Amendera Kendel fue un miembro de las Hermanas del Silencio durante la Herejía de Horus.
Era una Cazadora de Brujas de la escuadra de la Daga Tormentosa, con el rango de Dama del Olvido. Comandaba la Nave Negra Aeria Gloris.
Al comienzo de la Herejía de Horus, Kendel tenía treinta años estándar y como todas sus compañeras en la Orden, tenía una figura impresionante: tenía un aspecto ágil y listo para la acción, vestida con una brillante cota ajustada de densa malla y una dorada armadura de forma similar a un corsé. Llevaba su pelo teñido de púrpura y negro recogido en una trenza alta que destacaba, junto con el tatuaje rojo sangre de un Áquila Imperial de su frente, sobre su afeitado cuero cabelludo. Una segunda áquila escarlata estaba grabada sobre su armadura, a la altura de los omóplatos.
Como corresponde a una Hermana del Silencio, Kendel podía moverse sin apenas hacer ruido. Se comunicaba mediante lenguaje de signos y a través de intermediarios. Aunque solía emplear principalmente el lenguaje de signos de las Hermanas del Silencio, también conocía y era fluente en el lenguaje codificado de batalla de los Adeptus Astartes.
A finales de la Gran Cruzada, y poco antes del inicio de la Herejía de Horus, el grupo de la Daga Tormentosa al que pertenecía Kendel fue asignado, por orden de Malcador el Sigilita, a actuar y desplegarse junto a la Legión de la Guardia de la Muerte para perseguir y exterminar a un grupo de incursión, perteneciente a la especie xenos de los Jorgall, que se había atrevido a adentrarse en el espacio controlado por el Imperio. Las Hermanas del Silencio fueron imprescindibles para atacar y herir a un poderoso mutante Jorgall con capacidades psíquicas, al que capturaron y trasladaron a Terra para que sus habilidades pudieran ser estudiadas.
Durante el asalto a los Jorgall, Amendera conoció al Capitán de la Guardia de la Muerte Nathaniel Garro, quien le impresionó por su habilidad en el desempeño de la misión. Durante la captura del psíquico Jorgall, Kendel observó que este le decía algo a Garro y, tras regresar a la base, le preguntó empleando a una novicia como traductora qué le había dicho. Garro, tras algunas dudas, confesó que el psíquico le había advertido que pronto todo aquello en lo que confiaba y creía se desmoronaría. Amendera Kendel le agradeció su confianza, e intentó tranquilizar al Astartes diciéndole que las palabras del psíquico solo habían buscado distraer al Marine Espacial.
Durante un tiempo posterior a la batalla con los Jorgall, la Hermana Kendel fue destinada a realizar otras tareas. Después del inicio de la Herejía de Horus tras los acontecimientos de Istvaan III, la Hermana Kendel aceptó actuar como protectora del Capitán Nathaniel Garro y de los demás supervivientes de la fragata Eisenstein en la Ciudadela Somnus, mientras las terribles noticias de lo acontecido eran estudiadas y aceptadas con dificultad, y supervisó personalmente las pruebas a las que se sometió a Euphrati Keeler para dirimir si decía la verdad ó no.
Posteriormente, aún en la Ciudadela Somnus, se vio obligada a dirigir a sus Hermanas a la batalla contra el corrompido Guardia de la Muerte Solun Decius, quien finalmente había cedido a la infección Nurglita que le habían contagiado los muertos revividos de la Eisenstein, y que había mutado y corrompido su cuerpo hasta convertirlo en una entidad demoníaca conocida como el Señor de las Moscas.
Tras derrotar a la nueva amenaza, la Hermana Kendel, el Capitán Garro y el Capitán Iacton Qruze, de los Hijos de Horus, fueron llevados a presencia de Malcador el Sigilita, quien les informó de su intención de crear una nueva organización que debería emplear a "hombres y mujeres de naturaleza inquisitiva, cazadores que buscarían al brujo, al traidor, al mutante y al xenos", esto es, lo que en un futuro se conocería como la Inquisición. Malcador, asimismo, les ofreció un puesto dentro de dicha nueva alianza de Leales.
Posteriormente, la Hermana Kendel participó, junto con las Hermanas Leilani Mollitas, Thessaly Nortor y Emrilia Herkaaze, en la investigación relativa a la Nave Negra Validus, que se había dado por perdida, y cuya única señal había sido una extraña transmisión, a la que llamaron "la Voz". Una vez allí, descubrieron que la tripulación y las Hermanas del Silencio asignadas a la nave habían desaparecido, y que los psíquicos que viajaban a bordo habían enloquecido y se habían rebelado. Poco más adelante descubrieron que los psíquicos habían constituido una especie de mente grupal, una "gestalt", que no solo había integrado sus mentes sino también sus cuerpos y los de la tripulación en una única masa psíquica informe. Esta mente tenía tras de sí una fuerza rectora, la supuesta "Voz", que resultó ser una versión futura de la Hermana Mollitas. A pesar de las advertencias oraculares de la Voz, que predecían los milenios de oscuridad y guerra que engullirían al Imperio, la Hermana Herkaaze acabó con la versión juvenil de Leilani Mollitas, matando a la vez a la Voz. Dicha acción provocó un recrudecimiento de las hostilidades entre las Hermanas Kendel y Herkaaze, la última de las cuales parecía haber sido afectada por las doctrinas del Lectio Divinitatus, uno de los factores detonantes de la Herejía que propugnaba la divinidad del Emperador.
Se desconoce el destino y paradero posteriores de Amendera Kendel.
Fuentes[]
Extracción parcial y traducción a partir de artículos de Lexicanum Alemán, Lexicanum Inglés y Wikihammer 40K UK.
- La Huida de la Eisenstein, por James Swallow.
- Cuentos de la Herejía - La Voz, por James Swallow.