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Mantícora 7

Tanque Lanzacohetes Mantícora.

El Mantícora (Manticore en inglés) es una pieza de artillería utilizada exclusivamente por la Guardia Imperial, y que está montada sobre un chasis Chimera

Es ampliamente utilizada por los comandantes de la Guardia Imperial que desean acabar con el enemigo rápida y ferozmente. Debido a su nula capacidad de combate a corta distancia, se usa en la retaguardia, de igual manera que los Basilisks y otras piezas de artillería.

Historia[]

El Lanzamisiles Mantícora es un mecanismo de asedio que se remonta a los primeros días del Imperio. En su día, estos potentes artilugios de artillería se montaban sobre tanques portando una gran variedad de cabezas armadas. Con el tiempo, la caída de mundos forja y la pérdida de conocimiento tecnológico tras el velo de la mitología, se ha reducido la versatilidad del Mantícora. Sin embargo, aún existen algunas variantes diseminadas por rincones distantes del Imperio. Según establecen los estándares del Munitorum, el Mantícora es enviado a la batalla cargando cuatro de los poderosos cohetes Storm Eagle. Estos proyectiles son, con diferencia, el armamento más potente que se conserva para este lanzamisiles y son más que capaces de provocar daños insostenibles a cualquier oponente.

Cada cohete Storm Eagle es un arsenal en sí mismo. Montado sobre un propulsor de un solo cuerpo y equipado con auspex de guía y detonación, estos proyectiles son capaces de realizar bombardeos en un radio de alcance extremo. La ojiva del Storm Eagle contiene bastidores concéntricos de cargas altamente explosivas, cada una empapada en ungüentos sagrados del Mechanicum y cubierta con escrituras de los Cien Cánticos de la Ira. Surcando el campo de batalla sobre una estela de fuego, el Storm Eagle desciende sobre el objetivo como un ángel vengador. El ensordecedor ruido del cohete acercándose provoca que el enemigo se venga abajo por el terror, o salga despavorido en un fútil intento por salvarse. La ojiva sagrada se abre directamente sobre la zona del objetivo, liberando sus cargas sobre una extensa área. Las tropas abandonan sus posiciones y las tripulaciones dejan atrás sus tanques en el fútil intento de escapar de una muerte cierta. Se sabe que algunos oponentes han intentado en vano destruir los cohetes del Mantícora mientras estos todavía están en el aire, en un desesperado último intento de supervivencia. Pero todo intento es en vano. Los tanques salen despedidos por el impacto de las explosiones o son completamente pulverizados por la fuerza de múltiples detonaciones y la infantería es desintegrada o lanzada por los aires, sus cuerpos ennegrecidos cayendo alrededor de la zona de impacto como ceniza en una conflagración infernal. Cada cabeza armada desata una tormenta de explosiones que sólo deja un rastro de escombros furiosamente esparcidos.

Aunque su potencia es innegable, el Mantícora es maquinaria antigua, propensa a exhibir considerables excentricidades tecnológicas. La recarga del Mantícora supone varias horas de trabajo cuidadoso e ininterrumpido por un equipo de tecnosacerdotes y servidores  especializados. Este proceso es imposible de realizar en el campo de batalla, limitando la disponibilidad de munición del tanque en combate. Este hecho, unido a la significativa antigüedad de los Mantícoras aún funcionales conlleva que sus espíritus máquina destaquen por su temperamento y truculencia. Si las condiciones presentes no son del gusto del tanque o sus sistemas no son tratados con la necesaria delicadeza, es sabido que el Mantícora puede dejar de funcionar intencionadamente. Los cohetes Storm Eagle pueden desviarse completamente de su trayectoria, caer a plomo sin vida o directamente ignorar la presión de las runas de lanzamiento con una indiferencia desalentadora. Se conoce que en muy extrañas circunstancias algún Mantícora ha disparado de forma no intencionada toda su munición a la vez causando una andanada capaz de aniquilar ejércitos enteros. Durante la Segunda Guerra de Armageddón, se sabe que muchas tripulaciones de Mantícora modificaron sus vehículos para que tuvieran este mismo efecto devastador, una alteración de la máquina considerada una aberración a ojos de los tecnosacerdotes del Mechanicum. Lo normal es que la tripulación del Mantícora acostumbra a reverenciar a la máquina tanto antes como después del combate, solicitando con humildad su permiso para disparar el armamento y tras ello agradeciéndole que dispense la ira del Emperador.

Pese al comportamiento impredecible del Mantícora, muchos comandantes consideran que las recompensas de su uso compensan de sobras los problemas que les suelen asociar. Una único Mantícora tiene un valor asignado por el Munitorum equivalente a una batería completa de orden inferior y por un buen motivo. Cuando los tanques son asignados a los regimientos de la Guardia Imperial como soporte, la mayoría de los oficiales los emplean como herramientas de terror en momentos clave de la batalla, empleando la potencia del Mantícora para lanzar el golpe definitivo.

Armamento[]

El Mantícora puede equiparse con diferentes tipos de misiles, incluyendo los misiles Mantícora estándar, cohetes antiaéreos Sky Eagle y cohetes Storm Eagle. Además de los cuatro misiles, el vehículo está equipado con un reflector, descargadores de humo y un bólter pesado en el casco, el cual puede ser reemplazado por un lanzallamas pesado. También puede ser equipado con una red de camuflaje, una pala excavadora, blindaje adicional, un misil cazador-asesino, una ametralladora pesada o un bólter de asalto en el afuste exterior.

Miniatura[]

Galería[]

Fuentes[]

  • Imperial Armour I.
  • Codex: Guardia Imperial (5ª y 8ª Edición).
  • Imperial Armour - Apocalypse II.
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