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Legión de la Cruz de Hierro
El contenido de este artículo pertenece a la saga No Oficial de Balhaus, que ha recibido el Sello de Calidad Wikihammer.

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Lartha

Sector Carban en la colonia balhausita de Lartha

Se denomina Agonía de Nibelung al evento ocurrido como parte del período llamado El Fin de los Tiempos, en el cual la Flota Enjambe Tödringen mostró su verdadero poder atacando a la vez en un amplio frente las colonias de Skul, Gamla y las pertenecientes al Sistema Anillar Nibelung en el 2662 DDF (076.M42).

Historia[]

Los Tiránidos de la Flota Enjambre Tödringen habían atacado y consumido con éxito durante el Triple Frente las colonias de Anhalt, Volündr y Jotun, si bien en aquellos asaltos la defensa balhausita había planteado nuevos retos con estrategias mejoradas y armamento más eficaz que causó daños severos a muchas de sus bionaves.

No obstante, la Mente Enjambre guardaba aún un terrible secreto, el cual se reveló en la temporada de Angenehm del 2662 DDF (076.M42) en forma de una nueva aparición en el Cuadrante Sur que desbancaba todo lo visto hasta el momento por los analistas balhausitas.

La flota de más de sesenta bionaves que había arrasado las colonias durante el Triple Frente, se había entretenido en su camino hacia Hoenir consumiendo varios sistemas en los que Balhaus no tenía presencia, si bien sí que estaban poblados por varias razas xenos, incluidos algunos dominados por Orkos. Los asaltos Tiránidos no pudieron ser repelidos en ninguno de los escenarios, lo cual propició que la Flota Enjambre siguiera creciendo hasta casi llegar al centenar de bionaves, además de un gran número de pequeños aparatos de escolta que la protegían en todo momento.

Debido a aquello, Balhaus comprendió que la amenaza que tarde o temprano se abatiría sobre Hoenir, si bien se acercaba muy despacio por la cantidad de mundos intermedios que estaban siendo arrasados, sería de mucho mayor calibre que cualquier cosa a la que se hubieran enfrentado hasta el momento.

Con objeto de resistir el más que posible ataque Tiránido, además de evacuar a los trescientos millones de colonos, Balhaus situó en Hoenir un fuerte contingente con un gran número de efectivos de las Divisiones I, II, V, VI, VIII y IX, además de un total de treinta millones de soldados del Wehrgruppe, artillería pesada e incluso la presencia de la legendaria unidad Jötnar Sterben Rudel, cuyas capacidades ofensivas eran incuestionables, acompañada asimismo por una docena de unidades clase VIII Némesis. En total más de cuarenta millones de soldados balhausitas iban a tratar de enfrentarse a los temibles engendros Tiránidos, sobre los cuales se habían realizado análisis para conocer sus estrategias y capacidades, hasta el momento todas basadas en su superioridad numérica y mera fuerza bruta.

Asimismo, y para proporcionar un apoyo sostenido a las tropas de tierra, la Weltwaffe había desplegado en las cercanías de Hoenir un poderoso contingente de naves que aglutinaba a las Alas de Combate 7 y 22, esta última relevada del remoto Cuadrante Sur, además de las Alas Rápidas 11, 13, 14, 17 y 18, en total más de medio millar de aparatos que formaban un impresionante muro al que acompañaban diez muelles itinerantes y docenas de grandes naves auxiliares de abastecimiento.

Pocas veces se había visto semejante despliegue de potencia en aquella remota zona de la galaxia, esperando pacientemente el movimiento Tiránido para caer sobre ellos y debilitarlos lo suficiente como para que las tropas de Hoenir pudieran hacerse con la situación. Sin embargo, todos aquellos esmerados preparativos quedaron en un segundo plano cuando la lejana estación de escucha de espacio profundo en Ardirök transmitió un mensaje que heló la sangre del primer hasta el último balhausita.

La hecatombe[]

"Ardirök 3–320, comunicación prioritaria, detectada la presencia de múltiples objetos en el área 51.66BD del Cuadrante Sur, contacto inminente en baliza ARD88. Las lecturas indican materialización sobre coordenadas 33.71.116.4 cercanas a la colonia de Gamla. Identificación analítica positiva [...], identificación analítica positiva. Naves enemigas en número indeterminado, estimados actualmente más de doscientos elementos."

Sistema automático de detección de espacio profundo de Ardirök
Tödringen en Nibelung

La Tödringen apareciendo en el Sistema Anillar Nibelung

La transmisión se produjo en el 2662 DDF (076.M42) anunciando la llegada de una fuerza Tiránida de gran calibre formada por unas doscientas veinte bionaves de diferente calado, entre las que destacaba un aparato tan sumamente descomunal que el resto sólo parecían juguetes a su lado, dando la impresión de tratarse más bien de una estación espacial móvil.

Aquella bionave parecía dar veracidad a las leyendas sobre el Jüngstertag, pues su tamaño superaba los trescientos kilómetros, llevando adheridos sobre él centenares de aparatos que se desprendieron en cuanto emergieron de la Disformidad, formando un frente de casi mil artefactos vivientes que revoloteaban alrededor de la descomunal nodriza. Cómo era posible que la flota viajara a través del Inmaterium en vez de utilizando sus Narvhales era un auténtico misterio, pues no se tenía conocimiento sobre esta capacidad ni existían informes previos al respecto.

La presencia de aquel nuevo contingente tan inmenso reveló la verdadera naturaleza de la Tödringen, la cual sólo había picoteado aparentemente el territorio de Balhaus mediante pequeñas formaciones que aun así resultaron ciertamente devastadoras, pero mostrando ahora un potencial tan temible que parecía completamente fuera de cualquier posibilidad de defensa.

La fuerza de la Flota Enjambre se demostró de inmediato, cuando en menos de veinte horas atacó y consumió por completo un diminuto y solitario mundo cercano a Gamla donde existía una colonia de Muspelinos, los cuales no tuvieron oportunidad alguna antes de que el monstruoso contingente asimilara por completo todo lo que en él se encontraba sin dejar rastro siquiera de su biosfera, como si un enjambre de hormigas se abalanzara sobre una criatura moribunda.

Acto seguido, tras acabar con su primer objetivo de manera fugaz, la Flota Enjambre se extendió en un amplio frente dividiéndose en contingentes de alrededor de doscientas bionaves cada una que tomaron rumbos paralelos según los cálculos hacia Gamla, Skul y los mundos del Sistema Anillar Nibelung, donde miles de millones de balhausitas permanecían expectantes a los movimientos Tiránidos mientras se recibían las apresuradas órdenes de evacuación. Aunque la distancia que separaba estos sistemas era grande y parecía dar algo de tiempo para la reacción, el hecho de que aquella fuerza hubiera emergido desde la Disformidad había sorprendido a todos.

Aquel segundo frente repentino, mucho más peligroso y enorme que el primero, dejó también aturdido al Kriegskunst, pues lo único que podían oponer al asalto Tiránido en aquel sector tras el traslado de la potente Ala de Combate 22 eran un par de Alas Rápidas y el Ala de Combate 16, las cuales no serían rival en ningún sentido contra semejante asalto. Del mismo modo, mundos como Gamla o Skul no tenían efectivos para contrarrestar un ataque de esas proporciones, si bien este último sí contaba con un contingente Vesk al encontrarse allí el portal Qwertar, el cual permitía el acceso a su territorio en el lejano Protectorado, más allá del Cuadrante Este.

La posibilidad de que los Tiránidos pudieran usar el portal, si bien no se sabía hasta qué punto serían capaces de acceder a él para abrirlo, suponía demasiado peligro, de modo que se inició una reunión de urgencia en Helheim con el alto mando de los Vesk para analizar la situación. Las conclusiones de dicha reunión fueron obvias: los Vesk jamás permitirían que la amenaza Tiránida se pudiera extender hasta sus dominios, de modo que el portal debía ser sellado, lo cual fue inmediatamente aceptado por el Weisering. No obstante, los alienígenas ofrecieron la posibilidad de evacuar a las gentes de Skul a través del portal antes de cerrarlo por completo, así como a todo balhausita que pudieran llevar hasta allí antes de que los tentáculos de la Tödringen llegaran al planeta. Con seiscientos cincuenta millones de balhausitas en aquel mundo, la posibilidad era una salvación que aliviaría la carga para Balhaus, quien agradeció profundamente el gesto de los Vesk.

Asimismo, el alto mando de los alienígenas ofreció su ayuda militar con los efectivos de los que disponían en territorio balhausita, quienes se pondrían bajo las órdenes de Kriegskunst para formar frente a los Tiránidos donde fuera necesario, pues los Vesk también habían seguido con interés el desarrollo de los acontecimientos y no pretendían retirarse sin más, pues también deseaban ver el efecto de sus capacidades contra los violentos e imparables Tiránidos.

Aquella valiente acción iniciada por los Vesk fue secundada por otras razas cuya presencia en el territorio balhausita era significativa, como los Dardevitas o los Pelagianos, estos últimos también amenazados dado que su mundo de origen, Cnidaria, estaba en el camino destructor de la Tödringen y cercano a la colonia de Skul.

De esta manera, el Cuerpo Auxiliar Vesk junto con un segundo contingente llegado desde Bestla a través del portal se unió a las fuerzas de Balhaus, sumando asimismo diez de sus rápidas y poderosas naves. Por su parte, los Dardevitas hicieron eco en sus Frondas, las cuales respondieron poniendo a disposición miles de vainas plasmáticas cargadas de semillas de la Cepa Guerrera, las cuales serían transportadas por cargueros balhausitas hasta el lugar donde fueran necesarias.

Ante la amenaza y la más que lógica pérdida de Gamla y Skul, se comenzó a enviar toda la ayuda posible hacia el Sistema Anillar Nibelung, donde se decidió establecer un punto de defensa en el planeta Lartha, ya que allí existían fuerzas del Wehrgruppe así como una gran concentración de cadetes en período de formación, si bien se determinó que los más jóvenes serían evacuados de inmediato para evitar sacrificarlos sin sentido.

Resistencia combinada[]

Weisering Balhaus

Sesión de emergencia de la cámara del Weisering en Helheim

Como estaba previsto, el frente Tiránido avanzó arrasando todo lo que encontró a su paso. El mundo capital Pelagiano, Cnidaria, pese a tratarse de un mundo tóxico y sin interés para la mayoría de las razas, fue consumido por las bionaves igualmente, las cuales atacaron y cribaron el planeta despojándolo de toda vida independientemente de su forma u origen pese a la oposición de los pacíficos alienígenas, quienes usaron sus capacidades psíquicas para tratar de repelerlos, aunque sin éxito dada la envergadura del ataque y su falta de experiencia en combate.

Pocos pelagianos escaparon a la masacre, los cuales fueron embarcados y trasladados por Balhaus hacia Helheim, donde nada más llegar la mayoría se ofrecieron para ayudar a las tropas balhausitas prestando sus capacidades. Los pelagianos podían ser un bastión de resistencia poderosa si se combinaban con un arma ofensiva que fuera capaz de defenderlos en una primera línea, pues su resistencia física en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo era mínima debido a sus cuerpos gelatinosos y falta de habilidades de combate, pero sus dotes psíquicas sí podían resultar muy peligrosas, de modo que se dividieron en grupos que posteriormente fueron enviados al inminente frente de Lartha, junto con millones de soldados del Wehrgruppe y la Weltwaffe.

Docenas de grandes transportes que portaban las vainas Dardevitas llegaron hasta el Sistema Anillar Nibelung y se descargaron para su eclosión, dando así lugar en poco tiempo a un ejército de Espinadores, Aplastadores y Segadores que enseguida fueron imbuidos con la Presencia Vegetal proveniente de la Cepa Guía, los cuales comenzaron a preparar el terreno donde se esperaba combatir a los Tiránidos sembrando el terreno y el subsuelo de raíces y reforzando los parapetos con gruesos muros de espinas.

El conocimiento de las tácticas enemigas observado durante otros enfrentamientos, así como el análisis de muchas de sus capacidades, como las de los Mántifexes de excavar o las de los Líctores para permanecer ocultos y absorber los conocimientos de sus enemigos devorando sus cerebros, hizo que se tomaran medidas para evitar fisuras en la defensa, las cuales estaban encaminadas a evitar que los Tiránidos obtuvieran ventajas durante la batalla. Para esto se dotó asimismo a la línea principal de gran cantidad de Maschinenkörper así como de los potentes Ständig, los cuales fueron divididos en escuadrones que actuarían de manera autónoma y hostigarían a los enemigos desde posiciones de ventaja, guiados por sus bien formadas IAs de combate.

Con toda aquella preparación dispuesta, el resto de planetas del Sistema Anillar Nibelung iban siendo evacuados en paralelo, si bien la salvación de muchos de sus colonos estaría determinada por la estrategia tomada por la Flota Enjambre, presentándose diferentes escenarios calculados por el Volksicht. No obstante, incluso en el mejor de ellos, las bajas civiles estimadas se contaban por millones.

Anillos de muerte[]

Tiranidos flota enjambre leviathan

Enjambre tiránido

El pensamiento de Mente Enjambre es algo ignoto y sorprendente, un raciocinio que va más allá de la comprensión de cualquier especie inteligente, y que muchas veces demuestra su astucia dejando perplejas a sus presas potenciales con movimientos repentinos o decisiones ilógicas que después no obstante sirven a sus elaborados planes.

Los Tiránidos, que en un principio por sus características fueron consideradas bestias de escasa inteligencia que tan solo se movían por instinto y hambre, dejaron patente lo equivocado de estas suposiciones desde los primeros momentos de su aparición en territorio balhausita, lo cual hizo aprender a marchas forzadas al Kriegskunst y al Weisering que el enemigo no sólo era una masa de cuchillas, venenos, ácidos y tentáculos que avanzaba inmune al miedo devorando todo a su paso, sino que se trataba de un organismo colectivo inteligente, con cacpacidades psíquicas y tremendamente tenaz, ante el cual las tácticas corrientes se habían demostrado inútiles.

En el Sistema Anillar Nibelung, de nuevo, la Mente Enjambre volvió a dar muestra de su enorme astucia y capacidad de adaptación de sus letales criaturas.

Si bien se daban por perdidos los mundos de Gamla y Skul, que eran planetas naturalmente calurosos plagados de arena y roca, los balhausitas presenciaron con estupor cómo la fuerza principal de la Tödringen pasaba de largo de estos mundos y se abalanzaba directamente y a toda velocidad sobre el Sistema Anillar Nibelung, lo cual volvía a cambiar por completo el escenario de batalla. Aquella posibilidad, aunque también calculada por el Volksicht, se le habían otorgado escasas posibilidades de ocurrencia en base a lo conocido hasta el momento, pues anteriormente los Tiránidos no habían dejado atrás mundo alguno independientemente de lo que se encontrara en él, consumiéndolos como una furiosa marabunta que sólo tuviera un pensamiento en su mente la idea de devorar y crecer.

Ignorar la presencia de aquellos dos planetas para dirigirse a los ricos mundos del Sistema Anillar Nibelung, sin embargo, también parecía tener sentido, pues la cosecha de biomasa que podrían recoger allí era infinitamente más grande que en Gamla o Skul, donde las condiciones hacían de aquellos parajes lugares pobres en vida. Al parecer la mente Enjambre había decidido atacar primero los lugares donde los beneficios de su victoria fueran más grandes, dejando quizá para después la desolación del resto.

La maniobra Tiránida, lógicamente, redujo de forma significativa el tiempo de reacción que los balhausitas creían tener. Los mundos de Wory, Waltz, Völus y Midiar fueron así atacados en paralelo por la Tödringen, evitando la posibilidad de una evacuación completa de sus pobladores en primer término y arrojando sobre ellos toda su furia, algo que se tradujo en su totsal aniquilación en el transcurso de pocos días, tras lo cual llegó el turno para Sturm y Ranstar, que si bien tuvieron más tiempo para poner a salvo a sus colonos también sufrieron la completa devastación Tiránida sin que se pudiera hacer nada por evitarlo.

Tras la funesta noticia, la cual tuvo una enorme repercursión pública en Helheim, se contabilizó la pérdida de más de tres mil millones de balhausitas que perecieron en las colonias o tratando de escapar de ellas, mientras las Alas Rápidas 8, 9, 42 y 44 junto con el Ala de Combate 16 hicieron lo imposible para intentar entorpecer el avance de la Flota Enjambre sin éxito, sufriendo asimismo tales bajas que no les quedó otro remedio que retirarse para el reagrupamiento en Egil, donde tras hacer el recuento de bajas se informó de que su fuerzas habían quedado reducidas a cincuenta y seis aparatos, de los cuales quince estaban severamente dañados e inútiles para el servicio.

La Mente Enjambre, como si supiera lo que le esperaba, había atacado sistemáticamente todos los mundos del sistema dejando el de Lartha para el final, reuniendo de nuevo a todos los tentáculos de la flota pausadamente antes de lanzarse contra el planeta, donde Balhaus y sus aliados sí habían tenido tiempo de prepararse aunque sin duda no lo bastante como para oponerse con solidez contra la brutal cantidad de Tiránidos que se dirigían hacia ellos.

Los Yermos de Argsil[]

Soldados Balhaus

Soldados y Maschinenkörper luchando en los Yermos

El enorme conglomerado balhausita, alrededor de ciento doce millones de individuos entre los numerosísimos Dardevitas, los Vesk y algunos grupos de Pelagianos junto con los propios soldados de Balhaus, habían erigido un amplio sistema de bastiones comunicados que formaban una doble línea erizada de cañones, baterías antiaéreas, artillería de larga distancia, tanques y aeronaves de apoyo que, en condiciones normales, serían capaces de repeler con eficacia al contingente más poderoso. No obstante, los Tiránidos eran de largo una amenaza no vista antes en la galaxia por los defensores, de modo que el resultado del enfrentamiento era una incógnita que ni siquiera el potente Volksicht era capaz de predecir, si bien los primeros datos arrojados no eran nada esperanzadores.

Tan solo un par de semanas estándares después el ataque Tiránido a Lartha se inició con la llegada en primer lugar de la dantesca nave nodriza Tiránida, cuya presencia oscureció en tierra la zona defensiva como un siniestro manto que ya predecía lo que iba a suceder, mientras el resto de la Flota Enjambre se situaba a su alrededor para iniciar el consabido bombardeo micético. Como respuesta al despliegue orbital de la Tödringen las densas baterías de superficie comenzaron a batir los cielos furiosamente, a la vez que la decena de naves Vesk destinadas por el Protectorado se acercaron hasta el contingente enemigo y se enfrentaron a ellos por primera vez con objeto de probar el efecto de sus poderosos cañones navales gravitales sobre las amorfas bionaves.

Si bien aquellos artefactos demostraron su potencia reventando los quitinosos cascos de varias naves Tiránidas en el ataque, la abrumadora superioridad numérica enemiga pronto hizo que se retiraran perdiendo dos de sus cruceros, los cuales escaparon rápidamente gracias a la habilidad de sus gravinautas y haciendo imposible para los Tiránidos poder perseguirlos.

Con el espacio aéreo despejado, la Tödringen comenzó entonces la liberación de esporas micéticas y meióticas en gran número, las cuales surgieron en su mayor parte del interior de la descomunal bionave nodriza, que hacía oscilar sus larguísimos tentáculos como si de esa forma llamara a los demás aparatos a seguir su ejemplo, lo que hicieron todos con obediente fruición.

El lugar donde se habían establecido las líneas de defensa de Balhaus era un lugar conocido como los Yermos de Argsil, una inmensa explanada de 9.200 km2 en cuyo centro se extendía un complejo sistema de trincheras, bunkers y corredores precedidos por una zona densamente sembrada de minas Haftentöd, raíces Dardevitas, granadas-trampa y demás ingenios destinados a retrasar y dañar a las fuerzas Tiránidas que osaran atravesarla.

La lluvia de esporas, las cuales descendían a miles a pesar de que las baterías y aparatos balhausitas derribaban gran cantidad de ellas, comenzaron a eclosionar en tierra haciendo emerger de las extrañas cápsulas a las primeras bestias Tiránidas, en especial Gárgolas y Gantes, que se empezaron a concentrar en gran número formando un brutal contingente, el cual sin embargo no se lanzó al ataque de inmediato, sino que esperó a crecer paulatinamente hasta alcanzar un número elevado, tantos que las IAs de campo no eran capaces de medir con precisión, pero que se contaban por millones a medida que ocupaban más y más terreno formando una gruesa línea de casi treinta y cinco kilómetros.

Entonces una gran nube de Gárgolas, Harpías y esporas meióticas iniciaron la ofensiva aproximándose lentamente a la línea con un rápido batir de alas mientras preparaban sus proyectiles ácidos y venenosos, emitiendo un rumor de chasquidos y agudos gritos que se podían escuchar a kilómetros de distancia. Las criaturas terrestres sin embargo siguieron en su posición, pacientes y esperando ver el resultado del primer envite, como si estuvieran tentando las defensas de los enemigos, las cuales comenzaron a descargar sobre el contingente volador toda su furia antes de que llegaran siquiera a su altura.

Miles de Espinadores lanzaron hacia ellos sus mortales púas, atravesando las correosas alas y fofos cuerpos de las esporas meióticas, lo que provocó un concierto de estallidos y una lluvia de cuerpos que se estrellaban contra el suelo, haciendo que las minas establecidas allí explotaran acabando el trabajo de los Dardevitas, pero sin que aquello hiciera avanzar un solo centímetro al contingente Tiránido en tierra más allá.

Esporas y gárgolas

Gárgolas y esporas meióticas en el ataque a Lartha

Los incesantes proyectiles, descargas de los cañones antiaéreos y ráfagas de los veloces KG109 consiguieron que, en un momento dado, los Tiránidos abatidos fueran tantos que una masa de cuerpos informe sembraba el suelo como una alfombra enfermiza, hasta que minutos después de furioso combate en el que el conglomerado balhausita sufrió bajas insignificantes el cielo volvió a quedar despejado, salvo por la inmensa sombra que se cernía sobre el campo de batalla proyectada desde la inmensa bionave en órbita.

La aparente falta de reacción tiránida ante el fracaso de su primer ataque hizo sospechar a los estrategas de Balhaus que se avecinaba algo terrible, pero lejos de quedarse estáticos se ordenó a la fuerza aérea y varios escuadrones de tanques Ständig que comenzaran a disparar contra el voluminoso ejército reunido, así como a la artillería Reichfaust de larga distancia.

El coro de cañones de segunda línea inició el bombardeo mientras los KG87 se lanzaban en picado dejando caer sobre los Tiránidos proyectiles incendiarios, a la vez que formaciones de KG17 volcaban sobre ellos un infierno de bombas de alto explosivo que descendía en largas hileras, provocando miles de bajas entre ensordecedores estallidos. Los escuadrones de tanques manejados por la IA de campo, a su vez, se establecieron en los flancos batiendo a los enemigos con sus cañones repetidores de 75 mm., lo cual convirtió el área ocupada por los enemigos en un surtidor de fuego y muerte que de golpe hizo disminuir su número vertiginosamente.

Aquello pareció despertar a los estáticos Tiránidos, quienes entonces avanzaron como un solo cuerpo contra las defensas balhausitas mientras una segunda tanda de esporas micéticas nublaba el cielo y caían entre los profundos cráteres causados por el ataque, convertidos en rugientes pozos de fuego químico. Avanzando sobre los miles de cuerpos de sus propios congéneres como si no fueran nada, la masa de Gantes se abrió paso hasta llegar al área donde les esperaban las defensas estáticas balhausitas, quedando muchos de ellos atrapados entre la maraña de muros espinosos, retenidos por las raíces que enganchaban en sus extremidades o transformados en pulpa ácida por el efecto de las granadas–trampa sembradas por los Vesk.

La estrategia defensiva dio su fruto permitiendo que gran parte de los atacantes fueran anulados, lo cual hizo que el flujo de enemigos que llegaban hasta el alcance de los bunkers fuese manejable, siendo exterminados con facilidad mientras sus hermanos, atrapados en las múltiples trampas, caían bajo las precisas cuchillas de los segadores Dardevitas, quienes se lanzaron por miles a la batalla con sus vertiginosas piruetas y letales siseos decapitando y amputando a los Tiránidos impedidos sin dar cuartel, mientras que las andanadas de los biocañones aniquilaban a los más poderosos.

La victoria, sin embargo, era algo aparente, pues un segundo contingente Tiránido eclosionaba ya retomando de nuevo las mismas posiciones que el anterior, solo que esta vez la composición del ejército enemigo no contenía tan solo a las criaturas iniciales, que sin ninguna duda no eran más que un medio para tantear el terreno antes del verdadero ataque.

Nuevos elementos[]

C6

Barril de Agente C6 usado en la batalla de Lartha

Las lecturas no mentían, pues se habían identificado incontables criaturas conocidas junto con otras que por primera vez se mostraban con claridad a los desconfiados balhausitas. Cerebores, Hieródulos y Malefactores parecían componer la columna vertebral de la nueva amenaza, secundados de nuevo por una marea de Gantes, Líctores, Termagantes y otras criaturas que ni siquiera estaban catalogadas en los archivos del Volksicht, lo cual junto con su elevado número daba una ventaja sustancial a los Tiránidos.

Esta vez el conglomerado de bestias se multiplicó velozmente llegando a ser todavía más monstruoso que el anterior, prácticamente el triple, además de mucho más poderoso teniendo en cuenta las criaturas que lo conformaban, muchas de ellas inmunes al efecto de las armas más ligeras. Auténticos bastiones móviles y vivientes de gran tamaño bullían con bestias más pequeñas en su interior igualmente peligrosas, estimándose que sólo con los datos conocidos —pues se ignoraban las capacidades de los nuevos seres presentes en el campo de batalla—, sería muy difícil poder resistir semejante avalancha, además del inmenso engendro que desde la órbita vomitaba más y más esporas micéticas sin descanso.

Aquella situación hizo que el alto mando Balhausita diera luz verde a la dispersión del Agente C6, un potente Metaveneno que en las pruebas realizadas había dado resultados prometedores, si bien nunca había sido usado como arma de campo de forma generalizada. La desesperación por tratar de equilibrar las fuerzas hizo que se cargaran los morteros pesados con obuses donde la sustancia iba encapsulada, tras lo cual se abrió fuego sobre la horda con centenares de estos proyectiles que estallaban en el aire, liberando entonces densas nubes húmedas que descendían cubriendo a gran cantidad de Tiránidos que se estabilizaba en el suelo como una niebla verdosa.

Al principio no ocurrió nada, las criaturas se lanzaron al ataque en sus grandes biotransportes como si aquello no hubiera producido efecto alguno sobre ellos, pero tras unos minutos los observadores balhausitas comenzaron a presenciar algunos sucesos cuya naturaleza parecía tener que ver con la acción del metaveneno. Grandes criaturas como los Cerebores comenzaron a detenerse mientras se agitaban con fuerza, desparramando a sus pasajeros con violentas convulsiones que poco a poco derivaron en que sus gruesa armaduras se cayeran a pedazos. Nautilos e Hieródulos caían al suelo con fracturas en sus endoesqueletos quitinosos, mientras que criaturas más pequeñas como los Gantes parecían deshacerse como si los estuvieran abrasando desde dentro.

La confusión entre las densas filas Tiránidas atrajo la atención de los defensores, quienes lejos de quedarse observando iniciaron un feroz ataque con sus tanques y la infantería Dardevita, cuyos Aplastadores reventaban a golpes a los Tiránidos con su inmensa fuerza, inmunes a los venenos y esporas que comenzaron a formar una niebla tóxica que pronto cubrió el área y se mezclaba con el C6.

La efectividad del Agente C6 quedó patente mientras se producía el choque, pues las armas Tiránidas, por lo general letales, parecían haber perdido su efectividad, y las gruesas corazas de las criaturas se partían con cada impacto como si estuvieran hechas de madera, llegando incluso a deshacerse al ser atravesadas por los proyectiles balhausitas. Algunos seres que típicamente excavaban profundos túneles para situarse bajo sus presas rompían sus apéndices excavadores sin lograr abrirse paso, mientras los voladores eran incapaces de elevarse por la repentina fragilidad de sus cuerpos, que se fracturaban al soportar la tensión de su propio peso.

Con aquella situación, algo que pareció sorprender a la Mente Enjambre, las fuerzas balhausitas acabaron con el segundo ejército Tiránido en cuestión de horas, siendo capaces de capturar asimismo algunos ejemplares atrapados en los muros espinosos o mediante gruesas redes con objeto de posteriores estudios y experimentos.

Acción y reacción[]

Tiránidos C6

Tiránidos cubiertos por la niebla generada por el Agente C6

El aumento de la moral del conglomerado balhausita ante la segunda victoria quedó algo oscurecido por los efectos colaterales causados por el empleo del Agente C6, el cual, como ya sabían de antemano, no sólo afectaría a los Tiránidos, sino también a las formas de vida en Lartha, afectando severamente a la biosfera del planeta. No obstante, aquello era un sacrificio necesario si querían tener alguna posibilidad ante los atacantes, quienes en todo caso arrasarían por completo con todo aquel mundo si se alzaban con la victoria.

Aparte de esto, aquella no fue la única acción iniciada por Balhaus, pues además de la presencia enemiga en la superficie del planeta también tenían muy presente la grave amenaza que suponía la titánica bionave y el resto de la flota que aguardaban en la órbita, esperando para seguir descargando sobre Lartha su mortífera carga. Si el Agente C6 había surtido efecto sobre los guerreros Tiránidos, era de esperar que también lo hiciera sobre los monstruosos transportes que usaban para desplazarse de planeta en planeta, las temibles factorías que tragaban y procesaban la biomasa obtenida de sus asaltos tanto para crear tropas como para generar nuevas combinaciones genéticas adaptadas.

Si esto era así el tiempo era crucial, pues antes de que pudieran modificar sus composiciones genéticas para anular el efecto del Agente C6 era necesario desatar sus efectos en el núcleo de su poder, para lo cual se aprobó la ejecución de la segunda parte del plan.

Para esto se había preparado previamente una fragata Vanir cargada con torpedos de penetración con cápsulas de Agente C6 en su interior, cuyo objeto sería el bombardeo de la gran bionave Tiránida para debilitar sus defensas, tras lo cual se procedería a un ataque masivo con todo lo que los balhausitas podían oponer, concretamente los escasos aparatos restantes de las Alas Rápidas 8, 9, 42 y 44, que habían sufrido severas bajas tratando de obstaculizar con poca fortuna el avance de la Tödringen, así como los ocho cruceros Vesk que habían huido de Lartha tras un breve enfrentamiento inicial.

La fragata partió de inmediato desde la superficie hacia una posición de disparo cercano, descargando sus baterías con furia sobre la gargantuesca bionave antes de retirarse a toda potencia para huir del contraataque Tiránido. Sólo un 30% de los torpedos llegaron a impactar en el objetivo, pues varias rápidas bionaves y contramedidas se interpusieron en sus trayectorias para proteger a la nodriza, la cual no obstante encajó varios de los proyectiles que apenas causaron unas cuantas breves explosiones, derramando así el Agente C6 sobre ella en un área amplia.

En cuanto esto sucedió, el conglomerado de naves balhausitas se aproximó sincronizadamente a una zona cercana, disparando contra la bionave todas sus baterías y comenzando un furioso combate contra el resto de aparatos, que enseguida localizaron y se lanzaron contra los atacantes. Del mismo modo, cuando la batalla se inició, los cruceros Vesk regresaron y se centraron en la nave nodriza, ignorando los ataques que sufrían por parte de los aparatos más pequeños.

El resultado de aquello, como pronosticado, dio resultado en un principio, pues el área donde la nave Tiránida había recibido los impactos de los torpedos cargados con Agente C6 pareció sufrir un daño considerable, aumentado por los repetidos ataques de las naves balhausitas y Vesk en forma de proyectiles y fuerzas de todo tipo.

Sin embargo, pese a la viabilidad de la acción, los daños sobre una bionave de tales dimensiones no resultaban excesivamente cuantiosos, era demasiado grande como para que las armas provocaran desperfectos masivos, de modo que tras unos minutos en los que los atacantes se focalizaron en ello, el resto de las cuantiosas bionaves se encargaron con perfecta coordinación de evitar que los balhausitas continuaran la destructiva labor formando ante la nodriza un muro con sus propios cascos, recibiendo así la mayor parte de los daños y permitiendo que ésta comenzara su rápida labor de regeneración.

Poco más tarde los Tiránidos pasaron al ataque, destruyendo varias naves balhausitas y Vesk y haciendo que las restantes, diezmadas, trataran de huir para salvarse en último término, cosa que si bien los Vesk consiguieron, no todas las naves de Balhaus pudieron hacer, pues de alguna manera muchas de ellas no consiguieron huir de los veloces aparatos enemigos que se adherían a ellos dejándolos a merced de las bionaves más grandes, que dieron buena cuenta de ellas. La acción en estos términos fue así un fracaso.

Leviatán tiránido

Los inútiles impactos sobre el gigantesco leviatán tiránido en la órbita de Lartha

La conclusión del ataque, aparte de las escasas bajas de la Tödringen en la órbita y los daños parciales a su bionave nodriza prinicipal, fue la pérdida de casi la totalidad de las capacidades de la Weltwaffe en el espacio, así como la destrucción de otras cinco poderosas naves Vesk. Aquello inició el debate sobre la necesidad de utilizar dispositivos Ragnarök sobre el titánico aparato Tiránido, si bien las consecuencias de hacerlo en aquellas condiciones, como sucedió en Skringla, serían completamente desastrosas para los soldados en la superficie de Lartha.

Fue entonces cuando, antes siquiera de que se hubiera decidido nada, la poderosa Tödringen hizo su movimiento y forzó los acontecimientos posteriores. No habían pasado más que unas pocas horas desde el ataque balhausita cuando la nave nodriza, inesperadamente, comenzó a descender lentamente atravesando la atmósfera de Lartha mientras la fricción de entrada iniciaba algunos fuegos sobre su superficie, si bien el resto de bionaves no la siguió, sino que se quedaron estáticas en sus posiciones como si supieran que los defensores ya no contaban con efectivos en el espacio como para poder hostigarlas.

Las baterías de tierra comenzaron a disparar con violencia sobre la bionave, pero los efectos eran como pequeños pinchazos sobre su interminable casco, tras lo cual los defensores vieron con horror cómo la descomunal criatura extendía sus larguísimos tentáculos y barría una amplia zona levantando miles de toneladas de tierra y roca, removiendo el suelo mientras gruesos apéndices tubulares descendían lentamente hasta tocar la superficie e incluso profundizar en ella. Era evidente que estaba depositando allí algo terrible y peligroso, quizá alguna criatura que las propias esporas micéticas ni siquiera eran capaces de transportar, o tal vez algún espécimen completamente desarrollado que tuviera un objetivo concreto.

La imposibilidad de acercarse para comprobarlo, pues los numerosos tentáculos se movían espasmódicamente barriendo el terreno con furia en una zona que abarcaba varios kilómetros cuadrados, hizo que se intentaran otras tácticas, como el envío de microdrones y unidades Kunstleben, los cuales comenzaron a tomar imágenes y lecturas de lo que allí estaba sucediendo.

Entre la inmensa polvareda y oleadas de tierra —las cuales también acabaron con varios de los ingenios enviados—, se pudo entrever que, en efecto y como temían, la nodriza depositaba en el suelo a través de los gruesos tubos biológicos algún tipo de criatura que se introducía profundamente en el terreno, en realidad cientos de ellas, además de otros enormes seres del tamaño de los más grandes Jötnar que parecían desplegados en los alrededores, como si quisieran evitar que un ataque afortunado pudiera importunarlos.

La nodriza iniciaba así un veloz proceso de Tiranoformación, estableciendo las bases de sus torres capilares que enseguida comenzaron a absorber y bombear hacia la propia bionave los viscosos fluidos de las numerosas piscinas de digestión establecidas en el terreno, alimentadas por toda la vida y cadáveres arrastrados hasta allí desde los alrededores, incluyendo los de los propios Tiránidos, que eran depositados en ellas por cientos de miles de pequeñas criaturas que los portaban de forma incesante.

Un par de días después aparecieron los primeros tubos fumarola, pues la bionave nodriza había introducido en la corteza grandes cantidades de devoradores de magma, los cuales habían comenzado su labor de excavación y disolución de todas las rocas ígneas y sedimentarias que encontraban a su paso a través del manto, comenzando a verse los primeros efectos en forma de erupciones magmáticas repentinas y expulsión de gases comprimidos que eran lanzados en potentes géiseres hacia la atmósfera.

El fracaso del ataque directo de los Tiránidos y las sólidas defensas establecidas parecían haber forzado a la Mente Enjambre a utilizar una táctica distinta, la cual consistiría en la consumición del propio mundo dejando que los efectos de sus acciones fueran los que acabaran con sus pobladores.

Tras algunas cábalas los balhausitas comprendieron el astuto movimiento y la estrategia Tiránida: el resto de las bionaves no se movían de la órbita no por miedo a poder ser destruidas al entrar en la atmósfera por las defensas orbitales, dejando que sólo la inmensa nodriza se acercara a distancia de tiro de las mismas, sino que estaban allí para evitar que nada pudiera escapar de la devastación. Lartha estaba condenada desde el momento en el que las extrañas criaturas que se enterraban en el suelo y devoraban sus componentes llegaron hasta la zona bajo la corteza externa en la que se concentraban los gases y la ardiente lava que sustentaba las placas tectónicas, elementos que ahora comenzaban a desparramarse por la superficie a través de los propios túneles creados por estos seres.

Era cuestión de días que los efectos encadenados de esta actividad se mostraran, probablemente en forma de desastres masivos en la superficie además de las propias consecuencias sobre la atmósfera, que se volvería irrespirable y tóxica en un breve período exterminando toda la vida que se encontrara en la faz del planeta.

De una u otra manera, la Tödringen había vuelto a vencer.

Sacrificio[]

Ragnarök Lartha

Onda expansiva del Raganarök V7 tras precipitarse sobre la superficie de Lartha

La situación era completamente irreversible, y los balhausitas, vesk, dardevitas y pelagianos destacados en Lartha ya lo sabían. Unos días más y los Tiránidos se dedicarían a recoger sus cadáveres para arrastrarlos hasta las repugnantes piscinas donde acumulaban la biomasa, que más tarde sería transferida a la nodriza para aprovechar hasta el último de sus componentes y ADN, generando nuevas criaturas con capacidades cada vez más destructivas.

Todo el contingente estaba condenado, ni siquiera era posible la evacuación, pues cientos de bionaves aguardaban en la órbita esperando que cualquier transporte tratara de escapar para destruirlo sistemáticamente. Ante aquella situación, el alto mando revisó las posibilidades y toó una decisión terrible que al menos pudiera beneficiar a Balhaus en el futuro.

Los hangares de Lartha contaban con un dispositivo Ragnarök, pero no un Erradicador, sino un artefacto V7, un Aniquilador estratégico total, el cual se determinó usar de inmediato. Se emprendió la preparación, lo cual curiosamente también tuvo efecto en los movimientos Tiránidos, pues momentos después de que se diera luz verde, la bionave nodriza comenzó a elevarse arrancando los tubos que llegaban hasta ella, como si supiera que los balhausitas iban a acabar con el planeta.

Esto dio motivos para pensar en la existencia de espías en la propia cúpula balhausita, lo cual tenía cierta base dadas las rápidas reacciones Tiránidas ante sus acciones, al menos desde el momento en el que se decidió emplear el Agente C6, de modo que tras la aprobación del disparo del Ragnarök, el propio Feldmarschall de Lartha ordenó el inmediato cese de las funciones del alto mando y la custodia vigilada todos sus miembros, alguno de los cuales quizá estuviese de alguna manera desconocida bajo control enemigo, pues así se evitaría que pudieran interferir en el transcurso de la operación.

Se lanzaron docenas de sondas Reisender con destino a Helheim y otros planetas de la Esfera Interior conteniendo gran cantidad de datos, muestras, lecturas y declaraciones sobre el enfrentamiento, así como un detallado historial de los sucesos acontecidos durante el mismo. Antes de su enclaustramiento, el propio Feldmarschall se dirigió a las tropas explicando la situación y la decisión tomada por un bien mayor, lo cual fue aceptado con silenciosa pesadumbre, aunque también con estoico valor por todo el contingente, dándoles tiempo asimismo para la grabación de mensajes para sus familiares, los cuales fueron también registrados en los bancos de memoria de las sondas lanzadas posteriormente, las cuales por su escaso tamaño y velocidad no pudieron ser interceptadas –en su mayor parte– por las bionaves en órbita.

El lanzamiento desde tierra del dispositivo Ragnarök V7 sorprendió a la gigantesca pero lenta bionave Tiránida prácticamente fuera de la atmósfera, pero el impacto se produjo desatando la inmensa oleada de energía. La explosión produjo una devastadora pantalla de destrucción que se proyectó sobre la superficie vaporizando al instante todo lo que se encontraba en un radio de miles de kilómetros cuadrados, atravesando y levantando el subsuelo por sus miles de teratones de potencia, desgajando una gran proporción del manto del planeta y extendiéndose como una ola por toda la faz de Lartha a una inmensa velocidad. La atmósfera se consumió por la súbita macro–explosión, la vida desapareció hasta a nivel microscópico y billones de toneladas de materia salieron despedidos hacia el espacio, mientras la forma de aquel mundo pasaba a ser una cuasi–esfera deforme que comenzó a sufrir el desequilibrio gravitacional masivo por la pérdida súbita de sus propiedades físicas elementales.

En cuanto a la bionave nodriza de la Tödringen, sufrió el devastador efecto con la destrucción instantánea de casi doscientos kilómetros de su inmensa estructura, si bien el resto salió despedido y sin control como un pecio a la deriva con daños masivos. Se especuló posteriormente que el hecho de que no fuera desintegrada en su totalidad se debió a algún tipo de escudo de alta potencia, tal vez algún tipo de escudo Disforme generado por el gran poder psíquico de la propia especie, con el cual se sabe que cuentan algunos Tiránidos, si bien a gran escala y probablemente generado no por una criatura, sino por una legión de ellas. La explosión del V7 y su onda expansiva alcanzó asimismo a muchas de las otras bionaves –se estima que un 79% de ellas–, las cuales desaparecieron en el inmenso haz de luz consumidas por la descarga de energía, alejándose las supervivientes tras la bionave nodriza, la cual se detuvo millones de kilómetros más allá recuperando el control, adhiriéndose a ella de inmediato y comenzando la reparación sinérgica de su maltrecha estructura.

Conclusiones[]

La destrucción completa del Sistema Anillar Nibelung y la fuerza combinada balhausita supuso un duro golpe para el Weisering y toda la civilización en general, pues además de las cuantiosas pérdidas el Sur del territorio quedaba completamente desprotegido, mientras que la Tödrigen no había sido aniquilada, y sin duda no tardaría en regresar a sus actividades destructoras en un breve período de tiempo.

Entre tanto, el contingente acantonado en Hoenir y sus cercanías tuvo que ser reorganizado drásticamente para poder proporcionar cobertura a las colonias del Sur que se encontraban inmediatamente después del malogrado Sistema Anillar Nibelung. Las naves recogieron gran cantidad de tropas y partieron hacia nuevos destinos, descomponiendo la formidable que se había acumulado ingenuamente esperando un ataque masivo.

Con aquel escenario, era evidente que la catástrofe que se avecinaba sería de proporciones nunca antes vistas, pues la capacidad de reacción balhausita estaba claramente mermada, sus fuerzas dispersas y no se sabía el rumbo que tomarían los acontecimientos ante la astuta estrategia que había seguido la temible Flota Enjambre Tödringen.

Cronología[]

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