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Legión de la Cruz de Hierro
El contenido de este artículo pertenece a la saga No Oficial de Balhaus, que ha recibido el Sello de Calidad Wikihammer.

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Artemo Lorgia - 1

Artemus antes de su conversión

Artemo Lorgia Repudio, nacido como Artemus Lorigan, fue un Vicario de la Heresiarquía cuya influencia permitió una gran expansión de la ahora extinta Diáspora de Armageddon, la cual sucumbió en el 444.M40.

Historia[]

Artemus Lorigan era un sargento de la Guardia Imperial de Armageddon acostumbrado a las horrendas condiciones de aquel mundo en el que llevaba toda la vida, un lugar envenenado por los inmensos complejos de producción del Imperio y dependiente en gran medida de la importación de alimentos y otros bienes de primera necesidad que provenían de otros planetas.

El descontento general y las malas condiciones de sus gentes fomentaban periódicamente grandes revueltas en algunos sectores, sobre todo en los industriales, donde los trabajadores solían iniciar violentas protestas mientras lanzaban consignas contra la opresiva autoridad imperial. Debido a esto, el regimiento de Artemus era frecuentemente movilizado para sofocar los disturbios con dureza, los cuales normalmente estaban protagonizados por obreros poco o nada preparados contra una fuerza armada, de modo que las situaciones se solventaban con unos pocos centenares de muertos y todo regresaba a su cauce.

Sin embargo, un día en el que fueron enviados a aplastar otra de aquellas habituales protestas, los Guardias Imperiales se encontraron con que los instigadores estaban mejor organizados, con armas y una estrategia para recibir a las fuerzas que sabían que se enviarían contra ellos. La emboscada surtió efecto, y tras un prolongado combate uno de los rebeldes lanzó contra su pelotón un artefacto explosivo casero, el cual mató a varios de sus hombres y provocó a Artemus severas heridas, perdiendo temporalmente la visión.

Cuando acabó la improvisada batalla (que arrojó un saldo de cuarenta muertos entre la Guardia Imperial y casi tres millares entre los rebeldes), Artemus fue enviado al área de recuperación en los subniveles de una de las ciudades colmena, donde se le asignó una cama y algunos cuidados hasta que pudiera reincorporarse al servicio.

Con los ojos vendados, las largas horas en la oscuridad, la soledad y el aburrimiento se prolongaron durante meses, pero se vieron algo aliviados por una amistosa voz que le visitaba ocasionalmente, la de un trabajador de la limpieza con el que entabló una especie de amistad y que le daba conversación siempre que pasaba por el ala donde Artemus se restablecía.

Llegó a desear la llegada de su amigo cada jornada al ser el único entretenimiento que tenía, pues lo único que escuchaba eran los lamentos de enfermos y heridos día y noche, lo cual casi le empujaba a la locura.

Las conversaciones con aquel hombre se hicieron cada vez más largas y distendidas, pues pronto se convenció de que no se trataba de un agente de la Inquisición, de esos que se rumoreaba que pululaban por los hospitales tanteando a los heridos para ver su fidelidad al Imperio, tras lo cual eran arrestados y ejecutados sumariamente por sus pensamientos reaccionarios.

Pronto empezó a compartir con él algunos de sus pensamientos, al principio de forma velada, pero después más abiertamente, como el hecho de que estaba indignado por el trato que le habían dado tras ser herido. El sargento se quejaba de que no le permitieran convalecer en las dependencias sanitarias de su regimiento, como se hacía por defecto con los oficiales, enviándolo a una ciudad colmena con un medicae incompetente que apenas le daba calmantes para sus fuertes dolores.

Además de esto, el propio capitán de su regimiento había obviado en el informe su gran coraje durante el combate, sin duda para acaparar él mismo las condecoraciones por aplastar la rebelión, sin siquiera otorgarle una simple mención.

Todo ello, junto con otra multitud de cosas de toda índole fueron compartidas con su interlocutor, el cual también se lamentaba de que Armageddon no fuera un lugar más justo. De esta forma, poco a poco se formó una relación de confianza entre ellos en la que tambien comenzaron a hablar de ideas peregrinas que mejorarían la situación, siempre cuando estaban seguros de que no había nadie cerca que pudiera escuchar, pues llegados a un punto ―y esto Artemus lo sabía bien― las palabras eran peligrosas y fácilmente interpretables como traición.

Fue entonces cuando su amigo le habló de pasada sobre una corriente aparentemente inocua, un grupo de personas que se reunía en lugares privados para compartir esas mismas ideas que ellos comentaban habitualmente, gentes que soñaban con un sitio mejor para vivir y no estaban de acuerdo con el estado de las cosas. Artemus, confiado, no puso objeción en conocerlos, aunque en realidad no sabía dónde se estaba metiendo.

Conversión[]

Artemo Lorgia

El Vicario Artemo Lorgia

Sin saberlo, el sargento había ido cayendo lentamente en las redes de un Propagador de la Heresiarquía, un culto que él mismo había perseguido anteriormente, quien de forma astuta se había acercado a él sabiendo que estaba impedido, aislado y seguramente vulnerable a sus melífluas palabras. En otra situación jamás se habría acercado a un Guardia Imperial ya que corría el riesgo de ser arrestado y ejecutado de inmediato, pero la situación de Artemus le daba ventaja, la cual supo explotar con suma habilidad.

Cuando Artemus fue dado de alta no le costó mucho convencerle de que le acompañara a una de esas reuniones, donde otros como él expresaban su descontento a la vez que eran introducidos paulatinamente y de forma inadvertida en una doctrina diferente al Culto Imperial, la cual parecía significativamente más aceptable que las rígidas normas a las que estaban acostumbrados.

Artemus asistió a aquellas reuniones secretas durante meses siendo moldeado e introducido en los atractivos dogmas, cada vez más contrarios a todo lo que le habían inculcado durante toda su vida, hasta que finalmente en el 427.M40 el sargento aceptó voluntariamente el Summum Verba, descubriendo en el momento de la conversión la realidad de todo aquello, pero demasiado tarde como para hacer algo al respecto, pues la semilla de la Disformidad había entrado en su cuerpo y ya nunca podría liberarse de ella.

Elevación[]

Consumido ya como adepto del culto y en la ventajosa posición que ocupaba dentro de la propia Guardia Imperial sus informes resultaron muy útiles para la pequeña congregación heresiarcal, quien pudo saber de antemano los movimientos de las autoridades para poder evitarlos además de conocer los focos principales de descontento en las diferentes ciudades de Armageddon, campo abonado que permitió la expansión del culto como nunca antes había ocurrido.

Las facultades y ventajas del nuevo acólito por su cargo en el escalafón imperial eran patentes, además de que su celo era innegable, tanto que no mucho después fue seleccionado como Propagador de forma temprana, logrando ser ordenado Abjurador tiempo más tarde.

Corrompido hasta el tuétano por las creencias heresiarcales uno de sus más notorios logros fue la conversión de numerosos guardias imperiales bajo su mando, pues mantuvo su posición hábilmente como si se tratara de un recto sargento seguidor de las consignas del Imperio pero sin perder la oportunidad de sembrar el gérmen de la herejía entre los que estaban sometidos a su órdenes.

La misma corrupción y el deseo de llegar a más le empujó incluso a acabar con la vida del mismo Propagador que le había convertido, aquel que lo introdujo en el culto, quedando así como máximo exponente entre sus pares en Armageddon, creciendo su influencia y llamando finalmente la atención del propio Mitranato, pues el crecimiento de la Diáspora había sido significativo desde el momento en el que entró a formar parte de ella.

Por esto y otros logros Artemus fue ordenado Vicario en el 438.M40, convirtiéndose así en uno de los individuos más relevantes de la Heresiarquía en Armageddon, abandonando su personaje tapadera en la Guardia Imperial pero contando con numerosos fieles en ella, mientras proseguía su labor recibiendo los dones de la Disformidad por ello. A partir de ese momento se hizo conocer en el culto como Artemo Lorgia, olvidando su verdadero nombre.

Muerte[]

A mediados del 444.M40 el Vicario encabezó una revuelta armada y bien planificada en media docena de colmenas a la vez, la cual tenía la intención de plantar cara a la autoridad vigente y allanar así el camino a la inminente llegada de Angron, el Primarca corrompido que iniciaría la Primera Guerra de Armageddon.

La Heresiarquía, sabedora de los sucesos que iban a suceder, quiso así que sus peones estuvieran bien presentes en la batalla, lo cual le daría gran protagonismo y preminencia frente a otros cultos, pero cometió un grave error al pensar que las cosas se desencadenarían rápido y sin imprevistos.

La revuelta cogió por sorpresa a las Fuerzas de Defensa Planetaria, pero reaccionaron contra la insurrección de forma muy violenta y coordinada haciendo frente a los rebeldes en las diversas colmenas. Antes de que Angron progresara en su brutal ataque, en una acción ofensiva de la Guardia Imperial Artemo Lorgia fue alcanzado en la escaramuza sin que los acólitos pudieran salvarlo, muriendo sin llegar a ver la inmensa batalla que se produciría posteriormente en el planeta.

Maldición[]

La Heresiarquía vio truncada su intención de dar el máximo protagonismo a uno de sus Vicarios, y aunque tras su muerte otros de sus prelados participaron en los hechos que sucedieron desde entonces, finalmente la Diáspora fue completamente aniquilada gracias a la intervención de los Lobos Espaciales.

El Mitranato aún así quiso sacar partido de los hechos y nombró a Artemo como digno de la Virtus Repudium, entrando así a formar parte del Repertorio Corrupto como Artemo Lorgia Repudio, inscribiendo su nombre en los catecismos y levantándose efigies del mismo en diferentes lugares de veneración.

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