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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Kavadorez poe Wayne England

En Gorkamorka, al noroeste de Mekaburgo, a varios días de viaje a través de un desierto abrasador, se encuentran las Pirámides. Llegar hasta ellas es un viaje peligroso. Una banda ha de soportar el sol ardiente, las tormentas, las arenas movedizas, las grietas escondidas en la arena y los horrores de la gélida noche. Sólo los más temerarios emprenden el viaje, y sólo los más afortunados y decididos logran regresar. ¿Qué puede impulsar a una banda a realizar algo tan desesperado? La respuesta es simple: piñoz y gloria, ya que las Pirámides y la tierra que las rodea poseen una riqueza inimaginable. Por supuesto, para conseguir esta riqueza hay que tratar con los habitantes de las Pirámides: ¡Los Kavadores!

Orígenes[]

Portada Salvajes del Desierto por Dave Gallagher

Las leyendas más viejas de los Kavadores, aquellas que han sobrevivido a la anarquía de las Guerras Prekavadores, hablan de una antigua raza que exploraba las entrañas de los mundos. Los antepasados de los Kavadores, se dice, vivieron antes de la llegada de los Orkos. Se cuenta que eran seres maravillosos, más avanzados incluso que los Orkos, que montaban en enormes Kamiones que volaban por el cielo y podían saltar entre las distantes estrellas. Entonces llegá la Gran Explosión y el mundo quedó sumido en la más profunda oscuridad.

Los Historiadores de los Kavadores, que son muy pocos y son considerados unos locos por los demás Kavadores, han estudiado las leyendas de Orkos y Kavadores, y han reconstruido la siguiente historia.

La llegada del pecio de los Orkos y la Gran Explosión están de algún modo relacionadas entre sí. Si fue el choque del pecio espacial lo que causó la Gran Explosión, o la Gran Explosión la que hizo que el pecio espacial surgiera violentamente de la disformidad es imposible de decir. Fuera cual fuese el catalizador, en el mismo momento en que el pecio espacial fue arrojado fuera de la disformidad, los antepasados de los Kavadores quedaron atrapados por la Gran Explosión.

La llegada de la oscuridad[]

Kavador con Hacha

Como los antepasados de los Kavadores habitaban bajo tierra, no existe demasiada información de lo que ocurrió sobre la superficie durante y después de la Gran Explosión. Los mitos antiguos hablan de un enorme fogonazo de energía que iluminó los cielos, y se propagó aún más allá, hasta las estrellas. Entonces el planeta se vio sumido en las convulsiones de un terrible terremoto, el planeta tembló, y las entradas a los túneles bajo las pirámides se derrumbaron, enterrando a centenares y atrapando a los antepasados de los Kavadores en la oscuridad. Nadie sabe cuanto duró la noche, y las leyendas que han sobrevivido hasta el presente hablan sólo de cómo la tierra tembló durante un año y de cómo caían los muros y las cámaras se derrumbaban.

Durante la Oscuridad, los antepasados de los Kavadores cayeron en desgracia. En su desesperada búsqueda de luz y comida, se atacaron los unos a los otros. individualmente o en grupos, combatieron entre ellos, derramando la sangre de los que una vez habían sido sus iguales, por conseguir la posesión de los artefactos mágicos que podían producir comida de la nada y luces maravillosas que ardían durante toda la vida. Ésta fue la primera Guerra Prekavadores, o la Guerra de las Tribus. Después de ella se establecieron las primeras tribus. Las diferentes tribus se dividieron y siguieron caminos diferentes hacia la oscuridad de los túneles.

Sin embargo, a medida que los años pasaban, las tribus se hacían más grandes con cada generación, expandiéndose por sus oscuros cubiles bajo las Pirámides. El espacio y los recursos eran limitados y las atestadas condiciones de muchas tribus llevaron a la segunda Guerra Prekavadores, o como es conocida más comúnmente, la Guerra de la Traición. Las tribus combatieron entre ellas y contra las demás. Se crearon nuevas tribus con los guerreros más jóvenes y agresivos, que se vieron obligados a buscar sus propias cavernas y corredores donde habitar.

La Guerra de los Chatarreros[]

Kavador con Escopeta

Entonces se desencadena la tercera Guerra Prekavadores, o la Guerra de los Chatarreros. Una de las nuevas tribus, conocida como los Chatarreros, había desaparecido en las profundidades de los túneles, lugares de horror y malos augurios, y se había dado por perdida. Ya entonces los extraños peligros que acechaban en los túneles sombríos hacían su presa en los Kavadores. Algunos Kavadores habían desaparecido mientras buscaban comida, pero la Guerra de los Chatarreros fue precedida por un tiempo de pesadilla, en el que las malignas monstruosidades de las profundidades llegaban cada vez más lejos, y las desapariciones y mutilaciones alcanzaron proporciones terribles. Las tribus se vieron sumidas en la confusión, sus mejores guerreros habían sido presa de fuerzas invisibles, sus hogares destruidos por horrores ancestrales. Entonces regresaron los Chatarreros, surgiendo entre las sombras y causando todavía una mayor desolación a su paso.

Los Chatarreros trajeron a más cazadores sobrenaturales con ellos. ¿Quién sabe cómo se aliaron esos horrorosos guerreros, qué pactos hicieron para conseguir su ayuda? Todo lo que se sabe es que los Chatarreros se propagaron por los túneles como una plaga devastadora. Entregaron un Ultimatum a cada una de las tribus en que indicaban que o se sometían a su autoridad o serían destruidas. Algunas de las tribus más viejas resistieron, pero su historia termina en lo Guerra de los Chatarreros sin el menor rastro sobre su destino. Los Chatarreros dividieron todavía más las tribus, convirtiéndose cada uno de ellos en jefe de su propia comunidad. Aunque las rivalidades entre tribus todavía perduran hoy en día, los Chatarreros, y la callada amenaza que imponen aseguran que será imposible que vuelva a estallar otra guerra intertribal total en los túneles.

La gran excavación[]

Las generaciones pasaron, y las tribus expandieron más aún su control. Bajo el control de los Chatarreros, regiones anteriormente inexploradas se hicieron accesibles, y con el paso del tiempo las tribus encontraron los desmoronados accesos a la superficie. La Gran Excavación había comenzado. Todas las tribus enviaron sus guerreros más fuertes y bravos a excavar para permitir a las tribus salir de la oscuridad. Fue un trabajo duro en el que utilizaron las manos y herramientas simples, rompiendo las enormes rocas y trasladando los cascotes hacia cavernas más grandes. Muchos murieron atrapados por los repentinos desprendimientos de rocas. Muchas veces docenas de guerreros eran barridos por una lluvia de arena que caía desde arriba. Sin embargo, las tribus continuaron trabajando imperturbablemente durante años.

Salvación[]

Kavadorez Arkeólogo

Entonces se oyeron ruidos distantes, monstruosos bramidos y rugidos procedentes de más arriba. Los túneles temblaban cerca de los equipos de trabajo y los guerreros temblaron atemorizados ante lo que pudieran descubrir. Entonces, un día, cuando los sonidos ensordecedores resonaban en las cámaras, una de las salidas se abrió y la luz del sol entró a raudales. Por primera vez desde hacía cien generaciones que los miembros de las tribus vieron la cegadora luz del día.

Cuando los Chatarreros se reunieron alrededor de la brecha vieron formas moviéndose por la superficie. Guerreros de piel verde corrían por la pendiente rocosa, mirando sorprendidos a los hombres medio cegados. Eran criaturas horrorosas con fauces cubiertas de dientes y músculos prominentes. Los humanos, aterrorizados, huyeron despavoridos. Los Chatarreros, reuniendo todo su coraje, se adelantaron. Los recién llegados miraron a los humanos llenos de suspicacia mientras los Chatarreros tropezaban al subir la ladera de arena y salir a la superficie. Lo que iban a presenciar iba a cambiar para siempre las vidas de los miembros de las tribus.

Cuando los miembros de las tribus surgieron de sus túneles, fueron recibidos por la visión de gigantescas garras mecánicas desgarrando roca y arena, llenando el aire con el sonido de rocas partiéndose y el humo de sus ruidosos motores. La meseta estaba plagada de pieles verdes corriendo por todas partes con sus poderosos vehículos, gritando, maldiciendo y disparando sus extrañas armas. Los Chatarreros miraron sus ropajes desarrapados que, aunque espléndidos a la mortecina luz de los túneles, no eran nada comparados con los sorprendentes vestidos, los extravagantes peinados, y los Buggies y Motocicletas de colores brillantes que los rodeaban. Con los ojos desorbitados por la sorpresa, recorrieron los alrededores, empujados por los Orkos, esquivando extraños Kamiones repletos de guerreros pieles verdes, y siendo observados por ojos rojos desde todas las direcciones. El Mekániko que dirigía la excavación dio un paso adelante y se plantó delante de los humanos. Irguiéndose en toda su altura, el Orko miró de soslayo a los Chatarreros. Pronunció una sola palabra antes de pasar junto a los humanos y dirigirse hacia las profundidades.

"¡Kavadoresl"

La expulsión de los Orkos[]

Kavadorez en fuerte

Decir que los Kavadores quedaron impresionados por los Orkos es demasiado poco. Para ellos, cuyo único armamento habían sido poco más que palos y espadas, las enormes armas de fuego y las armas de extraño diseño de los Orkos eran aparatos maravillosos. Las Motoz, Buggies, Orugaz y Kamionez que acarreaban una multitud de Orkos a través del desierto inspiraban respeto, y los Kavadores inmediatamente quedaron dominados por un fuerte deseo de poseer estos objetos para ellos.

Al principio los Orkos no tuvieron ninguna consideración por los Kavadores. Tomaron los túneles y esclavizaron a los Kavadores. Escucharon los relatos de los Kavadores sobre artefactos enterrados, y robaron todos los ejemplos de tecnología arcana que pudieron encontrar para vendérselos a los Mekánikos. Cuando la admiración inicial por los Orkos empezó a desvanecerse, los Kavadores vieron las verdaderas intenciones de los Orkos: esclavizar a todos los Kavadores y saquear sus dominios. Los Chatarreros poco podían hacer para evitar esto. Por naturaleza, los Orkos eran mejores guerreros y sus armas simples pero brutalmente eficientes superaban con mucho a cualquier cosa que los Kavadores pudieran utilizar.

Entonces, una noche, cuando los Orkos reían alrededor de sus campamentos en el exterior y maltrataban a los Kavadores en los túneles, los horrorosos aliados de los Chatarreros se dieron a conocer. En ese breve lapso de oscuridad, los Orkos que había en los alrededores de las Pirámides y los túneles fueron masacrados, y sólo quedaron unos pocos supervivientes para llevar el mensaje a los demás Orkos. Los cuerpos de los Orkos no se encontraron jamás, sus armas quedaron esparcidas por el suelo, sus vehículos hechos chatarra o destrozados. Enormes cráteres cubrían el desierto y marcas de quemazones y cenizas ardientes llenaban los túneles.

Los Orkos que huyeron al desierto fueron recogidos días más tarde por sus kolegas pieles verdes. Hablaban de ojos resplandecientes rodeando los campamentos, y que entonces el ataque vino de ninguna parte. Juraron que hasta las Pirámides brillaban de energía y que se habían abierto enormes portales invisibles que vomitaron un ejército absolutamente terrorífico. Balbuceaban demencialmente, desvariando sobre monstruosidades de la noche que masacraban a muchos Orkos con llamaradas de luz y arrastraban a otros, para ver cómo repentinamente se ahogaban sus gritos en la oscuridad. Cuando llego la mañana los efectos de la destrucción eran enormes y los Orkos huyeron de la meseta, abandonándola a los Kavadores. Denominaron la zona Morgargdurlurkubkardregsnikslag: Fortaleza de antiguo y temible poder, tierra de la muerte acechante, del dolor y la destrucción. Es un nombre que inspira el pavor más profundo en una raza que casi no teme a nada.

Los Kavadores en la actualidad[]

Kavador luchando contra Orko

Los Orkos fueron recuperándose lentamente de su expulsión de la meseta. Cuando los Kavadores empezaron a llevar la tecnología enterrada de las Pirámides a los Mekánikos empezó el comercio. Las maravillosas armas y objetos que los Kavadores sacaban de sus túneles eran muy codiciadas por los Mekánikos, que cada vez querían más, y la demanda aumentó. Los Kavadores estuvieron encantados de proporcionarles los antiguos artefactos a cambio de sus Akribilladores, Eskopetones, Kamiones y Granadas.

Los Kavadores pronto fueron expertos en el arte de registrar su territorio en busca de las viejas armas de razas olvidadas hacía tiempo, y cuanto más familiares se volvían con las armas y el equipo de los Orkos, mayor comprensión lograban de los objetos que poseían desde hacía tanto tiempo. Descubrieron que sus simples porras en realidad eran pistolas, mientras que los brazaletes de los Chatarreros, tras una meticulosa inspección, llegaban a producir resplandecientes campos de energía que protegían a su usuario. El don del conocimiento que los Orkos trajeron consigo fue invaluable y los Kavadores les han estado eternamente agradecidos por ello.

A medida que las relaciones entre las dos razas se intensificaron, el temor inicial de los Orkos hacia los Kavadores fue desvaneciéndose (aunque su pavor hacia las pirámides persiste). Actualmente los Orkos consideran a los Kavadores como algo divertido pero necesario para la vida, mientras que los Kavadores, a medida que aprenden más sobre la Sociedad Orka y el gran Gorkamorka, más desean ser como los Orkos.

La sociedad de los Kavadores[]

Kavadorez en Buggie

Los Kavadores continúan divididos en tribus dirigidas por los Chatarreros. A cambio de armas y vehículos Orkos, los Kavadores continúan vendiendo chatarra a los Orkos. Al intentar emularles al máximo, los Kavadores también recorren el desierto (al que llaman "Arriba" en contraposición a los túneles, que denominan "Abajo") en busca de fragmentos del pecio que puedan transportar a Mekaburgo. Acostumbran a enfrentarse entre otras bandas de Kavadores y Orkos por el derecho a excavar, luchar contra los Incursores Mutantes y perseguir a los Revolucionarios Gretchins como sus vecinos pieles verdes. También se introducen tanto en la cultura Orka como les es permitido.

Los Kavadores no sólo asumen el estilo de vida Orko, sino que intentan parecerse lo más posible a los Orkos. Los musculosos cuerpos de los pieles verdes, sus afiladas garras y poderosos colmillos son una temible visión, y los Kavadores visten ropajes especialmente preparados y cascos decorados para parecer lo más Orkoide posible. Cuanto mayores sean el prestigio y la posición de un Kavador, más voluminoso será su vestido, hasta llegar a los Arkeólogos y Chatarreros, que llevan enormes arneses bajo sus ropajes para simular hombros voluminosos y torsos hercúleos, cascos pintados con pavorosos rostros Orkos, penachos y mechones de colores brillantes por todas partes, así como numerosos tatuajes que hablan sobre su fuerza y sus lealtades.

Los Kavadores utilizan la teknología Orka en todos sus aspectos, pero muchas veces la amoldan a sus propias necesidades. Los Kavadores no pueden soportar los resplandecientes soles de Gorkamorka tan bien como los Orkos, y sus vehículos muchas veces están cubiertos con redes y esteras para protegerse del calor durante los viajes largos. Los Kavadores decoran sus vehículos con los cráneos de sus enemigos y con los extraños huesos alienígenas que encuentran en los túneles mientras buscan teknología enterrada. Montan piezas de teknología inutilizable a sus Buggies, lucen collares de cristales resplandecientes, y por lo general intentan ser tan impresionantes como los Orkos les parecieron en aquel lejano primer día de contacto. Es un proceso que se ha mantenido vivo, y cada nueva generación de Kavadores intenta actuar de un modo todavía más Orko y con un aspecto más fiero que el anterior.

Kavadorez en Mekaburgo[]

Kavadorez contra Orkos

Al igual que las bandas de Orkos, las bandas de Kavadores van a Mekaburgo para vender su chatarra, comprar provisiones, armas y equipo, ir a los Mekánikos, visitar a los Matazanos, etc....

Más que gustarles, los Orkos toleran a los Kavadores. Son considerados como una molestia necesaria si los Mekánikos quieren tener los mejores componentes de tek para construir Gorkamorka. Aunque los Orkos tengan tratos con los Kavadores, un humano nunca será tan bueno como un Orko. En realidad, los Orkos no son capaces de tomarse a los Kavadores en serio. Por esta razón, los Mekánikos rara vez construirán o personalizarán un arma o un vehículo para un Kavador, sino que normalmente lo dejará en manos de uno de sus Manitaz para que vaya practicando. Una banda de Kavadores ni siquiera puede aproximarse a Mekaburgo con cierto grado de seguridad hasta que haya demostrado ser merecedora de respeto en combate. Hasta que el Arkeólogo haya ganado su primera batalla o haya sobrevivido a dos combates, la banda de Kavadores no podrá visitar a los Mekánikos para llevar a cabo sus tratos.

Una vez superada las condiciones, la banda podrá visitar Mekaburgo, pero seguirá siendo tratada con muchos comentarios despectivos y miradas de soslayo (por no mencionar la hostilidad más directa y los zarandeos), Hasta que la banda haya demostrado ser verdaderamente merecedora de ello, no recibirá buen trato por parte de los Mekánikos.

No es raro que un Mekániko incremente deliberadamente la factura ("Tarifa para Kavadores" lo denominan) por que uno de sus Manitaz le añada extras a los vehículos de los Kavadores, incluso algunos son menos escrupulosos y se quedan con los piñoz y coloca a los pies de los Kavadores varios objetos totalmente inservibles. "¡Akí eztá el kacharro, ke oz lo pazéiz bien!" es lo que suele decir el mekániko en estos casos tras quedarse con todo el dinero. Por supuesto, los Kavadores no tienen ni la menor idea de cómo montar los extras, así que el dinero invertido ha sido desperdiciado.

Con los Matazanoz el trato es diferente. Incluso los Orkos endurecidos temen pasar por la Konsulta del Matasanos, así que no cuesta imaginar el terror que infunden estas casas del dolor a los Kavadores. Sin embargo, hay unos cuantos que están tan decididos a emular a los Orkos que llegan a arriesgar sus vidas en la mesa de operaciones. Al contrario que los Mekánikos, a los Matazanos no les importa tratar con Kavadores, ya que esto les da una oportunidad ideal para escudriñar en el interior del cuerpo de un humano y ver qué cosas extrañas pueden encontrar. Desafortunadamente para el Kavador en cuestión, esto no significa que el Matazanos sea más cuidadoso, sino que serrará partes y cortará material con el mismo entusiasmo que podría tratar a un paciente Orko, a veces con consecuencias fatales.

Son muchos los que ni siquiera sobreviven a la simple aplicación de la “anestesia” (un martillazo en la cabeza). Cuando la banda de Kavadores regresa para recoger a su camarada que había decidido jugársela con el matazanos, encuentran su cuerpo arrojado de cualquier manera entre los desperdicios en la parte de atrás de la Konsulta. Por supuesto, nadie reprocha nada de la operación, el paciente sabía los riesgos y no hay nada que la banda pueda hacer por evitarlo. Si todo sale bien (bueno, “bien” es algo relativo), el Kavador logrará sobrevivir a las brutales atenciones del Matazanos y sólo le quedará un montón de cicatrices y magulladuras en el cuerpo, así como seriamente traumatizado por la experiencia, pero termina con un nuevo y brillante componente bióniko.

Fuente[]

  • Suplemento de Gorkamorka: Salvajes del Desierto
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