples servidores de batalla rodaban o avanzaban bajo cada forma concebible de locomoción, con cargadores automáticos girando.

Mientras el cántico de alabanza se extendía entre los fieles, los grupos de motores Onager dispararon rayos láser de neutrones. Los ataques impactaron en los flancos de la Qysberg, y cada rayo cegador detonó en una explosión de energía disruptiva. Kroll se había equipado con armas aún mas esotéricas. Crepitantes lanzas de energía y arcos de esferas de energía golpearon las defensas hasta que se quebraron. Chisporrotearon esferas de fósforo que se abrieron paso hacia las fisuras, haciendo que el rococemento se incendiara.

La ciudadela había respondido violentamente en el instante en que las fuerzas de Kroll estuvieron al alcance. Múltiples armas pesadas situadas bajo sus almenas dispararon ráfagas de disparos sólidos, proyectiles explosivos y fuego láser abrasador. Los servidores y Skitarii explotaron en lluvias de componentes con sangre o cayeron con agujeros del tamaño de un puño quemados a través de sus cuerpos.

Los manípulos de Robots Kastelan avanzaron hasta el pie del muro, antes de golpear con sus puños con un solo propósito, destrozar mecánicamente las defensas pieza a pieza hasta que una sección del muro finalmente se derrumbó. Kroll empujó a sus guerreros a través de la brecha, y el Dispositivo varliano se presentó ante él en una barrera flotante protegida por campos de conversión. Los motores del Ironstrider se abrieron paso mientras el Arqueóptero Fusilaves se deslizaba por encima, desatando cargas de munición sísmica que socavaban los muros y desbarataban las defensas.

Los Caballeros del Caos desataron su ira y los invasores descubrieron el verdadero potencial de la ciudadela. En cada patio en el que los discípulos del Dios Máquina irrumpieron, los traidores y su fortaleza destrozaron a más atacantes. Cuanto más empujaban las fuerzas de Kroll, más altos eran los muros cortina, asfixiándolos en un crepúsculo cada vez más profundo. Desde las troneras titánicas, los Caballeros del Caos disparaban cañones de batalla de disparo rápido, destructores láser y lanzas volcán, separando los marcos mecanizados más rápido de lo que los simulacrum automáticos santificados podían reparar.

Las secciones de los muros cortina se separaron o cerraron juntas haciendo rechinar los dientes ocultos, exponiendo a las fuerzas marcianas o separándolas unas de otras. De las almenas, gárgolas feroces y bestias heráldicas inmensas vomitaban fuego cáustico, o cobraban vida para barrer a los guerreros de las calzadas con garras de piedra.

Desde las puertas ocultas de la popa más Caballeros del Caos se abalanzaron y aplastaron nudos de Skitarii bajo sus pies antes de desatar salvas titánicas de potencia de fuego en movimiento. Soltaron ráfagas de misiles explosivos y cohetes a quemarropa, saboreando la estela del fuego y la carnicería que fluía sobre ellos.

En un patio exterior, una gruesa reja de hierro fue levantada del suelo por gruesas cadenas, y de las entrañas de la fortaleza emergió un Caballero rabioso. Mientras aceleraba el paso, las hojas sierra colocadas en las plantas de sus pies silbaban y chispeaban. Las balas de carabina de la Vanguardia Skitarii ardieron en el escudo de iones teñido de rojo de la máquina gigante y el fuego más pesado de los Desintegradores Skorpius sólo alimentaban su furia bersérker. Los andadores de combate y los tanques de batalla fueron aplastados y desgarrados, y docenas de guerreros de Marte fueron destrozados en fuentes de aceite sangriento.

Dominus Kroll se desesperó. Sus fuerzas estaban siendo separadas, y las victorias dispersas no podían capitalizarse. Se había agotado el tiempo para llevar el dispositivo varliano a la ubicación privilegiada. Con su manípulo de batalla, Kroll luchó para regresar a la brecha del muro exterior, dejando el dispositivo protegido por el resto de sus servidores. Lanzando una oración final, envió una señal remota y el dispositivo se activó.

Permeación noosférica, horómetro thetabinario.

<Regulus Prime, Tecnoesteticista Gorn Virellan>

¡Salve al engranaje bendito!

Las blasfemias de las que hemos sido testigos permanecerán sobre mis mnemopaneles hasta mi expiración. En cada mundo de Marte al que llegamos, había evidencias de anomalías empíricas, a pesar de que las probabilidades de tales incidentes son mínimas. Accedimos a registros gráficos de civiles no aumentados que mostraban fenómenos exotérmicos en sirvientes del Omnissiah. En otros lugares, los tecnoherejes habían usado núcleos de poder sagrado para vitalizar dispositivos anélidos, con intenciones desconocidas.

Es tan obvio ahora. El Magos Kroll lo ha explicado todo. La sensación de comprensión se aproxima a la creación de una nueva mejora, y me siento más cerca del Dios Máquina. Tantas variables, pero el Magos Kroll ha mostrado su raíz, y el resultado es de una claridad sagrada.

Si Marte no actúa contra la inundación psíquica, debemos hacerlo nosotros.

++FIN DE LA TRANSMISIÓN++

El Dispositivo Varliano[]

NI siquiera Dominus Kroll estaba seguro de dónde procedía el artefacto conocido como Dispositivo varliano. Tampoco admitiría nunca que no entendia completamente su función o efectos.

Un tecnosacerdote desconocido se acercó a los Dientes del engranaje. Como este Magos había adivinado, la existencia del subculto era inquietante, pero habló de lazos de conocimiento compartido con aquellos a los que representaba. No divulgó datos noosféricos, alegando a través de un vocoemisor que protegía la identidad de sus maestros. Los servidores insectoides se escabulleron entre sus túnicas mientras felicitaba a los Dientes del engranaje por su comprensión de la influencia corrupta del poder psíquico y la necesidad de erradicarlo por el bien del Imperium y la galaxia.

El Magos secreto contó cómo una Flota Exploradora en el sector de su mundo forja había descubierto el antiguo núcleo de una PCE para un mecanismo defensivo. Sus maestros habían desentrañado sus secretos y construido el dispositivo, pero necesitaban un campo de pruebas adecuado y devotos afines al futuro del Imperium.

Tan grande como un servidor de batalla, la carcasa del dispositivo estaba en una barrera anti-gravedad. El sombrío tecnosacerdote explicó cómo extinguiría la corrupción de la hechicería, soltando un pulso de energía nula para liberar el control de la disformidad de las mentes humanas. Los monstruosos habitantes del immaterium serían desterrados para siempre, y el Adeptus Mechanicus sería agasajado por salvar al Imperium.

Cuando los Dientes del engranaje presionaron a su invitado sobre el origen del dispositivo, lanzó una carcajada de risa estática y dijo que bien podría provenir de las Puertas de Varl. En cuarentena durante milenios, esa región embrujada se había convertido en sinónimo de conocimiento inefable y constantes indefinibles. Pero los Dientes del engranaje estaban demasiado impresionados por el dispositivo para denunciar esta irregularidad.

Faro de Corrupción[]

Caballeros imperiales en combate Ilustracion

Buscando silenciar la resonadora, los Caballeros Imperiales de la Marcha Padah se comprometieron a arrancar a su raíz sucia de la corteza de Ordex-Thaag. Los sirvientes de los Dioses Oscuros detestaban ver el esfuerzo del Magnate Waersk interrumpido, y tensaron el velo que protegía el espacio real en su ansia por acabar con los Caballeros Imperiales.

Dando su primer paso sobre la superficie de Ordex-Thaag, Sir Dhekar de la Casa Terryn sintió el retumbar de temblores subterráneos a través de las extremidades del Drakefyre. El honorable Caballero Errante respondió al control de Sir Dhekar cuando se unieron a los otros Caballeros de la Lanza Ardiente; la lanza se formó para derribar la aguja del resonador. Sir Dhekar le había prometido a la baronesa Sordhen que convertirían esa estructura en cenizas, y nunca había incumplido un juramento.

La aguja resonadora era la fuente de la señal que la Flota de recuperación había seguido en su desesperación por escapar de las tormentas de disformidad, y Kroll había informado a Sordhen que reflejaba la posición del traidor en el hemisferio norte de Ordex-Thaag. Mientras que la baronesa llevó a la mayoría de la Marcha Padah a destruir la ciudadela negra de Qysberg, decidida a asegurarse de que el poder que cayera allí no sobreviviese al otro lado del planeta.

Sordhen había compartido las visiones de sus videntes con sus Nobles. Ella había interpretado sus historias de una serpiente de dos cabezas como una referencia a los males gemelos de Qysberg y la aguja resonadora, y le pidió a sus Nobles que renunciaran a luchar junto a ella para asegurar la destrucción de la aguja. Sir Dhekar, Lady Olwyn y Sir Geherys aceptaron la búsqueda, junto con los jóvenes Nobles que pilotaban el Armígero Culebrina Infernal y el Caballero Desarraigado Sir Morghant de Torres III.

Sir Geherys fue el primero en ver la construcción. Un obelisco adornado con antenas de bronce ramificadas y conductos serpenteantes, y que medía la mitad que su Caballero Valiente, Felbane. Las marcas cuneiformes estaban grabadas intrincadamente en sus superficies y entre la masa de postes y cables, latían tumores carnosos. La sangre humeante cubría su superficie y se acumulaba en la base, tiñéndola de marrones y rojos, mientras una nube de moscas zumbantes la rodeaba.

Terremotos omnipresentes se movieron a través del terreno fracturado. Abismos, grietas y fumarolas irradiaron hacia afuera desde la aguja del resonador. Sus laterales estaban incrustados de vegetación sucia, y de dentro llegaron las emanaciones pútridas de las forjas ocultas del Mechanicum Oscuro, contaminadas por los escapes psíquicos. Erroes descartados, o fugitivos, se arrastraban en las profundidades de cada abertura, o los perseguían mientras sombras astilladas se convertían en sensaciones depredadoras. Vapores de colores enfermizos se torcían en formas sugestivas de fauces con colmillos, mientras las corrientes de fluidos tóxicos ardían y deformaban todo lo que tocaban. Cada fisura que pasaban los Caballeros, gruñidos metálicos y ondas de códigos mezclados inundaban su vocorred.

Antes de que la Lanza ardiente llegara a la aguja del resonador, Lady Olwyn y su agresivo Caballero Paladín, Honor Adamantus, alertaron a la lanza de un parche en el cielo sobre el pináculo de su objetivo. Un bulto de luz enfermiza flotaba allí, girando y oscureciéndose. Luego, el aire alrededor de la construcción se condensó rápidamente en un vapor del color de la bilis, con sombras moviéndose dentro de él.

Reaccionando a la proximidad de los Caballeros, las sombras en la niebla se apartaron de su abrazo, y sus formas difusas se unieron en Daemons con garras y cuernos. El suelo tembló cuando las fisuras que rodeaban la aguja del resonador parecieron rugir de bienvenida, eructando vapores oscuros y llamas multicolores.

Los Nobles de la Lanza ardiente contemplaron a las criaturas con horror e indignación. Nunca se habían enfrentado a un mal tan impío. Surgieron recuerdos de terrores derribados por santos en las escrituras imperiales. Las advertencias sangraron en sus mentes de los espíritus impresos dentro de sus Tronos Mechanicum, mientras los antiguos pilotos revivían las cacerías de la Larga Noche. Los Nobles se dieron cuenta de las viles profundidades a las que se habían hundido los maestros de Ordex-Thaag, y el odio los llenó. Sir Dhekar los condujo a la Zona de Caza y ordenó la destrucción del engendro del infierno.

Los Caballeros desataron una atronadora salva de apertura. Docenas de daemons desaparecieron en la conflagración, y muchos más fueron desgarrados en pedazos que se disiparon en fragmentos sulfurosos. Con Sir Dhekar y Lady Olwyn a la cabeza, los Caballeros caminaron hacia la aguja del resonador.

Más daemons se abrieron paso a través de la brecha alrededor de la aguja, y las huestes engendradas por la disformidad también se manifestaron en los flancos de los Caballeros. Sir Morghant instó a la lanza hacia adelante cuando su Caballero Paladín Vástago de Torres se vio envuelto en un cuerposanto de fuego brujo y una masa enferma de Portadores de Plaga le desgarró la armadura. Capas de aleación hiperdensa llenas de ampollas y corroídas bajo las cuchillas corruptoras de los daemons, y el Caballero se perdió con los demás, los vapores lo tragaron y el rugido de sus armas se desvaneció.

Al acercarse a la aguja, Drakefyre levantó su cañón térmico y disparó, pero la repentina sacudida de un enorme temblor de tierra hizo que su rayo sobrecalentado se ensanchara. Los misiles Felbane impactaron en el obelisco, arrancando trozos y levantando aullidos de los daemons. Sir Geherys vitoreó cuando vio que el abultado parche del cielo se oscurecía y algunos daemons se desnaturalizaban. Sin embargo, los Caballeros no estaban causando suficiente daño y les estaban rodeando. Sir Dhekar ordenó a los que lo rodeaban que frenaran a los daemons y le abrieran una ruta mientras avanzaba hacia la aguja, pero a pesar de derribar a muchos, su compañía continuó reduciéndose.

Desde los abismos se alzaron horrores mecánicos poseídos por el hambre daemónica. Con una enorme garra de hierro, uno asió a un Armígero Culebrina Infernal cuyos cañones automáticos estaban destrozando un barrido de los carros en llamas. El joven Caballero Noble cayó y fue arrastrado, pateado, hacia el pozo.

Honor Adamantus recibió la carga de una enorme bestia alada, con su pelaje goteando sangre. Desviando los golpes de hacha de gran fuerza, Lady Olwyn se enfrentó en duelo al Devorador de Almas. Un golpe segador abrió su chasis, perdiendo centímetros de su cubierta mortal, pero a cambio ella hundió su espada en el monstruo y empujó el arma hacia su cabeza. El grito de victoria de su trono rociado con icor duró poco, ya que las Furias se zambulleron en el chasis abierto del Caballero y destrozaron a Lady Olwyn. Felbane, entretanto, estaba rodeado, sus cañones cambiaban de un objetivo a otro para mantener a raya a los horrores invasores.

Drakefyre alcanzó la aguja del resonador justo cuando una parición apabullante acechaba tras ella. Un latigazo de tendón cegadoramente rápido golpeó, pero fue detenido por el escudo de iones de Drakefyre antes de que una larga cuchilla y garras temibles alcanzaran enlaces y sistemas de accionamiento. El cañón térmico de Drakefyre colgaba sin fuerzas mientras Sir Dhekar buscaba en vano asestar un golpe contundente a su torturador.

Desde los humos en los que se había desvanecido, la colosal forma de metal del Vástago Torres cargó de repente. Era apenas reconocible, desprendiéndose de armaduras deshilachadas y derretidas a cada paso. El daemon que atacó a Drakefyre fue lo bastante rápido como para girar y atacar, enterrando su garra en el caparazón del Caballero Desarraigado y empalando a Sir Morghant, pero no pudo retirar la extremidad a tiempo. El Caballero chocó contra el daemon y lo tiró al suelo, inmovilizando a la criatura.

El sacrificio de Sir Morghant dio un respiro a Drakefyre. Con los sistemas de impulsión protestando, Sir Dhekar condujo el guantelete del trueno del Caballero Desarraigado hacia la aguja del resonador y arrancó todos los dispositivos sangrientos que lo alimentaban. La deformación abultada sobre la aguja implosionó, y una réplica azotó el campo de batalla, arrancando a los daemons de la existencia. Una hoja de energía brilló hacia el cielo, y la aguja se derrumbó en un clamor de gritos de metal y carne desgarrada.

Honor y Obsesión[]

Caballeros del caos en guerra con caballeros imperiales

Mientras Dominus Kroll atacó la Qysberg en varios puntos, la baronesa Sordhen lideró a los Caballeros de la Marcha Padah en un ataque frontal contra su puerta de entrada. Sus videntes, cada vez más volubles, habían visto portentos de brujería y los cónclaves de los condenados. La Casa Terryn, prometió destruir a los Caballeros del Caos.

Desde órbita, la baronesa Sordhen de la Casa Terryn había comparado la Qysberg con una infección protuberante, al verla reflejada en el resplandor de una holoproyección. Las naves de la Marcha Padah habían sobrevivido a las feroces tormentas de la disformidad alrededor de Ordex-Thaag, y habían mantenido una amplia órbita del planeta lejos de las naves de la Flota de recuperación de Dominus Kroll.

El tecnosacerdote había proporcionado la información que Sordhen buscaba desesperadamente: la confirmación de las profecías de sus videntes. Sus lecturas del Tarot del Emperador habían tratado repetidamente el Spyndle, sobre el cuál se agacha la bruja, atormentando el destino de los justos. Kroll confirmó que la señal que había recibido su flota había sido confundida con artificios de la disformidad.

El ataque de Sordhen a la Qysberg fue brutalmente directo, pero cuidadosamente planeado. Además de la lanza que había enviado al sur para derribar la aguja del resonador, la baronesa envió tres lanzas más de nobles orgullosos a los bastiones que rodeaban su punto de ataque. Su objetivo era asegurarse de que ningún traidor pudiera atacar a sus fuerzas desde la retaguardia.

Para su objetivo principal, la baronesa Sordhen dirigió una cabalgata de tres lanzas directamente a la puerta principal blindada de la Qysberg, a una milla de donde las fuerzas de Dominus Kroll atacaron los muros. Otros veinticuatro Caballeros de todo tipo caminaron con su señor. Más de la mitad eran descendientes de la Casa Terryn, pero las Casas de Oebbern, Griffith y Firehame ondearon con orgullo los estandartes de sus parietnes lejanos.

Instalada en el Trono Mechanicum del Caballero Guardián Destructor Brillante, la baronesa Sordhen dirigió las tres lanzas en una cuña muy compacta. El fuego defensivo los estaba alcanzando, desviándose desde las hombreras y los escudos de iones. Los Caballeros de largo alcance se movieron en el frente y los flancos, y sus armas rugieron en respuesta. Los proyectiles de cañón de batalla y los cohetes lanzatormenta atravesaron las almenas, mientras los cañones de asedio golpeaban los escudos de energía del bastión. El Armígero Culebrina Infernal apuntó a los fortines de armas de la Qysberg, cegando sus sensores con ráfagas de interferencia. Protegidos en medio de la formación, irrumpieron los Caballeros Valiente y Galante, luchadores a corta distancia que ningún muro de fortaleza puede soportar una vez alcanzado.

Coordinando sus escudos de iones en defensa, los Caballeros avanzaron por la avenida inclinada de la puerta de entrada llena de trofeos espeluznantes. Cuando los que estaban en los bordes de la formación sufrieron daños, retrocedieron, siendo su lugar ocupado por otro a medida que la potencia de fuego que caía sobre ellos aumentaba.

Los escudos de la puerta de entrada finalmente se sobrecargaron por los implacables ataques de los Caballeros Imperiales y cayeron en una capa de llamas. Ahora, les llegó el turno a los Caballeros Castellano. Las armas antiguas enviaron el ardiente calor de las estrellas, y erupciones de fuego y roca líquida estallaron en el muro. La formación llegó a la puerta, cuyos muros negros se elevaban tres veces la altura de los Caballeros, y un trío de Caballeros Valiente disparó sus arpones de bobina de tormenta contra su mampostería ciclópea. La energía que alimentaba sus cadenas arrasó las defensas restantes de la puerta. Las armas se recolocaron, ancladas por el peso de los Caballeros que las empuñaban, y los muros se deshicieron y cayeron.

La brecha estaba abierta, y los Caballeros del centro de la formación cargaron a través de ella destrozando los obstáculos con golpes atronadores de sus enormes guanteletes.

Tres Caballeros perecieron mientras se abrían paso a través del interior de la puerta del tamaño de una catedral. Flujos de productos químicos cáusticos salían de los agujeros, palos de metal disparados desde rieles gravitacionales ocultos e inyectores de tecnovirus prensiles enrollados desde las sombras. El laberinto de patios de la Qysberg cambiaba constantemente al sonido metálico de la maquinaria oculta. Cuando la Marcha Padah emergió en el primero de ellos, la verdadera escala de la ciudadela impresionó a la baronesa Sordhen, pero ahora no podía parar.

Los Caballeros del Caos cayeron sobre los invasores en oleadas de ataques espeluznantes. Docenas de motores disformes, con sus caparazones malformados llenos de espinas y casas maliciosas, emergieron de caminos de tránsito ocultos o les atacaron desde troneras giratorias.

La actividad tectónica del planeta se vio ahogada por los estremecedores impactos de toneladas de metal chocando entre sí, los rugidos de las rejillas de los emisores y los estallidos de armamento inmenso. Las espadas sierras Reaper cortaron las monturas de armas mientras los guanteletes se estrellaban y destrozaban los capuchones blindados. A corta distancia, la superioridad numérica de los traidores empezaba a notarse, al igual que la movilidad superior que les brindaban las rutas ocultas de Qysberg.

La baronesa Sordhen arremetió con frustración y creciente desesperación, pero no pudo ignorar las graves pérdidas. Anhelaba tomar tantos enemigos como fuera posible, pero era responsable de sus compañeros Caballeros. Llena de ira, ordenó la retirada. Mientras la Marcha Padah empezaba a retirarse a su brecha inicial, Sordhen trató en vano de avisar a Dominus Kroll por vox.

Los Caballeros del Caos los persiguieron, paralizándolos con cañones gatling y destructores láser, derribando a todo el que fuera demasiado lento. Hacia el oeste, Sordhen vio los restos del Adeptus Mechanicus corriendo de regreso a través de la llanura agrietada, y su propia batalla también claramente perdida.

De repente, una explosión estalló donde los sirvientes del Omnissiah habían estado luchando. Una capa de energía en expansión envolvió la Qysberg y corrió hacia las tres fuerzas. El campo nulo atrapó primero a los Skitarii y a los servidores en retirada. Muchos disminuyeron la velocidad y luego simplemente se detuvieron, con los brazos flácidos, pero a los que estaban agrupados alrededor de las líneas de datos les fue mejor. Los Caballeros de ambos bandos sufrieron gravemente. Dentro de su Trono Mechanicum, los gheists impresos gritaban mientras los arrancaban de allí y la retroalimentación mataba a sus Nobles. Varios Caballeros se colapsaron, y las almas de sus pilotos fueron envueltas por cascadas de entropía.

Casi tan rápido como impactó, el campo nulo se disipó, y los Caballeros Imperiales restantes lograron superar a sus perseguidores tambaleantes. Sordhen elogió al Emperador porque la Marcha Padah había resistido la explosión mejor que los traidores, aunque no pudo explicar cómo. Interceptando a Dominus Kroll para exigirle respuestas, encontró al tecnosacerdote divagando sobre un dispositivo...su triunfo...pérdidas aceptables. Al principio, Sordhen pensó que Kroll estaba afligido, pero luego se dio cuenta de que la muerte de sus compañeros había sido culpa suya. Lo levantó con su guantelete, aplastando la masa de extremidades biónicas bajo el torso. Mientras lo llevaba de vuelta a las barcazas de desembarco de los Caballeros, ignoró sus gritos y el fuego Skitarii.

Oleada de Daemons[]

Skitarii solitario ilustracion

Cuando Sordhen regresó a su nave, las esencias daemónicas atadas dentro del núcleo de Ordex-Thaag sintieron los efectos del dispositivo varliano: su campo nulo activado prematuramente había interrumpido los grilletes que los atormentaban. Impulsados por pensamientos de venganza y sed de sangre, se liberaron y salieron a la superficie con un rugido todopoderoso.

Los efectos del dispositivo varliano habían penetrado en la superficie de Ordex-Thaag y destrozado las protecciones que unían a las esencias daemónicas dentro del núcleo del planeta. Siglos de tormento fueron revisitados por los Daemon fuesionadores mil veces, mientras cuatro entidades supervivientes destrozaron a los tecnoherejes y su terrible maquinaria.

Estos daemons exaltados detestaban a uno sobre el resto; el que había presidido su prisión: el Magnate Waersk. Como vórtices de energía, las cuatro esencias engendradas por el inmaterium se abrieron paso hacia la superficie en una orgía violenta.

Los efectos persistentes del dispositivo varliano saturaron la tierra. La mayoría de los daemons habrían encontrado intolerables tales consecuencias psíquicas, pero estos señores de la ruina eran realmente poderosos. Adorados como deidades caídas por algunos, habían esclavizado imperios y corrompido subsectores enteros. Mientras Waersk reagrupaba su corte destrozada, los daemons se abalanzaron sobre su Caballero Galante, Khorifex. Se hundieron en su chasis, soldando cada ventilación y escotilla cerrada con fuego infernal. Waersk gritó horrorizado cuando las esencias inundaron el Trono Mechanicum al que estaba vinculado, arrancando los espíritus impresos y arrojándolos a la disformidad. La estructura de Khorifex mutó, perforando a su maestro con fragmentos de hierro. Waersk suplicó desesperadamente a los daemons, ofreciéndoles el servicio de su corte. Escuchó carcajadas de risa en su cabeza a modo de respuesta, mientras una mancha en el aire entre Khorifex y los Caballeros del Caos de su corte se convirtió en un vórtice sin fondo. Uno a uno, los motores de guerra traidores fueron arrastrados hacia él, llevándose consigo a sus nobles caídos.

Las cuatro esencias daemónicas aún no habían terminado con este mundo. Observaron las llamaradas de los transportadores de masas que regresaban a órbita alta y siguieron el rastro de energía nula hasta las naves del Adeptus Mechanicus. La más clarividente de las esencias les dijo a sus hermanos que aparecerían más dispositivos temibles si ignoraban a estos mortales, y con su pensamiento las criaturas se apresuraron hacia las naves marcianas, una llamada de invocación se agitó a través de la disformidad mientras avanzaban.

En las naves restantes del Adeptus Mechanicus de la Flota de recuperación de Kroll reinaba la confusión. Los Magos habían arrojado un paquete de datos de emergencia en su núcleo de datos que contenía sus observaciones de los efectos del dispositivo, pero llegó con la revelación de su secuestro por la baronesa Sordhen. Cuando aparecieron brechas de la disformidad en las cubieras de cada nave, los clados Skitarii restantes ya estaban en pie de guerra.

La gran bahía del hangar de la nave insignia de Kroll, el Regulus Prime, se extendía por una milla a lo largo de su columna vertebral. Allí, las escuadras de Vanguardias y Cazadores espraban en zonas delineadas mientras cientos de servidores preparaban naves de asalto para reclamar sus Magos de los Caballeros. Sin previo aviso, ocho anomalías espaciales surgieron dentro del hangar, y desde sus profundidades eternas se arrastraron criaturas desgarbadas de tonos cambiantes con la piel iluminada con fuego antinatural.

<< Vox eco 77.rt9,est. Origen Subsector Soelich. Meta: Lanza de Voltoris + / - Anexo: no se puede proporcionar mayor claridad sobre la ubicación de la señal. Monitoreo de la expansión de anomalía disforme. [cf. archivo 21Σ, "Tormenta de la sirena"] revela emergencia de formas de oleada Thark. En consecuencia, Su Majestad, no existe marca de tiempo para este fragmento>>

Rayos de fuego abrasador arremetieron contra los servidores cuando las latas de prometio explotaron en bolas de fuego teñidas de rosa. Los Skitarii Alphas solicitaron doctrinas desde el puente cuando los Daemons inundaron el enorme hangar y el fuego se disparó sin control. En el cavernoso espacio del techo, los Daemons y las escuadras Pteraxii se daban caza entre sí en el bosque de pórticos y macro grúas.

En el interior del Regulus Prime, el hinchado Magos Jabek organizó la defensa del enginarium. Sellados de forma permanente en una gigantesca plataforma suspendida desde la cuál controlaba todo su dominio, los Magos enviaron grupos de trabajo a proteger su valiosa generatoria, las cubiertas de campo Geller y los acoplamientos de energía de las criaturas llenas de suciedad escupidas desde las brechas de la disformidad.

Para horror y disgusto del Magos Jabek, a varios de los grupos de trabajo que defendían el campo Geller les habían brotado apéndices biomecánicos que rezumaban suciedad salobre, y ahora desgarraron la carcasa de la maquinaria con garras raspantes. Las hojas de bronce humeantes cortaron en pedazos el séquito de Kataphron de Jabek antes de que una sombra alada bestial cayera con un rugido sobre la plataforma expuesta de los Magos.

Los Magi desesperados del puente intentaron inútilmente recopilar informes similares de cada una de sus naves. Cientos de brechas de la disformidad se habían materializado en toda la flota, y criaturas que desafiaban la categorización emergían en masa para deleitarse en la matanza alimentada con sangre. La entrada arqueada del puente estaba sellada, pero una brecha de color púrpura se manifestó en el centro del estrado de control. De él saltaron formas borrosas, pálidas y con púas, que destriparon a la tripulación al mando en cuestión de segundos. Binharic gritó pidiendo ayuda y a continuación, expiró. El señor de esta hueste daemónica se acercó lánguidamente al capitán y atravesó su cuerpo con sus garras, alimentando su esencia con los controles de navegación de la nave. Desarrollando en los protocolos de mando de Regulus Prime, una orden hizo desviarse a las otras naves. Como uno, la flota del Adeptus Mechanicus giró y se dirigió al corazón ardiente de la estrella del sistema.

"[Distorsión de la señal]: no la culpe, por no sacarnos de ese infierno de trampas y engaños. ¡Terra, deberías haberla visto pelear! Era como en los tapices de la cámara de armas de Su Majestad. Cuando la baronesa arrancó el Trono de uno y luego lo lanzó al siguiente, el sol poniente enganchó la cubierta en el caparazón del Destructor Brillante. El Emperador mismo estaba allí ese día, g--[degradación de la máscara 4.0] su brazo, guiándonos a todos. Lo sentí cuando ese maldito...frio nos llevó.

¿Sabes que estaba con ella cuando se llevó a Kroll? "Lady Mairi", me preguntó, tan tranquila como un glaciar, incluso cuando su guardia nos salpicaba con un disparo irradiado y él se retorcía como un juguete roto en sus manos. "Explíqueles que pueden regresar a sus naves o pueden morir. La elección es binaria". Yo no podría haber mantenido esa calma, no podría haber evitado aplastarlo después de lo que había hecho. Quedan algunas, pero se han ido tantas voces en los Tronos que nunca volveré a escuchar".

Libro 8: Guerra de la Araña[]

"Oportunidad, habilidad y voluntad.

Muchos creen que la primera está más allá de su control. Los débiles e incapaces lamentan sus circunstancias, la crueldad de una galaxia que no recompensará su mediocridad. Los excepcionales saben que esa oportunidad debe ser forjada. Debe lucharse por ella. La oportunidad debe ser arrancada en carne viva y sangrienta del corpus empírico, y aquellos incapaces de hacerlo están condenados para siempre a lamentar su ausencia.

La habilidad es un asunto muchísimo más sencillo. Uno posee habilidad o no. Puede esforzarse, trabajar, luchar con uñas y dientes para ser más de lo que el azar de su nacimiento ha pometido; no importa. Los verdaderamente dotados no se esfuerzan por lograr el dominio de su arte, sino más bien por mantener el ritmo de los apetitos rapaces de su propia brillantez. Para tales seres, todos los demás no son sino arcilla mortal para ser moldeada a su voluntad. Tal es su derecho y vocación.

La voluntad es la más simple de todas. La voluntad es la fuerza cuando todo sobre ti predica la debilidad. La voluntad es el coraje cuando tus compañeros son todos cobardes. La voluntad es la mano que entra sin miedo en el fuego, el ojo que no mira hacia otro lado, la mente que comprende que lo correcto y lo incorrecto so son nada, solo construcciones ridículas hechas para pisotear a los débiles. La voluntad es dar el paso prohibido, expresando el pensamiento prohíbido, abriendo la puerta prohíbida. La voluntad es hacer lo que debes, aunque todos digan que no debes. La voluntad es poder.

Oportunidad, habilidad y voluntad. Con esas tres cosas romperé las cadenas de la mortalidad. Con esas tres cosas dominaré los secretos de la vida y la muerte.

Con esas tres cosas me convertiré en un dios."

-Fabius Bilis, extracto de sus Mysterius Vitalis Exacto - Meditaciones sobre la Clave a las Puertas de la vida y la muerte.

Convergencia de Presas[]

La campaña de Fabius Bilis contra las fuerzas de la Guardia de la Muerte y el Imperium tuvo lugar en medio de las ruinas devastadas por la guerra de la Puerta de Cadia. Sin embargo, sus semillas se sembraron en otros lugares, algunas en las ignoradas Estrellas Necrófago y otras en la sangrienta superficie del mundo de Khassedur.

Khassedur había sido durante mucho tiempo el planeta del Capítulo de los Dracos de Bronce. Nobles defensores de la humanidad, los Dracos de Bronce habían luchado en nombre del Emperador durante más de cinco mil años. Sin embargo, en medio de la oscuridad de la Noctis Aeterna, todo cambió. Algunos creen que su Señor del Capítulo, Argento Corian, había estado ocultando habilidades psíquicas latentes durante años. Otros afirman que se manifestaron como resultado de la influencia funesta de la Gran Fisura. Sea cual sea la verdad, cuando la Noctirs Aeterna terminó, Corian y más de la mitad de su Capítulo se habían vuelto renegados.

Los relatos de la brutal guerra civil que siguió merecerían su propio volumen por derecho propio: Como Corian se rebautizó a sí mismo como el "Iluminador" de sus fieles discípulos; cómo su conflicto con sus antiguos hermanos leales creció hasta consumir tres sistemas imperiales enteros; cómo finalmente los Dracos de Bronce fueron derrotados por un contingente de Portadores de la Antorcha encargado de entregar la tecnología genética Primaris a los Marines Espaciales leales.

El Iluminador y los restos harapientos de sus guerreros huyeron de la retribución final. Se dirigieron hacia el Guantelete de Nachmund y la idea de seguridad que ofrecían los espacios salvajes sin ley de esa zona. A su paso, la flota de Portadores de la Antorcha comandada por el capitán Escudo Atal Tyvar de los Adeptus Custodes, destruyó la tecnología genética que habían traído con ellos y ejecutó el puñado de Escudos Grises de los Dracos de Bronce supervivientes, por si la mancha de la herejía de su Capítulo corriera ya por sus venas. Tyvar prometió que él y su flota perseguirían al Iluminador hasta el extremo de la galaxia, y emprendieron una furiosa marcha. Poco sospechaban que la noticia de la perfidia de los Dracos de Bronce había llegado a Terra por canales secretos, y que otra fuerza imperial estaba movilizando activos de élite para rastrear a Corian y matarlo...

Nuevos Planes[]

El camino de Fabius Bilis convergió con el del Iluminador por casualidad, en lo profundo de la extensión devastada por la guerra de la Puerta de Cadia. El Primogénito siempre fue un maestro oportunista y pronto aprovecho esa casualidad a su favor.

Bilis estaba trabajando en un nuevo gran plan, uno que había concebido mientras la galaxia se retorcía con la apertura de la Gran Fisura. En el Ojo del Terror y más allá se especulaba sobre lo que la Araña podría estar planeando: otro intendo de clonar o crear su propio Primarca; la creación de un temible nuevo ejército de criaturas alteradas; el desarrollo de un arma que podría destruir a Roboute Guilliman o a cualquier ser casi divino. Bilis no había revelado nada de sus planes, ni siquiera a sus lugartenientes más cercanos, pero se movía con un propósito a través del caos y el horror del Imperium Nihilus.

Ese propósito se había manifestado por primera vez en el robo de un poderoso artefacto arcano que originalmente había sido otorgado a la Guardia de la Muerte por nada menos que la Gran Inmundicia Rotigus. Llamado Arca Cornucontagiosa, este horrible regalo de Nurgle bullía con enfermedadmes de la disformidad que desencadenaban una regeneración corporal catastrófica e incontrolada en sus víctimas. Para las fisionomías antinaturales de la Guardia de la Muerte, esto era una bendición, ya que las emisiones malignas del Arca les permitían curar el daño de batalla más rápido de lo que sus enemigos podían causarlo. Sin embargo, para cualquier otro ser, el efecto de la reliquia era una plaga monstruosa que pronto reducía incluso al guerrero más poderoso a un montículo de carne enferma agitada y entrañas rotas y supurantes.

El uso que Bilis le podría dar a un artefacto tan peligroso y repugnante era un secreto que se guardaba para sí mismo. En cualquier caso, a la cabeza de una variada alianza de bandas de guerreros renegados, se había enfrentado a los peligros de las recién conquistadas Estrellas Necrófago y había logrado escapar con el arca, rodeándola en la seguridad de un potente campo de estasis. Sin embargo, esa campaña le había costado a Bilis todos menos un puñado de sus seguidores. Ahora debía huir hacia el Ojo del Terror, a través de las aplastantes tormentas disformes del Imperium Nihilus, con el propio Typhus pisándole los talones.

Bilis no podía regresar a su guarida en el Ojo del Terror a no ser que llevara consigo la ira de la Guardia de la Muerte. Necesitaba nuevos aliados que pudieran ayudarle a disuadir a sus perseguidores antes de lograr escapar. El destino, o tal vez los Dioses Oscuros, le enviaron al Iluminador.

Argento Corian no había permanecido quieto desde que alcanzase la zona de guerra de Cadia. Habia reclamado y corrompido el mundo fortaleza de Dessah como base y había reforjado a los Dracos de Bronce en una banda que se hacía llamar Los Confesados y que ahora luchaban bajo los volores de la Legión Negra de Abaddon. Pero Corian había oído hablar de la vengativa persecución imperial que le buscaba. Así que mientras Bilis veía a Los Confesados como un ejército que podía volverse contra sus perseguidores, ellos también creían que con los dones del Primogenito se volverían lo suficientemente fuertes como para acabar con los agentes imperiales que les buscaban. Era una alianza diabólica de desconfianza mutua, una que Bilis no tardó en retorcer para obtener ventaja.

Emboscada en Limaxis[]

Para cuando Fabius Bilis unió sus fuerzas a la de los Legionarios Negros de la partida de guerra de Los Confesados, Typhus y su flota de plaga le pisaban los talones. Bilis no perdió el tiempo convenciendo al Iluminador para que se movilizará a cambio de ciertos "dones" de mejora, sabía que era necesario actuar rápidamente.

La venenosa luz de una estrella mutante pintaba las toscas torres y fortificaciones de Dessah mientras Fabius Bilis y Argento Corian cerraban su alianza. Bilis se hizo con una amplia cantidad de bóvedas bioprotegidas desde las que continuar con sus grandes obras. Escondió la Arca Cornucontagiosa tras cerraduras rúnicas y las armas de los servidores, después mandó a sus acólitos a trabajar en mejorar a una primera unidad de guerreros de Los Confesados. Parecía que el Iluminador no había perdido su capacidad estratégica o su carisma desde sus días como Señor del Capítulo leal. Bilis vio pruebas no solo de un prodigioso ejército de Astartes herejes sirviendo bajo la voluntad de Corian, sino tambén hordas de cultistas, mutantes y criminales psíquicos así como un complemento de naves de guerra traidoras acechando en el vacío que rodeaba la órbita de Dessah. Bilis sabía que podía lograr mucho con semejantes recursos, pero el tiempo era esencial. Incluso mientras trabajaba en persona en las mejores de Corian, la Araña urgía a su nuevo jefe a una acción rápida contra las amenazas que se acercaban.

Aunque inicialmente estaba centrado en sus perseguidores imperiales, el Iluminador pronto comprendió la verdadera escala del peligro más inmediato que representaba la Guardia de la Muerte de Typhus. Se podría haber esperado que se enfureciera al darse cuenta del tamaño del ejército que perseguía a su nuevo aliado. No lo hizo. Los elixires que Bilis le había inyectado habían hecho más fuerte a Corian, pero también le habían clavado en el alma los ganchos de la adicción y la dependencia. Junto a ciertas mejoras sutiles pero invasivas que la Araña había forjado en su sistema nervioso, el Iluminador ahora era la criatura de Fabius Bilis, lo quisiera o no.

Los augurios de la disformidad de los hechiceros esclavos de Corian sugerían que la nave insignia de Typhus, la temida Terminus Est, estaba a solo unos días de salir de la disformidad sobre Dessah. Peor aún, los presagerios hablaban de una flota de naves de plaga que navegaban tras su estela contaminada, todas ellos repletas de adoradores enfermos de Nurgle. Si permitían que las fuerzas de Typhus atacaran a Los Confesados con tanta fuerza, la lucha podria ir mal para Bile y sus nuevos aliados. Incluso si prevalecían contra el Viajero, Los Confesados serían diezmados y quedarían impotentes ante las fuerzas imperiales que estaban más cerca cada día.

Hacía falta un ataque preventivo que debilitara tanto a las fuerzas de Typhus como para retrasar o detener su ataque. El Iluminador sugirió el mundo de Limaxis. Aunque Dessah compartía espacio local con un puñado de gigantes gaseosos y paisajes infernales bañados por la radiación, Limaxis era el único planeta nominalmente habitable entre Typhus y su presa. A raíz de la catástrofe que destruyó sus ciudades, los océanos de Limaxis se habían alzado para tragarse todas menos una de sus masas de tierra. Esta región, ahora conocida solo como los Desechos Ahogados, se había convertido en una ciénaga pantanosa, de la que surgían cadáveres oxidados de ciudades colmena muertas y fortificaciones imperiales abandonadas. Tal terreno no era el lugar ideal para enfrentar a la implacable Guardia de la Muerte o sus plagas corruptoras, pero con sus opciones estratégicas limitadas, Bilis y Corian decidieron utilizarlo.

Rápidamente, el Iluminador movilizó casi la mitad de sus activos militares. Él y Bilis condujeron una fuerza formidable al vacío hacia Limaxis, acompañados por el primer lote de Confesados grotescamente alterado, conocido como Terata, y mejorado con ciertas tecnologías arcanas que Bilis había acumulado durante largos años. Su plan quedó establecido. La Araña estaba decidida a que Typhus dejara de seguirle, y le importaba poco el coste para sus aliados.

El Iluminador golpeó su puño contra la placa de acceso rúnico. Frunció el ceño mientras el portal blindado que tenía delante permanecía resueltamente cerrado. Las servoarmas en el techo del corredor giraron, nivelando sus cañones amenazadoramente en su dirección.

Corian dio un paso atrás, frunciendo el ceño. El antiguo Señor del Capítulo no estaba acostumbrado a que las puertas de su propio santuario se cerraran ante él. Se encontró enojado y profundamente inquieto. Corian estaba lejos de ser tonto. Sabía que un trato con Fabius Bilis era un trato peligroso. También sabía por experiencia que cuando uno existía en los yermos devastados de la Puerta de Cadia, los tratos peligrosos eran los únicos que valía la pena hacer.

- Bilis, ¿ un momento, por favor? - dijo Corian en voz alta en el aire quieto del corredor. Sabía que la puerta tenía receptores vox externos, y estaba seguro de que la Araña los habría dejado activos. Seguramente ni siquiera Fabius Bilis era tan arrogante como para creer que podría excavar como un parásito en la fortaleza del Iluminador sin que le llamara a rendir cuentas por sus acciones.

Efectivamente, la puerta se abrió con un siseo.

Se escuchaban cuchillas sierra zumbando, salpicaduras de fluidos y gritos agonizantes junto con vapor de olor extraño. En medio de la bruma se encontraba Bilis. El armazón conocido como El Cirujano chasqueó y tembló amenazadoramente, pero en su rostro el fantasma de una sonrisa burlona se aferraba a las comisuras de sus labios.

- Mi señor Iluminador, ¿cómo puedo servir a mi valioso aliado y señor?

- Cuando solicitaste instalaciones médicas para continuar con tu trabajo, no me di cuenta de que las fortificarías contra mí. ¿Qué haces aquí, Bilis?

La sonrisa de Fabius se ensanchó, aunque nunca alcanzó sus ojos.

- Mi señor, es solo que los trabajos que mis acólitos y yo estamos llevando a cabo requieren cierta...estabilidad y paz... para lograr los mejores resultados. Pero por supuesto, mi señor, sois bienvenido a entrar en mi sanctum y ver por vos mismo que ocurre entre vuestros muros.

Corian era cauteloso, pero no podía evitar entrar en las cámaras de su propia fortaleza. Asintió brevemente y atravesó el sombrío portal, no le gustó en absoluto la sonrisa que Bilis le ofreció a cambio.

Presa Peligrosa[]

++VOZ FEBRILE++

++SEÑAL VIRULENTA++

...todo voco contacto perdido...repito, ¡todo voco contacto perdido con Lord Typhus! Podredumbre y ruina, la explosión ha sido brutal, debemos...

[SEÑAL PERDIDA]

...¡babosas! ¡Horrores! ¡Es una emboscada! ¡Gira y rrechaza a esas cosas antes de que nos encierren contra los restos de su nave! Threlghus, lleva a tus guerreros al siguiente segmento y busca...

[SEÑAL PERDIDA]

...¡Este vivo o no, haremos que el Viajero se sienta orgulloso hoy, mis hermanos inmundos! ¡Planta tus raíces oxidadas profundamentem resiste su débil entropía y enférmalos con cada disparo! En nombre de Typhus y el Padre de la Plaga, ¡hazlos retroceder!

++TRANSMISIÓN TERMINADA++

Desde que partieron tras el rastro de Bilis, Typhus y sus vectoriums se guiaron por los sentidos de depredadores daemónicos enjaulados. Esas viles entidades habían seguido la estela psíquica de la Araña con molestos silbidos y burbujeos, pero cuando de repente entraron en un frenesí rabioso, Typhus tomó nota. ¡Seguramente, estaba a punto de caer sobre su presa!

La Terminus Est se abrió paso a través del menisco ectoplásmico del espacio real como un gusano pútrido que brota de la carne de un cadáver. Las naves de plaga lo siguieron, todas ellos detectaron rápidamente las frenéticas señales de emergencia que resonaban en los vox de largo alcance. En tan solo unos momentos confirmaron que pertenecían a Infeliz, la nave de guerra a borde de la que Bilis había huido unas semanas antes; la embarcación colgaba en órbita baja sobre un mundo cercano, sus motores de disformidad estaban muertos, su casco lleno de explosiones filtraba atmósfera. Había signos de vida a bordo, pero eran débiles.

Sospechando una trampa, Typhus eligió no abordar la nave lisiada. En su lugar, ordenó disparar fuego de lanza cuidadosamente apuntado a los motores restantes de la Infeliz que la enviaron estremeciéndose a la atmósfera del planeta. Deja que la nave se estrelle contra ese mundo pantanoso, pensó Typhus. La Arca era un artefacto bendecido por el propio Nurgle, y no sufriría ningún daño. En cuanto a Bilis y los seguidores que le quedaban, Typhus dudaba que fueran tan duraderos.

Sin embargo, parecía que alguien sobrevivía a bordo de la Infeliz. La nave encendió sus propulsores atmosféricos de emergencia, convirtiendo su caída en un deslizamiento tosco y precipitándose sobre el agua a algunas millas al sur de la aguja derribada de una antigua colmena. El impacto bastó para partir la Infeliz en dos y dejar sus entrañas esparcidas a lo largo de una docena de millas de tierra pantanosa. A Typhus no le importaba; ordenó a sus naves que se establecieran en órbita, luego dirigió una fuerza de invasión hacia la superficie para reclamar su premio e, idealmente, la cabeza podrida de Bilis.

Módulos de aterrizaje y naves de ataque oxidadas retumbaron a través de la atmósfera de Limaxis, sucios contaminantes y esporas de peste impía se arrastraban tras ellos. Una por una, las nocivas naves se asentaron en las aguas poco profundas del planeta y esparcieron manchas de suciedad en su superficie. Nubes de moscas de peste se arremolinaban desde los ruidosos interiores de los módulos de aterrizaje cuando los Marines de Plaga, los cultistas enfermos y los ingenios daemoníacos hinchados desembarcaron en gran cantidad. Los Orugas Epidémicos arrojaron grandes cantidades de barro pútrido mientras sus orugas se agitaban en la inmundicia. Dirigidas por los lugartenientes de confianza de Typhus, las tropas atravesaron el fango y tomaron posiciones en islas de terreno relativamente sólido alrededor del lugar del accidente. Typhus y su séquito de Exterminadores Dominaplagas entraron en el naufragio, siguiendo las señales parpadeantes de energía a donde creían que Bilis había escondido el Arca.

Typhus quedó más que disgustado cuando, en lugar de su preciosa reliquia, se encontró con un grupo clones esclabos medio muertos y una bomba extremadamente grande. La explosión envió ondas ondulantes a través del agua del pantano y los restos ardientes cayeron en medio de la agitada Guardia de la Muerte. Antes de que sus ecos se apagaran, los canales vox de los traidores se llenaron con gritos de angustia desde lo alto. ¡Las naves de plaga estaban bajo ataque!

Deslizándose desde la protección de las pantallas de oscuridad commorritas robadas y modificadas de Bilis, cuatro naves de guerre de Los Confesados se lanzaron en medio de la desprevenida flota de plaga de Typhus. La oscuridad del vacío se iluminó de un lado a otro con el parpadeante fuego de las lanzas y las ondulantes explosiones de fuego, mientras los Legionarios Negros castigaban a sus enemigos enfermos por su temeridad. La ¨Lamento¨ fue destruida por completo y sus restos ardientes llenaron los cielos de Limaxis. La ¨Moribunda¨, la ¨Don Feculento¨ y la ¨Filo Rancio¨ sufrieron graves daños. Reconociendo que su posición era insostenible, las últimas tres naves de plaga intactas abandonaron la órbita en medio de ráfagas de munición y se movieron a una zona despejada con la esperanza de reagruparse y lanzar un contraataque contundente.

Cápsulas de desembarco y naves blindadas de los Dreadclaw cayeron desde las bahías de lanzamiento de los cruceros de Los Confesados, llevando a Bilis, Corian y sus seguidores a la batalla. Al mismo tiempo, unidades avanzadas de Terata, que habían aterrizado en el planeta el día anterior y avanzado bajo un manto de ocultación mágica, se lanzaron contra las defensas de la Guardia de la Muerte. El ruido de los bólters y el estallido de la artillería pesada resonó en las marismas fétidas cuando las fuerzas de Typhus atacaron. Los guerreros mejroados caían chorreando icor hirviente mientras sus cuerpos heridos se autodestuían. Las Dreadclaws golpearon el lodo en medio de inmensas columnas de agua sucia, arrojando escuadrones de Legionarios Negros que abrieron fuego conta la Guardia de la Muerte y luego asaltaron sus posiciones bajo el aullido de sus espadas sierras. El propio Iluminador se cernía sobre la rampa de su transporte rodeado de una furiosa corona psíquica, entrando en batalla con rayos de energía disforme saltando de sus ojos ardientes. Mientras tanto, Bilis seguía al señor de la guerra títere, y sus órdenes enviaban bandas aulladoras de guerreros mejorados para hacer retroceder a los Marines de Plaga cuando parecía que iban a lograr un avance.

Las posiciones de la Guardia de la Muerte retrocedieron y contrajeron sus líneas. Los Cultistas de Plaga morían en masa, dirigidos sin piedad contra las armas de los emboscados para darles a sus amos la oportunidad de organizar una retirada de combate. Usando los resto del Enumerador Wretch para cubrirse, los guerreros de Typhus se abrieron paso y siguieron disparando. Otras fuerzas podrían haber entrado en pánico o haberse visto sobrepasadas cuando Los Confesados presionaron su ataque, pero la Guardia de la Muerte es conocida por su tenacidad imparable y lo demostraron.

Su fe fue recompensada cuando un zumbido terrible llenó el aire y, envuelto en los enjambres de insectos daemónicos del Enjambre Destructor, Typhus lideró a sus Exterminadores Dominaplagas supervivientes desde el corazón ardiente de las ruinas. Quemado, herido, pero todavía vivo, el Viajero reunió un puño blindado de Ingenios daemoníacos a su alrededor antes de lanzar un asalto que masacró a más de dos docenas de Terata y detuvo el impulso de la Legion Negra.

Mientras el enemigo hostigaba a sus guerreros con fuego y buscaba sus debilidades, Typhus usó los poderes de un hechicero esclavo para contactar con los capitanes de sus naves en órbita. Lo que descubrió le dio a la Guardia de la Muerte un nuevo impulso. Al reformar con éxito su línea, las naves de plaga ¨Taficante de Podredumbre¨, ¨Maldición de Vermian¨ y ¨Sangre de Leproso¨ habían hecho retroceder a los cruceros de Los Confesados, destruyendo tanto la ¨Mano de la Oscuridad¨ y el ¨Espolón Sangriento¨ en el proceso. Los capitanes de Typhus solicitaron permiso para presionar su ataque y aplastar a la flota más pequeña de Los Confesados, pero el Viajero se negó. En cambio, ordenó que las naves que menos daños habían recibido formaran un bloqueo contra la flota de Los Confesados. Mientras tanto, la ¨Moribunda¨ y el ¨Filo Rancio¨ se acercaron a la atmósfera de Limaxis y desataron bombardeos cuidadosamente dirigidos. Mientras los rayos de lanza y las bombas de plaga caían desde el cielo, las tropas de apoyo de Los Confesados en el exterior se encontraron repentinamente en medio de una devastadora tormenta de fuego. Conducidos hacia el interior por el fuego que los rodeaba, Bilis y sus fuerzas se encontraron atrapados entre enormes detonaciones en la retaguardia y los cañones atronadores de la Guardia de la Muerte delante.

Lo peor llegó cuando nuevas oleadas de la Guardia de la Muerte cayeron sobre el planeta en medio de tormentas de fuego al norte, sudeste y sudoeste del lugar del impacto. Desde las rampas abiertas, salieron oleadas de Plagabundos rezumantes de plagas.

Los zombis sonrientes se derramaron desde su nave de desembarco como un vómito y rodearon a la Legión Negra con la horrible inevitabilidad de una enfermedad degenerativa. Parecía que los emboscados estaban ahora atrapados en su propia red.

Sin embargo, la ofensiva de Limaxis nunca había sido pensada como una lucha a muerte, y Bilis y Corian tenían planes de contingencia. Las señales de vox resonaron en el norte, donde tres de las Thunderhawks renegadas de los Dracos de Bronce y un antiguo Stormbird de los Hijos del Emperador esperaban en medio de las sombras de un oxidado hangar imperial. No en vano, Bilis había condicionado a sus clones esclavos para que derribaran al ¨Infeliz¨ en ese punto concreto. Las enredadas pantallas de follaje ardieron cuando las cuatro cañoneras pesadas salieron de su escondite con un grito de sus potentes motores. Lanzaron un ataque relámpago sobre la zona de aterrizaje de la Guardia de la Muerte situada más al norte, mientras se dirigían a la enorme figura de un bloque de habitáculos medio hundido, el punto de extracción designado para la Legión Negra.

Liderados por Corian y los restos de la primera ola de Terata de Bilis, las fuerzas supervivientes de la Araña abrieron un camino sangriento a través de los Plagabundos que gemían para llegar a los restos del habitáculo. Los guerreros sobrehumanos fueron derribados y enterrados bajo montones de sonrientes muertos vivientes, su armadura se desprendió poco a poco, sus lentes oculares se rompieron y los dedos inquisitivos se clavaron en los orbes de gel bajo ellas. Sin embargo, con los guerreros aumentados de Bilis desgarrando, cortando y golpeando en primera fila, y las explosiones psíquicas de Corian reduciendo grupos de Plagabundos a cenizas, la Legión Negra alcanzó su objetivo. Bilis mismo condujo la carga hacia arriba por las escaleras inclinadas y mohosas del habitáculo y fue el primero en llegar a la rampa de su Stormbird.

Typhus se detuvo en medio de las aguas turbias del pantano y observó cómo las naves enemigas se alejaban en los cielos nublados. La amargura se elevó como el vómito en el fondo de su garganta.

Bilis había escapado de su venganza.

El Arca todavía estaba perdida. Peor aún, Typhus vio ahora la trampa que la Araña le había tendido.

Mirando a su alrededor, no podía disputar que Bilis y los tontos que ahora le servían habían causado significativo a la Guardia de la Muerte.

- Demasiado impetuoso, demasiado ansioso por avergonzar a tu padre genético - murmuro para si mismo. - Deberías haberlo visto, tonto putrefacto.

Ignorando la mirada burlona de sus Exterminadores Dominaplagas, Typhus le hizo señas a Fluxligh. El hechicero esclavo se tambaleó hacia adelante, con los ojos amarillos brillando con cautela debajo de su capucha hecha jirones.

- Quiero hablar con el Capítan de Plaga Sputimus -, gruño Typhus. Fluxligh hizo una mueca, asintió y comenzó a mover sus manos en forma de garra ante su rostro. El hechicero esclavo murmuró encantamientos llenos de flemas. El Enjambre Destructor de Typhus vibró agitado cuando las energías de la disformidad se retorcieron y se agitaron.

Fluxligh echó la cabeza hacia atrás con un gemido de dolor, y la voz del Capítan de Plaga Sputimus salió de su boca.

- Lord Typhus, sirvo -, resolló Sputimus desde su trono a bordo del ¨Traficante de podredumbre¨.

- Capítan de Plaga, nuestros cobardes enemigos piensan huir de la batalla a bordo de las cañoneras. Apúntelos desde la órbita y mátelos a todos.

- Imposible, señor - respondió la ronca voz de Sputimus - Otra nave enemiga se ha unido a la lucha. Una plataforma de batalla, pero recientemente se convitió en renegado. De dónde vino, señor, no lo sé, un momento no estaba allí y al siguiente...

Destruyó la ¨Moribunda¨ y hacemos todo lo que podemos para detener la flotilla enemiga. El Auspex sugiere que la barcaza de batalla se está moviendo para un encuentro trans atmosférico con las naves de combate de las que habla.

La ira de Typhus burbujeó en su pecho. Su Enjambre Destructor zumbó furiosamente y por un momento jugueteó con la idea de ordenar a sus capitanes que presionaran el ataque.

- Retírate - dijo en su lugar - Acosadlos, pero dejarlos partir. Debemos preservar las fuerzas que tenemos si vamos a prevalecer en nuestra caza.

Muerte en Bairsten[]

"Lo siento trabajar dentro de mi. Me siento cambiar. Más fuerte, más rapido, mejor que nunca. Anhelo la muerte... La matanza... ¡Muerte! ¡Matanza! ¡Fuerza! ¡Aaaargh!"

- Grabación Vox del sujeto 22/4 Delta, ininteligible a partir de este punto.

Con la amenaza inmediata detenedia, Los Confesados se encontraron con un tiempo en el que recuperar las fuerzas y planear sus próximos movimientos. Sin embargo, ya aparecían grietas en la alianza entre Bilis y el Iluminador.

En los días posteriores a su regreso triunfal desde Limaxis, Los Confesados se movieron con una confianza aún mayor. Habían superado y, en su opinión, derrotado al mismísimo Typhus. Habiendo vistro cuán ferozmente lucharon los Terata y pudieron ignorar los horrores de sus muertes, Bilis se encontró con abundancia de sujetos de prueba dispuestos para sus experimentos. Diversos grupos de Los Confesados se internaron en la disformidad a bordo de fragatas rápidas, regresando con desafortunados ¨materiales básicos¨ para sus elixires y experimentos. La Araña trabajaba día y noche.

Pero Argento Corian estaba menos que encantado con los éxitos de Bilis. El Iluminador era muy consciente de que, día a día, su autoridad estaba siendo socavada. Con los compuestos de Bilis corriendo por sus venas, no podía actuar contra el parásito que había invitado a su fortaleza. Sin embargo, podía recordar a sus seguidores quién era su verdadero amo. Y estaba decidido.

Los augurios y los susurros daemoníacos revelaron que la fuerza de retribución imperial ahora solo estaba a un puñado de cortos saltos disformes. Los videntes de Corian le dijeron que sus enemigos se habían detenido en el Sistema Corona de Belis y que actualmente estaban en órbita sobre el mundo de Bairsten Prime. Corian anunció que no se acobardaría y esperaría a que sus enemigos lo atacasen en su guarida. En cambio, reunió a todas sus fuerzas, excepto a la guarnición más esencial y se embarcó de inmediato hacia el Sistema Corona de Belis. Bilis lo acompaño a la cabeza de su último grupo de guerreros alterados, sin embargo, tenía poco interés en apoyar lo que veía como una demostración de fuerza del Iluminador. En cambio, Bilis tenía su propia agenda en Bairsten Prime...

Corrientes Hostiles[]

Custodios vs Legión Negra Ilustracion

Fuerzas del Adeptus Custodes en combate contra la Legión Negra

El Capítan Escudo Tyvar había guiado a sus Portadores de la Antorcha a través del Guantelete Nachmund desgarrado por la guerra, a través de los márgenes de la zona de guerra Vigilus y hasta el borde del Ojo del Terror. Él y sus camaradas se habían mantenido fuertes, su propósito inquebrantable, pero su camino había sido realmente peligroso. Incluso con un grupo completo de Hermanas del Silencio repartidas por su nave, cada salto disforme a través de las tormentas del Imperium Nihilus había sido infernal. Se habían enfrentado a fuerzas hostiles una y otra vez. Habían sufrido pérdidas. Ahora, con su enemigo al alcance de la mano y el momento de la verdad casi ante ellos, el Capítan Escudo Tyvar había elegido rearmar y reparar a sus fuerzas supervivientes antes de derribar a su presa.

Las esperanzas de Tyvar de reabastecerse en los muelles de Corona de Belis se desvanecieron; esa poderosa fortaleza había sido asaltada por innumerables enemigos, y sus recursos eran necesarios para mantener operativas sus propias flotas. En cambio, la fuerza de Tyvar se instaló en una órbita alta sobre Bairsten Prime con la esperanza que los Tecno Magos que dirigían sus famosas minas de duralium siguieran ahí para efectuar reparaciones. De hecho, los Portadores de la Antorcha encontraron un mundo abandonado y en ruinas. Que catástrofe había caído sobre Bairsten Prime no estaba claro, pero las advertencias repetidas circulaban por cada frecuencia de vox, advirtiendo a todos que, en nombre del Omnissiah, evitaran ese mundo maldito. Sin embargo, Tyvar no estaba de humor para escuchar tales amenazas fantasmales; no cuando el auspex confirmó que grandes cantidades de duralium refinado languidecían en silos oxidados dentro de un complejo denominado Refinería XVI. Dejando a sus propios Tecno Adeptos haciendo reparaciones que podían en sus naves, el Capítan Escudo llevó a sus fuerzas a la superficie. Se lanzaron a través de sus furiosas tormentas eléctricas para obtener los recursos que necesitaban.

Tal era la disposición imperial cuando el Iluminador y su flota se abrieron paso desde la disformidad hacia el Sistema Corona de Belis. Por rápidas y poderosas que fueran, las naves de guerra imperiales estaban en medio de reparaciones. Los transbordadores pesados plegaron el vacío entre las naves y la refinería de superficie. Ante la amenaza repentina de una flota de la Legión Negra, las naves del Capítan Escudo Tyvar podían hacer poco más que defenderse con baterías de disparo y hacer lo posible para proteger a los vulnerables transbordadores de mineral.

Sin embargo, el Iluminador tenía poco interés en las naves imperiales; su rival se hallaba en el planeta y había jurado ante sus guerreros que mataría a Atal Tyvar en combate singular. Más tarde podría encargarse de la flota enemiga, cuando sus guerreros hubieran sido eliminados. Por orden de Corian, bandadas de naves de combate blindadas y lanzaderas de combate volaron desde las cubiertas de embarque de sus cruceros. Escoltados por bandadas de Dragones Infernales de la Legión Negra, sobrevolaron las llanuras mineras ecuatoriales de Bairsten y los signos de vida aislados alrededor de la Refinería XVI.

Las primeras naves de Los Confesados se encontraron con un feroz fuego antiaéreo. Tyvar había despertado a los equipos de servidores de las torretas Icarus de la refinería; ahora las armas apuntaban y giraban, los casquillos caían mientras disparaban nubes de proyectiles antiaéreos hacia las naves que descendían. Varios Dragones Infernales cayeron en barrena ante un reguero de llamas y fragmentos de las alas. Una lanzadera de aterrizaje pesada detonó, regando la refinería con una lluvia de restos y cuerpos quemados. Fue Bilis quien dio la orden a Los Confesados de que redirigieran su asalto, enviando sus naves hacia el pequeño puerto espacial industrial una milla al sur.

Tres de esos puertos daban servicio al complejo; conjuntos sólidos y utilitarios de plataformas de aterrizaje y dependencias, todos conectados a la refinería por rieles magnéticos colocados sobre altas calzadas rocosas. El Capítan Escudo Tyvar había establecido escuadrones de Custodios para defender cada uno de ellos. Sin embargo, cuando las naves de Los Confesados se precipitaron sobre el puerto sur, se hizo evidente que las posibilidades eran nulas, incluso para los guerreros del Adeptus Custodes. Ignorando al martilleo de las ráfagas de las naves de desembarco, los Custodios retrocedieron y huyeron por la calzada.

Corian y sus guerreros Confesados estaban justo tras ellos. Bilis, por su parte, se mantuvo atrás, reuniendo una fuerza considerable de Terata antes de seguir con cautela la estela del Iluminador. Su enfoque resultó prudente ya que, a mitad de camino de la calzada, fueron golpeados por una unidad de Pretores Vertus. Se habían mantenido ocultos, utilizando la masa rocosa de la calzada para enmascarar su avance. Aparecieron repentinamente en medio del aullido de potentes motores y sometieron a Los Confesados con una salva de misiles. Mientras lo hacían, los Custodes en retirada se volvieron y abrieron fuego. Las explosiones destrozaron a los Astartes heréticos. Un Predator de Los Confesados detonó con un rugido ardiente, trozos de sus restos girando en llamas.

Los furiosos juramentos del Iluminador resonaron en las llanuras azotadas por los rayos. El aire tembló con tensión empírea antes de que el hechicero alterado desatara una furiosa tormenta de energías psíquicas sobre la calzada. Incluso los aegis del Emperador no eran suficiente para detener esa explosión de fuerza bruta, que arrojó a tres de los Custodios de la calzada y envió dos Dawneagle girando contra el duro lecho de roca.

Una vez más, las fuerzas imperiales supervivientes retrocedieron y de nuevo Los Confesados los persiguieron. Una vez más, Bilis retrocedió al centro de la fuerza de asalto, observando con desinterés cómo Corian y sus guerreros elegidos llegaban al final de la vía, bajo la sombra de las torres de la refinería. Las fuerzas imperiales atacaron de nuevo, bólters y lanzallamas rugiendo mientras escuadrones de Hermanas del Silencio lanzaban su propia emboscada. Incluso Bilis retrocedió ante el aura nula que proyectaban las Hermanas del Silencio, mientras que Corian, al frente de la línea de batalla renegada, aulló de agonía ante la repentina pérdida de sus sentidos empíreos.

El ataque podría haber fracasado en ese momento, pero Bilis siseó sus propias órdenes. Guerreros alterados y pilotos retorcidos avanzaron con Bilis en su centro y se arrojaron sobre el enemigo, superándolo en numero. Al mismo tiempo, los Dragones Infernales supervivientes volvieron a barrer la zona, sus sombras draconianas entrecruzándose sobre la zona de combate mientras las llamaradas disformes rugían en sus fauces.

Las fuerzas imperiales volvieron a retroceder ordenadamente, dejando a sus caídos ardiendo o acribillados. Esta vez el Iluminador se detuvo; había asegurado con éxito una cabeza de playa en la meseta rocosa que albergaba la refinería propiamente dicha, pero solo gracias al rápido pensamiento de Bilis. Consciente de que su control estaba desapareciendo, y tal vez su cordura con él, el Iluminador luchó para pensar con claridad y elaborar estrategias, Dando órdenes, dividió a sus guerreros supervivientes en varias unidades más pequeñas, cada una apoyada por Arrasadores e Ingenios Daemónicos, cada una dirigida por escuadrones en Rhino que podían localizar nuevas trampas mientras Los Confesados avanzaban. El auspex mostró que la mayoría de los enemigos se reunían alrededor de los macro-silos en el corazón de la refinería, por lo que Los Confesados se abrieron paso a través de la maraña de maquinaria oxidada, grúas chirriantes y estructuras abandonadas.

Bilis, sin embargo, separó su pequeña fuerza del avance principal. Corian estaba agradecido de verlo partir, ordenando sólo que Bilis se mantuviera fuera de su camino. La Araña, por su parte, también estaba complacida, ya que ahí había una rara oportunidad de cosechar buenos especímenes para su gran trabajo. Se desvaneció en los sombríos callejones entre los imponentes edificios de la refinería, llevándose consigo varios escuadrones de sus seguidores más alterados, así como un grupo de acólitos farfullantes vestidos con ropa quirúrgica de goma.

Las fuerzas imperiales atacaron a Los Confesados una y otra vez. Ahora, sin embargo, los Astartes herejes los enfrentaron con fuego disciplinado y contraataques brutales que rechazaron incluso a los Adeptus Custodes.

Finalmente, en medio de tormentas de fuego psíquico, Corian abrió camino hacia el patio central de procesamiento de la refinería. Allí, Los Confesados se encontraron con la fuerza Imperial principal y, si su maestro hubiera estado en su sano juicio, podrían haber variado su asalto. El Capítan Escudo Tyvar había reunido una fuerza formidable de Custodios y Hermanas del Silencio a su alrededor, Dreadnoughts Desprecio Venerables e incluso Land Raiders rugiendo en apoyo. Sin embargo, la cirugía retorcida de Bilis había hecho cosas terribles en el Iluminador y en muchos de sus seguidores. Incapaces de contener su lujuria psicótica de batalla, se lanzaron en una carga maníaca y estalló la lucha. Mientras el combate continuaba, nadie notó la figura oscura agachada en medio de las pasarelas oxidadas en lo alto del silo. La figura se quedó quieta como la muerte con un rifle largo de aspecto letal entre sus manos.

Bilis lo escuchó todo desde la distancia, el trueno amortiguado de los disparos y el choque de cuchillos resonando en dirección a donde él y sus guerreros acechaban en las sombras. Habían rodeado la refinería hasta llegar a una calzada separada que conectaba con otro de los puertos espaciales del complejo. Como Bilis había esperado, solo habían dejado un Custodio y un escuadrón de Hermanas del Silencio. Claramente se morían por unirse a la batalla, pero el deber los obligaba a vigilar los continuos esfuerzos de los servidores pesados que aún transportaban cargamentos de duralium a los vagones en espera y de allí a los transbordadores atracados en el espacio puerto.

Caos fabius bilis

Fabius Bilis

Contento de ofrecer a sus enemigos una muestra de la lucha que se les había negado, Bilis soltó a sus Terata sobre ellos. Los guerreros alterados avanzaron con aullidos salvajes, ignorando los impactos directos de los disparos y el beso de cuchillas de energía. Las extremidades y cabezas deformadas volaron mientras los guerreros imperiales amputaban y cortaban furiosamente. Sin embargo, los guerreros de Bilis fueron implacabales; no sentían ni dolor ni miedo, los ojos inyectados en sangre se hinchaban y los apéndices sucios golpeaban mientras rodeaban a sus víctimas, no buscaban matarlas, sino herirlar, debilitarlas y finalmente derribarlas. Cuando la lucha estaba de su lado, Bilis avanzó, la Vara del Tormento repicando a cada paso. Con precisión quirúrgica, la Araña disparó a cada una de sus víctimas por turno, apuntando a las articulaciones expuestas de las armaduras y carne desnuda. Su Inyector Xyclos siseó como una serpiente mientras escupía un dardo tras otro, cada uno cargado de toxinas paralizantes tremendamente poderosas fabricadas por Bilis. A medida que las víctimas caían, los acólitos retorcidos de Bilis descendían sobre ellas y las arrastraban hacia las sombras.

Solo ahora que tenía su cosecha, la Araña se volvió y condujo a sus últimos guerreros alterados de vuelta, en ayuda de Corian. Llegó a tiempo para ver a Los Confesados presionados y tambaleándose al borde del colapso. El Iluminador, sin embargo, estaba suspendido en una corona de fuego brujo, con los ojos brillantes y las manos extendidas mientras ponía al Capítan Escudo Tyvar de rodillas. Fue entonces cuando el eco resonante de un rifle de francotirador de gran potencia atravesó el estruendo de la batalla. Corian se sacudió en el aire. La sangre brotó del costado de su cráneo. Sus fuegos parpadearon un instante y su cuerpo se estrelló fuertemente contra el suelo.

La batalla terminó en ese momento. En la derrota que siguió, sólo el poder marcia de Los Confesados les permitió ejecutar una retirada táctica hasta su nave de desembarco. En medio del caos y la sangre, los Terata de Bilis se llevaron el cuerpo tembloroso de Argento Corian del campo de batalla. Bilis los condujo, disparando a los pocos leales que les impedían el paso y sonriendo todo el tiempo.

++ SEÑAL INICIADA ++

++ CIFRADO NIVEL CARMINE ALPHA ++

++ ORIGEN: CAPÍTAN ESCUDO GE´OPH ROBHYSON ++

++ INICIANDO DESCARGA ++

Mis señores del Officio Assassinorum, les deseo un saludo victorioso en nombre del Emperador.

Nuevamente, les pido que confirmen si tienen activos operando a la sombra de las fuerzas de mi hermano Tyvar. Tras los acontecimientos de Bairsten Prime, tal conclusión es inevitable, y sin embargo no ha habido ningún esfuerzo para contactarle o coordinar los esfuerzos imperiales en ese teatro. ¿No nos dividen lo suficiente las maquinaciones de nuestros enemigos? ¿No somos más fuertes luchando como uno solo?

Deben saber que este no es mi primer intento de contacto. Sospecho que tampoco será el último. Verdaderamente, el empíreo pone a prueba el talento de nuestros Astrópatas en esta oscura hora. Solo espero que, si mis mensajes continúan sin respuesta, no me vea obligado a presentarles mis inquietudes en persona...

++ FIN DE LA TRANSMISIÓN ++

La Red se Desenreda[]

Muy por encima de Dessah, una elegante nave de guerra negra se deslizó desde la disformidad como una daga saliendo de su vaina. En sus corredores sombríos, adeptos de gesto serio trabajaban eficientemente bajo el resplandor de los lúmenes carmesí. En otro punto de la nave, cuatro individuos sumamente peligrosos se preparaban para la acción: uno sentado meditando con el fusil sobre las rodillas; otro acechando en una celda oscura con su único ojo maldito bien cerrado; otra sufriendo agonizantes cambios anatómicos gracias a su disfraz mejorado con polimorfina; y otro retorciéndose y gruñendo dentro de una red de cables, su cuerpo restringido químicamente mientras datos estratégicos fluían en su mente subconsciente.

En el puente, los auspex arcanopsíquicos repicaron suavemente mientras confirmaban que el objetivo estaba en el planeta... y que todavía vivía.

Los adeptos reaccionaron con calma. Pulsaron los controles rúnicos, murmurando las oraciones aprobadas mientras activaban uno a uno a los activos de la Fuerza de Ejecución. Los maestros sombríos de la nave ya habían trazado un plan. El asesinato fallido en Bairsten Prime bien podría haber alertado tanto a herejes como a imperiales de la presencia de los asesinos. La sutileza era un lujo que ya no podían permitirse. Solo la misión importaba en este momento, y si costaba vidas, que así fuera.

Una a una, las pequeñas naves de inserción de los activos se dispersaron bajo la atmósfera, camino a la batalla que se libraba en la superficie de Dessah.

Caos guardia de la muerte typhus nueva edicion

Typhus el Viajero

Bilis y Los Confesados supervivientes se retiraron a Dessah, retrocediendo tras las altas almenas y emplazamientos de armas de su fortaleza. Con el Iluminador aparentemente muerto, sus antiguos seguidores buscaron el liderazgo de Bilis. Eran sus criaturas ahora, tal como había planeado todo el tiempo. Sin embargo, el peligro se acercaba cada día.

Los videntes de Los Confesados gimoteaban sobre dos enemigos que se acercaban por segundos. En su desesperación, algunos de ellos suplicaron a Fabius Bilis que los ayudara, mientras que otros murmuraron sombríamente que la Araña ya había hecho más que suficiente. Por su parte, Bilis estaba satisfecho con los acontecimientos. No había predicho la caída de Corian sobre Bairsten y tenía algunas sospechas graves sobre sus autores, pero se había apresurado a capitalizar esta bendición inesperada. Bilis había hecho grandes avances detrás de las puertas selladas de su laboratorio. Ahora buscaba escapar con éxito.

Bilis reunió a Los Confesados en la sala del gran trono del Iluminador y se dirigió a ellos. Habló de su deseo de ver a estos invasores aplastados, tanto la apestosa Guardia de la Muerte como los presuntuosos adoradores del dios cadáver. Podía hacerlo, dijo, pero no sin la total lealtad de Los Confesados restantes. Esto fue demasiado para los Elegidos de Argento Corian que habían sobrevivido. Los ánimos estallaron cuando acusaron al resto de los suyos de ser engañados. Llamaron a Bilis Daemon oportunista, maldijeron el día que había venido a Dessah y culparon firmemente a Bilis de la muerte del Iluminador. Ante esto, la Araña simplemente sonrió y le indicó a sus cirujanos acólitos que revelaran su última obra maestra.

Argento Corian estaba muy cambiado. Las partes de su cerebro que no fueron destruidas por la bala que atravesó su cráneo habían sido extraídas por el Cirujano de Bilis. El gólem alterado que acechaba en la sala del trono solo era el ¨Iluminador¨ de nombre. Ojos rojos y saltones miraban desde su cara llena de cicatrices, runas escarificadas y cables. Su armadura apenas podía contener su físico musculoso. Los tubos gorgoteaban con fluidos extraños, surgiendo de su armadura y su cuerpo por igual. Un potencial psíquico desenfrenado crujía en torno al Iluminador, aunque con el cráneo vacío de todo su contenido, todos , excepto Fabius Bilis, se preguntaron cómo era posible.

Indignados, los leales a la antigua encarnación de Corian fueron a por sus espadas. El Iluminador aniquiló con rayos de fuego psíquico. Bilis volvió a pedir la lealtad de Los Confesados, y esta vez, de pie junto a los restos ennegrecidos de sus antiguos camaradas, todos aceptaron.

Bilis planeaba mejorar al resto de Marines Espaciales del Caos e Los Confesados. Ordenó que todos los defensores se concentraran en el Bastión Primario de Dessah, que estaba parcialmente construido en una montaña imponente. Ordenó que las defensas externas fueran demolidas y rodeadas con trampas explosivas, asegurando que sus enemigos tendrían que atacarlo a través de una zona mortal. Cuando el enemigo atacó, el Iluminador y Los Confesados se mantendrían firmes en la defensa de la fortaleza, atrayendo al enemigo y presionándolos contra los muros. Solo entonces Bilis daría su golpe maestro. Un escuadrón de Dragones Infernales modificado arrojaría neurotoxinas sobre la batalla. Bilis aseguró a sus seguidores que no les afectaría mientras conducía a la Guardia de la Muerte y a los guerreros imperiales a un frenesí asesino. Con sus enemigos perdidos en la locura y destrozándose unos a otros, Bilis y Los Confesados restantes podrían huir a bordo de una veloz fragata y escapar a la disformidad.

Preparativos frenéticos siguieron a los pronunciamientos de Bilis, y el Bastión Primario estaba listo cuando las naves de plaga de Typhus aparecieron sobre Dessah. El Viajero no había estado inactivo. Las incursiones piratas de los sistemas vecinos habían logrado los recursos para reparar sus naves. Había reunido a cultistas de siete mundos diferentes, y había aumentado aún más sus agotadas filas mediante la adición de miles y miles de Plagabundos. Ahora venía por el Arca Cornucontagiosa, y por venganza.

Las naves de guerra de Los Confesados supervivientes intentaron usar los escudos nocturnos de Bilis para emboscar nuevamente a la Guardia de la Muerte. Esta vez Typhus estaba preparado. Había extendido entidades rastreadoras a través de su flota y les había dado a cada una el aroma de la disformidad de Los Confesados. Por lo tanto, incluso cuando los cruceros de la Legión Negra aparecieron, encontraron baterías de armas preparadas y apuntando directamente hacia ellos. Una carnicería de explosiones llenó la orbita de Dessah. Los restos llovieron como meteoritos en llamas a través de la atmósfera del planeta. Cuando la barcaza de batalla Dragón Rampante intentó un asalto de abordaje desesperado y horriblemente mal juzgado contra la Terminus Est, la batalla se inclinó a favor de Typhus. Muy pronto, el casco oxidado y plagado del Dragón Rampante se estaba desmoronando mientras las lanzaderas de la Guardia de la Muerte se abalanzaban sobre el Bastión Primario.

Las fuerzas de la Guardia de la Muerte aterrizaron en gran número en medio de las defensas exteriores de la fortaleza. Los enjambres de Plagabundos detonaron las trampas explosivas, pero tan numerosos eran los no muertos que apenas hicieron mella en ellos. Tras ellos venían unidades de Marines de Plaga escoltando baterías de Orugas Epidémicos. La artillería daemoníaca disparó una y otra vez, lanzando andanadas de proyectiles malditos a través del aire contra las paredes de la fortaleza. Muy pronto habían causado una brecha amplia y supurante.

Masas de infantería se dirigian a la brecha en los muros de la fortaleza, pero ahí el Iluminador y sus Confesados contraatacaron furiosamente. Explosiones de fuerza psíquica atravesaron a los Plagabundos y arrojaron sus cádaveres rotos a izquierda y derecha. Los guerreros alterados destrozaron a sus enemigos tambaleantes, matando a muchos por cada Terata que fue derribada y despedazada.

Sin embargo, todo esto no era más que una distracción. Mientras la lucha se extendía abajo, energías impuras brillaron y crepitaron dentro de la fortaleza. Typhus y su séquito de Exterminadores salieron de ellas con sombría resolución; habían venido a por el Arca y a por la cabeza de Bilis, y los auspexes hechiceros dentro de sus corruptos yelmos les dijeron que ambos estaban cerca.

Bilis fue alertado de su peligro por el trueno de las armas de los servidores y el aullido de las entidades de guardia daemoníacas. Había trabajado en sus grandes experimentos hasta el último momento, pero ahora le preocupaba que su obsesivo deseo de seguir experimentando pudiera haberlo llevado a quedarse demasiado tiempo. Los acólitos cirujanos comenzaron a guardar sus muestras y a llevar los bio-sarcófagos a los estantes de tránsito anti-gravedad, pero Bilis sabía que si no detenían a Typhus, nunca escaparían. Lamentándolo, la Araña activó su último lote de guerreros alterados, la mejor de sus creaciones en Dessah. Delirantes y babeantes, los monstruos retorcidos salieron del laboratorio y se lanzaron a la batalla.

Tyvar y sus Portadores de la Antorcha llegaron a Dessah en mitad de la batalla. Rápidamente, el Capítan Escudo reunió todos los datos de auspex y gráficos que pudo, formuló un plan robusto y condujo a sus fuerzas a través de la atmósfera a bordo de naves blindadas. Las naves se deslizaron bajas, abrazando el terreno rocoso de Dessah para evitar ser detectadas. A medida que la furiosa batalla se extendía ante ellos, la mayor parte de las fuerzas imperiales se separaron y se dirigieron hacia las líneas traseras de la Guardia de la Muerte. Las naves doradas llevaron a los Adeptus Custodes y las Hermanas del Silencio a las ruinas, donde atacaron a los Ingenios daemónicos que aún disparaban sobre la fortaleza. Los combates se extendieron por las ruinas mientras los Custodes destrozaban a los Cargaplagas Mefíticos, las salvas de armas malditas dejaban caídos a los relucientes héroes Imperiales, y uno por uno, los Orugas Epidémicos eran destruidos.

Con las armas enemigas silenciadas, los Adeptus Custodes y las Hermanas del Silencio se dirigieron a la brecha. Sus órdenes eran abrir un camino a través de la horda enemiga hasta donde el Iluminador aún luchaba, y ahora que se había eliminado la amenaza del bombardeo de plaga, atacar al hechicero renegado. Mientras tanto, un par de cañoneras imperiales se alinearon con uno de los búnkeres superiores del Bastión Primario.

Hicieron un agujero irregular en la estructura, luego bajaron sus rampas y arrojaron al Capítan Escudo Tyvar y dos escuadrones completos de Custodios Allarus en los pasillos de la fortaleza. Los guerreros de Tyvar habían identificado a Fabius Bilis durante la lucha en Bairsten Prime y Tyvar sabía que tenía que intentar matar al odiado hereje. Además, varios de los guerreros de Tyvar habían desaparecido durante esa pelea y tenía pocas dudas de que Bilis tenía la culpa. Mientras guiaba a sus guerreros a través de los corredores de la fortaleza hacia el sonido de la batalla, el Capítan Escudo esperaba poder rescatar a esos camaradas de los retorcidos cuidados de Bilis.

Minutos después, Fabius Bilis salió de su laboratorio y se encontró en mitad de un tiroteo. Typhus y sus Exterminadores supervivientes estaban intercambiando furiosas ráfagas con el Capítan Escudo y sus Custodios Allarus que trataban de avanzar, su lucha bloqueaba la ruta de Bilis hacia la libertad. Con un gruñido, el Primogénito se lanzó a la lucha mientras Typhus gritaba en reconocimiento. Bilis levantó su Inyector Xyclos, haciendo llover balas tóxicas sobre sus enemigos y enviando un Exterminador Dominaplagas al suelo. Varios de los acólitos cirujanos de Bilis fueron abatidos a tiros mientras empujaban frenéticamente sus relicarios gravitacionales blindados a través del intenso fuego cruzado, e incluso el propio Bilis gruñó de dolor cuando le dispararon varias veces, su Cirujano chasqueó locamente mientras intentaba sellar sus heridas.

Al ver a su presa a punto de escapar, Typhus se lanzó a la carga con su Sacatripas alzada. Antes de que el arma pudiera impactarle, Bilis y el último de sus subordinados desaparecieron a través de otro mamparo blindado que se selló detras de ellos con un silbido y un sonido metálico. Al momento, Typhus se encontró frente al vengativo Capítan Escudo y sus Custodios Allarus. Una mirada a los restos harapientos de su séquito le dijo a Typhus que esta era una pelea que no podía ganar. Escupiendo una promesa de venganza hacia Bilis, entonó un encantamiento y se vio envuelto en una tormenta de moscas plaga. Cuando se disiparon, el Viajero se había ido, dejando al último de sus guerreros para que se enfrentara solo a la furia de Tyvar y sus compañeros.

En la brecha, el Iluminador y sus guerreros enloquecidos habían desgarrado y atacado a tantos enemigos que montañas de muertos yacían a su alrededor. Sin embargo, sus números también estaban disminuyendo. Fue ahora cuando la Fuerza Ejecutora atacó. Primero fue un disparo de rifle, desde lo alto de una torre en ruinas. El Iluminador alzó la cabeza y destruyó la bala en el aire con una explosión psíquica. Un rayo empírico rugió, siguiendo la trayectoria del disparo para impactar con fuerza asesina. En medio de la explosión, una figura vestida de negro cayó ardiendo hasta la muerte.

Luego vino el Callidus, adoptando su verdadora forma mientras emergía repentinamente de entre los cultistas conmocionados del Iluminador. Su desestabilizador neural aulló cuando hizo estallar un Terata de Los Confesados, luego a otro y otro más. Girando sobre si mismo el Callidus decapitó al guerrero alterado con su espada fásica, luego la clavó en el pecho del Iluminador. El hechicero rugió de dolor y luego lanzó al ágil asesino hacia atrás contra un montón de cadáveres con otro pulso psíquico.

Imperio asasinorum eversor fuego

Asesino Eversor

Sin embargo, su grito de triunfo se convirtió en un aullido de agonía cuando un rayo de pura oscuridad lo golpeó, desterrando sus poderes psíquicos en un instante. El Iluminador levantó la vista para ver la misteriosa figura de un asesino Culexus parpadeando hacia él. Antes de que el hechicero pudiera reunir sus poderes, la figura enmascarada de un asesino Eversor atravesó un grupo de Teratas como un proyectil de artillería y se estrelló contra él. El asesino desgarró enloquecidamente al Iluminador. Una mano fue amputada por un disparo de la pistola ejecutora del Eversor antes de que las garras hipodérmicas del asesino se hundieran en la cara del Iluminador. Un ojo perforado, la carne ennegrecida por las toxinas, el hechicero alterado agarró a su asaltante por la gargante, lo levantó en alto y partió el cuello del asesino con fuerza psicoquinética.

El Iluminador disfrutó de un momento de triunfo antes de que la química sanguínea del Eversor entrara en masa crítica y su cuerpo explotara con la fuerza de una carga de demolición. Cuando el polvo se asentó, el cadáver roto del Iluminador finalmente se movió por última vez.

Completando su misión, el Culexus y el Callidus herido desaparecieron en la anarquía de la batalla. Sin embargo, la lucha ya había acabado. Quedaban unos pocos grupos de Los Confesados sin liderazgo, luchando debido a la locura o huyendo salvajemente. Como partida de guerra estaban acabados. Mientras tanto, se había corrido la voz en la Guardia de la Muerte de que su maestro había regresado a la Flota de Plaga y había ordenado que retrocedieran. Su presa había escapado de nuevo. Llenos de amargura y asco, los Marines de Plaga abandonaron el campo de batalla.

Menos de una cuarta parte de las fuerzas originales del Capitán Escudo Tyvar quedaron para purgar los horrores repugnantes que quedaban dentro del laboratorio abandonado de Bilis. Con sus objetivos muertos pero sus camaradas perdidos en las garras de Bilis, Tyvar decidió que era esencial que aquello que habían presenciado llegara a las autoridades imperiales. Este sería su nuevo deber. Así, los guerreros imperiales recogieron a sus caídos, lamentaron a sus desaparecidos y dejaron la Puerta de Cadia detrás de ellos.

En cuanto a Fabius Bilis, no se le volvió a ver en Dessah: su nave se había escabullido, una fragata ligera que se filtraba a través de los campos de escombros orbitales y los últimos intercambios parpadeantes de la guerra del vacío antes de entrar en la disformidad y escapar. El Primogénito tenía trabajo que hacer en Urum, y no quería retrasarlo...

Los Dragones Infernales abandonaron sus posiciones en la cima de la montaña al unísono. Gritaron sobre los guerreros que luchaban furiosamente en la brecha. El Iluminador estaba golpeando a las hordas enemigas con una explosión psíquica tras otra, sus Confesados lanzando andanadas de fuego mientras el último de sus tanques disparaba una y otra vez.

Aún así, la Guardia de la Muerte siguió adelante, los Plagabundos treparon tambaleándose sobre cientos de sus propios caídos hasta lucha. Los no muertos enterraron a los guerreros alterados con su número masivo, mientras los Marines de Plaga arrasaban las líneas de la Legión Negra con fuego. Más atrás, entre las ruinas, las fuerzas imperiales abrían una franja hacia la brecha, pero su impulso se estaba ralentizando ante a los implacables sirvientes de Nurgle.

Ahora era el momento de desencadenar aún más la anarquía y el derramamiento de sangre. De uno en uno, los Dragones Infernales abrieron sus fauces y, mientras se abalanzaban sobre la batalla, liberaban nubes de gases malva sobre los combatientes. Bilis no había tenido tiempo ni ganas de adaptar sus toxinas a sus enemigos, pero tenía amplios datos sobre la bioquímica alterada de sus Confesados aumentados. Por lo tanto, a medida que las nubes se deslizaban hacia abajo y llegaban a los respiradores y las bocas abiertas, fueron el Iluminador y sus guerreros quienes fueron conducidos a nuevas alturas de furia feroz, no sus enemigos.

Una última traición de su malvado aliado Fabius Bilis; un último truco para asegurarse de que mantuvieran a sus perseguidores ocupados el tiempo suficiente para cubrir su fuga.

Ecos del Despertar[]

En toda la galaxia, se oyen gritos de terror, la confusión, sed de sangre y oscuros rezos a medida que la Gran Fisura se abre. Incluso dentro de los limites amurallados del Imperium Sanctus, esta cacofonñia de horrores es suficiente para ahogar las mentes de los Astrópatas obligados a descifrarlos. En lo profundo de la locura arremolinada del Imperium Nihilus, mientras tanto, esos gritos aún suenan más fuerte.

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[Vox interceptado : Cruor, sub-sector Straziar]

"¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA! ¡MATA! ¡MUTILA! ¡QUEMA!"

Anexo: La transmisión de Vox persiste en su séptimo mes solar. QR, SM, PN, UF-3 A 8, KL, VT-x y VT-t, todos enviados ala ubicación, todos ahora declarados perdidos. Sentimientos de desesperación y temor cada vez mayores. Malos presagios reportados por el Cónclave Liminas. No sé por qué, pero temo lo que sucederá si el canto no se detiene antes de que lleguea su octavo mes solar...

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Mensaje de prioridad / / 884IN

Categoría: Encuentro - Hereticus Diabolus Extremis

Liquidación: Bermellón

Capitán General, gloria a Terra para usted, mi señor. Grandes han sido nuestras tribulaciones desde que salimos de la luz del Sistema Sol y oscuro nuestro camino. Incluso ahora, mis camaradas y yo nos apresuramos a regresar a casa, ya que hemos sido testigos de un mal que creo que constituye una amenaza para el reino de nuestro Maestro. Si las tormentas se cierran sobre nosotros antes de que veamos nuevamente la luz de Terra, espero que al menos esta misiva le alcance para que pueda actuar en nuestro lugar. No me disculpo, por las abominaciones que presenciará en los datos adjuntos; Es crucial que vea, como yo he visto, el alcance de los horrores provocados por el hereje Fabius Bilis. Debe entender como ahora hago yo, la verdadera profundiad del mal que enfrentamos.

Su sirviente y hermano, el Capitán Escudo Atal Tyvar

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Uno por uno los despertamos, canalizando las energías del cosmos desenfrenado a través de sus núcleos de frío vacío. A sus pies colocamos nuestras máquinas. En sus duras sombras negras nuestros sirvientes trabajan duro. Ahora viene el silencio, la quietud y el orden permanente de los eones vacíos.

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+++Comunicación astropática+++

+++Duct Theta-Hespus-4+++

+++Origen: Crescent VI, Sub-Sector Attillan+++

Aquí la Canonesa Rosemaera Grace de la Orden del Sudario de Plata llamando a las fuerzas imperiales leales. Sea sabido que nuestra vigilia continúa. Mantenemos la fe en Crescent VI, aunque las tormentas empíreas nos rodeen y los espiritus de los condenados nos asalten. Si recibe este mensaje, sepa que nuestras piras arden día y noche para purgar a todos los impuros de nuestro rebaño, pero también sepa que sus números crecen diariamente mientras que los nuestros disminuyen. Si escucha esto y puede venir en nuestra ayuda, venga armado con un corazón duro y una fe ardiente, o puedes ser tentado. Y si no queda nadie para escuchar esto... el Emperador ha visto nuestras obras y nuestros corazones y sabe que seguimos siendo fieles hasta el final.

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>> Kardophor Prime / Colmena Secundus

>> Precinct Prime Arbitratorial Rept

>> Arch. 88-8-66-3-565-D

Transporte pesado Devoción Esclava anclado y abordado hoy a la quinta campanada. La búsqueda inicial se intensificó hasta una búsqueda y destrucción tras un breve intercambio de disparos y manifestaciones semiempíreas. Diez Arbitradores muertos o heridos. Treinta y dos bajas heréticas. Seis brujas menores entre su número. Todos los herejes exhibían la falta del ojo derecho. Las heridas parecían auto-infligidas. Esta es la tercera situación de este tipo en esta rotación. En nombre del Emperador, ¿Qué está pasando?

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Roba los secretos de otros mejores y se hace llamar sabio, ese desgarbado aprendiz de ciencia. Introduce la aguja, enhebra sus puntadas y confecciona sus elixires, sin embargo, contra nuestras artes, sus esfuerzos son tan básicos como los ídolos que esculpe un salvaje con barro. Lo llaman Araña, Primogénito, Señor de los Clones... risible... para los Aquelarres no es más que una presa, y ahora es el momento de cazar.

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[Informe estratégico K-F-554]

[Magos Metasuppositor Xyko Veng]

La presencia Orka dentro del cuadrante Aleph-7 a través del cuadrante Aleph-13 ha aumentado en un factor de 6.34. Las anomalías empíreas que se manifiestan a lo largo del sistema paralelo 0.045-0.121 no han afectado a las concentraciones de xenos según lo proyectado, sino que parecen haber aumentado la respuesta de agresión proyectada en un factor de 3.4. Las posibilidades de victoria en Ryza ahora son del 18% sin la introducción de variables positivas...pendientes...pendientes...

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Veo un mundo de hierro y fuego, salpicado de un millónde ojos vigilantes. Veo un faro resplandeciente, su resplandor es un halo parpadeante que corta como una cuchilla. Veo miles, miles de dardos brillantes que se desvanecen en un vacío aullante, cada uno disminuyendo hasta ser una débil mota que los pierdo para siempre. Veo una montaña coronada con rayos cuyas raíces se estremecen, se rompen y se agrietan. Veo el final de todas las cosas y espero estar equivocado. Sin embargo, la esperanza nunca ha sido mi amiga o aliada...

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[Inicio resgistro Vox]

Capitán Vigilante Hatchor informando. Después de una severa interrupción en nuestro viaje en el inmaterium, finalmente nos trasladamos al Sistema Vaspa y percibimos que habíamos perdido cuarenta y seis días siderales en la disformidad. No encontramos ninguna señal de la amenaza T´au descrita en la llamada de socorro astropática, pero este mundo está condenado de todos modos. En lugar de un pueblo conquistado por xenos, encontramos un mundo de brujas, cuyos poderes les valieron para matar a los alienígenas, pero seguramente también los condenó a su propia destrucción.

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Libro 9: Paria[]

La galaxia arde y la humanidad arde con ella. La raza humana emite un aullido interminable de agonía y terror. A mi alrededor, veo bocas gritando y ojos mirando que fluyen juntos en un océano furioso de olas chocando...chocando...chocando implacablemente contra mi mente.

El ruido es insoportable, ¿entiendes? Constante. Implacable. Aterrador. Si fuera una mujer con menos fe, habría acabado de una vez para no sufrir otro minuto de esto. Si estuviera menos decidida a servir a mi Emperador, habría sucumbido a la locura. Tampoco lo he hecho. En cambio, seguí sirviendo. Pero, cada día la cacofonía se hace más fuerte, más desesperada, más terrible.

No digo esto para engendrar lástima; tal es una moneda sin valor en el reino del Emperador. Tampoco busco lamentar mi destino; la ingratitud, despues de todo, no es más que la semilla de la herejía. No, sólo te digo esto para que realmente entiendas estas palabras:

El silencio es peor que los gritos.

Es un velo sofocante que me cubre la cara mientras estoy sepultada viva. Es el agua naciente de un lago helado que adormece con tranquilidad incluso mientras mata. Es una ausencia, un vacío, una oscuridad mayor que los abismos entre las estrellas. Este silencio es la muerte, peor que la muerte. Donde ahoga los gritos de los condenados y al morir deja en su lugar un abismo que parece bostezar a mis pies como una tumba hambrienta.

No temo los gritos ensordecedores de una galaxia enloquecida. No, temo el silencio sepulcral donde esos gritos ya no se escuchan. Temo lo que nos espera en medio de esa quietud sin aliento y ensordecedora. Me temo que es nuesto destino.

- Astrópata de primera clase Ymelda Cheiro / / Flota Primus, grupo de batalla kallides / / Vocoextracto registrado tres días <localum tempus indomitus> antes de adentrarse en el nexo Paria / / Astrópata Cheiro posteriormente acallada.

La Búsqueda de Kallides[]

"Serás mi campeón en esto. Serás el que lleve la luz de la vigilancia imperial a este oscuro y silencioso vacío. A ti te confío la avanzada guardia de mi gran Flota Primus, sabiendo con certeza que harás retroceder las sombras y derrotarás cualquier mal que oculten. A ti te confío esta esperanza".

-Roboute Guilliman al jefe de grupo Marran.

Las flotas de la Cruzada Indomitus eran vastas reuniones de poder militar, cada una con su propio camino a seguir, cada una dividida en grupos de batalla para extender su fuerza ampliamente. El Grupo de Batalla Kallides era uno de los más grandes.

La flota Primus de la Cruzada Indomitus fue una de las diversas flotas que se reunieron alrededor de anclajes en el vacío profundo en los márgenes del Sistema Sol, y fue sin duda la más grande y poderosa de todas las flotas iniciales de la Cruzada Indomitus. Con un total de veintiséis grupos de batalla, conducidos a las estrellas por Roboute Guilliman y Belisarius Cawl, poseía el poder de sacudir las mismas estrellas. Sin embargo, esto no fue una mala asignación de material o un acto de vanagloria por parte de Guilliman; la misión estratégica general de la Flota Primus era nada menos que el refuerzo y la estabilización de todo el Imperium Sanctus.

Gran parte de los esfuerzos iniciales de la Flota Primus se dirigieron hacia el Segmentum Solar, ya que innumerables amenazas se encontraban en el umbral de Terra. Sin embargo, esto no era cierto para todos los grupos de batalla de la flota. Algunos fueron enviados a presionar hacia la oscuridad más profunda del Imperium Sanctus devastado por la guerra. A cada uno se le asignó una misión vital para el éxito general de la Cruzada Indomitus y para el objetivo general de Roboute Guilliman de reforzar y asegurar el Imperium Sanctus. El grupo de batalla Erastus, por ejemplo, fue enviado a aplastar los cultos de guerra herejes del subsector Ispolin que habían creado una brecha en la Disformidad y desatado legiones de daemons en los sistemas al norte galáctico de Terra. El grupo de batalla Noctus fue enviado a Armageddon con una misión conocida solo por el maestro de grupo LeVorne y sus asesores más cercanos. Luego estaba el grupo de batalla cuyo poder marcial combinado equivalía a varias fuerzas pequeñas juntas: el grupo de batalla Kallides. El suyo sería un camino más extraño.

Muchos de los grupos de batalla de la flota Primus se enfrentaron a graves peligros por la apertura de la Gran Fisura. Plagas empíricas, hordas de monstruos mutados, invasiones de Astartes herejes y las sublevaciones de ilusos, trastornados o poseídos daemónicamente fueron peligros hallados por los grupos de batalla de la flota Primus al salir del Sistema Sol.

Ciertamente, a medida que avanzaban por los subsectores devastados por la guerra del Imperium Sanctus, el grupo de batalla Kallides se enfrentó a esos peligros. Tan ferozmente perturbado estaba el mar de almas que sólo podían viajar en saltos cortos en la disformidad. Esto aseguraba que los ejércitos y naves de guerra del grupo de batalla Kallides tuvieran suficiente tiempo para derramar la sangre de una miríada de enemigos herejes, ya que difícilmente podrían evitarse. Sin embargo, ésta no era su verdadera misión. El grupo de batalla Kallides fue acusado de investigar la región embrujada de silencio absoluto detectada en el Sector Nephilim.

La Ausencia Aterradora[]

Cuando la oscuridad de la Noctis Aeterna retrocedió, las llamadas de socorro de innumerables mundos imperiales resonaron en el vacío. De los sistemas del subsector Nephilim sólo hubo silencio. Estaba claro que la ausencia absoluta de gritos de pánico o lamentaciones morbosas era inusual y profundamente siniestra; el mando de la cruzada no se atrevió a dejar la región sin explorar por temor a los terrores que podrían dejarse allí sin control. En el mejor de los casos, era una zona del espacio de la que la oscuridad de la Noctis Aeterna se negaba a levantarse, o de la que se había erradicado toda vida imperial, fenómenos en sí mismos que exigían una mayor investigación. En el peor de los casos, otra amenaza hervía a fuego lento dentro de la Zona de Silencio al sur galáctico de Badab y Nocturne. Algo que tenía que ser rápidamente contrarrestado.

Esta era la tarea del grupo de batalla Kallides, y estaba bien equipado para ella. Lo dirigía el jefe de grupo Marran, un viejo almirante indomable e inestable de la Flota Imperial apodado cariñosamente por sus capitanes como ¨el Toro Grox¨. Se formó un consejo de Marran con grandes héroes del Imperium y le aconsejaron en sus campañas, incluidos señores de los Ultramarines, Templarios Negros y los Vigías de la Muerte, los Nobles de las Casas de Caballeros Terryn y Mortan, los Princeps de la Legio Castigatum y la Gran Inquisidora del Ordo Xenos, Lord Kyria Draxus.

Cuando finalmente llegaron a los sistemas que bordean el subsector Nephilim, los exploradores avanzados del grupo de batalla informaron de pánico y caos a una escala inquietante. Los mundos estaban en rebelión abierta, sus gentes no buscaban deshacerse del yugo de la opresión imperial ni adorar a los Dioses Oscuros, sino simplemente huir de sus planetas en masa por cualquier medio posible. Los videntes llenaron los vococanales con advertencias de un velo sofocante que convertía las estrellas en oscuridad. En varios sistemas, se libraron feroces guerras contra los invasores xenos que lucharon con intensidad frenética, no para apoderarse de los mundos del Emperador, sino para alejarse del subsector Nephilim.

Desviando los contingentes para restaurar el dominio imperial en los sistemas más afectados, el grupo de batalla Kallides se acercó más a la zona de silencio antinatural que sus propios navegantes y astrópatas ahora podían percibir. Los incautos pueden haber sido perdonados por creer que esta región era un paraíso, porque las mareas enloquecidas de la disformidad parecían quedarse tan quietas como el cristal dentro de sus límites. Sin embargo, los monitores de defensa a la deriva y las estaciones del vacío sin respuesta encontradas por las naves del grupo de batalla Kallides contaron una historia diferente. Reforzando su coraje, la fuerza avanzó hacia la región del silencio, y su pesadilla dio inicio.

Daemonífuga[]

Hermanas de batalla en primera linea Ilustracion

Cuando el grupo de batalla Kallides se abrió paso por el sangriento camino hacia la zona silenciosa, unió sus fuerzas sobre el campeón más improbable y para muchos, controvertido. Sobre el mundo de Severitas, una fuerza aislada de Hermanas de Batalla de la Orden de Nuestra Señora Mártir fue liderada en batalla por Ephrael Stern, a quien denominaban la Daemonífuga. Stern había sido guiada hasta sus hermanas por las sombróas visiones de un destino congelado y silencioso que ella pretendía evitar, y contra el cuál su camarada Aeldari Kyganil ahora reunía nuevos aliados. Stern se unió a la lucha de las Hermanas de Batalla, desatando sus poderes milagrosos sobre sus enemigos Portadores de la Palabra. Aunque muchas Adepta Sororitas eran reacias a confiar en alguien a quien la Inquisición había calificado de bruja, esta demostración de poder sagrado las convenció de la pureza de Stern. Lideradas por la Daemonífuga, las Hermanas de Batalla obtuvieron una aplastante victoria. Stern acompañó a sus hermanas cuando partieron de Severitas, reconociendo la Cruzada Indomitus como un esfuerzo sagrado y buscando ayudarla. Pero, a medida que el gurpo de batalla Kalliedes se acercaba cada vez más a la zona silenciosa, Stern descubrió que un inquietud era cada vez mayor. Kynganil aún no había regresado, y las sombrías visiones de la Daemonífuga eran más vívidas cada día que pasaba.

Iluminar la Oscuridad[]

Kallides no era más que uno de los cientos de grupos de batalla enviados desde los sistemas Sol y Gehenna durante los despliegues iniciales de la Cruzada Indomitus. Cada flota tenía una misión estratégica, de la cuál cada grupo de batalla era sólo un componente.

  • Flota Primus: La tercera en salir, Primus era la flota más grande de la Cruzada Indomitus y tenía la misión estratégica más amplia. Dirigida por Roboute Guilliman y Belisarius Cawl, los grupos de batalla de la flota se extendieron a través de los devastados sistemas del Imperium Sanctus, buscando estabilizar esas zonas del reino del Emperador que aún siguen firmes y leales. Una vez establecida esa base, se consideraría la opción de luchar.
  • Flota Secundus: Lord Gulliman pensó que se requeria una fuerte contraofensiva para llamar la tención de las fuerzas del Caos mientras el Imperium recuperaba su equilibrio. La Flota Secundus tomó el Camino de los Mártires hacia el Ojo del Terror.
  • Flota Tertius: La primera en deslizar su correa, la Flota Tertius surgió directamente del grupo orbital del Sistema Sol y entró en batalla en la región del Estrecho de Machorta. Tras imponerse a las fuerzas de Khorne que se encontró allí, la Maestra de flota VanLeskus situó sus cargas en la profunda oscuridad del Segmentum Pacificus, pues su misión era perforar sus profundidades y luego girar hacia el sur galáctico para dirigirse al Segmentum Tempestus.

El Nexo Paria[]

Para las fuerzas imperiales que atravesaban su velo de silencio, la región que eventualmente llamarían el Nexo Paria parecía inefable e insidiosa. Sin embargo, para sus arquitectos Necrones, la matriz nodal contra-inmaterium, como la llamaban, era un trabajo incomparable de ingeniería cósmica.

En el corazón del Nexo se encontraba el Sistema Xendu, donde se había construido una inmensa jaula nocturna para trasladar su vasta y feroz estrella. Una miríada de estructuras necronas colgaban en el vacío alrededor de esta jaula ciclópea, anclada a ella por rayos de energía. Vuelo tras vuelo de naves funerarias y naves de combate transatmosféricas revolotearon a través de la luz abrasadora de la estrella encarcelada, vigilando su vasta carga.

Más allá había redes de vastos pilones de piedra negra, cuyo despliegue se extendía a través de patrones criptológicos fractales no euclidianos que habrían enloquecido a las mentes mortales más grandes. Dispersos a través de sistemas nodales y atípicos, cada pilón era una estructura única y notable de tamaño colosal cuyo propósito era sostener y extender un campo de energías antiempíricas cargadas negativamente.

Esta era la inmensa hiperestructura que el Imperium llegó a conocer como el Nexo Paria. Los misterios de su funcionamiento estaban más allá del conocimiento del tecnoclero del Adeptus Mechanicus, pero sus efectos eran inconfundibles. A los pocos días que el grupo de batalla Kallides atravesara el Nexo, descubrieron el horrible fenómeno conocido como "la Calma". La situación empeoró a partir de ahí...

Más Allá Del Velo[]

Guardia imperial alto mando planes batalla

Ningún fenómeno visible marcaba la zona silenciosa, al menos no dentro del espacio real. Los navegantes del grupo de batalla Kallides hablaban en tono asombrado de un velo psíquico brillante, un muro de niebla expandiéndose gradualmente hacia afuera. No sabían qué había más allá, excepto una extraña calma en la furiosa disformidad.

Varios miembros del personal del jefe de grupo Marran aconsejaron precaución, pero Marran hizo caso omiso. Roboute Guilliman le había confiado que despejara las sombras que ocultaban esta región. Directo como siempre, Marran no se dentendría ni ante los inquisitivos tecnomagos, que querían estudiar los fenómenos empíricos, ni por los más supersticiosos de sus capitanes, que advirtieron sobre los espíritus del vacío y la mala suerte que les acechaba. Con tormentas de la disformidad cada vez más feroces amenazando destrozar las naves del grupo de batalla, Marran ordenó a sus navegantes que desafiaran las corrientes empíricas estables que cruzaban el velo reluciente. Sólo cabía esperar que lo que hubiera más allá fuera un puerto seguro.

Más allá de las brumas de la disformidad envolvente, las naves imperiales navegaron en una región de calma letal. Algunos de los psíquicos del grupo de batalla afirmaron que la disformidad en sí mismo estaba en calma. Otros percibían las mareas hirvientes del empíreo aún furioso, impotentes más allá de las paredes de una cúpula de cristal fractalmente compleja. Otros todavía susurraban que el grupo de batalla había navegado hacia un mausoleo inmaterial y temible sobre el que había caído una mortaja de seda. Se quejaban de que, incluso ahora, el polvo de su propia muerte inminente se asentaba sobre ellos dejándolos a la deriva.

El jefe de grupo Marran ordenó un avance hacia la zona silenciosa desde el noroeste galáctico, distribuyendo contingentes para que el frente imperial se acercara a los sistemas de Paradyce, Zeidos, Shen´Tai y Vertigus. Cada punta del avance informó de una profunda sensación de inquietud en su ejército. Los navegantes, astrópatas y psíquicos de batalla se quejaron de verse sofocados y desorientados, luchando por mantener poderes que antes habían sido tan naturales como el pensamiento. Los tecnomagos advirtieron que el funcionamiento de los motores de disformidad, requería cada vez más potencia para impulsar las naves de guerra imperiales; el Magos Enginarius Khasio, de la nave insignia de Marran, "Golpe de Martillo", comparó la situación con la de un yate de dunas marciano cuyas velas de cristal de seda no tenían ni la más mínima ráfaga de vieto para llenarlas. El pánico llenó los pasillos del "Odio Duradero", el "Rapaz" y el "Misericordia del Emperador" cuando sus campos Geller estallaron como cuerpos humanos expulsados de repente al vacío despresurizador del espacio. Ningún daemon cayó sobre las tripulaciones desprotegidas de esas desventuradas naves; unos lo calificaron de milagro, otros se miraron con temor, inquietos por la ausencia de la catástrofe.

Luchando por realizar cada salto disforme y acosadas por misteriosos fallos, las naves del grupo de batalla Kallides siguieron avanzando. Vocoficiales, maestros de áuspex y astrópatas cada vez más preocupados recorrían el vacío en busca de señales de presencia imperial. Los sistemas a los que viajaban deberían haberse asentado y, aunque detectaron el parloteo binario de los espíritus máquina automatizados, no había señales de vida humana. Los vococanales y los conductos astropáticos habían enmudecido. El tráfico en el vacío era inexistente. Peor aún, detectaron extrañas firmas de energía pulsando desde múltiples mundos imperiales. Cada una era tan potente que se sentía a miles de millas en el espacio profundo, pero su naturaleza o lo que presagiaban, era un misterio.

La situación se hizo más extraña y horrible cuando las fuerzas terrestres aterrizaron en el primero de los mundos silenciosos. El malestar que afectaba a los guerreros del grupo de batalla aumentó, especialmente en los numerosos regimientos del Astra Militarum. Los soldados se quejaban de sentirse observados y ansiosos, sólo para sucumbir horas o días después al creciente letargo, agotamiento y desesperación. Las ejecuciones de los Comisarios alcanzaron proporciones epidémicas cuando los soldados de la Guardia Imperial abandonaban sus puestos, dándose por vencidos, o simplemente colapsándose sin poder responder o moverse. Los psíquicos seguían terriblemente afectados. Muchos estaban sofocados, como si jadearan dolorosamente bajo un torrente de agua del que no podían recuperar el aliento. Otros enloquecieron, algunos se quitaron la vida, y pronto el grupo de navegantes y astrópatas del gurpo de batalla se habían agotado. Marran ordenó que todos los psíquicos supervivientes fueran asignados como escoltas de vigilancia, cuyo deber era proteger a los mutantes torturados de sí mismos y de cualquier amenaza externa.

El Adeptus Astartes, los vástagos de las Casas de Caballeros o los sirvientes del Omnissiah se vieron afectados por lo que pronto se conoció como "la Calma"; eran más resistentes, pero no completamente inmunes. Sólo las Adepta Sororitas del grupo de batalla parecían inmunes.

La condición de los mundos dentro de la zona silenciosa no ayudó a la moral: complejos agrícolas, puertos espaciales, generadores, refinerías, asentamientos mineros, fortificaciones e incluso ciudades enteras estaban vacías. Las fuerzas imperiales encontraron alimentos fríos en las mesas, como abandonados a mitad de la comida. Los servidores permanecían con los ojos muertos y en silencio, con su maquinaria aún operativa, pero sus componentes vivos retirados. Los vagones de tierra, plataformas mineras y transbordadores yacían donde se habían estrellado, como si sus pilotos hubieran perdido el control pero no hubieran perdido el control pero no hubieran hecho nada para evitar la colisión. En algunos lugares, se habían producido muchos daños por incendios fuera de control o por la sobrecarga de generadores de plasma. También había signos de batalla, pero eran pocos y débiles, y sus orígenes eran difíciles de discernir. Era como si billones de los sirvientes del Emperador simplemente hubieran desaparecido, dejando posesiones y deberes abandonados a su paso.

La Lord Inquisidor Draxus dirigió el esfuerzo por descubrir lo que había sucedido en los mundos en calma. Seguramente el mismo malestar que afectaba a los guerreros del grupo de batalla debía haber reclamad a estas personas. No sabía cómo habían desaparecido, y cada interrogatorio de espíritus de datos y registros de vídeo revelaba archivos corruptos y carretes de vigilancia borrados. La Lord Inquisidor Draxus tenía sus sospechas del origen de estos horrores. Albergaba preocupación antes de unirse al grupo de batalla Kallides, pero necesitaba más pruebas.

La noctilita, comúnmente denominada piedra negra, es una sustancia poco conocida. Es cierto que sabemos que los pilones infames de Cadia se formaron a partir de esta sustancia. También sabemos que fueron sometidos a miles de años de estudio esotérico por un desfile interminable de magos, criptoeruditos y hasta agentes inquisitoriales. Sin embargo, a pesar de todas sus posturas, pertrechos arcanos y terminología florida, incluso las personas más sabias y con los mejores recursos sólo descubrieron que tenían más preguntas. Algunos han afirmado, con o sin razón, es dificil de decir, que esta sustancia casi imperbeable está vindulada de algún modo al material de la disformidad, tal vez incluso que resuena con o contra las mareas del mar de almas. Si esto es asi, no he visto evidencia directa que lo corrobore. Sin embargo, nadie puede negar que cuando cayeron los pilones de Cadia, también se abrió la Gran Fisura. Soy demasiado vieja y cínica para creeer en las coincidencias. Ahora vemos a los Necrones levantando pilones formados con esa misma sustancia. ¿Qué puede significar todo esto? No lo sé, pero me preparo para las posibles respuestas...

- Xenosavant Hesper Iax

El Pilón de Mesmoch[]

Eliminador

Mientras las fuerzas imperiales avanzaban, no sabían que agentes alienígenas observaban cada uno de sus movimientos. Desde el interior de las dimensiones bolsillo y a través de motores de desocupación inimaginablemente potentes, los brillantes ojos androides de los Necrones lo vieron todo. Observaban sin apasionamiento, pero no atacaron. Su maestro, o el que hablaba en nombre de su maestro, les había ordenado que no lo hicieran. Transmitieron cada observación a través de canales de enredo cuántico, donde el Illuminor Szeras acechaba como una araña en el corazón de su vasta red. El Iluminor observó con fascinación insecticida cómo los humanos luchaban bajo la influencia de lo que los Necrones llamaban su matriz nodal contrainmateriana. Sabía que pronto atacarían, pero por ahora Szeras seguía sus observaciones.

El desencadenante de la guerra se produjo cuando una fuerza de ataque de Ultramarines de Vanguardia desembarcó en el planeta Mesmoch del sistema Zeidos. Enviados para investigar lecturas de energía anómalas desde las selvas parcialmente asentadas del planeta, los vástagos de Ultramar encontraron un gran pilón forjado de piedra negra. La estructura tenía varias millas de circunferencia y era tan alta que las nubes giraban de forma antinatural alrededor de su punta, raspando la troposfera del planeta. Los Ultramarines no tuvieron dificultad en identificar las extrañas estructuras agrupadas alrededor de la base del pilón de origen Necron. Tampoco podían confundir las olas contundentes de energía entrópica que rodaban desde la estructura que los dejaba luchando por actuar.

Reunieron inteligencia estratégica sobre el pilón y sus amplias defensas. Retenido por los protocolos de restricción de Szeras, los defensores de la estructura no pudieron perseguir a los Ultramarines mientras escapaban; cuando el Illuminor se dio cuenta de que su mano había sido forzada, ya era demasiado tarde. Los humanos habían descubierto la fuente de su sufrimiento, y no tardarían en atacarla.

El pilón de Mesmoch fue el primero en ser descubierto, pero no fue el ultimo. El jefe de grupo Marran recibió noticias de otros pilones, similares pero claramente distintos entre sí, ubicados en otros mundos imperiales de la región. Llegaron informes de ejércitos Necron en movimiento; varios contingentes se encontraron con una resistencia repentina y feroz de falanges Necronas que apareció de la nada. Las bajas aumentaban y la alarma cundió, pero Marran no se distrajo; tenía un objetivo, y estaba decidido a enseñar a sus desmoralizados seguidores que este misterioso enemigo podía combatirse.

El asalto al pilón de Mesmoch fue mal desde el principio. Los fallos de los motores de disformidad y las tripulaciones silenciadas provocaron que sólo dos tercios de las naves de guerra y transportes de tropas solicitados alcanzaran el punto de reunión de Marran a tiempo. Del Sistema Zeidos antes sin vida, surgían formaciones de naves Necronas de lvacío para oponerse al ataque imperial.

Muchas naves humanas fueron dañadas y varias destruidas cuando las fuerzas de Marran llegaron a Mesmoch. El mundo anteriormente silencioso ahora brillaba con una luz sobrenatural mientras las defensas orbitales descubiertas escupían fuego al vacío. Con los escudos encendidos y cascos ardiendo, los transportes imperiales arrojaron oleadas de infantería sobre la superficie de Mesmoch. El Adeptus Astartes lideró el ataque con Ultramarines, Templarios Negros entusiastas y varios comandos de los Vigías de la Muerte formando cabezas de playa al norte y este del pilón. Les siguieron seis regimientos enteros de infantería del Astra Militarum, mientras que el inmenso módulo de aterrizaje del Titán Warlord Deus Redemptor tronó en medio de ellos.

Las falanges Necronas marcharon para oponerse al ataque; los constructos Canopticos y filas y filas de guerreros presionaban a través de las selvas lluviosas. Bólteres, proyectiles láser y proyectiles de artillería entrecruzados con rayos deslumbrantes de energía gauss y explosiones tesla actínicas, desgarraban el follaje en pedazos ardientes cuando las fuerzas imperiales y xenos luchaban a lo largo de varios frentes. Entretanto, el acorazado clase Apocalipsis "Triunfo" se abrió camino a través del vacío hostil para planear opciones de bombardeo sobre el pilón. Los cielos se iluminaron de blanco cuando las baterías de lanzas del "Triunfo" y el cañón nova abrieron fuego, y los vítores se alzaron de las líneas imperiales cuando el pilón desapareció en medio de un mar de fuego y humo. Cuando el aire se despejó, vieron el pilón elevándose indemne en medio de la jungla en llamas, con las estructuras en su base a salvo bajo escudos cuánticos parpadeantes.

Ultramarines VS necrones

El ataque terrestre parecía la única forma de asaltar el pilón de Mesmoch, pero también estaba resultando cada vez más insostenible. El Adeptus Astartes se había abierto camino a menos de media milla de la base del pilón. La Guardia Imperial vacilaba bajo su influencia entumecedora: cada vez había más soldados descorazonados o colapsados con los ojos vidriosos.

Al ver la debilidad de sus enemigos, los Necrones desataron una ola de potentes máquinas de guerra desde dentro de las estructuras piramidales alrededor de la base del pilón. Los monolitos flotantes volaron los tanques Leman Russ y las Escuadras Iniciadoras con rayos de energía. Las Arcas del Exterminio escupieron rayos abrasadores que redujeron a los Intercesores y Marines de Asalto a cenizas. Golpeados por el fuego hostil, los escudos de vacío del "Redentor de Dios" se derrumbaron y el Titán se tambaleó bajo martillazos de fuego mágico.

Sólo el poder marcial y la disciplina inquebrantable de los Marines Espaciales impidieron que la derrota se convirtiera en una fuga desordenada. Una a una, las escuadras se retiraron del combate, dando cobertura de retaguardia mientras las desalentadas fuerzas imperiales regresaban maltrechas a sus zonas de extracción. Los nombres de los equipos de exterminio Amaeus y Thannyr entraron en los anales de la gloria cuando sus hermanos de batalla murieron para retener a los Necrones. Un feroz contraataque, liderado por el mariscal Ghehart de los Templarios Negros, rechazó a los Necrones que buscaban acabar con el maltrecho "Redentor de Dios", y vio heridas brutales en ambas partes. Finalmente las naves de desembarco imperiales se alzaron a través de los remolinos de Guadañas de la Muerte y Cuchillas de la Necrópolis, pero las fuerzas terrestres que habían salvado habían sufrido graves bajas. No se podía ocultar. El asalto a Mesmoch había sido una derrota aplastante y humillante, que el grupo de batalla Kallides no podía permitirse repetir.

"¿Cuántos de estos pilones han levantado nuestros enemigos? ¿Cómo derribarlos? El Emperador me guía, porque el camino en la oscuridad y, aunque mi fe siga intacta, me temo que no puedo ver mi camino de regreso a la luz"...

- Plegarias del Jefe de grupo Marran tras el asalto a Mesmoch

La Batalla de las Puertas[]

Necroguardia

Donde antes esta región de mundos quietos había sido un rompecabezas silencioso y misterioso, de repente era una zona de guerra letal llena de amenazas. A medida que surgieron más fuerzas Necronas para desafiar a los invasores imperiales, la situación comenzó a parecer desesperada.

A raíz del desastre en Mesmoch, el grupo de batalla Kallides se tambaleó. Arrastradas por la influencia de la nueva y extraña arma de los Necrones, y aplastadas en múltiples campos de batalla por los ejércitos de androides xenos, las fuerzas imperiales se tambalearon al borde del colapso catastrófico.

Dejando de lado su consternación personal, el jefe de grupo Marran movilizó divisiones de reserva y trató de utilizar hasta el más remoto de sus contingentes. Los intentos astropáticos de alcanzar los sistemas más allá del velo quedaron en nada; un psíquico exhausto y medio loco describió su experiencia como tratar de gritar en una pesadilla, balbuceando nada más que un silbido estrangulado. En cambio, las rápidas naves mensajeras fueron enviadas de regreso tras el rastro del grupo de batalla, aunque no era probable que sus motores de disformidad funcionasen o sus navegantes pudieran guiarlos desde la zona tranquila.

En Vie Almus Majora, Kalliphor y Paradyce IV, los ejércitos imperiales sufrieron más derrotas castigadoras cuando el número de Necrones se duplicó y redobló. La panoplia desvaída de numerosas dinastías, tanto mayores como menores, fue indentificada por los estrategas imperiales, una alianza tan extendida de las antiguas facciones xenos como nunca antes. Una derrota siguió a otra, pero el grupo de batalla Kallides logró ganancias rápidas; confirmaron la presencia de pilones de pidra negra en bastantes planetas para saber con certeza que, independientemente de la maldición sobrenatural que afectaba a esta región, los Necrones estaban usando estas estructuras inefables para generarla. Fue entonces cuando el término Nexo Paria se acuño para la región, porque los horribles efectos que afectaban a las fuerzas humanas eran muy similares a los causados por la presencia de mutantes sin alma conocidos como nulos. El nombre era apropiado, pero hizo poco para subir la moral. Esos seres eran figuras temibles para la gran masa de la humanidad, y evocar al hombre del saco en una hora tan desesperada sólo hizo crecer el miedo y el pánico.

En medio de esta atmósfera de terror y pánico supersticioso, Ephrael Stern se presentó ante el jefe de grupo Marran en persona. La Daemonífuga pidió la oportunidad de restaurar los espíritus imperiales liderando un contraataque. Stern había elegido bien su objetivo; no uno de los mundos pilón fortificados, sino un importante centro de transporte Necron donde los exploradores de vanguardia habían encontrado tres puertas dolmen agrupadas en un sólo sitio. Estaba fuertemente defendido, pero podría ser conquistado y las falanges Necronas en las zonas de guerra de los sistemas Shen´Tai y Zeidos serían sofocadas de golpe.

Marran pudo ver el mérito del plan de Stern. Además, había escuchado relatos del Adepta Sororitas resistiendo los efectos del Nexo Paria donde el Adeptus Astartes había luchado. Ofreciendo una oración privada al Emperador por un milagro, Marran confió en Stern y aprobó la ofensiva desde Mesmoch. Fue una apuesta sustancial; otra derrota a tal escala dejaría al grupo de batalla Kallides tambaleante.

Según los registros imperiales, el mundo objetivo era Cherist. Estaba ubicado en el sistema Lomorr, lejos del sur galáctico de todas las operaciones anteriores del grupo de batalla. Para cuando el contingente VII asignado por Stern se abrió camino a su destino a través del immaterium, estaba mucho más allá de la ayuda de las fuerzas restantes de Marran. El ataque tendría que tener éxito o fracasar por completo por mérito propio.

Cherry era un planeta ártico, que languidecía lejos del calor de su estrella. Aunque a los Necrones no molestaba la poca luz del mundo, las tormentas de nieve frías y los géiseres de nitrógeno impredecibles la hacían una peligrosa zona de guerra para los atacantes imperiales. Sin embargo, no retrocedieron; dirigidos por las Misiones de la Orden de Nuestra Señora Mártir y la Orden de la Rosa Ensangrentada, los ejércitos del contingente barrieron el mundo helado.

Ephrael Stern dirigió su fuerza de invasión contra el complejo de la puerta dolmen ubicado en el polo sur de Cherist. Dos grandes cathedrums de invasión tronaron a través de las tormentas de nieve del planeta, acompañados por los aterrizajes pesados de los Caballeros de la Casa Mortan mientras iniciaban el ataque.

El complejo Necron era tan grande como una ciudad, sus estructuras se alzaban sobre el lecho de roca congelado alrededor de los pies de una montaña imponente. Los complejos atípicos sobresalían de los pináculos rocosos de las estribaciones de la montaña, con formidables armas defensivas que tuvieron que ser eliminadas para que el ataque tuviera éxito. Mientras tanto, las puertas estaban agrupadas en medio de una maraña monolítica de estructuras xenotecnicas excavadas en los pies de la montaña, envueltas en capas de blindaje cuántico protector.

La única ruta viable de aproximación era un amplio valle, con los afloramientos de estructuras imperiales en ruinas y abierto a ataques desde todos los frentes. Este era el camino que las Adepta Sororitas y las fuerzas de apoyo del Astra Militarum habían tomado. pero eso no significaba que debían caminar hasta los dientes de los cañones enemigos.

El ataque imperial comenzó con una barrera feroz a medida que el descenso de los Cathedrum de Invasión descargaba el fuego sobre el complejo Necron. Sabiendo que las fortificaciones enemigas estaban bien protegidas, golpearon la ladera de la montaña. Megatones de artefactos explosivos elevaron desgarros enormes en los flancos de la montaña. La metralla de roca y hielo llenó el aire cuando enormes losas de piedra se rompieron y tronaron en una avalancha aplastante. Las estructuras Necronas sin blindaje fueron derribadas, pero las fortificaciones más bien defendidas estaban medio enterradas por vastos montones de escombros y hielo destrozado.

En respuesta a esta espectacular salva de apertura, las defensas de los Necrones cobraron vida. Rayos de energía destellante saltaron de pilones de armas y relucientes menhires de defensa para azotar los flancos de la nave imperial. Uno de los bastiones de aterrizaje de Mortan quedó reducido a una bola de fuego girando en espiral lejos de la formación de desembarco imperial e impactó los campos de nieve distantes con fuerza meteórica. Al mismo tiempo, una fila tras otra de relucientes guerreros Necrones y máquinas de guerra emergieron de las estructuras caídas como insectos que defienden su colmena pateada.

La nave de desembarco imperial cayó sobre ellos. Un cathedrum de invasión retumbó sobre las laderas más bajas de la montaña y, mientras lo hacía, lanzando rayos de fuego desde su parte inferior. Dos docenas de escuadras de Serafines y Céfiros cayeron sobre la ladera de la montaña e iniciaron un avance peligroso y delimitado hacia las defensas traseras medio enterradas de la fortaleza Necrona. La nave de desembarco de los Caballeros se estrelló en medio de las estribaciones rocosas y sus pasajeros avanzaron como gigantes para atacar las bases de artillería periféricas Necronas.

Entretanto, Stern descendió de uno de los cientos de transportes y naves de desembarco para liderar el empuje masivo por la garganta del valle. Marchó a la cabeza de más de dos mil Hermanas de la Orden de Nuestra Señora Mártir y otras quinientas de la Orden de la Rosa Ensangrentada. Avanzaron hacia la nieve lleda de fragmentos de hielo con sus craseros ardiendo y sus voces entonando himnos de guerra, y junto a ellas llegaron varios miles de tropas de infantería y tanques de batalla del Astra Militarum. Cada Guardia Imperial presente temía la influencia ominosa de la Calma, pero a pesar del frío helado, los hombres y mujeres presentes sintieron la fe de las Hermanas de Batalla ardiendo en sus pechos. Con estas guerreras sagradas del Emperador a la cabeza, podían ganar esta lucha.

El líder de la guarnición Nihilakhi Necrona estaba menos convencido de ese hecho. Conocido por su absoluto desdén por las razas menores, el Phaeron Shemvokh había respondido a esta invasión no con pánico u horror, sino con indignación. ¿Cómo esas alimañas de carne se atrevían a mancillar sus posesiones con su presencia? ¿Cómo osaban atacar a sus mejores guerreros? Estas fueron las preguntas que surgieron de las sinapsis artificiales de Shemvokh cuando subió a su barcaza de mando Catacumba y condujo a sus legiones al asalto.

Miles de Guerreros Necrones marcharon por el valle, con el fuego gauss de sus armas desollando vivos a los intrusos. Las Cuchillas de la Necrópolis dispararon a través de los remolinos de la nieve, con su fuego giratorio dispersando a las Hermanas de Batalla y reduciendo los Basiliks y Wyverns a restos ardientes. Máquinas de guerra Necronas más pesadas se desplazaron a su paso, surgiendo de las nieves arremolinadas para desatar explosiones de energía cósmica sobre el avance imperial. Cenizas a la deriva y turbulencias se unieron a los fragmentos de hielo mientras escuadras enteras de Hermanas de Batalla y Guardias Imperiales eran aniquilados con cada descarga. Mientras tanto, en el corazón de la batalla, el Phaeron Shemvokh dirigió la marcha de su Necroguardia de élite, con la intención de abrir un camino a través de las filas humanas y desgarrar su línea de batalla en dos.

Stern vio todo este despliegue, con Caballeros enfrentándosea pilones defensivos con furia explosiva, guerreos imperiales y terrores Necrones trabados en furiosa batalla, y rezó con un fervor mayor por la intercesión del Emperador. Seguramente ahora sus visiones debían cumplirse y Kyganil traería el poder de los Ynnari en este momento crucial. Stern tenía sus razones para asaltar un lugar donde las secciones de la Telaraña se conectaban con el espacio real. Por un momento, creyó que era la llamarada distintiva de las puertas activándose, pero fueron los refuerzos Necrones los que marcharon a través de ellas, no los Aeldari.

Ephrael Stern, junto a sus hermanas en medio de la nieve y el humo, luchaba contra los Necrones que avanzaban sin descanso. Un momento después, su camarada Aeldari estaba a su lado.

-¡Kyganil! ¿Qué haces aquí? - preguntó ella, notando una opresión en su pecho. -¿Donde están los Ynnary?

-Ha sido un camino largo y sangriento el que he recorrido desde la última vez que hablamos, uno que me llevó por caminos oscuros a través de las puertas de este mundo- respondió Kyganil. Mientras hablaba, el magullado y ensangrentado Aeldari clavó sus espadas entre los Necrones. Los cuerpos androides cayeron chispeando y retorciéndose antes de desaparecer, y el paria asintió con satisfacción.

-No han venido a ayudarnos, ¿verdad?- preguntó Stern, alejándose de una explosión verde abrasadora y descargando su pistola en la cara de un Necron.

-Busqué a mis parientes, como instruyó la profetisa-, respondió Kyganil. Conduje al maldito lugar de las reuniones y así ayudé al destierro de la cazadora. Sin embargo, incluso en la victoria, hubo derrota. Incluso en el triunfo, hubo discordia. La senda de Khaine se bifurca una y otra vez bajo los pies de los que sirven a la muerte en la guerra, y busca ahogarlos en la sangre que derramaron. Incluso si hubieran deseado llevar su ayuda a este lugar, no podrían haberlo hecho, y la última vez que vi a la profetisa me dijo que, al menos en esta hora, no podía seguir el camino rojo.

Stern negó con la cabeza, renunciando a su maldición de todos los xenos sólo por el bien de Kyganil. Miró a su alrededor la batalla que se libraba, los valientes guerreros humanos arrojaron fuego a sus enemigos avanzando y aullando oraciones a los cielos incluso con el enemigo desollado, desintegrándose y quemándose vivos.

-No necesitamos su ayuda-, dijo, y su voz sonó tan fría y segura como el invierno eterno de este mundo devastado. -¡Tenemos fe y con eso sacudiremos las mismísimas estrellas!

Deliverance[]

Hermanas de batalla a la carga Ilustracion

En este momento en que la batalla se volvió contra los invasores imperiales, la puerta central del dolmen explotó con una fuerza tremenda. Un gran suspiro surgió de las líneas imperiales, redoblada cuando las últimas Serafines y Céfiros supervivientes salieron disparadas de los escombros de la puerta, con halos de poder sagrado brillando a su alrededor mientras continuaban luchando. Stern vio su ejemplo y supo que no podía hacer menos. No caerían ante una banda de alienígenas y ganarían esta victoria para el Imperium; las siervas del Emperador tenían fe y su furia, ¡y con esas armas se ganaría esta guerra!

Ese pensamiento ayudó a Ephrael Stern a desatar todo su poder. Con el pelo y la capa volando y los ojos brillando con fuego blanco, la Daemonífuga se elevó en el aire en el corazón de la batalla con las alas del Aquila extendidas a su alrededor, forjadas con rayos y llamas. Allí donde ardía esa luz, incluso los que se habían quedado quietos se levantaron de nuevo, con los ojos despejados, y los que languidecían, atacaron con cuchillas centelleando y gritos de batalla en sus labios. El Phaeron Shemvokh observó, desconcertado, ya que se suponía que el extraño campo de amortiguación de los Criptecnólogos evitaría tales manifestaciones de poder psíquico. No podía saber ni comprender qué era la fe sagrada, no era el poder generado por la disformidad, lo que permitió que se manifestara este milagro. Los guerreros imperiales lo entendieron bastante bien; sus oraciones e himnos se hincharon desafiantes cuando las energías de Stern azotaron las líneas Necronas, derrumbando una segunda puerta dolmen que cayó en llamas.

Sorprendido, el Phaeron que dirigía sus legiones, redobló su ataque. Sin embargo, para su asombro, fueron las asediadas fuerzas imperiales las que surgieron para invadir sus filas delanteras. El suelo tembló cuando los Caballeros Imperiales supervivientes irrumpieron desde lo alto para golpear a los Necrones por ambos lados, mientras Ephrael Stern y Kyganil se lanzaban sobre el Phaeron Shemvokh. El duelo que siguió fue feroz. Rayos de luz saltaron del báculo de Shemvokh mientras su Necroguardia atacaba y apuñalaba a sus atacantes con una habilidad perfeccionada durante eones. No pudieron detener la furia de Stern y ni el odio frío de Kyganil. Uno a uno, cayó la Necroguardia, hasta que la barcaza de Shemvokh explotó en el cielo por un rayo sagrado, quedando reducido a restos humeantes.

La lucha continuó otra hora tras la caída del Phaeron, pero con la fe resurgente en las filas imperiales y la estructura de mando Necrona hecha jirones, el resultado de la batalla ya no estuvo en duda desde ese instante. Cuando se rompió la ultima puerta dolmen y las estructuras a su alrededor fueron demolidas por el fuego de los Caballeros, una cosa estaba clara: la fe era un arma que el Imperium podía usar para contrarrestar el arma entrópica de los Necrones. El grupo de batalla Kallides aún podría triunfar.

Hacia la Tumba[]

Tras la victoria imperial en Cherist, la guerra en el Nexo Paria entró en una nueva fase. El mando del grupo de batalla se dio cuenta del rol crucial que la fe desempeñaría ahora en sus planes. Las Adepta Sororitas, los Templarios Negros e incontables predicadores imperiales pasaron a un primer plano y sus fervientes convicciones animaron los esfuerzos de sus camaradas.

El Iluminor Szeras estaba intrigado por la resistencia de los humanos a la matriz modal antidisformidad. Tanto él como sus Criptecnólogos habían trabajado incansablemente, diseccionando especímenes de miles de campos de batalla para discernir qué disciplina fisica usaban los humanos. Las afirmaciones de sus víctimas sobre milagros y la fe fueron descartadas como supercherías primitivas. Después de todo, los Necrones habían conocido a sus dioses y los habían hecho pedazos, ¡ahora no iban a creer que las deidades de razas inferiores tuviesen el poder de prevalecer donde los C´tan habían fallado!

Mientras Szeras ejercía su ciencia, la guerra arreciaba. La contraofensiva de Vie Almus Majora, la marcha de la muerte de Paradyce II, la batalla de la Estela Vorliana, cada conflicto hizo resurgir a las fuerzas Imperiales. Los efectos del Nexo Paria se atenuaron, pero no se pararon con el poder protector de la fe. Ayudados por congregaciones de predicadores fanáticos que abarrotaban las cubiertas y enloquecían a sus tripulantes hasta llevarlos al frenesí, varias naves mensajeras escaparon del Nexo Paria y regresaron con los contingentes de pacificación a remolque.

Las fuerzas imperiales no habían dañado un solo pilón Necron, y seguían sin entender su propósito o funcionamiento. Al estar gran parte del grupo de batalla concentrado en mantener a raya las legiones Necronas, recayó en la Lord Inquisidora Kyria Draxus el mando de esta esotérica pero crucial faceta de la guerra.

La Expedición Tredica[]

<<Comienza el extracto de voz>>

¡Por el Emperador!, mira esas estructuras. No importa cuántas veces las vea, cada vez que me encuentro con uno de estos edificios de noctilita me quedo sin aliento. Estaría asombrado si estas cosas no fueran tan heréticas y en contra de la orden del reino del Emperado...

<<El extracto de voz termina>>

+++

Hoy he descubiertouna banda de aliados más util escondida en la masa del Grupo de batalla Kallides. Ya sabía que los Tecnosacerdotes del mundo forja de Stygies VIII fromaban parte de esta fuerza. Lo que no había apreciado era que toda su cábala era de xenaritas. Creo que es mejor no comprometer en el registro de datos de cómo descubrí la verdadera lealtad de estos Tecnosacerdotes; baste decir que resultarán tremendamente utiles ahora que conozco sus creencias y la amplitud de sus conocimientos xenotecnológicos. Me ayudarán, por supuesto; ni siquiera los sacerdotes del Dios Máquina se cruzarían a la ligera con una Inquisidora. Además, si alguien hablase de sus creencias y predilección por el estudio de tecnologías alienígenas, serían perseguidos, letalmente, por los elementos más conservadores del grupo de batalla. Sin embargo, prefiero aliados dispuestos a obligados, y en esto los tengo precisamente donde los quiero. ¿Cómo podrían resistirse a descubrir los secretos de Tredica Ardaxis?

+++KD / / entrada de registro 5646 / / FIN+++

Fragmento C´tan Ilustracion

Tras revisar resmas de informes estratégicos, proféticos y xenoarqueológicos, Lady Draxus se concentró en el sistema Tredica como objetivo. Situado muy dentro del Nexo, había sido explorado por el Contingente VII, del cuál sólo había regresado una única escuadra de Vástagos Tempestus que apenas era coherente. Aún así, habían traído una gran cantidad de pictocapturas, augurios y metraje de las cámaras de los cascos que mostraban a tres mundos sacados de su alineación para mantenerse alrededor de un artefacto inmenso y negro como la noche en mitad del vacío. Las lecturas energéticas sugerían que al menos había un pilón en cada uno de los tres mundos y los testimonios de los supervivientes proveyeron a Draxus de detalles adicionales del interior de varias de las tumbas xenos. Fuese lo que fuese ese inmenso artefacto en el vacío, era la estructura más significativa que habían encontrado en el Nexo y Kyria Draxus ansiaba saquear sus secretos

La Inquisidora eligió personalmente a su expedición. Se la designó Contingente XIV y se componía de miembros de los Vigías de la Muerte, los Templarios Negros, las Hermanas de Batalla, los Vástagos Tempestus y un cónclave de Tecnosacerdotes procedentes del mundo forja Stygies VIII. Irían a Tredica, no con la necia pretensión de destruir los pilones del sistema, sino para recopilar información que ayudaría al grupo de batalla Kallides a entender las siniestras estructuras alienígenas para poder derrotarlas.

Los Vástagos Tempestus que habían escapado de Tredica guardaban un secreto. El Iluminor Szeras, que también buscaba respuestas, les había implantado unos escarabajos de bloqueo mental. Se le ocurrió que los campeones que los humanos enviasen a Tredica, serían excelentes candidatos para un interrogatorio. Sus conocimientos, esperaba Szeras, permitirían exterminar la infestación. El señor del Illuminor esperaba la confirmación del éxito de la matriz modal y toda resistencia de las alimañas humanas debía aplastarse con presteza y sin piedad. En esto, Szeras se había equivocado; Kyria Draxus ya había visto los efectos de los escarabajos de bloqueo mental y reconoció la trampa. Iba a partir con los ojos abiertos y acompañada de un elemento militar con el que los Necrones no contaban: Ephrael Stern.

Para cuando el Contingente XIV alcanzó el sistema Tredica, habían perdido una de sus naves por culpa de las corrientes de la disformidad en calma y se habían visto obligados a librar varias escaramuzas con fuerzas Necronas invasoras. El contingente entró en acción de inmediato. El Mariscal Kurtz de los Templarios Negros dirigió una incusrión a escala divisionaria contra el mundo de Tredica Decitor, mientras una fuerza de combate conjunta de Hermanas de Batalla y Vástagos Tempestus cayó sobre las plataformas de xenotecnología que orbitaban Tredica Fortis. Cuando los áuspexes confirmaron que las naves de guerra y las falanges de defensa Necron se desplazaban para enfrentarse a esas dos diversiones, Draxus lideró su propia fuerza en el auténtico ataque principal sobre Tredica Ardaxis. Este era el mayor de los tres mundos esclavizados por el ominoso obelisco del vacío. Era el mundo que mostraba más lectuas energéticas del sistema y del que habían "escapado" los Vástagos Tempestus esclavizados por los escarabajos de bloqueo mental.

Tredica Ardaxis era un próspero mundo colmena al que la ingeniería galáctica de los Necrones había sometido a un terrible estrés. Su atmósfera estaba contaminada por la ceniza y el humo de feroces erupciones volcánicas y sus antaño orgullosas colmenas se habían convertido en fosas comunes destrozadas.

Tres colosales pilones Necrones se alzaban en la superficie del planeta. Uno en su congelada cara nocturna, otro en su abrasada cara diurna y el tercero y mayor de todos en la brumosa banda del planeta, atrapado en el tiempo. Hacia este pilón se dirigió el crucero inquisitorial de Draxus, "Sombra del Paladín". Tredica Ardaxis era vigilada por las defensas orbitales Necronas, pero la gácil nave se coló bajo las bocachas de sus armas sin que pareciese haber sido detectada. Puede que se debiese a los inusuales escudos del crucero basados en tecnología de campo holográfico Aeldari. Para sus adentros, Kyria Draxus pensó que lo más probable es que estuvieran permitiendo su avance. Explotaría esa laxitud y se prepararía para lo que viniese.

El "Sombra del Paladín" se situó en una órbita a unas millas de la cima del pilón, que era tan grande que se adentraba en el vacío. Al estar tan cerca, los efectos del pilón se sentían con intensidad. Los predicadores patrullaban las cubiertas y pasillos en turbas multitudinarias, intentando proteger a la tripulación de la amenaza de la inmovilización con sus plegarias y su incienso santificado.

Esbeltas cañoneras surgieron de los hangares del crucero, equipadas con escudos como los de su nave nodriza. Se encaminaron a las estructuras de las tumbas que destellaban en el ocaso alrededor de la base del pilón. La estructura se alzaba desde el interior de la destrozada carcasa de una ciudad colmena, y todos los que iban a bordo de las cañoneras se enfurecieron por lo que los Necrones le habían hecho al mundo. No había ni rastro del enemigo mientras los vehículos aterrizaban y desembarcaba la fuerza combinada de Draxus con mienbros de los Vigías de la Muerte, las Hermanas de Batalla y Tecnosacerdotes a bordo de sus transportes personales blindados.

En cuanto las cañoneras despegaron, el Iluminor Szeras activó su trampa. Aparecieron unos portales verdes y de ellos surgieron aullantes oleadas de Guadañas de la Noche y Guadañas de la Muerte. Los primeros dispararon a las cañoneras imperiales que se retiraban, derribando a varias en espirales de fuego. Mientras, las Guadañas de la Noche barrían con sus haces de invasión las ruinas que rodeaban la fuerza de Draxus. Donde antes sólo había ruinas cenicientas y cadáveres ennegrecidos, ahora había una fuerza de élite de Inmortales y Necroguardias Necrones, dispuestos en un lazo sobre la fuerza imperial. Kyria Draxus reconoció la figura de miembros huesudos del Illuminor Szeras en su vanguardia y supo quién era el responsable de tanta miseria.

Rehusando la orden de rendición de los Necrones, Draxus usó el conocimiento recopilado del metraje de las cámaras de los cascos de los Vástagos. Ya había atisbado que ese lugar estaba infestado de portales de teleportación Necron y, en cónclave secreto con los Tecnosacerdotes xenaritas, había descubierto algo sobre su funcionamiento. En vez de rendirse al terror y a la confusión como había esperado Szeras, la fuerza Imperial encendió motores y arremetió contra el cordón Necron en dirección al portal de teleportación más cercano. Los bólteres y las armas de torreta destellaron mientras los transportes atravesaban las ruinas y dispersaban a los emboscadores de Szeras.

Los Necrones reaccionaron con rapidez, y más de un transporte imperial quedó inutilizado. Aún así, las fuerzas imperiales se apresuraron, alcanzando el portal envuelto en energía al que se dirigían. Desembarcando en la atmósfera hostil, el Tecnosacerdote se paresuró a sobornar al espíritu máquina alienígena que controlaba el portal mientras los Vigías de la Muerte y las Hermanas de Batalla desplegaban un fuego de cobertura. Los Necrones acechaban cada vez más cerca. Szeras redujo a cenizas a algunos guerreros imperiales con su lanza sobrenatural y siseó pidiendo refuerzos. Antes de superar a los defensores, el Tecnosacerdote logró su objetivo; se produjo un destello de energía y Draxus y sus guerreros desaparecieron. La irritación de Szeras se convitió en pura rabia cuando explotaron las cargas explosivas con temporizador colocadas por los Vigías de la Muerte, destruyendo el portal y toda perspectiva de persecución.

Draxus, Stern y sus camaradas se encontraron en un punto profundo de lo que suponían era el laberinto de estructuras de la base del pilón. Desorientados por la extraña geometría, las trémulas luces embrujadas, la maquinaría alienígena y los rincones de aspecto laberíntico, siguieron las lecturas distorsionadas de sus áuspexes; Draxus buscó artefactos que los xenaritas describieron como cristales mnemotécnicos, repositorios de conocimiento Necron que había vislumbrado a través de las cámaras de los cascos de los Vástagos y que, con tiempo y recursos, los xenaritas podrían saquear de información.

La fuerza Imperial tenía que luchar a cada paso. Creaciones canópticas surgían de la oscuridad para ser ahuyentadas con fuego de bólter. Guerreros Necrones se arrastraban desde portales deslumbrantes y se enfrentaban a las fuerzas de Draxus en costosos tiroteros. Con su número reducido, Ephrael Stern los lideró hasta su destino. Permitiendo que el Emperador guiase sus pasos, la Daemonífuga abrió la marcha hasta una enorme cámara en la cuál inmensas estalactitas y estalagmitas de maquinaria Necrona tamborileaban y destellaban. En su corazón había suspendida una gran figura humanoide cuyo cuerpo estaba forjado de llama viva, y que se retorcía y gritaba entre telarañas de energía esmeralda.

No había tiempo para especular sobre la utilidad que le habían dado a este C´tan cautivo. Apenas llegaron las fuerzas imperiales, nuevas oleadas de enemigos emergieron de las sombras para atacar. Alertada por su aliados xenarite, Draxus vio los cristales que buscaba fijados a un entramado de máquinas gravitatorias junto al C´tan encadenado. Ordenó a los Vigías de la Muerte y a las Hermanas de Batalla que formasen un perímetro defensivo y la Inquisidora se puso manos a la obra junto a los Tecnosacerdotes para extraer los cristales mnemotécnicos.

Una oleada tras otra de Necrones cayó sobre el menguante cordón Imperial. Los cartuchos de bólter despedazaron los cuerpos de los androides. Los impactos de las armas de plasma y fusión aniquilaron a más. pero por cada Necron que se desvanecía entre las deslumbrantes energías, otro se alzaba para ocupar su lugar. Ephrael Stern lideró la defensa y su energía sagrada danzaba para ennegrecer y desintegrar a los alienígenas inmortales mientras Kyganil tejía una danza de centelleantes hojas. Mientras los Necrones presionaban, Szeras apareció en sus lineas de retaguardia con un arsenal de máquinas de guerra a remolque.

Ni siquiera las fervorosas Hermanas de Batalla o los veteranos Vigías de la Muerte podían mantener la posición frente a las Arcas del Exterminio y Acechantes de la Triarca que vomitaban un fuego incesante sobre ellos. Comandos enteros fueron reducidos a cenizas. Escuadras de Vengadoras perecieron disparando al enemigo, mientras los Necrones de mirada vacía les sobrepasaban. Stern y Kyganil lucharon espalda contra espalda, resueltos a luchar hasta el fin contra ese enemigo al que odiaban mutuamente.

Fue entonces cuando Draxus gritó de triunfo, ya que había extraído los cristales que buscaba. El esfuerzo había matado a cuatro enaritas, reduciendo sus cuerpos a calcinados cascarones, pero aún quedaban suficientes para saquear los cristales si lograban escapar. Draxus se dio cuenta de que habían tardado demasiado. Los Necrones se aproximaban por cada flanco y sus fuerzas eran apenas la décima parte de su número inicial. Una retirada ordenada no era una opción ya que, incluso si lograban escapar de forma milagrosa, una fuerza tan diezmada no sobreviría a los peligros del complejo tumba lo bastante para encontrar el camino a la libertad.

Draxus valoró con frialdad las opciones que tenía e hizo lo único que podía. Giró su puño de combate hacia la maquinaria que mantenía cautivo al C´tan y la machaco hasta convertirla en chatarra chisporroteante.

Si la Inquisidora quería causar el caos necesario para cubrir su retirada, lo había conseguido. Relámpagos sobrenaturales explotaron en todas las direcciones mientras la jaula del C´tan se colapsaba. Le siguieron descargas llameantes a medida que el C´tan daba rienda suelta a su furia sobre aquellos que le habían apresado.

Draxus, Stern, Kyganil y sus pocos aliados supervivientes se reunieron para escapar mientras los Necrones desviaban el fuego al C´tan desatado. Las siseantes órdenes de Szeras habían adoptado un tono de pánico y parecía que, por el momento, los intrusos humanos habían sido olvidados. Aún así, sus posibilidades eran escasas.

Fue entonces cuando Draxus sintió cómo su carne se estremecía bajo la atención de una entidad alienígena imposiblemente antigua. Miró hacia la destellante faz del C´tan mientras éste alzaba una mano para señalarla. La Lord Inquisidora apretó los dientes, a sabiendas de que su muerte al servicio del Emperador había llegado. Entonces, la realidad dio una sacudida repentina y nauseabunda. Todo quedó bañado de calor y luz deslumbrante, pero cuando Draxus abrió los ojos aún estaba con vida. No sólo eso, para asombro de la Inquisidora y sus aliados supervivientes, habían sido transportados fuera de la tumba Necrona, al puente de su crucero en órbita.

A medida que los gritos de los guardias se calmaron, se hizo patente que, fueran cuáles fueran las razones que le habían conducido a ello, el Fragmento de C´tan había salvado a la Inquisidora Draxus y a sus camaradas. Pragmática como de costumbre, Draxus se prometió considerar las implicaciones de este extraño evento más tarde. Por el momento, ordenó, el contingente se retiraría y pondría rumbo a las líneas imperiales lo más rápido posible. Ya tenía su premio, ahora debía determinar su valor.

Ecos del Despertar[]

El silencio flota en el Nexo Paria como un espectro resucitado; ahoga los gritos de los psíquicos y hace que todos los seres vivos se encuentren dentro de las mortajas adormecidas de su propio terror exhausto, pero el caos aún gobierna la galaxia más amplia. El inmaterium se enfurece y agita, sus energías se derraman en mareas implacables de tormentas de la disformidad hasta que las manifestaciones malignas, las mutaciones psíquicas y las guerras de aniquilación alcancen proporciones epidémicas.

[Estación de vigilancia Hadrax-3-7, sistema Sol, sector fronterizo sur 64/H]

Este es mi séptimo informe desde que la anomalía apareció por primera vez. Sin duda será el último. Me resigné al hecho de que nadie está escuchando, pero informo de todos modos porque es mi deber para con el Emperador hacerlo. La actividad empírica es ahora de una magnitud esperada del trescientos cuarenta y dos por ciento, y los augurios psíquicos siguen subiendo. No cabe duda de que ahora se trata de un frente de tormenta de la disformidad que se abre al sur galáctico de Luther McIntyre. En sí misma, esta catástrofe es suficiente para llevar a la mitad de los adeptos a la locura. Gerum, en particular, tuvo que ser restringido por la fuerza y lobotomizado químicamente tras su alboroto por las cubiertas del motor hace tres ciclos. Pero ahora... Trono, no sé cómo describir lo que estamos viendo. Naves xenos... naves xenos vivas, leviatanes inmensos del profundo vacío se derraman como el vómito de las fauces de la tormenta. La esencia de la disformidad se aferra a sus figuras y luego se deshace como si no puediera tocarlos. Los zarcillos se retuercen en la oscuridad del espacio. Los ojos compuestos brillan, impermeables al frío mortal del espacio. Nos han...perfumado, creo. Se acercan cada hora, y no soy tan tonto como para creer que las bestias sean benévolas. ¿Qué es, en esta maldita galaxia? Por favor, por amor al Emperador, si alguien recibe esto, que tenga en cuenta que hay cientos de estas naves vivas, tal vez miles, y están presionando por el sector Sol. Que el Emperador nos salve a todos.

+++

< Informe tras la cción / Teatro de combate Delta-Hespex / Sargento de artillería Harker / Diablos de Catachan> inicio del registro:

No sé lo que eran. Nunca he visto nada igual, y he luchado contra los malditos necrones las suficientes veces para conocer a mis asesinos acosadores desde mis fantasmas de la tumba. Estas cosas eran grandes. Maldita sea grandes. Altos, con piernas delgadas y metalicas, tanto que rozaban las copas de los árboles a cada paso, y sus malditas armas... Que el Trono me lleve, pero esas cosas podrían abrir un agujero a través de la piel de un triturador de piedra a cincuenta pasos. ¿Ganar? Tuvimos suerte de salir con vida...

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¿Lo sientes? ¿Emergiendo de las profundidades de los fuegos de la condenación? ¿Cerrándose sobre ti como un puño? Es la mano de Abaddon, y tienes razón al temerla.

+++

Mi señora Inquisidora,

Lamento informarle que es lo que usted temía; [ELIMINADO] se ha detenido. Todas las instalaciones aquí permanecen intactas y, gracias al Emperador, los especímenes todavía estaban en sus amniotanques, todavía dormidos. Lo que sea que haya secuestrado a las poblaciones humanas de estos mundos claramente no tenía inclinación de despertar a [ELIMINADO]. Según sus instrucciones, hemos promulgado protocolos de purgación y ahora regresamos al sitio de extracción.

En una nota personal, me siento obligada a agregar, Lady Draxus, que lo que sea que esté trabajando en estos mundos, es impío. Al salir de nuestro transbordados, nos encontramos caminando sobre una alfombra de aviares quietos. Muchos todavía vivían y respiraban pero... no hicieron nada para evitarnos. Todavía escucho sus huesos frágiles crujir... estallando bajo nuestras pisadas. Las estribaciones, el bosque y... la instalación en [ELIMINADO]... no muestran signos de vida o movimiento, no hay sonido, excepto el gemido del viento. Perdimos a tres de los nuestros por la calma y... mi señora, incluso yo no puedo negar el entumecimiento que se arrastra... Espero... espero... yo....

<< La transmisión finaliza después de tres minutos de murmullos incoherentes y otros dos-punto-tres de silencio>>

+++

Séptuple el silencio y séptuple el clamor.

Séptuple la peste que pudre el encanto del ángel.

Séptuple las criaturas que bailan sobre la tumba.

Séptuples los presagios en la cueva del daemon.

Séptuple los pecados que se partieron bajo el velo.

Séptuples las tinturas vertidas en el grial.

Séptuples los peajes cuando la flota final zarpa...

+++

>> MEMOFRAGMENTO PARCIAL SALVADO

>> REGISTRO: NAVE EXPLORADORA 87

/ / 4-10

>> ORIGEN: NÚCLEO DE CIRILLO PRIME

>> UBICACIÓN: [[PENDIENTE]]

>> SELLO DE FECHA: [[PENDIENTE]]

>> TRANSCRIPCIÓN DE EXTRACTO : : : : :

...repito que llevamos cuarenta y dos días galác... ticos al oeste de la estación vacía de Trajax que se acerca al subsector 47-Grendel... iferia del núcleo galáctico. Fuimos atrapados por alguna forma de campo gravitacional convertido en arm... y... Interrogativo, ¿qué... eso? Por el Omnissiah... la emanación es origina... de esa nave. Asistir a las marcas... su casco. Esto... no puede ser. Ofici... dogma de archivo... los... ¡extinguidos!... evidencia empírica... no se puede negar, no importa... herética su verdad. Esa... nave pertenece a... Escua...

+++

+++Vocoseñal interceptada+++

+++envío de espíritus-dato+++

+++inicio de intercepción+++

Arnulf. yo tenía razón, hijo de Troll ciego de la ventisca. Me debes un barril del mejor de Slavnir. Gunnar retomó el rastro nuevamente al sur de las minas de sulfridium y, lo juro por los colmillos de Russ, no hay forma de que fueran solo "bestias salvajes". Hay pistas suficientes para docenas de... Fenris sabrá... ¿algún tipo de corcel quizás? Rasguños. Hendiduras profundas... estas cosas eran grandes, fueran lo que fueran. Ruedas también, neumáticos grandes y orugas transportando mucho peso. Hay marcas de arrastre como si llevaran cosas a su paso. ¡ Y la basura! Por las llamas de la temporada de fuego, había pedazos rotos de metal y madera, casquillos dispersos de carne y hueso, tripas gastadas, restos del Todopoderoso y quien sabe qué más. Son Orkos, Arnulf, seguro como que soy Fenrisiano. Son los Orkos, y los vamos a cazar. Te traere uno o dos colmillos para que no olvides lo equivocado que estabas, ¿eh?

+++fin de la intercepción+++

+++

Mi señora,

He hecho lo que he podido, y conoce bien mis habilidades para entender que esto es más de lo que otros Astrópatas podrían haber hecho por usted. Entienda que no digo esto por arrogancia; la arrogancia, después de todo, proviene de una sobreestimación de los talentos de cada uno, en lugar de una simple aceptación de su valor excepcional. De todos modos, he averiguado muy poco de los registros que me dio para estudiar. Si, sea cuál sea este mensaje, ciertamente al crucero de asalto "Venganza de Ithraca, y si, el capitán de esa nave era, quizás lo sea aún, el capitán Aeschelus. Creo que la nave puede haber estado unida e nalgún momento a la Flota Quintus de la Cruzada Indomitus, lo que sólo podría explicar de alguna manera su aparente mala fortuna. No soy, después de todo, alguien que disfrute con las fantasias fatuas del ganado al que llamamos sirvientes del Emperador, pero ni siquiera yo puedo ignorar la evidencia. La flota quintus está maldita, mi señora, y sospecho que también lo estaba esta nave.

+++

Nos persiguieron y maltrataron, nos victimizaron milagrosamente, vinieron todos al reino del Rey Carmesí, porque en su reino siempre habrá un santuario para aquellos que estén dispuestos a servir y sacrificarse. Ven a hacer de este reino todo lo que pueda ser. Ven a servir y serás salvado.

+++

Por orden de la Abadesa Sanctorum,

Que no haya Hermana del Adepta Sororitas que no levante las armas y luche por el santo Dios Emperador en esta hora más oscura. Que nadie quede inactivo cuando, pueda, por su tarea y el derramamiento de su sangre, avivar los fuegos de la fe y de la esperanza. Sólo esas llamas ahora retienen la oscuridad de la condenación, y en el brillante resplandor de su luz, expulsa a las sombras y la esperanza nace de nuevo.

Levantaré mi espada. Encenderé los fuegos. ¿Quién de vosotros estará a mi lado?

+++

...faro-servidor despertado <

...Anomalía vacía augur retorno <

...servo-pronóstico <

...servo-pronóstico <

...servo-pronóstico <

...contacto confirmado -

Classificatum: pecio- Asignación autónoma: Ogre Abominatus - Trayectoria trazada, sistema de Catachan máximo peligro - Emitida clarificación astrotelepática - Interferencia empírica sustancial - Clariones adicionales emitidas

ref: Capítulos Adeptus Astartes

...Respuesta pendiente <

...Respuesta pendiente <<

...Respuesta pendiente <<<

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Castellano,

Confío en que a la recepción de este pergamino de datos, estés sano y concentrado, porque una gran tarea está por delante. Garran, tus hermanos de batalla te necesitan. Ya sabes a qué maldito mundo viajaron con los hijos de Lion. Conoces los peligros a los que se enfrentaron para detener el ritual e los cíclopes. Fue una suerte más allá de la mera providencia que tantos de nuestros hermanos alcanzaran la seguridad en la estela de la batalla, pero no todos lo lograron. Algunos permanecen perdidos en medio de un desierto maldito, perseguidos por los condenados. Creo que no debemos abandonar tan a la ligera a nuestros hermanos. Conoces tu deber, Castellano. No les falles

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Fuentes[]

  • Libro de campaña Despertar Psíquico: El Renacer del Fénix.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Fe y Coraje.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Sangre de Baal.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Ritual de los Condenados.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: El Bien Supremo.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: La Saga de la Bestia.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Guerra del Motor.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Guerra de la Araña.
  • Libro de campaña Despertar Psíquico: Paria.

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